XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014
PROCESOS DE DUELO: UNA APROXIMACIÓN A LA INTERVENCIÓN DE LOS Y LAS TRABAJADORES/AS SOCIALES EN EL ÁREA DE CUIDADOS PALIATIVOS PARA ADULTOS.
Eje temático: Nuevos campos de intervención: demandas a la formación. Velazquez, Jacqueline Elísabeth1
Resumen La ponencia tiene como objetivo analizar las características de intervención de los y las trabajadores/as sociales en procesos de duelo, dentro del área de Cuidados Paliativos para adultos; entendiendo a la disciplina como fundamental en los equipos interdisciplinarios de dicha área. A fin de conocer tales características, en el presente documento se describen teóricamente y analizan los siguientes conceptos: Cuidados Paliativos; objetivos de los mismos; diferentes estrategias de intervención de los y las trabajadores/as sociales dentro del área de Cuidados Paliativos; procesos de duelo y dimensiones teórico-metodológica, técnico-instrumental y ético-política del Trabajo Social, entre otras. Finalmente se enuncian algunas reflexiones finales con las que se intenta dar respuesta a los interrogantes planteados en un principio.
Palabras claves Trabajo Social, Cuidados Paliativos2, procesos de duelo, intervención profesional, salud.
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Licenciada en Trabajo Social. Universidad Nacional de Luján. Contacto: Velazquez_ja@hotmail.com
(011) 15-6475-0213 2
En adelante CP.
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Introducción La presente ponencia tiene como objetivo analizar las características de intervención de los y las trabajadores/as sociales en procesos de duelo, dentro del área de CP para adultos. Dicho objetivo es considerado un desafío ya que representa un campo que hasta la actualidad no se ha explorado demasiado en la Argentina, por lo cual existe una real escasez de material teórico que lo desarrolle y fundamente; el existente en el país fue escrito por profesionales de la salud y no por trabajadores sociales. En países de América Latina y de Europa el área temática se encuentra ampliamente desarrollada, dándole a la intervención de los y las trabajadores/as sociales un lugar fundamental dentro de los equipos de CP. Esta ponencia se desprende del trabajo de investigación realizado durante el año 2013 en el área de CP para adultos del Hospital “Dr. Cosme Argerich”, para optar por el título de Licenciada en Trabajo Social de la Universidad Nacional de Luján. En ese momento la investigación se caracterizó por ser descriptiva y exploratoria, con una metodología cualitativa. El presente documento intenta además dar cuenta de los CP entendiéndolos como categoría de análisis, de esa manera se abordan los aspectos y objetivos fundamentales de los mismos. Este aspecto dialoga de forma directa y permanente con las dimensiones teórico-metodológica, técnico-instrumental y ético-política de la intervención profesional del Trabajo Social, en el marco de los CP. Desde esta perspectiva y luego de haber realizado un análisis crítico de los principales estudios teóricos producidos, metodologías, investigaciones, nociones, legislación, instituciones y perspectivas acerca de Trabajo Social y CP, se cree que es realmente preciso, necesario y pertinente conocer las características de intervención de los y las trabajadores/as sociales en procesos de duelo dentro de un equipo de CP para adultos y precisar la lógica de intervención, objetivos, incumbencias, actividades y funciones. Asimismo resulta de gran importancia poder responder a interrogantes tales como: ¿De qué manera intervienen los y las trabajadores/as sociales en el tratamiento integral de las personas que padecen una enfermedad que amenaza y/o limita sus vidas?; ¿Cómo abordan los aspectos sociales que hacen al proceso saludenfermedad-atención-muerte-duelo?; ¿De qué manera garantizan el pleno ejercicio de derechos de la unidad de atención?; ¿De qué manera acompañan a las familias en el proceso de duelo?; ¿Qué importancia tiene la capacitación en el área, para los profesionales que intervienen en ella?; ¿Es posible realizar cambios positivos y/o una intervención transformadora en este campo?.
