Núm. 40 Noviembre 2014
Fotógrafo del mes: Carlos Laranduburu
Meteora, Grecia
Reescalar una fotografía
El arte del Cosplay
La soledad de la majada Gervasio Sánchez
PROMOTOR José Luis Cuendia, “Guendy” DIRECTOR Francisco Trinidad COLABORADORES Eugenio R. Meco, Pepe Haro Castaño, Ma Bernarda Ballesteros, Carlos Flaqué Monllonch, Glyn Griffits, Ricardo González “Completu”, Salvatore Grillo, Javier Madroñero, Narciso del Río, Juanjo Gallardo, Monchu Calvo, Antonio Ramón Ferrera, Cristina Capracci, Gustavo Velázquez, Cora Coronel, Justín del Barrio, Arturo de las Liras, Juan José Alonso, Ilona Gogh, Jan Puerta, Albino Suárez, Gloria Soriano, Ildefonso Robledo, José Manuel Gonzalo, José Mª Ruilópez DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA José Luis Cuendia DIRECTORA DE COMUNICACIÓN Lola González DISEÑO y MAQUETACIÓN Francisco Trinidad www.moldeandolaluz.com Reservados todos los derechos de reproducción total o parcial tanto del texto como de las imágenes. Las imágenes están protegidas por las leyes de copyright internacionales. Para cualquier consulta o sugerencia contacte con nuestro correo electrónico info@moldeandolaluz.com
Año IV.- Núm. 40- Noviembre 2014
Contenido 5 Suspendidas en el aire.................................................. 9 José Luis Cuendia, “Guendy” Canto,música, poema, hechizo................................23 Eugenio R. Meco Reescalar una fotografía..........................................31 Antonio Ramón Ferrera Berta Bumerán.........................................................33 Gloria Soriano Agresividad en los vestuarios...................................39 Ricardo González “Completu” El arte del Cosplay....................................................43 Juan José Pascual “Jota” La soledad de la majada...........................................49 Monchu Calvo La excusa...................................................................51 F. T. Inmersión en Cabo de Cope.....................................53 Antonio Martínez Rodríguez Los bronces del Mundo............................................57 Juan Depunto Gervasio Sánchez.....................................................63 Fotógrafo del mes de Octubre: Carlos Larandaburu.... Francisco Trinidad
Nuestra foto de portada:
Ionut Caras
Moldeando la Luz es miembro de la Royal Photographic Society
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Presentación El arte de la fotografía puede resultar muy gratificante. Tanto si se capta un instante memorable como si se experimenta con conceptos abstractos, una fotografía nos permite expresar nuestra visión personal del mundo. Y poco importa que el tema, la técnica o la composición, implícitos en nuestro impacto visual, sea una verdad emotiva. El proceso de hacer una fotografía, interactiva, constituye todo un reto, un descubrimiento y una revelación. El resultado final conserva toda su validez: la fotografía comunica algo de lo percibido por el fotógrafo y provoca una respuesta —inesperada o deliberada— en quien la contempla. Este sentido del diálogo es por si mismo una inspiración. Sentimos un gran placer en las fotografías que nos obligan a detenernos y meditar o con las que evocan irresistiblemente la sensación del momento. Como cualquier otro idioma, la fotografía posee un vocabulario que hay que aprender antes de poder expresar claramente una idea. Como el niño que aprende a hablar, debemos familiarizarnos con este vocabulario. Podemos conseguirlo revisando una amplia serie de fotografías y, si hacemos fotos con bastante frecuencia, aseguraremos nuestras expectativas con los resultados. El placer de fotografiar nos proporciona una mayor articulación visual, que es el primer paso para tener una visión personal en fotografía. Este mes en la semana que va del 17 al 23 celebraremos el concurso sobre la fotografía en la arquitectura. Se informará puntualmente de las bases, que no se diferenciarán de las empleadas en el último concurso sobre el retrato. La arquitectura nos rodea por todas partes, solo hay que observar a nuestro lado, mirar al frente o a las alturas cuando estamos recorriendo las calles de la ciudad, casas, rascacielos, edificios singulares, puentes, iglesias, museos…, en todas partes encontraremos la arquitectura y sus detalles. Para realizar buenas fotos de arquitectura necesitamos fundamentalmente dos cosas: campos de visión amplios y buenas ópticas, con la menor distorsión posible, al menos si queremos mostrarla de la forma más fiel posible a la realidad. Una de las reglas de oro de la fotografía de arquitectura es no distorsionar la perspectiva, algo que resulta bastante difícil con los grandes angulares si no son de buena calidad, por ello y para ello es necesario utilizar buenos objetivos. La fotografía de arquitectura es muy técnica y una buena obra es aquella que nos muestra el edificio o construcción y sus espacios más importantes, pero ello no impide que nos recreemos en mostrar sus detalles, rincones, luces, juegos de líneas, texturas; saber usar el blanco y negro cuando el color no nos aporte nada. La arquitectura también nos permite buscar el lado abstracto. Así pues, os invitamos a todos a participar en este nuevo concurso sobre la fotografía de arquitectura, sacando el lado más creativo y diferente sobre este tema que puede ser apasionante y que seguro lo será desde las páginas de nuestra red social a partir del día 24 en que se podrán ver todas las fotos presentadas al concurso. La próxima cita será la fiesta de la concordia entre todos los moldeadores a través del juego del “Amigo invisible”, pero eso será ya, y como todos los años, el día 22 de diciembre. Mientras, se puede disfrutar del final del otoño fotográfico o de la primavera, según la parte del hemisferio donde se viva.
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Fot贸grafo del mes de Octubre
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Carlos Larandaburu Resulta difícil etiquetar las fotos de Carlos Larandaburu, sobre todo si lo que pretendemos es definir su forma de hacer más allá de lo evidente. El propio Carlos, puesto a describir su evolución, nos cuenta que, en un principio, “progresivamente iba mezclando paisajes y personas, pero con el transcurso del tiempo los gestos, las miradas, las distintas expresiones cada vez me cautivaban más y ese fue el golpe de gracia que me faltaba para inclinarme hacia el retrato, algo que empezó a fascinarme cada día más.” Y efectivamente, el retrato, el mundo del retrato —pues se trata de todo un mundo en el que se sumerge uno de lleno en cuanto empieza a dejar desfilar ante la vista su carrusel de fotos en Moldeando la luz— constituye hoy la esencia y núcleo central de las fotografías de Larandaburu. En el momento en que escribo, de las más de doscientas fotografías que ha subido a Moldeando, poco más de una docena no son retratos. Sobre todo si entendemos el ‘retrato’ de una forma amplia, como toda propuesta fotográfica en que prima la figura humana. Por lo general, en un retrato se busca el predominio del rostro y su expresión, a través de los cuales se pretende mostrar algún rasgo de la personalidad del retratado y algunas veces, como en un juego de espejos, algún momento de su estado de ánimo que, si existe complicidad entre fotógrafo y modelo —y por ello resalto lo del juego de espejos— acaba descubriéndonos rasgos del propio retratista. Esa es, creo yo, la principal característica de los retratos de Carlos Laranduburu. Se diría que entre los suyos predominan los retratos con sonrisa. No es la foto de efecto kitsch que a veces se consigue buscando el retrato de glamour, sobre todo cuando se incide en la sugerencia erótica. Ni la foto hierática y encorsetada de estudio, en la que el juego de focos y luces indirectas tienen especial protagonismo. Ni siquiera esa foto de moda en exteriores que parece muy natural cuando se sabe que detrás hay horas de preparación a través de complejos y meditados storyboard.
