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Rafael Cortés

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Julio Fernández

Julio Fernández

RAFAEL CORTÉS (Director de la Academia Taurina de Torreón)

Cuando un muchacho llega a una escuela taurina y se inscribe con la ilusión de ser torero, muchas veces no sabe siquiera bien de qué se trata esta compleja profesión o cómo es que se consigue avanzar en el aprendizaje de la técnica. Y mucho menos conoce el comportamiento del toro, que es algo de lo que se debería hablar con más frecuencia en los centros de enseñanza taurina.

Por eso, cuando fuimos al rancho de Pancho Miguel a grabar los videos de su primer libro, la explicación que les dio a varios de mis alumnos fue muy importante para que comprendieran esa llamada teoría del depredador con la cual los adentró en un concepto nuevo.

Desde el principio pude percatarme de que el libro les llamó la atención y, como ellos no tienen prejuicios taurinos, me dio la impresión de que tomaron esa enseñanza como algo válido para comenzar a mirar al toro desde otra óptica.

Inclusive, en algunas otras tientas los escuché comentar los distintos aspectos de dicha teoría y la consecuencia técnica del movimiento de ese depredador que provoca las distintas reacciones del toro. Algunos de los alumnos estaban realmente interesados en aprender más al respecto y eso siempre es bueno, ya que el conoci

miento del toreo es un pozo sin fondo que debe fascinar a quienes se adentran en sus profundidades.

Ahí fue cuando varios de ellos se dieron cuenta de la importancia de los terrenos y las distancias, de saber en qué momento se arrancaba o no una becerra y de qué forma lo hacía. Y estar observando lo que hacían al estar delante de ella me resultaba muy interesante.

Tener a mano un libro de texto con todos estos conocimientos será de gran ayuda para los alumnos de las distintas escuelas taurinas que abundan en el país o incluso en el extranjero. Se trata de una herramienta nueva que habla directamente de la conducta del toro y de sus formas de embestida, en relación a la posibilidad de que ese depredador que lo ataca condicione sus reacciones y su forma de comportarse delante del torero.

Es momento de que en las escuelas taurinas se implemente esta teoría, sobre todo porque abonará un terreno fértil de mentes claras que aún no están prejuiciadas con una enseñanza muy válida, como ha sido siempre, pero que no trata de estar a la vanguardia del conocimiento del toro y su forma de comportarse, que es precisamente de donde parte todo el toreo.

Así que sea bienvenida esta aportación que nos abre una nueva ventana de apreciaciones y conocimientos que, seguramente, resultarán de mayor valor conforme la gente, los toreros y los aficionados se vayan compenetrando con ella. Se trata de una apuesta diferente y eso siempre tiene un valor cuando busca abrir otros horizontes.

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