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Capítulo III

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Análisis Cósmico

Análisis Cósmico

CAPÍTULO III: ORÍGENES, EFECTOS Y CARACTERÍSTICAS

Aunque Lovecraft es considerado el padre de este género, eso no significa que haya salido de la nada. En realidad él tomo referencias de un libro escrito por un conjunto de autores, de donde obtuvo la inspiración necesaria para escribir sus historias individuales- especialmente para trabajos mucho más extensos-. Además de que con este libro logró crear toda la mitología dentro del mismo terror cósmico, de la cual hablaremos más adelante.

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“Lo que Lovecraft hizo fue el complementar el Necronomicón que ya se había desarrollado con otros autores como lo es el famoso escritor estadounidense Edgar Allan Poe; en su cuento Los crímenes de la calle Morgue; o el escritor Ira Levin en su novela El bebé de Rosemary.” (Ardila, 2009, pag. 21, 23, 24)

El Necronomicón fue un libro trabajado por un gran número de autores- en los que podríamos mencionar a Ambrose Bierce, Robert

Bloch, Rampsey Campbell, Lin Carter, August Derleth, Robert E.

Howard, Henry Kuttner, Brian Lumley, Clark Ashton Smith, y por su puesto a nuestro querido Lovecraft-, en donde plasmaban sucesos sobrenaturales ocasionados por una especie de dioses que controlaban todo lo que ocurría. Dichos dioses estaban clasificados y cada uno de ellos tenía un nombre que lo identificaba. Estos elementos fueron manifestados por Lovecraft dentro de sus historias, con el fin de plasmar el miedo incomprensible que caracteriza al terror cósmico.

Por tanto, de no haber sido por el Necronomicón, el terror cósmico no poseería la famosa mitología que propiamente lo distingue de los demás géneros de horror.

“Lovecraft se basó en crear dioses ficticios llamados Arquetípicos y Primordiales que giraran en torno al concepto del Necronomicón. Debido al significado que estos dioses poseen, se da una creación cosmológica artificial que intenta involucrar hechos remotos de nuestra existencia. Esto no solo hace referencia al pasado, sino que también otorga de significado al presente e incluso al futuro del planeta.” (Ardila, 2009, pag. 41

El Necronomicón, también conocido como “el Libro de los Muertos” o “el Libro de los Nombres Muertos”. Fotografía tomada de: https://hplovecraft.fandom.com/es/wiki/Necronomic%C3%B3n

Sin embargo, Lovecraft no se llevó todo el crédito por el trabajo, sino que retribuyo lo valioso que le había ofrecido el Necronomicón, mencionándolo dentro de varios cuentos y describiéndolo como un ‘grimorio’ maligno que describe los secretos de los dioses antiguos. Por eso mismo el género del terror cósmico literario; aunque considera a Lovecraft como padre, es en realidad un trabajo en conjunto reproducido por un grupo cerrado de autores de terror.

Para comenzar, hay que decir que el terror cósmico cuenta con muchas características. Una de estas es que tienden a centrarse en la paradoja que se muestra al representar entidades que están fuera de la comprensión humana, es decir, entidades irrepresentables pero extrañamente familiares.

Para entender cómo funciona este tipo de horror, podemos mirar a la geografía como un punto de referencia, ya que los lugares que son mencionados siempre se describen como reconocibles hasta el punto de no serlo. Dichos espacios relatan una escena con la que estemos familiarizados para que unos minutos después aparezca un sentimiento que irradia más incomodidad al alejarnos de lo que antes entendíamos.

“Creó también una serie de localidades de Nueva Inglaterra en las que localizar sus cuentos. Son claros ejemplos las ciudades imaginarias de Arkham, Dunwich, Innsmouth y la Universidad de Miskatonic, centro del estudio y del culto a los Primigenios. Estos lugares donde tiende a ocurrir lo sobrenatural, a pesar de no existir en la realidad, no dejan de ser realistas pues no presentan ningún aspecto fuera de lo normal.” (Escudé, 2012, pag.8)

Para que podamos ponernos en los zapatos del narrador de una historia no nos podemos alejar de la realidad, sino que como lectores el sitio en donde están pasando estos sucesos tienen que ser lo suficientemente reales para que podamos imaginarlo como algo posible. Algo que podría estar pasándonos en ese preciso momento, puesto que de no ser así, no habrá una asociación con los personajes y mucho menos una conexión satisfactoria con el relato. Como consecuencia, no existiría la misma tensión y el texto perdería el sentido por el que fue creado.

