Suplemento Grado Cero abril 2018

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S U P L E M E N T O

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L I T E R A T U R A

ESPECIAL PERÚ ¶ Entrevista Tulio Mora Hacer hablar a los muertos. ¶ Reseña Contemplación de los Cuerpos de Luis Fernando Chueca. ¶ Trinchera literaria Entre la utopía y el desencanto, Hora Zero, Kloaka y Neón. ¶ Perdidos leyendo traducciones El rock limeño de Oswaldo Reynoso. ¶ Libres creadores Dicen de mí, de Gabriela Wiener.

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Financia:

Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura Convocatoria 2018 Región de Valparaíso


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grado cero

PERÚ SIEMPRE DE PIE, NUNCA DE RODILLAS.

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a reivindicación de la lectura de autores del Perú en Chile es una tarea por cumplir. Por razones economicistas hemos alejado nuestra mirada de la excelente literatura peruana, que en el siglo XX debe haber entregado algunos de los escritos más rupturistas y revolucionarios del continente. Los autores hoy destacados cumplen a cabalidad la añoranza del “Amauta” José Carlos Mariátegui - poeta y periodista fundacional - de “peruanizar el Perú”, ya que en sus letras pudieron involucrarse de una manera política y estética con el centro de su cultura social. En esta edición proponemos un amplio especial sobre esas indómitas letras, reconstruyendo el aporte de movimien-

tos de neovanguardia como Hora Zero, Kloaka o Neón, en base a “Entre la utopía y el desencanto. Voces & visiones de las neovanguardias poéticas del Perú”, compilado por el escritor Gonzalo Geraldo, que revisamos en la Trinchera literaria. En este mismo camino, realizamos una entrevista al poeta Tulio Mora, uno de los escritores que mejor golpeó la poética de nuestros vecinos nortinos en la década del 70, y figura relevante del grupo Hora Zero. También incluimos en la sección de reseñas el último libro del poeta y académico Luis Fernando Chueca, “Contemplación de los Cuerpos”. En libres creadores replicamos fragmentos de “Dicen de mí” de la cronista Gabriela Wiener, libro de entrevistas a cercanos

para reconstruirse. Cerrando este especial, rescatamos la escritura del rock y la chicha de Oswaldo Reynoso, pieza clave en la descripción hiperrealista del paisaje urbano limeño, lectura obligada de la narrativa peruana de la segunda parte del siglo XX. Por otra parte, se encuentra el reportaje “Panorama de la edición digital independiente en Hispanoamérica”, a razón de la experiencia de 4 editoriales del continente. Hablamos con sus editores sobre el desarrollo de formatos tecnológicos que soportan al libro más allá del papel, así como de la recepción de los lectores de sus catálogos, buscando configurar un mapa actualizado sobre el estado real de la edición digital en América.

En este número nos hemos propuesto tener una especial atención en libros descentralizados de la hegemonía santiaguina, ampliar las lecturas críticas hacia las regiones. Gran parte de la buena producción literaria se encuentra en la provincia, siendo el acceso el principal problema con el que deben batirse las editoriales fuera de Santiago. Las llamamos a enviarnos sus libros, plaquetas o e-books, ya que queremos entregarles un espacio dentro de este suplemento, en la búsqueda de visibilizar sus experiencias y catálogo a nivel nacional. Consideramos aquí editoriales como Cinosargo de Arica o Inubicalistas de Valparaíso. De esta última incorporamos a la escritora Damaris Calderón, quien desde Isla Negra nos propone “A mi casa no llega el cartero”, plaquette de poesía destacada en la sección Libres creadores. También reseñamos la antología poética “Horizonte Vertical” de Álvaro Ruiz, poeta fundamental de la llamada “Generación N.N”, de Moneda, articulada desde Mantagua por Carmen Avendaño. Sin duda la consigna de este segundo número es la ampliación y reconocimiento de territorios literarios invisibilizados, ya sea en trabajos poéticos provincianos, en las letras utópicas de los neovanguardistas o en la revolución tecnológica que demanda repensar nuestros libros; extensión de los espacios de lectura, para el deleite de todos quienes se atrevan a salir del obligado molde canónico del mercado. Juan Francisco Urzúa Director Suplemento Grado Cero

R ES EÑ A Dos guiones Diamela Eltit Sangría 82 páginas

Por Cristóbal Gaete

Dos textos fuera de la zona de confort y reconocimiento de la prosa de Diamela Eltit entrega esta publicación, que los rescata de la contingencia del videoarte de su socia histórica Lotty Rosenfeld. Nos enfrentamos a los guiones que originan “La invitación, el instructivo” (2006) y “¿Quién viene con Nelson Torres?” (2001), ambos acompañados por paratextos de la propia Eltit, en los que explica su momento de creación y vínculo con la artista. El primero tiene la estructura clásica y ancla su momento inicial en la relación de los familiares de desaparecidos con la autoridad. Las víctimas vivas

de esta masacre marcan la imposibilidad de olvido a partir de su conducta postraumática, como mearse o insultar y generar una existencia en torno al deseo de reparación por parte del Estado, que pese a estar en democracia les exige con buena presentación y silencio para poder ser re-

conocidos. La fuerza de este texto está en que nada de lo que se ha referido en este resumen argumental se hace evidente, sino que es inferido. Es la represión discursiva la que conmueve. En el paratexto de “La invitación, el instructivo”, Eltit confiesa que lo inició el 2000 pensando en dramaturgia, lo que de alguna manera acerca su figura al lector; hasta una escritora como ella puede quedar atascada a medio camino y abandonar. Esta nota fuera del sistema ficcional nos muestra un estilo opuesto y exacerba el recurso de la contención en las obras. “¿Quién viene con Nelson Torres?”, segundo guion, cruza alta y baja cultura, porque monta citas de Peter Handke leídas, un striptease, un saqueo y la historia familia del protagonista, adicto al neoprén descubierto por su madre que debe apelar al sistema público para la internación tras no poder contenerlo. Hay una conciencia del formato final, el texto rebota en el vacío de la página como lo hicieron en la pantalla y parecen poemas ejecutados en la repetición, que insiste en la volatilidad del espectador con consignas, loops tecnológicos en el videoarte.

Nelson Torres es el hijo, el primer nombre que aparece en este libro, uno común, pedestre, simbólico. Paradójicamente, se enfrenta una droga muy urbana con hábitos de campesinos de su progenitora, como si chocara el Chile que se perdió con el que dejó la dictadura. Como cierre, Eltit explica el origen de este guion a mediados de la década de los ochenta, la dinámica privada con Rosenfeld de lectura de textos inéditos, la dinamización y estética audiovisual. “Dos guiones”, parte de la serie Texto en acción, queda como prueba material del trabajo de colaboración de dos artistas que giraron su obra para revelar Chile desde la experiencia dictatorial y las reglas de un sistema económico. Resumen estos textos la memoria del dolor y la fractura de la drogadicción, dos legados de la dictadura en el marco de uno mayor, un sistema donde el Estado es un ente frío. El conjunto invita una genuina curiosidad de este modelo y su cultivo, por parte de una de las escritoras más influyentes de las últimas décadas, una verdadera escuela.

s u ple m e n to g r a d o c e ro Director: Juan Francisco Urzúa | Editor general: Cristóbal Gaete | Diseño e ilustraciones: Harol Bustos | Grabado de portada: Chano Libos Colaboraron en este número: Priscilla Cajales y Matias Ávalos | Correcciones: Priscilla Cajales | La tipografía del logotipo gc es Santiago, diseñada por Contrafonts.cl CONTACTO: GRADOCEROLIBROS@GMAIL.COM


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trinchera literaria

TRINCHERA Entre la utopía y el desencanto. Voces & visiones de las neovanguardias poéticas del Perú. Gonzalo Geraldo (ed.) / Cinosargo / 104 páginas

LITERARIA Por Juan Francisco Urzúa

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n el mapa de la lectura nacional, Perú está borrado. Y destaca tal supresión, dado que hemos incorporado de buena manera otras experiencias literarias de la zona, como las provenientes de Argentina o México. La razón de que al enumerar escritores peruanos no pasemos de César Vallejo y Mario Vargas Llosa, puede radicar en el amplio racismo expuesto por la clasista sociedad chilena, que arrastrando odiosidades históricas, miopemente vio en la migración peruana más una oportunidad de sometimiento que de nutrición cultural. Esta invisibilización nos ha impedido poder apreciar generaciones de autores prolíficos, que han entregado obras absolutamente relevantes para las letras latinoamericanas, como los pertenecientes a grupos neovanguardistas como Hora Zero, Kloaka y Neón, sincrónicamente articulados por Gonzalo Geraldo (Santiago, 1989). Aunque en palabras de Luis Chueca, poeta, académico y quien introduce la presente edición, podemos considerar solo dos de estos grupos como netamente neovanguardistas, Hora Zero y Kloaka, quienes están además unidos por la utopía como leitmotiv, hipótesis planteada como eje medular a desentrañar por la compilación: “En ambos casos se observa la conjunción de dos aspectos que considero centrales en todo proyecto de vanguardia o de neovanguardia: la apuesta por ampliar radicalmente los rasgos de escritura establecidos en un momento dado y en una actitud beligerante que pugna por cuestionar lugares, convicciones y premisas arraigadas en el campo del arte y, con ello, de sus vínculos con la sociedad y con la vida”. El libro dispone primero una selección de entrevistas, algunas recuperadas de revistas literarias latinoamericanas, pero en su gran mayoría registradas por

de Neón, no creía ni en partidos políticos legales, ni ilegales. Neón, en medio de ese desencanto y de violencia, apostó por la poesía como lucha por la vida, por el arte y por un país justo” (Miguel Ildefonso, poeta y crítico literario). Creo que el punto más alto del libro se encuentra en su segunda sección, la cual compila una excelente curatoría de poemas, algunos de ellos registros inéditos de autores de la talla de Enrique Verástegui, Héctor Ñaupari, Domingo de Ramos, Roger Santiváñez o Eloy Jáuregui, logrando articular una nutritiva muestra de lo que estas neovanguardias aportaron en fuerza a la poesía peruana, así como un amplio barniz de autores arriesgados, crudos en muchos casos, y de una poética desencantadamente cercana. Geraldo, quien busca levantar respuestas o tópicos en base a marcadores provocativos, permitiendo a los poetas interpelados articular una reconstrucción del momento fundacional, cruzado por las vivencias personales y convicciones políticas que abarcaron transversalmente estos movimientos. Sin embargo, al momento de reunir más de una experiencia de cada generación, se debiese buscar mayor variedad en los tópicos de las respuestas, ya que en algunas entrevistas se logran distinguir discursos repetitivos, que dan la idea de obedecer al moldeamiento posterior propuesto por la academia. “A diferencia de los grupos de las décadas anteriores, como Hora Zero en los 70, Kloaka en los 80, a Neón le tocó una época de total ausencia de utopías políticas. Ya los partidos, a los que en su época pertenecieron poetas de generaciones anteriores, estaban mermados por la guerra interna. La izquierda más radical estaba en lucha, o sea, Sendero Luminoso y Mrta, que venían librando una sangrienta lucha contra el Estado. La generación

“Tu tesoro, Carlos Oliva, es el amor que perdiste en tus manos de navegante ebrio, de náufrago sobre un tronco a la deriva, de marino agotado de tanto nadar contra la corriente, para llegar tenuemente hacia la resaca. Mi poesía en sí no tiene nada que ver con la poesía: es un clamor de condenado. Es una protesta, pero esta protesta es principalmente contra mí mismo. El canto por el canto en sí no existe (ni siquiera en los pájaros). El objeto de mi canto –lo que sea– es liberarme de mí mismo, negarme a mí mismo, es decir, salvarme de mí mismo. De mi propia autodestrucción que está a punto de desintegrar mi vida. Es una protesta contra mi condición humana, narcisista y sórdida y decadente.”

