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Ricardo López de Anda
RICARDO LÓPEZ DE ANDA (Promotor taurino tapatío)
Este libro de Francisco Miguel Aguirre es una obra, a mi juicio, sin precedentes, no obstante que se ha escrito mucho en todos los tiempos y épocas sobre el toreo. Considero que sirve de eslabón, desvelando el hueco técnico y los entresijos de la lidia, con lo que contribuye a integrar los tratados de la tauromaquia.
A partir de la teoría de que el toro se defiende y ataca a un depredador, la obra arroja claridad para el conocimiento y comprensión de las técnicas de la tienta y selección del ganado bravo, así como para el dominio y la adecuación de las técnicas a utilizar para las diferentes características y comportamientos de las reses durante la lidia.
Ya era muy justificado el título del anterior libro de don Pancho Miguel, Detrás del valor y del arte. El adverbio “detrás” podría entenderse engañosamente como un “después de”, pero en el libro cobra una importancia y argumenta
ción relevantes significando “lo que va antes”, “lo que es la base”, lo que debe conocerse y dominarse “antes” para que en la ejecución de las suertes el diestro pueda demostrar su valor y su arte. De lo contrario, sin el necesario soporte, las suertes se improvisan, quedando en el aire, deslucidas y sin ligazón posible. Para saber torear primero se debe saber lidiar. Y esto presupone el conocimiento y el dominio de las técnicas apropiadas a las condiciones y temperamento del burel.
Leyendo el libro de Francisco Miguel Aguirre me explico muchas cosas del toreo. Me hace reflexionar por qué cada toro tiene su lidia. Me vuelve más claro lo que es un torero de poder, aquél que les puede a todos los toros, porque antes que nada sabe conocer al toro, como soporte técnico de la ejecución de las suertes y ligar las series, con lo que demuestra el verdadero poder. Es un soporte que puede pasar desapercibido para los espectadores, pero muy real e indispensable. Es una condición sin la cual nada más no se puede torear.
Esto me hace recordar a don Fermín Espinosa Saucedo “Armillita”, el “Maestro de maestros”, que podía con todos los toros y al que tuve la suerte de admirar en Aguascalientes, cuando yo era niño y acompañando a mi padre. Ya más en nuestros días, recuerdo a Mariano Ramos, torero poderoso que se entrenaba con vacas toreadas. De uno y otro llegué a escuchar que “toreaban para toreros”. ¡Enhorabuena! para los ganaderos, los toreros y los que quieren serlo, los empresarios, las escuelas taurinas, los aficionados, los cronistas, los periodistas y todos aquellos que se interesan en los recovecos y la belleza de la Fiesta Brava. Este libro les será de mucha utilidad.