Año 1 - Número 7 - Octubre 2012
Editorial
En este número Los vampiros ocupan el tema principal. Las diferentes versiones en el cine han surcado la historia. Nuestros diferentes colaboradores nos cuentan su visión al respecto. El amor también ocupa un interés de la mano de Fabio Valarelli con su artículo de este mes. También, en este mes, la entrevista a Jorge Poleri, productor de “La república perdida” y a Emiliano Romero, director de “Topos”. También, a partir de esta edición, las críticas del Can severo. Todo esto y más. Que lo disfruten, estimados lectores.
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Sumario Por qué ya no me gustan los vampiros................3 Estilos y modas durante una vida eterna..........6 El amor en el cine.............................................8 Vampiros..........................................................10 CJ Ramone en montevideo.............................11 Felipo tiene un Edipo......................................12 Crónicas del ají picante..................................13 Entrevista: Jorge Poleri...................................14 Mar Abierto......................................................18 Mad Campri - Todos mis Muertos...................21 Entrevista: Emiliano Romero...........................22 Crítica de Topos..............................................25 Héroes y Monstruos........................................26 The critic.........................................................29
Hay equipo!
Editor Gastón Dufour
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Asistente Editorial Erica Goldemberg
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Redactores Gastón Dufour Lara Castillo Belen Jacoby Fabio Vallarelli Eva Lilith Juan Pablo Franky Nicolás Esteban Rijman GAF Ramiro D’elia. Fesal Chaín Kattia Barrientos Quirós Natalia Lemon David Monge Camilyboop de Greengay
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Las aventuras de Alan:
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Ilustración de tapa Julian Santos Ilustración de contratapa Federico Pesce (aka Foxmulder) Diseño Erica Goldemberg
Contacto:
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Por qué ya no me gustan los vampiros
Los vampiros perdieron el poco respeto que les tenía desde que Kristen Stewart adornó la frente de Robert Pattinson ¿Dónde quedó la clase y las buenas maneras? Abaratadas al nivel de nota de prensa rosa, Bram Stoker tiembla en su tumba junto al empalador. No hay respeto por la capa ¿Erotismo? si ya nadie juega con la comida; las tetas de Mónica Bellucci ya no derriten crucifijos ni regalan orgasmos de los que te hacen empalidecer y Christopher Lee no llora sangre ante el cuello del pecado. No hay respeto por los amantes a la antigua, a lo Gary Oldman ¡Claro! no niego que se dio un tropezón con la ladronzuela de Winona Ryder pero quién se salva de esa yugular de azúcar. Brindo con luz de luna nueva por la sombra de Nosferatu de seguro mejor polvo que los murciélagos de poca monta del crepúsculo. Bela siempre Bela, si no hubieses tropezado con la estaca del amanecer del vino, aun robarías señoritas enfermas de amor, aprenderías a corregir la mañana con cortinas gruesas como el hastío del nuevo siglo al que le lamerías las heridas envenenadas por la desazón.
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Chupasangre, por Pepito Chicoma
Estilos y modas durante una vida eterna Cuando Drácula llegó al cine en 1920 de la mano del director Károl Lajthay, no pensó que “moriría” a causa de la pérdida de su huella tecnológica. Por tal razón, Nosferatu de F.W. Murnau (1922) fue quien marcó la pauta que categorizaría a Drácula en los años veinte como un monstruo sin cabello, dientes afilados en lugar de colmillos, orejas puntiagudas y manos con uñas semejantes a garras. De este monstruo quedó poco en los años treinta y cuarenta, pues el dandy Drácula enfundado en un frac de Tod Browning (y encarnado a la perfección por Bela Lugosi) prefería más asistir a la ópera de Londres que dedicarse a morder damiselas en peligro, ni siquiera tenía colmillos, claramente no los necesitaba. En cuanto a la capa, esta añadidura le servía durante la función de gala y fuera de ella para desvanecerse en medio de la neblina.
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Llegada las décadas de los cincuenta y sesenta, la compañía filmográfica inglesa Hammer Productions le da trabajo a Drácula a cambio de que dejara de pasearse por las calles y se
dedicara a atacar de nuevo. Tantos años sobre la tierra, no han sido en vano y Drácula supo negociar y aceptó siempre y cuando pudiera conservar la capa. Cristopher Lee gustó de interpretar este papel por muchos años, era como el “hermano malo” de Drácula-Lugosi: ojos rojos inyectados de sangre más prominentes colmillos listos para encajarse en el cuello de múltiples víctimas le hicieron temible y, a la vez, seductor. Sin embargo, si bien la atmosfera siempre era victoriana, el pueblo se armó con cruces, ajos, estacas y demás artificios para deshacerse del monstruo. No deseaban un merodeador cerca de sus mujeres. Si bien no lograron exterminarlo, la vida de Drácula en los setentas tampoco fue buena para él: un montón de actores anticuados se dispusieron a sacar del armario sus viejos trajes y regresaron para hacer parodias y remakes de sus glorias pasadas. Quizás habría sido mejor para el conde quedarse esa década en el castillo solamente acompañado por sus pensamientos. Durante los ochentas y noventas es cuando aparecen “los vampiros”: esos seres disfrazados con trajes de época o con exceso de talco en la cara o con apariencia de fans de grupos de “heavy metal”. ¿Y Drácula? Se mudó del castillo a organizar fiestas en granjas o discotecas clandestinas. No obstante, en 1992 el director Francis Ford Coppola fue recibido brevemente en la sala de estar del conde, la visita fue amena pero corta. Un nuevo milenio más y Drácula es testigo de los cambios operantes en el mundo: deja la capa y adopta la gabardina como si fuera “el elegido”. Mucho antes de hacer alarde de sus pectorales, Gerald Buttler es el primero en personificar al “Drácula ejecutivo” quien a veces es perseguido por vampiros “caza-vampiros” envueltos en cuerina o regresa al castillo a organizar fiestas góticas para otros vampiros con apariencia gótica. Finalmente, durante esta segunda década del nuevo milenio, la evidencia hace sospechar que Drácula se retiró para, desde el castillo, vender cuerina a otros vampiros mientras trata de resolver cuál pariente lejano suyo fue quien dio origen a estos vampiros centelleantes con la luz del día.
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Zizou ne me quitte pas No ha pasado un sólo día en que mi nariz no haya sangrado. Me levanto temprano por la mañana, cuando la sangre sale a tomar aire. Al principio me despertaba de un sobresalto, violento y sin aviso; me veía obligado a dormir en el baño, buscar algodón y mojarlo en agua para contenerla y limpiarme. Con el tiempo pude dormir en la habitación, donde creé una maquinaria estratégica contra el sangrado, que incluye: hielo, agua oxigenada, un broche, amor y algodón. Luego del desayuno la sangre suele sentirse pesada, y es probable que vuelva a querer salir. Para tentarla de que se mantenga dentro de mí, le convido algunos caramelos rojos o azules hasta que se calma. Requiero estrictamente de una caminata matutina para ejercitarme y distraerla del encierro de casa, pero resulta todo un riesgo: en esta ciudad hay muchas calles, y en las muchas calles hay demasiados individuos extraños que la asustan... se estremece y se sale. La hora del almuerzo suele ser tranquila, pero
no hay mediodía que, luego de las 12.31, no caiga desmayado porque la sangre se hecha a dormir la siesta. Cuando despierto ya es tarde. A las 17.30hs nos toca merendar, y ella no siempre se contenta con unas simples tostadas untadas. Exige jamón, panceta, banana frita, pan con dulce de batata o naranjas jugosas -si están secas se violenta, generándome exaltación-. Si lo que preparo no la complace, comienzo a temblar. A la noche se pone melancólica: tenemos que ver al menos una película romántica. Si no vemos la película, enfurecida no deja de salir hasta dificultarme la respiración. Si efectivamente la vemos, se emociona tanto que afloja la presión y hace que me quede dormido. Durante la noche no solemos despertarnos, pero nunca dormimos bien. Sin dudas tengo una sangre caprichosa, que demanda un cuidado constante. Pero siento ese tipo de amor absurdo, que me hace empalidecer con el mínimo descuido; que me amenaza con vaciarme, y si se va puedo morir.
