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N煤m. 38 Septiembre 2014

Festival de cine de Puertas de Cabrales Antorchas de Led Nuestro invierno en Islandia (y II) Pasi贸n por la vida, de J. Carrero


PROMOTOR José Luis Cuendia, “Guendy” DIRECTOR Francisco Trinidad COLABORADORES Eugenio R. Meco, Pepe Haro Castaño, Ma Bernarda Ballesteros, Carlos Flaqué Monllonch, Glyn Griffits, Ricardo González “Completu”, Salvatore Grillo, Javier Madroñero, Narciso del Río, Juanjo Gallardo, Monchu Calvo, Antonio Ramón Ferrera, Cristina Capracci, Gustavo Velázquez, Cora Coronel, Justín del Barrio, Arturo de las Liras, Juan José Alonso, Ilona Gogh, Jan Puerta, Albino Suárez, Gloria Soriano, Ildefonso Robledo, José Manuel Gonzalo, José Mª Ruilópez DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA José Luis Cuendia DIRECTORA DE COMUNICACIÓN Lola González DISEÑO y MAQUETACIÓN Francisco Trinidad www.moldeandolaluz.com Reservados todos los derechos de reproducción total o parcial tanto del texto como de las imágenes. Las imágenes están protegidas por las leyes de copyright internacionales. Para cualquier consulta o sugerencia contacte con nuestro correo electrónico info@moldeandolaluz.com

Moldeando la Luz es miembro de la Royal Photographic Society

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Cuando llegue septiembre... A finales del mes pasado en la página principal de Moldeando la luz reprodujimos un video sobre una de las canciones de moda de principios de los años 60, lque cantaba Boby Darín y se titulaba “Cuando llegue septiembre”. En 1961 Robert Mulligan llevaría a las pantallas de cine una película con el mismo nombre y utilizando este tema musical en la cinta. En España, muy dados en aquella época a cambiar los títulos originales, se comercializó como “Cuando llegue Septiembre, todo será maravilloso”. “Lo de todo será maravilloso” es made in Spain. Y es que en aquella época todo se vendía como maravilloso, ya se preparaba con tiempo suficiente lo que serían los “XXV años de paz de Franco”. Para mi, un niño que no había cumplido aún los 8 años, supongo que aquel septiembre sería como otro cualquiera, al menos yo no lo recuerdo como nada maravilloso. Es más, los septiembres siempre me entristecían, se acababan las vacaciones y era el mes en que se reanudaban las clases en la escuela. Pero sí recuerdo la canción, y como la recuerdo con su letra en español, he tirado de Internet y he encontrado una cantante llamada Gelu que la cantaba y también un grupo pionero de la música de los años 60 de la Línea de la Concepción llamados The Rocking Boys. Y otra vez el cine. Se ve que no termino de despegarme: mi colaboración en este número que por segunda vez está dedicado al cine, y hasta la presentación me sale salpicada de temas del séptimo arte. No sé si este septiembre será maravilloso como el titulo de la peli, pero nosotros intentaremos que al menos sea agradable y que se vuelva de nuevo a la actividad fotográfica. Para ello a mediados de mes pondremos en marcha de nuevo los concursos, y como ya se anunciara en su día este será sobre El Retrato, le seguirá La Arquitectura y una semana temática de por medio que también versará sobre la arquitectura. Las bases, aprendiendo de las experiencias anteriores, tendrán leves modificaciones. Se informará puntualmente a todos. Cabe también señalar que el paréntesis que han sufrido los concursos fue debido a temas personales internos; me explico mejor, por motivos personales de alguno de los administradores, y por ello la plantilla no ha podido estar al cien por cien; y el tiempo del que disponemos es el que es. Los principios de la fotografía van estrechamente ligados a los principios del lenguaje visual y pueden utilizarse en cualquier caso para crear mejores fotografías. El reto de la fotografía del “retrato” es una buena ocasión para demostrarlo. La de cosas que nos puede contar el rostro de una persona. Hay retratos que llegan a conmover, y cuando eso se consigue el autor tiene que darse por muy satisfecho. Pero, en tanto que se produce la celebración del concurso, no estaría de más que repasáramos algo sobre esta disciplina fotográfica. ¿Por qué una fotografía nos conmueve? En este caso un retrato. ¿Es la mirada? ¿Son los ojos? ¿Es su composición, sus tonos, sus contrastes?, o es esa lágrima, esa sonrisa, o ¿son las gotas de sudor, su glamour, o su drama? Conocer las respuestas y el por qué nos ayudará a incluir intencionadamente todos esos elementos en nuestras fotografías. Así pues, suerte para todos; estamos seguros de que, independientemente de las fotos que resulten más apasionantes para la mayoría, nos espera sin duda una galería de fotos que marcará historia en Moldeando la Luz. Septiembre marca el inicio de un nuevo curso fotográfico.

José Luis Cuendia, “Guendy”


sumario 4 6 18 24 27 28 34 38 44 48 50

Año IV.- Núm. 38 - Agosto 2014

Fotógrafo del mes: Josep Mª Mañosa Serra Francisco Trinidad Cine, cine, cine...

José Luis Cuendia, “Guendy”

Una belleza llamada Rocío Reyes

Eugenio R. Meco

Camino del altar

Gloria Soriano

El cuadro impertinente

F.T.

Nuestro invierno en Islandia (y II)

Daniel Korzhonov

Segovia, el placer de ver crecer la yerba Jose Manuel Gonzalo El monte de San Pedro Antorchas de Led

María Esther Rodríguez Ricardo González, “Completu”

Marco inclinado y sombra

Antonio Ramón Ferrera

Pasión por la vida, de J. Carrero

Foto de portada:

Nadya Kulagina (de SSstudy) A nadie se le escapa que, en fotografía, el blanco y negro tiene su magia especial. No es solo la nostalgia que nos remite a los comienzos históricos de la fotografía, cuando el laboratorio era la única oportunidad que brindaba, sino algo más. Es el encuentro directo con la luz y con todas sus posibilidades de realzar contrastes. Y es sobre todo la posibilidad de imprimir en ocasiones a las imágenes cierto halo de misterio. Como en este caso, en esta magnífica foto de Nadya Kulagina en que el blanco y negro es el complemento ideal para transmitir todas las sensaciones que sugiere esta imagen en que el rostro velado por ese velo blanco nos traslada a un mundo de sugerencias en el que la luz y las sombras tienen su propio ritmo.

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Fotógrafo del mes de Agosto

Josep Mª Mañosa viene profesionalmente del mundo de las artes gráficas, lo que se aprecia sin duda en el cuidado con que elige el tema y en la visión tan personal que transmite a través de sus fotografías; fotografías que, como apunta en la breve nota que adjunta para que conozcamos un poco más su personalidad, comparte con la pintura al óleo: dos formas de aislar el mundo y escrutarlo con ojos artísticos. Nos dice Josep Mª que su tema preferido es el retrato robado y sin embargo llama la atención que en las fotos que nos ha ido presentando en Moldeando la luz los retratos robados solo aparecen muy de vez en cuando, como si quisiera dosificarlos: uno de su hija Gemma, un pagés catalán, una mendiga (esta sí, en una doble versión: en color y en blanco y negro)… Y a continuación añade: “todos los demás temas me emocionan

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si están realizados con el único fin de transmitir un sentimiento”. Y sus sentimientos deben ser muchos pues su temática es amplia y variada, aun-

que, me atrevo a sugerir, presentada generalmente mediante la técnica del bodegón, siempre que seamos capaces de entender esta especiali-


dad que algo más que una fotografía de aquello que se puede acumular encima de una mesa de forma más o menos artística. El concepto del bodegón que tiene Mañosa es mucho más amplio y representa el mundo del detalle, de los detalles, de la vida encerrada en un momento, en un vistazo, como atrapada por sorpresa (quizás como una forma de retrato robado que tanto le apasiona). Su concepto y visión del bodegón es como una metáfora de la vida cotidiana, un salto en el vacío, un contraste entre la visión del fotógrafo y el mundo real. Por eso en sus “bodegones” —las comillas aquí son más obligadas que nunca—

Un mundo personal en que las luces y las sombras, la textura y el ritmo de estos objetos cotidianos vistos desde la fascinación de la luz nos dan entera dimensión de la imaginación de su autor...

tienen cabida flores y frutas, sillas y pájaros, un candado, un capullo que se abre a la vida, un grifo goteando, el ángulo de una ventana con una maceta florecida, una libélula, unas cerillas, una paella… y hasta el volante de un coche. Es decir, objetos diversos sacados de su contexto habitual y encerrados en el propio orden y la armonía de sus fotografías, un mundo personal en que las luces y las sombras, la textura y el ritmo de estos objetos cotidianos vistos desde la fascinación de la luz nos dan entera dimensión de la imaginación de su autor, que realmente no se ciñe a estas propuestas de detalle que vengo llamando ‘bodegones’ sino que tiene una mirada más amplia que abarca también el mundo que le rodea. Por eso en algunas de sus fotos observa y recoge el mundo de alre-

dedor, como cuando capta escenas de los Correfocs de Vendrell, en los que aprisiona toda la magia lumínica de los fuegos artificiales y esa indescriptible atracción del hombre por el fuego; o cuando se abre a espacios exteriores, paisajes en los que se indaga la vida que late en su propio vaivén o rincones urbanos o rurales en los que se apura la perspectiva, como

si el lugar elegido por el fotógrafo para enfocar su toma fuera una suerte de atalaya elegida precisamente para dejar constancia de que el mundo continúa, de que la vida sigue, de que ese momento único que pasó por el visor de la cámara es solo una muestra del conjunto vital en que se inserta. Por eso quizás, porque pretende que sus fotos sean un trozo de vida, una muestra de su emoción ante el mundo que le rodea, las presenta sin demasiado afeite informático. Combina el blanco y negro con el color y algunos virados, pero deja que el momento sea protagonista, que la mano del fotógrafo desaparezca de la escena y que el mundo retratado muestre su propia personalidad. Un acierto.