(Carlos Oliva – S/T)

Los nuevos lectores en Chile han tenido un renovado interés por descubrir autores del Perú, principalmente alentados por libros como este y por proyectos editoriales fronterizos que han acogido esta literatura de manera preocupada. Destaca el trabajo del escritor y editor Daniel Rojas Pacha, quien desde Editorial Cinosargo ha impulsado el intercambio y visibilización de escritores peruanos y de frontera. Desde el mismo prisma se propone “Entre la utopía y el desencanto”, compilatorio que denota una gran convicción por querer convertirse en la puerta de entrada a medio siglo de poesía peruana desconocida. Guía de autores imprescindibles que además de situarnos en su contexto, y entregar un excelente poemario, pasa a recordarnos que no hemos sabido leer a nuestros vecinos del norte. Geraldo se propone ampliar el mapa de la poesía peruana más allá de Vallejo, que en palabras de Eloy Jáuregui “es un monte inmenso, un volcán que está ahí con nieve encima y lo hemos trepado. En este sentido hemos vencido el síndrome de Vallejo; Vallejo es muy fuerte, muy pesado, muy huesudo como decía el poeta Alejandro Romualdo. Para ser poeta en Perú, tú tienes que vencer al hueso Vallejo, derrotarlo, ser mejor que él. Esa ha sido nuestra tarea”. Esto demuestra la urgencia que tiene la literatura del Perú - y que en general cruza todas las manifestaciones literarias modernas - en derrotar viejas obligaciones canónicas, acercando su óptica a escritores situados en las verdaderas problemáticas sociales, marginales de la academia y revolucionarios en su esencia. Volver a nutrir de poetas las letras latinoamericanas es una tarea importantísima, más aún en tiempos en los que la poesía cuenta cada vez menos con posibilidades de publicación debido al despiadado mercado internacional que se niega a incluirlas.


reseñas

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Nada es hombre, nada es tierra Emiliana Pereira Zalazar Overol 74 páginas

Por Cristóbal Gaete

Si alguna verdad nos permitiera la lectura de los textos surgidos a partir de este poemario, sería que nos encontramos con algo distinto, ajeno a la tradición poética chilena. “Nada es hombre, nada es tierra” se vincula a otras escritoras americanas muy importantes y no tan conocidas (Marosa di Giorgio, Delmira Agostini, etc.), anclando un ámbito de referencialidad específico y poco asible desde el encierro cordillerano. Es una verdad que aceptamos y extenderemos; si bien no hay comparación a la vista en nuestro árbol poético hay narradoras nacionales que han trabajado la naturaleza que nos rodea, destacando María Luisa Bombal o Irma Isabel Astorga, pero no es la atmósfera de Pereira, que elige una selvática latinoamericana. Cada tanto los moldes extranjeros juegan pasadas un poco vergonzosas a autores chilenos que suponen ignorancia, y, perdonando esa subestimación, solo alcanzan a intentos de repetición fallidos y exitosos bajo la regla del mercado y la novedad; piedras vendidas como diamantes. Hay excepciones como “Nada es hombre, nada es tierra”, que arma un tramado suave para conducirnos al extrañamiento feroz, a la fábula oscura como la que crearon los modernistas. Esta segunda analogía con la prosa, la explica su propia estructura: cada comienzo de página lleva algo de la anterior y desarrolla una historia en sí misma -el índice da a cada una el título de la primera línea-, en la que tienen cabida bestiarios sintéticos, al modo de cuentos breves en verso, que van complejizándose con factores como el erotismo que aprovecha la pureza para ejercer su ambivalencia sobre una niña, centro del deseo tanto para animales como para el hombre, que la siguen por este mundo:

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“El murciélago enterró sus dientes en la canilla de ella, la niña clara. La herida abrió como una boca y como lengua subió por su pierna, por su muslo, por su sexo.” La muerte aparece, así como los modos del habla extranjera y la conversión mágica de la niña en animal, no generando estridencia alguna, porque estamos donde todo es posible. El hombre está ajeno, pero también puede ser parte de la naturaleza; los elementos se transmutan con una libertad propia del cómic “La cosa del pantano” de Alan Moore, un encuentro de lo humano y lo animal que a veces se vuelve un enfrentamiento. A la mitad del libro hay un quiebre estilístico -explicado por la fusión de dos poemarios, que indicó la misma Pereira en una entrevista en loqueleimos.comdando más aire a los versos, pero que insiste en su propia cosmogonía: “Entre los pocos recovecos que el desierto ofrece niña y lobo se besan, atestado de hormonas se tocan.” Un oficio resuelto y sorprendente para un primer libro, capaz de alterar su propia estética, sometiéndonos a ritmos distintos, poemas precisos y otros más extensos. Por insistir o decirlo de otro modo: si bien la sombra de autoras notables se proyecta sobre Pereira, “Nada es hombre, nada es tierra” brilla con la luz de proyectos que no miran las zonas hegemónicas de influencia, iluminando lecturas y un erotismo hoy soportable solamente si es emitido por una mujer.

Horizonte vertical Álvaro Ruiz Ediciones Moneda 121 páginas

Por Juan Francisco Urzúa

Álvaro Ruiz (Ottawa, 1953) es uno de los poetas más importantes de la “Generación del golpe”, también conocida como la “Generación N.N” producto de

la fuerte represión de la dictadura de Augusto Pinochet, que coartó cualquier forma de expresión artística de estos escritores ligados a la izquierda política, y que en muchos casos fueron perseguidos, torturados o expulsados al exilio. Esta generación no fue conocida hasta la década de los noventa, tiempo en que el destape cultural no fue tal, y muchos autores y registros terminaron al margen del canon hasta nuestros días. Ruiz también formó parte de la llamada “Cofradía de los botones negros”, grupo entre los que se contaban Rolando Cárdenas, Jorge Teillier, Enrique Valdés, Carlos Olivares, Enrique Molina, Juan Guzmán Paredes, entre otros escritores parroquianos, que hicieron del bar “La Unión chica” el centro de la poesía santiaguina. De esta historia se hace cargo la poeta y editora Carmen Avendaño, quién seleccionó poemas de 8 libros de Ruiz, y algunos inéditos, con el ánimo de proponer nuevamente una poética que por sobre todo es cosmopolita, pero que también tiene tierra, admiración hacia los elementos de la naturaleza, y mucho campo. “Dos doncellas en la tarde en el campo cuando el sol muere en las praderas en caminos polvorientos en ojos en colinas con lejanías, aire, besos y abandono, dos doncellas cometen homicidio cerca del arroyo.” (“Pasión” de libro “A orillas del canal”)

A medida que vamos avanzando cronológicamente por la poesía de Álvaro Ruiz, esta nos va dando la impresión de ir tornándose cada vez más tradicional, y no solo en su forma, sino también en sus temáticas y ornamentos. Ejemplo de esto es el poema del libro homónimo “La Virgen de Andacollo”, canto religioso lleno de loas y florituras que achatan bastante la propuesta. En contraposición el poema “La Virgen de los Tajos” (reiteración en la figura religiosa) destaca ampliamente sobre el conjunto, con imágenes a primera vista dislocadas, pero que se rearticulan mostrando un dramático fatalismo sobre la virgen, ahora de los suicidas, que es “la librepensadora/la inmisericorde/ la prisionera/ la revolucionaria, la señalada y la absuelta/La peor/ la peor de todas”. El poema tiene un amplio apartado para los poetas suicidas, temática que claramente se relaciona muy bien con el oficio escritural.


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Los textos proponen personajes dramáticos, a veces objetos o poetas omnipresentes, que siempre están dispuestos a quebrar las acciones en busca del extrañamiento, a veces de manera tan violenta que se acerca por pasajes a cánones del surrealismo. Uno de los puntos más destacables del poemario es la utilización de Ruiz de la personificación, este gesto es importante, dado que muchas veces este recurso es mal entendido y termina siendo un pueril atisbo de referencias biográficas, pero que en el caso de Ruiz es meticuloso hasta el encarnamiento natural de sus hablantes. El juego en este caso no es con la memoria, sino con los arquetipos que la configuran.

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Un puño de brasa Varios autores Virus 199 páginas

Pinos teje su texto a través de la poética que se desprende en la editorial de la revista El espíritu del Valle, de la que Millán fue editor. En ella encontramos el interés del poeta en revitalizar esa poesía que se ha quedado invisibilizada por las altas cumbres de las letras nacionales. Pinos hace hincapié en el rol de Millán, quien pone en escena una estética que toma posición y da cuenta de las circunstancias de su época. Walter Hoefler en su ensayo “Enviones” analiza la obra de Millán desde tres ángulos: la biográfica, la política y el límite entre lo poético y lo plástico. Tres temas que proporcionan al lector una interpretación desde un lenguaje simple y en algunos casos pedagógico. Rioseco se concentra en el tema de la memoria, analiza desde este concepto la dualidad obra/biografía y en ella la configuración del sujeto poético. Desarrolla, además, el tema del autorretrato en la obra del autor. Termina con un estudio sobre los espacios urbanos y el modo en que estos son materia de la memoria poética y colectiva. Aunque no puede escapar del asunto de la biografía/obra, como todos los autores, Pérez se centra en un libro en particular, “Claro/oscuro”, poniendo el acento de su trabajo en el análisis del límite entre lo visual y las palabras, asunto crucial en la poética de Millán. Guido Arroyo, en lugar de ensayo, propone un Diario de lectura que comienza delineando su vínculo personal con el autor y un recuerdo en el que discípulo / maestro, al alero de un cigarro y en un parque, divagan en torno a los objetos y sus símbolos. Resulta inevitable comentar que la mayoría de los autores cruzan interpretaciones sobre casi los mismos textos en el desarrollo de sus ensayos, en un diálogo y yuxtaposición de ideas que, en lugar de redundante, resulta fructífero. El foco de estos autores da pie a una breve entrevista en la que Millán esboza sus preocupaciones sobre el escenario poético que visualiza, y lo imperioso que es que la poesía irrumpa en el espacio público como un elemento indispensable, de primera necesidad. Para finalizar, nos encontramos con tres poemas inéditos de “Veneno de Escorpión Azul”, es entonces de Millán la última palabra en este libro que invita a volver a ese pulso, ese tránsito que caracteriza su poética tan fundamental.

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Por Priscilla Cajales

Estos ensayos aparecieron hace pocos meses en una nueva editorial independiente, que, dato de la causa, tiene como logo un pequeño escorpión. Es el trabajo de cinco autores, cerrados por una entrevista a Gonzalo Millán y tres de sus poemas inéditos. El libro lo abre Jaime Pinos, poeta y editor; le siguen Walter Hoefler, traductor y poeta; Antonio Rioseco, profesor y escritor; el Doctor en Literatura y escritor Fernando Pérez; y el escritor y editor Guido Arroyo. Cinco autores (¿los dedos de una mano?) que se acercan merodeando la obra y la vida de quien es sin duda uno de los poetas más influyentes de nuestro país.

