MÉTODOS PARA ESTABLECER EL ESTADO DE LAS POBLACIONES EN PESQUERÍAS CON POCOS DATOS EN TIEMPOS DE COVID -19 FUNDATUN La sobrepesca y el estado de las poblaciones de peces ha sido una preocupación creciente para los administradores pesqueros, la industria pesquera y las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) durante varias décadas (FAO, 2018). Parte de esta preocupación clave es cómo las reglas que rigen los subsidios a la pesca podrían ser aplicadas por gobiernos con poco acceso a datos sobre el estado de sus poblaciones de peces (stocks pesqueros). La Organización Mundial del Comercio (OMC) ha estado revisando las propuestas de regular o prohibir subvenciones a las poblaciones sobreexplotadas. En la compilación pública disponible del último texto de negociación de la OMC, sobre subvenciones a la pesca, hay varias opciones enumeradas para la identificación de una población sobreexplotada (OMC, 2018); las cuales incluyen referencias a decisiones y opciones nacionales o regionales para una definición objetiva. Las opciones, para una definición objetiva de una población de peces sobreexplotada, generalmente se refieren a que “la población está en un nivel tan Figura 1.- Variedad de artes de pesca empleados en las zonas costeras (arriba) y bajo que la mortalidad por pesca necesita ser (restringida) para permitir que la oceánicas (abajo) (Modificado de Domènech, 2014) población se recupere a un nivel que produzca un rendimiento máximo sostenible o puntos de referencia (alternativos)”; para lo cual se necesita conocer con certeza qué puntos de referencia podrían considerarse como "puntos de referencia alternativos" en el contexto de esta definición objetiva de una población sobreexplotada. Otra interrogante que surge, en las pesquerías con escasez de datos, es acerca de cómo dirigir las subvenciones que podrían tener un efecto negativo en poblaciones específicas o que podrían contribuir a la sobrecapacidad y la sobrepesca. La sobrecapacidad describe una situación en que la capacidad de una flota es mayor a la necesaria para conseguir un nivel deseado de explotación sostenible (Cunningham y. Gréboval, 2004).
Los países en desarrollo enfrentan desafíos particulares al evaluar las poblaciones de peces, porque muchas de sus pesquerías se caracterizan por una producción muy Figura 2.- El camino de la sobrepesca (Modificado variable, con múltiples artes de pesca que interactúan con múltiples especies, con de Pauly y col. 1998) heterogeneidades espaciales; donde la aplicación de las evaluaciones, basadas en modelos convencionales con datos limitados, a menudo no son apropiadas (Dowling y col., 2008). En 2020, la pandemia del COVID-19 ha traído una mayor incertidumbre al sector pesquero, ha impactado en todas y cada una de las comunidades pesqueras, en la cadena de suministro (artesanal e industrial) y, finalmente, los mercados; trayendo como consecuencia un incremento de la pesca ilegal, una disminución en el registro de información, sumadas a una escasez de fondos y funcionarios para la supervisión. Los pescadores furtivos continuaron operando en la medida que disminuyó la vigilancia de las costas y puertos de descarga. Casi simultáneamente, comenzaron a observarse la venta del producto de la pesca ilegal en las redes sociales; donde inclusive algunas de las especies ofertadas estaban en veda. La Pesca Ilegal, No Declarada y No Reglamentada (pesca INDNR) incluye una serie actividades ilícitas de las pesquerías legalmente establecidas en cualquier parte del ámbito marino Figura 3.- El impacto de COVID-19 se ha sentido en todos los eslabones de la cadena de como: pescar sin permiso, fuera de temporada, utilizar artes de pesca proscritas, no producción respetar las cuotas de captura, no declarar o dar información falsa sobre los volúmenes y las especies capturadas, entre otras (Riddle, 2006). En consecuencia, este tipo de pesca se constituye en una grave amenaza para los recursos pesqueros y ecosistemas productivos, con repercusiones en la vida humana; afectando su estabilidad socioeconómica y seguridad alimentaria.