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Tony Scott y El ansia
Tony Scott se suicidó y estallaron en la red y en las revistas especializadas los obituarios y artículos sobre su obra. No obstante, de lo que más se habló (todavía se habla) es del lugar que ocupa en la historia del cine. O mejor dicho, el lugar que le tocó ocupar al ser hermano de Ridley Scott. Siendo breves, la discusión se apoyó en que a Ridley se le consideró un gran director desde sus comienzos, gracias a Aliens (1979) y a Blade Runner (1982), pero luego no cumplió con las expectativas que generaron sus primeras obras. Mientras que a Tony se le veía como a un director menor, porque sus comienzos no fueron impactantes, pero terminó su carrera siendo uno de los mejores directores de películas de género dentro de Hollywood. Es decir, mientras Ridley tenia un futuro por delante que se le esfumó; su hermanito, Tony, nunca fue una promesa y, con el tiempo, logró afianzar una mirada personal y sólida mucho más interesante que la de su hermano. A Tony Scott se le criticó ser un director de publicidad, un artesano mercachifle que aprendió su oficio, supuestamente, en un mundo inadecuado. Pero ¿qué mundo es inadecuado a la hora de crear una obra que trascienda? ¿Acaso existe hoy en día algo puro que no merezca o soporte la mezcla? Este argumento escuálido lo esgrimen aquellos que creen que el cine debe ser una especie de arte aria, un universo incontaminado en el cual si llegara a germinar una mezcla, en esta debe haber más del elemento “cine” que de otro elemento. Igual, Tony Scott siguió filmando a su manera, como el buen artesano incansable que fue, y conquistó
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más adeptos que detractores. En sus últimos trabajos logró acercarse a crítica y público con obras ligadas al cine industrial, probablemente con algunas marcas de autor, con una respetable construcción de personajes y con un manejo de los tiempos más que apropiado para generar suspenso, acción o sorpresa. Pero la verdad es que poco importa lo que Tony Scott haya demostrado con sus últimas películas o lo que hayan dicho de sus comienzos, porque desde El ansia (1983), su opera prima, se ve a un director hábil y, aunque inocente, totalmente comprometido con su trabajo. Si bien la crítica la ninguneo argumentando que era una obra menor, llena de aires publicitarios, cargada de los cortes del video clip y, en resumen, alejada de lo que “debería ser el cine”; el paso del tiempo demostró a los detractores de El ansia que el cine no sólo son pretensiones trascendentales sino también ganas de existir, pues el tiempo juzga a todos con la misma vara y es sólo cuestión de tiempo para que la mezcla se acepte y afiance, aunque en sus comienzos sea mal vista. La película reúne exquisitos elementos que nos permiten usar la etiqueta de obra de culto. Pero comencemos por los rostros que se apoderan de la pantalla. El ansia contó con la actuación de uno de los rostros más sensuales del cine francés, Catherine Deneuve, una de las divas de la Nouvelle Vague, en el rol de Miriam Blaylock; una vampiro elegante e inmortal, que debe ver como sus parejas van muriendo con el paso de los siglos. En esta ocasión la muerte agarra por las entrañas a su esposo de turno, John,
interpretado por David Bowie, el mismo que canta y baila ¡El duque blanco! quien al saber que sus días están contados decide buscar a una doctora que trabaja investigando casos de envejecimiento prematuro. La doctora será interpretada por la activista política y ganadora del Oscar, Susan Sarandon, antes de hacerse archiconocida por el papel de Louise en la película de Ridley Scott Thelma & Louise (1991). En lo que concierne a la imagen, sólo el comienzo de la película basta para inflarla de actitud y presencia. Tony Scott logró elaborar una de las mejores escenas de títulos de la década de los ochenta. Un montaje paralelo en el que la banda Bauhaus toca “Bela Lugosi’s Dead” en un sótano, al mismo tiempo que la pareja de vampiros interpretada por Bowie y Deneuve coquetea con sus nuevas victimas; y mientras unos monos de laboratorio enloquecen. Un comienzo salvaje, marcado por la estética y la música ochentosa, en el que la sensualidad y elegancia de los vampiros se equipara con la oscura sensualidad que se derrochaba en las discotecas underground, y al mismo tiempo, con la violencia desatada de la naturaleza cuando un mono es alterado genéticamente. El minimalismo tendrá que esperar unos años, porque en esta escena el exceso es la regla: filtros, fondos y luces azules que recuerdan que vemos una película manipulada por alguien y con una intención estética, altos contrastes de luz y sombra en los que la oscuridad impenetrable remarca siluetas o figuras jugando con la composición del plano, el vestuario es impetuoso y siempre se coloca en primer plano
tanto la ropa como los accesorios y los peinados y, como ya se dijo, los actores solamente tiene que sumar sus rostros para completar el coctel. Todo esto organizado con desenfreno al ritmo de Bela Lugosi´s dead resulta, claramente, ser un videoclip infiltrado en el comienzo de una película, ¡y qué buen videoclip! Después de la presentación la película se vuelve más sobria y la música clásica colma las imágenes acompañando el drama de dos vampiros modernos rebosantes de aristocracia medieval. Y aunque la historia deviene en cuento de terror con efectos especiales propios de su época, a don Tony Scott no le basta con hacer un resumen de la estética de los ochenta, sino que además deja en claro los elementos del erotismo soft-core de la época, realizando una escena entre la Deneuve y la Sarandon en una cama cubierta con velos translucidos que se ondean, mientras escuchamos por primera vez en el cine “El Dueto de las Flores” (de la opera Lakmé) de Léo Delibes… no se queden con la duda, busquen en Google ahora, y sabrán perfectamente de lo que hablo. Aunque lejos de ser una obra maestra El ansia se revela como una película indispensable para entender los ochentas, de una belleza particular si se le mira con ojos inocentes y el primer ladrillo de la maleable carrera de un director de cine que logró llegar a la cima de la industria con la mano firme de un grande y el empuje constante de un artesano que hace con ganas y huevos su trabajo.
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El amor en el cine
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El cine, como todo arte, se ha encargado de plasmar todos los temas existenciales que el ser humano ha atravesado a lo largo de la historia. Lo cierto es que aunque no parezca éstos temas no son muchos, o por lo menos siempre es posible percatar que hablamos de las mismas cosas: La vida/la muerte, El bien/el mal, etc. Quizá podríamos afirmar que existen categorías temáticas universales, de las cuales se desprenden sucesivas variantes. Si esto fuera cierto una de estas categorías sin duda sería el amor. Siguiendo una visión amplia del término, podríamos decir que el amor es aquel sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo (al menos así lo dice la RAE). Tomando entonces lo anterior como punto de partida, y sumando el hecho de entender como odio al sentimiento antagónico al amor, o mejor dicho como la ausencia del amor, prácticamente podríamos decir que todo habla del amor (o en su defecto de la ausencia del mismo). Quizá entonces estemos frente a la temática más universal de todas, no lo sé, pero lo cierto es que sin lugar a dudas ha sido una de las más evocadas en la historia del hombre, por una sencilla razón: el amar, o la ausencia de ese sentir, está presente todo el tiempo en nuestra vida. Amamos u odiamos a nuestras relaciones, nuestro trabajo, nuestros amigos, nuestra carrera, nuestra familia, nuestra vida en sí misma. En pocas palabras toda experiencia humana está ligada al amor, o la falta del mismo. Si parece ridículo, les propongo hacer la práctica de pensar en que momento de nuestra vida este sentir o en su defecto su ausencia no intervienen, verán rápidamente que su influencia es total y cubre todo accionar del hombre. Entonces, si la vida es un reflejo del amor (o de su ausencia), lo mismo puede aplicarse al arte, y el cine por ende no podría quedar afuera. Podría llegar a decirse que la primera película que retrata de forma clara al amor es el corto de los Hermanos Lumière “Baby’s Dinner”, en el cual uno de los afamados hermanos junto con su mujer alimentan su pequeño hijo. Sinceramente no lo podría afirmar con demasiada seriedad, pero podría ser una interpretación correcta. De lo que no caben dudas es que en ese pequeño fragmento podemos ver expresado a través de la cámara el amor de esos padres a su hijo. De allí en adelante el cine se ha encargado de
tratar al amor y a las relaciones sin cesar, se ha encargado de ponerle un rostro al amor a través de sus actores más conocidos, se ha encargado de estereotipar al amor y como debe articularse el mismo, y se ha encargado incluso de cuestionar ese estereotipo y reflexionar sobre él. Demás está aclarar que el cine no ha inventado nada, sólo ha cristalizado en la pantalla aquellos conceptos que la propia sociedad ha generado de forma consuetudinaria para sí misma. Parece entonces que el cine, actuando como un espejo de nuestra sociedad, nos ha representado qué es lo que debemos esperar del amor (o de su ausencia), como ese amor debe sentirse, como debemos expresar ese amor, y que debemos sentir cuando el amor desaparece. Suena pretensioso pero no hay nada más cercano a la realidad, hay una idealización del amor presente en todos nosotros y hay una expectativa de esa idealización también, y en gran medida a ello ha ayudado el cine. Sino recuerden, las niñas sobre todo, aquella idea del príncipe azul; o como un hombre debe esperar a que una mujer esté en un aeropuerto o en un altar para gritarle su amor. Podríamos decir que ninguna de las situaciones prescriptas anteriormente ocurren, que nadie corre 30 cuadras en la noche de año nuevo para decirle a Sally que la ama, que nadie se queda esperando que Summer vuelva. Lo cierto es que todas estas situaciones tienen algo de verdad, por más pequeño que sea y más allá de los cánones de belleza que implementamos. El amor no es una construcción social, es una manera de sentir o de no hacerlo, cuyo nombre sí es producto de una convención colectiva, pero claramente no así su sensación. Como vemos está en todas partes, incluso cuando no está. Puede ser estereotipado, puede ser idílico, pero también puede ser concreto, salvaje y bestial, y ninguna de estas fases es totalmente cierta o falsa, sólo es así, y el cine así de errático lo ha representado. 10 Películas Random sobre el amor: Casablanca Annie Hall When Harry met Sally Todas as mulheres do mundo Sin aliento El amor a los veinte años Alta Fidelidad 500 days of summer Jeux D’enfants Amelie
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VAMPIROS
(Para leer acompañado de Gloomy Sunday, versión Diamanda Galas) Hoy puedo decir que mi cita preferida es con las historias de vampiros. Sed de sangre, de noche, de inmortalidad. Eso último, especialmente. Me enfurecí con la Parca y ahora no quiero saber nada de nadie que tenga los días contados. Los vampiros dependen sólo de ellos mismos y pueden elegir dejarse estaquear o no. Cambian su forma, tienen todas las edades a la vez, renuevan su vida noche a noche. Sus cuerpos les pertenecen por completo. No hay enfermedades. Basta la tierra natal y el fuego de la sangre fresca. Me acuerdo. Era de madrugada. Llevábamos la noche gastándonos a besos, mordiscos y demás vicios. Al borde del sueño, borracha de placidez, tuve la revelación que ese hombre, mi amante, mi maestro, alumno, compañero, brujo, era el que quería que me acompañe siempre. Juntos crecer, juntos descubrir mil mundos y a nosotros mismos. Tengo reacciones raras. Esa madrugada me dio por reírme sola. Cruzando el sopor, él me miró, arrugando apenas la nariz. “¿Qué es tan gracioso?” “¡Nada es gracioso! Es algo muy serio. Me 10
acabo de dar cuenta que te amo y quiero que nos hagamos compañía toda la vida. ¿No te das cuenta qué horror de ataque de cursilería me dio?” Sonrió ampliamente, me abrazó. Dijo “Qué bueno eso. Aunque… toda la vida puede ser demasiado tiempo…” Unos 40 años más, pensé. Pensé mal. Me equivoqué feo. Una putada de la genética, los conservantes de la comida, la ciudad que se lo tragó, el resentimiento no procesado. No me importa la causa. Él se enfermó, hizo sus tratamientos. Hizo todo lo que tenía que hacer, pero ahora lo único que queda del gigante que me sobraba por todos lados al abrazarme, es una placa en el costado no cristiano del cementerio. El árbol de naranjos que planté sobre sus cenizas ya dio azahares un par de veces. Seguí con mi vida, entera aunque herida. Llegando a casa, sólo quiero salir de mi mente. Desear personajes que no vayan a ser tocados por la muerte, que la hayan vencido. No importa qué tan terribles sean. No importa el costo que lleve. Quiero mi cita con un amor que haya vencido a la muerte.