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Miguel Lorenzo y Javier Ajenjo presentando el documental Espui de Anna Soldevilla

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Cartel de Patricia Barrachina y Jordy Pla

lo que hemos visto y lo que tenemos que ir a ver, pues todos tenemos en común el cine como amante. Por suerte, con los teléfonos móviles acudimos a la Wikipedia cuando las discrepancias no nos permiten ponernos de acuerdo con algunos directores, actores, premios y sobre todo en la fechas, otra cosa más complicada es la lectura y critica que cada cual hace de las diferentes películas. El año pasado se encontraba entre nosotros Miguel Lorenzo y su esposa, hija de cabraliegos, que es como les llaman a los habitantes de este bello y pequeño pueblo que tiene censados a poco más de sesenta vecinos en la actualidad, y al que acuden todos los veranos desde Madrid, lugar donde viven. En esta ocasión por los comentarios de Miguel deduje que estábamos ante otro amante del cine; es más, de sus palabras deduje que sabía lo que decía cuando al cine indepen-

En las reuniones que acostumbramos a hacer entre amigos con mesa y mantel de por medio, en uno de los meses de verano la cita es en la bonita casa rural asturiana que Francisco y Carmen tienen en el pueblo Puertas de Cabrales, lugar donde nació Francisco, y donde pasan todos los veranos y casi todos los fines de semana del año. No es para menos: el pueblo está situado en un lugar privilegiado , el corazón de los Picos de Europa. Allí Francisco desconecta de su trabajo en la docencia y Carmen en la Administración, lo cambian por otras muchas labores, entre ellas elaborar una de las mejores sidras que tengo el gusto de probar siempre que nos juntamos, bien en su casa, en la

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nuestra o en la de amigos comunes. El verano pasado éramos más que los de costumbre a la mesa, pues Fran y Carmen aprovechan esta ocasión para invitar a otros amigos que se encuentran esos días veraniegos en el pueblo, y otros que como nosotros venimos de afuera , y todos disfrutamos de sus fogones, pues Fran es un gran cocinero, no solo de excelentes platos de cuchara y horno, también de repostería; si a eso sumamos las exquisitas “delicatesen” que meritoriamente elabora Carmen, pues miel sobre hojuelas. En casi todas nuestras tertulias que acompañan a los cafés, infusiones, algún etílico con sublime destilación y algún habano que otro los fumadores, nunca falta el tema del cine. Hablamos y discutimos sobre


Abajo, a la entrada del pueblo, los empaquetados de hierva sirviendo de paneles anunciadores del festival

diente se refería, a ese cine no comercial que no llega al gran público porque no forma parte de los canales de distribución establecidos, donde las grandes distribuidoras americanas dictan e imponen sus reglas, y máxime ahora que asistimos al declive del esplendor de la época dorada del cine, no solo del español, pues de ello no se libra tampoco el cine europeo y mundial. La televisión, las nuevas tecnologías y plataformas de visualización, la piratería, y si a ello unimos un Gobierno que sigue dando la espalda al sector, pues se seguirá provocando el irresistible cierre de salas convencionales de exhibición, y el empobrecimiento de nuestro cine. Si esto es aplicable al cine convencional, es evidente que la situación no es nada generosa para con el conocido como cine independiente o no comercial, que no lo está pasando mejor. Y ello no quiere decir que no haya talentos, los hay, y muchos, es

Programa Le premier pas The Trip- El viaje The Kalasha and the crescent Historia de una casualidad Luminaris Boles Spela Cadez. The last of the dodo Helga L520 Shining Tony Cortos animación Universidad de Bohemia Occidental

Aurelien la Place- Francia Bartosz Kruhilk. Polonia Lara Lee. Pakistan Alberto pardo. España Juan Pablo Zaramelia. Argentina Eslovenia Jiri Novak. República Checa Milos Zvelina. República Checa Filip Poslvac. República Checa Jiri Barta. (Pilsen) República Checa

Milky Way Eideann Cousas de Meigas El color de Leo La tortuga mágica Lami

Collective Work.Bélgica Álvaro Granados. España Iván Fernández. España Zarah Kenebel. España Isabella Becker. Brasil Cristophe&Oliver Defaye. Francia. Japon Mónica Herrera. México Gabriela Mtnez-Garza y Jon Fndez López. México Alejandro García Caballero. México Nacho Rodríguez. España.

Lucy y los limites de la voz Defectuosos Las tardes de Tintico A Lifestory

más creo que de ahí nacerán los Buñuel del futuro. Como decía un famoso productor hollywoodiense, ellos hacían películas para entretener a la gente y lo de hacer “cine” se lo dejaban a los europeos. Lo que si me sorprendió gratamente, pero tengo que confesar que con cierto escepticismo, fue cuando Miguel pasó a comentar la idea de hacer un festival de cine, una muestra de cine no comercial en Puertas de Cabrales. Nos habló de otras experiencias de festivales de este tipo realizados en zonas rurales. Desde aquel día he ido documentándome sobre este tipo de muestras y la que más ha llamado poderosamente mi atención es la realizada en el pueblo oscense de Ascaso, que en los años 50 llegó a tener más o menos los habitantes de Puertas de Cabrales hoy, luego fue deshabitado durante más de 30 años y hoy componen el pueblo cuatro habitantes, seis casas, una fragua, una iglesia y tres relojes de sol. Pero este verano en ese rincón del Pirineo aragonés, durante cuatro noches de finales del

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Improvisado Bar-tienda del festival

mes de agosto, bajo el techo de la estrellas disfrutaron de cuatro películas de cine español de autor; el lugar ya es conocido por celebrarse allí la muestra de cine más pequeña del mundo. Así pues, Ascaso es otro pequeño pueblo rural que apuesta por el cine independiente y sostenible. Una manera de demostrar que es po-

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Abajo, Hilda Farfante recibe en agradecimiento del festival y de manos de Francisco y Miguel un libro de Puertas de Cabrales, tras finalizar el documental Las Maestras de la República

sible organizar festivales de calidad con presupuestos ajustados que garanticen su sostenimiento en el futuro”. La Muestra de Cine de Ascaso está organizada por la Asociación de Vecinos de la aldea y para entrar a ver las películas pedirán un donativo voluntario a cada asistente

Pero lo que no me podía imaginar es que un año después de aquella agradable comida en casa de mis amigos Carmen y Fran, la idea de Miguel, que bien parecía una hermosa utopía, un año después haya sido ya una realidad. En la primavera de este año se dio a conocer al publico lo que sería

la primera muestras de cine: PUERTAS FilmFest. Está claro que para llegar aquí el camino parece corto, lo que dice mucho a favor de los organizadores, pero es seguro que ha estado cargado de mucho trabajo, contactos, gestiones…, pues la cosas no se hacen solas. En esta primera muestra se ha contado con el apoyo

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Vista de Puertas de Cabrales

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y colaboración de diferentes organismos entre los que se encuentran, el instituto Iberoamericano de Finlandia, en Madrid, el Centro Checo de Madrid, el instituto Mexicano de Cinematografía (INCIME), el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México (Conaculta); la Universidad del Pilsen, y la Escuela de Animación del Bohemia. Para la celebración de este primer festival de cine se contó con el espacio de la antigua escuela del pueblo, donde se celebraron los coloquios y encuentros con autores, actores, directores y productores tras las exhibiciones de las diferentes películas. La proyección de las noches se realizó en el interior de una carpa instalada en el centro del pueblo para tal fin. El festival se inauguró la tarde del día 14 de agosto con la proyección de la película Los Ilusos de Jonás Trueba. En la sesión de noche se proyectaría

