Año 1 - Número 5 - Julio 2012
Editorial
Hay equipo!
El miedo es un tema que se reproduce a lo largo de la historia de la humanidad de múltiples formas. Desde los miedos primitivos hasta el expresionismo alemán, pasando por la narrativa oral de mitos y leyendas de los pueblos antiguos. Ahí la conexión directa con la reformulación que se ha hecho a través de los años (siglos) de las historias primigenias hasta convertirlas en los relatos que compartimos hoy en día. Quizá menos imaginativos, menos... originales, pero no menos válidos. Representan la época que vivimos.
Editor Gastón Dufour
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Sumario ¿Canto a la libertad?.........................................3 En los hilos........................................................4 Pequeña rebelión contra las instituciones........7 Dueño del parque..............................................8 No ver para creer.............................................11 Making off Sangriento.....................................12 Santas catástrofes Batman.............................14 Armas y alarmas.............................................16 Ricardo III en la pantalla.................................18 Congreso nacional de escuelas de cine.........20 El tirabombas..................................................24 The Sandman.................................................25 Entrevistaa Alberto Rojas Apel........................26 El miedo..........................................................29 Una especie de Gloria.....................................30 Carta a la Adriana Goñi desde Macondo........34 Crónicas del ají picante...................................37 Posibilidades del lenguaje...............................38 La ponencia del olvido....................................39 Memorias de una Geisha................................40
de la miseria restrictiva en que una vida ajena está estancada... ¡Pum! Fuiste. No sea cosa que se cree una reacción en cadena, que el resto de la gente se inquiete y contagie. Mucho cuidado con que se propague tu golpe a la farsa del sueño americano (o cualquier sueño socialmente aceptado).
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Asistente Editorial Erica Goldemberg
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Redactores Gastón Dufour Erica Goldemberg Fabio Vallarelli Nicolás Esteban Rijman Veroka Velazquez. Lara Castillo Belen Jacoby Paula Calvo Eva Lilith Sebastián Lalaurette Mariano Vidal Ramiro D’elia. Mauricio Aguilera Fesal Chaín Kattia Barrientos Quirós Dalila Caro Arijón
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Las aventuras de Alan:
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Ilustración de tapa Federico Pesce (aka FoxMulder) Diseño Erica Goldemberg
Contacto:
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FB: Revista Breaking Away Twitter: @revistabreaking
¿Canto a la libertad? Tengo el deber moral de comenzar esta nota con un Spoiler Alert. Si ud. no ha visto aún Thelma & Louis o American Beauty, por favor, véalas antes de seguir paseando su vista por estos píxeles. O sepa que es fundamental a los efectos de señalar mi punto, referirme directamente a los finales de dichas películas. Ahora sí, el punto. Las odio. Bueno, no odio a las películas en sí, pese a lo estereotipado de sus personajes. Tienen su gracia, su arte y cuentan historias. Odio el mensaje que terminan transmitiendo por la forma en que cerraron dichas historias. ¿Canto a la libertad, a cortar con la mediocridad, a apartarse del rebaño yankee? ¿Qué canto a la libertad, si en definitiva terminan muertos como consecuencia de su rebelión? No sé a Uds., pero a mí me parece la mejor forma de defender al status quo. Después de todo, salvo que se trate de personas con tendencias suicidas, nadie tiene ganas de acelerar la visita de la Parca. Dejá tu vida como está, que las opciones siempre siempre terminan mal... mmm sospechoso. Está bien, en el caso del adorable protagonista con crisis de mediana edad de American Beauty, mucha alternativa no tuvo. Si te matan, te matan, no es que lo hayas elegido. Pero claro, las cosas le estaban saliendo, en un punto, casi demasiado bien. Demasiado impune estaba quedando su patear el tablero. No se quedó sin dinero, mejoró su estado físico y hasta pudo quedarse con la presa menor de edad que lo obsesionaba. Estaba feliz. Y su entorno lo empezó a notar. Ahí está el tema, por favor... patealo solito todo lo que quieras, pero en el momento en que tu acción se convierte en espejo
Es más, podemos decir incluso que, frente a la opacidad de estas vidas, la alternativa que plantean como más segura en el film es el Soma, son esas vacaciones que vienen de la mano de las drogas. Hasta lo muestran casi como un “todos ganan”: el vecinito dealer que impulsa la producción de tecnología al poder consumir por lo que otros consumen gracias a que él les vende. Pero las drogas son, en estos casos, asuntos privados, que no escapan a un pequeño círculo. No es el crack escandalizante por el cual el chico pobre te va a salir a robar, no es el paco de las villas. Artículo 19 de la Constitución Argentina, un escape en la comodidad de su hogar. En cambio, lo de las amigas suicidas es un tanto más complejo. Será que no peco de hembrista, y sí de feminista, que me parece muy triste la forma que tienen de retratar al género masculino en el film. ¡Todos garcas! Apenas se salva el representante de la ley, que de última, sólo cumple con su trabajo. El resto... un desastre. Pareciera que si tenés un marido abusivo, una vida gris y querés liberarte momentáneamente de eso (porque ni siquiera plantean una solución definitiva, sólo vacaciones), los hombres que te crucen van a ser todavía peor que ese marido del cuál te estás apartando. Todo el que te invite un trago es un potencial violador. Todo el que te quiera seducir, un potencial estafador. Todo el que en su deber tenga que ponerte un límite, un perseguidor. Una vez más, mejor quedarse con el “viejo”, ¿no? El miedo se construye en formas muy sutiles. Antaño, cuentos de hada. Hoy, una multitud de películas más o menos populares. Como Dorothy en el Mago de Oz, la respuesta a ¿qué pasa si nos salimos de la senda? Es “Vas a terminar mal, vas a tener problemas... no hay lugar como el hogar”. Para acabar de pulir el mecanismo, más directo al inconsciente va cuando aparentemente el mensaje es otro. Al final de cuentas, se trata de que el rebaño haga catarsis, viendo cómo el héroe chantajea al jefe o la heroína tiene sexo con un Brad Pitt veinteañero. Eso sí, que no se salgan con la suya, que el precio por el exabrupto de cortar con lo que no nos hace felices sea tan, pero tan alto, que la ovejita termine de ver la película pensando que después de todo, lo que tiene en casa, en el trabajo, en la escuela... tan mal no está.
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En los Hilos
Pueden ser unos globos de colores. Sí, pienso que lo de los globos va a funcionar. Imaginate unos globos. Globos rojos, verdes, amarillos, azules, anaranjados, violetas, blancos, celestitos. Globos, muchos globos. No sé cómo te los imaginaste, tal vez todos dispersos subiendo al cielo, o atados a una pared o al piso, o arremolinados alrededor de un chico que sujeta los hilos. No sé qué dice de vos la forma en que los imaginaste, qué puede decir de alguien cada una de esas alternativas, pero no importa ahora. Vamos a precisar la imagen. Los globos están todos juntos, cada uno con su correspondiente hilo, atados a una varilla de metal. Yo imagino una varilla muy delgada, de metal oscuro, grisáceo: probablemente hierro, pintado tal vez. Pero no importa. Lo que importa es la forma de la varilla, y su longitud, y los globos. La varilla tiene unos cincuenta centímetros y está dispuesta en forma horizontal. Supongamos que alguien la sostiene; supongamos que es en una plaza; lo mismo da. Los globos son muchos, y como son muchos no entran todos en un espacio de medio metro: entonces, lógicamente, se apiñan en el aire sobre la varilla, unos quedan a un lado, otros al otro, se disponen en una especie de viborita, de línea irregular. Si son muchos, se apelotonan exactamente igual que si una mano juntara los hilos: forman un grupo
compacto, informe, bello y multicolor. Ahora imaginá algo un poco distinto. Los globos son menos: siete, ocho, diez digamos, tal vez doce. La varilla esta vez tiene forma de arco. Sigue siendo metálica y oscura, una línea apenas, pero dibuja una curva, y los globos también la dibujan. No se superponen; ocupan una línea más extensa que la de la varilla, pero se abren hacia ambas puntas, dibujando un arco parecido y concéntrico al otro. Un arco que, sin embargo, es muy diferente, porque tiene volumen y color y una levedad disparada hacia el firmamento de la que la varilla carece. Una imagen más. Ya no podemos hablar de varilla en este caso. El hierro ahora tiene una forma irregular y una longitud mucho mayor. Está apoyado en el piso y se puede ver que traza un símbolo intrincado: recuerda un poco a una espiral temblorosa o a un ideograma, con sus idas y vueltas, un carácter complejo contenido en la superficie de una tapa de alcantarilla. Los globos vuelven a ser muchos y están, como antes, atados al metal a intervalos regulares. Siguen siendo muchos, siguen siendo bellos, siguen siendo brillantes, pero ahora, además, ellos también trazan un dibujo intrincado en el aire. Sin embargo, no es un dibujo tan intrincado como el del metal: sería imposible porque cada uno de ellos ocupa demasiado espacio, porque
la línea que siguen los obliga a empujarse unos a otros y eso elimina el detalle. De todas maneras puede reconocerse vagamente, en la figura que los globos trazan en el aire, el ideograma definido por el metal sobre el piso (de la plaza, supongamos). Hay menos precisión en el símbolo, pero hay también más que el símbolo: hay volumen, color, una levedad perceptible, una impresión cinética. El símbolo está flotando, casi volando, en realidad quiere volar. No es difícil adivinar la intención analógica de estas imágenes que acabo de meterte en la cabeza. Pido perdón, en todo caso, por la violencia del ejercicio. La varilla es, claro, la historia original, el texto que siempre (o, bueno, casi siempre) precede al ejercicio cinematográfico; los globos son la película, la traducción visual, la historia contada en imágenes, en color y movimiento. Creo que la analogía se sostiene sorprendentemente bien (está amarrada a un hilo firme, digamos: flota, brilla, pero no se escapa). Los tres casos propuestos corresponden a diferentes posibilidades de la adaptación cinematográfica. En general se llama adaptación a la conversión a fuente fílmica de un texto de finalidad originalmente literaria, pero se podría decir que todo el cine es adaptado en tanto y en cuanto la traducción de texto a imagen móvil ocurre siempre. (Bueno, nuevamente: no siempre, casi siempre, pero es o debería ser raro que la ausencia de guión produzca cosas valiosas. No sé, pienso en la Magical Mystery Tour, en los Beatles subiéndose a una camioneta y bajándose a filmar en cualquier parte, porque sí, porque Paul McCartney había tenido una idea que le había parecido formidable y decidió, ahí nomás, grabarla.) El primer caso (la varilla corta y recta, los globos apiñados encima) podría corresponder a la adaptación fílmica de un cuento corto. Hay ejemplos brillantes de esto y otros no tan buenos (El hombre bicentenario es uno no tan bueno). En este caso el material de base es recto y conciso, tiene las características de la contundencia y la perfección, y se prestaría bien, tal vez, a la realización de un corto, pero el cineasta ha decidido que no, que en esa historia tan breve hay algo que excede a la mera linealidad del relato: un espíritu que hay que descubrir y rescatar, que puede explotar en una miríada de luces y sonidos no presentes en el original, pero de alguna manera señalados como al descuido, intuidos tal vez sería la palabra. Sentencia previa
(Minority report) es una expansión exitosa de un cuento breve de Philip Kindred Dick (El informe de la minoría) donde lo que era especulación intelectual, tensión cargada en palabras y gestos de poca visualidad, se convierte en un estallido de acción y velocidad, donde el trabajo de Precrimen, de tanta densidad filosófica, es dotado también de los destellos de la tecnología futurista, donde el realizador aprovecha para insertar toda una serie de visiones inquietantes sobre la publicidad, la privacidad, las relaciones profesionales y familiares: globos que aparecen por los costados, que se suman, que se rebelan contra la parquedad original. Pero tal vez un mejor ejemplo sería Donde viven los monstruos (Where the wild things are): allí, un cuento infantil de muy, muy, pero muy pocas líneas se convierte en un largometraje hecho y derecho, pleno de fantasía y angustia infantil, donde el desarrollo del protagonista y el resto de los personajes (especialmente los monstruos del título) adquiere un carácter central. Es maravilloso lo que ha logrado Spike Jonze porque en su Max, un chico al que le han pasado muchísimas cosas que no sabíamos, que ha vivido ante nuestros ojos infinidad de vaivenes no presentes en el libro, aún reconocemos al Max de Maurice Sendak, su furia original, su rebeldía y su dolor. Los globos están abigarrados, destellan, se chocan
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e invaden, pero allí debajo, oscura y firme, está todavía la historia, la brevísima y candente historia. El segundo caso (la varilla en arco, los globos en un arco más amplio) es tal vez la forma más extendida de adaptación literaria. El realizador toma una novela “filmable” y la filma. Trabaja con diferentes materiales, por supuesto, pero la línea argumental es clara y la sigue con cierta precisión. Consigue un producto más rico porque aquí (pero sólo aquí) una imagen vale más que mil palabras y una imagen en movimiento tal vez valga un millón. Es el balance perfecto entre el mundo narrativo y el visual: la línea sostenida pero más amplia, el arco dotado de volumen y color, cada elemento de la historia brillando con luz propia. El cineasta está sereno porque confía en la firmeza del material de base y sabe que mientras no se desvíe demasiado puede trabajar con libertad y desplegar sus poderes creativos. Fue un placer leer ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (Dick nuevamente), pero cuánto mejor ver Blade runner, qué bueno poder contemplar la ciudad apocalíptica, la expresión en los rostros de los hijos negados de la Corporación Tyrell, las piruetas de Pris o el terrorífico test Voight-Kampff. A un Dick le corresponde un Ridley Scott, ciertamente. Y a un Tolkien un Peter Jackson, por qué no. Los que leímos El Señor de los Anillos allá lejos y hace tiempo ya recordamos a Gandalf en la caracterización de Ian McKellen. Don Corleone, en tanto, tendrá para siempre el rostro de Marlon Brando, aun para quienes leímos también el libro de Puzo antes de ver la producción de Coppola. Y Chauncey Gardiner nunca perderá el rictus desorientado y benévolo de Peter Sellers por más que el libro de Kosinski sea genial. El último caso (el símbolo intrincado, los globos abundantes y apiñados trazando una figura similar) está en el otro extremo del espectro. No sé si el caso presenta menor o mayor dificultad que la adaptación de un texto muy breve pero sospecho que no hay una respuesta única sino que la cuestión depende de la obra específica que se tome como base y del talento y la visión del director. Aquí la analogía corresponde al arduo (pero potencialmente gratificante, liberador, apoteótico) trabajo de adaptar una obra compleja y extremadamente literaria: una novela de ideas, un texto con profundidad y densidad conceptual pero no mucha acción o desarrollo visual. Un libro, en fin, “infilmable”, donde lo más 6
importante ocurre dentro de las cabezas de los personajes, y las páginas abundan en momentos imperdibles... pero intraducibles para la cámara. Las adaptaciones de Dostoyevsky, de Kundera, caen en este apartado. Incluso 1984 de George Orwell, con toda su imaginería militar y futurista (los televisores omnipresentes espiando a sus “propietarios”, las pantallas gigantes, el ritual del Odio), es mucho menos visual que conceptual, y su traducción a film ha sido, evidentemente, problemática. Por no hablar de El hombre del subsuelo, esa tan argentina versión de las Memorias del subsuelo, extraordinario libro de un ruso extraordinario. Aquí, y en otros casos (dicen, por ejemplo, que en la versión fílmica de La insoportable levedad del ser), al director no le queda sino contentarse con llevar a la pantalla una parte de lo que está presente en el texto, apenas una o dos facetas: zambullirse en esa profundidad y salir con algunos peces raros y valiosos, resignándose a abandonar el seno vasto y oscuro del mar. Sin embargo, no es la única posibilidad. Como en la imagen de los globos, de la figura de dibujo torpe pero reconocible, elevada por la luminosidad propia del material pero desdibujada por su misma materialidad, algunas adaptaciones logran capturar lo esencial de una obra compleja y presentarlo ante nuestros ojos. Es el caso de algunas buenas versiones fílmicas de Shakespeare (Hamlet es la primera que viene a la mente) o, sorprendentemente, de Perfume, sobre un libro de Patrick Süskind cuya principal característica es que está absolutamente basado en el olfato. Y, claro, si un libro es realmente infilmable, tal vez se pueda filmar igual. Es lo que hicieron Charlie Kaufman y Spike Jonze (again...) en El ladrón de orquídeas (Adaptation), una película que ya por su título es referencia obligada en esta columnita. Ante la imposibilidad de filmar... filmamos la historia de la imposibilidad de filmar. Y de paso mostramos lo que se puede de lo que hay ahí abajo, en el texto que se resiste, que sólo entrega un retazo. Varillas y globos es como decir líneas y formas, solidez y vuelo, opacidad y brillo. En el pase de un mundo al otro, en esa proyección, se juega buena parte de lo que es el cine. El realizador es el que pone los hilos; nosotros nos perdemos en la luz.
