12 minute read

ambiental y la negligencia del estado colombiano Cambio climático: problemática que afecta a pueblos

Medio ambiente y Sociedad Prima Exagia 15

de manera regular a fin de evitar la caída acelerada de la producción. En conclusión, el proceso de extracción demanda cada vez mayores inversiones para extraer cada vez menos producción. (p. 84)

Advertisement

Por lo anterior, el beneficio económico que se obtiene de la estimulación hidráulica a mediano y largo plazo se perdería por la alta inversión que hay que hacer para continuar con el proceso de extracción.

En conclusión, si analizamos los costos que genera este tipo de extracción podemos afirmar que no es rentable y que, por el contrario, dejaría un gran daño en los ecosistemas y personas cercanas en tanto hace uso de sustancias químicas muy tóxicas que ponen en riesgo la salud humana y las fuentes hídricas. Además, el fracking tiene un impacto negativo en el sector económico local, manifestado en la desvalorización de las propiedades circundantes al área donde se lleva a cabo esta práctica y al desbalance proyectado a mediano y largo plazo entre la alta inversión en la extracción y cada vez menores resultados en la producción.

Frente a esta problemática, debemos estar conscientes de que existen otros métodos más limpios para obtener energía como los son la energía eólica y la energía solar, las cuales evitarían la alta emisión de gases de efecto invernadero que genera la quema de hidrocarburos. También, debemos reconocer que los yacimientos de petróleo en algún momento se agotarán y que todo el daño que generemos al intentar extraer más hidrocarburos es irreversible. El fracking no es una opción sostenible pues, en lugar de ofrecer una solución, genera una grave problemática, sobre todo por incidir en la contaminación del agua, la cual muchos sectores de la población necesitan no solo para vivir, sino también para su sustento económico.

15

Prima Exigia 15

Medio ambiente y Sociedad

Referencias

BBC News. (2018, 15 de octubre). What is fracking and why is it controversial? BBC News. Recuperado de https://www.bbc.com/news/uk-14432401

Charry-Ocampo, S. & Pérez, A. J. (2017). Efectos de la estimulación hidráulica (fracking) en el recurso hídrico: Implicaciones en el contexto colombiano. Ciencia e Ingeniería Neogranadina, 28(1), 135-164.

De la Vega, A. & Ramírez, J. (2015). El Gas de Lutitas (Shale Gas) en México. Recursos, explotación, usos, impactos. Economía UNAM, 12(34), 79-105.

Delgado, M., Guilfoos, T. & Boslett, A. (2014). The cost of hydraulic fracturing: a hedonic analysis. Resource and Energy Economics, 46, 1-22.

Holzman, D. (2011). Methane found in well water near fracking sites. Environmental Health Perspectives, 119(7). Recuperado de ncbi.nlm.nih.gov/pmc/ articles/PMC3222989/pdf/ehp.119-a289.pdf

Lemos, M. & Pedraza, M. (2015). La autorización del fracking en Colombia, ¿una decisión apresurada? Revista de Derecho Público, (35), 1-41. Recuperado de http://dx.doi.org/10.15425/redepub.35.2015.09

Matesanz, J. (2013). Repercusiones territoriales de la fractura hidráulica o “fracking” en Cantabria, Burgos y Palencia. Los permisos de investigación Bezana y Bigüenzo. Recuperado de http://eprints.sim.ucm.es/23795/

Muehlenbachs, L., Spiller, E. & Timmins, C. (2015). The housing market impacts of shale gas development. American Economic Review, 105(12), 3633-3659.

Portafolio. (2014, 12 de septiembre). Cinco dilemas de los grandes proyectos energéticos. Portafolio. Recuperado de https://www.portafolio.co/economia/ proyectos-energeticos-colombia-2014

Úbeda, J., Sanchís, J. & Sanchís, E. (2013). Informe técnico: “Fracturación hidráulica (fracking) y sus potenciales consecuencias en el medio ambiente”. Cuadernos de Derecho Local, (33), 181-187. Recuperado de https://repositorio. gobiernolocal.es/xmlui/bitstream/handle/10873/1496/16_UBEDA_P181_187_ QDL_33.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Urresti, A. & Marcellesi, F. (2012). Fracking: una fractura que pasará factura. Ecología política, (43), 23-36.