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El honor de las injurias de Carlos García Alix. El 15 de agosto la sesión de tarde sería con la proyección de Espui de Anna Soldevilla, y en la noche Jeans and Martó de Clio Sozzani/Claudia Palazzo. El día 16 de agosto la sala de la tarde se quedó pequeña y hubo que proyectar la película dos veces ya que se quedaron fuera de la sala tantos como los que estaban dentro. La cosa no era para menos, se trataba de ver Las maestras de la República de Pilar Pérez Solana, premiada este año con el Goya al mejor documental. A más de uno se le cayeron las lagrimas durante la proyección y sobre manera al escuchar en el coloquio las palabras de una de las hijas de las maestras del documental, Hilda Farfante, también protagonista de la película, que se despidió de todos con una bellas palabras de José Saramago: “Somos

la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos, sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir”. El 17 de agosto, en la sesión de tarde se proyectó Elina, como si no estuviera aquí. Y ya en la noche, cerró el festival la película Sigo siendo (Kachkaniraqmi), de Javier Corcuera. Para sorpresa de los presentes cerró la sesión la cantante Sara Van, una de las protagonistas de la película. Pero no fue esa la única sorpresa del festival. Durante los cuatro días acudieron a la proyección de las películas algunos de sus autores y directores, tanto de los largometrajes como de los cortometrajes y mediometrajes que fueron exhibidos. Tras la proyección de cada película se desarrollaron una serie de coloquios con la asistencia de directores, productores y técnicos. Durante toda la muestra se tuvo el honor de con-


tar como coordinador del festival al director de cine Javier Ajenjo, que en uno de los pases nocturnos en la localidad de Cabrales (a cuatro kilómetros de Puertas de Cabrales) presentó su ultima película, Viaje a Surtsey, que ya fuera premiada en el Festival de Gijón en 2012. Y es que algunas proyecciones se realizaron en sesión nocturna, una vez finalizadas las funciones en Puertas de Cabrales, en la capital del concejo, Cabrales. Javier Ajenjo en la tarde del Domingo al finalizar el documental Espui de Anna Soldevilla, tomo la palabra para hablar en nombre de ella, ya que ésta no pudo asistir a la presentación de su película, y entre otras cosas nos habló del interesante proyecto de los cines Zoco de Majadahonda de Madrid, del que es programador y vicepresidente. Una experiencia singular e interesante que ya la están siguiendo otras sa-

El Domingo día 16 hubo que repetir la proyección de “Maestras de la República” ya que la gente no cogía en la sala.

las que se niegan a desaparecer. De los cines Zoco de Majadahonda sus propietarios son sus mismos espectadores, es decir los afiliados a la Asociación “Cines Zoco Majadahonda”. Sus socios espectadores son los que deciden con su voto y opinión el rumbo de este interesante proyecto. La cuota es anual y cuesta 100 € y esto les da derecho a asistir a todos los días, sesiones y películas desde 3,50€, dependiendo del día de la semana. Además tienen prioridad en la reserva de entradas para los eventos y demás actividades programadas. Los que no son socios también pueden asistir a todas las programaciones y eventos, como en cualquier

otro cine. Y lo más importante, los socios se organizan en comisiones de trabajo, para decidir con su opinión la programación así como las diversas iniciativas y eventos; siempre asesorados por un comité de expertos en cine que se encarga de la coordinación general de programación. Se trata de crear un cine sin ánimo de lucro, participativo y cercano a los espectadores, uqe procura hacer del espectador una parte activa del cine, que ayude a marcar el rumbo del mismo, convirtiendo de nuevo la asistencia a estas salas en un acto lúdico, cultural y social. Pues más a menudo de lo que uno desea las distintas crisis cíclicas de contenido por

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Javier Asenjo. Director de cine.

las cuales pasan todas las cinematografías también tienen su origen en esa sustitución de “lo mejor” por “lo más rentable”. Se puede decir sin temor a equivocarse que la primera muestra de cine PUERTAS FilmFest, “Abriendo puertas al cine”, como bien se invoca en el magnifico cartel diseñado por la ilustradora Patricia Barrachina (Patossa) y el fotógrafo Jordy Pla, implicados en el proyecto, ha sido un gran éxito. Es evidente que sin la labor colectiva y desinteresada de todos colaboradores que creyeron en este proyecto y trabajaron en él, nada hubiera sido posible, desde los que hacían los bocadillos, vendían las entradas, libros, carteles, bebidas o atendían a los invitados; es decir, los protagonistas de esa logística necesaria para el buen funcionamiento, todos han sido necesarios e importantes y Miguel y Francisco imprescindibles. El reto está en los próximos años, habrá que superar éste y no será un camino fácil de andar, el mismo reto que tiene este tipo de cine de autor que busca otros caminos para contarnos sus historias. Cuando alguien manifiesta en público que le encanta este tipo de cine, se corre el riesgo de

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pasar por un impertinente pretencioso, o peor todavía por ser un seguidor del cine invisible de minorías. Craso error. Vivimos muy deprisa en esa aldea global de de la competitividad , si somos capaces de bajarnos de ese

tren de alta velocidad y pararnos a ver este cine descubriremos el inmenso placer de ver historias sin convencionalismos, alejadas de ese cine de siempre en el que solo sirve lo que es comercial. Cuando discutimos de las mejores películas de la historia, puede que haya algo de costumbre o cierto temor a ser tachado de hereje en caso de no nombrar ésta o aquella, éste o aquel director. Pero, traiciones al margen, en la historia del cine las grandes películas son aquellas que son capaces de hacer que haya un antes y un después, debido a un sin fin de innovaciones, profundidades de campo inusuales, sonidos, ángulos de cámara inverosímiles, guiones fuera de lo común…, muchas de estas cosas las podemos descubrir en el cine de autor independiente. Evidentemente y como todo en la vida, hay de todo; decir cine de autor, independiente, no comercial, no es garantía de que sea el mejor cine, lo que si es seguro que buscando se encuentran cosas genuinas, diferentes,


Hilda Farfante

y seguro que se descubren cosas que sorprenderán, y autores perfilando el estilo que con el tiempo adornara la mayor parte de sus obras, aunque muchos se queden en camino. Necesitamos de un cine valiente sin trabas ni censuras. Si en ocasiones tiene que ser irreverente porque su historia lo requiere, deberá de serlo. Hay demasiado cine que nos muestra el mejor de los mundos: un mundo alejado de la realidad, esterilizado de todo problema, y se justifica diciendo que ya tiene el espectador bastantes problemas con los suyos para que se le muestren los ajenos. Es cierto que queremos pasar un buen rato, pero para volvernos tontos y alejarnos de la realidad ya tenemos la droga dura de la TV. Por ello, otro cine es posible, sin dejarnos embaucar por falsas seducciones. Después de todo el llamado Séptimo Arte es un negocio y como tal disfrutan de excesivos poderes quienes están autorizados a realizar

el juego de manos que puede sustituir “lo mejor” por “lo más rentable”. También es necesario no dejar de lado que el cine tiene que ser “diversión” en el sentido más noble, sin dogmatizarnos por ese enfoque o

tendencia esteticista. Decía J.A. Bardem que la “diversión” cinematográfica consiste en arrancar el espectador a la contemplación de su propio medio, “arrojándolo hacia un mundo diferente, reproducido en términos de luz, de imágenes y sonidos”. Como bien canta Luis Eduardo Aute: “Cine, cine, cine,/ más cine por favor,/ que todo en la vida es cine/ y los sueños,/ cine son”. Ahora, a ese paraíso natural astur de los Picos de Europa, donde se encuentra enclavada la aldea de Puertas Cabrales, donde abunda la buena sidra y sus manzanas, les fabes, su famoso queso y sus parajes incomparables, se suma su recién estrenado festival de cine, PUERTAS FilFest. Abriendo puertas al cine, al que personalmente le deseo larga vida y que aporte en el tiempo una orientación más exigente de la reflexión sobre el cine. El camino es fecundo. El año que viene si llegamos allá, allí estaremos.

José Luis Cuendia, “Guendy”

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Una belleza llamada por Eugenio R. Meco

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Lo más habitual en una presentación es hablar de quien es uno, su experiencia, aspiraciones y planteamientos, Pero no os parece más practico decir: “Amigos, estas son mis fotografías, esta es mi aportación este mes a nuestra querida revista Luz y Tinta, espero que sea de vuestro agrado. Es todo lo que puedo contaros, pues está todo expresado en el propio contenido de cada una de mis fotografías”. Así pues, ahorramos espacio y yo palabras, pues no es eso que a mi se me de muy bien, prefiero decíroslo con el lenguaje de mis fotos y que cada cual saque su particular lectura. Además con una belleza como Rocío Reyes y la luz de mi querido Cádiz es fácil pintar con la luz, ya casi la mitad del trabajo está realizado, pero al igual que me ocurre con Rocío me ha ocurrido anterior y posteriormente con otras chicas, pues trabajar con ellas es un claro reflejo del profundo sentir, apasionado y tremendamente espiritual de mi pueblo andaluz. En estos trabajos se suple el aspecto meramente artesanal por un profundo clima de espontaneidad y emoción. En este caso, y como casi en todos mis trabajos sobre retratos de mujeres de cualquier edad, se produce la colisión de dos necesidades: poseer ese espacio donde desarrollamos nuestro trabajo y sobre todo poseer sus imágenes. Bellas figuras de mujer que articulan y conforman sus propios volúmenes, y yo, un fotógrafo capturando y apropiándome de la belleza de estas mujeres; hoy, de Rocío Reyes, pero siempre intentado resolver lo más perfectamente posible sus cuerpos en su entorno. Espero que sea de vuestro agrado.