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CJ Ramone en montevideo El 28 de setiembre de 2012 luego de casi media década, cj RAMONE volvió a visitar Montevideo. El lugar que se eligió para celebrar el show fue un bar del barrio del cordón llamado BLUZZ LIVE. Las bandas que compartieron escenario con el ex bajista de los RAMONES fueron en su casi totalidad todas de la vecina orilla, la única banda que representó a Uruguay en la grilla fue GREEN GAY. Desde temprano la gente ya empezaba a aglomerarse en la esquina para hacer la previa e ir preparando el cuerpo para esa velada poguera que cada vez estaba más cerca. Los comentarios de la gente estaban basados en el dilema de cuál sería el repertorio, si tocaría canciones de los BAD CHOPPERS como había hecho en su anterior visita, o si la ráfaga de canciones terminarían siendo
viejos himnos ramoneros, y me atrevo a decir que nadie se fue insatisfecho ya que la lista de temas tenía las canciones más emblemáticas de los RAMONES. Un show rápido, la banda sonó ensamblada, y el público coreó desde la primer hasta la última palabra de las canciones de los míticos RAMONES, y aprovechó para descansar y recuperar el ritmo cardíaco en los momentos en que aparecía alguna canción del nuevo disco de CJ que al parecer aún no se había hecho conocer en Uruguay. Posiblemente un show que va a quedar en el recuerdo de las casi 300 personas que estuvieron en aquella noche; si tuviera que hacer un balance de la fecha resumiría diciendo: excelente la selección y el orden de las canciones, no me terminé de entender la necesidad de traer 2 guitarristas si ninguna de las veintipico de canciones que tocaron tenían ni solos, ni arreglos; calculo que buscó generar una postal de 4 personas en escenario como solían ser aquella banda que lo catapultó a la fama, vaya a saber uno, igual creo que a nadie le importó. La noche fue corta e intensa, y puedo decir que se va a hablar por mucho tiempo de este espectáculo de punk rock que nos dejó el más joven de los ex RAMONES.
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felipo tiene un edipo
Felipo tiene un Edipo, en realidad son más bien dos Edipos, porque su perro pequinés también se llama así. No es que Felipo esté enamorado de su madre, no no, no se crea eso, sino mas bien, que su mamá es la única mujer que tiene y a la única que puede mirar a la cara sin sentir que se le retuercen los intestinos. Es a la única mujer a la que Felipo espía cuando se baña y a la única que le descubre los moñitos de las bombachas cuando se secan en las canillas de la bañadera. No es que Felipo este enamorado de su madre, no piense cualquier cosa, no es esa la idea. La idea es que Felipo tiene un Edipo, Bueno, está bien, dos Edipo. Pero acá lo importante es que Felipo se pasa la tarde olisqueando entre los cajones de ropa de su madre o acariciándole el pelo cuando su mama duerme. Pero repito, Felipo no está enamorado de su madre, sólo le habla a sus amigos todo el tiempo de ella diciendo que es la más linda y que se va a casar con ella cuando Felipo sea grande. Felipo se imagina puestas en su madre todas las ropas que ve en las vidrieras, y solamente le saca fotos con la polaroid todo el tiempo y las esconde en sus carpetas o las lleva en sus bolsillos. 12
Felipo camina rápido por las calles, se le hace tarde y mama lo va a retar. Toma el colectivo y mientras viaja mira por la ventanilla las miles de formas borrosas que se pierden en la noche de la ciudad y luego del barrio de luces de cobre. Felipo ansía el olor a canela de su casa, el color anaranjado de las lámparas de pantalla. El colectivo acelera junto con el corazón de Felipo que va imaginando que mamá lo va a recibir con un gran beso y quizá también con un rico postre. Felipo baja en la parada y no puede más, va corriendo las últimas cuadras con las mejillas encendidas, revolviendo en su bolso en busca de las llaves. Pero, no es que Felipo este enamorado de su madre, pero hoy como es septiembre le está llevando un ramo de flores, porque a ella le encantan las flores y él lo sabe, cómo no saberlo. Y Felipo abre la puerta de su casa, deja el portafolios, se saca los zapatos la corbata, y se queja de su dolor de cintura que con los años se va incrementando… Felipo no esta enamorado de su madre, pero su madre es a la única que puede hablar sin sentir que se convierte en un gran pescado fuera del agua. A Felipo le tiemblan las rodillas cuando mamá lo recibe con un abrazo suave, porque mamá es viejita y está dolorida, y Felipo tampoco se puede agachar mucho.
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Crónicas del ají picante Entusiasmo a prueba de todo. Con esta frase decido comenzar. ¿Cuántas veces en la vida uno da todo por lo que ama? A veces el miedo se interpone creando una barrera en nuestro camino, pero el entusiasmo sigue allí, ocupando el lugar más grande y prestigioso en nuestra mente. Uno puede amar apasionadamente algo y tener la esperanza de que todo salga bien en torno a ese “algo”. Pero hay cosas que no se logran con un simple querer, sino con la fuerza del hacer. ¿Y si el mundo entero pareciera ponerse en nuestra contra y pusiera nuestro entusiasmo a prueba, seguiríamos adelante? Y no me refiero a una pequeña piedra o una persona, sino a las leyes de la naturaleza, a las leyes que nos rigen y que están muy por encima de cualquiera. En principio deberíamos dejar de creer en esas inútiles leyes y crear nuestro propio mundo interno organizado de la manera que nos plazca. Allí podemos lograr nuestros cometidos sin la necesidad de toparnos con piedras o personas
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indeseables. El primer problema viene con la primera solución y es la de convencerse a uno mismo que, a pesar de haber tocado fondo, podemos ver la luz, porque, en realidad, ese fondo no existe más que en nuestra mente. El problema, entonces, es la lucha con sí mismo. Escapar a otra realidad es más sencillo, aunque al comienzo aparente lo contrario por la distancia que hay de nuestro primer mundo y las emociones que deja el alejarse de nuestros afectos. Irse es más fácil, pero sólo lograríamos que nuestro cerebro nos pida a gritos resolver el tema con él primero, para que podamos, luego, enviarle nuevos problemas del nuevo mundo. Concluyendo, ¿entusiasmo a prueba de todo? Sí, a prueba de imbéciles, de leyes naturales, de soluciones fáciles. Siempre está presente, el problema y la solución es verlo. Tan simple y tan complejo. El motor de nuestros sueños sólo debe ser encendido.
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investigar. Cuando entrábamos a este lugar que estaba en Rivadavia y Lima, en un primer piso, estaban todos los programas de televisión de la época con tipos del servicio de inteligencia que los veían y escribían, a ver que se decía, gente que estaba muy atenta. Y había un pibe que trabajaba ahí que yo no sé si al final evitamos mencionarlo en los títulos de agradecimiento para no quemarlo; el pibe desde que entramos se dio cuenta que esto era otra cosa, que no era un documental sobre Balbín, y sin embargo no dijo nada durante el año y pico que estuvimos ahí buscando. El ultimo día le di un abrazo de agradecimiento, el también me lo dio. Fue un gesto así, de esas cosas que no se dicen, y bueno, obviamente estábamos viviendo épocas muy difíciles.
