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Jim Verner

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Rafael Cortés

Rafael Cortés

JI M VERNER (Aficionado práctico norteamericano, vicepresidente de la North American Taurine Clubs y bibliófilo taurino)

“Es imposible para un hombre aprender algo que él cree que ya sabe.”

Epicteto, filósofo estoico, c. 50 - c. 125

En la fiesta de los toros, las opiniones abundan. Hasta se podría decir que para muchos aficionados éstas mandan o se convierten en cánones y dogmas, lo que no solo perjudica la Fiesta Brava sino que también da lugar a ideas equivocadas que ciegan a muchos para conocer las hermosas verdades de la ciencia y el arte de la tauromaquia.

Si bien podemos decir que todos tienen derecho a emitir sus opiniones, también es preciso aclarar que hay algunas muy válidas que aumentan nuestros conocimientos y entendimiento del misterioso Arte de Cúchares, mientras otras, en vez de alumbrarlos, engañan a los aficionados con tópicos que no tienen nada que ver con las realidades de los toros y de los toreros.

Para mí, el mejor libro para poder entender a los toros y al toreo siempre ha sido La Tauromaquia o Arte de Torear, de

Pepe-Hillo, edición original de 1796. Muchos no entienden el hondo significado y valor de este libro, quizás por su castellano antiguo o porque la Fiesta Brava ha cambiado mucho en los últimos dos siglos.

Pero Josef Delgado supo describir a los toros y las suertes mejor que muchos de los supuestos eruditos que le siguieron. Claro que hoy los toros han evolucionado por la selección de los ganaderos y son más bravos. Vemos menos mansos que en ese entonces, pero siguen saliendo toros de todos los tipos que se describen en este libro. También hoy tenemos más variedad de suertes -aunque otras casi se han perdido-, pero las técnicas para hacerlas siguen las mismas pautas.

Cuando leí el libro de Francisco Miguel Aguirre Farías “Pancho Miguel”, me quedé boquiabierto porque va más allá que La Tauromaquia de Pepe-Hillo, explicando en una forma sencilla y clara tantas verdades del toreo que no entienden muchísimos aficionados.

Si La Tauromaquia de Pepe-Hillo sigue siendo el cimiento de la explicación del toreo, don Pancho Miguel ha escrito, en forma moderna, la continuación de esa obra básica, dando elucidaciones más claras sobre porqué los toros embisten como embisten y cómo las técnicas permiten a los toreros controlarlos. Su explicación de los motivos por los que atienden y reaccionan a la colocación del torero y anticipan los movimientos de los engaños es admirablemente sencilla, mientras muchos escritores se empeñan en complicarla, quizás para dar la impresión de que son expertos en la materia. Pero en realidad así demuestran que no entienden a los toros.

En mi larga experiencia como aficionado tuve muchas oportunidades de observar toros en la plaza y en el campo. Comencé toreando moruchos y criollos en los jaripeos de México para seguir como aficionado practico con reses de casta en México, España, Francia, Colombia, Ecuador, Perú y

Puerto Rico, así como en Texas y California, en los Estados Unidos.

También tuve una ganadería brava en Ecuador, Pasochoa, pequeña, con apenas cuarenta vacas, pero que fue una de las fundadoras de la Asociación de Ganaderos de Lidia de aquel país. Gracias a todas estas experiencias pude apreciar cómo embestía toda clase de ganado, tanto manso como bravo, tanto el que llamamos “alimaña” como el noble, y cómo los becerros y becerras embestían, exactamente como lo explica Pancho Miguel.

Siempre les he dicho a las personas que quieren entenderle que el toro embiste como el cazador de perdices apunta su escopeta -adelantando su puntería en la dirección y según la velocidad del ave-, lo que llamamos “cruzar” en el toreo. Y pude ver que el secreto, y el éxito, de cruzar depende del animal, porque en el toreo nada es cien por ciento. Como Pancho Miguel explica en forma detallada, las técnicas tienen que adaptarse al toro, y cada toro es un ser con sus características individuales.

Creo firmemente que cuanto más sepa el aficionado sobre los toros y las técnicas para burlar sus acometidas podrá apreciar mejor el verdadero valor de lo que está viendo en una plaza. Y este “pequeño” libro encierra un contenido muy grande y enseña más que la infinidad de tomos y páginas que se han escrito en los últimos doscientos años. Junto con la Tauromaquia de Pepe-Hillo, el libro de Pancho Miguel debe estar en la biblioteca de todos los aficionados. Y, más importante aún, los dos libros deben leerse y releerse con frecuencia.

No tengo duda de que este excepcional trabajo debe traducirse, al menos, al idioma inglés, pues es preciso que personas de todas las nacionalidades conozcan al toro bravo, comprendan la esencia de nuestra afición y respeten esta maravillosa tradición.

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