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Pequeña rebelión contra las instituciones Tratando de lucirse, un chancho puede comer jamón (siempre revelamos a lo que estamos sometidos). La mosca esta en la sopa. Aceptémoslo. Sentados a la mesa servida están nuestros héroes. Esos tres bombones que creen que arman un gran cacao. Esos que han ganado reputación gracias a los papeles duros y son muñecos vudú de ésta sociedad-espectáculo. El primero de los comensales rechaza de pleno el plato. El segundo quita la mosca del plato y toma la sopa. El tercero exprime la mosca dentro del plato hasta la ultima gotita y luego come con fruición. Mientras tanto, lenta, muy lentamente, se les mete la muerte por donde los monos se meten la manzana. Queridos amigos, la franela no es como la gamuza. Puede que alguna de éstas noches no nos encontremos aquí ya. Puede ser cualquiera de nosotros el que se va al pasado. Allí, un chimpancé viejito atiza el fogón, se llama Adán y es tu gran papito. Ese mono que ríe, despacito, en la oscuridad. Allí, y para siempre, aprendimos que ciertos fuegos no se encienden frotando dos palitos. Patricio Rey. La mosca y la sopa. El modo de representación institucional implica la regulación y el metodismo en la creación de una película, de un audiovisual. Refiere a una manera, a un canon, a una estructura contenedora y normativa. Desde el principio, quienes hacemos esta revista, creemos que es necesaria una ruptura con algunas cuestiones que hacen al arte en general, y al cine en particular como modo narrativo y de sembrado de ideas (al margen de la broma o la necesidad de dispersión, que es una necesidad humana, pero que es utilizada para controlar y manipular a las masas por los que detentan el poder). Sí, no me miren así, en la era de
la super información, aún hoy, la gente es manipulada y subestimada con propósitos a veces claros, a veces no tanto. La pregunta que me nace es la siguiente: ¿Puede establecerse una ruptura desde el seno de una INSTITUCIÓN, la cual tiene (y se ve obligada a) que cumplir con ciertos parámetros relacionados con las limitaciones que el Estado impone por necesidad o conveniencia, frente al MRI? Si la propia institución educativa tiene necesidades y procesos normativos. Tiene realidades vinculadas a sus integrantes (estudiantes, alumnos, personal técnico y administrativo). ¿Se puede salir a romper con todo ese peso? ¿Y cuál es el fin de ello? Digo… estoy de acuerdo con la necesidad. Pero…la pregunta es: ¿Es factible? ¿Contra qué hay que pelear? ¿Al fin y al cabo… el cambio real está dentro o fuera de uno? ¿dentro o fuera de la estructura de imposición? ¿Puede uno tomar todo lo bueno y todo lo malo de una estructura y modificar hacia afuera? ¿Mostrar otra realidad usando las herramientas obtenidas? ¿Todo pasa por las INSTITUCIONES? De ser así, estamos aceptando nuestra limitación, y sometiéndonos al arbitrio de un superior que nos digitará siempre nuestro modo de ver las cosas, la vida, la realidad, y otorgándole entidad (por más subjetiva que sea esa realidad. Los preconceptos muy fuertes, pesan, y cuánto).
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graduó con honores a los 22. Inquieto, curioso y dueño de una inteligencia privilegiada, Crichton comenzó a estudiar Medicina en Harvard, a la par que comenzaba a publicar novelas mediante seudónimos. Antes de volver a graduarse, ya tenía publicadas siete, incluyendo su primer best seller, La amenaza de Andrómeda (The Andromeda Stain, 1969), la cual sería llevada al cine en 1971. Comenzó las prácticas médicas en el Hospital de Boston, pero abandonó antes de conseguir la licencia para dedicarse de lleno a la escritura.
Dueño del parque Antropólogo, médico y escritor. Además de una mente privilegiada, Michael Crichton fue uno de los novelistas que marcaron la década, acercando la ciencia ficción a paradigmas que apenas despuntaban y abordándolos con el rigor de un científico. Autor del best-seller y éxito de taquilla, Jurassic Park, tuvo una producción literaria de 27 títulos, de los cuales la mitad llegaron a la pantalla grande. 1994. Estados Unidos. Lo que a la distancia entenderíamos como el legado cultural de los ’90 se desenvolvía de lleno en ese año. La montaña rusa musical del grunge acababa su corto (y poderoso) recorrido con el suicidio de Kurt Cobain. Seis amigos comenzaban a redefinir en tono de comedia las expectativas generacionales desde un híper colorido departamento de Nueva York en Friends. OJ Simpson era acusado de doble asesinato, Quentin Tarantino estrenaba Pulp Fiction y Tom Hanks se convertía en Forrest, Forrest Gump. Y en un instante de esos doce frenéticos meses, se dio la coincidencia 8
de que el libro Nº1 en ventas, la serie Nº1 en audiencia y la película Nº1 en taquilla eran obra del mismo hombre: John Michael Crichton. Nacido en Chicago en 1942, Michael se interesó en la escritura desde muy pequeño. Hijo del periodista John Henderson, fue desde muy joven un talento prodigio. Logró que una de sus crónicas sobre viajes fuera publicada en el New York Times con tan solo 14 años, y a los 19 ingresó a Harvard para estudiar literatura. Sin embargo, sus notas variaban entre C+ y C-, y su estilo era ferozmente criticado por sus profesores, lo que le hizo plantearse a un vanidoso Crichton (Según se personifica en su autobiografía, Travel) que quizás sea Harvard y no él quien estaba equivocado. Para probarlo, tomó un texto de George Orwell y lo copió literalmente, buscando demostrar que había una saña particular con él y que su profesor tenía un pobre nivel de lecturas. Crichton y Orwell sacaron una B-, y Michael decidió abandonar la carrera para estudiar antropología, donde se
La literatura de Crichton está sostenida en dos grandes pilares: Una gran habilidad para generar una trama, sostenerla, lograr que sea atrapante y hasta magnánima (considerando que en sus historias podía estar amenazada la supervivencia de la raza humana entera) sin decaer en grandes baches. Y la búsqueda de volcar en sus novelas aquellas inquietudes científicas de manera exacta, fundamentada, e impecablemente documentada: Sus historias de ciencia-ficción estaban más cerca de la ciencia fáctica que de la ficción. Entre 1970 y 1989 publicó nueve novelas y fue llevado al cine en cinco ocasiones. Crichton ya era un autor reconocido, y estaba en tratativas con Steven Spielberg para desarrollar el guión y la trama de la exitosa serie ER, basándose en sus experiencias como residente. Allí comentó el argumento sobre su próximo libro, algo sobre dinosaurios clonados, aún sin una trama concreta. Steven vio el potencial y decidió comprarle los derechos para realizar la película en 1.5 millones de dólares (más ganancias), incluso antes de que el libro saliera a la venta. Universal necesitaba un gran éxito para mejorar su situación y se jugó por la apuesta de Spielberg; Sony, Fox y Warner (Con Tim Burton como posible director) también estaban presionando por quedarse con los derechos. Finalmente Parque Jurásico, el libro, fue publicado en noviembre de 1990 y fue un éxito inmediato. Jurassic Park, la película, se estrenó en junio de 1993.