Entrevista a Jorge Poleri Productor y Asistente de Dirección de La República perdida (Documental-1983) Filmada durante(1980-1982)
E-¿Qué relación tenias con el INCAA en el momento de la realización de La República Perdida? J-La relación era pésima, sobre todo con este tipo de película, fué una película que no tuvo ningún tipo de apoyo, ni de subsidio, ni crédito. Sobre todo porque en esa época había un militar al mando del Instituto (Incaa); el Comodoro Bello. La relación fue nula y peligrosa, tratábamos de no aparecer, en ese momento aún estábamos durante el proceso militar. La Republica Perdida era una película política, polémica, conflictiva, nos pedían cosas a cambio. Nosotros no teníamos ningún apoyo ni vínculo con el instituto de cine. E-¿Como tuvieron acceso a la recopilación de información para la película? J-Fue un proceso muy largo, en general entrábamos en algunos lugares con la excusa de lo que estábamos haciendo era un documental sobre Ricardo Balbín. Así que ésta era la excusa para entrar a los canales de televisión, al Archivo General de la Nación y a uno de los organismos estatales de ese momento que era el Servicio de Información de inteligencia del estado, que tenía un departamento de prensa. Ahí estaba toda la colección de “Sucesos Argentinos” tirada, ese fue el punto de partida y ahí empezamos a 14
E-¿En que momento empezaron y como fue el surgimiento del proyecto? J-En el año 1980 empezamos con la primera idea, Fué una idea de Enrique Vanoli, que era mi suegro en ese momento. Fué una idea de fin de semana, un comentario y luego empezó a tomar cuerpo luego; yo lo armé. Convoqué a Miguel Pérez, que fué el director a través de una amiga; el proceso fue toda una búsqueda y el trabajo empezó en el 81. Fue un proceso realizado absolutamente a escondidas. Todo a escondidas, con la excusa que te digo, buscando material siendo muy joven y con un espíritu. Porque la verdad si lo ves desde hoy es un peligro total. E-¿Hubo algún tipo de Autocensura por parte de ustedes? J-Lo único que tuvimos que modificar es que al final de la película hablábamos de los desaparecidos y hubo una presión política muy fuerte para sacarlo o modificarlo así que directamente no nombramos la palabra “desaparecido”. Fue lo único que tuvimos que modificar. E-Me imagino los nervios y la tensión durante todo el proceso. J-¡No te das una idea! Fue durísimo. Había un peligro real y los últimos dos meses estuvimos escondidos. Todo el tiempo teníamos amenazas y a la vez, cuando hacíamos función privada recibíamos la reacción de la gente que era tan emotiva y tan fuerte porque Hasta el momento nadie había visto en imágenes ni a Irigoyen, ni a
Justo, ni a Uriburu, eso era muy fuerte y después que había un clima de silencio y de miedo que esto lo tomaron como un acto político, la sala se llenaba y había ovación, la gente lloraba. Yo llegué a la primera función que fué en la sala Luxor. El cine Luxor estaba en el fondo de Lavalle y Florida, un galpón de 4200 localidades. Y ese primer día un jueves a las 2 de la tarde, llego y había una cola gigantesca para entrar, justo sale el administrador y me da un abrazo. Era la primera función en la historia del cine Luxor que se agotaba en un estreno Así que ese día había 4200 personas para ver nuestra película; Eso es lo maravilloso del cine, que fué de boca en boca, porque no hubo publicidad E-¿Y como se difundió este boca en boca? J-Gracias a los periodistas de la época, las empresas privadas. Un Boca en boca con una sola copia de La República perdida. Ahora ya le perdí el rastro a las copias. E-¿Tenía alguna relación con Argentina Sono Film? J-No, No. Conozco la gente, a todos los que trabajan, pero la película no tuvo nada que ver. E-Cuando se habla de los actos de Gobierno de Irigoyen, con respecto a la oligarquía y también los beneficios a la clase trabajadora, nos llamó la atención lo similar que era esto con respecto al Peronismo. J-Irigoyen fué el primer dirigente popular de las clases medias que venían de la inmigración. Los hijos de los primeros inmigrantes apoyaban a Irigoyen, aún no existía la clase obrera que después viene con el Peronismo. Sus medidas nacionalistas provocaron el primer golpe de estado de 1930. E- El imaginario popular atribuye muchas de estas medidas a Perón. J-El General Mosconi fue el primer creador de la YPF estatal, ésta fue la primera medida. Lamentablemente el radicalismo se ha olvidado y se ha corrido de todos sus orígenes. Tenía una presencia muy importante el radicalismo y el Irigoyenismo. La muerte de Irigoyen fue la primera movilización, un montón de hombres llevando el cajón, una imagen muy fuerte que se puede ver en la película. Perón fue un militar y tuvo una trayectoria como tal, se formó en Italia por eso mucha gente lo asocia con el nazismo y
el fascismo, sobre todo “los gorilas” (rie). E-¿Que diferencias nota con respecto al funcionamiento del INCAA de antes y el de ahora? J-Pasaron treinta años así que hubo de todo. Después vino la gestión de Manuel Antin. Una diferencia como el día y la noche con lo anterior. Una gestión muy abierta, muy amplia de mucho apoyo. Manuel era un hombre de cine que sabía y que era muy amigo de todos nosotros. Nos daba una mano, era todo muy fácil. Y después vinieron diferentes gestiones, ha pasado de todo por ahí. Un periodo difícil fue el de Julio Márbiz, que era un tipo muy complicado, un tipo con una personalidad…quiero cuidar las palabras, pero… un tipo complicado digamos. En la actualidad ha habido tantos cambios; la televisión, el Instituto. El cine está atravesando un momento complicado. Está reformulándose, el público no va a ver películas Argentinas, salvo las excepciones que se vuelcan masivamente, las que les interesan por x motivo, comercial, de actores o lo que apoya masivamente. Pero en general son 1, 2 o 3 al año. Hay toda una propuesta nueva que a veces el Incaa apoya, a veces no es comprendido. A veces los mismos productores o directores 29
están en una búsqueda por fuera del mismo instituto. La exhibición es un punto bastante crítico. Estamos frente a todo un momento de reformulación de muchísimas cosas. El sistema de producción, los sistemas técnicos, el video, está modificando la posibilidad que el instituto acepte ahora no estrenar en fílmico sino en video. E-¿Que opinión tiene con respecto a las películas que se están estrenando en lugares no convencionales como centros culturales, bares, teatros y no en los cines? J-Yo no lo veo por ese lado, pertenezco a una generación en donde el cine se ve en una sala que se oscurece, compartida con un grupo de gente, el resto de las cosas como esto de ver una película en un teléfono celular solo en tu casa no me gusta, para mi es otra historia. Yo sigo viendo los libros con papel y no me cierro pero las posibilidades de producir para teléfonos o para Internet no lo veo para mí. Para mi el cine es una estructura donde te cuentan algo y por algún motivo el espectador en esta sala o en este contexto se engancha, que hoy por vos por múltiples motivos, económicos o de costumbres las nuevas generaciones no van al cine. Yo, cuando me formé, iba a ver tres películas seguidas en el viejo Lorraine en Av. Corrientes e íbamos todo un grupo. El cine se llenaba, veíamos ciclos de cine japonés y de cine Alemán, Y ni hablar de cuando se estrenaba un Fellini, un Passolini. Todo eso se perdió absolutamente. Pero no es visto con nostalgia lo que digo, sin duda hay un lenguaje cinematográfico que se esta perdiendo; como la poesía, la literatura como la pintura. La masividad que tiene el cine es indispensable para hacer guita, para recuperar la inversión y para pagarle a la gente. Otra cosa es un grupo de gente que se reúne para producir una película por el resultado es valido, esto es lo que yo vinculo mas a una experiencia individual. E-¿En el momento que realizó “la República Perdida”, hacer un documental acá en Argentina era algo innovador? J-Era una locura, era muy innovador, no había ningún antecedente. No existía el video por lo cual todo fue en fílmico, Miguel Pérez (el director) recibía las latas de las películas que nosotros seleccionábamos y marcaba en la moviola papel a papel la copia en positivo de los sucesos o de los archivos después íbamos al 16
