que va cambiando de acuerdo a las necesidades. No podemos estar en permanente actividad o en permanente pasividad. Toda persona, en determinado momento, tendrá necesidad de apartarse del contacto.
Por lo general, con esta técnica se suministra material nuevo, ya que la retirada le ha permitido al paciente recuperar energías y observar hacia donde le llevó su fantasía. Cuando el paciente siente demasiada angustia por lo que le está sucediendo, se le dice que trate de permanecer con esa sensación y trate de ir viendo y dándose cuenta de lo que le va ocurriendo en el campo físico, así como que tome conciencia de las imágenes que le acompañan.
Este juego también está vinculado al principio del continuo de conciencia. En numerosas ocasiones, los movimientos o ademanes involuntarios parecen tener un significado, pero tales movimientos pueden ser incompletos y no alcanzar un desarrollo total, con lo cual entran dentro del campo de la inconsciencia. Entonces se le pedirá al individuo que realice ese movimiento y que lo exagere, si es preciso, tratando de que se ponga de manifiesto el significado interno que dicho ademán puede tener. Esto se utiliza también para la conducta puramente verbal, en lo que suele llamarse “juego de la repetición”. Así, si un paciente dice algo que consideramos importante, y él lo pasa rápida y desapercibidamente, se le pedirá que repita varias veces dicha frase, y si vemos que es necesario, le pediremos que la diga cada vez más fuerte, aumentando el tono de voz cada vez que la repite. Pronto empezará a escucharse a sí mismo en lugar de emitir palabras simplemente. Sucede a veces que, cuando le decimos que exagere un ademán o movimiento, se van asociando a él determinadas frases o emociones, haciéndose consciente algo que no pudo ser totalmente inhibido por la censura. Soslayamos la inhibición de la conciencia y facilitamos la apertura a los sentimientos asociados a esos gestos y ademanes.