en vueltas sobre teorías evolutivas, sistemas matemáticos (La famosa teoría del caos) y computarizados. Sin embargo, llega a ser un libro dinámico, de suspenso, pero más propio para una adaptación televisiva. La película sigue siendo más tensa, con un terror que mantiene en vilo al espectador por la no-aparición de los predadores en conjunto con la constante seguridad de que andan merodeando. Jurassic Park recaudó 914 millones de dólares a nivel mundial solamente de taquilla, pero su mayor logro fue, efectivamente, revivir a los dinosaurios: Tiranosaurios, Velociraptores y Triceratops de pronto volvieron a pasear por la tierra, desde un renovado interés por la paleontología hasta fichas que venían con el puré Maggi pasando por todo tipo de Merchandising, las películas de Pie Pequeño y hasta Los Picapiedras. Incluso fue una revolución en el campo de la ciencia, poniendo en duda la percepción de que los dinosaurios fueron los parientes lejanos de los reptiles luego de la comparación del Dr. Alan Grant de un Raptor con un ave: Futuros estudios a lo largo de la década comenzarían a avalar esta nueva teoría. La vida giraba alrededor de los dinosaurios, y Crichton se convirtió en uno de los personajes más importantes de los ’90. En septiembre de 1994 se lanzó la serie ER y su novela Disclosure, que se ubicaron en el tope de ventas en Estados Unidos con Jurassic aún
Desde el punto de vista argumental, el libro y la película son dos historias que llegan casi al mismo lugar pero por caminos totalmente diferentes. A pesar de haber estado a cargo del propio Crichton, la adaptación varía en muchos puntos y giros de la trama. La novela tiene el estilo netamente técnico de su autor, se detiene 9
en la cima, convirtiéndose Crichton en la única persona hasta ahora en alcanzar la cima en tres disciplinas diferentes. Disclosure llegaría al cine como Acoso Sexual, con Michael Douglas y Demi Moore; al año siguiente Congo (su libro de 1980) también se volvería una película. Pero ninguna tuvo ni por asomo la repercusión de Jurassic Park, y las presiones para generar una secuela se hicieron cada vez más fuertes, empezando por Steven Spielberg. En 1995 publicó El Mundo Perdido, homenajeando la novela homónima de Sir Arthur Conan Doyle de 1912; al año comenzó la producción de la película Jurassic Park: The Lost World. Si la adaptación de JP tuvo varias diferencias con el libro original, TLW directamente fue otra historia. Sin embargo, en la segunda cinta se incluyeron varias escenas inspiradas en pasajes de la novela Parque Jurásico (La secuencia inicial con el ataque en la playa de Costa Rica, el T-Rex siendo sedado). Como dato bonus, una de las secuencias del libro Mundo Perdido que no apareció en el film (donde son atacados por un Carnosaurus invisible) fue recuperada para la versión de Videojuegos de arcade, que aún hoy sigue presente en muchos de los fichines a lo largo de la costa atlántica. Después del mega-éxito que significó Parque Jurásico, Crichton siguió escribiendo a razón de una novela cada dos años. Entre las adaptaciones al cine que se llevaron a cabo figuran Esfera (1998, Con Dustin Hoffman y Sharon Stone), Trece Guerreros (1999, con Antonio Banderas, basada en la novela Devoradores de cadáveres) y Timeline (2003, con Paul Walker), junto a una miniserie de dos episodios sobre La Amenaza Andrómeda, en 2008, que se mantiene mas fiel al libro que la película de 1971. Entre los libros que publicó hasta su muerte, uno de los que más revuelo causó fue Estado de Miedo, de 2004. En éste, el autor pone en duda los argumentos de los grupos ecologistas respecto al cambio climático, alertando sobre una desinformación generalizada respecto al tema, la cual genera un miedo global totalmente infundado. La repercusión fue inmediata, con los grupos ecologistas saliendo a atacar a Crichton por su postura. Es que la novela (donde un grupo de eco-terroristas planean dar un ataque para poder influenciar a la opinión pública sobre el tema) está basada sobre una serie de informes y datos para sustentar la postura del protagonista, 10
y del autor por decantación. De hecho, la misma contiene veinte páginas solamente de bibliografía y una nota del propio Crichton sobre su opinión al respecto. Michael Crichton murió en 2008 a causa de un cáncer de garganta. Acababa de terminar una novela llamada Pirate Latitudes y estaba trabajando en otra llamada Micro. La hermeticidad con la que se manejó su enfermedad causó que la noticia sobre su fallecimiento fuese aún más sorpresiva. Quienes lo conocieron, comentaba que tenía un poco de John Hammond y mucho de Ian Malcolm, en un cuerpo de 2,06 metros, altura que le causó varios complejos de joven. Tuvo una sola hija, llamada Taylor Anne, fruto de su cuarto matrimonio, y estuvo casado cinco veces en total. Spielberg llegó a decir que una de las frases más autobiográficas que incluyó en toda su obra la puso en boca del matemático estrella de rock que armó con gestos de su propia personalidad: “Siempre buscando una ex futura señora Malcolm”.
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No ver para creer A mis 11 años una amiga de mi madre me regaló un libro. Yo no leía y me rehusaba fervientemente a leer; pero ante tanta insistencia, empecé con los primeros capítulos y como pero arte de magia terminé inmersa en un mundo de fantasía. Al igual que cientos de miles de millones a lo largo del mundo, el fenómeno Harry Potter me había atrapado. Para ese entonces había cuatro libros publicados y ninguna película. El personaje con el que yo tanto me identificaba estaba hecho a mi medida. Tal vez la ilustración de tapa ayudó en algo a contruírlo, pero Harry era una creación mía. El castillo, sus amigos y su habitación debajo de la escalera tomaban forma en mi cabeza. Era un mundo en el que refugiarse, un mundo con magos que había creado la posibilidad de que la sociedad como yo hasta entonces la conocía, fuera una mentira. Esa magia podía estar oculta y yo nunca iba a enterarme. Aprendía que leyendo palabras podía crear imágenes, películas en movimiento que dibujaba a mi gusto al andar. Un código que compartíamos el libro y yo, y nadie más.
Pasó algo de tiempo y se estrenó la primera de las películas, Harry Potter y la piedra filosofal. Qué sorpresa fue ir al cine y ver como mi imaginación se había materializado en la pantalla grande. Hermione, Ron y el castillo eran iguales a los que estaban adentro de mi cabecita, pero Harry no. Esa proyección me decía que Harry ya no iba a ser como yo lo imaginara, él tenía que tener la cara del actor que la Warner había elegido. Alguien ajeno a mi historia a mi mundo de HP. Para ese entonces yo leía el tercero de los libros y de un día para el otro las caras de mis personajes empezaban a cambiar. Tardaban más tiempo en formarse o directamente evitaban hacerlo. El libro te permite jugar con la imaginación, te da libertad. Toma forma y vive a partir de eso suyo que uno vuelca en los personajes, en su forma de ser, en su pasado. Es la historia que alguien más escribió, pero que uno llena, completa y modifica a su gusto. Como alguna vez escuché a alguien decir: “lo peor que pudieron hacerme fue mostrarme la cara de Darth Vader, porque Darth Vader era mi padre”.
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MAKING OFF SANGRIENTO La idea es que la película sea una obra independiente de la primera. A pesar de ser una secuela, queremos que el espectador pueda verla y entender todo lo que se cuenta. En esta película las muertes son mucho más cruentas que en la primera. Todo es mucho más sangriento. Además se juega con la relación entre el nuevo personaje que presentamos, que es un detective, y el asesino. Esto nos contaron los hermanos Quintana al respecto de “Making Off Sangriento: Masacre en el set de filmación”
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imaginario para quienes ya veían a Batman y Robin de la mano. El espejo de esta realidad, un superhéroe, hombre, fortachón, poderoso, masculino y por supuesto, heterosexual. Pero de a poco esa mirada de que un superhéroe de estos adjetivos, no podía ser gay, lesbiana o trans se va resquebrajando. ¿Cómo se vería un superhéroe gay? Como cualquier otro, y no específicamente rosa, por si ya te lo estabas imaginando.
“Santas catástrofes Batman, el closet quedó vacío” Quizás, mi mundo sea un poco distinto o, mejor dicho, mi visión del mundo sea un poco distinta y pueda hablar más de leyes y normativas, derechos humanos, discriminación, política, avances sociales, etc. Pero esta vez me permito divagar en las entrañas de otra realidad, de otra dimensión, que, sin lugar a dudas, se ve afectada y esteriotipada por la nuestra. El mundo de los cómics o las historietas, como más guste. Una dimensión espejada, una dimensión que se hace eco del grito de la diversidad, y estoy haciendo referencia a la diversidad sexual. Desde hace varios meses vemos acoplados y en forma de dominó, a las editoriales más grandes del mundo o, mejor dicho, las más importantes, las cuales se atreven a salir del closet. Parece que Robin dejó de estar a la vanguardia respecto a su homosexualidad, aunque jamás se haya dicho nada. Ya en mayo de este año el guionista escocés Grant Morrison aseguró “No estoy usando gay en sentido peyorativo, pero Batman es muy, muy gay. Simplemente no hay que negarlo”. Esto despertó tantas controversias que desde DC Cómics propusieron giros argumentales para colocar la masculinidad de Batman a flor de piel. Claro, desviando las barreras de lo 14
En este sentido en X-Men, Marvel avanzó y pasó a colocar un mutante y un humano en el altar, la primera boda igualitaria en pos de demostrar que “El universo de Marvel siempre ha reflejado el mundo que existe fuera de tu ventana...” según dijo el redactor jefe de Marvel. De la misma manera desde la compañía Archie cómics celebró una boda de personajes del mismo sexo en la serie “Life with Archie”. Kevin Keller y Clay Walker ya marcaron un antes y un después en la historia de Archie. Y seguimos sumando distintas identidades sexuales como Victor Borkowski, conocido como ‘Anole’ entre los ‘X-Men’, quien posee ciertas cualidades de reptil. Él es abiertamente gay desde su primera aparición en 2003 y generó un
vínculo especial con ‘Northstar’ que mantiene una relación amorosa con ‘Colossus’. ‘Alan Scott’, uno de los más antiguos e imperecederos héroes, ‘Linterna Verde’, convertido en homosexual en la serie de cómics ‘Earth 2’ por DC Comics. ‘Xavin’ es una heroína de la serie ‘Runaways’ de Marvel. En realidad, ella es capaz de cambiar de forma y algunas veces se le vió como un hombre, pero cuando se enamora de ‘Karolina Dean’, quien es lesbiana, decide adoptar una forma femenina. ‘Apollo’ y ‘Midnighter’, de ‘The Authority’, son dos héroes que muchos consideran la versión homosexual de ‘Batman’ y ‘Superman’. Están casados, y su relación es un tema recurrente en los cómics en los que aparecen. ‘Lord Fanny’ nació como hombre en Brasil. Su madre, que quería instruirlo en las artes de la magia exclusivas para las mujeres, lo crió como una niña. Cuando su madre murió ‘Lord Fanny’ viajó a México donde se inició en la magia. Después se dedicó a la prostitución y luego se unió a ‘The Invisibles’. ‘Hulkling’ y ‘Wiccan’ son dos de los jóvenes ‘Vengadores’. Theodore ‘Teddy’ Altman (‘Hulkling’) es un metamorfo y puede imitar los poderes del ‘Hulk’ original, mientras que William ‘Billy’ Kaplan (Wiccan) posee la habilidad de generar electricidad como ‘Thor’. Ambos adolescentes sostienen un romance en el cómic. En ‘X-Force’, ‘Shatterstar’ era considerado un personaje prácticamente asexual, pero luego los escritores de Marvel fueron
desarrollando la historia de su cercana relación con ‘Rictor’. ‘Union Jack II’, una especie de héroe máximo en el Reino Unido dentro del universo Marvel, también es gay. ‘Brian Falsworth’, quien heredó de su padre la identidad del héroe, adquirió poderes sobrehumanos cuando fue expuesto a la Fórmula del Súper Soldado que le dio sus poderes a ‘Capitán América’. ‘Hooded Justice’, de ‘Watchmen’, es uno de los héroes más antiguos dentro de la historia del cómic de DC. Al principio se creía que él era el padre de ‘Silk Spectre II’, pero después se reveló que era gay y sólo ayudó a la ‘Silk Spectre’ original a escapar del carácter irascible del ‘Comediante’. ¿Y qué habrá pasado entre ‘Hooded Justice’ y ‘Capitán Metrópolis’? Para esta historia habrá que esperar a ver las vueltas de los editoriales. Es así como en esta dimensión de los comics reflejan la realidad que hoy vivimos, aunque sea una realidad que siempre ha existido, es algo que de a poco vamos visibilizando y todos somos parte de este accionar. Las editoriales se atreven a redireccionar puntos fuertes de los personajes para llegar a una humanización más realista, gracias al contexto sociocultural y político que hoy avanza en pos de construir ciudadanías respetuosas ante tanta diversidad. Es inmenso el aporte de estos espacios ya que, no solo sacan a la luz estas historias en lugar de invisibilizarlas, sino que también, rompen estructuras y estereotipos fuertemente impuestos en nuestra sociedad.
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explicamos que estamos trabajando y ellos nos responden que no podemos aparcar todos los días en el mismo lugar (?!) toman los datos por si volvieran a tener problemas con nosotros y se van, pero prometen volver. Digamos que la tan esgrimida libertad individual del capitalismo es la libertad de la propiedad y esta se cuida con miedo y este es el padre de la ignorancia, y la desinformación. ( ¿Eso si da miedo, eh?) cámara conectada a nuestro centro de control y controlarlos desde el trabajo o desde donde se encuentre-. Observen que la utilización de “terceros” quiere decir: amigos, vecinos y empleados. No confié en nadie es la consigna.