laboratorio Cine Color a hacer un internegativo de eso. Del internegativo se positivaba de nuevo, ahí lo volvía a ver Miguel y se marcaba nuevamente de la copia definitiva y se hacia el negativo de la película. Fue un laburo infernal porque había que trasladar las latas hasta el laboratorio, claro habiéndolas sacado antes del archivo o del canal. Llevar estas latas al laboratorio que quedaba en Olivos, hacer el proceso y nadie conocía bien todo esto, fue todo innovador, todo se fue probando. Todos los técnicos y los coloristas y la gente fué innovando y probando ya que no había ninguna experiencia previa en esto. E-Y cuando la gente de Cine color iba revelando y viendo de que se trataba el proyecto ¿que pasaba? J-Fue un momento difícil porque había que contar con la complicidad de todo el mundo. Por ejemplo el tema del sonido, trabajo que hizo Abelardo Push, esto fue maravilloso ya que fue mucho sonido original tomado de ambiente en el momento real. Por ejemplo el de la masacre de Ezeiza, el lo tenia grabado porque estuvo ahí. La película tiene mucho laburo de sonido Muy valioso. También la música de Luis María Serra que quedó como ícono, era tan emotiva que la gente se enganchaba. Fue un laburo irrepetible. E-Tu suegro en ese momento fue un osado. J-Un osado. Fue una cosa muy de todos nosotros que también veníamos de la militancia. Entonces solamente se puede entender así, éramos un grupo que durante dos años y pico estuvimos ahí laburando juntos en condiciones incomodas, presupuestos bajos porque todo se lo llevaba el laboratorio. E-En el momento de estrenarse hubo algún tipo de censura? J-Esto del final. No nombrar la palabra
desaparecido. Creo que era básicamente eso, no me acuerdo si había algo con las imágenes en particular. La película Se estreno el 1983 antes de las elecciones de Alfonsín, en Septiembre, las elecciones fueron el 30 de octubre. No podíamos antes porque no nos permitían. En Septiembre ya estaba todo muy calmo. El gobierno estaba como retrocediendo ya en mayo cuando empezó como a declinar, pero antes no podíamos era muy riesgoso. Pensábamos que nos iban a poner una bomba. En la época era eso o que nos secuestraran, la peor época del proceso había pasado. Ustedes no pueden ni siquiera imaginarse lo que es vivir en dictadura o con censura permanente. Las películas por diferentes motivos no solo políticos o ideológicos sinó también por escenas de desnudos o temáticas sexuales. Uno veía grandes películas mutiladas como por ejemplo “El ultimo tango en Paris”. Todas las que se estrenaban tenían algún tipo de censura o algún corte. Era ridículo, cambiaban la historia, había una moralina tremenda. Finales que cambiaban para no ver que la familia se destruía. Ni hablar del cine político, ese directamente no llegaba. No se si habrán llegado a él, pero Pino Solanas tiene una experiencia muy buena. Creo que critican ahora más a Pino Solanas por su postura política. Me parece que es una persona que en la historia del cine es muy importante. Pero sin duda el maestro de todos nosotros, aunque sea un poco exagerado lo que digo, es Leonardo Favio. E-¿Que opina acerca de la importancia del guión en una película? ¿Experimentar o trabajar con un guión de hierro? J-A esta altura no sé de verdades absolutas, yo cuando leo un guión cosa que me gusta mucho y siento que tengo criterio, siento que no necesariamente hay que armar un guión de hierro para romperlo. Se puede armar ya de entrada depende del talento, la propuesta o la idea. El guión es uno de los aspectos que mas hay déficit hoy en día en nuestro cine, tenemos directores, gente de arte, de fotografía muy grosos pero el guión es algo que no está muy cuidado, por mas que muchos se enojen. No hay muchos guionistas o más bien hay que estarlos buscando bien. Es muy interesante trabajar el guión en grupo para enriquecerlo. La exhibición y la relación con las películas de Hollywood como se hace para competir. En
estados unidos o en Europa hay muchos tanques cinematográficos y ya de principio es difícil competir. Hay que revisar muchas propuestas del cine argentino que no son buenas, que no le interesan a la gente, y por eso no la podés convocar. Cuando una película tiene por algún motivo “algo”, la temática, el actor, la emoción y le interesa a la gente no hay trailer ni afiche que lo pueda dejar de llevar, las películas se imponen por algún motivo mágico. E-Mirando retrospectivamente “La Republica perdida”, le ¿cambiaria algo, piensa que algunas cosas podrían haber estado mejor? J-Estoy contentísimo, es una película que me ha dado alegría aun hoy. Reconocida internacionalmente, nos llaman todavía del exterior, nos piden material permanentemente. Es una película de mucho reconocimiento y que ha marcado una época, le ayudó muchísimo a la democracia, a la elección de Alfonsín y también ideológicamente al país, logró que se entendiera el peronismo, los movimientos populares, los golpes de estado, era apabullante, en 2 horas y media veías 50 años de historia Argentina. E-¿Cual es la primera película que recordás haber visto o al menos la que más te impactó? J-Psicosis de Hitchcock cuando era adolescente. Fue la película que mas me impactó y varias más que vinieron luego. Ese fue mi encontronazo con el cine, mi debut. En esa época estaban todos los grandes directores fue una época muy cinéfila: los 70’s, mi experiencia que conté del Cine Lorraine, Av. corrientes, el psicoanálisis, la militancia en filosofía y Letras. Yo vivía en capital, en la Meca de todo, digamos que compré el modelo completo.
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MAR ABIERTO
Era cierto pensó Juan, no se come pero alimenta. Puso el disco de siempre en el toca discos regalo de su padre. Un IRT, de los años 60, era una maletita con dos parlantes a los costados. Tomó el disco, lo limpió con su polera de algodón, por ambos lados y lo puso con ambas manos en sus bordes, en la goma giratoria. Con la delicadeza de siempre, tomó también el brazo del pickup y de manera manual colocó la aguja sobre el primer surco. Chisporroteó. Chrrrttt, chrrtt, chrrtt...: -”Recuerdo el muelle opaco, mi pecho como fragua, una nave inflexible flotando en el hechizo, de las luces que giran sobre el fulgor del agua amarga y tierna...” (2)
Cuando Juan se levantó, el sueño lo perseguía por la casa y le decía vaga Juan, vaga, Juan, vaga...El sueño, que ahora lo acompañaba a esa cocina fría, donde el agua esperaba al fuego ensordecedor. La ventana, el ojo de buey, lleno de escaras y niebla pegada, le mostraba el mar abierto y la lluvia que caía sobre el oleaje revuelto y verde. Juan miraba a través del ojo, ese mar violento. En la mesa del comedor, en la única mesa de la casa, el libro lo esperaba como ayer, como antes, como siempre. “El coronel no tiene quien le escriba”. Lo había leído muchas veces, infinitamente y a pesar de la repetición continua, siempre encontraba en él alguna frase, alguna reflexión, una imagen que no había visto nunca. Era el único libro que le había quedado después de la miseria y aquel vino barato que chorreaba las paredes de la pieza hecha carbón. -”La ilusión no se come -dijo ella. - No se come, pero alimenta -replicó el coronel”. (1) 18
Juan no despertaba totalmente, soñoliento y con sabor a metal en la boca, escuchaba la canción de Manns, como un eco lejano y un lamento de ánimas. El té con canela y naranjas entraba al estómago como una suave miel y el primer cigarro del día picante y seco, lo hacía toser hasta que sus ojos se humedecían. La casa elevada sobre un cerro de tierra gredosa se alzaba sin ninguna majestuosidad, sólo estaba, como tirada ahí, como abandonada por una mano gigante y temblorosa. María apareció como a eso de las doce, desgreñada y con la misma ropa del día anterior, sin fotografías que la hubieran visitado, sin voces ni mensajes. -Hasta cuando vas a estar mirando el mar y escuchando el mismo disco, Juan. -No sé mujer, no sé. -Y ese libro, está quebradizo tantos años cerca del mar, si paso la lengua sobre sus hojas, seguro que está salado, como las rocas o los huiros. -Ni te atrevas. María pasó su mano sobre el pelo de Juan, como quien le hace cariño a un perro o como quien desea enmarañar y enredar y enmarañar y tirar y crispar las manos sobre algo. Juan la miró aletargado, el brazo del pick up jugueteaba en el último lugar del disco, en ese lugar sin surco, sin música, sin palabras. -Tú crees que volverá, María?
- Los muertos no vuelven Juan. Los muertos mueren y se quedan en alguna parte que no nos pertenece, a la cual no podemos entrar. -Pero aquella tarde dijo que volvería, me lo dijo al oído y no fue un susurro, más parecía un grito sordo. - Y tu le creíste? Sólo lo hizo para atemperar tu pena, para remediar el anhelo. Lo hizo para darte ilusiones. Y, Juan, la ilusión no es la vida, dijo ella. -Sí, no es la vida, pero la alimenta.
cuerpo y mente, digo, puede venir como viento caliente, como luz y chispazo, como destello, como... -Un fantasma, la interrumpió ella. -No, no, no, no como fantasma de película María. Como una presencia que sólo nosotros reconoceríamos y pudiéramos sentir, que nadie más pudiera ver. -Un fantasma privado dices tú. -Algo así. Juan pensó que María no entendía, que era demasiado terrena.
Bajaron a la caleta, por una quebrada estrecha y sin escalas, como un tubo al mar. Los botes estaban ordenados con sus colores sin color, las redes ordenadas sin pescados, los hombres dormían la tarde, arrugados al sol que aún alumbraba. Juan sacó nuevamente un cigarro y pateó una estrella seca. María sorbía un vino en caja y sus ojos le brillaban vidriosos y amarillos.
Se sentaron en la arena como turistas de invierno. Mirando el mar, pero no lo veían, los ojos de ambos se posaban sobre todo aquello que no era agua. Una gaviota que volaba, un bote surcando el plano que se formaba al fondo, los huiros que azotaban la roca negra y fría.