16

Medio ambiente y Sociedad Prima Exagia 15

El ecocidio en la ciudad, una mirada a la criminalidad ambiental y la negligencia del estado colombiano

Resumen

Katherine Rodríguez Patiño

krodriguezpa@unal.edu.co Estudiante de Nutrición y dietética Jack Henríquez Gómez, docente

[Texto argumentativo] Uno de los recursos que frecuentemente se encuentra en la composición de utensilios de uso común es el plástico. Este material se ha convertido en uno de los residuos de mayor impacto ambiental y, por ende, en un crimen (ecocidio). Así pues, el reciclaje del plástico trae muchos más beneficios ambientales y económicos, en contraste con su fabricación en masa para elaborar productos de un solo uso. Sin embargo, las entidades estales competentes no han formulado normas idóneas para regular la producción del plástico e incentivar su reciclaje, sin tener que recurrir a su prohibición. Dicha práctica promovería su uso racional, reduciría la contaminación ambiental y ayudaría a mejorar la economía colombiana.

Palabras Clave

Ecocidio Contaminación ambiental Plástico Reciclaje

17

Prima Exagia 15

18

El plástico, por ser un recurso útil para la comodidad de la vida actual de los seres humanos, se ha convertido en uno de los factores más contaminantes del planeta debido al uso recurrente de este. Esto no solo es a causa de su composición, sino también de su producción en masa. Este producto es común encontrarlo en las actividades de distribución de alimentos, donde la vida útil del plástico se caracteriza por ser corta, de uso único, para posteriormente ser desechado. “En el caso de Bogotá, se generan unas 7.500 toneladas al día, y se reciclan entre el 14 % y el 15 %, incluso por debajo del promedio nacional” (Greenpeace, 2018, p. 8), lo que corresponde a una cifra desalentadora que corrobora el hecho de que el porcentaje de plástico desechado es un gran problema. Además, según Néstor López (2017), quien entrevista al director de la Iniciativa Regional para el Reciclaje (IRR), Ricardo Valencia, en el diario Portafolio, la falta de reciclaje genera pérdidas a nivel económico, puesto que hace algunos años la industria solía pagar hasta 1.100 COP por kilo de plástico reciclado. Entonces, teniendo en cuenta que, según Greenpeace (2018), el 85 % del plástico no es reciclado (es decir, 6375 toneladas), tendríamos un aproximado de 7.012 millones COP en pérdidas económicas para el país por día.

Ahora bien, alguien debería hacer algo con respecto a este ecocidio1 provocado por el uso desmedido de los plásticos, especialmente en la distribución de los alimentos; pero, ¿las entidades competentes están promoviendo buenas prácticas ambientales en la comunidad de Bogotá? Con base en las cifras anteriormente expuestas, se puede afirmar que las entidades encargadas del sistema de desarrollo sostenible

1. Se refiere al daño grave que se produce en los ecosistemas de una zona, región o territorio

Medio ambiente y Sociedad Prima Exagia 15

y gestión ambiental, como lo son el Ministerio de Medio Ambiente y el Congreso de la República, no cumplen con el deber de fomentar prácticas ambientales eficientes con respecto al uso de plásticos en la distribución de alimentos en la comunidad de Bogotá. Sin embargo, el Estado tiene la responsabilidad de concientizar a las personas acerca del impacto que tienen las pequeñas actividades del diario vivir, porque, si bien las entidades responsables aplican una que otra norma para minimizar la contaminación, estas no siempre resultan claras para la comunidad. Por consiguiente, la ignorancia de estas normas ha ocasionado un ecocidio en masa. Dicho lo anterior, el objetivo de este documento es concientizar a la población bogotana frente a la situación del uso desmesurado de plásticos en la adquisición de alimentos, junto con sus respectivas consecuencias a nivel ambiental y económico del actual procedimiento en el posconsumo.

