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Cerámica inca en la región del Chinchaysuyo
También había andenes de uso ceremonial, en sentido estricto en lugares especiales generalmente junto a edificios de culto, preferentemente templos del Sol. En ambos casos -los del culto y los ceremoniales- presentan mampostería de estilo cusqueño fino, que podía ser tanto poligonal como isométrico, como los existentes en el exterior del Coricancha en el Cuzco. Estos andenes estaban abonados y se regaban a mano, presumiblemente con el agua de las fuentes que existían allí. Tengo la convicción de que estos anden,es pudieron sintetizar el ideal del andén agrícola. La cosecha de estos andenes s.e habría destinado sólo para el ritual.
Este tipo de andenes aparece también en Pisac, en el sector conocido como lntihuatana. Es de aparejo isométrico, totalmente lineal, sin canal de riego ni escalinatas, y regado al parecer con agua de las fuentes que allí existen, dos de las cuales se excavaron en 1977. Tal vez fueron -como en el Coricancha- regados a mano.
En resumen, las observaciones y mediciones llevadas a cabo en Pisac, demuestran que el mayor porcentaje de área construida corresponde al sector agrícola y sólo un porcentaje mínimo a edificaciones techadas. Esto demuestra que en época de los incas hubo un inmenso esfuerzo humano, tal vez el más grande, en inversión agrícola. Equivocadamente nuestros ojos se fijan más en lo construido para vivir que en lo construido para sembrar.
Esta misma peculiaridad resalta en los demás sitios arqueológicos de la cuenca del Urubamba, donde los andenes agrícolas cubren siempre un área mayor que las edificaciones con techo. Observo finalmente que esta característica se repite en la provincia de Vilcashuamán.
Ahondando un poco mas en la constante presencia de andenes en diferentes contextos y sus posibles connotaciones, vemos que aparecen también como parte integrante de la trama urbana del Cuzco, Vilcashuamán y Tomebamba, por ejemplo. Ello parece subrayar cuán importante era el andén en el marco de las concepciones urbanísticas de los incas. De particular importancia resulta en el caso de Vilcashuamán, donde el diseño urbanístico está definido por la andenería. Parece ser que el andén agrícola, en contextos urbanos, es una particularidad inca.
Andenes y herramientas
Para ser efectivamente productivo, el andén requiere el empleo de herramientas adecuadas en las labores agrícolas, como la chaquítaclla (arado de pie) y la líukana (azadón). La primera sirve para roturar la tierra y sembrar, y la segunda para el aporque y tareas de limpieza. Con ambas herramientas se trabajaban el maíz y la papa. Evidentemente debieron usarse otras herramientas complementarias, como azadas de piedra, palos cavadores, maderos para desbrozar terrones, etc., como se ve en Guarnan Poma (1980).
Andenes de Pisac, sector Qosqa. Nótese la ornamentación en zig-zag de las escaleras de acceso, Cuzco.
Con frecuencia se menciona que estas herramientas de alguna manera mermaban la productividad agrícola, en comparación con los arados u otras herramientas metálicas. Sin embargo, la ausencia de tracción animal y de herramientas metálicas en el pasado, no significó necesariamente una baja productividad. Es cierto que en la época inca se empleaban sólo las herramientas arriba descritas, y no hay evidencias, hasta ahora, de uso de instrumentos de labranza metálicos, con excepción quizás en sociedades como Chimú, en la costa nqrte peruana, poco antes de los incas. Sin embargo, el volumen de mano de obra ~mpleado en las labores agrícolas suplía totalmente aquellas ausencias. Además, como señalamos, las he-rramientas andinas se adaptaban a las características de las terrazas, angostas, en laderas empinadas y de tierra cultivable poco profunda.
