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El Campo Nos Une

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Editorial

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2º CONGRESO INTERAMERICANO DE AGUA, SUELO Y AGROBIODIVERSIDAD

HISTORIA DE ÉXITO

PITAHAYA, CON SABOR A CHIAPAS

NAIMA Jazíbi Cárcamo Toalá, productora de Pitahaya, nos cuenta cómo echaron andar un negocio familiar que hoy está triunfando.

POR Carlos Yáñez

Sonora. El sueño inició en 2016, del trabajo familiar. Producen pitahaya y están ubicados en el centro de Chiapas (Suchiapa), en un clima de poca lluvia, con suelos alcalinos, y donde la producción de granos es prácticamente inexistente.

La productora Naima Jazíbi Cárcamo Toalá, relata cómo iniciaron y qué han hecho para posicionar la producción en el gusto del consumidor. Primero, dice que nace de investigar qué otras opciones podrían desarrollar y detonar, que fuera un cultivo diferente en esa región; tenían cinco a seis opciones en la lista, y finalmente decidieron por pitahaya.

En el marco del Segundo Congreso Interamericano de Agua, Suelo y Agrobiodiversidad en Ciudad Obregón, detalló que arrancaron con dos mil plantas y, actualmente, es una unidad de casi cuatro hectáreas con poco más de siete mil plantas y 23 variedades de pitahaya.

“Hemos ido trayendo material vegetativo de otros estados y países; no soy agrónoma, soy agricultora apasionada de lo que se produce; vengo de familia agricultora y un padre ganadero a pequeña escala. Lo traigo en la sangre.

“El tener formación académica me ha ayudado a sistematizar todo lo que hacemos; hoy, tenemos registro de clima y lluvia, lo que nos permite tomar decisiones. Este año ha sido de poca agua y ha bajado la producción, pero ha habido pitahaya”, relató a los asistentes.

Naima recordó que, considerando estas variables de clima y suelo en la región, optaron por esta cactácea. En la actualidad, señala, “contamos con un sistema agroecológico en la producción; en los dos primeros años usábamos algo de agroquímico y fertilizantes, sin embargo, siempre tuvimos la conciencia de tener un manejo diferente. Tenemos un control estricto fitosanitario de desinfectar a los visitantes para evitar que ingrese alguna enfermedad o bicho que dañe el cultivo. Preparamos nuestro propio fertilizante orgánico como es el bocashi y los bioles.

“Se hizo un sistema de nutrición dirigida y eso es lo que aplicamos; preparamos cinco mil litros de bioles al año a base de estiércol y suero de leche, con los distintos componentes. Y, para el control de maleza, dejamos de usar los agroquímicos; hoy, utilizamos la calabaza para su control”, subrayó.

Hay que mencionar que la temporada de esta fruta es de junio a octubre; se dan cinco cosechas, una por mes. Es una fruta exótica que se compone de 80 por ciento agua, contiene vitamina C, B, B12, tiamina, minerales como hierro, calcio y fósforo.

“En términos de costos, si antes me gastaba 10 pesos, ahora son seis; nosotros nos ponemos un sueldo para tener claro lo que se gasta en el manejo; eso nos ha permitido desarrollar infraestructura.

“Este año logramos conformarnos como cooperativa y el hecho de tener menores costos, nos ha ayudado para colocar ventas en mayor volumen y fijar costos fijos: el sueño que tenemos es que todos los productores de pitahaya, en algún momento, podamos tener las mismas prácticas, para que la calidad de la fruta sea la misma”, concluyó.

Un tema relevante, acotó, son las universidades. Hoy ya tienen las primeras pruebas de extracto de cáscara para poner color a los alimentos, y con las semillas para producir aceite, por las bondades de omega 3 que tiene la fruta.

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