A Contemplación de los cuerpos Luis Fernando Chueca La Vieja Sapa Cartonera 63 páginas

Por Matias Ávalos

Un libro abierto toda la vida en la misma página es una forma posible de la muerte, y el lector, buscador incansable de sentido, es la persona que se pasa el tiempo que le queda tratando de entenderla para poder pasar a la siguiente. Sin embargo, ese tan necesario sentido vendrá tarde, o si se quiere, en el momento justo: el del propio final. En “Contemplación de los cuerpos” Luis Fernando Chueca es un lector obsesivo de esas tramas muertas que dejan tras de sí los seres queridos que lo van dejando. Hay una muerte que lo marca, la de C.- acaso el mismo Chubito al que va dedicado el libro- y esto lo hace intentar leer como sea el sentido de esa nada que se abre después de su desaparición. Para esto utiliza la herramienta primordial de las ciencias, la clasificación para la aprehensión del mundo y, parado en el presente del fallecimiento de C., abre el libro con “Primera muerte”, un poema en prosa que aborda la defunción de su abuelo y cuyo último verso habla de la certeza de quien viaja mirando hacia atrás: “comienza el desfile”. Tenemos así, en la línea del gigante Lihn, un poeta investigador que pone toda su materia sensible para intentar sorprender a la cosa por atrás, para robarle alguna pista que nos sirva a los que quedamos frente a esas páginas quietas e indiferentes dejadas por los que se van. En afán de darle objetividad a la investigación va en busca de otros cuerpos con los que no medie el afecto, alumbrando un aspecto que se volverá primordial y en el que radica uno de los

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valores del libro: las condiciones de la muerte en Sudamérica. Aparecen las fotografías que le sirven a Chueca para poner en escena la escritura de la muerte, por ejemplo, en el poema “Documental”, donde contrapone restos humanos encontrados bajo la lava de Pompeya y restos de desaparecidos en el Perú, concluye: “Me pregunto si hay algo que aumentar en el poema”. Es inútil escribir sobre la muerte, la muerte se escribe sola, por estos lados se escribe sola. Para evitar lo tautológico Barthes escribe la nouvelle “La cámara lúcida” que arroja, sobre la forma de hacer literatura, una luz que luego será interpretada por otras disciplinas -la fotografía, sobre todo- como obra canónica. En “Contemplación de los cuerpos” hablando de poemas es posible repensar el acto fotográfico en Sudamérica, con las condiciones materiales específicas de nuestro lado del Ecuador, condiciones que pueden percibirse en las imágenes de, por ejemplo, Álvaro Hoppe, en cuyo documental (“Álvaro Hoppe Guiñez: espectador activo”) hacia el final dice: “la fotografía tiene algo de muerte”. Esto último no tiene que ver tanto con la relación entre fotografía y muerte sino con las condiciones sudamericanas de vida. Entonces, si bien no logró lo que se propuso al principio -sorprender la cosa por atrás- sí logró una conclusión valiosa que nos permitirá, al poeta y al lector, invertir el juego sádico de vivir en el culo del mundo. Chueca escribe: “Como el desvelo de un sexo que se hunde sobre otro / en la más extrema perfección / golpea rasga desentierra / o arráncate los labios / pero canta”.

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Hacer hablar a los muertos Tu lio Mora

Juan Esteban Harrington.

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Estremecimiento provoca “Cementerio general” (Ajiaco Ediciones), que revisa la historia de Perú en un extenso ejercicio de ventriloquía de nombres fallecidos. Es la intensidad de un poeta maduro, parte de la vanguardia de Hora Zero, grupo hermano de los infrarrealistas de Bolaño. Por Cristóbal Gaete

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l 20.000 antes de Cristo es el punto de partida de “Cementerio General”. A falta de humanos hay lugares para hablar, hasta que comienzan a tomar voz los habitantes previos al genocidio de América. Se ilustran distintas épocas con honestidad, mostrando los quiebres entre indígenas y la rebelión frente al conquistador por el Manco Inca. Aparece la voz del español, de los indios y esclavos transferidos de otras zonas, el signo migratorio del Perú y el devenir del entonces virreinato en el

testimonio –reconvertido en poesía- de personas míseras y otras excepcionales, como Guamán Poma de Ayala, autor de mil páginas pidiendo mejoras que nunca logró hacer llegar al Rey. Otros solo son nn, abreviatura que se repite hasta nuestros años, donde aparece la guerra de Sendero Luminoso, mostrando la complejidad social y política de aquel proceso. Un poeta, por genial que sea, no podría atravesar el tiempo sin trabajar en ello con el rigor de un historiador. Así lo hizo Tulio Mora (Huancayo, 1948), que

aparte de varios libros de poesía, publicó tres investigaciones periodísticas sobre violaciones a los derechos humanos en las dos últimas décadas del siglo XX. Paradójicamente, solo pudimos conocer “Cementerio General” en Chile el año pasado, cerca de tres décadas después de su publicación original, 23 años después de su traducción al inglés, como si Perú quedara más lejos que Estados Unidos. -En “Cementerio General” leemos un libro que es el de una especie de autor/médium que sintetiza las caras di-

versas de Perú, con verdad en la historia detrás de cada voz. Pensé en poner en escena a personajes de la historia del Perú que no tienen protagonismo oficial. Lo que tenía que construir era un poema dramático. Recuerda que según Pound hay tres tipos de poesía, según la posición del poeta: 1) la poesía lírica, cuando el sujeto poético es el mismo poeta; 2) la poesía dramática, cuando el sujeto poético es el otro (muy común en el teatro, en poesía tienes “El anillo y el libro” de Robert Browning o


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literatura peruana en la edición independiente chilena

“Tierra Baldía” de Eliot); y 3) la poesía épica, cuando el sujeto poético es el colectivo. Mi libro es una representación de una pluralidad de voces que desde un cementerio general alzan la voz para recordarle a los lectores cuáles fueron sus vicisitudes en vida. Individualmente, se trata de monólogos, para los cuales tuve que ponerme en la situación de cada uno de los personajes y hablar desde ellos con verosimilitud. -¿Cuánto incidió la investigación en “Cementerio General”? La investigación fue tan importante como la escritura, porque tenía que partir de la verdad histórica. Pero, ¿hay una verdad histórica? Esto es lo que pongo en cuestión a partir de la investigación de hechos recreados desde el alegato de alguien que en la narrativa de los acontecimientos cruciales es insignificante, no tiene huella, visibilidad, representación ni reconocimiento. En muchos casos tuve que cruzar arbitrariamente el suceso histórico con la biografía para darle contexto. Desde los años 70 hubo en el Perú una reinterpretación de la historia oficial, es la que me sirvió para tener una lectura más amplia. Historiadores como María Rostworowsky, Pablo Macera, Carlos Araníbar (estos son anteriores, de la generación del 50), Alberto Flores Galindo, Manuel Burga y Nelson Manrique, otros que han estudiado el virreinato, la evolución de instituciones como las comunidades, la inquisición, el trato de la locura en la colonia, etc., fueron consultados en ese proceso. La verdad es que hice una gran inversión de tiempo en la consulta de esos libros y hasta pedí la ayuda remunerada de un bibliotecario amigo. No era la primera vez que hacía investigación para escribir un libro. Lo hice con el primero, “Mitología” (1977), que nace de la consulta de muchísimas recopilaciones de mitos (entre ellos los de Levi-Strauss, Robert Graves, George Frazer, Mircea Eliade, José María Arguedas) y de entrevistas a nativos amazónicos durante los 5 o 6 años que estuve recorriendo la selva de mi país como funcionario de la oficina de apoyo a las comunidades de esa región. -¿Cómo eligió qué voces recrear? Fue arbitrario. Me interesaba la vindicación de los postergados, pero no necesariamente con connotaciones negativas o trágicas, sino también con aquellas muy vitales, con sentido creativo y lúdico. Después de todo, ¿qué es la vida sino la sucesión de hechos variados que enfrentamos según las circunstancias o características o valores con que nos formaron? Hay quienes piensan, desde nuestro arraigo cristiano, que hay que sufrir. Es muy conocida una canción popular: “Sufre, peruano, sufre”, hay quienes tienen el espíritu carnavalesco español o

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Este especial podría ser mucho más amplio, tras tantos años que convirtieron la escritura peruana no transnacional en algo conseguible solo en viajes al vecino país. La primera en generar un intercambio de poesía fue Cinosargo, de Arica, que además de libros como el revisado en la Trinchera literaria (página 3) ha publicado varios poetas nacidos en los ochenta y una serie de ediciones que cruzan autores

La investigación fue tan importante como la escritura, porque tenía que partir de la verdad histórica. Pero, ¿hay una verdad histórica? Esto es lo que pongo en cuestión a partir de la investigación de hechos recreados desde el alegato de alguien que en la narrativa de los acontecimientos cruciales es insignificante, no tiene huella, visibilidad, representación ni reconocimiento. criollo o sensual de los mochicas, o laborioso. Las emociones, experiencias y sentimientos de un ser humano son casi infinitas, la verosimilitud de mis personajes habría sido débil, unidimensional si solo me hubiera restringido a una sola voz cuando la vida es polifónica. -Considerando que usted ha realizado investigación, ¿qué ofrece la poesía como vehículo sobre la prosa de denuncia? La novela nació como una denuncia social cuando no existía el periodismo de investigación, después se autonomizó para cederle espacio a la imaginación. La poesía es más antigua que la novela y siempre ha incluido entre sus temas la denuncia social. Pensemos en los poetas latinos como Propercio, Catulo, Marcial o la poesía juglaresca medieval.

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de Chile, Perú y Bolivia. La peruana Estruendomudo se instaló en nuestro país el 2016, acercando un catálogo que sintetiza la mejor narrativa y crónica latinoamericana (página 10) reciente en los doce años de trayectoria anterior. En poesía, un hito fue “Simio meditando (ante una lata olvidada de aceite de oliva)” de Mario Montalbetti, de la editorial Cástor y Pólux. Junto a Luis Chueca (ver en la página 5) es

La conquista del Tawantinsuyu tuvo un componente poético de denuncia. El primer poema que se conoce antes de que Pizarro ingrese al Perú es un cuarteto: “Pues bien, señor gobernador, / mírelo bien por entero, / que aquí se queda el carnicero, / y allá se va el recogedor”. El poema alude a Pizarro que envió a Almagro a traer más conquistadores de Centroamérica antes de hacer contacto con Atahualpa en Cajamarca. Yo estoy ligado a esa tradición. -¿Cómo influenció la vida política su propia escritura? Los poemas que he leído en antologías muestran variantes de estilo en relación a “Cementerio General”. He tenido militancia de izquierda radical desde muy joven, si no caí preso fue por suerte y porque tras el golpe de Estado del general Velasco, en 1968, se decretó una amnistía política para todos los que habían combatido en las guerrillas de esa década. Eso dio libertad a dirigentes y militantes del Ejército de Liberación Nacional, del cual formé parte, y del Mir. Poco después muchos nos pusimos a trabajar con ese gobierno, para mí el más importante del siglo XX porque destruyó a la república oligárquica, estableciendo la reforma agraria y la estatización de muchas empresas. El velasquismo duró apenas 8 años y no pudo profundizar sus reformas, lamentablemente. En ese lapso, de renuncia a la militancia política, es que me dediqué a escribir poesía. Si “Cementerio general” tiene otro estilo poético se debe a un objetivo que me propuse: en un contexto de guerra interna (la de los años 80), con una individualidad muy lastimada por torturas, ejecuciones, desapariciones (de las fuerzas del Estado y subversivas), quería que mi libro llegase a todo tipo de lector. Esta fue una aspiración ideal, algo romántica, pero en la práctica funcionó. La primera edición (1989) se agotó en solo 3 o 4 meses, y ocurrió igualmente con la segunda (1994). Sus lectores eran profesores de colegio, historiadores, periodistas, actores de teatro, sindicalistas, campesinos. En buena cuenta, salió del circuito de lectores de poesía, que son los poetas mismos o los estudiantes universitarios de literatura. La otra razón es que no creo que un poeta debe mantener un solo estilo poético. Cada libro reclama su propio estilo. Vallejo es el mejor ejemplo: ninguno de los cinco libros que dejó se parece y en todos es genial. - Uno de los elementos que destaca de la literatura peruana es su enfrentamiento con el conflicto social y político de su país, la mirada de frente. El poeta no solo debe escribir con sentido crítico de su tiempo, sino participar del debate social de manera permanente. Hasta los 70 había un protagonismo del poeta como emisor de mensajes públicos, pero con el establecimiento

publicada Victoria Guerrero en La Vieja Sapa Cartonera. Pronto en librerías estará “Split” de Roger Santiváñez, uno de los poetas de la segunda formación de Hora Zero y el grupo Kloaka, por Lecturas Ediciones. Para el segundo semestre la flamante Komorebi ediciones, de Valdivia, publicará “Fin desierto y otros poemas” de Montalbetti.

Guillermo Cárdenas (1928- 1984) (*) Para mi fueron compuestos los Cocaine Blues de Cyril Lefebvre que en un poster de mi celda ofrecía la circunferencia dulce de su banjo. Para mi fueron cantados los versos de Cole Porter: I got kick for you. Tuve clientes más ilustres que Freud, Mike Jagger o el papa León Xiii. Yo convertí al Perú en la cocina exportadora más grande del planeta. Yo pasé de la polvera ejecutiva al consumo horizontal sin bad landing ni adicción. Yo introduje mi producto en aviones de juguete y a control remoto que el Time llamó la audacia tecnológica del crimen. Yo ofrecí pagar la deuda de mi país con una fórmula antiimperialista el fMi es al Perú lo que la coca a ee.uu. Me mataron los modos y los recodos de mis socios del gobierno. En el patio de un motín me mataron con la hoja sucia de un longo verduguillo. Rey de los panes, rey de la madera, rey de los cristales puros y rosados por el éter bajo la hierba mis huesos no descansan porque cantan cuando cagan los Zorzales.

* : Alias Mosca Loca. Narcotraficante.

Financió la campaña electoral de uno de los representantes del partido Acción Popular que ganó las elecciones en 1980. Su poder y fortuna eran tan grandes que cuando cayó en desgracia, declaró que si lo libraban de la cárcel pagaría la deuda externa del país (entonces era de 8 mil millones de dólares). Como los narcotraficantes colombianos, Cárdenas fue un convencido de que la cocaína debía usarse como un arma contra EEUU. Murió en un sangriento motín carcelario en 1984. Esta nota también es extraída del libro “Cementerio General”, que considera una para todos los personajes referidos.


e n t r e v i sta

del neoliberalismo ha perdido ese rol. Al menos en el Perú, los poetas ni siquiera cuentan como referentes mediáticos. Este papel ahora lo cumplen los novelistas que, por cierto, haciendo la excepción de Vargas Llosa, no son relevantes en la narrativa hispanoamericana. Vargas Llosa hoy ha reemplazado a Octavio Paz, es el vocero intelectual más importante de las ideas neoliberales. Sus últimos libros, además de decepcionantes, son doctrinarios del dogma de la libertad de mercado. Ahora ya sabemos que Chile fue el tubo de ensayo de lo que más tarde se convirtió en la dictadura neoliberal global. Vivimos sujetos a una internacional ultraderechista que tiene poderosas articulaciones desde el fMi, el Banco Mundial, el Banco de la Unión Europea, las empresas transnacionales, las finanzas, los estados, la prensa, las universidades y la intelectualidad. Vargas Llosa es un escritor rentado de esta internacional, lo sabemos. Entonces escribe porque es un buen negocio hacerlo ocultando que el liberalismo criminal fomenta guerras, la destrucción del planeta y la inequidad del 75% de la humanidad. Los poetas jamás escribimos por negocio.

La calle migrante de Hora Zero La vanguardia peruana más significativa en la segunda parte del siglo XX fue Hora Zero, de la que Tulio Mora no fue solo integrante, sino que antologador. En

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de dictaduras para contener a movimientos guerrilleros nacidos de la revolución cubana, pero también a la aparición del hipismo, Vietnam, Mayo del 68, del rock, de la salsa, lo que se llama la cultura de masas. Este contexto da inicio a la identidad poética grupal desde el nadaísmo colombiano hasta el cada chileno o bien vincula a Hora Zero con el infrarrealismo. En el Perú, HZ surge como producto de las migraciones sociales del campo, por eso tiene una dimensión nacional, de reivindicación frente al centralismo, porque la mayoría de sus miembros eran provincianos, y es contestatario de la poesía canónica porque entendía que, salvo Vallejo, ningún poeta posterior o contemporáneo a él había hecho el esfuerzo de representar a los peruanos. Ese cuestionamiento originó una polémica que hasta el momento no ha cesado. Cuando nació HZ (en 1970), dijo que estaba preparando materiales para el próximo siglo, lo que de hecho sucedió, ya que sigue vigente hasta hoy. Ciertamente, ya no tiene vida orgánica porque cada uno de sus miembros se dedicó a hacer su obra personal y porque no es una marca de mercado ni un paraguas. Los grupos posteriores, Kloaka (8082) y Neón (en los 90) tuvieron una duración muy breve, bajo la influencia de HZ, especialmente en lo que concierne a la poética callejera, coloquial, narrativa, confesional, exteriorista. Por supuesto, HZ

grado cero

Todavía no se le ha hecho el debido homenaje al stencil como propagador de ideas, de mensajes y de poemas. Alguien tendrá que hacerlo. variedad muy amplia de tonos. A menudo la crítica más tonta suele decir que los grupos uniforman a los poetas en un solo estilo. Eso es ridículo. Un poeta tiene una formación y experiencia intransferibles. Los poetas no se pueden clonar. -¿Cómo era la materialidad de las primeras ediciones de Hora Zero? HZ nace en una universidad nacional de poco prestigio (la U. Federico Villarreal, que entonces era solo de educación) y sus miembros eran de clase media o media baja, provincianos migrantes a Lima. Comprenderás que esta extracción social explica la precariedad de recursos económicos, de modo que sus materiales eran los mismos que usaban los partidos políticos de izquierda. Todavía no se le

Fotografía por Juan Carlos Caballero. Sentados, de izquierda a derecha: Enrique Verástegui, José Carlos Rodríguez, Jorge Pimentel. Parados, de izquierda a derecha: Miguel Burga, Fernando Obregón, Tulio Mora, Ángel Garrido, Abel Herrera y Oswaldo Higuchi.

“Hora Zero /Infrarrealismo, La última vanguardia” (2000) además, selecciona poemas de Roberto Bolaño y sus colegas mexicanos, inspiradores del western literario “Los detectives Salvajes”. -Si revisamos la literatura peruana vemos la presencia de grupos de Hora Zero, Kloaka y Neón. ¿Por qué deciden agruparse los poetas? En los 60, más o menos, surge en nuestro continente lo que hoy se llama la neovanguardia, con características diferentes a la que nació en los años 20 del siglo pasado. Asistíamos a la urbanización de nuestros países, a la imposición

fue más allá que este discurso: uno puede encontrar poetas neobarrocos o de la diáspora, de quienes se fueron a vivir a Europa y eeuu y escriben desde otros escenarios. Incluso algunos no rompieron con la tradición canónica. -Revisando las antologías, hay mucha diversidad en los mismos grupos. ¿Son programáticos estos movimientos? En HZ lo programático se llamó “Poesía Integral”, la fusión de textos y contextos, la hibridez de escrituras literarias y no literarias, de oralidad y lenguaje prestigiado. Este principio estético ha dado una

ha hecho el debido homenaje al stencil como propagador de ideas, de mensajes y de poemas. Alguien tendrá que hacerlo. Más tarde tuvimos contacto con amigos que eran propietarios de imprentas. Esto fue clave porque estábamos vetados por haber hecho una crítica feroz a la poesía canónica, no teníamos acceso a la república de las letras en su sentido orgánico. No éramos invitados a recitales, ni incluidos en antologías nacionales, ni en los viajes al exterior. Eso ocurre hasta hoy. En un momento corrimos el riesgo de ser silenciados del todo, por eso decidí publicar la antología “Los broches mayores del

sonido” (2009) para mostrar la dimensión que tuvo HZ. Desde entonces HZ forma parte de una tradición vanguardista. El canon, hoy en el Perú, no existe, sería muy complicado reconstruirlo en un país con producciones literarias excéntricas o multicéntricas o acéntricas. La producción pasa por ediciones casi clandestinas en cada región y por las redes sociales, lo que es virtualmente imposible registrar. -¿Cómo se da la conexión con Roberto Bolaño? ¿Qué tenían en común con los infrarrealistas? Bolaño ha contado que conoció los libros de HZ gracias a la poeta argentina Diana Bellessi, que había pasado por el Perú en los 70. Hubo otro contacto: el poeta mexicano José Antonio Suárez que estuvo en Lima en 1973 y conoció a Juan Ramírez Ruiz, uno de los fundadores de HZ. Ambos se carteaban y tenían pensado hacer una publicación a nivel continental que iba a llamarse “El Plan América”, pero no prosperó. Más tarde Bolaño publicaría la antología “Muchachos desnudos bajo el arcoíris del fuego”, en la que incluyó a dos poetas horazerianos, y cuando viajó a Barcelona estableció contacto con Enrique Verástegui. Yo viajé a México en 1978 y estuve hasta 1983 con Mario Santiago, Pedro Damián, los hermanos Méndez y los demás infras. El infrarrealismo es el hermano de HZ, no solo fue contestatario (y eso en México era mucho peor que en el Perú, casi suicida), sino que sufrió las postergaciones y mezquindades del poder literario que en México nacía del Estado mafioso implantado por el pri. Desde entonces seguimos haciendo una vida común como puedes apreciar en las antologías que hemos publicado, en la editorial barcelonesa Sin Fin, que dirigen una horazeriana argentina (Ana María Chagra) y un infrarrealista chileno (Bruno Montané), que publica nuestros libros o de poetas neovanguardistas latinoamericanos y españoles. Somos gemelos. -¿Cómo es crecer como autor dentro de una vanguardia? Esto que parte por el solo respeto a Vallejo ¿termina por reconciliarlos con la tradición de poesía peruana ahora que ustedes la constituyen? Nacimos como vanguardia porque vivimos una época de vanguardia. Uno es hijo de su época. Es lo que decía Vallejo: “Creo honradamente que el poeta tiene un sentido histórico del idioma, que a tientas busca con justeza su expresión”. No hay reconciliación posible con la tradición canónica, porque esa ya estalló en mil fragmentos. Lo que hay es una apertura, una descentralización de la poesía. Somos parte de esa tradición. Es la norma, ¿no? Naces como vanguardia y si ganas legitimidad terminas como tradición que otra vanguardia te cuestionará. Así es la historia de la poesía. -¿Podría explicarnos la incidencia de la migración interna de Perú en la literatura? José María Arguedas dejó el poema más importante de la segunda mitad del siglo pasado: “Oración al padre creador Túpac Amaru” que da nacimiento a una tradición de la poética de la migración. Le han seguido Leoncio Bueno y particularmente Hora Zero porque cuando salimos a las calles no encontramos a hippies ni a beats, sino a migrantes y si aspirábamos a escribir desde la perspectiva del otro, teníamos que recoger la oralidad que se asentaba en los desiertos periféricos de Lima.


LIBRES CREADORES

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TODA LA VERDAD– JUAN JOSÉ BECERRA– LAGÜEY/RIL EDITORES –107 PÁGS. de “uno” Caminó durante varios días, y durante las noches durmió apuntando la cabeza en dirección a la puesta de sol, y cada vez fue haciéndose más sabio frente a las exigencias que surgían. Era lo contrario a la adaptación. Era el regreso de su condición más primitiva: la de cazador nómada. Se cruzó con perdices, zorros, gallaretas, patos de laguna – y lagunas-, culebras de un verde fosforescente que más que arrastrarse giraban en espiral (y de ellas no alcanzo a comprender su maldad, excepto que las haya movido el resentimiento de su propia inoperancia), ratones gigantes, comadrejas, gaviotas, vacas, cerdos, corderos, flamencos, nutrias, carpinchos, mulitas y vizcachas. A los más pequeños – en realidad fueron casos contados con los dedos de una mano: dos perdices enfermas, una comadreja herida que quiso atacarlo por prevención y una gaviota que bajó de un piedrazo – los mató, los asó y los comió con una eficiencia que nunca tuvo para cocinar en su casa, donde jamás pudo hacer un huevo duro. Tuvo suerte de casi no cruzarse con humanos porque los humanos ya no caminan, o caminan por sendas diseñadas por acuerdos o costumbres y, en cambio, Miranda sólo camina a campo traviesa, evitando no sólo los caminos marcados por los hombres sino también los alambrados, electrificados o punzantes, que cierran los campos sobre la hacienda. Si era cierto que en el campo aún había mano de obra, también podía haber personas trabajando para alguien, y Miranda prefería evitar cualquier contacto con los peones o los puesteros de las chacras. Cuando se cruzaba con alguno, agachaba la cabeza y avanzaba sin desviarse de su línea. En los pocos casos en que oía que lo llamaban, por curiosidad o por mero control del espacio que la propiedad privada, concentrada en terratenientes o pules de siembra, delegaba en ejércitos parapoliciales, Miranda realizaba unas señas – que fue perfeccionando – con las que intentaba dejar en claro que no podía o no sabía hablar. Los celadores de la tierra, siempre patrullando en parejas, lo tomaban por un linyera sordomudo y hacían

libres creadores

sobre

el

autor

Nació en Junín, Argentina en 1965. Es narrador y ensayista, destacando sus libros “Santo” (1994), “Atlántida” (2001), “Miles de años” (2004), “La interpretación de un libro” (2012), “Dos cuentos vulgares” (2012) y “El espectáculo del tiempo” (2015). “Toda la verdad” (2017) es su primera novela publicada en Chile.

chistes racistas sobre su pobreza y sus deficiencias, siempre en medio de algún tiro al aire. En realidad, los chistes eran glosas hirientes sobre su apariencia, pero que no utilizara sus bienes no significaba que no siguiera siendo rico, incluso más rico que antes porque su fortuna, colocada en plazos fijos, fondos de inversiones o cajas de seguridad, iba creciendo, a veces exponencialmente, con las variaciones de las monedas extranjeras, las ganancias de las corporaciones a las que Miranda había apostado en su vida de especulador – una apuesta que había desecho mentalmente pero no en los documentos que la prolongaban en el tiempo – y los intereses de sus depósitos. Llevó la cuenta de los días de campo por reflejo mnemotécnico, hasta que perdió el hilo y su vida se dividió en dos bloques: la vida anterior, vacía y olvidada, un hueco biográfico sin formas ni ecos que hubieran sobrevivido a las explosiones del éxodo; y la vida rural, reducida al carpe diem. Tales fenómenos ocurrían porque en medio de las urgencias de la alimentación, el pasado y el futuro eran tiempos no vividos ni pensados (eran tiempos muertos). Un día lo sorprendió ver un campo sin siembra ni animales, sin bebederos ni silos ni montes ni máquinas. Era la única extensión en la que no había vida, en el sentido en el que la vida del campo es una economía, una infraestructura en movimiento persiguiendo las ganancias manipuladas por el Mercado de Liniers y la Bolsa de Cereales de Chicago. Llegó al atardecer del verano. ¿O ya era otoño? No lo sabía. Su cuerpo sintió la novedad. Pisaba un territorio diferente, sin surcos, un terreno casi virgen del que surgían malezas, pero también árboles jóvenes o enanos sembrados por los viajes azarosos de los pájaros que perdían sus semillas en vuelo y armaban ecosistemas improvisados y a veces eternos. A lo lejos (todo se veía a lo lejos en la pampa, no había nada que se viera venir), se asomó el techo de una casa por encima de los pastos, y a medida que se acercaba, apartando la maleza con las manos y hasta con la bolsa – fue el primer momento de ansiedad de Miranda en semanas o en meses- veía, además de la casa que iba degradándose hacia la forma inferior de un rancho mal parado, un galpón abierto, un aljibe, y unos árboles antiguos dispuestos en círculos. Llegó a la tapera. En el interior no había nada. Nada de nada. Era una caja de ladrillos con techo de chapa, dos ventanas pequeñas sin vidrios y una puerta abierta frente a lo que crecían cardos tan altos como la casa. Miranda los apartó como si fuesen una cortina de cintas duras que colgaran del suelo y vio saltar una nube de insectos. Eran los bichos que vivían de esas plantas pero a su vez encarnaban el carácter parasitario de las colonias que habitan la pampa. Todas las especies vivían de otras especies, lo que le daba a su universo una lógica de conflictos entre sus comunidades lapa mucho más severos que aquellos que podían verse en la selva. El ingeniero Antonio Miranda – ya casi estamos olvidando su nombre – obedeció de inmediato a su reflejo sedentario así como antes había respondido al nómada, lo que en su caso demostraba que el hombre – el hombre Miranda, no todos los hombres – no era una cosa ni la otra. ✴✴✴


libres creadores

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DICEN DE MÍ– GABRIELA WIENER–ED. ESTRUENDOMUDO –142 PÁGINAS. de “vivimos como vivimos porque decidimos hacer uso de la posibildad expansiva de nuestras emociones”

grado cero

sobre

la

autora

Escritora peruana. Ha publicado las crónicas autobiográficas “Sexografías”, “Llamada perdida”, “Nueve lunas” y el poemario “Ejercicios para el endurecimiento del espíritu”. “Dicen de mí” se compone de entrevistas a personas fundamentales para la vida de Wiener, reproducimos parte de la introducción de dos de ellas.

dijo que desde ahí abajo veía el mejor paisaje del mundo. Las historias de su prima acusada de terrorismo, de la prima Miss Universo Gay a quien su tía había intentado quemar viva y del primo puto y drogadicto, hicieron que me quisiera quedar a vivir para siempre en ese lado del río. Sentí amor por las quemaduras de sus piernas y de su alma. Odié a su padre, quise a su madre. Y lo amé a él casi en exclusiva hasta el año 2014.

Jaime, mi marido

Hay algunas historias que me gusta que me las cuenten mil veces. Por ejemplo, la historia de cómo nos encontramos. A Jaime lo conocí en un periódico fujimorista allá por 1998. Él en esa época hacía fotos y yo mis prácticas de redacción en la sección cultural. Jaime siempre cuenta que cuando vio mi nombre en la pizarra de comisiones del día pensó que se encontraría con una periodista alemana de gruesas piernas germánicas, pero era yo, con mis piernas delgadas y oscuras brotando de la minifalda. Ese día entrevisté a Pablo Guevara nerviosísima porque este fotógrafo que me acompañaba acababa de contarme que había estudiado literatura en San Marcos. Todos saben que la Facultad de Literatura de San Marcos es mejor que la de la Católica, donde yo estudié. El libro de Guevara, que volvía a publicar después de un largo silencio, tenía algo que ver con el Titanic. Así que a esa, mi primera entrevista con un escritor, la titulé “Pablo Guevara rompe el hielo”. Dice Jaime que cuando leyó ese titular en el periódico, al día siguiente, le hice gracia y quiso tirar conmigo. Yo tenía novio, pero tiraba con todos los fotógrafos de los periódicos en los que hacía prácticas. Nunca con redactores. Pero él no era un fotógrafo normal, tampoco un redactor. Había trabajado tomando fotos en bodas y escribía poemas. La segunda vez salimos a cubrir un premio de pintura y acabamos borrachos; Jaime me invitó a ver una lluvia de estrellas (el fenómeno atmosférico, no la cursilada romántica), pero no fui y en cambio le pedí que me prestara diez soles. Nunca se los pagué. Días después nos besamos en un chifa con la boca llena de Inka Kola y cebollita china. En poco tiempo ya estaba pidiéndole que tomara fotos de mi coño en una galería de arte llena de cuadros de Armando Williams. Él se enamoró de mí un día que fue a buscarme a mi casa y me vio por primera vez llevar un vestido largo y comer una manzana. Yo me enamoré de él cuando vi que todavía tenía la foto de su ex enmarcada y cuando leí unas cosas que había escrito en un fanzine llamado Apéndice de Bork. Básicamente trataba a Faulkner como a un viejo borracho (con la máxima admiración). Sus poemas de un tipo que camina y ve volar cosas sobre los semáforos de la avenida La Colmena me llenaron de envidia y de deseo. Quise escribir como él. Luego me levanté de la cama y me paré en la almohada para coger uno de sus libros de Dylan Tomas que estaba arriba de la cabecera, y él me

de “acepté tu invitación porque sabía que harías la pregunta sobre aquel puñetazo” 1. Pegados a las paredes, mis dibujos y yo nos mirábamos con cierta inquietud. Mi armario cerrado parecía esconder cincuenta monstruos. Recuerdo las gotas de sangre salpicando el azul de la habitación. El azul y el rojo. Esos colores algo filtrados por el cristal ámbar de mi ventana. Y que estaba amaneciendo. Había sido una noche especialmente dura. Lo había visto romper de un puñetazo la lámpara de papel pergamino que había hecho con sus propias manos. En cada lado de la lámpara había una fotografía tomada por él, y una de ellas era la de mi cara, con los ojos cerrados. Las relaciones a veces se construyen con símbolos, y en este yo parecía una genio atrapada en la lámpara. Al acostarme todos los días usaba su tenue luz para leer poemas de Oliverio Girondo como este: los amantes que se miran, se presienten, se desean, se acarician, se besan, se desnudan y se perforan, se incrustan, se acribillan, se remachan, se injertan, se atornillan, se desmayan, reviven, resplandecen, se contemplan, se inflaman, se enloquecen, se derriten, se sueldan, se calcinan, se desgarran, se muerden, se asesinan. Cuando estaba encendida, la lámpara proyectaba mi cara en la pared como una sombra chinesca, un rostro hecho de sombra, de materia intangible. Yo la llamaba

“la lámpara de la paz” porque me la había regalado hacía unos días para reenamorarme y convencerme de que volviera con él después de una de nuestras separaciones. Lo había conseguido. Era importante mantenerla iluminada, pero esa noche se apagó de golpe. La hizo pedazos después de descubrirme besando a una buena amiga. Fue doloroso verlo destrozar su propia obra, su propio amor. El papel se rompe. Guardé unos jirones de mi cara de papel. Aún los conservo en un cajón. En ese momento, sin embargo, quedaba jornada por delante. Él dice que le hablé del hombre con el que había estado saliendo el tiempo que dejamos de vernos, que hablé de una escena en particular que lo perturbó, que comenté algún episodio amoroso o sexual. Que debió ser la forma en que lo dije. Que fue algo que lo enloqueció. Cuando me di cuenta de lo que había pasado lo primero que pensé es si sería posible borrar las manchas de sangre de la pared. Si mi madre llegaba a notarlas se enfadaría mucho, sobre todo con él, y sería complicado volver a vernos. Eso fue lo primero en lo que pensé. Solo después me miré al espejo. Solo después grité. Solo después sentí el dolor. Solo después lo vi arrodillarse y abrazarse a mis piernas y llorar. Solo después dijo “no, no, no”. Mientras, mi nariz completamente rota no paraba de sangrar. Creo que lo hubiera perdonado allí mismo, a veces creo que lo perdoné en ese mismo momento. Si el tiempo se hubiera detenido en ese instante tal vez hubiéramos podido vivir en equilibro entre la agresión y la culpa, entre el dolor y el perdón. Pero el tiempo siguió, tenía que seguir. Algo salió de la lámpara y a diferencia del papel o de las caras, las sombras no se rompen. ✴✴✴


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A MI CASA NO LLEGA EL CARTERO –DAMARIS CALDERÓN–ED. INUBICALISTAS –42 PÁGINAS. la madre de todas las bombas y todos sus huérfanos

salas de hospitales públicos, vertederos Salas de hospitales públicos vertederos donde los llevan a morir. ¿Has visto los ojos de los que duermen de los que no duermen en los hospitales públicos toda la noche? Los ojos inyectados de sangre como semáforos detenidos ante una luz roja. Los cuerpos conectados a las máquinas de respiración artificial a las ventosas. Los sonidos los scanner las radiografías las sondas satelitales recogiendo las señales. Los que esperan del otro lado una noticia del más allá un diagnóstico determinado y el oficiante repite: “pronóstico reservado”. Salas de hospitales públicos salas de espera pabellones silenciosos gritos resortes hierros retorcidos cuerpos atravesados por la noche por la aguja del suero el upa de la morfina el sueño intravenoso la broma obscena entre la asesina vestida de blanco y el paciente de la camilla 16. Los ojos se aferran se desbordan se dilatan miran por última por primera vez. La boca traga la sopa la pastilla de este mundo. Salas de hospitales públicos paredes manchadas goteras instrumentos de tortura de primeros auxilios. Salas de hospitales públicos Yo no he caminado sobre las aguas pero le di el yogurt de morir a mi madre fermentado en tus cuatro paredes. La muerte es concreta. Una cuchara una taza. Una navaja de afeitar.

Entonces vimos venir el gran pájaro los carros de fuego la madre despedazando cabezas. La madre de todas las bombas y todos sus huérfanos. Allí, en el fuselaje del avión, había Platón y Aristóteles en las máquinas, en las poleas de transmisión, en las ojivas, en el vientre de la bomba. Todo lo que el hombre pensó la cabaña rupestre el sol el corazón del enemigo. La bomba, la madre. El fuego que vio Isaías. Los pensamientos son muy perros. Fumé drogas. Campos de TNT. Niños. Ojivas. Amapolas. El opio afgano.

libres creadores

sobre

la

autora

Nació en Cuba. Es poeta, narradora, pintora y ensayista. Ha publicado 14 libros en varios países. El 2014 obtuvo el Premio Altazor y el Premio a la Mejor Obra Publicada del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes por el poemario “Las pulsaciones de la derrota”. Actualmente reside en Isla Negra. “A mi casa no llega el cartero” es parte de la colección de plaquettes Proyecciones.

puntuales, con el sol El amor de mi hermana se expresa en trozos de carne. O en el pan que me prepara, rápido, con dos rodajas de embutido en el supermercado donde trabaja para la plusvalía. No hay blandura en mi hermana ni en la expresión monetaria del tiempo de trabajo. Permanece largas horas de pie junto a la máquina de cecinas y ella misma es una herramienta. Por las noches cuando se duerme sueña con no cortarse una mano y con los pedidos que volverán puntuales, con el sol.

la cantidad enorme de dinero que cuesta ser pobre Los pobres huelen mal y no lo saben. Los pobres no tienen modales y no les importa. Los pobres viajan en vagones atestados, en establos. Son capaces de colgar de trenes, de buses, como racimos de fruta pasada. Son capaces de sacarse selfies, mientras cuelgan. Capaces de ahorrar sus monedas, para ver cómo la hija pequeña se ahoga en la piscina más grande de América. Hablan con Dios, con el micrero, con la mujer sonámbula que duerme parada, con el niño de pecho. Los pobres se abren paso a empujones, a dentelladas. Tienen el hambre (la reivindicación del hambre) universal desde la pieza sanguinolenta de las cavernas. Los pobres dividen a los pobres en categorías y subcategorías. Y lo que ha logrado “avanzar” o “retroceder” un hombre, en la escala alimenticia de las especies, lo llaman segmento: segmento de estratificación social: abc 1, abcd 2, c3, d, e, hasta llegar a lo amorfo, a lo innominado: lo que no tiene nombre, figuras, letras ni abecedario. Los pobres son una curiosa especie en expansión: creen en el progreso y en la rapacidad. Construyen torres, muros, poblaciones callampas. Destruyen, incendian, vuelan puentes. Se devoran unos a otros. Los pobres somos crueles. Nos robamos hasta el oxígeno. Sólo el niño camina hacia la estrella, con los pies descalzos. Hasta que vuelve a ser un pobre. (El infierno existe. Es una habitación atestada. Y es eterno.) ✴✴✴


Panorama de la

r e p o rta j e

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grado cero

YA N O B A S T A C O N P A P E L

edición digital independiente en— Hispanoamérica

EDICIÓN

Por Juan Francisco Urzúa

Actualmente los libros digitales han ganado espacio entre las nuevas formas de edición en Hispanoamérica, cambiando la página de papel ahuesado por extensiones como MOBI, ePUB, FB2, PDF y HTML. Este cambio no solo es formal, sino que también propone novedosas herramientas complementarias al texto, principalmente asociados al desarrollo que han tenido los metadatos semánticos y ontológicos la última década, dinamizando los contenidos, el acceso y las posibilidades de lectura.

L

a historia del libro está marcada por una variada gama de formatos tecnológicos que han soportado nuestras letras, artes e ideas escritas. Primeramente funcionales como en Mesopotamia (3.000 a.c.) donde las cuentas comerciales se realizaban en tablillas de arcilla, que después de ser solidificadas eran unidas con cuerda para configurar nuestros primeros libros. Así también, en China se confeccionaban ediciones sobre madera, bambú o seda, en India sobre hojas de palma, en Egipto sobre papiro; el papel apareció en el juego en el siglo II a.c. y se instaló en su hegemonía hasta nuestros días. La tecnología siempre ha aportado el impulso que necesita la producción de libros, dándole soporte y volumen, así como lo hizo la imprenta perfeccionada por Gutenberg con los tipos gráficos, y que hoy es transmutada por una amplia gama de herramientas y aplicaciones di-

gitales que proponen otras experiencias de lectura: interactivas, referenciadas y hasta audiovisuales. Estos avances han entregado alternativas paralelas a la impresión sobre papel, permitiendo una amplia democratización del acceso a la publicación, modelos económicamente más discretos, de amplia masificación, como también centrados en la mundialización de sus contenidos y viralización en redes sociales. Según el informe del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe ((cerLaLc), el 20,5% del total de libros registrados con isbn en Latinoamérica corresponden a libros digitales, lo cual demuestra la importante inclusión que han tenido estos formatos en las formas de leer en nuestro continente. Esto no significa que se haya aceptado el libro digital masivamente, más cuando es generalizada la impresión de que el soporte informático es desgastante o menos soportable que el análogo, pero sí muestra un panorama sobre el desarrollo exponencial que ha tenido este sector la última década, en contraste con el universo editorial de los libros impresos, que no ha podido salir de una crisis que sigue creciendo. Buscamos en la experiencia de 4 editoriales de nuestro continente configurar el mapa de la edición digital independiente en Hispanoamérica, que en su heteróclita conformación ha nutrido con un discurso renovador acerca del futuro del libro, y una reconsideración a los formatos de publicación alternativos al canon mercantilista propuesto por la gran editorial. Todos estos proyectos tienen algo en común: no se proponen acabar con el libro impreso, ni mucho menos, sino que sienten amor por la literatura en cualquiera de sus formatos.


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VALLEJO & CO. / PERÚ/ MARIO PERA Provenientes de la ciudad de Lima, pero reconociendo la patria en la web, Vallejos & Co. encontró su camino digital después de fundar el 2014 una revista web cultural de nombre homónimo. Hoy publican e-books, formato que les ha permitido proponer un nutrido catálogo de autores contemporáneos, centrado principalmente en agudas antologías nacionales, destacándose “Con mi caracol y mi revólver. Muestra de poesía chilena reciente” (2018), que bajo la selección de Diego Alfaro Palma, compila a autores como Raúl Hernández, Julieta Marchant, Gladys González y Juan Santander, entre otros. En sus compilatorios podemos encontrar amplios panoramas de la poesía contemporánea de países tan diferentes como Perú, Bulgaria (edición bilingüe), Brasil o México, demostrando la preocupación que ha tenido Mario Pera, poeta y director de Vallejos & Co., por visibilizar y nutrir de nuevos autores, principalmente en el área de la poesía. Cabe destacar que sus e-books pueden ser leídos gratuitamente.

Digital made in Perú Editamos y publicamos en un inicio en formato digital; posteriormente, desde el 2016 hemos publicado en formato impreso algunos pocos libros y en tirajes cortos, pero continuamos con el digital puesto que nos permite una mayor y mejor difusión. Pese a las ventajas que brinda la edición digital, en Perú y en Hispanoamérica es un camino que recién inicia su recorrido. En el Perú, en especial, son muy pocas las editoriales que tienen un servicio de publicación digital, porque aún el público (y los autores) sienten que este formato le resta seriedad a su obra. Estoy convencido que ambos formatos pueden coexistir y, es más, deben hacerlo porque se complementan muy bien. Hay grandes plataformas mundiales en la web que permiten que si un libro fue impreso y publicado aquí en Lima, por ejemplo, como su tiraje será siempre limitante y no habrá posibilidades de enviar el libro a todo Hispanoamérica e incluso otros países (o ello sea muy costoso y el libro sea impagable por los lectores), se habilite una edición digital en la que por un precio módico el lector descarga el libro en cualquier lugar y momento y lo lea donde quiera de inmediato. La edición en formato digital es una gran herramienta para hacer “masivas” (o debería decir que lleguen a todos quienes así lo quieren) las obras publicadas por una editorial. Libro digital v/s libro impreso No creo que sean formatos disociados, al contrario, se complementan de modo extraordinario según las necesidades. En nuestro caso, Vallejo & Co. ha publicado en formato digital aquello que creemos debe circular muy masivamente, por el alto costo económico que implicaría hacer una edición, por ejemplo, de 100 mil ejemplares, el proyecto se hace inviable, y

r e p o rta j e

así recurrimos a lo digital, en donde el libro puede llegar a 100 mil lectores, a bajo costo, de inmediato y en cualquier lugar del mundo. Algunas ventajas de la publicación en digital son esas: menos inversión económica, masividad, inmediatez, mucha mayor difusión, etc. La gran desventaja o contra es que todavía en la cabeza de los lectores y de varios editores o académicos, una publicación en formato digital no tiene igual “peso” que una impresa. Es como que el estar en tinta y papel le da una “certeza” o prestancia mayor a la publicación digital. Por ejemplo, muchos autores de libros digitales no gozan del prestigio que tienen los que publican en impreso, se les toma como escritores amateur que quizá no encontraron quién quiera publicar impresa su obra y acudieron a lo digital, se les ve con poca seriedad. En relación a ello debo advertir, no obstante, que en lo personal a veces tengo sentimientos encontrados pues hay libros que quisiera ver impresos y por uno u otro motivo no se puede. Trabajo de edición No abrimos convocatoria, quizá en algún momento se haga. Al momento se trabaja solicitando un primer borrador al autor o autores (a veces hay antologías) se lee, se edita, se devuelve al autor (es) y tras un tiempo estos devuelven el texto en un segundo borrador, si hay dudas o ideas nos reunimos con el autor (es) de modo personal o vía Skype, se conversa y se resuelven las dudas. Una vez con el producto final se diagrama y diseña, se le pasa al autor (es) y tras devolverlo se publica el libro. Nuestro catálogo está básicamente compuesto de poesía porque es, en gran

se en computadoras, teléfonos, tablets, libros electrónicos o cualquier aparato que lea o interprete el formato ePub.

Suburbano Ediciones

DETERMINADO RUMOR/ ARGENTINA/ SEBASTIÁN MORFES Vallejo & Co.

Jámpster

Determinado Rumor

Fundada el año 2011, y según menciona su editor, el poeta Sebastián Morfes, “justo cuando ese mismo año el estado argentino comenzó a invertir en aparatos electrónicos como soportes de educación”, aspirando a cumplir con la necesidad curricular que demandaban las escuelas argentinas. Desde ahí a esta parte han publicado más de 20 títulos, principalmente de poesía, donde se pueden encontrar autores como Luis Chávez, Mariano Blatt, Natalia Fortuny, Horacio Fiebelkon, o Fernando Callero, pero siempre con la convicción de que puedan descargarse libremente de la web y leer-

Libro digital v/s libro impreso Digital, en principio porque es lo que sé hacer. No sé hacer libros el papel. Los pro del libro digital son ampliamente conocidos: costos, acceso y distribución. Para dar la nota triste: la circulación muchas veces no tiene temperatura humana, compartir y distribuir libros digitales tienen una velocidad y una forma que nuestro corazón todavía no entiende. Igual más allá de esta sensiblería intrascendente, sabemos que cuando los libros se leen imponen electricidad humana, electricidad histórica. Catálogo El catálogo es de literatura contemporánea. Poesía. Y en general es rioplatense. En principio no hay poéticas hegemónicas en el catálogo, pero si hay una preocupación por mostrar un plan, el alcance de un libro de poesía, tensión en la lengua, un trabajo casi panfletario de la mirada, reflexiones sobre lo que trae el género de distintivo. Creo que en todos los títulos

medida, lo que más nos gusta, nuestro mayor afán, lo que más queremos leer. Pero estamos abiertos a publicar en otras ramas literarias e incluso del arte, hemos publicado un libro de narrativa y de ensayos. Trabajamos, de momento y en su mayoría, con poetas jóvenes, no tan conocidos y algunos como Jorge Eduardo Eielson, Carlos Oquendo de Amat, Enrique Verástegui o una reedición de Allen Ginsberg y pronto habrá novedades. Redes Sociales Las redes sociales son ultra importantes. El 80% del esfuerzo que uno hace en mantener una revista digital de literatura y una editorial digital tiene éxito pasa por las redes sociales. Puedes tener un excelente sitio web pero si no lo “mueves” en redes sociales, es como publicar libros impresos y mantenerlos guardados en un almacén. Las redes sociales son la gran vitrina para mostrar el trabajo y difundirlo.