Con este texto argumentativo se busca educar a las personas acerca de los principios del derecho ambiental, al presentar la agravante situación de contaminación por la falta de buenas prácticas de reciclaje. Esto se hace teniendo en cuenta que, aunque las entidades competentes son las encargadas de gestionar actividades de protección ambiental, los ciudadanos también deben preocuparse por el bienestar de su entorno. Así mismo, se espera incluir en el vocabulario cotidiano del lector el término “ecocidio”, el cual, aunque es aceptado por la RAE, no es utilizado por la gente del común para referirse a un crimen que se está cometiendo en el contexto ambiental.

Igualmente, a lo largo de este texto, se presenta una serie de conclusiones fundamentadas en una búsqueda intensiva que recopila los datos necesarios para demostrar, con cifras, el estado atenuante de ecocidio en el país, en especial, en la ciudad de Bogotá. Entre los aportes informativos brindados por diferentes entidades sobresalen los registros del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (INVIMA), la Asociación Colombiana de Plásticos (Acoplásticos) y la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI). Además, se presentan las propuestas realizadas por el Ministerio

19

Prima Exagia 15

20

de Medio Ambiente y el Congreso de la República de Colombia, con el artículo 3 del proyecto de Ley 123 de 2018, las cuales se muestran refutables a lo largo del desarrollo del documento.

Para empezar, en el año 2011 se realizó un estudio de la división de envases y empaques en el país, donde se indica la siguiente demanda global: plásticos 34 %, cartón 36 %, vidrio 10 %, metálicos 17 % y otros 3 %, de los cuales el 56 % de envases y empaques plásticos corresponde a alimentos y bebidas (INVIMA, 2015). A su vez, un poco más de la mitad de los plásticos producidos tendrá una vida útil corta; esto se fundamenta en las cifras presentadas por Greenpeace (2018), donde el 56 % de los plásticos usados en el país son de uso único (pitillos, cubiertos, bolsas, botellas, empaques, entre otros), lo que implica que, luego de su consumo, serán desechados. En otras palabras, en el país, se consumen aproximadamente 24 kg per cápita, lo que implica un volumen anual de consumo en plásticos de 1.250.000 toneladas. “[…] En el caso de Bogotá, se generan unas 7.500 toneladas al día y se reciclan entre el 14 % y el 15 %, incluso por debajo del promedio nacional. En Colombia el 74% de los envases va a parar a los rellenos sanitarios” (Greenpeace, 2018, p. 7).

No obstante y a pesar de que el Ministerio del Medio Ambiente está gestionando la reducción del uso del plástico en uno de los productos más comunes: bolsas plásticas, esta es una normativa que apenas está siendo estudiada. Otro caso está relacionado con las medidas que propone el gobierno sobre el uso excesivo de los plásticos de uso único, en la cual se expone la prohibición total de estos: ARTÍCULO 3. LISTADO DE PLÁSTICOS DE UN SOLO USO PROHIBIDOS. A partir del 1 de enero del año 2030, queda prohibida la fabricación, importación, venta y distribución de los siguientes plásticos de un solo uso, en el territorio nacional: […]d) Envases y recipientes para contener o llevar alimentos de consumo inmediato; e) Envases y recipientes para contener alimentos (leche, aceite, etc.); f) Botellas para agua y demás bebidas, incluyendo sus tapas; g) Platos, bandejas, cuchillos, tenedores, cucharas y vasos; h) Vasos para líquidos calientes; i) Mezcladores y pitillos para bebidas. (Congreso de la República de Colombia, 2018, pp. 2-3)

Medio ambiente y Sociedad Prima Exagia 15

Así pues, las entidades competentes buscan minimizar el impacto ambiental causado por la falta de reciclaje. Sin embargo, estas prácticas no son eficientes puesto que, según los datos arrojados por Greenpeace (2018) sobre el consumo anual de plásticos, hacia el 2030 el impacto ambiental será desmedido. Por lo tanto, para ese entonces será demasiado tarde implementar medidas de prevención, debido a que el problema ya estará sobre la humanidad.