-”Todo el mundo dice que la muerte es una mujer, siguió diciendo la mujer. (...) Pero a mí no me parece que sea una mujer, dijo. Cerró el armario y se volvió a consultar la mirada del coronel: -Yo creo que es un animal con pezuñas. -Es posible -admitió el coronel”-. (3) -Pero puede venir como algo distinto, no como
Juan recordaba a la mujer llorando o alegre caminando por el pueblo. La noche en que se despidió con su promesa surcando el aire, la ventana de la casa se abrió con el viento y la lluvia de septiembre y ya tarde, cuando la amortajada escondía los gestos cotidianos, María golpeó la puerta y las sábanas de su cama, enrollándose entre sus piernas, cobijándose en su pecho seco, rodeando su cabeza con sueños nebulosos. Desde ese día se acompañaban,
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conversaban sobre lo probable y lo improbable, sobre esto y aquello. Juan nunca supo por qué María estaba con él, un hombre triste y acabado. Nunca la había visto antes, o quizás alguna vez, en las tiendas de artesanías, o en el paradero de los buses, no lo recordaba bien. A la mañana siguiente, cuando Juan se levantó, el sueño lo perseguía por la casa y le decía vaga Juan, vaga, Juan, vaga...Ahora lo acompañaba a esa cocina fría donde el agua esperaba al fuego ensordecedor. Pensó en la frase de María: Los muertos no vuelven Juan. Los muertos mueren y se quedan en alguna parte que no nos pertenece, a la cual no podemos entrar así como estamos, vivitos y coleando. Esta vez, no respeto el ritual diario, se lavó la cara y partió al centro. Directo al registro civil. Entró y pidió un certificado de nacimiento, el de María. -Pero este no puede ser, señorita, no corresponde, aquí dice que nació hace 45 años, pero... -Este es el certificado que usted pidió. -Claro, pero no es posible, yo estuve ayer con ella, nos sentamos a la orilla de la playa, tomamos vino, miramos el mar y aquí dice... -Está usted seguro que fue ayer o hace más tiempo o nunca fue? -Por favor, como que me llamo Juan y vivo en esa casa, la del cerro gredoso, la ve? -Está bien señor, pero ahora me tendrá que disculpar, no es mi trabajo el que usted me pide. -Cómo que no es su trabajo...? Juan salió perplejo del registro, buscó nuevamente el papel en sus bolsillos y ya no estaba. Ah, lo habría dejado en el mesón, pero las puertas ya estaban cerradas con un gran candado,no había visto salir a la hosca funcionaria. Mañana, pensó, volveré mañana temprano, recuperaré el certificado y le diré unas cuantas verdades, pensó. Al subir por el camino de la ladera, vio su casa derruida, ennegrecida y las paredes de la pieza principal hechas carbón. Su casa, su casa, lo único que le quedaba, no era más que una humareda. Al volver la mirada hacia el pueblo sólo una neblina opaca lo cubría todo. Corrió al cerrito y al llegar, no quedaba nada, más que 20
unos trozos de papel húmedos enterrados, la leña vieja y entre el barrial y las pozas, unos discos mezclados con botellas y el libro, aquel libro. Lo había perdido todo, en una sola mañana, en un solo momento, eso le había pasado por salir desesperado, por no quedarse mirando por la ventana el revuelto mar. Dio vuelta la cara y María se encontraba a su lado. -Y tu que haces aquí, viste, viste lo que ha pasado? -Lo vi hace mucho tiempo Juan, hace mucho. -Cómo, no entiendo María... -Como lo ves ahora, como lo viste ayer Juan, y como lo has visto durante tantos y tantos años, recuerda, Juan, recuerda... Entonces María tomó su mano, con algo de cariño, con algo de compasión y lo invitó a entrar, cruzaron entonces las dos columnas y el dintel de la casa, se sentaron junto a la única mesa y los dos miraron por la ventana, por el ojo de buey, el mar y la lluvia que caía sobre el oleaje revuelto y verde. En la mesa del comedor, en la única mesa de la casa, el libro los llamaba como ayer, como antes, como siempre. “El coronel no tiene quien le escriba”. Lo habían leído muchas veces, infinitamente y a pesar de la repetición continua, siempre encontraban en él alguna frase, alguna reflexión , una imagen que no habían visto nunca. El alboroto, lo había dejado abierto en esas páginas en que el viejo hombre conversa con la mujer: -”Yo creo que es un animal con pezuñas. -Es posible -admitió el coronel”-.(4) Y entonces, Juan observó a María con detención, como no lo había hecho nunca y allí clavada sobre el suelo de madera, inmóvil como un mascarón de proa sin barco, estaba ella, envuelta en una tela de algodón crudo. Juan le vio por primera vez, bajo esa sábana de pobres, sus brillantes y bellas pezuñas, idénticas a las que ahora descubría en él, las mismas pezuñas hendidas ambos, que les permitían bajar sin tropiezos por la quebrada, cada tarde hacia el mar abierto.
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Mad Campri nos cuenta sobre Todos mis Muertos
La selección de la peli pasó de forma casual. Yo había comenzado a rodar en el 2006 y había abandonado el proyecto. No estaba lo suficientemente bien a mis pretensiones y había recorrido muchas productoras sin que me dieran bola (una guión de zombies en Argentina no es algo que los productores locales puedan tomar en serio...). En el 2009 me encontraba produciendo La Peli de Batato cuando un amigo y colaborador, Nicolás Quinteros, empezó a insistirme en que presentara el proyecto a un concurso del Incaa para cine digital. Él le tenía más fe que yo. Cedí a sus insistencias sin muchas esperanzas pero bueno, el tiempo demostró que él tenía razón. Una tarde me mando un mensaje de texto Nicanor Loretti para felicitarme por el premio del Incaa y no tenía ni puta idea que había quedado sido seleccionados, me parecía algo inverosimil.
De movida había comenzado el proyecto en los alrededores de la Ciudad de Esquel (Chubut) y en esta nueva etapa las cosas se mantuvieron igual, mismas locaciones, mismo equipo técnico, mismo actores, aunque hubo gente que se fue abriendo por distintos motivos y otros se fueron incorporando, llenando esos espacios. ¿Porque en Esquel? ¿ Porque tan lejos? La respuesta es simple: pase varios años de mi vida en Esquel (del 88 al 93) y aún mi familia sigue viviendo ahí, conozco gente y las locaciones daban perfectamente para mi spaghetti western apócrifo.
Ahora estamos terminando una primera versión para mostrar en el Bars y en el festival de MDQ pero la idea es seguir trabajando la postproducción durante el verano y salir a la cancha en Marzo. Efectivamente la idea es exhibirla en un circuito alternativo. No estoy interesado en el mainstream y las vías de distribución oficiales son bastante grises asi que vamos a buscar salas alternativas, bares, centros culturales; vamos a girar por el país con la película bajo el brazo y finalmente al mundo en versión on line.
SINOPSIS Lucas Torelli acaba de fugarse de prisión y vuelve a Villalobos para rescatar un botín que años atrás enterró en el cementerio, pero las cosas han cambiado y ahora los muertos han decidido volver a la vida para complicarle su misión. Lucas atrapado entre los zombies y los corruptos habitantes del pueblo ya no puede distinguir quienes son los vivos y quienes son los muertos. 21
Entrevista a
Emiliano Romero En esta ocasión, Recorremos con mi coequiper un largo camino desde el bar en que nos encontrábamos hacia el Chacarerean Teatre, a fin de entrevistar a Emiliano Romero, director de Topos, y a Mauricio Dayub, uno de los protagonistas de la película. No sin antes, claro, disfrutar de la proyección en ese espacio especial, el cual forma parte del circuito que la película realiza, además de las proyecciones en los cines. E: ¿Cómo se trabajó la idea de la película a partir del guión? R: La idea del guión es que todos los personajes sean ambiguos, que nadie se salve absolutamente. Todos son seres humanos y tienen sus zonas oscuras. E: ¿Cuál era la idea a la hora de mostrar la foto de la madre de Congo? R: Creo que deberíamos haber dejado más tiempo en pantalla la foto, fue un error mío. Tal vez la composición del cuadro debería haber sido considerado de otra manera. E: ¿De qué manera pensaste ese personaje que no se ve, pero que claramente tiene una 22
importancia en el relato? R: L a madre es una foto, un texto. Y interno. No se habló eso con Lautaro Mauricio. Se sabe que la madre le enseñado a bailar. Pero se dejan para espectador las imagine.
laburo ni con había que el
E: ¿Con respecto a los alumnos y las prácticas de danza, como imaginaste que era mejor plantearlo? R: La idea era que se notara que la danza no es realmente danza clásica, en el detrás de escena, durante los ensayos que se muestran. E: ¿Cuál fue la respuesta del público en las diferentes proyecciones? R: En La Plata, por ejemplo, nadie se rió en momentos de la película en que en otros espacios eso se daba. Pero todo el mundo aplaudió. E: ¿Está planteada la época en la cual se desarrolla la historia? R: No, la época no se ha marcado. Una cosa curiosa, dados algunos detalles y es que en Bolivia, cuando se menciona a un personaje denominado “el general”, a secas, preguntaban si se trataba de Perón. Pero no, no era Perón.
Habíamos pensado en cambiar el rango militar del personaje, pero finalmente no lo hicimos. E: ¿Cuál es tu historia con la actuación? R: Nunca estudié actuación. Pero estuve siempre rodeado de actores. Mis padres y mi hermana son actores y directores, todo se tiñó de teatro en mi vida. En la Fuc yo siempre dirigía a los actores. En la misma escuela dí clases cinco años. Luego de la desvinculación, Antín (N de la R: Manuel, rector de la Universidad del cine) me invitó a volver, pero en ese momento dije que no. Pensé que si quería vivir de algo que realmente me gustara, tenía que hacer realmente algo que me hiciera sentir así. Así comencé a dictar una serie de cursos de actuación que no existen en el mundo, de actuación frente a cámara. E: En un momento, viendo la película, reconocí a uno de los actores. Tiene un papel pequeño, pero llamativo en su construcción. R: Es Antonio Bax. Un gran actor. Lo conozco hace mucho tiempo y ha protagonizado varios cortos que dirigí, como “Tiernizado, limpio y a picar”. E: ¿Qué opinión te merece el cine estadounidense? R: No me parece que el cine estadounidense sea malo, como se dice a veces; para mí el cine es para el público. Voy a defender mil veces más a Spielberg que a un director con pose que hace cine para él y los amigos.