Eugenio R. Meco

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Camino del altar El primer día de vacaciones, Nadia se trasladó con su novio Andrés a casa de sus futuros suegros, para ayudar en los preparativos de la

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boda. Era una vivienda unifamiliar de un pueblo de Castilla, con llanuras y monte bajo, en las proximidades de un pantano. Siempre había querido

una ceremonia íntima, sencilla. Por eso propuso celebrarlo en casa, en el jardín, donde las noches de verano eran tan placenteras. La propuesta


fue aceptada. A partir de ese momento dieron comienzo múltiples actividades, en las que Nadia no había pensado. No las había creído necesarias para reunir bajo el manzano a su familia, a la que tanta veces había imaginado como las estrellas de la osa mayor. Cuando miraba al cielo veía a su padre, su madre y sus hermanos. Aquellas distancias siderales le daban sensación de cercanía. La asistencia del resto de los parientes, dispersados por el mundo y con problemas económicas, auguraba que sería escasa. Su suegra, sin embargo, esperaba numerosos invitados, y encontraba imprescindibles varios detalles con que sorprenderles. Hubo que cubrir las calvas de césped en el jardín, disponer las luces, la música, el tablado para el baile, despejar los dos baños de la planta baja, uno para hombres, otro para mujeres, recibir a la empresa de catering, tomar medidas del espacio para las mesas, conseguir flores y mirar mucho al cielo esperando que ese día no lloviera. Habían decidido prescindir de carpa. Nadia participó activamente en las tareas bajo la dirección de

su suegra. Era una joven activa, desenvuelta, con muy buena disposición para el trabajo. Limpió baños, adornó la Iglesia y estuvo pendiente de cada detalle del atuendo de Andrés, mientras éste, en la tranquilidad de su habitación, y bajo la protección de su madre y su novia, preparaba oposiciones para funcionario. Mientras tanto se las arreglarían con su sueldo de maestra. Fue justo en ese mes previo a la boda, cuando Nadia, sin razón aparente, ganó mucho peso. El médico la reprendió. Ella creía mantener los mismos hábitos de alimentación que en los meses anteriores. Lo único que había cambiado en su vida era el temor al viejo sacerdote que oficiaría la ceremonia. La inquietaba su sermón. A ella, que no vivía la religión y no tenía costumbres fariseas, le parecía grotesco mezclar aquel rito y sus cinco meses de embarazo. Durante la gestación se había ensombrecido su belleza. Su cuerpo era un volumen sin formas, de pies hinchados y dedos regordetes. Su abultado vientre y grandes pechos, se confundían con signos de obesi-

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dad. Este detalle tranquilizaba a la suegra, y a ella misma, tan dispuesta a complacerla. Para una ceremonia religiosa resultaba más conveniente una novia gorda que una preñada. Su anillo de boda ya no le entraba en el dedo. Buscaron entre los de la familia alguno que le sirviera para ese momento simbólico del compromiso. El de la tía Enriqueta le iba bien. Aún conservaba el lustre de escaparate. Lo había guardado poco después de su primer aniversario, cuando su marido desapareció seducido por el dinero y por otras mujeres. Nadia trató de no pensar en ello, y se repitió a si misma que no era supersticiosa, y que el anillo no tenía ninguna maldición. Aunque aún eran jóvenes, ya llevaban juntos casi media vida. No se habían separado desde el colegio, y ahora se sentían ligados de una manera especial. Ninguna alianza destruiría el poder de esa otra, que determinaba la vida que crecía en su vientre. Tenían doce años cuando se conocieron. Tras la separación de sus padres, Nadia se había aferrado a Andrés. Primero estuvo viviendo alternativamente con sus progenitores y con su abuela. En cuanto pudo se fue a vivir definitivamente con su novio. Dulce y resuelta, la responsabilidad con la que encaraba la vida no se correspondía con lo que se esperaba de

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un rostro tan aniñado, y de su corta edad. Sus hermanas encajaron el divorcio de sus padres de otra manera. A una de ellas, el rencor hacia la madre le avinagró la expresión. A otra se le perdió la mirada entre el humo de las drogas. Su hermanastro, que era el mayor, apenas notó esa ruptura. Hacía tiempo que vivía en Inglaterra con su padre, y sus hermanas (sólo por parte de madre) eran como unas amigas de vacaciones de verano. El día antes de la boda, Nadia se trasladó a la casa de un pueblo cercano que alquiló para sus familiares. Era amplia y acogedora, con esa decoración propia de lugares con encanto para turistas. Allí se vistió. El vestido blanco ocultó sus piernas hinchadas y su vello rubio. Los frunces del busto caían rectos hasta los pies. Unas sandalias anchas, sin tacón, dejaban

ver la piel cuarteada de sus talones. Desde allí, en un Peugeot blanco sin adornos y recién lavado, viajó junto a su padre hasta la iglesia. El novio hacía rato que la esperaba. Había salido de casa de sus padres sentado en un Mercedes negro, descapotable, con flores en las cerraduras. En su reluciente chapa se reflejaba el mundo de alrededor. El padre de la novia era el padrino. Cuando llegaron, la pequeña iglesia rebosaba de gente. Nadia pisó abrumada la alfombra azul y roja que cubría el pasillo entre los bancos. Sentía la presencia de su padre, su madre, sus hermanas, su abuela, su soledad, sus soledades, sus ausencias, sus incontenibles ganas de llorar. Con una mano ayudaba a su padre que avanzaba con torpeza a causa de la esclerosis. Con la otra se secaba las lágrimas que arrastraban junto al maquillaje, un torrente de emociones largamente contenidas. La dulce niña compungida, la mujer enamorada, llegó hasta el altar. El novio, sonriente como una estrella de cine, siempre tan arropado por su familia, la acogió desconcertado por aquella tristeza que jamás llegaría a comprender. Después de un tierno apretón de manos, ocuparon sus asientos y empezó la ceremonia.

Gloria Soriano


El cuadro impertinente Al día siguiente, cuando entré en la galería, el cuadro aquel, el que ocupaba el lugar central de la pared de enfrente, me sobresaltó: lo encontré como desvaído, como si hubiera perdido parte del tono decididamente ocre con que había pretendido representar su soledad incontrastable. Pensé que sería fruto de la resaca y la obnubilación que me acompañaban desde la noche anterior, realmente intensa: a la tumultuosa inauguración de mi última y durante cinco años esperada exposición, había seguido una rueda de prensa brillante como pocas y una cena entre amigos y tantas copas que hicieron del amanecer pura rutina; luego, un ensueño entrecortado e incómodo hasta que Marta llegó con los periódicos y desperté definitivamente con el reflejo de mi foto y el oropel de algunos adjetivos. No era, pues, de extrañar que a media tarde todavía durara el desconcierto al que no di mayor importancia hasta que, minutos después, conversando al lado de aquel cuadro, pude apreciar, ahora sí con toda claridad, que no sólo el color del escenario en que cabalgaba el Unicornio había virado su fuerza ocre para acercarse a un tono más pajizo, sino que, además, hasta la figura mitológica se había metamorfoseado acercándose en su figuración a la silueta quizás de un centauro de tonos azulados. Me restregué los ojos con firmeza; volví a comprobar en la reproducción del catálogo que realmente había pintado un Unicornio y juré que jamás encadenaría más de dos copas. Aquella noche soñé con bandadas de unicornios voladores que asolaban las cosechas. Luego la mañana, con su inclemencia habitual, me alejó de obsesiones oníricas hasta que nuevamente, por la tarde, la galería me hizo reencontrarme con aquel cuadro cambiante en que ahora brincaba una especie de Pegaso turquesa de alas blancas sobre un fondo de nubes desgarradas de verde y oro. Volví a restregarme los ojos sin éxito, porque al día siguiente ya no fue un unicornio ni un centauro ni aquella representación de Pegaso entre cendales, sino una paloma torda, y otro día, un vencejo de plumas nacaradas..., y una cigüeña de generosas alas, ... y una alondra, una cardelina, un gorrión..., cada día una figura diferente, impertinente, trasuntando el significado primero del cuadro en un duelo sin alivio. Y así, día tras día, tarde tras tarde, hasta la clausura definitiva de la exposición, en la que se vendieron todos los cuadros menos éste, porque me negué, una y cien veces, a que este lienzo pudiese recordar, desde una pared ajena, que la pintura es sólo sueño, quizás vuelo sin destino.