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1. Los CP como categoría de análisis Los CP son entendidos como una respuesta profesional, activa e integral dirigida a mejorar la calidad de vida de las personas que padecen una enfermedad amenazante y/o limitante para sus vidas, así como también para sus familias (MacDonald, 1991). Desde un enfoque holístico, estos cuidados son llevados a cabo por un equipo interdisciplinario en el cual la intervención de los y las trabajadores/as sociales representa una parte fundamental. Si bien los enfermos oncológicos en fase terminal han constituido la razón de ser de los CP; el área asistencial de éstos incluye sujetos con enfermedades neurológicas evolutivas o degenerativas, progresivas, renales crónicas, metabólicas, respiratorias, hepáticas, cardiopatías, infecciosas, genéticas, etc., potencialmente letales a corto o mediano plazo, irreversibles y/o que no responden a tratamientos disponibles en la actualidad con finalidad curativa. El objetivo que persiguen los CP es controlar los síntomas, atender y aliviar el dolor por el que transitan el enfermo y su familia/entorno, los cuales son considerados como unidad de atención o tratamiento. El entorno y/o familia del sujeto enfermo son entendidos como aquellos que proporcionan confort físico, psicológico, espiritual y social al sujeto, sin tener en cuenta las relaciones genéticas que pudieran existir entre estos. Los CP afirman la vida y conciben a la muerte como un proceso normal cuando los tratamientos específicos ya no dan respuesta positiva, por ello no pretenden acortar ni alargar innecesariamente la vida sino brindar a la persona enferma un sistema integral de acompañamiento, dentro de un marco de alivio y contención, para que esta viva del modo más activo posible hasta el momento de su muerte, respetando los parámetros establecidos en conjunto previamente. Existen diferentes modalidades de tratamiento en el ámbito de los CP que se aplicarán dependiendo las condiciones y características de cada sujeto, las mismas son:
Tratamiento ambulatorio: este tipo se aplica cuando el sujeto que padece la enfermedad puede movilizarse hasta el hospital por sus propios medios y/o con ayuda de su grupo de contención.
Tratamiento en internación: este tipo de tratamiento se aplica in situ, es decir en el lugar de internación, ya que el sujeto enfermo no presenta las condiciones físicas y/o psicosociales adecuadas para regresar a su hogar. En esta tipología existen sujetos con infecciones, insuficiencia respiratoria, o algún otro tipo de problema físico que no le permite movilizarse, requiriendo un cuidado especial.
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Tratamiento domiciliario: en esta modalidad comúnmente se dan dos causas, por un lado el sujeto enfermo no se puede movilizar por sus propios medios, ya que su estado físico no se lo permite. Y por otro, resulta que su deseo y el de su familia es permanecer en su hogar hasta el momento de su muerte. Por lo general esta modalidad se elige cuando el paciente se encuentra en un estado preagónico o agónico; en estos casos el equipo toma las medidas necesarias para dirigirse al hogar del sujeto para realizar el tratamiento adecuado.
Tratamiento post muerte/duelo: Trabajo de duelo y acompañamiento a los familiares y entorno significativo de pacientes que han fallecido.
Los CP deben ser aplicados de forma integral junto al tratamiento curativofarmacológico, atendiendo aspectos físicos y psicosociales desde una misma lógica: garantizar calidad de vida, controlar síntomas y aliviar el dolor de las personas enfermas respetando los derechos y elecciones de las mismas. En este sentido se interviene desde el momento del diagnóstico de la enfermedad, (lo cual no significa porque “ya no hay nada para hacer” para la estrategia curativa), durante el proceso de la enfermedad, en la etapa de fin de vida y post muerte, en donde se realiza seguimiento en duelo con los familiares. Durante el inicio de la enfermedad, conviven la estrategia curativa y la estrategia paliativa, la primera se centra en la patología y busca curar la enfermedad, mientras la segunda busca mejorar la calidad de vida y tratamiento del sujeto y su familia; en ese momento se efectúan los CP Tempranos. Con el correr del tiempo y el avance de la enfermedad, cuando ya no hay posibilidades de curación, lo cual no significa que la persona vaya a morir en poco tiempo, la estrategia paliativa va tomando mayor protagonismo. Durante esta etapa el trabajo se centra en el control de síntomas, el manejo de información, la comunicación y la autonomía del sujeto. El sujeto se encuentra en fin de vida cuando los síntomas y dolores son difíciles de controlar y la enfermedad está muy avanzada. En este momento el equipo intentará abordar con la persona y su familia temas relacionados a la proximidad de la muerte, realizando comunicaciones de forma progresiva y soportable y siempre respetando las decisiones de éstos.
2. Importancia del equipo interdisciplinario en CP Para poder garantizar confort y calidad de vida a la unidad de atención, resulta indispensable que los CP sean planificados e implementados por un equipo de trabajo integrado por profesionales formados en diferentes disciplinas. Dichos profesionales deberán intervenir desde una mirada holística e integral de cada situación, asistiendo
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las múltiples necesidades del sujeto enfermo y su familia, brindándoles herramientas para que puedan sobrellevar el transcurso de la enfermedad así como el proceso de duelo. En este sentido, el trabajo en quipo implica acciones coordinadas y participativas que no invadan los límites de las demás profesiones, implica además la búsqueda de acuerdos y consensos. El equipo de CP debe estar integrado mínimamente por profesionales en Medicina, Enfermería, Psicología, Farmacéutica y Trabajo Social. Resulta importante que el equipo garantice confort y calidad de vida al sujeto enfermo y su familia en las cuatro modalidades de acción de los CP: ambulatoria, internación, domiciliaria y post-muerte. Asimismo estos equipos deben generar espacios integradores en los que su accionar terapéutico instale un cambio en el paradigma de atención médica actual; en el cual se observe una apertura al encuentro con otras terapias complementarias para el tratamiento del sujeto enfermo, que traduzca nuevos conceptos de la vida cotidiana al accionar médico. Para Natalio Kisnerman un equipo es “una entidad organizada y orientada hacia el logro de una tarea común, constituida por un número reducido de personas que adoptan papeles y funciones, de acuerdo con la disponibilidad de recursos y habilidades para conducir el proceso psico-social del grupo dentro de un ambiente de respeto y confianza” (1981:81).3 El mismo autor sostiene que el trabajo en equipo constituye una forma de abordar problemas que requieren de una dinámica especial, caracterizada por la acción combinada de varias personas poseedoras de conocimientos particulares que se articulan en un proceso de trabajo tendiente a la ejecución de tareas para alcanzar una meta u objetivo. Un profesional aislado prestará servicios a individuos también aislados y su acción no producirá ningún cambio; trabajará sobre efectos y no sobre causas, sin trascender el mero asistencialismo. Siguiendo este enfoque Susana Cazzaniga (2001) sostiene que la interdisciplinariedad es una estrategia necesaria de intervención y de resistencia, que trasciende las parcialidades impuestas por la impronta positivista. Dirá que no es desde la soledad profesional que se pueden dar respuestas a la multiplicidad de demandas que se presentan en diferentes instituciones, ya que este tipo de intervención obstruye la posibilidad de intervenciones coherentes, creativas y contenedoras de la utopía. El trabajo en un equipo interdisciplinario requiere de profesionales que puedan desarrollar una actitud de apertura y permeabilidad en relación con las otras 3
Kisnerman, N. (1981). Salud pública y trabajo social. Buenos Aires: Hvmanitas.