ARMAS Y ALARMAS o MIEDO AL MEDIO Miedo a la muerte, a no poder, a no tener, a los ladrones, a los policías, a la traición, a la tradición, al extranjero, al vecino, al dolor, al amor, al fanatismo, al miedo; y así la lista es interminable, aburrida e interminable; miedos creados por la cultura, miedos ancestrales, miedos usados como armas de dominación, y allí en donde nuestra mente es débil, se mete la televisión, y cuanto medio masivo o más, selectivo de penetración de ideas sea. Cuando quemaban gente en las plazas, o colgaban negros de los árboles, o como hoy, matan terroristas, lo hacen para cuidarnos de brujas y demonios creados por algún padre protector sea iglesia, estado o cascos azules, que van por el mundo cuidando de abrir camino a las fuerzas de ocupación de la Onu: fusilados por la cruz roja. El poder precisa de demonios de los que proteger a los incautos hombrecitos y mujercitas temerosos que como hojas en el viento compran casas, rejas, armas, alarmas, seguros de vida y de muerte, así el miedo se convierte en el único destino seguro. La atención se fija allí y allí vamos como elefantes suicidas despeñandose por un acantilado. La televisión que es el Medio del Miedo: nos describe a diario paisajes apocalípticos sembrados de bandas armadas (nunca dicho 16
por quién) que asolan el planeta compitiendo tenazmente contra tsunamis y huracanes; insurgentes cuando son de un país con gobierno inconveniente, o terroristas cuando conviene. Así también los delincuentes comunes son utilizados en las noticias para manipular los ánimos de la población narcotizada por rayos catódicos. La muerte es la más democrática de las presencias en la vida, y esto lo saben las religiones, que utilizan la culpa y la posterior expiación con penitencias, para conseguir la recompensa del cielo, o los estados represivos que prometen seguridad a cambio del sometimiento a sus leyes de protección de la propiedad. En españa hay un anuncio televisivo de alarmas para el hogar que es, justamente, alarmante; utiliza la palabra miedo como una kalashnicof en manos de un psicópata: -¿Ud. tiene miedo de que entren en su casa? ¿Ud. es mayor, vive solo y tiene miedo? ¿Tiene niños a los que debe dejar al cuidado de terceros y le da miedo? ¿Tiene una casa a la que nunca va y no quiere dejarle la llave a terceros por miedo? (Y la lista de miedos posibles sigue un rato, pero yo nunca soporto escucharla hasta el final, no me acuerdo, me da miedo) y propone: Tenemos la solución: puede instalar nuestra
Anoche dormía en una furgoneta, en España también (como todos los veranos) para ahorrarme un alquiler privativo, mientras trabajo, en un lugar turístico, y los vecinos (los terceros) ya indagaban y se los notaba incómodos con nuestra presencia y alguno argumentó ”esto es un barrio privado”. Aclaro que no lo es, a lo mejor el señor creyó que los que vamos así como voy yo no tenemos capacidad intelectual para discernir estas cuestiones. Sé bien lo que es un barrio privado, aunque duerma y cocine en furgoneta, y este no lo es, es un barrio burgués, sí, pero pequeño, garca, todo lo que quieras, pero de libre circulación, por ahora. Entonces, debo cuidarme de “terceros” que podrían denunciarme a la policía porque en toda esta zona en la que estoy está prohibido hacer lo que yo hago: no ir a campings ni a bares ni alquilar departamentos, ya que si no tengo dinero para consumir o no quiero hacerlo, soy sospechosa de algo jodido. Ni hablar si mi aspecto fuera menos europeo, por ejemplo si fuera árabe o negra o peor: gitana (que sospecho, la ley, fue hecha principalmente para reprimirlos a ellos) ahí ya, seria jodidísimo. Resumiendo: estoy atrapadita en mi miedo a la multa. Y así estoy, moviéndome todo el rato como si en lugar de una cama y un anafe en la furgoneta llevara 40 kilos de explosivos para detonar en la puerta de algún enemigo. He pensado mientras escribo esto que mejor quedarme quieta y que reviente la furgoneta bomba. ¡Y a la mierda! Y mientras escribo ¿Quiénes aparecen? Si, la policía a decirnos que los vecinos están inquietos con nuestra presencia, que nos tenemos que ir; nosotros les
Todo esto me recuerda a una vecina de mi familia en el año 1976, en La Calera, Córdoba, Argentina. Yo tenía 10 años y tuvimos que salir en medio de la noche porque la señora denunció que en mi casa se imprimían volantes subversivos, e iban a allanar. Ella escuchaba pared de por medio la máquina, la destartalada heladera de mis padres, eso era todo lo que oía en su paranoia de mujercita de milico. Por suerte el que avisó y nos ayudo fue otro vecino, un militar retirado después del golpe. Se llamaba Marcelo y era buen vecino, no tuvo miedo. Hay personas que creen que tener un poco de miedo es bueno porque evita accidentes, (lo escucho a menudo) pero eso no es miedo, es instinto de conservación. Lo que impide que caminemos por una cornisa enjabonada a 40 metros de altura es el ancestral instinto de conservación, mientras que el no menos ancestral miedo a la muerte es herramienta de dominación, al menos desde el antiguo testamento y sospecho que desde antes también, pero no tengo documentación que lo avale. lacalva.blogspot.com
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Interpretación e intriga: Ricardo III en la pantalla Mal anda el mundo cuando tanto dolo El pensamiento ver debe tan sólo. Escribano, La tragedia de Ricardo III La Guerra de los dos Rosas parece concluir, los York derrotaran a los Lancaster y el rey Eduardo IV reina en paz y reconciliando a las familias. Un futuro prospero espera a Inglaterra, pero hay alguien a quien esta tranquilidad no gusta nada y es el duque de Glóster, Ricardo, hermano menor del rey. Él hará todo lo posible para llegar al trono, intrigando y eliminando cualquier obstáculo, sean enemigos, amigos o familiares. La tragedia de Ricardo III es una de las obras más difíciles de Shakespeare, por su extensión (sólo superada por Hamlet), por la cantidad de personajes (en su inmensa mayoría pertenecientes a las Casas Reales) y conspiraciones. Lejanamente inspirada en hechos reales, Shakespeare muestra un tejido de las relaciones de poder de los sectores dominantes en la Inglaterra medieval y como ese tejido se quiebra y peligra por la avaricia de un hombre dispuesto a todo. El duque de Glóster, luego coronado Ricardo III, es el malo por excelencia de la obra shakespeareana, el infanticida, el regicida, el que se alza con el poder en base a cinismo (“puedo sonreír y asesinar mientras sonrío”), quien no tiene amor hacia a nadie y tiene absoluta consciencia de su único objetivo y ninguna restricción moral. Las adaptaciones al cine han sido varias. La atracción de un personaje así en el siglo XX (marcado, como la historia de Ricardo, por traiciones políticas y “purgas” varias) es inmensa. Como escribe Daniel Rosenthal (Shakespeare en el cine, Ediciones Universidad del Cine, 2006), “las palabras ‘asesinato’, ‘odio’, ‘infierno’, ‘sangre’ y ‘matar’ aparecen con mayor frecuencia en Ricardo III que en cualquier otra obra de Shakespeare, y las inocentes víctimas – hombre, mujeres y niños - se apilan a ritmo alarmante”, aunque, a decir verdad, en escena sólo se produce un asesinato, algo que el cine 18
se encargará de corregir en primer lugar. En dos largometrajes se subrayaron los elementos terroríficos del clásico de Shakespeare y son adaptaciones, se puede decir, muy “libres”. Torre de Londres (dirigida por Rowland Lee, Estados Unidos, 1939) incluía un elenco característico del cine de horror de la época (Boris Karloff, Basil Rathbone y Vincent Price) y comenzaba su historia antes de lo que lo hacía el dramaturgo ingles. Lee muestra que la corrupción real iba más allá del duque de Glóster y abarcaba también al rey Eduardo. Vincent Price vuelve a actuar en otra adaptación del clásico, ya no como el pobre Clarence, sino como Ricardo, en Torre de Londres (dirigida por Roger Corman, Estados Unidos, 1962), que se puede ver online por Youtube sin subtítulos en español. Seguramente no hubo ni habrá nadie como Price, ese campeón de la sobreactuación, del engaño y el cinismo, para interpretar el papel. Y además bajo la dirección de Corman, el fanático de Poe. La película cuenta con algunas escenas de tortura muy fuertes y deja bastante que desear, ya que convierte a Ricardo en un ser perseguido por fantasmas, acomplejado por la culpa y lastimoso, algo muy lejano al personaje desarrollado por Shakespeare, donde los remordimientos de conciencia recién interviene en la escena III del último acto y son rápidamente desechados por el malévolo rey, al razonar que al no amar a nadie, ni siquiera a si mismo, no puede auto compadecerse. Ricardo, en el film de Corman, es impulsado en sus crímenes por lady Ana, una especie de lady Macbeth. La película que intenta mayor fidelidad es Ricardo III (dirigida por Laurence Olivier, Reino Unido, 1955), que se puede ver online por Youtube con subtítulos en español. Olivier, quien también llevo al cine Hamlet y Otelo, reproduce casi todo la obra e intenta hacerlo con la época (en especial, con los vestidos y ceremonias) y su interpretación es excelente, pero hay demasiado tufillo a teatro filmado y poco riesgo. Quienes se arriesgan un poco más son Richard Loncraine y Ian McKellan en Ricardo III (Reino Unido, 1995), donde, si bien se respeta casi todo el texto, se lo lleva a la Alemania nazi. Como dijimos, Ricardo III tienta permanentemente a la política contemporánea. La interpretación de McKellan subraya los aspectos irónicos y cínicos de la maldad sin límites y los realizadores (Loncraine proviene de la publicidad) buscan hacer de la
obra de Shakespeare más “adaptable” a las audiencias actuales, convirtiendo un drama de poder en una película de acción. Buscando a Ricardo III (dirigida por Al Pacino, Estados Unidos, 1996) es un documental que parte de cierta culpa (el sentimiento de inferioridad de los norteamericanos ante Shakespeare) y quiere intentar explicar los puntos más importantes e intrincados de la obra y del trabajo del actor y la interpretación en general. Es una indagación muy interesante, en el que un making off ocupa el lugar central, reemplazando una película que nunca se hizo y que uno desea que se haga, ya que cuenta con un elenco impresionante (Winona Ryder, Kevin Spacey, Alec Baldwin, Kenneth Branagh y Vanessa Redgrave). La atracción del actor / director que encarnó a Mike Corleone y Tony Montana por el personaje es una de las primeras cosas que salta a la vista, así como la relación entre La tragedia de Ricardo III y la saga de El Padrino, en especial su segunda parte. Buscando a Ricardo III nos muestra la trastienda de la realización, fundamental para entender un ser diabólico, que precisamente, actuaba (intrigaba) permanentemente en pos de su objetivo.
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1º CONGRESO NACIONAL DE ESCUELAS DE CINE
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Durante los días 6, 7, 8 y 9 del presente Julio, se llevó adelante en el Instituto de arte cinematográfico de Avellaneda IDAC, el Primer Congreso Nacional de Escuelas de Cine organizado por y para estudiantes de todo el país. Dicho congreso surge a partir de la lucha llevada a cabo por los estudiantes del IDAC, quienes tomaron el instituto durante los meses de Noviembre, Diciembre, Enero, Febrero y Marzo, contra la implementación de un nuevo plan de estudios orientado hacia la producción televisiva y el cierre de la mítica institución del conurbano (ver nota en Breaking Away N°2). Las reflexiones sobre la actualidad del cine y la educación audiovisual en nuestro país, durante esos meses fue la que de alguna manera gestó este encuentro, que tuvo como ejes temáticos a la educación, las nuevas tecnologías y las perspectivas del cine, en el país y en la región. Al encuentro asistieron estudiantes distintas partes del país y del continente, es de destacar que al IDAC ya de por sí asisten una gran cantidad de estudiantes provenientes de diferentes provincias del país, así como también de Estados limítrofes. Entre los concurrentes al evento se destacaron dos comisiones grandes provenientes de la provincia de Córdoba y Santa Fé, con estudiantes de la UNC y el ISCAA
respectivamente. A lo largo de los cuatro días de congreso se hicieron presentes diferentes realizadores y miembros de asociaciones civiles vinculados con lo cinematográfico, quienes junto con los estudiantes expusieron mediante ponencias y mesas redondas de debate diferentes opiniones acerca de los ejes temáticos planteados. Lo central a destacar del evento fueron las reflexiones constantes que se dieron sobre el rol del Estado actual y la política de financiación y a su vez la crisis en torno a la distribución y difusión comercial del cine nacional. El panorama actual de la cinematografía argentina tiene al INCAA, en el rol del Estado, como el principal financista del cine nacional, sólo alrededor del 5% de la producción anual nacional no cuenta con el apoyo del instituto. Esto presenta un panorama bastante paradójico, por un lado estamos frente a una época en la que gracias a los bajos costos que permite el cine digital (sobre todo en relación al documental) y la acción de la Estado, la producción nacional se ha disparado como hace décadas que no lo hacía, pero por otro lado nos encontramos con que no hay pantallas para exhibir esas películas, y que a su vez la misma legislación nacional pone trabas para que los productores que deciden comercializar sus productos sin el
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sello estatal puedan hacerlo. Se trata de un margen enorme de películas nacionales que ven muy poco la luz de las salas de cine, si es que la ven, ya que no existe una política ejecutada respecto de la distribución de contenidos. Quizá una respuesta a esto sea la nueva e incipiente televisión digital, pero quizá deba cuestionarse si el destino de muchas películas nacionales deba ser sólo que sean exhibidas de esta forma, cuando hay una infraestructura que permite una distribución tradicional en las salas de cine. Esta encrucijada mencionada más arriba, sea quizá el eje central al que el cineasta argentino deba enfrentarse durante los próximos años, es necesario plantear un nuevo escenario, o por lo menos comenzar a pensarlo, y allí es donde radica la importancia central de este congreso: Abrir puertas y dejar pensar y reflexionar sobre las problemáticas actuales y futuras, para comenzar a resolverlas. Luego de cuatro días de intenso debate el congreso se dio por finalizado, pero no sin antes confirmar ya la cita para el próximo año, ya ahora con una organización más federal y con sede tentativa en la provincia de Santa Fé.
Humberto Rios, acompañando al congreso.
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por: Erica Goldemberg
gracias por por gracias darnos un un espacio espacio darnos en el el congreso congreso en
http://institutoidac.wix.com/congresodecine
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Araña. Un recluso que adquiere la habilidad de tomar diferentes formas (siempre con la base del elemento en cuestión) al quedar atrapado en medio del inicio de un experimento en un bombardeo radiactivo que constituye su cuerpo, es decir… la arena. Puede verse este personaje en el film Spiderman 3 (1997). En la música, el mito se transformó, y el letrista Estadounidense Pat Ballard escribió el éxito Mr Sandman en 1954, con una versión en manos (y voces) de las Chordettes, un cuarteto que usualmente cantaba a capella. El grupo se había formado en Wisconsin en 1946.
El tira bombas (políticamente incorrecto) Cada vez que veo una película, espero varias cosas. Que me entretenga, o más bien que me movilice sensaciones (del tipo que sean, dado que algunas películas no lo hacen en lo absoluto). Bueno, la verdad es que no me interesa cuán desconectada esté una película de la realidad, o cuántas veces una bandera estadounidense aparezca flameando en el horizonte, o un guardia del palacio de Buckingham se encuentre en primer plano, o un discursito de un presidente de raza negra (en los tiempos en que nadie pensaba en un presidente negro en Estados Unidos. Igual, resultó que no hay diferencia con los blancos) exprese como una vez más han salvado a la humanidad toda. Bueno, se puede decir mucho al respecto, y si bien a mí me gusta pensar en cuestiones profundas, creo que algo de esparcimiento liviano no viene mal. Y deberíamos entender que nos acordamos de estas cuestiones en aspectos muy puntuales, pero los discutimos en ámbitos como la gran M, comiendo opíparamente. O nos fumamos sin chistar películas nacionales de dudoso gusto estético (antes era el soldado chamamé, ahora es el chaqueño Palavecino. Dan muy nacionales…pero es mejor que lo que describí en un principio?) No, ni una cosa ni la otra. No hay que tirar la pelota afuera, apuntemos alto en vez de discutir con argumentos que no tiene ningún sustento lógico. Mucho menos usando el nacionalismo a ultranza como base, lo cual puede derivar en situaciones bastante jodidas. He dicho.
La letra reza así, en español: Señor hombre de arena, tráigame un sueño. Haga que él sea el más guapo que he visto jamás Concédale dos labios como rosas y trébol Luego dígale que sus noches solitarias han terminado Hombre de arena, estoy muy sola, No tengo a nadie a quien llamar mío,ç Por favor ponga en marcha Su haz de luz mágico Señor Hombre de arena Tráigame un sueño
The Sandman
The Sandman, o el hombre de arena, es una leyenda de las culturas anglosajonas. Tiene variedad de aspectos en el imaginario popular, desde un duende, hasta un malvado anciano con frac. En un principio la leyenda narraba que arrancaba los ojos de los niños para dárselos como alimento a sus propios descendientes, habitantes de la superficie lunar al igual que él. Más tarde se suavizó la leyenda diciendo que el hombre de arena solamente arrojaba, justamente, arena en los ojos de los hombres para inducirlos al sueño. El equivalente griego es Morfeo. No, no Morfeo de Matrix, el otro, el Dios del sueño perteneciente a la mitología Griega. Esta historia puede verse contada en el corto de Paul Berry, de 1992 (disponible en You tube). Más tarde se trasladó al comic. En el universo DC existe una familia de siete hermanos conocida como los eternos; uno de ellos es Sueño, o la representación antropomórfica de los sueños. En su versión de Marvel, Sandman (o el Arenero) es Flint Marko, uno de los enemigos del Hombre
Luego existió una versión del mismo tema a cargo del grupo Blind Guardian, (banda Alemana de power metal formada a mediados de los 80). El video utilizaba guiños del cine de terror de la década en cuestión, y colocaba como protagonista (quien asusta al niño que no quiere, o no puede, dormir) a “It”, o “La cosa”. El personaje creado por Stephen King, que luego fuera retratado en la miniserie homónima. La misma se exhibió por la cadena ABC en dos partes en 1990 y luego editada en video. Aún hoy circulan versiones sobre una remake, El tema musical en cuestión puede escucharse en la trilogía de “Volver al futuro”, en “Halloween”, y en “Philadelphia”. Existen asimismo versiones realizadas por Linda Mc Cartney, Marvin Gaye y Chuck Berry, entre otros. Para finalizar, puedo decirles que la tradición narrativa de los pueblos antiguos puede claramente mutar y derivar en diferentes demostraciones más o menos artísticas, pero al fin y al cabo tratan de temas, miedos o preocupaciones inherentes al ser humano mismo, el cual, más allá de límites geográficos seguirá sosteniendo sus instintos, para bien o para mal.
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Siempre fui un niño muy callado, introvertido, tartamudo, me costaba relacionarme con los otros. Quizás por eso encontré en el cine una forma de comunicarme, de apasionarme y de encontrarme. A eso de los doce años mi papá compró una cámara de vhs y yo me puse a hacer cortitos, solo o con amigos. A los trece me anoté en mi primer curso de cine. Y desde ahí no paré. Estudiar cine, en tu caso dirección, ¿Fue un disparador para ser guionista y actor?
Entrevista a Alberto Rojas Apel “A los trece me anoté en mi primer curso de cine. Y desde ahí no paré.” “Beto” Rojas Apel es guionista, dramaturgo, director, actor y docente. Fue guionista de los films “Nadar Solo”, “Como un avión estrellado” y colaboró en el guión de “Excursiones” con el director de cine Ezequiel Acuña. Dirigió varios cortometrajes, escribió para programas de televisión (“¿Quién es el jefe?” y “Hechizada” ) y realizó el guión del largometraje “Aullido” de Raúl Perrone. Estrenó obras de teatro y realizó crítica de cine en la revista especializada “Film”. Dueño de un estilo propio logro llevar al lenguaje cinematográfico su particular mirada poética y nostálgica sobre cuestiones como el amor, la amistad, los afectos y la juventud sin perder la oportunidad de hacerse un lugar para el humor. La entrevista, pautada vía mail permite conocer al artista ya no a través de sus obras, sino desde otro lugar, desde su herramienta fundamental: la palabra escrita. ¿Qué fue pasando en tu vida o qué fue lo que te llevo a acercarte al arte?
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A: No lo sé con seguridad. Recuerdo que desde muy pequeño me encantaba el cine y me veía cinco películas por fin de semana.
A: Sí, claro. En el caso de la actuación, lo que me pasó fue que, como consideraba que me iba a hacer bien estudiar teatro para poder dirigir actores, me anoté en un taller de actuación. Y me gustó. Y después me anoté en otro. Y en otro. Y en lo que respecta al guión, me parece que fue algo natural, me fueron interesando más y más los resortes narrativos y me compré libros, y me anoté en seminarios de guión, de dramaturgia, empecé a presentar cosas en concursos, y me empezó a ir bien. Y me parecía que escribir era, para mí, más sencillo que dirigir. Quizás porque era una tarea más solitaria. Y también más apasionante. En la escuela, disfrutaba más la etapa del guión que la de la dirección. Y me volví un fanático del guión. Me leí todos los libros sobre el tema, y estudié en diversas instituciones y con diversos docentes. De todos saqué algo, hasta de los peores, siempre eran un lugar para seguir pensando y repensando en cómo narrar.
todo y rápido. La escritura teatral o cinematográfica permite una mayor profundización, más tiempo, más identificación de uno con lo que se escribe, más libertad. Pero por eso mismo también puede complicarse. A veces lo límites ayudan, guían. Y tanta libertad puede llegar a trabarte. Ahí uno ya no tiene excusas, y si lo que se escribe es fallido, ya no se le puede echar la culpa al tiempo o a los productores. A mí, cualquiera de los tres medios me entusiasman por diferentes motivos. Siempre estoy tratando de no descuidar ninguno, para seguir aprendiendo. En los films “Nadar Solo”, “Como un avión estrellado” y “Excursiones” hay imágenes, sonidos y diálogos. En cuanto al guion: ¿Consideras que estos elementos cinematográficos están
compensados o algunos que tienen mayor protagonismo que otros? A: No lo sé. Quizás Nadar Solo y Como un avión son un poco más visuales. Y Excursiones es un poco más dialogada. Tampoco sé si son elementos que deberían compensarse. Son estilos. Eso ya se iba planteando en la escritura. Acuña tiene muy claro dónde y cómo quiere que hayan escenas visuales, o ralentis o esas cuestiones. Yo, en eso, no me meto. Acepto que esa es más tarea del director. Simplemente trato de que, si él quiere que haya una escena visual, funcione bien en la musicalidad de la estructura y no interrumpa ninguna de las líneas dramáticas. ¿Te sentís parte de lo que se denominó como Nuevo Cine Argentino? Por qué? A: Creo que el Nuevo Cine Argentino encierra
Con respecto a los guiones, de teatro cine o TV, cada uno una complejidad específica y restricciones de géneros que les son propias, ¿Consideras que alguno sea más complejo que otro? A: Los guiones de televisión son para mí los más complejos. Simplemente porque hay poco tiempo y porque hay muchas voluntades empujando para distintos lados. Y mucha tensión porque el negocio puede salir mal. Y casi nunca son proyectos personales. Son historias en las cuales uno pone su oficio para ayudar a contarlas de la mejor manera posible. Pero no son historias propias, casi nunca. Por lo menos en mi caso. Lo bueno es que sirven como un entrenamiento. Hay que resolver de 27
Si tuvieses que nombrar directores de cine, actores o guionistas que consideras que de alguna manera influyeron en vos, ¿Cuáles serían? A: Acuña, Kartún, Szifrón, Rejtman y Hendler. Te dedicas a la crítica de cine. ¿Cómo empezaste y cómo fue tal experiencia? A: Empecé porque era amigo de Paula Félix Didier y de mucha gente del grupo de la revista Film. La experiencia me encantó. Para mí la crítica cinematográfica es, bien realizada, una actividad importantísima de la cual todos los realizadores podrían aprender. Es muy útil que hayan ojos especializados observando y analizando con profundidad el trabajo que hacen
los directores y toda la gente que se dedica a esto. Por último . . . ¿Cuál o cuáles son los proyectos en que actualmente estas trabajando? A: Actualmente estoy escribiendo un unitario para televisión llamado “Mi problema con las mujeres”, y colaborando en otro llamado “Embarcados”, y empezando a encarar un programa para Discovery Kids. En cine está por comenzar a rodarse una peli de Paulo Pécora con guión mío y la cuarta de Ezequiel Acuña. También estoy colaborando con un guión de Daniel Hendler y otro de Julieta Zylberberg y Esteban Lamothe. Como actor estoy participando de la peli de Sebastián de Caro, “20000 besos”. Y voy participar de otra llamada “Encuentro en Guayaquil” y de una tercera, creo que sin título aun, de Gladys Lizarazu. Y a punto de actuar en un corto de Natural Arpajou. En teatro estoy ensayando una obra que escribí y en la que voy a actuar. Y en breve se estrena un texto mío, “Globo”, en el Cervantes. Y otra “10 minutos antes del beso” en el Paseo La Plaza. Además, siempre sigo con la docencia, que me encanta. Eso nomás. Un abrazo.
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verokavelasquez.blogspot.com
más que nada una época y una forma de hacer cine, más que nada independiente. Quizás Nada Solo entra ahí. Aunque eso no sea ni bueno ni malo. Si pertenezco, es una circunstancia, no una bandera. Nadar Solo simplemente es una de las películas que escribí. La primera, que por muchas cosas fue importante para mí, pero no es la única. También escribí otras que no forman parte de ese movimiento.
“El DIA que enterré a mi enemigo” dibujo. Lápiz negro.
El Miedo es un sentimiento universal, arma de dominación y control, social, espiritual y emocional. Es una enfermedad que paraliza el alma y friza los sentidos, es una reacción química del cuerpo que paraliza. Sólo se trata de respirar para desactivar, respirar para des-armar, respirar para ser y actuar. Creo que es el enemigo que hay que des-armar y enterrar.
