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Colombia: ¿1984 o 2019?
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Andrés Felipe Niño Acosta
anninoa@unal.edu.co Estudiante de Administración de empresas Óscar Alberto Chacón, docente
Resumen
[Texto argumentativo] El presente texto muestra la relación que existe entre la situación de Colombia durante los primeros meses del gobierno del presidente Iván Duque y la novela de ficción literaria 1984, escrita por George Orwell. Para ello, se han seleccionado cinco aspectos claves en los que la realidad colombiana se asemeja a la situación de la sociedad que describe Orwell en su obra. Dichos aspectos se utilizarán para saber qué tan cerca estamos de convertirnos en la desencantada población de 1984 y, así mismo, para evitar caer en ese nefasto escenario.
Palabras Clave
1984 Colombia Iván Duque Márquez
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El tema que me convoca es la situación de Colombia durante los meses que lleva de gobierno el presidente Iván Duque Márquez y cómo algunos acontecimientos que han ocurrido dentro del actual periodo de gobierno se relacionan con la novela 1984 de George Orwell. Por lo anterior, el objetivo del texto es argumentar a favor de la siguiente tesis: La situación de Colombia en 2019 se asemeja a la de la sociedad de 1984, de modo que al final sea posible reflexionar sobre la importancia de no ignorar lo que ocurre en nuestro entorno.
Para tal fin, procederé de la siguiente manera. En primer lugar, se mostrará el concepto que se ha formado la opinión pública alrededor del actual jefe de Estado, mediante el análisis de algunas opiniones de columnistas y los resultados de la última encuesta de favorabilidad. En segundo lugar, se expondrán aquellos acontecimientos que, por sus características circunstanciales, parecen sacados directamente de la obra de Orwell y se establecerá la relación que tienen con la novela. Estos son: el estado de guerra constante dentro de la clase política colombiana, la presencia de un Gran Hermano, el asesinato sistemático de líderes sociales, el proyecto de Ley del Regulador convergente y, por último, el proyecto de ley del partido de gobierno (Centro Democrático) que buscaba armar a “ciudadanos de bien” para que se defendieran ante la amenaza de diferentes grupos al margen de la ley. Finalmente, se presentará una reflexión sobre la importancia de ser conscientes de lo que ocurre en nuestro entorno para evitar desafortunados desenlaces.
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¿Cuál es la opinión pública sobre Iván Duque Márquez?
Para comenzar, como se mencionó anteriormente, vamos a ver el concepto que se ha formado en la opinión pública sobre el presidente de la república Iván Duque Márquez, con el objetivo de tener una idea clara y concisa sobre quién tiene las riendas de nuestro país.
Iván Duque es un hombre que para muchos apareció de la nada, dado que no estaba muy involucrado en la vida pública del país. No obstante, a pesar de su baja actividad política, hasta antes de la época de elecciones presidenciales ocupó cargos importantes. Fue jefe de la división de Cultura, Creatividad y Solidaridad del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y senador de la República de Colombia. En ese orden de ideas podríamos decir que tiene una buena hoja de vida, aunque le falta experiencia en el poder ejecutivo; sin embargo, su verdadera debilidad no es la falta de experiencia en esa rama del poder público, sino su falta de liderazgo.
Esa falta de liderazgo fue percibida inicialmente por la ciudadanía, cuando el presidente se alineó a la ideología del director de su partido, Álvaro Uribe, y objetó seis artículos de la Ley Estatutaria de la JEP. Ante tal actuación, se evidenció que “el 47,4 % de los colombianos estuvo en desacuerdo con las objeciones, frente a un 31,6 % que las apoyaba” (El Espectador, 2019, párr. 8). En consecuencia, según lo reveló la encuesta Gallup Poll, se obtuvo que:
La desaprobación de la gestión del presidente Iván Duque Márquez llegó al 60 % -frente a un 32 % que le aprueba- lo que se traduce en un aumento de la inconformidad con la gestión presidencial de 12 puntos respecto de los resultados de la misma medición en febrero pasado. (El Espectador, 2019, párr. 2)
Así pues, el presidente no pudo convencer a la ciudadanía frente a las objeciones que, según él y su partido, se le debían hacer a la JEP.
También, hay fuertes críticas hacia el presidente por parte de algunos columnistas de opinión, quienes desaprueban
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por completo la falta de autonomía del jefe de Estado frente a un tema de transcendencia nacional y que, además, ya se había discutido en el pasado, lo cual provocó un atraso en la agenda legislativa del país. Dentro de las críticas hechas al presidente, se destacan las siguientes afirmaciones: “no es un líder con vocación de paz, sino un hombre de extrema derecha, que no entiende que con una paz concertada Colombia puede alcanzar un mayor crecimiento económico” (Alzate, 2019, párr. 3); y, “es una verdad incuestionable que a Iván Duque Márquez le cabe el apelativo de subpresidente porque es la primera vez en la historia de Colombia que el presidente de la República en ejercicio tiene un jefe (Álvaro Uribe Vélez)” (Gómez, 2019, párr. 1). Si analizamos las anteriores opiniones desde sus raíces, llegaremos a la conclusión de que todas ellas convergen en lo mismo: el primer mandatario no tiene autonomía y es Álvaro Uribe quien toma las decisiones.