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disciplinas. En este sentido exige el abandono de banalidades profesionales, enfoques rígidos de su quehacer particular y el desarrollo de una capacidad de escucha y diálogo que les permita tomar en cuenta los aportes que las demás disciplinas le puedan brindar; sin por eso perder su singularidad, aportando de esta manera desde una relación horizontal, interacción y reciprocidad simétrica. El equipo de CP que trabaje interdisciplinariamente podrá intervenir socialmente de una manera más completa, con una idea de salud integral, en la que se tome como unidad de atención al sujeto enfermo y a su grupo vincular, teniendo en cuenta dimensiones económicas, sociales y emocionales de los mismos. 3. Una mirada a la intervención profesional del Trabajo Social en el marco de los CP El contexto particular en el que intervienen los y las trabajadores/as sociales es producto de una realidad caótica y conflictiva, en palabras de Graciela Tonon “un contexto turbulento, inestable, inseguro y sin claridad en la definición de políticas públicas (…)” (2003:6)4, es decir, una realidad vista como “totalidad compleja”5. Entendiendo a dicho contexto como lo social, es allí donde se desarrollan múltiples interacciones entre sujetos individuales que conforman una sociedad particular, en donde el todo supera la suma de individualidades. De esta forma la intervención en lo social se presenta como un instrumento de transformación, integración y facilitación del diálogo entre diferentes lógicas que surgen de distinta forma comprensiva y explicativa. De este modo, Bibiana Travi plantea que “la intervención profesional debe estar orientada a transformar las situaciones problemáticas objeto de su intervención, y que para lograrlo es imprescindible el conocimiento de aquello que se pretende transformar, es decir que es inseparable la relación conocer/comprender/intervenir/transformar” (2004:2).6 El Trabajo Social se construye y reconstruye, se piensa y repiensa en su práctica cotidiana, sin embargo es a través de su continua reflexión, de su metodología, de su saber hacer y de su dimensión ético-político que se define y se materializa como una profesión científica. En este sentido, se entiende que los conceptos propuestos por la autora Marilda Iamamoto (1997) resultan constitutivos de la intervención profesional, la misma sostiene que el Trabajador Social contempla tres dimensiones indisolubles 4
Tonon, G. (2003). Calidad de vida y desgaste profesional: una mirada del síndrome del burn-out. Buenos Aires: Espacio. 5 Kosík, K. (1996). Dialéctica de lo concreto. México D.F.: Grijalbo. 6 Travi, B. (2004). El papel de la teoría en el proceso de elaboración de diagnósticos sociales y la construcción de legitimidad de la intervención profesional. Ponencia presentada en el Seminario “Intervención Profesional: legitimidades en debate”. Paraná: Universidad Nacional de Entre Ríos.
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entre si y las cuales conforman una totalidad que guían el ejercicio profesional, las mismas son: una dimensión teórico-metodológica, una técnico-instrumental y una ético-política. Ante una realidad cambiante, dinámica y contradictoria los y las trabajadores/as sociales deben asumir competencias necesarias para abordarla de una manera crítica; en este sentido y al decir de Fernández Soto (2009), no es posible que la práctica profesional quede reducida a un intervencionismo rutinario. Desde esta perspectiva, se entiende que todo profesional debe construir y sostener su práctica a través de un método, un conjunto de técnicas e instrumentos y un posicionamiento ético-político que lo ayuden a construir y leer: concepciones del mundo, del hombre, de la realidad y de su propio saber hacer profesional. En el área de CP es importante que el profesional en Trabajo Social tenga el conocimiento necesario del área, del sujeto y su familia y de lo real dinámico y contradictorio, como condición de intervención y como herramienta de trabajo. Es por ello que la intervención que se realice deberá ser transformadora, llevada a cabo por un sujeto crítico con una sólida formación teórica y metodológica orientada al cumplimiento de derechos y a la emancipación del sujeto y su familia. Intervención transformadora entendida en términos de Kisnerman la cual “permite que los hombres modifiquen las condiciones en las que se producen, se distribuyen y se desarrollan los problemas sociales, a la par que se transforman como personas al modificar sus conocimientos y conductas al situarse críticamente en el mundo (1984:13)7. Es realmente necesario que los/las trabajadores/as sociales tengan una mirada hacia la unidad de atención como sujetos de derechos y una actitud crítica que les permita transformar la realidad, en pos de la obtención de mayor calidad de vida. En donde el pronóstico de vida del sujeto no influya de manera negativa en la intervención, justificando su abordaje en el estado terminal del sujeto. En este sentido la intervención puede resultar ser crítica, creativa y transformadora de la realidad con fines emancipatorios, o con fines de conservación del orden, focalizada, improvisada y con intereses propios, la cual estaría siendo funcional al decir de Fernández Soto (2009), al proceso de desciudadanización que sufre actualmente la mayor parte de la sociedad. En este sentido se podrá promover autonomías o cancelarlas, asimismo generar ciudadanía o victimización en el sujeto por la enfermedad que vivencia.