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N

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Nuestra aventura este invierno en Islandia (y II) Al día siguiente el clima mejoró notablemente. Si se le puede llamar una mejora. Por lo menos se podía estar de pie sin posibilidad de volar. El clima es muy fresco. Las carreteras están vacías. Aquí en invierno solo acuden fotógrafos ligeramente desplazados como nosotros, y los equipos de rescate. En el quinto día, encontramos un “bug” en el clima de Islandia: una estrecha ventana de dos kilómetros de longitud, con cielos despejados. Un poco aturdidos, nos fijamos en este milagro que es una maravilla. No estábamos muy tranquilos, pues, aunque se puede tomar el sol, en algún lugar todavía se oía la furiosa tormenta salvaje. Este día en el glaciar Skaftafel fue muy interesante. Incluso comenzamos a sonreír y nos detuvimos en un maravilloso parque en Svartifoss Skaftafel. Nuestro todoterreno, sin embargo, es una máquina terriblemente incómoda, un ataúd con ruedas. No sé por qué se compran tanto en Moscú. Una “ventana” — un cielo despejado todo el día hasta la puesta del sol— nos permite ver que esto también está lleno de cuevas de hielo fresco. Todos buscamos nuevos enfoques, por supuesto, pero ¿qué se puede hacer por el bien de toda esta belleza? Al día siguiente volvemos a la “ventana”: la imagen es la misma, a los 5km de iniciar la marcha comienza una terrible tormenta pero con sol. ¡Pura Belleza! Esta es Islandia, para mi gusto. Toda Islandia está en los géiseres. Los glaciares de Islandia son muy bajos incluso hasta llegar al mar. El Ice Lagoon —sólo un lugar donde el hielo se encuentra con el agua: el glaciar produce enormes témpanos de hielo— e inmediatamente la vela a través de la gran bahía, en el océano abierto. Allí los témpanos rompen las olas en pequeños diamantes sueltos y decoran toda costa de negro. A veces el témpano supera la altura de un hombre, incluso más y trae a la orilla esculturas de cristal que asombran. Este lugar se ve absolutamente fantástico, y muchos fotógrafos están dispuestos a esperar durante semanas hasta el amanecer cuando el sol ilumina el hielo. La laguna Yokursarlon, o me-

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jor dicho, Playa de gravilla, un milagro que incluye volcanes y campos de lava y playas de arena negra. Islandia está en el cruce de las dos plataformas, Norte América y Europa. No es sorprendente que las erupciones ocurran tan a menudo, el algunos casos una vez cada cinco años. Los terremotos también son bastante familiares para los lugareños. Toda Islandia es de origen volcánico y pueden apreciarse grandes campos de lava cubiertos de musgo de color rojo o verde que forman capas en las montañas, que, como las de los troncos, pueden contarse cuántas las veces que aquí fluía lava. En el camino vimos un montón producida por los volcanes de la cal-

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dera e incluso subimos al propio volcán. En Islandia a ninguna cascada se puede llegar en coche, ni subir a lo largo de ella, y lo mismo ocurre con los volcanes, algunos tienen peldaños de hierro que conducen a las tablas del cráter con la información abajo. Y las playas son de color negro. Me dijeron un montón de historias de horror acerca de las aves acuáticas “zanahoria”, por lo cual todo buen fotógrafo trata de llegar allí. Desde el faro de Cabo hermoso se divisa un magnifico panorama. Cascada Skogafoss. Inmediatamente me decidí a hacer un reconocimiento. Pero había un peligro, y muy desagradable. Al parecer, había dormideros de gaviotas y las per-

turbamos. Voy a ser honesto, era la primera vez que me enfrentaba con las gaviotas con la intención de expulsarnos de su territorio. Al parecer, hay una cierto equiàmiento especial para fotografiar a las gaviotas que yo no llevaba. En resumen, me impregnaron de pies a cabeza con un par de bombas. Tuve que lavar la chaqueta. Pero logré hacer la foto. En el último día también tuvimos suerte con el clima. Primero fue el sol en el Valle de los Géiseres y el lago Thingvellir, y luego la aurora boreal en Gulfoss. Islandia se encuentra en el paralelo 66, y la parte norte de la misma, casi el Círculo Polar Ártico (paralelo 68). Por lo tanto, en el invierno, cuando el cielo está despejado, a menudo se pueden ver las luces


También tuvimos mucha suerte aquella noche estrellada, en la que pudimos ver a las estrellas bailando en el cielo, brillantes del verde esmeralda al rojo y amarillo.

fuente, se llega a la plataforma de observación. Siempre me sorprende el sentido de descubrimiento cuando se llega a un lugar desconocido, un lugar importante en la noche. Los sentimientos humanos bajos intensificaron nuestros miedos internos, agravados por nuestras heladas mejillas, y la corteza crujiente de hielo en la chaqueta, y la luz esmeralda de la aurora boreal en conjunción con la vista. Sinceramente, todo impresionante. Bajo nuestros pies, un par de cientos de metros más abajo, la tierra se abrió y cayó en una profunda grieta de ancho de toneladas de flujo de agua por segundo. Se veía como la boca de un monstruo, un enorme espectáculo. Nuestro equipo en

aquel momento estaba cubierto de hielo con costra, por lo que sólo pudimos ver las luces danzantes de color esmeralda sobre el rugiente abismo. Las auroras boreales son causadas por el bombardeo de la alta atmósfera por partículas cargadas. Las partículas chocan con la atmósfera —y la excitación de las moléculas de diferentes gases— y vemos un brillo correspondiente. Y al día siguiente un amanecer impresionante. Sólo esto ya merece todo el viaje. Desde abajo, desde la observación, mi amigo Anton Poriskovat disfruta de su amante (la fotografía). La noche de las Luces del Norte, e in-

del norte. También tuvimos mucha suerte aquella noche estrellada, en la que pudimos ver a las estrellas bailando en el cielo, brillantes del verde esmeralda al rojo y amarillo. Movimiento Band y rápidamente cambiando completamente la imagen en el cielo. Es tan brillante que su luz puede ser vista muy bien desde todas partes; y como fondo, la luna oscura. Por la noche llegamos a la cascada de Gulfoss “Golden Falls”. En la oscuridad, es muy difícil entender dónde está la cascada en sí, para poder pasar, pues la tierra bajo nuestros pies está cubierta por una capa de hielo, y la parte superior se cubre de hielo picado. De acuerdo a la intensidad de las migajas, tratando de encontrar su

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hay géiseres en Islandia prácticamente en todas partes e incluso han llegado a “domesticarlos” para el calentamiento de agua, la generación de electricidad, la calefacción de invernaderos con hortalizas.

mediatamente después, el amanecer que también es bueno para relajarse. Este viaje cargado de milagros incluye géiseres, Gulfoss la cascada se encuentra en el “Anillo de Oro” de Islandia. “Anillo de Oro” se refiere a un pequeño círculo no muy lejos de Reykjavik, sino que también pasa por el Valle de los Géiseres, un nombre muy fuerte, que probablemente debería haberse llamado “géiseres del parque.” De hecho, hay géiseres en Islandia prácticamente en todas partes e incluso han llegado a “domesticarlos” para el calentamiento de

agua, la generación de electricidad, la calefacción de invernaderos con hortalizas. Así, es que el agua del grifo huele en Reykjavik claramente a sulfuro de hidrógeno, y puedes provoar quemaduras de segundo grado. Así es que en Reykjavik todo el pavimento está caliente, por las aguas termales de los géiseres que han canalizado, y así se calienta toda la ciudad. Estábamos en el valle de géiseres, donde terminaba nuestra experiencia con un solo día soleado. Llegábamos al fin de nuestro viaje. Mul-

titudes de personas se apiñan en torno a los géiseres, y algunos turistas esperan para disfrutar del géiser activo, El Strokkur. En intervalos de 8 a 12 minutos Strokkur revive, el agua comienza a hervir, y de repente una columna de agua se dispara a varias decenas de metros. Si usted espera y mira ese evento es precedido por la formación de una enorme burbuja. Mejor ir a verlo.

Daniel Korzhonov

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SEGOVIA,

el placer de ve

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En sus fotos palpita la vida. Unas veces a ritmo lento, pausado, deteni茅ndose en las esquinas del tiempo; otras, en cambio, a borbotones...

er crecer la hierba Al igual que para visitar Venecia hay que entrar en barco y para ver New York es preferible hacerlo en avi贸n, para entrar en Segovia se requiere acceder por la carretera de La Granja.

