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Díaz Pérez, Francisco “Pacorro”

de 1990, con novillos de Sierra Guillén en unión del vallisoletano Manolo Sánchez y Pedro Carra. Tuvo un debut muy lucído al ser ovacionado en su primer novillo y cortar las dos orejas y el rabo del segundo, saliendo a hombros de la plaza con sus compañeros. Continuó toreando novilladas picadas durante cinco años toreando por lo general corto número de festejos, hasta que en 1995 decidió doctorarse, el 16 de agosto, de salmón y oro, en Alfaro (La Rioja), sin duda, para retirarse con la categoría de matador de toros, pues fue la única corrida que toreo sin que volviera a vestir el terno de luces en temporadas posteriores. Para tal acontecimiento se corrieron toros de Vasconcellos y alternó con Ortega Cano y Manuel Díaz “El Cordobés”, que fueron respectivamente su padrino y testigo de la ceremonia. Ortega Cano le cedió el toro “Limón”, negro bragado, herrado con el número 17, al que cortó las orejas tras una faena de enjundia, e idéntico triunfo conseguiría en el último toro de la corrida saliendo a hombros con sus compañeros, que cortaron tres, y cuatro orejas respectivamente. Había toreado hasta la fecha 75 novilladas picadas y esa única corrida como matador de toros.

díAz Pérez, francisco

“PACORRO”

Matador de toros nacido en Sevilla, el 26 de marzo de 1887 en el seno de una familia acomodada, pero su precoz afición lo llevó a ser considerado como un niño prodigio desde que empezó a torear con tan solo once años en la cuadrilla que formaban Joselito y Limeño, por lo que unido a su corta edad e inteligencia para lidiar en la plaza pronto fue punto de mira de los aficionados que veían en él a una futura figura del toreo en ciernes. Debutó en dicha cuadrilla en 1909 en la plaza de Cádiz, y en 1910 ya figuró como sobresaliente de ambos matadores, estoqueando algunos novillos. Sin embargo, en 1911 no pudo torear a causa de la Ley de la Protección de la Infancia. En 1912 se independizó de Joselito y Limeño y formó cuadrilla con José Sánchez “Hipólito”, formación juvenil en la que Manuel Blanco “Blanquito”, era el director de lidia. Ese mismo año debutó la cuadrilla en la plaza de Vistalegre, de Carabanchel (Madrid), con novillos de Ildefonso Gómez, y el joven Pacorro causó una sensacional impresión en los aficionados y prensa especializada. En 1913 la cuadrilla toreó 16 novilladas, y al final de la campaña, se disolvió. Las temporadas de 1914 y 1915 las hizo suelto, toreando pocos festejos, pero en plazas importantes, presentándose

entre otras, en las plazas de Sevilla y Madrid, en esta última, el 5 de septiembre del segundo año citado con novillos de Rafael Surga. Triunfó a lo grande y cortó una oreja a su segundo novillo, de nombre “Pirujo”, cárdeno oscuro. Alternó con Antonio “Lobo” y José Roger “Valencia”. Tomo la breve referencia que incluye de la corrida Víctor Pérez López en su magna obra “Anales de la Plaza de Toros de Madrid (1901-1934) Tomo II (Volumen Tercero): “Pacorro estuvo bien en el tercero, mató de un pinchazo y buena estocada, ovación y vuelta. En el sexto hizo una faena breve y buena, sobresaliendo un gran natural y dos molinetes, mató de gran estocada entrando muy despacio y por derecho, ovación, oreja y salida por la puerta grande. Muy bueno con la capa y superior en quites”. Éste éxito le hizo subir como la espuma en la temporada de 1916, en la que además de tener importantísimos triunfos sumó nada menos que 33 corridas, cinco de ellas en la plaza de Madrid, los días 2 de abril, domingo, con Fortuna y José Zarco y novillos de Juan Torres; jueves, 22 de junio, con José Roger “Valencia” y José Zarco, con reses de Pablo Benjumea; domingo, 16 de julio, con Diego Mazquiarán “Fortuna” y José Roger “Valencia”, con novillos de Felipe Salas, de Sevilla; domingo, 30 de julio, con Alejandro Sáez “Alé”, y Angel Fernández “Angelete”, con novillos de la ganadería de la Vda. de Soler, Casimira Fernández, que lidió cinco, y en último lugar salió un sobrero de la vacada de Victorino D´Avellar Froes; y domingo, 13 de agosto, con José Zarco y Ángel Fernández “Angelete”, con astados de la divisa de la Sra. Vda. e Hijos de D. Félix Gómez. Sin embargo, en 1917 no tuvo tan buenos resultados como la anterior, pero los dos triunfos en la plaza de Madrid lo volvieron a poner en candelero haciendo nada menos que nueve paseíllos en Madrid. Fueron los días, 18 de marzo, domingo, con novillos de la ganadería de Carlos Conradi, alternando con Miguel Soler “Vaquerito” y Ángel Fernández “Angelete”; el jueves, 7 de junio, con astados de Felipe de Pablo-Romero, alternando con José Sánchez “Hipólito” y Rafael Alarcón. El viernes, 29 de junio siguiente se ganó la repetición toreando mano a mano con José Sánchez “Hipólito”, estoqueando reses de José Carvajal, que se presentaba en dicha plaza y adquirió antigüedad. No tuvo suerte en su lote Pacorro sobre todo por sus estocadas, caídas y en los bajos, por lo que fue pitado. Pese a todo, fue contratado de nuevo para torear el día 15 de julio, domingo, con Manuel Soler “Vaquerito” y Félix Merino con un novillo (1º), de Luis Baeza, y los restantes de la Sra. Vda. de Soler. “Pacorro, después de cinco verónicas buenas perdió cara al toro, este se arrancó, y le dio una cornada, que no reviste gravedad, pero le impidió continuar la lidia”. Repi-