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Kisnerman, N. (1984). El método: intervención transformadora. Buenos Aires: Hvmanitas.
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En la Argentina el sistema de atención a la salud oficial se fundamenta en el sistema biomédico8, el mismo sienta sus bases en la patología orgánica individual, en forma unicausal y en terapias que actúan por la contra -antivirus, antibiótico, antidepresivo-. Asimismo la biomedicina constituye un modelo de sujeto centrado en el análisis del cuerpo biológico, sin tener en cuenta la experiencia de los individuos en su vida cotidiana y por ende la influencia en la enfermedad y la salud de factores ambientales y sociales más complejos. “El resultado es una forma de anti-holismo que equipara a una persona con su patología, más que con su totalidad de persona viviente” (2008: 36)9. Los estándares previamente desarrollados, dejan reflejada la importancia de la inclusión de los y las trabajadores/as sociales dentro de los equipos interdisciplinarios de CP. Asimismo se sabe que una enfermedad en estado avanzado da lugar a nuevas situaciones que generan una serie de necesidades y como consecuencia un conjunto de demandas a las cuales el/la trabajador/a social deberá dar respuestas. Dichas demandas estarán relacionadas a necesidades de carácter emocional, físico, social, espiritual, psicológico, económico, etc.; teniendo en cuenta esto es que el profesional deberá desarrollar una intervención de carácter integral, argumentada en un enfoque holístico que de respuesta al conjunto de necesidades de los sujetos y sus familias. Es importante que el sujeto enfermo sea considerado en su contexto social y cultural, ya que forma parte de un entramado social que le brinda recursos para redefinir su calidad de vida. Es allí, en ese aspecto en donde el profesional debe desplegar todo su bagaje tórico-metodológico e intervenir de manera transformadora, es decir de manera tal que se garantice el confort y la calidad de vida del sujeto, previniendo el aislamiento social que provoca el proceso de enfermedad. Teniendo en cuenta lo que antecede, los objetivos que se plantean los y las trabajadores/as sociales dentro de un equipo de CP estarán orientados a la búsqueda de mejoría en el bienestar y en la calidad de vida del sujeto y su familia. En este sentido formulará principalmente objetivos concretos y a corto plazo, teniendo en cuenta la brevedad del tiempo que muchas veces dispone para trabajar, el cual resulta ser un condicionante para las acciones que se proponga realizar. La intervención de los y las trabajadores/as sociales en el área de CP se caracteriza además, por detectar situaciones de riesgo, es decir, por identificar las necesidades latentes de la unidad de atención y de esa forma prevenir el daño. Asimismo el 8
Medicina alopática occidental, la cual cuenta con una formación académica sistemáticamente estructurada, enmarcada en un paradigma de racionalidad científica. (OMS, 2002). 9 Krmpotic, C. (2008). Cuidados, terapias y creencias en la atención de la salud. Buenos Aires: Espacio.
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profesional en Trabajo Social facilita la resolución de problemas socio-emocionales del sujeto y su familia, evitando crear dependencias y modos de actuación paternalistas. Este tipo de intervenciones se alcanzan respetando las decisiones del sujeto y su familia, la autonomía de estos para decidir qué recurso de los existentes se adecua más a sus necesidades ya que puede suceder que aquello que para el/la trabajador/a social resulta lo prioritario para ellos no lo sea. Cada familia tiene su esquema de valores, historia y forma de vida y el profesional debe respetarlos; es por ello que resulta importante hacerlos partícipes activos de la intervención. Es necesario que los profesionales que intervengan el área le brinden al sujeto enfermo y su familia un cuidado que incluya los aspectos sociales, espirituales, físicos y emocionales. Las estrategias de intervención de los y las trabajadores/as sociales en el área de CP son tres: la asistencia, la prevención y la promoción.
