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Vestidos reales e iconos de poder
Para comprender los sistemas de notación inca debemos desprendernos del concepto usual que tenemos de escritura. Nuestra idea de escritura parte de la que rige entre los europeos, la cual, en razón de la hegemonía de la cultura europea, servía y sirve como valor comparativo con respecto a otras escrituras y/o notaciones1. En la época de la invasión española, tener una escritura alfabética era un signo de civilización a los ojos de los europeos (cf. Mignolo, 1994). La hegemonía europea llevó a que se clasificara la escritura alfabética como lo más perfecto que existía para transmitir información. De este modo plantean hoy en día muchos teóricos de la cultura que el desarrollo del pensamiento racional y científico no hubiese sido posible sin el desarrollo de una escritura alfabética, es decir, de una que preserve la lengua humana, tal como se da en Europa. Para muchos teóricos, se trata incluso de un requisito para la génesis de una "civilización muy desarrollada" (véase Goodyetal., 1986).
Sin embargo, ¿ cómo explicar el desarrollo, expansión militar y administración política de un estado como el inca, de más de 2'000,000 km2 , y poblado por aproximadamente 8'000,000 de habitantes, sin la existencia de un sistema de notación o fijación de información? Los arqueólogos han comprobado que la formación de estados con una compleja diferenciación social y una jerarquía de poder va acompañada de la aparición de sistemas de notación (Damerow, Englund y Nissen 1994). El estado inca se ajusta perfectamente a esta apreciación. Aparte de la compleja diferenciación social y jerarquía política, sabemos por las fuentes españolas y por los hallazgos arqueológicos que en tiempos de los incas hubo en la región andina dos conocidos sistemas de notación, que no tenían nada en común con la escritura alfabética europea ni con los soportes de ella. Se trata de los llamados tocapus y de los quipus, usados ampliamente. Un tercer sistema, la pintura de escenas, es poco mencionado en la literatura moderna porque en este caso sólo existen escasas referencias en las crónicas (Parssinen, 1992: 26-31). Mientras en Europa la información se plasmaba a través de la escritura alfabética sobre el papel, los incas fijaban la información preferentemente con nudos (quipu) y en forma de cuadrados con figuras geométricas y/o figuras estilizadas (tocapu) en textiles. Los primeros eran cuerdas de lana y/o de algodón dotadas de nudos, y los segundos se hallaban en paños y vestidos. Los tocapus también se encuentran preferentemente en la cerámica y vasos de madera o metal (qero).
¿ Cómo definir los tipos de notación inca? La definición de escritura dada puede ser expresada en una forma simple a través de la mencionada ecuación ídea=lengua=escritura, ? la cual volvemos a recurrir para poder _ explicar mejor por qué se hace difícil aceptar otros sistemas de notación. Las partes de esta ecuación son consideradas constantes y he aquí el problema en la definición. Si nos imaginamos que una de las constantes puede ser variable, es decir que no necesariamente tiene que ser parte de la ecuación -o sea de la definición de escritura-, nos acercaríamos mucho más al concepto de escritura que otros pueblos no europeos tenían y tienen. Por ejemplo, si ídea=escrítura, estamos refiriéndonos al hecho de que un icono o signo expresa un concepto, sin estar este atado a una lengua. Esto
significa que pueblos diversos o miembros de otra cultura pueden "leer" el icono independientemente del idioma que hablen si conocen el código de la lectura, como sucede hoy día con los signos que aparecen en los programas de computación o en el tráfico internacional de aeropuertos, estaciones de ferrocarriles, etc.
También en la vida moderna la escritura alfabética no constituye el único medio de comunicación. Es más, el avance de la ciencias no se debe solamente a la escritura alfabética, sino también al uso de otros tipos de notación, como por ejemplo en la música y la matemática. El uso de gráficos, diagramas, cuadros estadísticos y dibujos es imprescindible para las ciencias naturales, sean éstas la medicina, la geografía, la geología, la astronomía, etc. La escritura alfabética sola no hubiese propulsado nunca el desarrollo de ninguna de estas ciencias sin la ayuda de la representación de elementos visuales, signos e ilustraciones pictóricas. De este modo, podemos decir que la usual ecuación que define la escritura alfabética, concepto=lengua=escrítura, no se ajusta a la realidad del desarrollo de la ciencia, y hasta en nuestra propia civilización no representa tampoco un concepto del todo aplicable porque es solamente un sistema de notación más que se usa, paralelo a otros en el mundo de la tecnología.