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Las fotos de Carlos Larandaburu tienen, en realidad, algo de todo ello, pero añaden una característica que, ya digo, considero esencial: son retratos con sonrisa incorporada, si se me permite término tan poco técnico. Son retratos en que las modelos sonríen, quizás porque el fotógrafo consigue hacer la escena divertida. Retratos con la sonrisa suelta, como el pelo, al viento, que transmiten una frescura y a veces una alegría en la que, vuelvo al principio, quizás se refleja el propio estado de ánimo del fotógrafo. Supongo, y no creo que sea mucho suponer, que de una actitud melancólica o cetrina no puede surgir un retrato alegre en el que la modelo posa desinhibida, como en las fotos de Carlos. En estos retratos combina el blanco y negro, cede el protagonismo al rostro o a la escena, con la incorporación de elementos que buscan la tercera dimensión de sus retratos —un sillón de orejas en un descampado, un coche antiguo o una moto moderna…— a través de fondos naturales en los que prima el ritmo de la vida cotidiana o neutros, como si el fotógrafo persiguiera aislar el gesto del contexto vital en que nace, como pretendiendo elevar a la enésima potencia la intensidad de una mirada o la contingencia de una sonrisa. Muchos de sus retratos sin embargo no son posados, sino tomados al paso de su deambular por las calles de esa Argentina mágica en la que un sombrero de ala estrecha y un tango, cuando no un mate servido en la tradicional calabaza, son consuelo y señuelo. Por eso en estas fotos callejeras aparece con más frecuencia el blanco y negro, como señalando el envés de la vida, aquello en lo que no puede influir el fotógrafo, como el movimiento de la calle, la profundidad de la mirada captada al paso o la intensa luz de unos ojos que se clavan en un fotógrafo al que seguramente olvidarán una vez que cruce la próxima esquina y atisbe con su cámara otro trozo de realidad. Como la vida misma.
Francisco Trinidad
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Suspendidas en el aire Es evidente que en el planeta azul se encuentran muchas cosas y lugares que pueden despertar nuestro interés. Los monasterios de Meteora son sin lugar a dudas uno de esos enigmáticos lugares que despertaban en mi un gran interés. La altura de vértigo a la que están situados los monasterios atrae a incontables visitantes a la pequeña ciudad de Kalambaka, que a su llegada ya impresiona, pues se encuentra presidida por importantes bloques de roca que, con las formas más extrañas, se elevan verticales hacia el cielo, a una altura de hasta 400 metros. Muchos siglos atrás, una comunidad de ermitaños que vivían en las cuevas de estos impresionantes bloques de roca, construyeron monasterios en sus cimas. Sin acceso a las cimas es asombroso pensar como estos ermitaños subieron a sus cimas los materiales, sobre sus espaldas en una descomunal escalada sobre las rocas. Gracias al aislamiento podían meditar sobre el sentido de la vida y el poder infinito de su Dios. En el interior de iglesias construidas en la cima de las rocas se realizaron valiosas obras de arte de estilo bizantino tardío: magnificas pinturas murales, bellas imágenes, manuscritos profusamente ilustrados y espléndidos trabajos de talla de madera. Según trabajos consultados en el lugar, el origen de estas imponentes torres de roca se remonta probablemente hasta el terciario, época en que una riada de montaña fue a parar a un brazo de mar tesálico y los escombros que arrastraba cerraron la desembocadura. Posteriormente, el río Peneo se fue abriendo camino hasta el mar Egeo, dejando tras de si un cono de arenisca aglomerada que la erosión y las inclemencias meteorológicas se encargaron de moldear. De todos estos fenómenos geológicos han quedado gigantescos bloques de piedra coronados por picos, plataformas o pináculos, algunos de los cuales sobrepasan los 400 metros de altura y crean un extraño paisaje en el valle del río. Esta sería la explicación científica, según los antiguos escritos cristianos estas “fueron enviadas por el cielo a la tierra” para permitir a los ascetas retirarse y rezar. No cabe ninguna duda de que se trata de un enclave de una belleza natural caprichosa y extraordinaria. Para los cristianos ortodoxos uno de los lugares más sagrados de la cristiandad, donde esas enormes masas de roca suspendidas en el aire, sobre las cuales reina la belleza natural y la tranquilidad. Sin duda un lugar espiritual tranquilo, lejos del mundanal ruido. Así pues, este escarpado y grandioso paisaje rocoso constituía un lugar de retiro ideal para ermitaños que deseaban dedicarse a la oración y a la vida contemplativa. Los primeros se establecieron en el siglo IX, en las cuevas y grietas, a los pies de estas montañas de roca conocidas como , “rocas de meteora” (=suspendidas en el aire) de donde viene la palabra que hoy define en la astronomía a los “meteoros”.
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En ambas fotos pueden apreciarse los actuales sistemas de comunicación con el exterior. A la derecha, un moderno teleférico que pone en contacto dos de los monasterios. En la foto de la página 12, a su izquierda, pueden verse las cuerdas con que enfrentan la escalada.
En 1340 el príncipe serbio Esteban IX Dusân conquistó Tesalia y se hizo coronar rey de los serbios y de los griegos. En este agitado periodo de turbulencias políticas, los ermitaños se trasladaron a las cumbres de Meteora, en busca de mayor protección. Pronto se formaron grandes hermandades que erigieron sus monasterios sobre las plataformas de los empinados bloques de roca. El difícil acceso a los mismos se realizaba por caminos de herradura, escaleras y cuerdas, de modo que los monjes no debían de temer asaltos enemigos ni saqueos. En su época de mayor esplendor, en el área de Meteora había hasta 24 monasterios, a los que príncipes y patriarcas de la zona habían concedido grandes privilegios. Hoy solo cuatro de ellos mantienen su actividad, tres de monjes y uno de monjas, y ofrecen fiel testimonio de la disciplina monacal ortodoxa, vigente hasta nuestros días. A su vez, aportan una fascinante visión del arte sacro posbizantino. La mayoría de los veinte monasterios restantes fueron destruidos completamente por la aviación de los alemanes nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Lo justificaron aludiendo que los monjes refugiaban allí a miembros y armas de la resistencia griega. Hoy los que quedan, al igual que el lugar, están declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde el año 1988. Para llegar al lugar, si se parte de Atenas, serán necesarios al menos dos días; se puede hacer en tren hasta Kalambaka, o bien en autobús, cuyo trayecto dura unas 5 horas; y en tren algo más. También hay posibilidades
de hacer una excursión programada desde Atenas en bus, o el alquiler de un coche, que no están mal de precio, lo cual permite el poder visitar en el camino el lugar arqueológico de Delfos, lugar que también está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En épocas antiguas era el lugar del oráculo de Delfos, dentro de un templo dedicado al dios Apolo. Los griegos reverenciaban el lugar como el “ombligo” o centro del universo. Allí se pueden ver los restos los tres templos, el Templo de Atenea, el Tesoro de Atenas, construido para conmemorar la victoria en la batalla de Maratón. El Gran Altar, Teatro, Gimnasio, la Ágora romana, etc…
Una vez en Meteora, tanto en Kalambaka como en Kastraki se puede pernoctar en hoteles de todas las categorías y precios. Kastraki tiene la ventaja de que está enclavado justo en la falda de Meteora, lo cual la hace el lugar ideal para comenzar la excursión a pie hasta los monasterios. Una vez en el lugar, la muestra más audaz de arquitectura es la del monasterio de Rossanou, ubicado con sorprendente exactitud sobre un pináculo de roca, y cuyos muros de tres plantas recalcan todavía más la sensación de verticalidad. Los documentos antiguos mencionan como sus fundadores a los hermanos Loasaf y Máximo de Epiro, quienes
