Lapso. Coronar
Noche para empapar lentos pujos de luz. Sol, para teñir las arterias, tiempo de tildes, que adormezco por anudar las horas La mañana, suave, con mezclas de violetas, que abrigan el hábito de color en las sillas del olvido. La tarde, para mecer el cuerpo en los sonidos de las letras. Madrugada agitan los glóbulos quiebran los terciopelos de la noche suaves, a los azabaches de la sonrisa.
Horas, pájaros en vuelo que llevan cosecha a los crepúsculos pasares de la templanza.
Tiempo, revolución de versos impresos en la membrana de la memoria.
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