En ese orden de ideas, y en síntesis de lo anterior, el jefe de Estado Iván Duque se ha ganado, ante la opinión pública, el mote de “títere de Uribe”, por su incapacidad de tomar una decisión trascendental para el país que, recordemos, hubiera evitado el atraso de la agenda legislativa. Es decir que, para muchos, el primer mandatario no está realmente preparado para llevar con firmeza las riendas de Colombia, por lo cual, no se hace extraño que ocurran los acontecimientos que se nombrarán a continuación.
Acontecimientos sospechosos y el mundo de 1984
Una vez visto el concepto que tiene la opinión pública sobre nuestro presidente, es el momento de hablar sobre aquellos acontecimientos que guardan una estrecha relación con la obra de Orwell. Acto seguido se explicará la relación que hay entre la realidad y la ficción literaria. No obstante, antes de continuar con el análisis de estas relaciones, es importante realizar una explicación acerca de qué trata 1984, para que el público que no haya leído la obra de Orwell pueda entender las comparaciones que se llevarán a cabo.
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En el año 1984, el mundo ha quedado dividido en tres súper Estados: Oceanía, Eurasia y Asia Oriental. Cada uno de ellos es inconquistable. La historia transcurre en la Franja Aérea 1 (o, como la conocemos hoy en día, Londres) del Súper Estado de Oceanía. Allí hay un gobierno totalitarista que es liderado por una figura omnipresente, conocida como el Gran Hermano, que se encarga de gobernar a los ciudadanos a través de un partido. Este se encuentra dividido en el partido interno y el externo; estos se encargan de dirigir los cuatro ministerios: el ministerio de la verdad, encargado de manipular la información para manipular la historia; el ministerio del amor, encargado de hacer cumplir las leyes; el ministerio de la abundancia, encargado de realizar los racionamientos de comida; y el ministerio de la paz, encargado de los asuntos belicistas. La sociedad que Orwell describe no tiene esperanza de tener un mejor futuro y su porvenir se encuentra en manos del partido cuyo propósito es:
No habrá lealtad; no existirá más fidelidad que la que se debe al Partido, ni más amor que el amor al Gran Hermano. No habrá risa, excepto la risa triunfal cuando se derrota a un enemigo. No habrá arte, ni literatura, ni ciencia. No habrá ya distinción entre la belleza y la fealdad. Todos los placeres serán destruidos. Pero siempre, no lo olvides, Winston, siempre habrá el afán de poder, la sed de dominio, que aumentará constantemente y se hará cada vez más sutil. Siempre existirá la emoción de la victoria, la sensación de pisotear a un enemigo indefenso. Si quieres hacerte una idea de cómo será el futuro, figúrate una bota aplastando un rostro humano... incesantemente. (Orwell, 1949, pp.304-305)
Ahora, comenzaré a hablar sobre los acontecimientos antes mencionados y su relación con la obra 1984. El primero de estos es el estado de guerra constante en la clase política colombiana. Para nadie es un secreto que nuestros políticos mantienen atacándose unos a otros. Cada uno lo hace con objetivos diferentes, ya sea para desprestigiar a otro y ganar votos a base de esa calumnia o ya sea para desviar la atención de un tema de interés. Sin importar cuál sea el objetivo de las agresiones, los perjudicados siempre van a ser los ciudadanos, dado que los candidatos que eligieron para representar
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sus intereses no están cumpliendo con su deber. De ahí que no exista un plan de acción para atacar la corrupción, no haya leyes sólidas que garanticen la protección de las personas ni un sistema de salud en óptimas condiciones, entre otros.
La relación que tiene este acontecimiento con 1984 es que en la novela también existe un estado de guerra permanente. Sin embargo, esta guerra no se da entre la clase política, sino entre los tres Super Estados. Puede que la forma en que se da el estado de guerra permanente sea diferente, pero el resultado es el mismo: la ciudadanía se ve perjudicada. En la novela, los ciudadanos de Oceanía son constantemente racionados por la presencia de esa Guerra, además de que son torturados si piensan diferente a lo que el partido quiere que piensen.
El segundo es la presencia de un Gran Hermano. En la novela, el Gran Hermano es una figura omnipresente que gobierna a todos los habitantes de Oceanía. En Colombia tenemos a nuestro propio Big Brother: Álvaro Uribe Vélez. Él es tan idolatrado por las personas que lo siguen que es considerado como si fuera un Dios, el salvador de Colombia. Esto se debe a su importante gestión en contra de las extintas FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). Gracias a eso, el expresidente Álvaro Uribe tiene un grupo de seguidores que asegurará su reelección y la de las personas que él diga. El caso del actual presidente Iván Duque es uno de los más representativos de este fenómeno, ya que él pudo superar la barrera de ser prácticamente un desconocido para los colombianos por el hecho de adherirse a la imagen de Uribe. De esta forma, es evidente el grado de manipulación de este sobre varias personas.
El tercero es el asesinato sistemático de líderes sociales. Es de conocimiento público que los asesinatos a líderes sociales han aumentado considerablemente en el gobierno del presidente Iván Duque. Por ello, algunas entidades se dieron a la tarea de estudiar si existía o no sistematicidad en los homicidios de estas personas, tal es el caso de un informe del programa Somos Defensores, el Cinep, la Universidad Nacional de Colombia, la Comisión Colombiana de Juristas y el portal Verdad Abierta cuyos resultados fueron publicados
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por la Revista Semana (2019). Allí se afirma que:
Entre los alarmantes hallazgos de este informe resalta el hecho de que más del 44 por ciento de los asesinatos se realizaron en las viviendas de los líderes sociales, lo cual muestra un patrón que indicaría la sistematicidad en estos siniestros, debido a que las violaciones a la vida serían el resultado de unas actividades de seguimiento y planeación por parte de los victimarios. En esta línea, cabe resaltar que el pasado 11 de enero del presente año el Estado colombiano reconoció que existe una sistematicidad en el asesinato de líderes sociales en el país. (Semana, 2019, párr. 4)
Antes de realizarse ese estudio, el gobierno daba por sentado que el asesinato de líderes sociales no era sistemático, sino que obedecía a diferentes móviles. De esta forma, se demostraba la poca atención que el gobierno le daba a la masacre de líderes y lideresas en el país. La relación que este hecho guarda con la novela es igual de siniestro. En 1984, las personas que se atrevían a pensar diferente a los principios del INGSOC (lineamientos del partido) eran “vaporizados”. Esto significa que agentes del partido desaparecían a las personas que representaban un problema, mientras estas se encontraban dentro de su residencia. Como podemos darnos cuenta, lo que describió Orwell en el año 1949 se está haciendo realidad en la Colombia del año 2019.
El cuarto es el proyecto de Ley del regulador convergente. Esta Ley buscaba unificar medios de comunicación mediante una sola entidad: la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC), que se convertiría en la oficina con la que el gobierno controlaría los medios de comunicación (La Pulla, 2018). Afortunadamente, gracias al trabajo de los periodistas de la Pulla, se pudo denunciar (con mensaje de urgencia) ante la opinión pública que este proyecto de ley) estaba intentando pasar desapercibido. De lo contrario, el proyecto hubiera continuado su curso normal por el Congreso y, tal vez, hubiera podido ser aprobado sin inconvenientes, lo que le habría dado el poder al gobierno de manipular la información a su conveniencia. Este hecho, puede llegar a ser el que tenga la relación más directa entre la realidad colombiana y la ficción del libro.
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En la novela existe un ente conocido como el Ministerio de la Verdad. Este ministerio era manejado por miembros del partido, quienes se encargaban de manipular la historia a su antojo, dado que tenían el poder de controlar, alterar y actualizar la información según sus intereses. Algo parecido podría haberle ocurrido a Colombia si se hubiera permitido que el gobierno interviniera en el control de la información porque, como ya sabemos, los corruptos, que son la mayoría de nuestros políticos, habrían tenido a la mano un mecanismo con el cual censurar todo aquel que vaya en contra de ellos. De esta manera, resulta evidente la intención que tenía tal proyecto de ley.
Finalmente, hemos llegado al quinto y último acontecimiento. El proyecto de ley del partido de gobierno (Centro Democrático) que buscaba armar a “ciudadanos de bien” para que estos se pudieran defender ante la amenaza de diferentes grupos al margen de la ley. Frente a esto, Semana (2018) aseguró que: Según los parlamentarios, la medida se hace necesaria porque hay ciudadanos “respetuosos de la ley y bajo constante amenaza que están pasando por una situación delicada”. Sin embargo, en la misiva no explican exactamente a cuáles grupos en riesgo se refieren. Ellos requieren de medidas amparadas en el derecho a la defensa personal y el desarme solo beneficia al delincuente que no se rige por restricciones legales”. (párr. 2)
Esta propuesta del partido de gobierno es completamente desacertada e inapropiada porque un país como el nuestro, que se ha caracterizado por ser violento históricamente, terminaría en un completo caos, dado que no se puede solucionar la violencia con más violencia, es más, se crearía un nuevo problema que atentaría contra la seguridad de la ciudadanía y, en consecuencia, tendríamos una problemática semejante a la que pasa en Estados Unidos.
La relación que existe entre este hecho y la ficción literaria es que el armar a la población traería como consecuencia directa un estado de guerra permanente, porque las personas tendrían en sus manos el poder de matar a alguien que