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construyeron en 1545 la iglesia del monasterio y reorganizaron la hermandad ya existente. El templo está dedicado a la glorificación de Cristo y se halla decorado con impresionantes frescos del año 1560. En otro tiempo albergaba un importante taller de escritura, donde los monjes se dedicaban a copiar e ilustrar libros religiosos. Frente a un panorama de imponentes bloques de piedra se encuentra, sobre una roca pequeña, el monasterio de San Nicolás. En referencia al beneficioso silencio que reinaba en el lugar, el santo recibió el sobre nombre de Anapavsas, “el que da tranquilidad”. Lo fundaron en el siglo XIV el santo Dionisio el Misericordioso, metropolitano de Lârisa, y Nicanor de exarca de Stagoi. En el katholikon, la iglesia principal, el hagiógrafo Teófanes el Cretense creó en 1527 una obra maestra de la pintura mural posbizantina. Teófanes era el representante principal de la escuela cretense, que llegó primero, durante los siglos XV y XVI, al monte santo Athos y de allí pasó a los monasterios de Meteora. Su estilo, que perduraría durante siglos, se caracteriza por movimientos discretos y una expresión clara, que dan a las figuras una sublime sobriedad. En el mundo de piedra de Meteora existen todavía otros monasterios y ermitas. Algunos han permanecido hasta hoy prácticamente inaccesibles, en tanto que otros se hallan en ruinas o bien han sido destruidos como se ha comentado anteriormente. Los edificios y las obras de arte creados en el lugar a lo largo de los siglos constituyen, sin dudas, una herencia cultural única. La paz que en otro tiempo hallaron aquí sus piadosos habitantes se ve alterada por su creciente afluencia de turistas. Por unas carreteras construidas moderadamente en los alrededores de las Meteoras circulan a diario decenas de autobuses repletos de turistas procedentes de toda la geografía internacional. Asimismo, muchos griegos se acercan en coche para conocer como era la vida monás-
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Ruinas del Teatro de Delfos tica ortodoxa. No es muy recomendable visitar el lugar en los meses del verano, quizás de Octubre a Marzo sean los mejores meses para visitar los monasterios. Por estas causas de gran aglomeración de visitantes, muchos de los monjes de Meteora se han trasladado al monte santo de Athos, mucho menos accesible para los visitantes. No obstante, a pesar de los prejuicios que la afluencia turística pueda acarrear a la vida contemplativa de la comunidad monástica, nada puede perturbar la belleza y la fascinación que ejercen sobre el visitante estos edificios que parecen suspendidos en el aire, como indica su nombre en griego, en una sublime conjunción de arquitectura y espiritualidad. Grecia, donde como en España, Italia, Portugal y Francia no terminan de despejar los nubarrones de la crisis, que también afectan aunque en menor medida al resto de los países de la Unión Europea, es en este país donde más virulentamente han sido atacados, pues la crisis financiera global ha afectado a Grecia en mayor medida que al resto de los países, afectando por ello con mayores y graves consecuencias para su población. Como también ocurriera con España, su debilidad ha sido aprovechada por los especuladores para atacar a la divisa común y extender el temor a otras economías europeas. Solo en 2013 se realizaron cinco huelgas generales en Grecia y otras tantas en el 2012, en la primavera de este año se celebró la última, unos días antes de que llegara a Atenas la canciller alemana Angela Merkel, que mostró su apoyo a la reformas del Gobierno, las reformas que han empobrecido de forma alarmante a la población griega, rebajando más de un 30% el salario mínimo y las pensiones, cierres de hospitales, despidos masivos de funcionarios, rebajas alarmantes en Sanidad y Educación. Elena, una griega que vivió en España y Portugal nos comentaba que el pueblo comenzaba a tener síndrome de resignación, estaban cansados de luchar durante estos últimos años, y lo que es peor, que la resignación empezaba a contagiar al pueblo griego.
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Los monasterios estรกn decorados con importantes pinturas murales al fresco.
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No es mi intención profundizar en los problemas económicos y sociales de Grecia, no porque ello no sea importante, más bien porque esa no era mi intención a la hora de realizar este trabajo, mi intención era en este caso exclusivamente cultural, me fundé para ello en los grandes patrimonios de la humanidad que se encuentran en este gran país nacido de los amores de Deméter y Poseidón. Me gustaría escribir sobre ellos en otra ocasión, pues al margen del centro arqueológico de Delfos y los monasterios de Meteora, también se encuentra el Templo de Apolo Epicuro en Bassae, La Acrópolis de Atenas, El Monte Athos, Los Monumentos paleocristianos y bizantinos de Taselónica, Sitio arqueológico de Epidauro, Ciudad Medieval de Rodas, Ciudad Medieval de Mitrás, Sitio arqueológico de Mitrás, Sitio arqueológico Olimpia, Santuario de Delos, Monasterios de Dafni, Oslos Loukás y Néa Moní de Quíos, Pythagoreion y Heraion de Samos, Sitio arqueológico de Vergina, Sitios arqueológicos de Micenas y Tirinto, Islas de Pátmos, y otras islas como las de Creta, Rodas, Nykonos o Santorini... Pero eso ya tendrá que ser en futuros números de Luz y Tinta.
José Luis Cuendia, “Guendy”
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Canto, música, poema, hechizo... Maria del Carmen, Carmen que hace honor a su propio nombre, viene del latín, Canto, Música, Poema, Hechizo, todas esas cosas nos evoca su figura. El nombre tiene origen hebreo “Har ha´Karmel”, y ha sido para mi un honor que posara ante mis cámaras. Los momentos que pasamos juntos configuraron entre los dos una obra más que un propio trabajo, pues de nuestro encuentro fotográfico sus puntos de partida brota una expresión libre, en el terreno de la creación fotográfica alejándonos del fino artesanado por meritorio que este sea. Una vez finalizada la sesión y ya en mi estudio compruebo los resultados y observo que no representan estridencias ni revolucionarias innovaciones, nada pensado para el efectismo y el éxito de unas coordenadas de tiempo y lugar concretas. El planteamiento ha salido tal como me lo esperaba, pues se trata de una visión de su persona y todo ha quedado supeditado a sus bellas expresiones e impresiones, su vivencia expresada ante mis cámaras con total sinceridad. En nuestras sesiones no hay convenciones ni prejuicios, aún y cuando la imagen final no rompa con nada, y en todo momento dé la sensación de estar volviendo a un pasado y sus glorias inocentes, pero en el fondo Carmen está proyectándose en el futuro, en su futuro. Ahí puede que resida el misterio de la belleza de sus imágenes, en la intemporalidad. Cómo sus miradas y expresiones quedan paradas en el tiempo, y aún así parece que fluctúan entre la historia de la pintura y, por qué no, un futuro no distante. No sería difícil buscar en sus poses y miradas la esencia de lo clásico, de vocación totalmente universal, pero de sus retratos como me viene ocurriendo con otras bellezas que buscan abrirse un espacio en el mundo del glamour y la moda, de todas, se desprende cierta intemporalidad que no sabe de usos horarios ni modas. No obstante y es muy cierto que la percepción como expresión vital corresponde al ojo del fotógrafo y no le pertenece a nadie más. Es fácil perderse en la evocación y en la pequeña filosofía contemplando las realizaciones, que por otro lado son muy concretas y no parecen muy proclives a tanta disquisición. Pero espero que sirvan para comprender el alcance y contenido de las autorías de alguien que no pretende más que dar a conocer su trayectoria a través de la belleza femenina, y en esta ocasión y para ello, hoy presento a María del Carmen. Y no he hecho más que intentar hacer honor a su nombre, pues como he dicho al principio, su significado en el viejo latín es: canto, música, poema, hechizo; y en cierta medida esa ha sido mi percepción cuando terminado el trabajo de edición contemplé sus fotos en la pantalla de mi ordenador. Fueron cientos de hechizos, cantos y poemas de los que dejo algunos pocos.