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La Gloria tiene uno de esos nombres que son una redundancia. No solo es simpática, sino que también tiene una sonrisa amplia, generosa, una sonrisa que te confunde; Gloria te mira y te muestra el despliegue de sus carnosos labios y vos no sabes si Gloria está siendo cortés o si definitivamente te está provocando. Gloria se levanta de dormir y no tiene el pelo despeinado, te puede hablar a milímetros de la cara y de la boca le sale olor a colonia de Limón, no sé si existe la colonia de limón ahora que lo pienso, pero le sale algo así; acaramelado y cítrico; pero la verdad es que nunca dormí con Gloria, pero igual me imagino que despertar al lado de ella debe ser algo así. Gloria no sabe muchas canciones, pero inventa melodías que las susurra entre silbidos y quejiditos mientras cuelga la ropa; pienso que Gloria no tiene aire en los pulmones, sino que tiene música y la deja salir como un acto de bondad para nosotros, los sordos del alma, los brutos, los trasnochados, para que escuchemos los sonidos que quizá hagan los angelitos como ella, allá en el cielo. El otro día, en el Bar del Roque, hablábamos de la Gloria, de sus piernas; de lo blancas y lisitas que deben ser, de los piecitos chiquititos que debe tener, como los de una nena. El Roque transpiraba y transpiraba; de la ansiedad, el Gallego se daba manotazos en la cara para espantarse los mosquitos invisibles que lo 30
Una especie de Gloria
acosaban; seguramente los mosquitos le zumbaban el nombre de Gloria al oído. Yo no me puedo hacer el zonzo, yo también escucho el nombre de Gloria por todos lados y desde que me levanto hasta que me acuesto la veo pululando por ahí con sus ojitos renegridos; barriendo la casa o lavando la ropa de sus hermanitos. ¡Quien pudiera hacerla lavar la ropa de uno! La de un hombre de verdad y no que pierda tiempo en otras gentes que no la valoran. Si la Gloria fuera mía, tendría los mejores zapatos y la mejor hebilla en el pelo. No le faltaría nada, todo le daría, sería mi reina. Todos en el barrio estábamos enamorados de ella y todos de alguna manera u otra nos disputábamos su amor con pequeños duelos disimulados solo para poder clasificar quienes de los veinte mozos éramos los más calificados para merecerla. Los más brutos tomaban vino hasta caer desmayados repitiendo su nombre como una brujería. Los más bohemios encendían sus libretas con poesías apasionadas o se quedaban toda la noche llorando un tango con los grillos… Los más comunes, pero apiolados como yo, intentábamos quedar bien y le hacíamos pequeños trabajitos de mantenimiento en la casa que a falta de padre se venía abajo. La Gloria nos recibía con la mañanita a medio desabotonar. Tímida pero con firmeza nos daba los buenos días con una voz furtiva que nos hacia hervir la sangre. El camisoncito apretado
a sus curvas te dejaba hasta saber que tan tibia estaba su pielcita y de que color tenía la bombacha, sus bracitos de leche salpicados de lunarcitos brillaban bajo el sol de la mañana como un estanque lleno de pececitos de oro. Y de golpe se aparecían todos los mocosos recién levantados, la Gloria los arriaba a la escuela a los seis, mientras uno revisaba el calefón podía ver como la Gloria se agachaba a sonarle los mocos a Juanita, se inclinaba a limpiarle los zapatos a Alberto, y así, entre niño y niño, nos echaba un ojito perspicaz y uno tratando de ocultar las erecciones se apoyaba disimulado contra la mesada. La vieja destruyendo el clima reinante, se aparecía como al mediodía un poco entonada, llegaba con las bolsas del mercado y obligaba a trabajar a la princesa. Sus manitos tenían que enfrentarse a la rudeza de esas papas negras con costras de barro. Las otras chicas del barrio nos eran invisibles, eran lindas, pero ninguna era como La Gloria… la Gloria era la gloria, y no tenía competencia… los veinte participantes de los duelos iban reduciéndose semana a semana a medida que algunos, en sus urgencias generadas por Gloria, dejaban embarazadas a otras y tenían que casarse a las corridas. Todos creíamos que nuestro amor era correspondido y era verdadero. Por eso yo decidí no derrochar tiempo con nadie que no fuera ella, no iba a correr el riesgo de quedar descalificado… Claudio Aguirre, Marcos Lemure, Juan Carlos Felippini y yo, Alberto Otero, éramos los que más posibilidades teníamos de ganar el Amor de Gloria. Nosotros cuatro éramos, como decirlo, “amigos del barrio” y desde chicos parábamos en la esquina del bar del Roque. Siempre
estábamos juntos y nos hacíamos la gamba cada vez que alguno caía en una mala racha o en algún brete con alguna casada; si el marido de la susodicha venia como una fiera a encarar al implicado en cuestión, lo molíamos a palos, así de simple, no importaba ni el tamaño que tuviera el despechado y ni siquiera importaba que tuviera razón, cobraba para no olvidarse. Con respecto a la Gloria, habíamos hecho el pacto de que cualquiera de nosotros que tuviera la estrella de quedarse con ella, los demás no íbamos a interferir y la amistad iba a continuar igual. Aquella noche calurosa de febrero todos nos dimos las manos mientras nos bajábamos una Caña Legui, sin sospechar que la vida misma es una tómbola que cambia a las personas cuando las circunstancias le son esquivas. Creo que todos pensábamos un poco de esa manera, pero no era cuestión de arruinarnos ese caluroso y sensual sábado de febrero, cuando íbamos a ver a la Gloria en la fiesta del Club de Esgrima ataviada con su más lindo y escotado vestido. Y les juro, si hubiera sido la única mujer del baile no nos hubiera importado, nadie quería bailar con otra, ni traerle un vasito de Granadina a otra, ni gastar saliva calentándole el oído a otra. El objetivo era más que claro y el resto de mujeres lo sabía; ellas eran solo un placebo, un huesito para roer mientras merodeábamos alrededor de Gloria, para que apenas terminara esa pieza de baile aprovechar para sacársela de los brazos al otro y apropiarse de la Gloria por dos o tres minutos que durara el éxtasis. Creo que hasta ahora nunca les mencioné a Soledad García, esta joven era la hija de Jaime García, el dueño del almacén de Ramos Generales del pueblo; Soledad gozaba de los
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beneficios de ser la mejor vestida, la mejor educada, la señorita “bian” del lugar, mimada por todos sus habitantes, envidiada por todas las jovencitas en edad de merecer, porque no había en el pueblo alguien con los vestidos importados de París de la Soledad García, ni con los peinados furor en Italia, ni con los perfumes especialmente preparados para ella, lo que pasaba con la Soledad es que no tenía el don de Gloria. Las mujeres envidiaban a la Soledad por su dinero y por que siempre estaba a la vanguardia de la moda, pero no se daban cuenta que Soledad no era competencia para nadie, a ninguno de nosotros nos interesaba Soledad, que era sosa y vacía, no había fuego dentro de ella. La Gloria no necesitaba nada de todo eso para ser espectacular, pensaba yo, mientras la miraba bailar rock en el medio de la pista con una de sus hermanitas. Las tetas le bamboleaban dentro de la blusa color carne y no podía dejar de imaginármelas repletas de sudor, mientras una gotita le chorreaba por la panza hasta el vientre. ¡Quien pudiese prenderse de las caderas de Gloria y cabalgarla hasta el final! El ambiente era un murmullo agónico, nuestros pensamientos lujuriosos se nos escapaban de la cabeza inundando el ambiente de zumbidos soeces; si el lugar hubiera sido de vidrio, las paredes se habrían empañado. Las demás mujeres, incluidas la Soledad, lo percibían; todas se ajustaban los cinturones, se subían las faldas un poco más y se bajaban los escotes, se pintaban frenéticamente los labios de rojo frente al espejo del baño, andaban como hormigas
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a las que les pisotearon el hormiguero. La Soledad era la única que no jugaba ese juego, ella observaba la situación de punta en blanco con su vestido blanco y negro y sus collares doble vuelta. Caminaba rodeándola a La Gloria como quien observa un partido de ajedrez. El primero en caer fue Claudio Aguirre, no sé que le pasó en ese momento en que poco a poco se fue acercando a Gloria en los brazos de Martita, que lo tenía agarrado como náufrago a su único bote salvavidas. La canción estaba mostrando los últimos acordes, cuando casi empujando a Martita, Claudio se la trataba de sacar de encima y estiraba los brazos para abalanzarse sobre la turgente Gloria, que se había levantado su pelo largo en una cola, dejando a la vista su mordisqueable cuellito de canela. Una vez libre de su molesta compañera de baile, Claudio agarro por detrás a la Gloria apenas oliéndole el pelo, ésta volteó con una sonrisa de Monalisa cuando ¡Zaz! Martita de un zarpazo se prendió de la cola de caballo de Gloria al grito de “es mío, es mío, te odio, puta” Claudio, en su estupefacción, atinó a agarrar a Martita por los brazos y arrastrarla al exterior. Gloria apenas separando los labios se defendió contestándole “es todo tuyo, no me interesan los pollerudos.” Lo único que puedo contarles de ésta historia es que Claudio murió de amor esa misma noche, no pudo soportar el rechazo de La Gloria y se comió un frasco de veneno para ratas; esto lo supimos dos días después, luego de buscarlo por todas partes. El segundo descalificado fue Marcos Lemure,
quien aprovechó la distracción del momento para tomar a la Gloria de la cintura llevándosela a bailar a un rinconcito oscuro. Lemure era el más pintón del grupo, hijo de gringos, medía más de un metro noventa y tenia los hombros anchos de un domador de caballos experto; nosotros, mientras sosteníamos el jugo en la mano, temblábamos ante la posibilidad de que fuera el ganador de la noche. Si nuestros ojos hubieran tenido pinches hubieran agujereado la cara de Marcos y el culito de Gloria, que casi estoicamente coqueteaba con la mano grande de su Don Juan. Gloria se dejaba llevar, se dejaba apretar, se dejaba todo, pero la perdición de Marcos Lemure fue su mejor amigo Juan Carlos Felippini, quien se creyó que la amistad implicaba compartir absolutamente todo y se metió en su jugada parándose detrás de la Gloria y apoyándose contra ella, haciéndola testigo de su enorme erección. Yo no pude detener a Juan Carlos cuando decidido apoyó el vaso de plástico contra la mesa, volcando todo el jugo sobre el mantel de percal blanco. Las gotas de jugo quedaron suspendidas en la superficie de la tela y luego se hundieron irremediablemente; de eso se percató Juan Carlos ignorando mi pedido de cordura y también ignorando el vaticinio del jugo que metafóricamente anunciaba lo que le iba a suceder luego. Como les decía, Marcos estaba ahí sintiendo todo el calorcito de Gloria a milímetros de su pecho, cuando con horror descubrió que Juan Carlos se acercaba hasta ellos con un gesto demencial en los ojos. Segundos después estaba detrás de Gloria, entre los dos la apretaban, la tenían en el medio, acorralada. A Gloria al principio le causó mucha gracia, ella estaba más allá de todo eso. Pero después, cuando ese tipo que hasta hace unos instantes era Juan Carlos Felippini y ahora era un animal en celo comenzó a bajarle la pollera a la Gloria dispuesto a Violarla ahí nomás frente a todo el pueblo y frente a su mejor amigo, ahí fué cuando Marcos reaccionó y empujo a Gloria a un costado agarrando de la solapa a Juan Carlos, llevándoselo casi en el aire al patio del Club. Por supuesto que todos fuimos a ver el enfrentamiento, salimos al fresco de la noche y bajo las estrellas los dos hombres se disputaron el amor de una mujer; el pasto lleno de rocío me mojaba los zapatos de cuero negro y la música del salón se mezclaba con el aullido de las ranas que pedían agua. La policía llego minutos después a llevarse a los hombres que tenían
la cara hinchada como una mascara. Mientras el camión se alejaba escuchábamos a Marcos gritar el nombre de Gloria hasta desgarrarse la Garganta. Ahí caí en cuenta que era el último participante del juego y que tenía todo el terreno libre para conquistar a mi Gloria, MI GLORIA, ¿se imaginan? Me repetí varias veces que tenia que ir despacio, aprender de los errores de los otros y hacer las cosas tranquilo, despacito por las piedras, despacito… Toda la muchedumbre estaba afuera comentado excitada por la pelea y la sangre reciente. Busqué con la vista a Gloria y no estaba por ningún lado del jardín, vi que varios hombres estaban haciendo lo mismo, podía ver la palidez de todos temiendo horrorizados que alguien se hubiera aprovechado del momento para tener un tiempo de Gloria. Empecé a correr como un loco buscando detrás de cada árbol, de cada cantero, confundido entre la muchedumbre de blusas color carne y ahí, adentro, en el salón de baile, en el rincón oscuro estaba la princesa gozando, la princesa exquisita deshaciéndose en las manos de su amante totalmente entregada, con la boca llena de besos y la entrepierna llena de dedos exploradores. Ya la Gloria tenia a quién pertenecer y no era yo, ni era ninguno de los hombres de afuera, era de Soledad García y ya no sería de nadie más. FIN
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Carta a la Adriana Goñi desde Macondo
En algunos diálogos que hemos mantenido por facebook con la Adriana Goñi ella dice: “(...) me ha pasado en tantas ocasiones en que diverges un átomo de lo establecido, petrificado en una memoria a veces utilitaria, que mi volcán vascojudío se llena de hormonas. Me han segregado por No ser: no ser mapuche, no ser rapanui, no ser proleta, no ser flaca, no ser joven, no ser vieja, no ser virgen...que sólo yo sé en que identidad me ubico. Mi temor es qué pasará con nuestra herencia cuando mi generación vapuleada termine de irse...Me aterra el fantasma de los exiliados republicanos, de los judíos asimilados, de los hombres y mujeres del pueblo que no recuerdan. La instalación del olvido es mi fantasma personal. Y que la muerte de tantos y tantas quizás un día no tenga razón de ser”. Pensé escribir algunas notas, como manera de respuesta a tan profunda y esencial reflexión, pero, luego pensé que aquella daba para una “Carta a la Adriana Goñi” y una carta desde acá, desde Macondo. Probablemente la generación de la Adriana, una intermedia y la mía, es decir tres generaciones políticas y culturales, la de los 60, la de los 70 y la de los 80, sepan la importancia casi desmesurada de Cien Años de Soledad, no solamente como Novela o “bella prosa” sino como el libro capital, y permíteme Adriana cierta lírica, acaso más importante que ese viejo y terriblemente profundo libro judío-alemán, Das Kapital. Y ciertamente la comparación no es azarosa.