4. Una aproximación conceptual al proceso de duelo Los y las trabajadores/as sociales a lo largo de su vida profesional se relacionan regularmente con sujetos que atraviesan pérdidas y duelos; pérdidas económicas, habitacionales, de libertad, de salud y/o de algún ser querido. De acuerdo a lo dicho anteriormente, aunque morir es siempre un proceso individual es también un acontecimiento que afecta a aquellos que se relacionan con la persona que ha muerto; la muerte adquiere por ende, una dimensión social. En este sentido, la pérdida de un ser querido es un acontecimiento muy estresante y por el cual casi todas las personas deberán atravesar a lo largo de sus vidas. El concepto de duelo proviene del latín dolus que significa dolor, es el proceso de adaptación que permite restablecer el equilibrio personal y familiar roto con la muerte del ser querido, pérdida de un objeto o un evento significativo, aunque suele ser más intenso con la pérdida de una persona querida ya que cuando se pierde a alguien muy importante y, pese a ser algo natural, supone un gran dolor, desestructuración o desorganización. De esta forma, no es un sentimiento único, sino que se da una compleja sucesión de sentimientos y síntomas físicos y psicológicos que precisan de un cierto tiempo para ser superados, este tiempo es variable ya que cada persona tiene su propio ritmo y necesita de un tiempo distinto para la adaptación a una nueva situación. Si bien es cierto que ciertas disciplinas como la Psicología o la Psiquiatría tienen una mayor vinculación con la dimensión emocional de la persona, otras profesiones, como el Trabajo Social, también trabajan los aspectos psicosociales de las personas y las familias. Desde esta perspectiva se entiende que el duelo es un concepto transversal y
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como tal, todo profesional que intervenga en él debe tener una formación especifica en el área. Formación que se dará en una etapa posterior a la carrera de grado, ya que en la mayoría de los planes de estudio de universidades de nuestro país, no se estudia a los procesos de duelo como una materia específica de la carrera. Durante el transcurso de una enfermedad grave tanto el sujeto que la padece como su familia atraviesan por una serie de pérdidas: pérdida del rol social, pérdida del rol familiar, pérdida de la salud, pérdidas en el cuerpo (cambio de la imagen corporal), pérdida de la cotidianeidad, pérdida del estilo de vida, pérdida de amistades, pérdida de privacidad, pérdida del control sobre su cuerpo, etc. (Varela, 2010). Resulta realmente importante que el equipo de CP pueda anticiparse al impacto emocional que estas pérdidas puedan generar en el sujeto y su familia a fin de intervenir preparándolos para éstas. El trabajador social debe poder favorecer todos los elementos necesarios para el correcto progreso del proceso de duelo, con sus intervenciones específicas “ayudará en la comprensión de la normalidad de las etapas por las que transcurre el duelo, y actuará como un elemento catalizador de posibles trastornos o dificultades a fin de ayudar a las personas implicadas a reconocer la necesidad de recibir un tipo de atención especializada” (2000:43).10 En este sentido, el objetivo principal de la intervención del trabajador social en procesos de duelo será facilitar el proceso adaptativo a la nueva situación, es decir un duelo normal y prevenir un duelo complicado o patológico realizando acciones desde antes del fallecimiento del sujeto enfermo. Una vez que el sujeto con el cual se estaba trabajando muere, el trabajador social deberá promover en el equipo de CP un trabajo de evaluación y reflexión acerca de las intervenciones realizadas, lo cual facilitará la elaboración del propio duelo y el aprendizaje de la experiencia que permitirá ayudar a otras familias en el futuro. El acto impacto emocional que produce el diagnóstico de la enfermedad y la no elaboración de un duelo normal, puede producir una claudicación familiar. La misma es definida como “la manifestación implícita o explicita de la pérdida de la capacidad de la familia para ofrecer una respuesta adecuada a las demandas y necesidades del paciente a causa de agotamiento o sobrecarga” (2010:7).11 En este sentido se trata de una pérdida de la capacidad cuidadora por parte de la familia del sujeto enfermo como consecuencia del desgaste y/o agotamiento en el cuidado. Esta pérdida puede ser por un tiempo corto o definitivo, provocando el abandono del sujeto enfermo; este 10