Las escrituras que denotan una lengua sólo registran un aspecto limitado del discurso hablado porque ignoran elementos prosódicos del discurso, como acentuación, extensión, volumen y pausas, así como tampoco registran lo que se denomina la comunicación no verbal, como expresiones faciales, gestos o mímica. El comprender que la escritura alfabética de ningún modo es siempre el sistema de notación óptimo debe desembocar en una nueva y más amplia definición de escritura que abarque también otros códigos. Por este motivo, el lingüista Geoffrey
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El Quipucamayoc en la crónica de Martín de Murúa, 1590. Colección Particular de Sean Galvin, Irlanda.
Sampson (1985) propone una clasificación de las escrituras o notaciones en "sistemas glotográficos" y "sistemas semasiográficos". Los primeros definen las escrituras basadas en una lengua y los segundos se refieren a las escrituras que anotan "significados" en forma directa, mediante un sistema de signos permanentes y convencionalizados, sin pasar por un código lingüístico. La ventaja de un sistema semasiográfico radica en que se puede transmitir información a un público plurilingüe prescindiendo de la lengua. Los signos de un sistema semasiográfico pueden ser abstractos, elegidos al azar, pero tienen una disposición determinada y una sintaxis que se ajustan a un sistema de reglas que hay que aprender. Estos signos pueden tener forma de iconos, es decir, estar basados sobre imágenes que hacen referencia a lo que se quiere decir. Al sistema semasiográfico pertenecen la notación y los símbolos matemáticos, musicales, etc.
Sin embargo, la definición de Sampson puede ser también excluyente con respecto a la gama de símbolos individuales que existen en la iconografía andina, aparentemente fuera de todo contexto sintáctico. Desde este punto de vista la semiología ha permitido desde la década de los 80 abrir una perspectiva teórica para poder abarcar otros símbolos que no aparecen en textos, como las señales de tránsito, las de las estaciones ferroviarias y aeropuertos, y los iconos de los programas de computación. Los signos utilizados en contextos de tránsito de pasajeros y vehículos, como también los de computación, no han sido creados para reproducir textos largos unidos por una sintaxis. Sin embargo, cada uno de ellos transmite una información concreta, es decir, un concepto, una idea2" Según los semiólogos, la fijación de comunicación puede ser a través de cualquier signo o símbolo que es entendible por un receptor (Geertz, 1983; Cicourel, 1985; Morris, 1985).
Tampoco hay que entender a priori que los sistemas semasiográficos o simbólicos sean universalmente comprensibles. El hecho de que no estén atados a un código glotográfico no implica también que funcionen sin código alguno, como ya se indicó. Ningún sistema de comunicación puede prescindir de convenciones que coordinen significantes con significados o que fijen la sintaxis de los signos (Eco, 1972: 19-20). Por lo tanto, todos los sistemas de comunicación, entre ellos la escritura semasiográfica, existen dentro de un contexto cultural específico que debe ser aprehendido. Este desarrolla y determina el código de la notación, que a su vez debe ser aprendido (véase en este sentido las apreciaciones de Matos sobre la decoración inca en la cerámica). Ejemplos actuales nos muestran cómo personas del tercer mundo no familiarizadas con las señales internacionales de tránsito, las interpretan de otra· manera porque no les fue enseñada la lectura "correcta" (Zaninelli, 1995: 6-8). Tampoco debemos pensar que un sistema semasiográfico evolucionaba a uno glotográfico, sino, al contrario, que una escritura glotográfica también. podía convertirse en una semasiográfica, como se dio el caso en Mesoamérica (Grube y Arellano, ibid).
Esta explicación moderna para comprender los sistemas de notación inca procede también de un contexto cultural ajeno al de los Andes y distante temporalmente