Puedes acceder a Vallejos & Co. en: www.vallejoandcompany.com

aparece. No soy crítico, solo un comentador social de libros. Trabajamos los textos como cualquier editorial. Solo que rara vez los imprimimos. Enviamos devoluciones. Participamos en la última recta del libro haciendo de lectores y comentamos experiencia de lectura. Escriben los poetas y nosotros tenemos la suerte de leerlos de cerca, como en el palco de una cancha. Financiamiento y público La editorial se autofinancia. No tiene en principio ánimos de lucro y creo que debería tenerlos pero eso es un proceso en desarrollo en Determinado Rumor. En principio funciona gracias a donaciones, esfuerzo propio y se alimenta con entusiasmo. Es lo que hay. No tengo segmentado el público de la editorial. Imagino que es gente que trabaja y que quiere un mundo más justo, que tiene inquietudes espirituales y opiniones excéntricas sobre las cosas. Es la idea que tengo de los lectores de la editorial pero no tienen ninguna comprobación con datos de navegación y descargas de ebooks. La edición digital parece muy activa. Por lo menos en argentina hay una actividad editorial demente. No sé qué pensarán los padres de la imprenta de la incansable labor que hacemos con los libros.

Puedes acceder a Determinado Rumor en: www.determinadorumor.com.ar


r e p o rta j e

SUBURBANO EDICIONES/ MIAMI/ PEDRO MEDINA LEÓN Incluir una editorial de Miami en un canon hispanoamericano puede parecer un error, pero cuando pensamos que Miami es una de las ciudades con mayor concentración de migración latina en eeuu, esto se hace más lógico. Si a esto sumamos que Suburbano es una de las editoriales más antiguas trabajando en libros digitales, con casi 10 años de publicaciones en español, y que todos quienes trabajan en la editorial son latinos, se hace coherente la inclusión. No solo editan libros digitales, también publican libros en formato tradicional, pero el tiempo y el trabajo fueron mostrándole a Pedro Medina, narrador y editor, que los e-books eran una buena alternativa económica y de masificación de la literatura, tanto como un soporte que les permitió ampliar el proyecto.

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Libros latinos en Miami Suburbano Ediciones empezó hace casi diez años como un portal cultural. Poco a poco fuimos descubriendo una necesidad por parte de los lectores que requería más material de lectura. Fue entonces cuando decidimos probar con el formato ebook. Los integrantes somos Gastón Virkel (Argentina), Hernán Vera Álvarez (Argentina), Xalbador García (México), Andrés Pi Andreu (Cuba), Eduardo Villanueva (Argentina) y yo que soy de Perú. La editorial, sin duda, ve los e-books como un canal más, como una opción más de llegar al público. El autor prefiere definitivamente el formato clásico, aunque entiende que el ebook lo puede ayudar a difundir su obra. Y el público, claramente, prefiere el formato tradicional. Acá en Miami e Hispanoamérica es así. Incluso en Estados Unidos (excluye a Miami), que es donde mejor recepción tiene el ebook. Los contras del libro tradicional son los costos de producción, transporte y almacenamiento son mayores. El mayor contra del libro electrónico es que no existe la manera de hacer una presentación, como las habituales, donde el autor firma ejemplares y se exhibe el libro como objeto o producto final. El lector está casado con el libro como objeto, no concibe la idea de una presentación sin él. Catálogo Procuramos trabajar los ebooks en función a autores que difícilmente podrían llegar a ser leídos por acá. Por eso hemos publicado a autores de casi todos los países donde se escribe literatura en español. Hay que aprovechar el acceso fácil de los ebooks para divulgar las obras de los autores. Algunos de nuestros autores

JÁMPSTER/ CHILE/ TITO MANFRED El proyecto nace en Santiago bajo la idea de Matías Fuentes, editor y parte de La Liga de la Justicia Ediciones, que primeramente buscó su forma como una revista de literatura. En este proceso se sumaron la diseñadora Constanza Fuenzalida y el editor Tito Manfred, quienes finamente fundarían una de las pocas editoriales de libros electrónicos en nuestro país. Desde el año 2016 a la fecha el proyecto se ha ampliado, incluyendo a colaboradores como Diego L. García, Álvaro Gaete y Cristian Lagunas, y se ha centrado en la publicación de autores actuales provenientes de Perú, Bolivia, Ecuador, Paraguay, México y Chile, confirmando su vocación de volverse un referente en América Latina.

Libro digital chileno No sé si ha habido una evolución tan pronunciada en la identidad de Jámpster en los menos de dos años que llevamos en línea, pues desde el primer minuto tuvimos una visión muy clara y definida del tipo de medio que queríamos ser, pero ciertamente tanto la editorial como la revista han evolucionado considerablemente en cuanto a su “impacto” y “relevancia” en la región. Digo “impacto” y “relevancia”, así entre comillas, porque siempre se corre el riesgo de caer en el ridículo cuando se utilizan esos términos para referirse a un proyecto tan marginal o de nicho como una revista o editorial digital que, además, publica principalmente poesía. No obstante, decir que, en el contexto de las editoriales digitales latinoamericanas, Jámpster ocupa un lugar de referencia no es un disparate. Además de Jámpster, no tengo conocimiento de otra editorial dedicada actual y exclusivamente a los libros digitales en

grado cero

son Natalia Berbelagua (Chile), Federico Matías Pailós (Argentina), Hugo Fontana (Uruguay), etc. No importa lo laxo del formato digital. Tu plan de publicación no puede, ni debe, sustentarse en la facilidad de producir el libro. Debes organizar tu calendario de publicaciones en base a tu fuerza de trabajo y la estrategia de difusión del libro, en base a tu capital para la campaña promocional, y en base a los medios de prensa a los que tengas acceso. En 2016 y 2017 hemos tratado de no publicar más de 3 ebooks por año y 4 en papel. A veces nos faltan manos. Financiamiento y público La editorial se financia con el aporte económico de los editores y algunas actividades que realizamos y dejan ciertas ganancias. Pregunto: ¿Se puede vivir de una editorial digital no solo en Miami, si no en cualquier lugar del mundo? Extiendo la pregunta: ¿Se puede vivir de una editorial pequeña, e independiente, de formato tradicional, en cualquier lugar del mundo? Nuestros lectores básicamente están en Estados Unidos. En las universidades hay buena recepción por los ebooks. Los profesores se interesan por novedades literarias. Acá, en este país, el nicho hay que buscarlo en las universidades, tu lector se recicla ahí, año a año. El idioma español, en cambio, no se recicla, los que vienen detrás de los inmigrantes de primera generación (como yo) son anglo parlantes. Tengo una hija, que habla español y lo entiende, pero su lengua es el inglés, no te lee en español un solo libro. Perdón por la digresión, pero lo que quiero dejar claro acá es que ese mercado editorial de más de 50 millones de hispanohablantes que

Chile. Sin embargo, hay experiencias previas que sirven como antecedente del trabajo que estamos haciendo en la actualidad. Algunos ejemplos: Librosdementira, que partió como una editorial digital y luego se reconvirtió en un sello tradicional, de libros impresos; Editorial 404, que a pesar de su breve existencia alcanzó a publicar un par de libros valiosos, y eBooks Patagonia, cuya actualidad como tal desconozco pero que, al igual que Librosdementira, dio el salto a los libros impresos. Ahora, si ampliamos la mirada a Hispanoamérica, nos encontramos con un panorama bastante más interesante: proyectos de edición digital como el archivo de poesía mexicana Poesía Mexa, el Centro de Cultura Digital o la editorial BongoBooks, todos de México, o la revista peruana Vallejo & Co., cuyo catálogo de antologías de poesía latinoamericana es de consulta obligatoria, dan cuenta de una producción cada vez mayor y más diversa. Catálogo Hasta el momento, sólo hemos publicado poesía, pero contemplamos para este año inaugurar la colección de narrativa breve. Entre los autores que forman parte de nuestro catálogo, destacan el peruano Maurizio Medo, los argentinos Diego L. García y Germán Arens, los españoles Iván Rojo y Víctor Pérez, el chileno Jonnathan Opazo y el mexicano Jorge

hay en ee.uu. es puro bluf. Acá, un sello que quiere abrirse camino, debe apuntar a las universidades y sus departamentos de “Español” o maestrías y doctorados en Escritura Creativa y demás programas en nuestro idioma.

Redes sociales Tenemos dos portales desde donde hacemos campaña a nuestros libros, uno es www.suburbano.net y el otro www.elmiamireview.com. Desde suburbano.net tratamos de “vender al autor” con entrevistas y notas, mientras que en el otro publicamos reseñas, aunque si hablamos de ventas e impacto en números para la editorial, una reseña es lo menos efectivo, la reseña legitima el trabajo del autor, pero solo la lee el círculo de escritores y críticos y ahí no se venden libros. Nuestras campañas de difusión en redes sociales son permanentes.

Puedes acceder a Suburbano Ediciones en: www.suburbanoediciones.com

Posada. Además, este año sumamos al catálogo un libro escrito a cuatro manos: El diablo está en el jardín, una rareza de los también mexicanos Luis Eduardo García y Eduardo Padilla. En suma, hemos ido construyendo un catálogo incipiente que, sin embargo, destaca por reunir la escritura de algunos de los autores más interesantes de la poesía actual en español. Redes sociales Nuestro sitio web se encuentra alojado en Wordpress, pero pagamos un dominio .cl, en tanto que los ebooks los compartimos vía Drive e Issuu. Las redes sociales son importantísimas para la promoción de los títulos de la editorial y son nuestro principal canal de comunicación con los lectores. Tratamos de sacarle el mayor provecho posible, no sólo para comunicar la aparición de un nuevo libro, sino también para generar expectativas previas sobre este, organizar concursos, compartir publicaciones de la revista y, en general, establecer un diálogo sostenido con los lectores. Asimismo, el uso de las redes sociales (Facebook e Instagram) ha sido fundamental para definir nuestro sello o identidad como editorial y revista.

Puedes acceder a Jámpster en: https://jampster.cl/


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i n i c i c i at i vas

f e s t i va l i n t e r n a c i o n a l d e p o e s í a s a n t i a g o

(fip)

Lanzamiento del Recital de Poesía Migrante 2017.

B IENVENIDA LA POE SÍA MIGRAN T E

Con la mirada puesta en la migración, educación y participación ciudadana, la Región Metropolitana se llenará de poesía con fip santiago, coorganizado entre las fundaciones fip y Ciudad Literaria. Del 2 al 5 de mayo, el encuentro contará con más de 100 poetas del mundo (de 30 países), con referentes de la poesía nacional e internacional.