Ilustración tomada de: www.edgeent.com

“At the very heart of the geometrical and rational space of modern times Lovecraft instills a magical space, a forbidden realm, which restores meaning and content to the idea of transgression… The unholy actions, the sabbaths of yore, are perpetuated, but in a parallel space, both prodigiously faraway and dangerously close” (M.Lévy 1988 p.48)

“En el corazón mismo del espacio geométrico y racional de los tiempos modernos, Lovecraft infunde un espacio mágico, un reino prohibido, que restaura el significado y el contenido de la idea de transgresión... Las acciones impías, los días de reposo de antaño, se perpetúan, pero en un espacio paralelo, tanto prodigiosamente lejano como peligrosamente cercano “(M.Lévy 1988 p.48)

Lovecraft logra seguir este principio, creando un espacio mágico dentro de lo que ya es real. Haciendo que haya una transgresión a dicho espacio que es tan cercano a lo ‘normal’, y en donde aparecen seres o acontecimientos que en realidad no lo son.

“Inconceivable events and conditions have a special handicap to overcome and this can be accomplished only through the maintenance of a careful realism in every phase of the story except that touching on the one given marvel” (Ibid., p.115)

“Los eventos y condiciones inconcebibles tienen una desventaja especial que superar y esto solo se puede lograr a través del mantenimiento de un realismo cuidadoso en cada fase de la historia, excepto tocar la maravilla dada” (Ibid., P.115)

Ilustración tomada de: www. pinterest.com

Las fantasías de Lovecraft son muy conscientes de que el objetivo es establecer la imposibilidad de nombrar a esta presencia o suceso. La ‘cosa’ es descrita como algo que se ve en la periferia. Una mezcla de seres que casi se le asemejan, pero nunca llegan a ser distinguidos perfectamente. Lovecraft lo explica como el hecho de que ‘conocemos al mundo a

través de los cinco sentidos y de nuestra intuición, por lo tanto, es bastante imposible referirse a cualquier objeto o espectáculo que no pueda ser claramente manifestado por las definiciones sólidas de los hechos o las doctrinas correctas de la teología’.

Por tanto, es posible decir que lo más extraño y lo que más genera ese miedo desconcertante por el que Lovecraft es tan reconocido no es la inhabilidad que tienen sus historias, lugares o entidades representados; sino el acercamiento que tienen a una realidad conocida, puesto que no hay nada más extraño que lo que creemos poder entender y finalmente se señala como algo completamente incomprensible.

Lovecraft escribió en 1927 que ‘todas sus obras se basan en la premisa fundamental de que las leyes, intereses y emociones humanas no

tienen ni validez ni ningún significado ante el universo y el cosmos’.

Vivimos en un mundo regido por reglas invisibles, probadas por nosotros y para nosotros, por lo que Lovecraft utilizó este pensamiento para llegar a una sensación de pequeñez. Afirmaba que en nuestro mundo las sensibilidades y reglas no son importantes para lo que se encuentra en el “exterior”, por lo tanto no es posible definir a aquello que es intrínsecamente incomprensible sin importar cuanto se acerque a nuestra realidad. Y por tanto aquello que se encuentra afuera tampoco le es posible asociarse a nosotros.

“Creó una cultura bibliográfica verosímil, la cual sustentaba sus mitos y era citada en varias de sus obras. El famoso Libro de Al Azif o Necronomicón, escrito por el árabe loco Abdul al Hazred, es el punto de contacto entre el mundo arcano y el real.” (Escudé, 2012, pag. 8)

La mitología del Necronomicón. Imagen obtenida de: https://tertulia-animal.blogspot. com/2016/01/durante-muchos-anos-el-necronomicon-ha.html

En el terror cósmico por último se establece al ‘observador’ o el ‘testigo’ como un rol para solucionar el problema estético de naturalizar a este tipo de narrativa y de reformularla como algo viable y fácil de creer. De igual forma se limita la necesidad de una explicación, la cual tiende a quitarle fuerza al sentimiento de horror.

Es muy útil el ‘encontrar’ cuadernos o manuscritos ya en tiempos en los que sus autores han muerto o se encuentran desaparecidos, de esta manera los narradores pueden relatar experiencias para los lectores aun mientras el autor pierde la cordura o es consumido por los horrores de los que fue testigo.

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