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Naturalmente, existen otros accesos, incluso más llamativos que éste, como el de la carretera de Valladolid, que se topa al doblar la curva del Parador con una de las vistas más espectaculares que se pueden ver en toda la península: el perfil de la histórica urbe desde el mirador del Terminillo. Sin embargo, el viajero prefiere el primero. Considera que, a través de él, se descubre la ciudad de una forma más pausada y seductora. Viniendo desde Madrid, la carretera atraviesa el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama hasta el Puerto de Navacerrada. A partir de aquí, inicia un suave descenso que discurre entre frondosos pinares y verdes praderas rodeadas de montañas por los que el viajero deja vagar la vista y los

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...más allá de los monumentos y de su arquitectura medieval, confiere a Segovia un carácter único: el Río Eresma

sentidos en un paseo que no desea que termine nunca. Al fin, el vehículo entra en la ciudad con ritmo pausado, sin aglomeraciones de tráfico, por una tranquila avenida bordeada de parques, colegios y edificios de baja altura que le confieren un carácter amable y provinciano, muy lejos de la actividad frenética que tenía la carretera cuando salió de Madrid, hace poco más de una hora. El Acueducto le espera, solemne, al final del camino. El más famoso monumento de la ciudad nace cerca de Valsaín y llega hasta Segovia, unos tramos bajo tierra y otros sobre ella hasta alcanzar su punto más alto en la Plaza del Azoguejo, auténtico centro neurálgico de la ciudad. Es aquí donde se reúnen los jóvenes, los jubilados y los


El Acueducto le espera, solemne, al final del camino. El más famoso monumento de la ciudad nace cerca de Valsaín y llega hasta Segovia, unos tramos bajo tierra y otros sobre ella hasta alcanzar su punto más alto en la Plaza del Azoguejo, auténtico centro neurálgico de la ciudad la Odisea, exclamando: “Y al punto, se descubrió la hija de la mañana, la Aurora de rosáceos dedos”. Porque si hay algo en Segovia que merece la pena ser visto es la contemplación del alba sobre los arcos del acueducto. El viajero, extasiado, observa los cientos de vencejos que, a esas horas, sobrevuelan el monumento en una danza que se repite desde tiempo inmemorial y que, al cabo de un rato, de una forma tan rápida como llegaron, se dispersan en abanico mientras un silencio, solo roto por el susurro del viento o por los pasos de los transeúntes ocasionales que van a trabajar o a realizar sus quehaceres, se apodera del espacio de una forma casi palpable. El viajero inicia su andadura calle arriba, a esa hora libre de megáfonos y de turistas, mientras observa pausadamente los esgrafiados que cubren las centenarias fachadas, y va tomando contacto poco a poco con los verdaderos habitantes de la ciudad, que se desplazan tranquilamente en dirección al acueducto, o se detienen al cruzarse con algún paisano con el que mantendrá una amena charla. Qué placentera le resulta esta sensación. Que diferente de la que se

respira en su ciudad natal, en la que el trasiego de coches y personas convierte el tránsito por la misma en una carrera de fondo, donde lo único que importa es llegar a su destino y donde escenas de este tipo hace tiempo que desaparecieron de las calles. Ha llegado a la Plaza de las Sirenas, como aquí la llaman. Su fisonomía de porte medieval, con el Torreón de Lozoya al fondo y la suave pendiente por la que discurre le recuerdan poderosamente a Arezzo, una bella localidad toscana con la que guarda una gran similitud. No es el único punto de la ciudad que le evoca esa región italiana. El propio perfil de Segovia visto desde cualquiera de las atalayas que rodean la ciudad podría ser perfectamente el de Siena si no fuera porque el entorno de la castellana, con la sierra de Guadarrama al fondo, supera en belleza al de la italiana. A poca distancia se encuentra la Plaza Mayor y de ella parte una estrecha calle que le lleva a la Iglesia de San Esteban cuya torre-campanario, una maravilla de 56 metros de altura, representa el máximo exponente del románico español. Segovia atesora una de las mayores concentraciones

cientos de turistas de todas las nacionalidades que llegan en autobuses a cada momento y se desplazan en largas filas siguiendo a un guía que, paraguas o banderín en ristre, avanza Calle Real adelante mientras, por un megáfono, les va ilustrando de lo más interesante que pueden ver a su paso, parando en cada esquina, en cada monumento, hasta llegar a la Plaza Mayor, donde los guías se toman un descanso mientras los turistas reponen fuerzas en las múltiples terrazas y restaurantes que llenan los soportales. Pero no es ésta la actividad que el viajero ha venido a buscar a Segovia. Su recorrido comenzará cuando se levante al día siguiente y al abrir la ventana recuerde a Homero, en

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El Alcázar, cual si fuera la proa de un gigantesco navío, navega flanqueado por los ríos Eresma y Clamores,

de iglesias románicas de toda España, pero ninguna iguala en elegancia a la “reina de las torres bizantinas”, nombre que le viene por sus similitudes estilísticas con las catedrales de Plasencia, Salamanca y Zamora, con influencias decorativas bizantinas. Aún le queda mucho recorrido a través de las intrincadas calles del casco viejo y muchos lugares interesantes por los que perderse, la Judería, las Canonjías, y un poco más alejado, el Monasterio de San Antonio el Real con su increíble bóveda celeste, el barrio de San Lorenzo: una pequeña aldea urbana situada a unos cientos de metros del acueducto, la Ruta de los Molinos, que se inicia cer-

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ca de esta plaza y recorre un sendero fluvial, salpicado de cascadas y de restos de lo que fue una incipiente industria que duró hasta principios del siglo XX, la iglesia de la Veracruz, la más misteriosa de Segovia, cuyo origen se disputan Templarios y Caballeros del Santo Sepulcro, y a la que se atribuyen importantes fuerzas telúricas de dimensiones desconocidas… Las horas pasan deprisa y el viajero, exhausto, dirige sus pasos hacia el lugar que, más allá de los monumentos y de su arquitectura medieval, confiere a Segovia un carácter único: el Río Eresma. Antonio Machado refería en sus cartas a Guiomar:


“Hoy he podido pasear por los alrededores de Segovia, la alameda del Eresma, San Marcos, La Fuencisla, el Camino Nuevo…” Ninguna ciudad puede presumir de poseer un entorno verde tan fascinante como el que discurre por sus faldas, bordeando la muralla, y que se prolonga a lo largo de sucesivas alamedas, desde San Lorenzo hasta San Marcos, pasando por el Monasterio del Parral, la Casa de la Moneda, la Fuencisla, el Alcázar, siempre son el murmullo incesante del río como telón de fondo y acompañado de las torres y campanarios de la ciudad asomando sobre las copas de los árboles durante todo el recorrido. Un lugar privilegiado en el que aún es posible percibir el paso de las estaciones, donde el olor de las higueras envuelve al caminante en verano y un manto blanco tamiza el sendero en invierno, pero cuyo máximo esplendor se produce en otoño, cuando un baño de oro recubre todo

el conjunto y le otorga una belleza sin igual. Al caer la tarde, el viajero quiere terminar su recorrido subiendo al mirador de los dos valles, una fantástica atalaya desde la que puede contemplar cómo el Alcázar, cual si fuera la proa de un gigantesco navío, navega flanqueado por los ríos Eresma y Clamores, mientras el resto de la ciudad se prolonga tras él sin perder su estela. En este atrezzo, que asemeja el decorado de una gigantesca ópera wagneriana, el viajero ve pasar a todos los personajes que ha conocido durante la jornada, la señora Carmen, la dueña de la frutería, que amablemente, le indicó cómo llegar a la Sinagoga mientras le recomendaba un restaurante cercano donde poder saciar su apetito por un módico precio, que no está la cosa para derrochar, decía la buena señora…, el paisano que se sentó a su lado en un banco de la alameda y le contó la

leyenda de la Mujer Muerta: “¿No la conocía usted?”, preguntó sorprendido, momentos antes de comenzar el relato… y tantos y tantos otros que le hicieron pensar que Segovia no es una ciudad para ser visitada sino para ser vivida, disfrutada gota a gota, como si el tiempo no existiera, y de pronto le vino a la mente una frase con la que alguien definió una vez el cine de Eric Rhomer, y que bien podría ilustrar el sentido de la vida en esta entrañable ciudad: Segovia. El placer de ver crecer la hierba. [Dedicado a Juanjo. Como yo, un segoviano de adopción.]