Además, aun cuando la ley fuese aplicada desde el año vigente, existen otros factores que son refutables. Pues, de acuerdo con Daniel Mitchell, presidente de Acoplásticos, se debe insistir en la promoción de un consumo racional de los plásticos, donde los programas de reciclaje del país brinden incentivos a la población por sus contribuciones al cuidado del medio ambiente, ya que, si se prohíben dichos productos, se tendría una sucesión de efectos a nivel económico, social y ambiental (Acoplásticos, 2019).

De forma paralela, como propone Camilo Trout (2019), economista de la ANDI, si se promueve una economía circular2 y de reciclaje, se solucionaría la amenaza de los residuos plásticos, generando, al mismo tiempo, nuevas fuentes de empleo, ingresos y nuevas tecnologías. Además, tal prohibición conllevaría un uso de otros recursos como el vidrio o el aluminio, los cuales causan un impacto ambiental mucho más recio que el de los plásticos (Redacción Gestión, 2016).

La anterior afirmación se comprueba con los datos presentados por Amienyo, Gujba, Stichnothe, y Azapagic (2013), quienes hacen un estudio sobre el impacto producido por distintos envases de bebidas carbonatadas sobre el Poten-

2. “cuyo objetivo es que el valor de los productos, los materiales y los recursos (agua, energía,…) se mantenga en la economía durante el mayor tiempo posible, y que se reduzca al mínimo la generación de residuos” (Fundación para la Economía Circular, 2018).

21

Prima Exagia 15

Medio ambiente y Sociedad

22

cial de Calentamiento Global (GWP3, sigla del inglés Global-Warming Potential). Su estudio muestra que el empaque de vidrio alcanza el punto más alto con 555 g de CO2 eq. /L, seguido por la lata de aluminio que tiene un GWP de 312 g de CO2 eq. /L., la cual, a su vez, es superada por una botella de tereftalato de polietileno (PET) de 2 L que registra un mínimo de 151 g de CO2. Es decir, en cuanto a la contaminación, entre el uso de plástico, aluminio y vidrio, la mejor opción es el plástico, al ser el desecho con menor impacto ambiental. Por ende, la solución que propone el Estado colombiano no podría ser la prohibición total del plástico, porque este producto tendría que ser reemplazado por vidrio o aluminio, lo cual empeoraría la situación de ecocidio.

Por otro lado, vale la pena indicar que la problemática de los plásticos tiene importantes repercusiones en lo que podrían ser valiosos ingresos económicos para el país. Como indica el director de la IRR (López, 2017), se generan pérdidas monetarias significativas porque no hay una correcta cultura de reciclaje en Colombia. Esto se evidencia en los datos de López (2017) y Greenpeace (2018), quienes indican que el 85 % del plástico generado no se está reciclando, lo que deviene en una pérdida aproximada de 7.012 millones de COP por día.

Dicha cantidad posiblemente marcaría una diferencia significativa si se tienen en cuenta las necesidades actuales de la nación; además, si se trabajase en el reciclaje, esta medida vendría acompañada de grandes beneficios ambientales. No obstante, el Estado no ha hecho nada para sacar provecho de esto, de modo que contribuye a empeorar la grave situación de ecocidio y las vergonzosas cifras de detrimento económico.

En suma, los plásticos están afectando en gran medida el medioambiente, no solo a nivel distrital o nacional, sino tam-

3. El GWP “define el efecto de calentamiento integrado a lo largo del tiempo que produce hoy una liberación instantánea de 1kg de un gas de efecto invernadero, en comparación con el causado por el CO2" (Green-Facts, 2001–2020).

This article is from: