9 minute read
Bibliografía
A Diagrama de Nudo Flamenco.
Tomado de Radicati, s/f.
Diagrama de Nudo Compuesto. Tomado de Radicati, s/f. mayoría sin nudos (ilus. págs. 239, 240, 241). Esta aparente falta de precisión del cronista andino quizá tenga que ver con la diferencia enunciada, ya que en su crónica solamente el dibujo del quipu del contador de los depósitos tiene nudos (ilus. pág. 251). En todo caso, todavía estamos lejos de poder "leer" el significado de los colores. La etnografía moderna nos confirma que los colores siguen teniendo un significado, en el cual se refleja toda una cosmovisión. Estudiar el orden moderno de los colores y su nomenclatura es para Urton (en prensa) una tarea primordial para entender los significados posibles que los quipus incas hayan podido tener.
A pesar de las transcripciones de datos que se efectuaron en la colonia, y de su moderna clasificación (Murra 1990, Urton 1998, Espinoza Soriano 1971, Loza 1998), tenemos pocas referencias en lo que respecta a sus asociaciones con los colores. -Sólo la acentuada uniformidad de los nudos y del uso de colores hablan de una seriación convencional, aunque parece que las realidades socio-económicas regionales permitían variantes en la estandarización, como ya dimos a conocer en el ejemplo de Saloman (1997; ver también Radicati s/f: 88).
Quipu con cuerdas superiores y "jaspeadas" procedente de la hacienda Huando en Chancay. American Museum of Natural History.
Quipu desanudado. American Museum of Natural History. Radicati (s/f: 99) encuentra también que muchas cuerdas han sido desanudadas (ilus. pág. 245), para cuyo efecto supone él se debió utilizar un punzón de hueso. Aquí quiero destacar que en la bol?a que se encontró en Pachacámac había varios qui pus, y también un palito de madera, que quizá haya tenido la misma función que Radicati da al supuesto punzón (Bueno 1990: 100). El "tachado" de información puede responder al cambio o a las enmendaduras de la misma, como refiere Urton (s/f a) a propósito de las observaciones de Hernando Pizarra cuando sacó viveres de un depósito inca. Los quipucamayoc empezaron a desatar una serie de nudos de un lado para volverlos a hacer del otro. También se puede pensar que el desanudado se debe a prácticas mágico-religiosas, o a un uso secundario del quipu (Radicati s/f: 99-100). Según Radicati (s/f: 100-102), el registro de entradas y salidas de productos, o de aumentos y disminuciones en las cantidades, permite ver en los qui pus verdaderos "libros de contabilidad" con un "haber" y "debe", lo que concuerda con los datos del vocabulario de González Holguín que hemos dado más arriba.
El hecho de que las fuentes documentales asocien los quipus con cuentas de piedra y el ábaco andino (ilus. pág. 241) puede llevar a algunos a la conclusión de que también fueron utilizados para hacer cálculos matemáticos. Urton (1998: 416) especifica que el uso de piedras para hacer cuentas se relaciona con la cuantificación de datos. Así, cuando se pregunta cuántas arrobas de maíz fueron entregadas, el quipucamayoc realiza ciertas operaciones con sus piedras antes de señalar la cantidad. Para Urton (1998: 418-420) queda claro que existía una serie de números que no podían ser "escritos", como la cifra 20 por ejemplo, y que para leerse esa cantidad debía efectuarse una multiplicación con un número constante, como sería el 4.
Los colores y las cuerdas subsidiarias de los quipus parecen ofrecer información adicional y complementaria "textual", más que datos numéricos, las que suelen estar colgando por encima de los nudos de cifras superiores (Parssinen 1992: 37-38; Radicati, s/f: 91-93). El número de subsidiarias en una sola cuerda colgante varía de 1 a 15, ubicándose tanto a la derecha como a la izquierda de aquélla. Radicati (s/f: 93) sospecha que la disposición a ambos _ lados indica una lectura binaria. Fundándose en el análisis de las características físicas, así como en el estudio de la lógica del pensamiento andino en cuanto a las matemáticas, Urton (.1997a, en prensa) afirma que la fijación de información es básicamente binaria. No olvidemos que toda .. la organización del imperio reposaba también sobre un sistema binario, de tal modo que la población, por ejemplo, estaba dividida en mitades, y que la administración estatal se ajustaba al mismo modelo. Desde ese punto de vista, era perfectamente posible registrar en los quipus todo tipo de datos.
Se registra un cambio en el tipo de vaciado de información de los quipus durante el siglo XVI. Urton (1998: 424 y ss) percibe una importante diferencia entre los que guardaban información sobre la tributación a los incas, y aquellos que contenían los datos de la tributación a los españoles. Los quipus incas habrían registrado oraciones completas, con sustantivos y verbos, mientras que los coloniales habrían reducido sus datos a sustantivos y cifras. Por esta razón este autor resalta la diferencia entre unos y otros, y plantea la interrogante sobre las formas gramaticales que se registraban (Urton, 1998 ibid: 427 y ss).
De acuerdo al orden seguido en las transcripciones de los quipus coloniales, se indica que los datos estaban clasificados por categorías y clases. Así tenemos, según el estudio de Murra (1990), que primero figuraban los datos referentes a personas, luego venían los relativos a los animales domésticos, la ropa, los productos cultivados, los productos confeccionados y las aves. Dentro de cada uno de estos rubros se guardaba un orden, por el cual, por ejemplo, entre los productos cultivados el maíz se hallaba en primer lugar, seguido por la quinua, la papa, etc. Esta secuencia no era respetada en forma estricta, conociéndose variantes, motivo por el cual Parssinen (1992: 36) llama a este sistema "elástico". Muy probablemente el orden se establecía según los productos regionales y su importancia local. En conclusión, Parssinen (1992: 37) opina que se "escribía" y "leía" según 1) el color, 2) el orden y 3) el número. Pease (1990) objeta que exista un orden establecido en cuanto a las categorías, contrastando ejemplos de varias transcripciones. En todo caso, se hacen necesario más estudios al respecto para ver si esas diferencias se deben a variantes regionales de codificación.
