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Un atrevimiento

Sin duda, la técnica de dar un paso o tocar a pitón contrario también está relacionada con esos campos de visión del toro. Cuando torea a corta distancia, el torero, para correr menor riesgo, trata de colocarse entre los dos pitones y sacar el engaño con un movimiento -toque- hacia el ojo contrario. De esta manera se queda en la zona del punto ciego del toro y éste solo ve una amenaza -depredador- por ese ojo, por lo que arranca con su mano contraria y se abre a los vuelos del engaño. Debo aclarar que me parece difícil que el torero se oculte totalmente en el punto ciego mencionado debido a que el área frontal de ceguera es pequeña y triangular.

Por el contrario, si el torero se coloca por el lado del ojo de adentro, el más cercano a su cuerpo -los toreros le llaman a eso “quedarse atravesado- y, peor aún, si da un paso hacia ese mismo lado, será el engaño el que quedará en el punto ciego del toro e inevitablemente esté se arrancará con la mano de adentro y embestirá al torero, que es la única parte del depredador que alcanza a ver.

A mi juicio, la opinión anterior no contradice mi teoría, pues cuando se cita al toro muy de cerca y se le toca hacia el pitón contrario, éste ataca hacia ese lado porque intuye que es un depredador que lo está atacando por ese lado, que es por el que se le lleva toreado visualmente.

Creo que el patrón que sigue la embestida de los toros en el sentido de abrirse hacia el lado de su pitón contrario -si fue correctamente citado- va mucho más allá del tipo de visión del animal, lo cual se comprueba cuando el torero cita a larga distancia, cuando el toro le ve con ambos ojos -en tercera dimensión- y da algunos pasos o “pega una carrerita” hacia el pitón contrario. En este caso veremos el mismo comportamiento del toro, pues arrancará y/o se apoyará en su mano contraria y embestirá a los vuelos del engaño, dado que el torero le está mandando la señal de que el depredador corre hacia ese lado.

Una prueba más de que la forma de visión del toro no contradice la teoría del depredador es que cuando se le cita a gran

distancia para ejecutar el pase del péndulo o un cambiado por la espalda se puede observar que el astado sigue la trayectoria de la muleta -depredador- e incluso cambia de mano al aproximarse al embroque sin que previamente se le haya tocado hacia el pitón de afuera y sin que se le lleve toreado, es decir, sin que se le mantenga la parte de afuera de la muleta en el ojo contrario. Para destacar el patrón que siguen las manos del toro hay que decir que éste cambiará de apoyo cuantas veces el torero mueva la muleta o el capote simulando un péndulo, lo que demuestra que está cazando a lo que intuye que es un depredador (videos “Roca Rey 1” y “Roca Rey 2”)*.

En estos dos videos referidos el matador peruano Andrés Roca Rey cita a larga distancia, desde donde el toro ve con ambos ojos, y mueve en repetidas ocasiones el capote a uno y otro lado de su cuerpo mientras espera al animal que se le acerca para dar una saltillera. Lo significativo del caso es que el toro también cambia automáticamente la mano de apoyo a cada oscilación del engaño, tratando de cazarlo o salirle adelante. Es como si el torero estuviera dictándole al animal cada cambio de tranco en su galope -izquierda, derecha, izquierda, derecha- hasta que consuma la suerte.

Un último apunte sobre la visión del toro es que en la zona binocular puede ser que el animal aprecie con doble imagen cualquier objeto, por lo tanto, no ve con nitidez. Es por eso por lo que el toro puede llegar al grado de confundir el movimiento de su propia sombra con un depredador y atacarla, sobre todo cuando la luz es artificial. Esto hace más difícil el toreo en los festejos nocturnos.

Creo que si se llevaran a cabo estudios más profundos sobre los diferentes comportamientos del toro bravo en el ruedo, los especialistas encontrarían, con razones más científicas que las que expongo, que estos siempre se pueden relacionar con algún episodio de su lucha con uno o varios depredadores o congéneres.

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