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UN POCO DE SICOLOGÍA ANIMAL

• TERCERA PARTE • Un POCO DE siCOLOGíA AniMAL y DOs EntREVistAs iMPREsCinDibLEs

La etología es la rama de la biología que estudia el comportamiento de los animales en su hábitat. Y aunque la gente que trabaja en un rancho está acostumbrada a observar las reacciones del ganado, hoy en día no existe un estudio concienzudo en referencia al toro de lidia, tal y como los que existen sobre otras especies, como es el caso, por poner un par de ejemplos, de los gorilas o de los caballos.

Para entender el comportamiento de cualquier animal es necesario recurrir a la etología de su especie, que definirá su comportamiento en función de la sicología. Y, lógicamente, eso sucede también con el toro bravo, al que debemos entender para poder decir que realmente sabemos de toros.

En el reino animal hay especies altriciales y precociales o precoces. Las primeras requieren de madurez mental y muscular para el desempeño pleno del animal (como el ser humano, el perro, el gato, algunas aves, etc.), mientras que las segundas están casi listas para enfrentarse al mundo y sus peligros desde que nacen (venados, caballos, bovinos y otros herbívoros), de manera que inmediatamente tienen que hacer caso a sus instintos para poder sobrevivir.

Un becerro de pocas horas de vida, al ser separado de su madre entra en estado de estrés y ya intenta embestir. Desde este momento inicia su aprendizaje en el manejo de distancias y espacios, en lo que se hará experto con la madurez, como la mayoría de los animales que son presa de depredadores. Sin embargo, en el toro de lidia esta capacidad L

toma una relevancia especial, pues en manada -es un animal gregarioutiliza ese conocimiento para huir, mientras que en solitario su conducta se torna hostil y agresiva.

Ese gregarismo del toro tiene sus implicaciones, pues, primeramente, en el grupo tiene que haber un líder que se encargue de hacer cumplir las reglas y garantizar la supervivencia del resto, lo que a su vez implica el juego de dos roles de liderazgo: el alfa, que brinda seguridad a través del uso de la fuerza, y el beta, que es el del individuo más sabio del grupo.

El líder alfa cuida a la manada de la invasión de intrusos en su territorio, enfrentándoseles si es necesario, mientras que el líder beta, que generalmente es el miembro de mayor edad, decide a dónde llevar al resto en busca de comida, refugio o seguridad. De manera natural, generalmente el alfa es un macho y el beta una hembra, aunque puede ser que ambos roles los desempeñe un único ejemplar.

Ser el líder de la manada, además de responsabilidades, tiene sus privilegios, pues otorga prioridad sobre la comida, el agua, la sombra, etc. Es importante considerar que las jerarquías normalmente se heredan, lo cual influye en la formación del temperamento, aunque no en el mismo grado en que lo hace la trasmisión genética.

Por otra parte, también es importante saber que, al igual que sucede con otras especies de cuadrúpedos, el toro de lidia está, por su conformación física, en una posición de desbalance natural, por lo que cada uno de sus movimientos oscila entre la pérdida y ganancia de equilibrio constante para mantenerse en pie.

En el toro el centro de balance se encuentra en el mismo lugar que su punto de sustentación, como se le llama al centro de gravedad que guía los movimientos del individuo. Si observamos a un toro plantado en el centro del ruedo esperando ser citado, podemos ver cómo antes de embestir gira siempre sobre el eje de sus miembros anteriores, o sea, moviendo solo sus cuartos traseros, prevenido y ofreciendo siempre su frente y sus armas naturales ante un posible ataque. Es decir, se “cuadra” al mismo tiempo que el torero se va “cuadrando” con él para citarlo adecuadamente.

Este tipo de animales “presa” tienen fijada una “zona de espanto”, que es la distancia precisa en la que responden con la huida ante la presencia de un depredador u otro tipo de amenaza, siempre en función de la posición del estímulo con respecto a su punto de sustentación. En el toro, durante la lidia, esa zona se anula en favor de la defensa de sus flancos, que son los que le hacen vulnerable a la hora de un ataque. La distancia a la que el astado responderá al estímulo y su rapidez en la respuesta dependerán de otros elementos adicionales.

El temperamento de un toro se puede determinar a edad temprana, ya que viene definido en su carga genética, y nos da idea de cómo reaccionará ante los estímulos del exterior. Adicionalmente se irá forjando su carácter en su interacción con el grupo y las vivencias de su entorno, pudiendo llegar a dos extremos opuestos, ser inseguro o dominante, o a toda la gama de comportamientos intermedios.

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