Con este mismo sistema se podía también registrar eventos históricos, los cuales aparentemente también se hallaban categorizados y subclasificados (Parssinen, 1992: 43 y ss; Rowe, 1985: 197). Con ello se puede decir, según Parssinen (1992: 48), que los anales históricos incas habían sido simplificados y reducidos a fórmulas, opinión que compartimos sólo en parte, en razón de que en esa posición no se contempla el papel de la oralidad como complemento de lo escrito.
~ /}J ó ¼ ='47
tó t =
jó i = €
_. Diagrama de nudo simple. Tomado de Urton, 1994.
_. Diagrama de nudo flamenco. Tomado de Urton, 1994.
T Quipu. Museo Amano, Lima.
Páginas siguientes: Quipu. Museo Nacional de Antropología, Arqueología e Historia del Perú, Lima. Ya vimos que en general se reproducían conceptos pero no la palabra hablada, no obstante lo cual tenemos datos que indican que en los quipus también se especificaban nombres de personas y lugares. Cuando Loza (1998a: 148) señala que los huancas identificaban por medio de sus quipus a cada uno de los conquistadores que recibieron servicios de ellos, uno se plantea la pregunta de sobre qué base lingüística codificaban este tipo de datos y si existió cierta codificación fonética. Parssinen (1992: 41) sugiere que los quipucamayoc cuzqueños encontraron un método para registrar nombres, todos basados en el quechua, que como sabemos era la lingua franca durante el incario. Debido a este hecho, según este autor, se quechuizaron los nombres de regiones, poblados y hasta los nombres de curacas de lugares donde no se hablaba el quechua. Para "escribir" fonéticamente debieron utilizar un sistema de analogía de símbolos, cuyas palabras o sílabas de ellas, en combinación, reproducían el término deseado (Parssinen, 1992: 41-42). No obstante, este sistema conducía a errores de lectura, reproduciéndose en forma inexacta los nombres chimús por ejemplo (Parssinen, 1992: 46). La italiana Laurencich Minelli (1996) dio a conocer un documento en que se hace referencia a la posibilidad de guardar información fonética en forma silábica en los quipus. Dado que el documento ofrece todavía dudas en cuanto a su autenticidad, queda para el futuro comprobar los importantes datos de esta fuente.
La lectura del quipu podría permitir una cierta libertad, característica de los sistemas de notación semasiográficos. Pero cabe mencionar que aparentemente no estaba permitida una lectura libre, porque los quipucamayoc debían además grabarse de memoria los discursos o "textos":
Para remedio de esta falta [letras] tenían señales [signos] que móstraban los hechos historiales hazañosos o haber habido embajada, razonamiento o plática hecha en paz o en guerra. Las cuales pláticas tomaban los indios quipucamayus de memoria en suma, en breves palabras y las encomendaban a la memoria y por tradición las enseñaban a los sucesores, de padres a hijos y descendientes, principal y particularmente en los pueblos y provincias donde habían pasado. Y allí se conservaban más que en otra parte, porque los naturales se preciaban de ellas. (Garcilaso, 1991 [1609] lib. VI, cap. IX: 346)
De igual manera se expresan Estete y Molina (" El Cuzqueño"), según Urton (s/f a). Es probable que sólo estuviera permitido una determinada forma lingüística de lectura cuando se trataba de textos sagrados o de historias de las hazañas de un soberano. Interesante es destacar cómo aquí el sistema semasiográfico se complementa con la oralidad.
Según la descripción de Garcilaso (1991 [1609] lib. VI cap. IX), un quipu no sólo está en condiciones de registrar acontecimientos históricos sino también cuentos, poesías y leyes (véase también Relación de los Quipucamayos [1542-1608], citada en Lienhard, 1992: 33 y Acosta, 1987 [1590] 1987, Lib. VI cap. VIII). Esta afirmación es puesta en duda por autores modernos, porque del análisis de una serie de textos literarios tradicionales de las crónicas de la época colonial resultó que se trata de la escritura de tradiciones orales, pese a lo cual se mantiene abierta la posibilidad del registro de acontecimientos históricos por razones políticas (véase Dedenbach, 1996, Lienhard, 1992: 33-34). No obstante, ya vimos que esta argumentación de la oralidad no es válida para las notaciones semasiográficas, en las que la fijación de información no reprime la oralidad, sino que la complementa y viceversa. Aquí otra vez se hace patente que los autores modernos parten de la definición europea de escritura. Para Ascher y Ascher (1981: 75) es posible registrar en quipus la tradición oral. Las secuencias numéricas que descubrieron les recordaban la repetición continua de versos, lo que es típico de las tradiciones orales. Además, parece que la abundancia de colores sería también una señal de que se trata de un "texto", por lo que señala Guarnan Poma (1980 [1615]: 359 [361]) con respecto a los secretarios del Inca. Según él, éstos utilizaban quipus de colores y se
Diagrama de nudo compuesto. Tomado de Urton, 1994.
Contabilidad de las "coleas" o depósitos del Inca. Dibujo de Guarnan Poma de Ayala, 1612.