E: ¿Cómo se ingresa en el circuito de producción? R: Hay que hacer lobby. La historia es por el reparto de la torta. Los que están prendidos no quieren soltarse y por eso es tan difícil entrar en el círculo del reparto de la guita. E: ¿Cómo surgió el nombre de la película? O más bien qué significado tiene? R: Topos sugiere una alegoría con el arriba y el abajo. De ese modo se muestran los personajes, así viven. Es una película llena de metáforas. A mí me despertó muchas preguntas. Lo más importante es lo que el relato genera en el espectador. Eso me recuerda a grandes autores como Griselda Gambaro, o Tito Cossa; en determinado momento no podían decir las cosas abiertamente, entonces trabajaban con la alegoría. E: ¿De qué manera definirías al topo? R: Es como si no tuviera una realidad definida; pero era más interesante mostrarlo como un ser que había perdido todos los condicionamientos sociales. Casi todo en él estaba jugado, empujado al límite. E: ¿Qué detalle recordás como uno de los más divertidos? R: Bueno, en el momento en que Leonor Manso definió a su personaje coomo a “Johnny Deep haciendo de Lenin.” E: ¿Qué podés contarnos al respecto de la locación elegida?
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R: Filmamos en un geriátrico que sufrió un incendio, ubicado en la ciudad de Buenos Aires. El rodaje no fue fácil, era invierno y hubo que trabajar con un frío húmedo; terminamos todos bastante mal de la espalda.
No son muchos y cuando él hijo que ha elegido para sucederlo desaparece, se complica. La hija no se siente capaz, pero sin embargo Congo toma la decisión que sea ella quien siga con el trabajo.
E: ¿Qué decisiones tomaste en cuanto al color, para darle a los diferentes espacios el estilo que te parecía debía teñirlos? R: Usamos tonos entre ocres, naranjas, marrones, sepias.
E: ¿Qué podés decir respecto al personaje de la madre? M: Creo que Emiliano no quiso ahondar en algunos temas, como la mención a la madre. Prefirió dejar datos sueltos.
E: ¿Qué directores te gustan? R: Me gusta Gondry. Se nota de alguna manera que no es latino, parece que su pueblo no fue estafado, creo que eso se ve en sus historias. Mauricio Dayub
E: ¿Cómo ves el mundo construido para albergar a los topos? M: Hay un acierto en su construcción. Y es interesante ver lo que guía la ilusión de los personajes en su acceso al mundo de arriba. Había un estilo muy fuerte de trabajo al respecto.
E: ¿Cómo se planificó el rodaje? M: No hubo ensayos previos. Creo que la construcción de mi personaje surgió de la lectura del guión. El primer día llegué a rodaje, me empezaron a atar. Y yo preguntaba de que era el material que se estaba utilizando, y me decían: Es material inorgánico. (risas). Hicimos la última es cena sin saber cómo era el mundo, los códigos del universo de los topos. Esos e debe a que casi siempre en cine se empieza por la escena más difícil. Es todo más fácil si uno intuye lo que quiere el director. Además de eso, Emiliano ayuda mucho. Sabe muy bien lo que quiere, y tiene un nivel increíble.
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E: ¿Cómo es Congo? M: Congo tiene mucha expectativa con su hijo.
E: Has organizado funciones de la película en el Chacarerean (teatre, propiedad de Mauricio Dayub) como parte del circuito de exhibición. ¿Qué podés contarnos al respecto? M: Bueno, este es un teatro que reciclamos con mis socios hace ya unos años; hemos realizado varios proyectos aquí, y ahora, bueno, mostramos la película. Una entrevista más, muy satisfactoria, en la cual tanto mi coequiper y yo aprendimos algo, como en cada oportunidad en que nos entrometemos un poquito para contarles historias: Siempre se abren nuevos caminos.
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CRÍTICA DE TOPOS Escasas veces, tiene uno la posibilidad de salir del cine y charlar mano a mano con el director de la película que acaba de ver y preguntarle respecto a su búsqueda en cuanto a los personajes creados y retratados luego en pantalla. En esta ocasión, luego de ver Topos en el Chacarerean Theatre, (teatro que es propiedad de Mauricio Dayub, uno de los protagonistas de la película y espacio que integra parte del circuito de exhibición pensado por el director Emiliano Romero) lo mencionado anteriormente sucedió. La entrevista a Romero más adelante, ahora una humilde crítica a su obra. Lo que me ocupa aquí es narrarles lo que ví cuando ví Topos. No me voy a deshacer en puros elogios, ni tampoco voy a usar tecnicismos. O al menos haré un esfuerzo por esto último. En suma, voy a decir qué es lo que sentí al ver esos personajes crecer en la hora y media de película. Los topos viven como tales. Se pueden trazar miles de analogías, se pueden ver muchas historias detrás de la historia que es narrada al respecto de la familia de Topos; ellos, en su propio lugar, con una vida diferente a la de “los de arriba”, cada uno con sus propios códigos. Cada grupo humano tiene sus propios códigos. En cada uno de los espacios y situaciones en los cuales se mueve. Esto se reproduce y se propaga, de modo diferente, en la virtualidad en la cual transcurre una parte de nuestras vidas. El topo debería responder a lo que su padre quiere. Es un “deber ser”. Mientras tanto, arriba, cada uno de los que estudian, dirigen o viven para la academia de baile tienen su propio “deber ser”. Y no se los puede juzgar muy duramente. El director tiene un deber, y lo cumple. Todo se potencia desde el lugar en que cada personaje ve la realidad, la propia y la del otro. Entre uno y otro universo, y en el mismo universo; los límites, entonces, no son tales y lo que uno cree absolutamente bueno o absolutamente malo no lo es ciento por ciento.
Entonces, llegamos a tomar contacto con esa parte de nosotros que tal vez no nos guste tanto; No es agradable pensar que cada ser humano tiene algo malo en sí mismo. Esto es lo que la película desnuda, no somos absolutamente buenos o absolutamente malos. La dirección de actores, dada la experiencia de Romero en este rubro, no es un tema menor; se nota que las directivas han sido claras y en pantalla eso se percibe, creemos lo que los personajes nos cuentan. Gabriel Goity es un actor, en mi opinión, multifacético, nunca falla en la propuesta que toma para hacer el personaje que le toca en suerte. Al igual que la profesora Resnicoff, impersonada por Leonor Manso; qué decir de su desempeño a esta altura. El trabajo de arte es muy interesante (no siempre se le da la este rubro la importancia que merece) y recrean la atmósfera necesaria. Lautaro Delgado, el topo que nos guía por el camino del relato, se siente como tal; nada parece artificioso en su construcción. Lo mismo sucede con el resto del elenco, que también se luce (Mauricio Dayub, Pompeyo Audivert, Ludovico Di Santo, Dalila Romero, Oski Gusmán). Mención aparte para Antonio Bax, protagonista de varios cortos de Romero. Pero prometí no deshacerme en elogios y decir lo que sentía. Considerando que las etiquetas del estilo “Nuevo cine Argentino” me molestan, pues parece que siempre hubiera algo anterior que descartar, este film, que se ha hecho acreedor recientemente del galardón a Mejor película y Mejor actor protagónico para Lautaro Delgado en el New York City Internacional Film Festival, merece ser visto. Como ya dije en nuestro Facebook, ésta es una película que abre más de un camino, en muchos sentidos. Cada uno de ustedes, en el momento en que se apaguen las luces y se adentren en el mundo de Topos, podrá decir cuál les parece es ese camino. 25
Héroes y Monstruos Advertencia: en esta nota se rebela el final de una novela y varias películas. En 1954, Richard Matheson publicó Soy leyenda, una novela que influyó poderosamente en el genero de la literatura de terror. El autor es conocido, entre otras creaciones, por sus libros El increíble hombre menguante y Duel (también llevados al cine) y por sus guiones para la serie La dimensión desconocida. Al mismo tiempo que mantiene la acción de forma fluida y atrapante, en Soy leyenda Matheson se atrevía a sacar algunas conclusiones (muy negativas) sobre el desarrollo de la humanidad. Soy leyenda es la historia de Robert Neville, el único sobreviviente de una plaga que convirtió a los hombres en zombies. Durante el día, Neville sale a matar a los monstruos, mientras que de noche se refugia en su casa, asediado por los zombies. Luego, este obrero comienza a estudiar libros de biología y medicina para buscar una cura a la plaga y experimenta sus descubrimientos
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sobre sus enemigos. A medida que la corta novela transcurre, en medio de borracheras y matanzas, vamos tomando conciencia de que algo no anda muy bien en su cabeza: “Para él, la palabra ‘horrible’ no tenía sentido. Un horror acumulado termina por ser una costumbre”. Finalmente, Neville es atrapado y ajusticiado por una raza mutante, mitad humana, mitad zombie, que sufrió las matanzas de Neville, quien había sido incapaz de discernir que una parte de los sobrevivientes había conservado algunos rasgos de humanidad. Para ellos, Neville se había convertido en un monstruo, al igual que zombies y vampiros lo habían sido para la sociedad humana ya extinta. La novela termina con esta reflexión de Neville mientras se dirige al patíbulo; “Se cierra el circulo. Un nuevo terror nacido de la muerte, una nueva superstición que invade la fortaleza del tiempo. Soy leyenda”. La novela tuvo una influencia enorme en el cine. Expresa, tal vez mejor que ninguna otra, la