Aspectos estéticos
La construcción de andenes y canales transforma el ambiente natural en cultural sin romper la armonía del paisaje, haciendo de la geografía andina uno de los paisajes más originales, en una suerte de "armonía geométrica" (Treacy, 1989: 1). Sin lugar a dudas el andén, como toda obra inca, conlleva aspectos funcionales, estéticos y metafóricos. Se construyó para sembrar, comunicar sentimientos relativos a la percepción y observación de la belleza, producir deleite y representar símbolos. Pero también pudo tratarse de huacas, ya que los andenes sembrados merecían oraciones de parte de los pobladores (Cobo, 1956).
El andén es una expresión propia de los cánones artísticos predominantes en la estética inca, y quizá forme parte de un concepto más amplio y profundo, por el cual "el símbolo escalonado" o "la forma aterrazada", habrían sido usados como una imagen simbólica por las poblaciones andinas de todos los tiempos (Nickel, 1982). Puede decirse incluso que el andén es la expresión estética de la agricultura inca.
En el arte inca predomina el diseño geométrico, como se ve en la cerámica, el arte textil y en el labrado y tallado de las piedras. Los andenes articulan su diseño geométrico con las formas naturales de las laderas y los cerros, e incluso con la alternancia de volúmenes y vacíos en el paisaje. En muchos casos se privilegia lá estética sobre la función, como en el caso de las gradas sobresalientes en el talud de los andenes en el sector de Qosqa. Todos los andenes de este sector tienen escalones que forman conjuntos de triángulos a lo largo de los inmensos muros, sin dejar espacio alguno (ilus. pág. 95). Aquí la continuidad de los escalones y las formas sucesivas de triángulos obedece a razones estéticas y no operativas. Es la misma figura geométrica que se observa en los diseños de los textiles y de la cerámica inca.
En ciertos casos la linealidad o el trazo severo y cortante del andén se ve interrumpido por la presencia de ciertos accidentes físicos, sobre todo afloramientos rocosos o piedras grandes, que bien pudieron evitarse destruyéndolos. En estos casos, la línea recta del andén se convierte en semicircular o ligeramente oval, siguiendo
Ushnu de Vilcashuamán. Ayacucho.
Páginas siguientes: Vista panorámica del complejo "experimental" de Moray, Cuzco. Foto de Shippee & Johnson, expedición 1941 . el perfil sinuoso de la roca. Tengo la convicción de que la presencia de rocas en medio de los andenes era intencional y habría obedecido sobre todo a consideraciones de orden religioso.
Podría tratarse de cierto tipo de adoratorios o huacas en medio de las tierras agrícolas, quizá como un recurso votivo más. Ejemplos de "rocas sagradas" en medio de las terrazas se observan en Chinchero (Alcina, 1976; Hyslop, 1990), Pisac, Machu Picchu y Pomacocha.
Se reconoce que Pisac es el sitio que mayores rasgos estéticos y mayor número de variantes estilísticas muestra en su andenería, mientras que Yucay, otro de los sitios incas más representativos agricolamente, sobresale por la extensión de sus terrazas y el manejo hidráulico. A decir de Donkin (1979: 112), los andenes de Yucay son inferiores a los de Pisac. Los de Yucay impresionan por el largo y ancho, y la altura que en algunos casos sobrepasa los 9 mts.
En los andenes de Pisac no sólo se destaca la belleza pétrea de ángulos y líneas serpenteantes, o la rigidez lineal o los volúmenes. Su belleza resalta con los juegos cambiantes de la luz y de las sombras a lo largo del día y al caer de la noche. En las épocas de germinación de los sembríos se combinan el verde de las plantas con el plateado de las rocas, o, en épocas de cosecha, el plateado pétreo con el amarillo dorado de las mieses. ·
Existen otros complejos ~de andenes incas, como los del valle del Colea en Arequipa, que resaltan por su belleza y monumentalidad, o incluso el mismo Moray, y tanto por su monumentalidad como por sus posibles fines experimentales. Desde otra perspectiva Moray destaca por la forma circular predominante en la planta de los andenes y la combinación con otras formas más convencionales; y por otro lado, por el aprovechamiento intencional de grandes hoyos naturales para configurar