Jose Manuel Gonzalo

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El monte de San Pedro por María Esther Rodríguez

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El Monte de San Pedro era, hasta hace unos años, un lugar abandonado que había servido en la primera mitad del siglo XX para defender la ciudad en un periodo de entreguerras. La batería de cañones del Monte de San Pedro forma parte de una antigua instalación militar de defensa costera de este período, situada en lo alto del monte en la ciudad gallega de La Coruña, en España. Para la protección de las rías y de la bellísima ciudad, se decidió dotar a esta costa de un moderno sistema de defensa durante la dictadura de Primo de Ribera aunque esos cañones tan espectaculares, según aseguran algunas fuentes, solo se dispararon en diecisiete ocasiones y algunos lugareños aún recuerdan el retumbar de estos disparos. Los cañones tienen una longitud de 17 metros y podían disparar proyectiles de una tonelada de peso. Las réplicas de las balas que hay ahora son de yeso pero hay una que es auténtica y su peso es de 885 Kg. Hay que recordar que era una época de conflictos bélicos a nivel mundial. Las piezas vickers que forman esta batería proceden de la fábrica de Barrow-in-Furness en Inglaterra. Fueron adquiridos en el año 1929 y transportadas por mar hasta Ferrol y, desde allí, a La Coruña. El traslado desde el puerto de la ciudad hasta el Monte de San Pedro se realizó por medio de raíles desmontables y su avance fue muy lento y dificulto-

so debido a las dimensiones de los cañones y a la fuerte pendiente de la zona. Después de un complicado montaje, tuvo lugar su bautizo de fuego el 19 de diciembre de 1933. Después de muchos años de abandono, el Ayuntamiento de La Coruña recuperó estos terrenos y este monte fue convertido en un parque precioso y las instalaciones militares fueron rehabilitadas como museo. Ahora el Monte de San Pedro es una zona para visitar y disfrutar contemplando el paisaje y las históricas instalaciones, de las que destacan los dos enormes cañones antiaéreos y los búnkeres. La recuperación, por parte del Ayuntamiento de La Coruña de los terrenos e instalaciones en los que se ubica, no sólo permite acceder a las mejores vistas de la ciudad y a un gran parque, sino que ello también significa retomar para los ciudadanos una parte importante de su historia. Para subir al Monte de San Pedro se puede utilizar un curioso elevador panorámico de cristal en forma de bola que sube y baja cada media hora para trasladarnos a un lugar de ensueño desde donde podemos contemplar la bellísima ciudad de La Coruña, el Océano y unos prados tan cuidados que es un placer pasear por esos céspedes con los pies descalzos sin miedo a encontrarte ni un solo palito o piedrecita que te pueda hacer daño ya que tienen un sistema para cuidarlos parecido al de los

campos de futbol. Se utilizaron tres clases de hierbas para conseguir esas verdes alfombras y tienen un sistema de riego subterráneo de manera que siempre está húmedo y muy mullido. Los jardineros lo cortan y cuidan todos los días del año con mimo y amor y también hay una gran variedad de plantas y flores e incluso un pequeño estanque con patos. Además hay una hermosa cúpula que es un observatorio que permite, sin desplazarse, hacer un recorrido por los lugares más característicos de la ciudad. En el interior de la cúpula fueron instaladas varias pantallas a través de las cuales, se puede hacer una visita virtual por la ciudad. Desde seis pantallas y simultáneamente se proyecta durante quince minutos un documental con, no sólo el origen de la ciudad, con el Castro de Elviña como protagonista, sino con la actividad diaria de la ciudad y sus protagonistas conocidos y anónimos. Para completar este conjunto hay un extraordinario edificio bajo con restaurante y una esmerada cocina con un escrupuloso servicio, una cafetería cubierta y acristalada para poder disfrutar de la hermosas vistas en donde se puede comer por un buen precio, y una espléndida terraza al aire libre desde donde se puede recrear uno con las bellísimas vistas, del mar y de la ciudad, tomando una cervecita con pinchos excelentes.

María Esther Rodríguez. Luz y Tinta - 43


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por Ricardo “Completu”

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Foto 1

Foto 2

En la actualidad para comprar una fuente de luz, nos hablan de Lumens, Candelas y Watios, para después poner números y cantidades que tiene el producto. Seguir con este comentario sería liarse, y lo nuestro es la fotografía. Solo saber que 1400 luminances son unos 100 Vatios. En una de las ediciones pasadas de Luz y Tinta, comentaba sobre las antorchas de led y en esta presente creo que podríamos ver más propiedades y su utilidad. Como ya había comentado, estos tipos de focos, los había visto funcionando para videos y nunca en fotografía hasta que un moldeador me lo presentó e hizo una foto y me despertó la curiosidad para aquellos momentos que no tengo cable para corriente o no quiero usar flash. Como no me gusta para nada el uso de luz del flash, por los resultados dispares de interiores con poca luz, pasillos con más o con menos luz y lugares a oscuras, y todas dentro del mismo entorno, me decanté por la compra de dos focos de luz de led: uno de 48 led (unos 420 lumens y unos 25 vatios)

y otro de 160 led (de 1400 lumens y unos 100 vatios). Los dos con filtros azules, amarillos y naranjas. En breve me haré con otra antorcha de otros 160 led, para completar el otro lateral, según se puede apreciar en la foto 1. Los tubos de extensión son una ocurrencia muy original que consiste básicamente en alargar la distancia entre el cuerpo de la cámara y el objetivo; pero que a su vez nos quita luz para nuestras fotografías de macros. Hasta la fecha usaba una linterna de mano, normal y corriente y sujetándola o apoyándola, para que iluminara el enfoque, conseguía terminar la foto ( foto 2 – Pié prensa-

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Foto 3 En los casos que nos ocupan, están sacadas en interiores y en unas condiciones de hogar habitado, lo que lo hace mas difícil, ya que no es un estudio ni está acondicionado para la ocasión. Estos artilugios ocupan poco sitio, van con baterías o pilas y con codos de acoples para trípodes o sencillamente se ajustan unos a otros. Nos pueden resolver momentos de poca luz, donde no queremos sorpresas al llegar a casa. Puede parecer escandaloso llevar encima de nuestra cámara un conjunto de focos de distintos tamaños y colores, y además todos alumbrando, o solo los que necesitemos para el momento, pero ¿acaso llama menos la atención un flash, trípode, paraguas, cables a un lado de la modelo y lo mismo al otro y, en el medio de todo , mirando por una ventanita chiquitina de un cuerpo de cámara grande y cuanto mas grande mejor, sujeto por un trípode que pesa un montón y alguien que se dice fotógrafo pegando voces a los ayudantes y al guapo/a de enfrente?

Ricardo González, “Completu”

Foto 4

tela de una máquina de coser) ¿que ocurría?, pues sencillamente, tenia problemas de luz, sombras, colores, intensidad, reflejos, etc. En la foto 3, vemos todo el conjunto montado y la antorcha de led de 48 con filtro naranja. Con el mismo enfoque del objetivo, sin moverlo, y solo desplazando la antorcha de led hacia los lados o por detrás de nuestro modelo, podemos conseguir distintos planos fotográficos por raro que parezca, como en la foto que abre este artículo, con luz detrás de la flor, o como en la foto 4, realizada desde el mismo sitio de la foto 3.

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Vamos a ver una técnica con muchas y bonitas variantes como es la de crear, en nuestras fotografías, un marco inclinado y con sombra. 1. CONTROL + O y escojan una fotografía. 2. En la Paleta de Colores seleccionen como color frontal el color blanco y como color de fondo un gris (hagan clic con el puntero del ratón en el icono del color frontal y de la Paleta de Colores, que se nos muestra, escojan el color blanco; posteriormente hagan lo mismo en el icono de color de fondo y escojan un color gris). 3. IMAGEN > Tamaño del Lienzo: activen la opción Relativo y seleccionen el color Blanco. Dependiendo del tamaño de su imagen pongan en Anchura y Altura entre 20px y 40px (mayor tamaño de su foto, mayor valor en Anchura y Altura,). 4. Nuevamente vamos a IMAGEN > Tamaño del Lienzo. En esta ocasión escogemos el color gris y los

valores de Anchura y Altura los bajamos. Pongan 4/8 px. 5. Hagan doble clic, con el puntero del ratón, en la Capa Fondo -Paleta de Capas- para desbloquearla. A continuación vamos a rotar la imagen de esta manera tan sencilla: IMAGEN > Rotar Lienzo: escojan la opción ARBITRARIO. Ahora lo dejo a vuestro gusto, elijan el ángulo que prefieran y seleccionen AC o ACD para que lo haga en un sentido o en el otro. 6. En este siguiente paso vamos a aumentar el tamaño del lienzo; para ello hacemos esto: IMAGEN > Tamaño del Lienzo: activen la opción Relativo y en Anchura y Altura pongan un valor de 50px (si el tamaño de la imagen es grande aumenten este valor a 100px o mas). 7. Ahora vamos a crear una sombra de manera muy sencilla. Con el puntero del ratón hagan clic en el icono (-fx- situado en la parte inferior de la Paleta de Capas) “Añadir un estilo de Capa” y de las opciones que se nos muestran elijan

Sombra Paralela. Jueguen con los valores para que comprueben ustedes los distintos tipos de sombra o bien simplemente pulsen OK y le aplicamos una sombra con los valores que se nos muestra por defecto. 8. Como punto final vamos a crear la Capa de Fondo. Pulsen CONTROL + Mayúsculas + N y a continuación OK, para crear una nueva Capa. A continuación, ALT + Suprimir y con ello rellenamos esta Capa del color frontal, el que tengamos en la Paleta de Colores. 9. Como esta Capa se habrá situado encima de la Capa que contiene la imagen, hagan clic con el puntero del ratón encima de esta Capa —Paleta de Capas— y manteniéndolo pulsado arrástrenla por debajo de la Capa de la foto. … y listo! Ya tienen la fotografía con un bonito marco blanco e inclinado, dándole un toque original al trabajo.

