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LA RAÍZ DEL ÁRBOL

• CUARTA PARTE •

LA RAíz DEL áRbOL

Es costumbre que los toreros invitados a las tientas de hembras o machos pregunten al ganadero qué es lo que desea probar de cada uno de sus animales, así como la manera de hacerlo. Por ejemplo, preguntan a qué terreno quiere que los lleven, por qué lado desea que los toreen, a qué altura o a qué distancia citan...

Dado que, como dije, yo nunca me asumí como ganadero, a las preguntas de cada torero durante el transcurso de la tienta o lidia, yo respondía siempre con un “¿y tú qué harías?”. La mayoría de los matadores invitados contaba con una vastísima experiencia y, sin dudar, contestaban lo que a su juicio procedía para torear o tentar al bovino en turno.

Una vez que me decían lo que harían según su criterio, volvía a preguntarles el porqué, entonces me daban una amplísima explicación que yo anotaba cuidadosamente y de manera sistemática.

No era de sorprender que la mayoría de las respuestas de los toreros coincidieran para determinada situación o comportamiento de los animales.

Sin embargo, había ocasiones en las que ante una misma condición o conducta recibía diferentes opiniones. En ese caso yo anotaba la respuesta más común, o la que me parecía más lógica. Confieso que a veces llegué a anotar hasta tres y cuatro opiniones diferentes.

Así, con todo el material que reuní a partir de las anotaciones que hice en mis tientas, conformé el resumen de las técnicas que E

utilizaban los toreros para cada uno de los comportamientos de los toros, sobre las que, creo, nunca se había escrito y que normalmente desconoce el público.

Se puede decir que los aficionados comunes ven únicamente las hojas y las hermosísimas flores del árbol de la tauromaquia, pero desconocen el tronco, las ramas y, aún más, las raíces de dicho árbol, que están formadas por los diferentes comportamientos del toro y por las técnicas para dominarle, según sea el caso.

Cuando vemos el comportamiento de un toro o de una becerra ante una persona que no sabe torear se hace más notoria la aspereza de su bravura, pues la res se mantiene en la pelea buscando al torpe enemigo con una agresividad incomparable. En cambio, cuando torea un profesional, aunque las faenas se inicien con complicaciones, el toro va poco a poco siendo sometido sin que los espectadores percibamos las técnicas que se utilizan para lograrlo.

Hago un paréntesis para explicar que, a mi juicio, el “sometimiento” del toro por parte del lidiador se debe fundamentalmente al temple que éste va imponiendo, pues poco a poco va conociendo mejor el tipo de embestidas, de manera que si utiliza la técnica correcta el toro empieza a descubrir que el depredador al que persigue tiene una huida con el mismo comportamiento, por lo tanto su embestida también comienza a tener un mismo ritmo de persecución. Por otro lado, me parece que en este tema también influye el cansancio del toro.

Hay una gran brecha entre el saber de los especialistas y el de los aficionados. En buena medida se debe a que los toreros yotros protagonistas de la Fiesta, cuando transmiten sus conocimientos, asumen que los demás saben tanto como ellos y que están en disposición de entenderles.

El desconocimiento de los aficionados sobre esa parte más profunda del toreo, la raíz del árbol, provoca que, muchas veces, el trabajo de los matadores no se aprecie ni juzgue debidamente.

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