E

ntre las actividades destacan “Poetas chilenos del Perú” (02-05/16:30hrs. Embajada del Perú), “Por Pedro Lemebel” (03-05/11:30hrs. Mercado Tirso de Molina), “Poesía en movimiento - Lecturas itinerantes en el bibliobus (05-05/15:00hrs. Providencia), entre otras. La escena nacional estará representada por los poetas Raúl Zurita, y Manuel Silva Acevedo, Premio Nacional de Literatura 2016, entre otros escritores. Hablamos con Javier Llaxacondor, director del festival, quien nos contó sobre las novedades de fip Santiago 2018. ¿Cómo nace el FIP Santiago? Cuando llegué a Chile, el famoso “país de poetas” hace un año vi con sorpresa que no había festivales de poesía de impacto internacional. Sí de teatro y jazz, pero no de poesía. En los últimos años mi trabajo, además de la escritura, ha sido organizar estos festivales en el Perú, así que en vez de abrir un restaurante como mis coterráneos, se me ocurrió organizar un festival de poesía de corte mundial que celebre la palabra, la tradición y ese valor inmaterial enorme del país. Lanzamos nuestro festival hace casi un año organizando el primer Recital de poesía migrante, eso llamó la atención. Primero teníamos que existir y dar a co-

nocer nuestra idea, un festival de poesía orientado a la participación ciudadana, la interculturalidad y la mediación. ¿Cómo realizan la curatoría de los autores invitados? Gracias a la ayuda de mis amigos poetas de Chile y mis redes de contacto personal. En el caso de los poetas nacionales armamos un pequeño comité editorial en el que han sugerido nombres Elvira Hernández, Enrique Winter, Malú Urriola, Alexis Figueroa, Daniel Rojas Pachas, Carlos Soto Román y Sergio Badilla. Tratamos de ser inclusivos y convocar a representantes de la mayor cantidad de canteras poéticas del país. Jóvenes, no tan jóvenes, poetas de regiones, equiparar en lo posible número equitativo de hombres y mujeres. En el caso de los extranjeros, en la mayoría de casos son poetas que han estado antes en Perú en los festivales en los que participé y con los que mantengo amistad. En ambos casos el criterio ha sido la calidad literaria de los invitados. El festival tiene como lema “Un festival de poesía para no poetas”. ¿Qué significa esta sentencia en la relación con el público al que aspiran llegar? Creo que se realizan muchos eventos literarios dirigidos a poetas y otras personas que están vinculadas al mundo de las

letras de excelente nivel y con muy buenas propuestas. Hay presentaciones de libros, recitales, performances, etc. Pero a mi manera de ver están orientadas al nicho literario. Lo que buscamos con el fip santiago es salir de ahí y llegar a públicos no tradicionales que ojalá nunca hayan escuchado leer a un poeta en árabe, chino o finlandés. Esa experiencia sumada a la diversidad de formas diferentes de mirar el mundo que trae consigo una lengua, creemos que puede cambiar la visión del público hacia el valor social, no transable y transformador de la poesía. De ahí la importancia de dirigirnos a niños, personas restringidas de libertad o vendedores de frutas en los mercados. ¿Cuál es el estado actual de la poesía en Chile, y qué buscan con una actividad que en 4 días busca reunir 100 poetas del mundo? La poesía en Chile está viva de manera sorprendente. Hay miles de poetas desconocidos que hablan, escriben, publican y la promueven. Lectores hay menos, apoyo económico casi nada, interés político apenas de unos cuantos, pero todo eso no es culpa de la poesía, sino del nivel cultural de nuestras sociedades y las enormes restricciones de difusión. La poesía además es cada vez más joven y convive el hip

hop en décimas con la tradición de poetas mayores vivos y muertos. En el mundo la poesía es un espacio de resistencia a cada discurso diferente a la verdad, es crítica, actual y sigue estando “cargada de futuro”, como decía Celaya. Este diálogo en distintos idiomas (hay poetas africanos, asiáticos, europeos, americanos y de Oceanía) es lo que buscamos que confluya en Santiago del 2 al 5 de mayo con 100 voces poéticas, incluyendo la chilena. Se realizará un recital de poesía migrante entre otras actividades centradas en la migración. ¿Cuál es la importancia de incluir este tópico en la coyuntura social chilena? Sí, cada recital tiene un tópico que lo inspira. Uno de ellos, por ejemplo y hablando de migración, es el evento por Joane Florvil, la mujer haitiana que murió por causas que hasta ahora no se han esclarecido del todo. Pues bien, los poetas leerán en su memoria y para que no pasen desapercibidas las injusticias de los menos favorecidos. Se han programado otros recitales contra el femicidio, por la diversidad sexual, por el medio ambiente o la gratuidad de la educación. Chile está siendo parte del cosmopolitismo que genera la migración y tratamos de contribuir a un proceso integrador desde la poesía. Recuerda que muchos de los chilenos en el exilio fueron también migrantes alguna vez, tratamos de aludir a ello para generar riqueza cultural con la migración y no xenofobia. Cuéntanos los principales atractivos y actividades que tendrá FIP Santiago. Participan poetas de los cinco continentes, entre ellos Barnabé Laye (BenínFrancia), todo un ícono de su generación, además de poeta es médico y vivió la guerras en carne propia. El chino Shen Haobo con una poesía llena de humor. Michael Farrell es otro de los principales poetas australianos que estará en el fip santiago, así como Jack Hirshmann, el más jovencito (de 83 años) de los beats americanos, quien entre otras cosas fue profesor de Jim Morrison. Habrá también espacio para performers y las propuestas de música y poesía como en el caso de Lello Voce de Italia. De las poetas mujeres esperamos contar con Diana Bellesi, una de las mayores poetas argentinas. De las nacionales estarán Carmen Berenguer, Soledad Fariña y Elvira Hernández. Hay dos actividades centrales: la Inauguración en la cúpula del Parque O’Higgins (miércoles 2 de mayo a las 19:30 hrs.) y la Clausura en los Jardines de la Fundación Cultural de Providencia (sábado 5 de mayo a las 19:30 hrs.), ambas con capacidad para por lo menos mil personas. Como ven, el fip santiago no es solo una locura, sino un acto de fe. Puedes revisar la programación de la actividad en: www.fipsantiago.com


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PERDIDOS LEYENDO TRADUCCIONES

Oswaldo Reynoso (Arequipa, 1931 - Lima, 2016) El rock en Lima pasar al encierro o morir en un tiroteo. Las mujeres terminan entrando y saliendo de la prostitución, ejecutando una vida sexual plena con los cafiches, no delimitada por el machismo latinoamericano que no considera su placer. En el perfil que traza Reynoso hay menos determinismo; una de ellas que resiente la vida que tenía con sus padres termina impulsando con su nostalgia otra vuelta a la delincuencia de su pareja, que llega forrado a deshoras, le tira los billetes y se va. Cuando él vuelve ella no está, y el dinero está intacto. No hay felicidad posible, sólo la frustración que es traspasada al narrador que no puede evangelizar con sus ideas políticas de izquierda a sus interlocutores:

Febrero (un día cualquiera). 2 p.m. Metió las manos en los bolsillos y fue más hombre que nunca. “El semáforo es caramelo de menta: exquisitamenta. Ahora, rojo: bola de billar suspendida en el aire”. El sol, violento y salvaje, se derrama, sobre el asfalto, en lluvia dorada de polvo. -Cara de ángel-

E

Por Cristóbal Gaete

n el bar de Palermo, Lima, dos jóvenes salen a la calle a pelear. Han pasado jabas de cerveza por una mesa que convocó Reynoso. Tras una discusión con su editor debía cambiar el nombre de su primer libro o abandonar la idea de publicar diez mil ejemplares. Ya es madrugada, esos jóvenes que se van a los golpes solo pueden existir en esos cuentos; intensos, arrojados y violentos, se sienten representados por primera vez, inauguran la comprensión de esa prosa inédita. Reynoso, en vez de entregarse a la pelea o quedar tirado borracho, espera el amanecer para visitar al editor, registrando la vida con distancia y cercanía, como lo hizo durante esos diez años de experiencia que sintetizó en algunos meses de escritura, para generar este breve y sólido debut. “Los inocentes” (1961) se convierte en “Lima en rock”, aunque con el tiempo recobrará su nombre. Es recibido con una polémica que Martín Adán, otro experimental, le adelanta a Reynoso al conocer esas cuartillas. Los billares, la cerveza y la noche son parte de ellas, pero también otros elementos que lo complejizan e impulsan a la etiqueta pornográfica que le signó cierta policía cultural, como en el relato “Cara de ángel”, donde un joven de cuerpo bello debe masturbarse frente a la collera, la forma de llamar a la pandilla en la jerga peruana. Es el homoerotismo en una literatura marginal de la que se espera un mundo machista, como sucede también en el “Rucio de los cuchillos” del Luis “paco” Rivano, de los clásicos de roneo de nuestro país, cuentos gemelos. Si bien es algo relevante la testosterona en la primera narrativa de Mario Vargas Llosa (que publica “Los jefes” dos años antes), nunca deja de conducirse hacia la mujer, el objeto de deseo. Los deseos

“(…) todo el santo día tendrá que estar viendo cómo se alimentan, cómo se visten, cómo se jaranean los bacanes con molido, y uno en su callejón comiéndose la mierda, pero, en las noches, en las esquinas, en el billar, las cantinas, todos los muchachos, ricos, mediopelo y pobres nos juntamos para hueviar y joder: ¿democracia?, ¿amistad?, no: se ve que usted no conoce ese ambiente: nadie tiene bandera (…) en la esquina de mi callejón tengo mi collera, ¿collera como collera?, no tanto: conocidos, ¿me entiende?, se me pasó la mano; Caimán; conocidos para el plan puteril y chichero”.

de los personajes de Reynoso pueden ser realmente objetos, un auto o una camisa en una vitrina que jamás se podrían comprar; en el reflejo hay hombres mayores y platudos que observan esos cuerpos jóvenes y ofrecen comprar la camisa por ir a encerrarse un rato. Reynoso se convierte en la voz de un pliegue urbano que no encontraría igual en el resto del modelo realista de la narrativa peruana. El rock y los signos de cultura de masas son fundamentales en los jóvenes protagonistas, como el orgullo cuando alguno de ellos aparece en el diario delinquiendo, pero también la envidia, porque representa el barrio que aplanan todos los días y noches. Cada uno de la collera recibe su desarrollo propio, así no tendría sentido leer “Los inocentes” como un libro de cuentos unívocos sino como relatos anudados, que acerca a los personajes o los deja actuar en las sombras, liberados para aparecer como parte del coro que es al final cada pandilla.

Estos matices hacen más complejo y justo el fresco callejero. En ese sentido puede operar incluso mejor que una novela, mostrando el ánimo renovador no solo en el imaginario que contiene, sino también en su estructura. Nueve años después de “Los inocentes” aparece la novela “El escarabajo y el hombre”, que muestra la vida de la collera en torno al Palermo. Un largo monólogo fracturado en capítulos es recitado en el bar, oído por el alter ego del novelista que invita comida y cerveza a individuos que abren la vida de la collera, que reconocen en él la posibilidad de permanecer en la literatura. Son jóvenes igualmente extraviados, a los que se suman mujeres oscilantes en sus deseos de buena vida, diversión o riqueza. Los hombres sufren por ellas, porque si buscan la vida decente no tienen cómo sustentar sus deseos, están determinados por la clase; y si buscan esos recursos en la vida clandestina arriesgan

En el modo de pedir las cosas en esa cantina, o en la manera de machetear comida y bebida, está la forma de relacionarse en las calles, sin ninguna clemencia con el que está bajo uno. Esos jóvenes reventados esperan el amanecer para robarle la leche y el pan a un cholo que se va a trabajar, para después sentir culpa al recordar sus padres, que ven con espanto y precariedad que ni siquiera quisieron estudiar, absorbidos por el sinsentido. En los últimos años Reynoso visitó una ferias del libro nortina. Ya era un poco tarde, el mismo autor en la misma entrevista de youtube referida al principio, cuando el entrevistador lo introduce diciendo que los argentinos lo habían descubierto y comparado con Ribeyro y Vargas Llosa, reflexiona con tranquilidad que los libros tienen pies para caminar por sí mismos; quizá esos pasos algún día lleguen a Chile, deberían hacerlo. Tras esa visita reprodujimos una entrevista en este mismo suplemento (junio, 2011) que le hizo el narrador Rodrigo Ramos Bañados, en el que afirma escribir “para su gente”. Su gente: la misma que se agarra a combos por el título de su libro.


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