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Nota aparte, esto de nombrarte “la” Adriana, me parece más correcto que sólo Adriana. Y es simple como una de mis manos o de las tuyas. Has realizado desde la sinceridad una reflexión que va más allá, lo desees o no, de una reafirmación meramente ideológica. No soy de aquellos que no entienden la ideología, desde la distinción genial de Marx. Ideología como develación de lo aparente e ideología como falsa consciencia. Cuando me refiero a que hay un más allá de la ideología, me refiero justamente que existe un mundo de los hombres y de las mujeres que va más, mucho más y más allá de la develación o de la velación racional y mental del mundo de los fenómenos sociales y de las cosas.
Es la poesía como método de comprensión y conocimiento. No lo meramente bello, lo emocionantemente bello o lo que nos mueve a reír a o a llorar. Eso es, desde una poética compleja sólo la manifestación del fenómeno de la poesía. La manifestación en los hombres y mujeres. Pero emocionar para comprender el mundo es su objeto y objetivo final. Así que Adriana esta Carta, es con ternura, es con cariño, es con tremendo respeto por tu reflexión, que es sin lugar a dudas, la reflexión de esta estirpe de cien años de soledad de la que formamos parte, irremediablemente, en el dolor, en el sufrimiento y en la alegría de una vida dura. El primer dato, Adriana, es justamente la primera frase del narrador en Cien Años de Soledad: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. El recuerdo... pero muchísimos años después Adriana, muchísimos, tantos que aquella tarde ya era remota, y el recuerdo, frente a la muerte... Aureliano recuerda el hielo, recuerda a quien lo llevó al pueblo, a los gitanos... Melquíades Adriana, Melquíades...Adriana...
Segundo dato: “Fue Aureliano quien concibió la fórmula que había de defenderlos durante varios meses de las evasiones de la memoria. (...) Un día estaba buscando el pequeño yunque que utilizaba para laminar los metales y no recordó su nombre. Su padre se lo dijo: “tas”. Aureliano escribió el nombre en un papel que pegó con goma en la base del yunquecito: tas. Así estuvo seguro de no olvidarlo en el futuro. No se le ocurrió que fuera aquella la primera manifestación del olvido, porque el objeto tenía un nombre difícil de recordar. Pero pocos días después descubrió que tenía dificultades para recordar casi todas las cosas del laboratorio. Entonces las marcó con el nombre respectivo, de modo que le bastaba con leer la inscripción para identificarlas. Cuando su padre le comunicó la alarma por haber olvidado hasta los hechos mas impresionantes de su niñez, Aureliano le explicó su método, y José Arcadio Buendía lo puso en práctica en toda la casa y más tarde lo impuso a todo el pueblo. Con un hisopo entintado marcó cada cosa con su nombre: mesa, silla, reloj, puerta, pared, cama, cacerola. Fue al corral y marcó los animales y las plantas: vaca, chivo, puerco, gallina, yuca, malanga, guineo. Poco a poco, estudiando las infinitas posibilidades del olvido, se dio cuenta de que podía llegar un día en que se reconocieran las cosas por sus inscripciones, pero no se recordara su utilidad. Entonces fue más explicito. El letrero que colgó en la cerviz de la vaca era una muestra ejemplar de la forma en que los habitantes de Macondo estaban dispuestos a luchar contra el olvido: Esta es la vaca, hay que ordeñarla todas las mañanas para que produzca leche y a la leche hay que hervirla para mezclarla con el café y hacer café con leche. Así continuaron viviendo en una realidad escurridiza, momentáneamente capturada por las palabras, pero que había de fugarse sin remedio cuando olvidaron los valores de la letra escrita”. Vivir Adriana, en esta realidad escurridiza siempre día a día, mes a mes, año a año, siglo a siglo, capturada momentáneamente por las palabras. Nuestros padres nos dan las palabras Adriana, el método, pero ¿Acaso ha llegado ese fatídico momento en que la humanidad completa ha olvidado el valor de la letra escrita? Tercer dato fundamental: “José Arcadio Segundo no habló mientras no terminó de tomar el café.
-Debían ser como tres mil- murmuró. -¿Qué? -Los muertos -aclaró él-. Debían ser todos los que estaban en la estación. La mujer lo midió con una mirada de lástima. “Aquí no ha habido muertos”, dijo. “Desde los tiempos de tu tío, el coronel, no ha pasado nada en Macondo.” En tres cocinas donde se detuvo José Arcadio Segundo antes de llegar a la casa le dijeron lo mismo: “No hubo muertos”. Pasó por la plazoleta de la estación, y vio las mesas de fritangas amontonadas una encima de otra, y tampoco allí encontró rastro alguno de la masacre. A Macondo, donde estoy ahora Adriana, fumándome este cigarro y tomándome este café, ha llegado el olvido irremediable, la letra escrita ha perdido todo su valor, mis padres, mis primos mayores me dieron el método y la palabra, pero ya nadie entiende las palabras, ya nadie lee las palabras, ya nadie les da un valor... Melquíades Adriana, Melquíades... Cuarto dato final, nuestra redención que mata tus miedos y los míos: “Aureliano no había sido más lucido en ningún acto de su vida que cuando olvidó a sus muertos y el dolor de sus muertos y volvió a clavar las puertas y ventanas con las crucetas de Fernanda para no dejarse perturbar por ninguna tentación del mundo, porque entonces sabía que en los pergaminos de Melquíades estaba escrito su destino. Los encontró intactos entre las plantas prehistóricas y los charcos humeantes y los insectos luminosos que habían desterrado del cuarto todo vestigio del paso de los hombres por la tierra, y no tuvo serenidad para sacarlos a la luz, sino que allí mismo, de pie, sin la menor dificultad, como si hubieran estado escritos en castellano, bajo el resplandor deslumbrante del mediodía, empezó a descifrarlos en voz alta. Era la historia de la familia, escrita por Melquíades hasta en sus detalles más triviales, con cien años de anticipación. La había redactado en sánscrito, que era su lengua materna, y había cifrado los versos pares con la clave privada del emperador Augusto, y los impares con claves militares lacedemonias.” No había sido más lucido que cuando olvido a sus muertos...Qué quiere decir esto Adriana, amiga mía, qué quiere decir...Se me ocurre ahora, con el viento tibio de esta tarde triste y
alegre, que hay cierta epifanía en el olvido, en ese olvido del pueblo, que tú angustiosamente con y en tus palabras tratas de detener, de frenar. Si han perdido el valor de esas palabras, si han olvidado las imágenes, las figuras, los hechos, los muertos, entran entonces en un espacio lumínico, donde todas las cosas, los hechos, todas las palabras, todos los muertos, se presentan diáfanos y simultáneamente. Adriana, esto es poesía, pero no es mentira. Que el valor de cambio y el de uso, la ley del valor no responderán jamás a este problema de la vida. Pero sí la poesía, si esta monumental Novela, que no es sino nuestra Biblia, nuestra Torah, nuestro Nuevo Testamento, nuestro Corán... Hay un pergamino, palabras Adriana, pero en sánscrito, son meros signos, especies de jeroglíficos para un pueblo momentáneamente sin memoria racional, Melquíades, Adriana, Melquíades en el útero...Y es la mamá la que entrega la clave, el padre meramente el método y las palabras, la lengua materna entrega la clave Adriana... Al centro esta la clave materna, a su derecha El Emperador, a su izquierda la Fuerza... Melquíades, sólo debemos encontrar el pergamino, pero solamente lo encontraremos, justamente después de la pérdida del valor de las palabras, después de todo el olvido de nuestra niñez y de nuestros muertos, después del torbellino. Adriana amiga mía, no temas más, no lo hagas, no sufras sobre el dolor de la vida, porque ella requiere esto: pelotón de
fusilamiento, recuerdo, pérdida del valor de las palabras, padre método, olvido de la niñez y de los muertos y un pergamino en lengua materna donde está la verdad y la nueva vida. Y es que ese pergamino, es el ser de las cosas inmutable, su núcleo sagrado, nunca olvidado, más allá de las palabras y de las ideologías como explicación racional, porque el pergamino Adriana, está presente de verdad, y no es magia, es la marca indeleble a sangre y fuego timbrada en nuestra memoria histórica, como inconsciente colectivo, aunque a veces no esté presente en la petit historia, como conciencia personal y social y en un lenguaje que ya no sirve para desentrañarlo. Los que nos han hecho sufrir en este tiempo y espacio, como aquellos que han hecho sufrir a otros en su tiempo y espacio a nombre de cualquier ideología racional, van perdiendo la memoria y los dominados de siempre, esta estirpe nuestra, condenada a cien años de soledad va expropiando y acumulando la memoria, como un pergamino en sánscrito, escondido en el cuarto de Melquíades, por donde por los siglos de los siglos, no pisará pie humano y en donde crecerán plantas prehistóricas y luminosas y salvajes criaturas. Debemos pasar por la vida con sus sufrimientos y dolores, con sus palabras muertas y olvidos para llegar a la vida verdadera, a la Jerusalén prometida, como novia engalanada. Siempre tuyo Melquíades, Adriana, Melquíades...
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Crónicas del ají picante Formar parte de un grupo reducido de personas que viven en las nubes no puede ser malo del todo. No nos enteramos de los horrores diarios que transmiten los noticieros, lo periódicos y otros medios. La mayoría de las veces me entero de cosas porque gente de mi entorno las menciona. Ahí es cuando me siento sapo de otro pozo. ¿Quién es tal “famoso”? “¿Ayer pasó eso?” “No, no me enteré”. Esas son algunas de las frases que repito a diario. Ya no me interesa saber quién es quién o qué pasó en dónde. Yo me ocupo de mi pequeño mundo de fantasías y obligaciones. En mi mente el caos ocupa un gran lugar, por lo que las noticias malas, buenas o neutras, no llegan a tener la importancia que lo tiene mi propio mundo. Quizás suene algo egoísta, pero no es así del todo, sino que ver lo que ocurre no sólo me produciría pánico como a muchos otros, sino que me cambiarían el estado de ánimo en su totalidad. ¿Para qué amargarme? Si con prestar un poco de atención mientras camino por la vida es suficiente. Ah, claro, ¡pero si yo era colgada! Suelo caminar pensando en mis cosas
y dejo de lado lo que me rodea. En otras ocasiones, todo lo contrario, vivo perseguida por los fantasmas de los noticieros. Y en otras, camino tranquila, en paz, observando el cielo y los edificios. Puede tratarse del paisaje más feo del mundo y yo, sin embargo, lo vería hermoso y colorido. Y quizás lo interesante es encontrar aquel límite entre el ensimismamiento y el pánico absoluto. Justo allí, en la sonrisa es que se encuentra la solución, o algo parecido. A mí, por lo menos, me resulta bastante divertido el hecho de caminar y mirar todo como si tuviera unos lentes rosados o multicolor. No puedo decir que con esto evitaría muchos males comunes y diarios, sino que podría mejorar mi manera de ver el mundo. ¿Qué tiene de malo aquel edificio? Miren el cielo, está radiante e ilumina todo más alegremente. ¿Y si está nublado? Bueno, ¡a vestirse de colores! La idea es colorear la tristeza con un poco de sonrisas y de buena predisposición. Quizás yo no sea el mejor ejemplo, ni siempre esté bien, pero qué importa, mientras se pueda sonreír a las malas aguas, todo debería estar bien. Sino, siempre se pueden ocultar las lágrimas detrás de unos lentes (de colores llamativos, claro está).