Novellas Aguirre de Cárcer, (2000). Trabajo Social en Cuidados Paliativos. Madrid: Aran. Varela, C. (2010). Rol del trabajador social en un equipo de Cuidados Paliativos Pediátricos. Buenos Aires: Hospital General de Agudos “Dr. Cosme Argerich”. 11
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abandono se refleja en la dificultad de mantener una comunicación positiva con el paciente, entre los miembros y el equipo de cuidados. Resulta importante mencionar que la claudicación también puede afectar a los profesionales, relacionándose este concepto con el desgaste profesional o el Síndrome de Burn-out; provocando esto respuestas inadecuadas e impertinentes por parte de los profesionales a las necesidades de la unidad de atención. 5. Conclusiones A partir de las preguntas generadoras postuladas en un principio, se desarrollan a continuación conclusiones preliminares, las cuales pueden servir como disparador de nuevos debates e interrogantes. El objetivo principal de la intervención de los y las trabajadores/as sociales en CP es alcanzar el mayor confort, bienestar y calidad de vida del sujeto enfermo y su familia, atendiendo las necesidades socio-familiares desencadenadas o agravadas por la situación de enfermedad grave o terminal. Los profesionales que intervienen en Cuidados Paliativos, deben hacerlo desde una lógica de derechos humanos y desde un enfoque holístico, es decir, teniendo en cuenta los diferentes aspectos que hacen al proceso salud-enfermedad-atenciónmuerte-duelo. La inclusión de los/las trabajadores/as sociales dentro de los equipos interdisciplinarios de CP es sumamente importante ya que el mismo podrá intervenir desde una mirada integral, incorporando aspectos sociales al diagnóstico de la unidad de atención. Asimismo se sabe que una enfermedad en estado avanzado da lugar a nuevas situaciones que generan una serie de necesidades y como consecuencia un conjunto de demandas a las cuales el/la trabajador/a social deberá dar respuestas. Uno de los principio de los CP es el respeto de las decisiones del sujeto y su familia, desde esa óptica se concibe “al otro” como un sujeto integral, activo, con el cual se trabaja en conjunto, respetando su autonomía y despojándose de esta manera de la concepción tradicional de paciente. El objetivo principal de la intervención del trabajador social en procesos de duelo será facilitar el proceso adaptativo a la nueva situación, es decir un duelo normal y prevenir un duelo complicado o patológico realizando acciones desde antes del fallecimiento del sujeto enfermo. Desde esta óptica, se considera que dentro del área de los CP los y las trabajadores/as sociales pueden realizar una intervención transformadora, en la cual se logren cambios positivos para la unidad de atención.
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El trabajo interdisciplinario en CP es fundamental. Resulta importante y necesario que los profesionales que vayan a intervenir en dicha área, se capaciten permanentemente.
6. Recomendaciones Los Colegios de Trabajadores Sociales podrían propiciar la capacitación de los profesionales en la temática. Sería pertinente que se tomen las experiencias de los profesionales que ya se encuentran insertos en el área a fin de sistematizarlas y socializarlas como material de estudio y conocimiento, ya que si bien representa un campo en el cual los y las trabajadores/as sociales ejercen a diario, no se encuentra demasiado explorado. La constante actualización en saberes se convertiría en un medio para descubrir, delimitar y proponer acciones para mejorar la calidad de vida de los sujetos que padecen una enfermedad que limita y/o amenaza sus vidas.
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