Eugenio R. Meco
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el reescalado
Reescalar una fotografía Hoy voy a mostrar una sencillísima técnica con la que cambiaremos las proporciones de nuestra fotografía sin que por ello pierda calidad, por lo que espero que esta técnica resulte muy útil. 1. CONTROL + O para escoger la fotografía de la que se quieran cambiar sus proporciones. 2. Pulsando el combinado de teclas CONTROL + Alt + C, se abre el cuadro de dialogo de Tamaño del Lienzo. 3. A continuación se amplía el Lienzo con las proporciones deseadas. Para este ejemplo es preciso aumentar el Lienzo por su lateral derecho 3 o 4 Cm. 4. Una vez aumentado el Lienzo, se pulsa CONTROL + Mayúsculas + A (Escala según contenido) y se arrastra el borde derecho de la imagen hasta que cubra toda la superficie, es decir la zona del Lienzo que anteriormente hemos aumentado. ¡Y… esto es todo! Ya se ha conseguido una imagen perfectamente reescalada.
Antonio Ramón Ferrera
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Berta Bumerán Lo primero que hizo al llegar a casa fue encender el ordenador. Después se cambio de ropa y volvió al estudio. Estaba cansado. Lo que más le apetecía era prepararse una copa de vino con algo de picar, y abandonarse en el sofá a cualquier película de la televisión. Pero no. El plazo de entrega vencía y tenía que revisar el relato. Sentado ante el ordenador abrió el archivo BertaBumerán12, creó la copia BertaBumerán13, y empezó a leer. Sus ojos azules se salieron de las orbitas y despegó. Su cuerpo se quedó atrás como carcasa que se desprende tras el lanzamiento de una nave. Solo sus gafas la siguieron. Berta, o mejor, los ojos de Berta, se adentraron en un gran espacio de tonalidades anaranjadas. Era cálido como la nostalgia de un atardecer que precede al descanso, y espera que al día siguiente la luz también lo pinte de colores. Berta cabalgaba sobre una estela. Llevaba las lentes a modo de escudo. A veces, con el destello del sol en los cristales, parecía una mariposa de luz entre amapolas. Allá abajo, su pierna ortopédica se arrastraba sobre el césped y dejaba una huella como cualquier ovni a su partida. Tachó otras tres palabras. El relato en su primera versión tenía 1.237. En las versiones siguientes fue quitando y añadiendo. La que ahora revisaba, la versión doce, había alargado la once de 885 hasta 907. Las veintidós palabras nuevas le habían ocupado gran parte de la mañana. Leyó de nuevo, cambió “el” por “al”, alteró el orden de una frase, la volvió a dejar como estaba y siguió leyendo. A través de caminos amarillos, Berta se acercó al planeta rojo. Fijó las patillas de las gafas en la trama de un cirro, y se detuvo. Contempló el planeta como quien contempla un escaparate. Aquel mundo rojo daba vueltas. Sus ojos inmóviles, pegados a los espejuelos, seguían con atención cada movimiento. Las imágenes cambiaban. En una de ellas vio a sus habitantes oscuros entregados a diversas actividades, indiferentes al embrujo de la atmósfera. Aquí hizo un punto y aparte que no existía en el texto, y pensó en como la rutina de mirar apaga la luz de las cosas. Lo que un día nos llama la atención por extraordinario, al otro deja de ser percibido. Por eso él ya no notaba el desorden de las botellas de vino vacías sobre la encimera de la cocina, dispuestas desde hacía meses para ser arrojadas al contenedor. Se levantó, se preparó un café, colocó los vidrios reciclables junto a la puerta de la entrada y volvió a su trabajo.
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Una sensación húmeda empapó su lacrimal. Temió que al igual que los habitantes del planeta rojo, si permanecía allí el tiempo suficiente, se volvería insensible a su belleza. Las presencias agradables derivan con mayor rapidez a ese plano de naturalidad que las diluye. Pero a ella eso no le iba a pasar. Y cuando regresaba de sus desplazamientos bumerán, el mundo de su cojera volvía a sorprenderla. Sabía muy bien que toda nueva visión transforma la siguiente. A veces en sus viajes atravesaba mundos. A veces, sin apenas moverse, daba pasitos en una u otra dirección. Berta acercó más los ojos a los cristales y los barrió con sus largas pestañas. La rodeaba un gran silencio. Sus oídos y sus orejas con pendientes de estrellitas, se habían quedado junto a la pierna ortopédica. Su curiosidad crecía, y en su sordera se preguntaba por la música de las nubes y la canción circular del escaparate. En la vitrina giratoria, recortado contra un fuego de cenizas distinguió el perfil de una gran chimenea. No tenía actividad. Emergía sobre las residencias de los hombres obscuros. En otro tiempo ventilaba un horno. Mientras se cocía el barro para construir la ciudad, su larga garganta escupía las llamas y las cenizas que ahora la sobrevolaban. El planeta rojo era de barro cocido. Eso fue lo que dedujo Berta con sus ojos de ver, que los manejaba a su antojo hacia delante y hacia atrás. Había hecho una larga lectura de un tirón, sin poner ni quitar comas. Pero se sentía inquieto. Los ojos azules de Berta estaban a punto de enlodarse en el espacio, como su propia historia. Ya habían tocado el barro, ese material recurrente que se imponía en todos sus cuentos. El barro, una mezcla perfecta de tierra y agua que el fuego excitado por el aire transformaba en ladrillo en la versión dos. El barro moldeable. El barro de Adán en la versión tres. El barro que en la versión cinco se tragó la pata de palo antes de cambiar de prótesis, y
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del que en esta versión quería desenterrar cuanto antes a Berta. Tachó las cuatro líneas siguientes y continuó. El escaparate seguía en movimiento. Berta, con los ojos cerrados detrás de sus gafas se dejó llevar. Cruzó la barrera del mundo rojo y giró con él. Una fuerza centrípeta la empujó hasta el corazón de un tornado. Tocó el principio. Un círculo de anillos se iluminó. Reconoció en la imagen el gong de oro que se repetía en sus sueños. Sintió que estaba en un lugar de esperanza. Le resultaba familiar. Los anillos se multiplicaban exponencialmente. Los ojos de Berta se hicieron gigantes. Cuando los abrió se encontraba dentro de una habitación triangular, un espacio abierto limitado por tres esquinas y ocupado por una mesa redonda, tan grande como ya lo eran sus pupilas. Estaba repleta de manjares, y sus inmensos ojos tan encima, que las gafas, que abultaban menos que la punta de una pestaña, se mancharon de miel. Tenía una mirada voraz, miope, sin perspectiva. Advirtió que desde los vértices de la habitación unidos por un carril invisible, unas puertas deslizantes enclaustraban el espacio. El temor a quedarse atrapada la hizo encogerse. Con el iris empequeñecido, inyectado en colores de ira y gula, escapó tras de sus lentes, por el último hueco de la habitación. Regresó a su prado exhausta. Aterrizó sus ojos en las órbitas y rearmó su cuerpo. Tumbada sobre la hierba de la loma durmió durante horas. Cuando despertó el cielo estaba negro y las farolas del parque encendidas. Entreabrió ligeramente los ojos. A través de las gafas con restos de miel, vio los destellos del alumbrado. Las lámparas habían sido sustituidas por estrellas. Pero eso, lo del descenso de los astros sobre la tierra, era otra historia. Salvó la copia, apagó el ordenador y se fue a la cama. Si se levantaba pronto, tendría tiempo de intentar la versión catorce.
Gloria Soriano
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Hasselblad, un lujo fuera de alcance La compañía sueca ha presentado dos nuevas cámaras de formato medio pertenecientes a la familia H5D, que, en principio, son muy similares a la H5D50c. Su denominación comercial de estos dos nuevos modelos será H5D-50c MS y H5D-200c MS. Ambas cámaras son, en realidad, dos versiones multidisparo de la anterior H5D-50c y utilizan el mismo sensor CMOS de formato medio y 50 megapíxeles, pero que, combinado con la tecnología de desplazamiento de píxeles de la marca, que recurre a 4 o 6 disparos, según modelo, consiguen generar imágenes de hasta 200 megapíxeles. Estas cámaras están pensadas para fotografía de estudio en la que es necesario obtener la máxima resolución posible a partir de sujetos estáticos, que son las condiciones en las que la tecnología multidisparo de Hasselblad adquiere relevancia. Ambas utilizan el sensor de 50 megapíxeles (6.200 x 8.272 puntos) y un tamaño de 32,9 x 43,8 mm de la H5D-50c; su rango de sensibilidades va de 100 a 6.400 ISO, el tiempo de exposición máximo es de 12 minutos e incorporan un monitor LCD TFT de 3 pulgadas con una profundidad de color de 24 bits y una resolución de 460.320 píxeles. Todo parece apetecible para determinados fotógrafos de estudio, pero, como todos los productos de esta marca, estas dos cámaras no son precisamente baratas, aunque en esta ocasión sus precios quitan el hipo: la H5D-50C MS cuesta 32.000 €; y la H5D-200C MS, 39.000 €. Menudo regalo de Reyes.
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Agresividad en los vestuarios Recuerdo el primer combate de boxeo, con un KO técnico, pero más impactante fue otro de Artes Marciales Mixtas. Creo que este último ya os podéis imaginar de qué se trata, para aquellos que desconocen este tipo de deporte de contacto. Algunos asaltos los mido por tramos de fotografía, ya que en alguna ocasión, solo me dio tiempo a hacer unas 15 ó 20 fotografías, y que lo normal son unas 400 por cada tres asaltos de 3 minutos cada uno. Quienes estamos dentro de este mundo deportivo, nos vamos a los vestuarios donde locales y visitantes a menudo están en bromas, sin faltarse al respeto ni lo mas mínimo. Otra cosa es dentro del ring, donde las facciones de la cara y las sombras de las musculaturas cambian por completo. Pero ese es otro asunto, que podría ocupar otro apartado que no es el mío, para esta ocasión. El diario inglés Telegraph ya publicó los 20 montajes fotográficos más polémicos de los últimos años. Aunque durante algún tiempo algunas de estas fotos se ha llegado a creer que eran reales, todas son montajes… que decepción vivir en este mundo de engaños (nota de un artículo en Internet, que se encabeza como “La verdad de las mentiras”. Según cómo titulemos las fotos y de qué manera lo expliquemos, el visitante de nuestro trabajo, lo puede creer o al menos seguro que va a leer nuestro artículo, salvo que uno sea invulnerable a la crítica o sea opaco a lo que ve y no le importa. Para que resulte nuestra broma, primero tienen que entrar nuestros modelos culpables, sin saber que lo serán para nuestro montaje fotográfico; y creedme, ellos, mis modelos no saben que saldrán en nuestra revista de Luz y Tinta de este mes que nos acoge y desde luego será toda una sorpresa para ellos y sus conocidos. Al día siguiente de haber acabado una velada de boxeo, puse estas fotos en Facebook, durante tan solo unas horas y las titulé: AGRESIVIDAD EN EL RING, DISPUTAS EN LOS VESTUARIOS , ETC,... por saber el impacto que ocasionarían. Lo que ocurrió después fue sorprendente y no me lo imaginaba, ni por lo mas remoto. En el caso de mi modelo Adriano Moreno — el que luce esos increíbles arañazos en la foto de la izquierda—, como peleaba con camiseta roja y había regañado al menos una vez al juez de la velada, de las posibles malas artes del contrario (que no se si serían o no, porque yo no entro en eso), ayudó en los comentarios de sorpresa a los que la veían. Con la foto de Cristian Camilo, puso un comentario, creo que fue su madre, diciendo “pero hijo, ¿que pasó?; por esto no voy yo a tus combates”.
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Cristian le dijo que esto es una broma de Ricardo. Y yo le puse otro que decía: “Pues señora es que no ha visto como quedó el otro al que han sacado en camilla”. La técnica del engaño podría funcionar, de foto en foto, pero una vez pongamos todas a la vez, nos descubriríamos. Para crear nuestro efecto de la sangre, ya lo tenemos en Youtube, pero eso no nos interesa de momento, e iremos a lo práctico, a bajarlo de Internet ya hecho y hay varias formas, pero poniendo en nuestro buscador “Heridas de Sangre” aparecen muchas y buenas. El resto es PhotoShop y poner nuestro modelo en pleno apogeo de autenticidad, copiar la sangre y pegar donde queramos el efecto. Edición/ Transformación libre y modificamos el tamaño dejando amplitudes externas y manejamos la inclinación. Edición /Transformar / Deformar y estiramos por las esquinas y por las líneas de cuadrados que hay y vamos acomodando las formas. Puede que necesitemos quitar crudeza de colores y lo podemos hacer con la Capa/ Opacidad. Si después queremos marcar más el rojo sin tocar el resto de los colores con Imagen / Ajustes / Tono- Saturación y seleccionamos solo el rojo. Solo nos queda quitar las imperfecciones y con herramienta de borrar y un tamaño grande, para que vaya degradando de más a menos y vamos quitando lo que sobre por la periferia de lo pegado. Ahora entiendo el por qué no quieres ir a las veladas de Boxeo. Es que estos púgiles son muy agresivos y todo les parece mal. Es que los hay que por un “¿porque me miras?” dan a matar con la maza de operario de obras. Es que no se cortan las uñas para que se hagan garras de felino y deben de ponerse herraduras en los puños dentro de los guantes, porque menuda gente agresiva tengo como amigos.
Ricardo González López, “Completu”
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El arte del Cosplay El cosplay es un fenómeno relativamente reciente y es uno de los grandes atractivos en las convenciones de ciencia-ficción, salones de comic, salones de manga, convenciones de videojuegos y ocio alternativo, pero se extiende cada vez más y más; ya no es extraño ver cosplayers en presentaciones de películas, promociones de equipos de electrónica de consumo, eventos solidarios y un sinfín de actividades que se van incrementando paulatinamente. Cosplay es una contracción de dos palabras en inglés Costume-play, “disfraz-actuación”, que surgió en 1970 en los Comiket (Comic-Market) de Japón, evento donde los asistentes realizaban compra/ventas de Doujinshis (cómics manga basados en sagas existentes realizados y auto publicados por fans). Allí, los asistentes acudían en grupo vestidos de sus personajes favoritos de manga, animes, cómic y videojuegos. Esta práctica se fue extendiendo y empezó a abarcar muchos más productos, como cine y televisión. Hoy en día, es muy extraño que haya una convención sin que asistan cosplayers. El Cosplay es, por tanto, una afición que consiste en disfrazarse de personajes del mundo del cómic, videojuegos, animación, televisión, cine... Es habitual que los cosplayers confeccionen y fabriquen sus propios trajes y accesorios para lucirlos en convenciones, además de realizar pequeñas interpretaciones representando el carácter del personaje del cual van caracterizados. Es ese factor de
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interpretación (casi teatral), además de la cuidada elaboración de los trajes, lo que distingue esta afición de la mera costumbre de disfrazarse para asistir a fiestas u otras celebraciones. Dentro del Cosplay existen colectivos muy diversos como: propmakers (fabrican accesorios), cosmakers (especializados en costura y confección), kamekos (fotógrafos de cosplay), crossplayers (cosplayers de personajes fieles a su género original)... El cosplayer es a su manera artesano, científico, actor, bailarín, acróbata, héroe, villano... (dependiendo del alineamiento de su personaje), dador de ilusiones y emociones... pero ante todo estos aficionados son personas con sentimientos, con vida personal, familiar, estudios, hobbies... características que transcurren lejos de esa imagen tópica de “friki” que tradicionalmente se les ha atribuido de forma despectiva y que cada vez se va difuminado e integrando más ahora que lo “friki” se está poniendo de moda. Aunque el cosplay es especialmente popular entre el público joven, se trata de una afición que no tiene edad, cada vez más ligado al ámbito familiar; últimamente ver padres haciendo cosplay con sus hijos se ha convertido en algo bastante habitual en las convenciones.
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Todos en algún momento de nuestra vida hemos sido cosplayers. ¿Quién no ha jugado de pequeño o pequeña a indios y vaqueros, piratas, princesas, caballeros medievales? ¿Qué niño no se ha armado alguna vez con una simple rama o palo que tan pronto se convertía en un raudo corcel, una espada, un trabuco o la vara de un poderoso mago llamado Merlín? Aunque ya existen muchas tiendas que ofertan piezas de cosplays o incluso trajes completos, en general, los cosplays están hechos artesanalmente. Tres de los grandes pilares del cosplay son costura, manualidades y bricolaje. Los cosplayers cosen trajes, capas, sombreros... fabrican piezas para las armaduras, complementos y accesorios para su personaje usando todo tipo de materiales. Los cosplayers más mañosos incluso aplican procedimientos electrónicos y electromecánicos para añadir efectos ópticos, movilidad, luces, sonido y otras ingeniosas aplicaciones para dar más realidad a sus cosplays y sorprender al público con algún efecto especial en sus actuaciones. Son actores, bailarines, malabaristas y acróbatas, ya que muchos de ellos incorporan alguna o varias de estas disciplinas en las coreografías que preparan para los eventos en los que participan. Interpretan a su per-
sonaje haciendo las delicias de niños y mayores. Lo cual les convierte en punto de mira de múltiples fotógrafos y aficionados. A pesar de que no es más que otra afición de ocio, detrás de este hobby hay muchas horas de trabajo, estrés, prisas y ocurrencias de última hora para tener el traje listo para el evento. Cuando se acerca un evento siempre aparecen problemas de última hora que ponen a prueba el esfuerzo de los cosplayers. Además, muchos llegan a las convenciones tras largos viajes y a menudo tienen que combatir la incomodidad de llevar aparatosos trajes y pelucas bajo un sol de justicia, pero al final el encontrarse con amigos y conocidos que comparten la misma afición para disfrutar con sus cosplays compensa con creces el esfuerzo realizado. Es un regalo para los ojos ver la ilusión de los niños (y no tan niños) que se acercan a los cosplayers para sacarse una foto con ellos... con sus héroes... con sus villanos... con sus personajes de juegos, comic, series de dibujos o animes con los que han pasado largas horas de diversión y ahora de pronto los ven personificados en la realidad. También es estupendo ver a padres e hijos participar en los múltiples concursos de cosplay. Para mí fue muy entrañable ver, en el concur-
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El cosplayer es a su manera artesano, científico, actor, bailarín, acróbata, héroe, villano... (dependiendo del alineamiento de su personaje), dador de ilusiones y emociones... pero ante todo estos aficionados son personas con sentimientos, con vida personal, familiar, estudios, hobbies... características que transcurren lejos de esa imagen tópica de “friki” que tradicionalmente se les ha atribuido de forma despectiva y que cada vez se va difuminado e integrando más ahora que lo “friki” se está poniendo de moda. so de cosplay de Cometcon 2014 en Oviedo, una caracterización del juego “World of Warcraft: Mist of Pandaria” por parte de una madre e hijo que simularon hacer una misión del juego. Yo los identifiqué claramente, pues el videojuego World of Warcraft fue una de mis grandes pasiones, por eso entendí su actuación en cuanto los vi. Este es uno de los factores más llamativos del cosplay, la capacidad de conectar con el cosplayer que va disfrazado del personaje de tu videojuego favorito, o de aquella serie que veías de pequeño... Conocer el personaje que interpreta el cosplayer es un gran incentivo. Si no se conoce, parece como que falta algo, y aun así seguro que el traje, la armadura o el llamativo accesorio que lleve, en muchos casos te dejará con la boca abierta. Mi aportación personal Yo tomé contacto con el mundo del Cosplay prácticamente de casualidad, a raíz de un comentario en un foro de videojuegos, en el que una usuaria al final de su post puso: “Os dejo el enlace a mi último cosplay, espero que os guste” Tras entrar en el enlace me entró la curiosidad de qué era eso del cosplay. Al poco tiempo encontré una fotografía espectacular de la misma chica con un disfraz de elfa, la localicé en Facebook y la felicité por la fotografía, le pasé los enlaces de mis páginas pues me presenté a ella como ju-
gador de World of Warcraft y fotógrafo aficionado. Ella, muy amable, me dijo que si iba por Madrid podríamos hacer una sesión de intercambio con algunos de sus cosplays, además me animó a que buscase por Asturias que seguro que encontraba aficionados al cosplay aquí. Esta cosplayer que me descubrió el mundillo es Hekady Borafluch y sus trabajos pueden verse https://www.facebook.com/Hekady . Tras hablar con Hekady, me puse a buscar y localicé al equipo de CometCon, una agrupación cultural y de ocio alternativo sin ánimo de lucro. Me puse en contacto con ellos, estaba a punto de celebrarse el evento CometCon’14 y surgió una colaboración muy satisfactoria. Son un grupo de jóvenes fenomenales, emprendedores y responsables. Lo que organizan con un presupuesto mínimo es increíble y da gusto ver lo organizados y disciplinados que son. Colaborar con ellos ha sido una gran experiencia que prolongué cuando colaboraron en la organización de actividades para Metrópoli ComicCon organizando multitud de actividades de cosplay, baile, juegos de mesa, rol en vivo, videojuegos online... Los proyectos y actividades del equipo de CometCon, que ya va camino de la tercera edición de su evento de cabecera, pueden verse en www.facebook. com/CometCon.Asturias Tengo pendiente la visita a Madrid, donde viven varios cosplayers que conocí en ambos eventos. He tenido el honor de compartir momen-
tos con muchos de ellos, escuchar sus anécdotas y vivir de cerca sus desventuras. Cuando se les saca fotos, lo único que te piden es que se les envíe alguna, poco me parece por el esfuerzo que hacen. Yo por mi parte no solo se las envío sino que les pido permiso para publicarlas y les doy créditos en las mismas así el enlace de sus webs para que les conozcan. Además no soy el único Moldeador que hace esto, ¿verdad Completu?, que no podías dejar de salir en este artículo, coincidir contigo es siempre una masterclass. Ya para terminar, dejo una mención especial a una cosplayer internacional especialista en armaduras (una de las mejores de Europa) una de las invitadas de cosplay en Metrópoli Comic Con: Lightning Cosplay que nos sorprendió con sus Cosplay de Valkyria y de Barbarian y cuyos trabajos pueden verse en https://www. facebook.com/LightningCos . Foto 1: Orden 66 Asturias, grupo dedicado al universo de Star Wars en la comunidad del Principado de Asturias. Foto 2: Ligthning Cosplay, Foto 3: (De izquierda a derecha) Kei SScene y Motoko Kagemusha, Foto 4: (De izquierda a derecha) Victoria Garcia-Rebull Cuiñas, Bel Laguna y Lightning Cosplay; Foto 5: Adhayra TinyStar
Juan José Pascual “Jota”
No puedo olvidar a las cosplayers asturianas y españolas que han participado en los eventos en los que he podido asistir. Pongo sus nombres artísticos y su página de Facebook para que se puedan apreciar sus trabajos. En Moldeando la Luz puede verse una foto de un gran cosplayer asturiano en mi álbum Cosplay “Cosplay: Sweeney Todd, Cosplayer: Jorge”. Kei SScene: www.facebook.com/Kei.SScene Motoko Kagemusha: www.facebook.com/motoko.kagemusha Yurai: www.facebook.com/yuraicosplay Thélema Therion Cosplay www.facebook.com/ThelemaTherionCosplay Adhayra TinyStar www.facebook.com/Adhayra
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La soledad de la majada Al llegar estas líneas al lector, ya los bosques de Redes se abran teñido de todos los tonos de la gran paleta natural que nos ofrece el otoño. Estoy seguro que a través de nuestra página nos deleitaremos con las maravillas que habréis capturado por nuestros bosques. Yo, particularmente es la estación donde más disfruto, quizás por tenerlo delante de mis ojos y ser cada momento del día un encuadre diferente, porque también la luz nos ofrece en el gran estudio que es la naturaleza, la gratuidad de mostrarnos los mas bellos paisajes para nuestro gozo. Ya las majadas de altura se quedan vacías. Quizás en algún caso las hayan visitado las nieves y no oiremos las esquilas de las vacas, que habrán tomado el camino de retorno a los pueblos, y volveremos a ver las luces encendidas de las cuadras con las tenadas repletas de hierba. En las cabañas, las puertas se sujetan para que el viento y los temporales no penetren en su interior. Los humildes enseres con que el pastor subsiste en aquellos solitarios parajes, ocupan la oscura alacena que de mala manera una puerta intenta proteger. El viejo colchón (cuando lo hay) se envuelve, y con unas cuerdas se cuelga del techo, a salvo de humedades o cobijo de alguna alimaña que se cuele por algún resquicio. El antaño bullicio estival, donde familias enteras realizaban una trashumancia de los pueblos del valle a los altos y fértiles pastos de montaña, cargados con gallinas y cerdos, que en aquellos parajes pasaban unos meses, y allí vivían en aquellas sencillas cabañas, hombres, mujeres y niños. El tiempo pasaba entre la atención del ganado, el ordeño de la leche, para hacer quesos y manteca, que periódicamente y por turnos, un pastor se encargaba de bajar al pueblo para su venta, y de paso subir lo mas imprescindible, como pan o medicinas. También hacían madreñas, especie de zuecos de madera, aprovechando los cercanos bosques, ya que esta actividad les proporcionaba unos ingresos, de aquella muy importantes, y había verdaderos especialistas en su elaboración, dándose algún caso de fabricar diez pares de madreñas al día. Hace mucho tiempo que esa vida desapareció, y con ella todo lo que giraba en su entorno. Casi no quedan madreñeros, y las cabañas que antaño cobijaban la algarabía de una vida en su sentido mas natural, a duras penas se mantienen en pie. La robustez de sus construcciones hace que aguanten las nieves y los vientos que las azotan, pero ya estos elementos han hecho mella en muchas
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que nos encontramos en nuestros paseos por el monte, y que yacen caídas, sin una mano que las levante y que mantenga la vida en su interior. Nuestra mirada se apena de ver ese paisaje, porque conocimos el otro. El de la vida en aquellos espacios. Las rudimentarias boleras donde los pastores antes de que las sombras se cernieran sobre la majada, echaban una partida entre ellos. Ya no queda mas que el recuerdo de aquello, y ahora solo reciben la visita del pastor que montado en el quad ó la moto, realiza una visita de control al rebaño y retorna al pueblo. Los fríos y las nieves anuncian su presencia, y solo los animales salvajes pasean por las camperas. Es tiempo donde las labores propias del campo se sosiegan. Vuelven las tertulias pausadas a los bares, mientras, indolentes las cartas de la baraja pasan de una mano a otra en interminable partida. Los trabajos ya no son como antes. No se siembran las tierras de cereal, ni se escuchan las tertulias en las esfoyazas mientras miradas cómplices entre mozos y mozas, tejen secretos encuentros. Es un mundo el que se desvanece, y con el nuestros recuerdos. Quizás nos duela haber perdido la infancia, aquella por la que transcurríamos en un espacio que nos era familiar, donde todavía teníamos a los nuestros, y eso era todo lo que necesitábamos, porque tampoco nos hacia falta más. En los pueblos y majadas ya solo habita la soledad.
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Monchu Calvo
La excusa Como estaba seguro de que iría enhebrando mentira tras mentira, me gustó recrearme en aquella forma tan desenfadada —y tan desvergonzada— de contarlo: cómo su amiga Celia se había contagiado del disgusto de su marido por la bajada de sus acciones; cómo les habían puesto el café frío en la cafetería donde habían merendado y cómo, entre bromas y veras, habían pasado la tarde, como de costumbre, riéndose de todo y planeando la próxima salida. Incluso me resultó divertida la forma en que describía la cara del dependiente de la tienda donde compraron el bolso que me enseñaba cuando en lugar de la tarjeta del banco le dio por error la de descuento del supermercado. Lo que no sabrá nunca es que yo también estaba en la cafetería donde habían quedado; ni que les seguí por la calle hasta el portal donde sé que se encuentra cada semana con él desde hace meses; ni que, cuando cruzó la puerta, ya había yo decidido encogerme de hombros una vez más y bajar un nuevo escalón hacia el abismo de la nada. Qué pena haberla querido tanto.