Antonio Ramón Ferrera Luz y Tinta - 49


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A veces cabe preguntarse por los límites entre fotografía y pintura, entre la imagen realizada directamente por la mano del hombre y la conseguida mediante el uso de una cámara fotográfica. En ambos casos, la realidad es solo pretexto para la transmisión de una idea. Pero a veces hay artistas que pretenden un paso más, como en el caso de la pintura hiperrealista, que se propone representar la realidad con más fidelidad y objetividad que la propia fotografía. En esta exposición de Enrique Jiménez Carrero –artísticamente conocido como J. Carrero–, que titula “Pasión por la vida” y presenta arropada por el simbolismo radical del color rojo, los límites entre el trazo detallista del dibujo y la imagen fotográfica son realmente imprecisos. El espectador sabe que está viendo pintura, pero sus ojos, desacostumbrados a tanta precisión y acostumbrados sin embargo a mirar imágenes similares captadas con una cámara fotográfica, le devuelven sensaciones contradictorias. Sensaciones que seguramente están enla base de la propuesta artística de esta exposición que se presenta como un pulso entre la realidad y los sueños, entre la consciencia de la vigilia y el vuelo onírico de deseos que cabalgan sin límites fuera muchas veces de las propias lindes del cuadro.

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La exposición consta de 53 lienzos, 15 estudios y una silla pintada, como formas de acercamiento a la evolución última del artista.

Pasión por la vida. Pasión por el rojo. Pasión por las formas. Pasión. Asomarse a estos cuadros de J. Carrero en entrar en un mundo de pasiones. Quizás la primera pasión que se aprecia al dejarse absorber por este mundo intrigante de rojos, muchas veces desgarrados, es la pasión vital que destilan sus cuadros: figuras en movimiento –con la danza como refrencia en una de sus propuestas–, cuadros desgarrados que muestran un trasfondo quizás de ensueño y de contraste con la realidad, clásicos reinterpretados desde una óptica personal arriesgada y consciente de sus límites, caballos como símbolos de libertad, cuadros que representan cuadros incapaces de contener lo que encierran y permiten que sus figuras salgan al exterior del mismo...; y sobre todo, color y sensibilidad. El color es quizás lo que aporta dinamisno y carácter a estos cuadros que beben de los clásicos y se sumergen de lleno en un mundo de vital sugerencia. Sugerencia... y sensibilidad para ofrecernos estas fotografías sin negativo, estos óleos sin paleta, en la que se combinan las técnicas clásicas de la pintura realista de todos los tiempos con las herramientas de la representación digital. Sin tensión, empero, mostrando una perfecta imbricación de emociones y sentimientos, con esa permanente melancolía que aporta el rojo como referencia más inmediata.

Francisco Trinidad

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La exposición está dividida en cinco áreas temáticas: “Reinventando los clásicos”, “La vida en danza”, “Mirada a las emociones”, “Cabalgando la Libertad” y “Retratos de Carnaval”.

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Esta muestra que se expone en el Palacio Revillagijedo de Gijón entre el 13 de junio y el 8 de septiembre, auspiciada por Correos y Cajastur, reúne las obras más representativas realizadas en los últimos diez años por el artista y vienen a ser una síntesis de su evolución última. La exposición ha ido concebida para abstraer al visitante y ofrecerle un espacio

idóneo para el ensimismamiento y la fantasía. El espectador puede adentrarse en el universo mágico de la pintura de Carrero y soñar la historia que subyace de cada imagen, o dejarse llevar por el relato que algunos autores han imaginado. Está dividida en cinco áreas temáticas: “Reinventando los clásicos", "La vida en danza", "Mirada a las emociones", "Cabalgando la Libertad” y “Retratos de Carnaval".

Esta exposición se ha podido ser vista anteriormente en la Catedral de Plasencia, ciudad cacereña de la que J. Carrero es hijo adoptivo y embajador turístico, y en el Museo Casa de la Moneda en Madrid, de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, donde J. Carrero trabajó durante cuarenta años y donde fue el autor de numerosos sellos y estampillas españoles, algunos notables.

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Biografía de Enrique Jiménez Carrero Es extremeño, natural de Granadilla (Cáceres), donde nace el 18 de marzo de 1953. Se forma artísticamente entre la Escuela de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife y la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, donde reside y ejerce su carrera profesional a partir de 1979, pero sin perder el estrecho vínculo que le une a su tierra natal. Como escenógrafo teatral, destacan los siguientes trabajos: decorados para las obra “Las hijas de Búfalo Bill” (1974), “Ruina de sociedad” (1975) y “Canto del Fantoche Lusitano” (1978). Como ilustrador, realizó en 1985 las ilustraciones del libro “Génesis del recuerdo”, del poeta berciano González-Guerrero y en 2013 la portada del libro “Cuadernos de verano” de Félix Pinero. En su faceta de diseñador, a parte de otros trabajos, ha realizado sellos para el Correo Español y emisiones conjuntas con otros países. Desde 1974 su obra se ha exhibido en más de 70 exposiciones individuales en museos, galerías y otros espacios de carácter cultural. En 2005 regresa a su tierra natal con “cuando Granadilla” la primera exposición realizada en Granadilla, pueblo forzosamente abandonado hoy declarado Conjunto Histórico Artístico, que registró más de 37.000 visitantes. En 2007 fue el primer artista español en exponer sus obras en Doha, la capital de Qatar, uno de los emiratos de la península arábiga. En 2009 más de 40.000 personas pasaron en poco más de un mes por la última exposición individual realizada por Enrique Jiménez Carrero en Salamanca, batiendo todos los récords de asistencia a una exposición individual en esta localidad. Durante 2010 su obra formó parte de la prestigiosa exposición colectiva “Naturalezas Muertas” organizada por el Museo de Bellas Artes de Badajoz. Ese mismo año, se realizó por primera vez una exposición en la Catedral de Plasencia con una selección de diez obras de Jiménez Carrero. En 2005 fue nombrado Hijo Adoptivo de Plasencia, embajador turístico de la ciudad y pregonero de su Feria y Fiestas de Junio en 2007; es también premio a la difusión de la Mancomunidad de Municipios de Trasierra-Tierras de Granadilla en 2009 por su exposición “Cuando Granadilla”; en 2010 fue nombrado Hijo Predilecto del pueblo de Alagón del Río, población fundada por los antiguos habitantes de Granadilla. Entre los premios y galardones obtenidos por Jiménez Carrero en sus inicios destacan los siguientes: Medalla de bronce en escultura en la II Exposición Nacional de Arte de Madrid, segundo premio de pintura en la exposición del Ayuntamiento de Móstoles, primer premio de pintura “Martes Turístico” de Plasencia, primer premio en el V Certamen de Pintura del Ayuntamiento de Leganés, segundo premio en el Salón de Otoño de Pintura de la Caja de Ahorros de Plasencia, primer premio en el VI Salón de Primavera de Cáceres, primer premio y medalla de oro en el XXII Salón de Arte de Puertollano (Ciudad Real), primer premio de carteles de feria del Ayuntamiento de Plasencia. Hoy parte de su trabajo permanece en pinacotecas como el Museo Fujit de Tokio, Museos de Bellas Artes de Albacete, Santander y Badajoz, Museo Postal y Telegráfico de Madrid. Además, en los fondos culturales de las Diputaciones de La Coruña, Albacete y Badajoz; Ayuntamientos de Plasencia, Móstoles, Leganés, Puertollano y La Coruña; Cajas de Ahorros de Extremadura, Zamora, Salamanca, Municipal de Pamplona, Albacete, Toledo, Caja Postal de Ahorros, Rural del Jalón-Zaragoza, Valencia, Badajoz y Duero; MAPFRE Badajoz, Real Casa de la Moneda y Timbre, Asamblea de Extremadura y otras colecciones públicas y privadas en España, Francia, Alemania, EE.UU, Méjico, Colombia, Inglaterra, Italia o Qatar. [http://www.jcarrero.com/biografia/]

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Foto: Óscar Manso

También pudie

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Foto: テ]gel Triana (lito)

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www.moldeandolaluz.com


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