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La ponencia del olvido
Posibilidades del lenguaje y construcción del discurso que lo limita
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Un discurso que necesita conectar con intereses (o generado por la necesidad de sostener una realidad) utilizará las herramientas del lenguaje para transmitir lo que se desea que otro sepa o incorpore como verdad. Cuando se piensa en las posibilidades del lenguaje, debería tomarse en cuenta la construcción ordenada de la estructura de una idea, con un eje claro que facilita su compresión y brinde coherencia. La idea de una historia que respete esto debe ofrecer la posibilidad de reconocer en forma rápida su calidad, su estilo. Es importante la pericia, si es posible llamarla de esta manera, del autor y director de una película (en el caso de un texto fílmico) para saber discernir entre lo importante y lo accesorio durante el proceso de construcción de la obra; las herramientas para ello le pueden ser facilitadas por el maestro, pero en última instancia debe ser él quien tome lo que se le ha enseñado y lo utilice para resolver estas cuestiones no menores. Partiendo de la base que propone la ponencia, podemos observar la idealización de la vida campesina en comparación con la vida en la ciudad, exhibiendo la primera de manera absolutamente bucólica en detrimento de la vida citadina, repleta de peligros. Dicha imagen plantea un discurso que dibuja un país (Costa Rica) ideal y feliz, que en realidad es una puesta en escena al respecto de cuestiones mucho más profundas. Un decorado sobre las verdades que pone un velo sobre lo determinante a la hora de analizar la realidad de un pueblo. Quiero detallar en este punto que se hace más visible esto que
se remarca en el momento en que uno mira la pintura en que vive diariamente: muchas veces el trajinar diario por la realidad impide ver este velo (y alguien más nos ayudará a descubrirlo). Tomo la libertad de trazar un paralelismo con Argentina. Múltiples discursos han hecho mella en la trama ideológica de la sociedad; algunos más (o menos) peligrosos que otros, pero temibles de igual modo. Inteligentemente esos discursos se han creado con una estructura tan fuerte que es imposible arrancarlos del imaginario social de algunas clases, cuyos integrantes lo defenderán a como dé lugar (aún utilizando elementos ideológicos enfrentados con el propio sostén de lo expuesto). Lo peor es que quienes redactan el discurso no comparten la realidad de quienes lo toman y lo elevan a una categoría suprema, inalcanzable. Por lo tanto, las herramientas físicas y tecnológicas que se utilizan para narrar no son menos importantes, pues dirigen el texto fílmico y su discurso. Forma y contenido, observadas con detenimiento en conjunto y por separado, hacen a la posibilidad de crear mejores historias. Podemos entonces subrayar la importancia de trabajar en los soportes y las nuevas tecnologías no como un mero elemento de transmisión, sino más bien como un apoyo para remarcar lo que se narra. Poder ver una pintura completa de la realidad permite ver los detalles que deben ser modificados para generar una idea mejorada a partir del trabajo y no de una idea mágica sin sustento alguno.
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Con motivo de mi viaje al Primer Congreso Nacional de Escuelas de cine, organizado por el Instituto de Artes Cinematográficas (IDAC), nació la inquietud de reflexionar en torno a cómo se construye el discurso que sustenta un texto fílmico y cómo ese discurso se subraya o enfatiza gracias a herramientas físicas y tecnológicas. En su tratado Poética (siglo V AEC), Aristóteles ofrece una serie de reflexiones sobre los pasos a seguir para lograr crear una buena obra de teatro trágica, sin embargo, sus disertaciones sobre la idea originadora del texto, resultan de gran utilidad para construir un texto fílmico. Hace el filósofo una diferencia sustancial entre “una buena idea” y “una idea bien trabajada”, donde la primera obedece a una genialidad espontánea de algún autor, mientras que la segunda, llega a sobrepasar esa genialidad, pues la calidad de la misma es posible apreciarla con solo la lectura del guión. En otras palabras, un buen texto nacería de una idea bien trabajada desde el guión y no de una fortuita inspiración mágico-maravillosa al azar. Así, para Aristóteles la idea debe estar claramente ordenada, de tal forma que sea posible reconocer en ella un principio, medio y fin. Claro está, no obedece este orden a un principio cronológico, sino a una estructuración de los hechos donde los sucesos expuestos pueden iniciar de una u otra manera, no obstante la trama siempre debe poseer un orden claro de reconocer. Una vez organizado el discurso, se procede a la puesta en escena. Una vez más, destaca Aristóteles que la idea bien trabajada debe ser recalcada en la puesta en escena, donde un buen autor sabe como enfatizarla gracias a los efectos especiales y no en caso inverso. Aplicado al guión cinematográfico, la puesta en escena es la excusa para presentarlo y un buen director debe tener en cuenta siempre que los efectos especiales no son la razón para la trama sino una forma mejor de darla a entender. Ahora bien, la Poética de Aristóteles muestra el lado previo a la puesta en escena, sin embargo, es evidente que la apreciación de esa puesta en escena es ya tarea del espectador. En el caso del cine, la película en sí es la culminación del proceso de guión y grabación, a partir de aquí, el filme deja de ser “del autor” y pasa a ser un texto fílmico independiente de su creador.
En vista de esto, el proyecto de investigación que actualmente desarrollo, consiste en analizar el lenguaje utilizado en ciertos textos fílmicos para comprender cómo se ha construido la imagen de Costa Rica en nuestra filmografía de ficción. Aquí me permito aclarar que un proyecto así es viable porque Costa Rica es un país con una historia cinematográfica muy reciente y, por ende, de poca extensión, sin embargo, esa poca extensión es lo que permite evaluar de manera efectiva el proceso histórico cinematográfico del país. Así, luego de la etapa inicial de observación fue evidente la constante presencia de la dicotomía campo–ciudad en la mayoría de largometrajes de ficción. Esta dicotomía nos presenta un campo idealizado por completo en contraste con una ciudad llena de vicios, donde se da a entender que Costa Rica es un paraíso verde habitado por campesinos felices e igualiticos y tal discurso no podría ser más ajeno a la realidad. De esta forma, pretendo analizar cómo se ha construido este discurso en nuestro cine de ficción y, más importante aun, qué se oculta tras eso. La forma de hacerlo es leer cada texto fílmico tanto a nivel de contenido como de forma, pues cada “idealización” o “satanización” ha sido resaltada por medio de soportes físicos. En otras palabras, esa imagen del paraíso costarricense no ha sido una idea surgida por el azar, sino que se ha construido a lo largo de mucho tiempo y se remarca de distintas formas en la puesta en escena. En conclusión, es evidente que película constituye un discurso creado desde el contenido hasta la puesta en escena. Sin embargo, es tarea del espectador escudriñar en ese texto, pues la labor del autor llega hasta la exhibición de su obra y en el caso de un estudiante de cine, la lectura debe ser tanto a nivel de forma y contenido en conjunto, como de forma y contenido por separado. Pues, tal y como plantea Aristóteles, antes de realizar debe saber pensar sobre esa idea.
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(El tópico del Beatus Ille en la filmografía Costaricense de ficción: análisis al texto fílmico. Kattia Barrientos Quirós. Universidad de Costa Rica. Sistema de estudios de Posgrado. Programa de estudios de Posgrado en artes.)
Memorias de una Geisha
La historia comienza durante los años anteriores a la Segunda Guerra mundial, cuando comenzaba la decadencia de las Geishas en Japón. A Principios de la Segunda Guerra y finalmente ya en las última parte de la historia, durante los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki (1945), aunque vividos desde un pueblo alejado. Al principio Chiyo (Sayuri) la protagonista, cuenta que vivía en un pueblo pescador a las orillas del Mar de Japón, Yoroido. Luego ella y su hermana son trasladadas a Gion, ubicado en Kioto, Japón, unos de los distritos más famosos por sus centenares de Geishas. A pesar de que hoy en día ya no existen tantas Geishas como antes, ni tampoco prevalecen las mismas costumbres, este lugar sigue siendo famoso por la preservación de la arquitectura tradicional japonesa, así como de los modos y artes de entretenimiento. Parte de este distrito ha sido declarado como patrimonio cultural de Japón. En el libro, después del prologo del autor, que es importantísimo para entender la forma de narración y la credibilidad de la historia, Sayuri, una mujer mayor, empieza hablando como si estuviera en una charla de café, contando, primero, de donde viene, dando datos del lugar exacto y contando así una anécdota de cuando ella era Geisha y recordando una situación con un cliente.Alli nos comienza a mostrar una mujer que narra su historia con un humor “elegante” llena de metáforas y apodos de todo tipo, que le dan un toque de simpatía a lo que en realidad cuenta.
En la película no aparece esta parte, deciden empezar con un resumen de la descripción del pueblo donde ella nació, y otros acontecimientos resumidos de manera más acotada. Sinceramente a mi me pareció una falla, siento que esta parte de la historia es esencial para entender al personaje, su humor, su forma de narrar, sus pensamientos, la realidad en la que estaba inmersa, es un golpe importante que cualquier buen realizador le gustaría hacer, pero si, le cambiaria el acento a la película “comercial” por completo, la haría desde el vamos, controversial, aunque de una manera muy sutil, como lo es el libro. Esta clase de “ toques” son los que la película pasó por alto, ciertamente a propósito. Así, a lo largo del libro se narran miles de anécdotas pequeñas que la película no decide contar. Será para no distraer al espectador, yo pienso que lo atraería más. Estéticamente me parece una película impecable, realmente los escenarios elegidos respetan muy bien lo que uno se imagina cuando lee el libro. Igualmente en el libro no hay grandes descripciones de espacios, como lo hacen otros autores que son escritores, pero si da por arriba algunas descripciones, de vestimentas, algún que otro detalle del lugar, y lugares geográficos exactos como también años exactos que ayudan a poder “vivir” lo que se lee.
físicos, en los que resalta que ella era bastante más bonita que su hermana y su padre, y cuenta sobre la enfermedad de su madre. En este caso (a pesar de que es escueto) siento que el resumen estuvo bien, aunque podría haber contado un poco más sobre la enfermedad de la madre y el poco tiempo de vida del padre, además de un hecho principal que fue cuando Chiyo conoció a el Señor Tanaka, Jefe del padre de Chiyo, que es el precursor de la idea de convertirla en Geisha. Si él no hubiera aparecido en su vida seguiría en Yoroido, así se entendería un poco más la decisión del padre. Todos estos acontecimientos no son contados en la película, hubiera ganado mucho más narrativamente hablando si mostraban los hechos de manera más fiel al libro. La Geisha es un personaje controversial, se cuestiona siempre de que se trata el trabajo de ser una Geisha. La cultura japonesa defiende que la Geisha (como su nombre lo indica) es una artista tradicional que seduce con sus encantos, una compañera de entretenimiento, usando sus habilidades en distintas artes japonesas, música, baile, y narración, pero jamás vendiendo su cuerpo. En el libro el autor Arthur Golden comenta antes de empezar el relato de la historia, que está basado todo en una historia real, en la cual se encontraba con una señora mayor en Nueva york la cual le relató esta historia, y él grabo este relato. Luego de eso fué transcribiendo, utilizando la voz de Sayuri , relatando en primera persona, sin cambiar nada de lo dicho por ella. Sayuri le pidió a Arthur que no publicara ni le mostrara a nadie lo que le había relatado hasta después de su muerte, ya que el contar secretos de sus costumbres Geishas era una traición de
muerte hacia su pueblo, era una de las peores cosas que podría hacer, y que esto la condenaría para siempre. Todo el mundo duda sobre la veracidad de este libro-documental, y aunque sea real o no, la historia del libro es atrapante, escrita de una manera simple y coloquial, fácil de entender y mostrando una personalidad del personaje principal muy particular, en la que nombra a los personajes de sus relatos con nombres graciosos de sus aspectos físicos, para intentar no mencionar los verdaderos nombres, que supuestamente según Sayuri, serian fácilmente reconocidos. Al ver tantas críticas sobre la veracidad de la historia que se cuenta en “Memorias de una Geisha” pensé: ¿por qué el autor, cuando se decidió la creación de la película, no le entregó a los realizadores las grabaciones que tenía? Esto haría que gane veracidad, y que se transforme realmente este relato de “ficción” en un Documental tremendamente interesante. Esto no pasó ,no sé por qué. Como sea, finalmente la película fue realizada en el 2005. Tal vez sea real que es todo pura ficción, tal vez no haya tenido comunicación con los creadores de la película, o tal vez la decisión del Realizador de la película Rob Marshall haya sido hacerla algo “fantasiosa” y decidiendo que sea puramente ficcional para no dañar las susceptibilidades de la cultura japonesa, y ser mucho más comercial, facilitando así la entrada al mercado Estadounidense. Lo cual parece que logro muy bien porque la película fue ganadora de un premio de la Academia y un Grammy. El libro publicado en 1997 fué un best seller, y creó tanta controversia que la comunidad de las Geishas lo tomó como un insulto e intentaron sacar el libro de circulación.
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Las hojas que continúan en el libro son acerca de la descripción de su familia y sus rasgos
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Batman es un tipo oscuro. Pero oscuro de verdad, aunque simule ser un playboy al que le gusta la joda. Ese es su escudo. Como creador de personajes (en el papel y en mi cabeza) me fascinan las posibilidades que un personaje así presenta. Es como… todo lo oscuro que el ser humano tiene, todos los miedos, las dudas... todo está ahí. Está servido para que podamos verlo y chocarnos de bruces. Lo que más me gusta de Batman en el cine es esperar como se adapta el personaje, como se construye a partir de un actor (más allá de los trajes con tetillas o sin ellas), cuál es el modo en que se arman las historias de los villanos, a veces tan interesantes como las del propio Bruno Díaz. Personajes sufrientes que tienen una visión del mundo extrema, y que por una situación fortuita, una decisión tomada por la desesperación, o un problema de salud mental relacionado con traumas varios, hacen que se desate el quinto infierno. Bueno, ver de qué manera un guionista encuentra la vuelta para explicar todo eso que está mostrado de forma más o menos clara en los comics originales y tratar de respetarlo es un juego que me parece interesante, a veces más que la película en sí. De todos modos, claro que es importante ver como se lleva adelante la narración. Si la historia soporta el peso de sus personajes, y logra contenerlos: en general, sale airosa. Salvo en las versiones fílmicas cuasi pop que “homenajeaban“ a la serie de los ´60, el resto es fiel a la leyenda del personaje que nació como un detective y fue desarrollando una historia mucho más rica, casi como una tragedia situada en los tiempos modernos.
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