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tió el domingo, 5 de agosto, con toros de los Herederos de Esteban Hernández, alternando con José Zarco y Ricardo Anlló “Nacional”, haciendo en esta ocasión Pacorro “un toreo vistoso, mató de pinchazo y estocada buena, ovación. Al quinto lo despachó de una baja”. Como podrá apreciar el lector, pese a los resultados poco alagüeños de su última corrida, fue contratado de nuevo para torear el domingo, 2 de septiembre, con Emilio Méndez y José Flores “Camará”, alternando en la lidia de novillos toros de la ganadería de Juan Contreras. En esta ocasión “Pacorro, en el primero fue muy aplaudido con el capote, valiente de muleta, mató de buena estocada y descabelló, y muchas palmas. En el cuarto estuvieron los tres espadas muy lucidos en quites, bien de muleta y con la espada, palmas”. Este triunfo le valió un nuevo contrato para el jueves, 13 de septiembre, alternando en la lidia de toros de los Herederos de Pablo Benjumea, con Ricardo Anlló “Nacional” y José Flores “Camará”, y en esta ocasión estuvo muy bien aunque breve en su primero, que era el que abrió plaza, y mató de media estocada que no fue suficiente y tuvo que descabellar. En el cuarto, segundo de su lote no tuvo lucimiento alguno y se puso pesado con la espada. Aún así volvió a hacer el paseíllo en el mismo coso, el jueves, 27 de septiembre, otra vez con Ricardo Anlló “Nacional” y José Flores “Camará”, y ganado de Luis Baeza. Pacorro hizo en su primer toro una faena breve y vistosa que remató a la tercera entrada, pese a lo cual fue aplaudido. En cambio, en el segundo de su lote, cuarto de la corrida, no tuvo quietud ni confianza y estuvo mal con la espada, por lo que fue pitado, lo que no impidió que repitiera paseíllo el domingo, 14 de octubre, alternando con Ricardo Anlló “Nacional” y Emilio Méndez, y ganado de José Carvajal. Este día tuvo que matar tres toros por cogida de “Nacional”, que sufrió una cornada grave en el cuello. Pacorro estuvo acertado y fue ovacionado en su primero y dio una vuelta al ruedo. En cambio en los otros dos, cuarto y quinto, no estuvo lucido. Si tenemos en cuenta que ese año se celebraron 27 novilladas y que Pacorro toreó 9 tardes, una menos que Nacional, nos podemos imaginar el buen ambiente que este torero tenía en Madrid, por lo que aprovechando el momento, decidió doctorarse en 1918. Fue en San Sebastián, el 11 de agosto, de manos de Joselito El Gallo, que le cedió el toro “Inclusero”, de Carmen de Federico, con el que el toricantano estuvo discreto. Dio fe del acto Diego Mazquieran “Fortuna”. Ese mismo año revalidó su reciente doctorado en Madrid, de manos de Julián Sáiz “Saleri II”, que en presencia de “Fortuna” le cedió el primer toro de la tarde, “Señorito” de nombre, berrendo en negro, con el que estuvo lucidísimo, estando aún mejor en su segundo

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