transición que se produce en el género de terror, en el que los vampiros (criaturas medievales y/o decimonónicas) van dejando lugar a los zombies (criaturas más terrenales, con menos derivaciones aristocráticas y religiosas y con un mayor carácter de masa). La primera adaptación del libro (y la más fiel) a la pantalla fue en 1964 con The last man on Earth (dirigida por Ubaldo Regina y Sidney Salkow). Este film, rodado en Italia, tiene como elemento más destacable la interpretación de Vincent Price, quien, como ningún otro, amaga con ser un héroe para revelarse finalmente como un loco de temer. Esta es precisamente la característica más notable de la novela: como pone en crisis la idea del héroe con quien nos identificamos en la ficción contemporánea, mostrando que, dependiendo de donde lo veamos, un sujeto puede ser un salvador o un asesino. Además de Price, otro rasgo positivo de The last man on Earth fue su influencia en la historia del cine: George Romero siempre la reivindico, junto a la novela, como
una de las principales inspiraciones para Night of the living deads (1969), película que inauguró la saga de films de zombies (y de terror político) que todavía continúa. The Omega Man (dirigida por Boris Sagal, 1971) es, a diferencia del flojo producto de Regina y Salkow, una película mucho más “libre” en relación al libro, lo que no la hace necesariamente mejor. Aquí, Charlton Heston se roba casi toda la pantalla, haciendo de un Neville cínico y tierno a la vez, que recorre a un Los Ángeles llena de basura con su metralleta. El Neville de Sagal/ Heston enfrenta a un grupo muy particular de zombies llamado “La familia”, una especie de banda de albinos con capuchas marrones, anteojos negros y odio profundo a todo lo que sea tecnología. La película se ha prestado para la cargada en varias oportunidades y Los Simpsons le dedicaron uno de sus especiales de terror (The Homega Man). Tim Burton confesó en varias oportunidades su fascinación
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por esta película y no es de extrañar: la ironía que desprende Heston en cada línea de sus dialogo y la sensibilidad camp de todo el film están en sintonía con el mundo burtoniano. Soy leyenda y The Omega Man, por último, inspiraron también I Am Omega (dirigida por Griff Furst, 2007), una producción clase Z cuya principal innovación en relación al libro de Matheson y las otras adaptaciones es que transcurre en su mayor parte en el desierto. El subgénero cinematográfico que tal vez más se desarrollo en lo que va del siglo XXI es el de catástrofes y, dentro de él, el de zombies. Causas podrán encontrarse muchas (el ataque a las Torres Gemelas como símbolo de que de que el terror “llegó” al Primer Mundo, la crisis económica mundial, el persistente deterioro del medio ambiente), pero cualquier historiador del cine debe partir de la influencia de obras como la de Matheson y George Romero. De lo mejor que dio este subgénero post apocalíptico de zombies fue I Am Legend (dirigida por Francis Lawrence, 2007), una superproducción estrenada unos meses después que I Am Omega. En sus dos terceras partes, el terror, la acción y el drama se conjugan perfectamente en el film, lo que no es poca cosa, teniendo en cuenta que Will Smith está prácticamente sólo durante los 100 minutos del largometraje y habla mayormente con maniquís o su perro. Lo que no deja de ser cuestionable es que el film utilice el nombre de la novela como titulo cuando Lawrence entiende por la expresión “soy leyenda” exactamente lo contrario que Matheson. Lawrence convierte a Neville en un héroe militarista, cristiano y patriota (algo parecido habían hecho Sagal/Heston, pero con mayor carga irónica), mientras que en la novela se minaba y autodestruía cada una de estas categorías. En el film, Neville salva a la humanidad; en la novela, Neville es el último representante de la humanidad y, como tal, se transforma en un asesino que experimenta con seres indefensos. En el film, Dios da esperanzas y guía a los personajes; en la novela, Dios no existe y no hay ninguna esperanza para el hombre. De hecho, el Neville de 1954 descubre, abandonando las teorías del vampirismo, que solamente 28
los zombies de origen cristiano temen a los crucifijos, mientras que los que en su vida anterior habían pertenecido a otras religiones, temen a otros símbolos. Hay muchas diferencias entre el libro y las diversas adaptaciones. En la novela, Neville es un obrero; en las películas es un científico (The last man on Earth) o un científico militar (The Omega Man, I Am Legend). En la novela, el protagonista siente una atracción sexual por las zombies, algo que luego (a excepción levemente en el Neville de Heston) no es trasladado a la pantalla. Varían también las causas de la enfermedad y el Apocalipsis. En el libro, hay una guerra y luego un bombardeo; en The last man on Earth, hay una tormenta de polvo; en The Omega Man, una guerra entre China popular y la Unión Sovietica; y en I Am Legend, una cura contra el cáncer termina generando la mutación. Mientras que en la película de Sagal, Los Angeles es una ciudad llena de basura, en la de Lawrence, Nueva York esta invadida por pastizales y animales, como si la naturaleza (¿o Dios?) se vengara del hombre por intentar desafiar la muerte. La adaptación entre literatura y cine nunca puede ser absoluta, ni por razones técnicas ni poéticas. Pero hay una línea que al cruzarse puede provocar que el sentido de una obra pueda ser tergiversado y traicionado, y, a pesar de muchos aspectos superiores (como los climas generados por la tecnología), puede representar un retroceso, por lo menos en términos de valores, en relación a la obra original. Eso es lo que sucede entre Matheson y Lawrence. Matheson hablaba sobre la crisis de la humanidad, alertaba acerca de que el hombre no podía seguir haciendo lo que hacía y que, si no cambiaba de rumbo, iba hacia su destrucción. En su pequeño libro, el autor reflexionaba sobre el hundimiento de la vieja civilización y el surgimiento de una nueva, y sobre la particular crueldad del hombre en su momento de decadencia. ¿Habrá alguna superproducción en Hollywood dispuesta a tocar estos temas?
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THE CRITIC SALE A CAZAR VAMPIROS EN SUECIA
LET THE RIGTH ONE IN (2008) En una línea: Amor, Odio, Confusión y Drama en una pequeña historia entre un joven y un vampiro en un pueblo de Suecia. Sentirse sólo y ser el centro de bromas de unos abusadores son el principal problema de Oskar, quien encuentra algo más que una amiga en Eli, una extraña chica que se le acerca y de a poco forjan una amistad que luego pasará a ser un romance que los unirá de una manera más que especial con consecuencias inesperadas para el mismo Oskar.
diálogos bien construidos (simples y a la vez profundos).
Desfragmentando el film:
El detalle fino: un error casi imperceptible pero que al ojo afilado no se le escapa es que en una escena Eli se ve reflejada en un espejo (la filosofía del vampiro refiere a que jamás tuvieron reflejo alguno), pero es mínimo y se los perdonamos.
Lo principal que se destaca apenas comienza es un excelente trabajo desde la dirección y el tratado de cada escena tanto en exteriores como interiores (nada que envidiar a Holliwood), sumado a planos de gran variedad, haciendo que cada momento sea apreciado a la perfección (léase primeros planos para drama, o planos generales para escenas con mucha gente y paisajes de una belleza signa de mostrar) y una estética correcta (chapó para la iluminación fría y cálida bien definida en cada escena). Las actuaciones son impecables (teniendo en cuenta que los personajes principales son chicos de 12 años) nos generan una empatía que nos introduce de lleno en la historia. La cruda realidad es otro punto que destaco en la trama; nada de cuidados inverosímiles, el bullying es parte de la sociedad mundial y dentro de la fantasía los vampiros siempre fueron impulsados salvajemente por su instinto de supervivencia. El guión es bueno y correcto. Por momentos parece decaer pero tiene una buena consistencia que soporta la extensa duración del film con
Los puntos flojos son pocos y de poca importancia en el producto final; uno de ellos es la duración, muy larga por momentos sin aportar demás a la historia (esto suele ser muy común en el cine europeo), la falta de una pequeña explicación sobre de ¿dónde vengo? (aunque es más algo opcional que no hubiese aportado, en mi opinión, un poco más a la historia).
En Resumen: Si le gustan las historias de los queridos chupa sangre, ésta es una linda y cruda idea de amor juvenil con un par de temas detrás que harán pasar un buen momento (aclaración importante: hay escenas muy crudas y sangrientas para los más impresionables abstenerse). Si los vampiros no le interesan pero le gusta el drama y el terror también puede funcionar que la vea ya que hay más que sólo sangre. De no ser afín a ninguno de estos aspectos le recomiendo Vampieres Suck y así se ríe un poco con una comedia bizarra del género… Para cerrar la nota correspondiente… 8 por simple y concisa. May the Suecos be with you!!!
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