F. T.
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Inmersión en Cabo de Cope En vacaciones cada persona disfruta haciendo lo que más le gusta: leer, pasear, montar en bicicleta, hacer barbacoas con los amigos y la familia, tomar el sol o simplemente, no haciendo nada (que tampoco está mal) o como es mi caso, que como mejor me lo paso es haciendo fotos tanto en superficie como bajo el agua de manera, que hago lo que más me gusta: bucear y hacer fotografías. Si la fotografía en superficie requiere una preparación previa del equipo para evitar disgustos, la fotografía submarina requiere una preparación algo más minuciosa porque si algo falla, bajo el agua no tiene solución. La noche anterior revisión de la cámara, las baterías, el foco, la caja estanca y por supuesto comprobar que la tarjeta está vacía y dispuesta para capturar imágenes. Como cada día, a las 08:30 de la mañana, y después de un buen desayuno, me dirijo al Centro de Buceo junto a mi hermano Norberto, mi hija Esther y Javi el yerno de mi hermano que también es “moldeador”. En el Centro de Buceo es donde nos reunimos todos los buzos para planificar la composición de los grupos y los puntos de inmersión. En mi grupo además de los que ya he comentado también están Manolo el jefe de grupo, Mariano, María, Nacho (hija y yerno de éste respectivamente) Iván, Vanesa y en alguna ocasión se nos une Mario, y en cada pareja se dispone como mínimo de una cámara de fotos submarina. En Calabardina (Águilas) que es donde buceo, existen varios puntos de inmersión pero hay uno que le llaman “La Cueva de la Virgen” que es la joya de la corona y es el que voy a comentar en esta ocasión. Es un lugar espectacular en el que no es necesario bajar muchos metros para disfrutar del paisaje marino y su fauna. Desde el embarcadero salen los distintos barcos con los grupos de buzos a los puntos de inmersión: - Los Meros, Caribeña, Ruta de los barcos, Cueva del mármol y por supuesto, La Cueva de la Virgen. El grupo al completo - ocho buzos -, el mar en calma, una vez equipados sin olvidar las cámaras de fotos, nos vamos tirando al agua, unos de pie otros de espaldas, la mayoría se pone el chaleco con la botella en el agua – hay alguna excepción que se equipa en el barco – y una vez que nos damos el “Ok” en superficie, picamos hacia el fondo. Nos dirigimos hacia un pecio (barco hundido) que
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se encuentra a 25 metros de profundidad (el color dominante es el azul) y en el que normalmente hay congrios, morenas, bancos de corvinas, cangrejos ermitaños, Nudibranquios y otras especies. En el recorrido después de pasar una zona de algas (posidonias) podemos ver en un arenal la cola de una avioneta hundida que sirve de refugio a algunos animales. El tiempo de inmersión está limitado a la carga de la botella y la profundidad, por lo que no estamos mucho tiempo en este
en su interior en el que se refugian algunos salmonetes, escórporas, y en sus grietas también suele haber algún gusano de fuego y con suerte podemos ver Caballitos de mar. En el interior de la cueva es necesario el uso del flash y los focos además de tener sumo cuidado en los movimientos para no levantar partículas que arruinen las fotos por el reflejo del flash. Pasados 50 minutos aproximadamente, iniciamos el ascenso para realizar la parada de descompresión si
de unas cervezas, buen ambiente y mucha camaradería. Esta es una de las inmersiones más comunes y sencillas que se hacen aquí. Para los demás puntos de buceo – alguno de ellos son de más profundidad – es necesario tener algo más de experiencia y por supuesto, el responsable de Centro es quien se encarga de seleccionar los grupos que según la experiencia acreditada y el estado del mar, pueden realizar estas inmersiones. En otra ocasión comentaré estas y otras inmersiones
lugar y nos dirigimos hacia la Cueva de la Virgen pasando por una zona de rocas (aquí hay menos profundidad 10 -15 mts aprox. por lo que entra más luz de la superficie) en la que vemos alguna langosta y algún pulpo juguetón. La cueva tiene entrada y salida por el otro extremo con una cavidad
fuera necesario, o en cualquier caso la parada de seguridad para finalizar la inmersión. Esta dura una hora, pero es muy intensa y divertida. Al final en el centro de buceo comentamos entre nosotros y con los otros grupos las experiencias y fauna que se ha visto y sobre todo mostrando las fotografías conseguidas, todo acompañado
que son apasionantes, bien por su profundidad, bien por las características de la zona o bien por el tipo de fauna marina que allí se puede encontrar: peces Luna, Barracudas, Águilas marinas, etc.
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Antonio Martínez Rodríguez
Mar en calma en la Punta del Viento
Explorando el pecio “Felicia”
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Nacimiento del Río Mundo
Los bronces del Mundo Me llamo Juan Jorge Graubner y he vuelto por estas tierras, después de tantos años, para ver cómo sigue lo que en su día fue mi descubrimiento más importante y de mayor trascendencia para esta comarca. Habían llegado a mi presencia, en mi tierra austriaca (en cuya capital nací, muy cerca de su catedral de San Esteban) escritores viajeros procedentes de España que me hablaron de este salvaje país en general, con el que tantos lazos tuvimos en un tiempo en que compartimos Emperador y de los que aún quedaban retales. Esto hizo que surgiera en mí un interés por estas lejanas tierras, por lo que terminé instalándome en su capital y casándome con españolas. Monté una empresa fabricante de bombas de latón, convirtiéndome en Maestro Bombero de Madrid. Quiero hacer notar que, a partir de aplicar mis bombas en la extinción de incendios, se generalizó el uso del término bombero, que sustituyó a los hasta entonces llamados “mozos mangueros” y “apagafuegos”. Me contaron historias acerca de unos feraces parajes en particular, en la sierra albaceteña de Alcaraz, junto a la jienense del Segura. Me describían grandes, altísimas, y variables cascadas de agua que daban lugar al nacimiento de un río llamado Mundo. Lo que más me interesó fue que al parecer había yacimientos de zinc, el metal necesario para la fabricación de mis bombas. Mi curiosidad viajera no se hizo esperar más y en cuanto se me presentó la ocasión puse rumbo al sur del sur. No había carreteras, solo caminos de herradura… Establecí mi “campamento base”, como hoy le llamaríamos, en el pueblo más cercano a esos parajes que me describieron; se llamaba Riópar y se alzaba sobre una elevada peña coronada por un imponente castillo. En estas tierras que fueron frontera con el infiel, el castillo fue lo primero y a su alrededor y amparo fue surgiendo el pequeño burgo de agricultores y ganaderos, muchos compatriotas venidos a la repoblación, que se establecieron en estos solitarios y peligrosos lugares en los que mora el lobo y el oso, entre otras muchas alimañas menores. Yo, como ingeniero de minas, no podía dejar de interpretar lo que veía en el paisaje y descubrí que, efectivamente, en esos montes había abundante calamina (de donde se extrae el zinc). Si a este metal le unimos cobre, estaño y níquel, en diversas proporciones, obtenemos el latón (zinc y cobre), el bronce (zinc, cobre y estaño) y la alpaca (zinc, cobre y níquel). El cobre no abundaba mucho por aquí, pero era abundante en las colonias americanas.
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Por otro lado, en el mundo civilizado, por su parte occidental, estrenábamos la Ilustración, en España con el segundo Borbón, Carlos III, a la cabeza, que prodigó las fábricas reales por todo el territorio patrio (Liérganes, Sargadelos, Talavera, La Granja, etc.) a fin de que le sirvieran a sus reales necesidades (hierro, cerámicas, tapices, etc) fundamentalmente. Tras hacer las pruebas pertinentes en mi laboratorio de Madrid, llegué a la conclusión de que el mineral era de una pureza extraordinaria, mayor incluso que el de las minas alemanas de Goslar, las mejores de Europa. Comprobado esto, y a sabiendas de la abundante madera y agua que había en la zona, solo me
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faltaba obtener los permisos oficiales de El Pardo para crear las correspondientes industrias. Y eso hice tras conseguir la cédula real, lo que no fue fácil, teniendo que solventar muchas trabas burocráticas; por ejemplo, no se podía cortar un árbol sin permiso, lo que había que conseguir de la Marina de Guerra, que tenía su sede en Cartagena. Finalmente pude crear, en 1772, de Las Reales Fábricas de San Juan de Alcaraz, que fueron unas empresas modelo que diríais hoy. Estas fábricas se colocaron en el valle, junto al calar del Río Mundo y al lado de arroyos por los que fluía abundante agua con la que obtener la energía hidráulica para mover la maquinaria; aunque hubo que cons-
truir canales, balsas y norias para mover las poleas de trasmisión, pues no teníamos todavía ni las máquinas de vapor ni mucho menos la moderna electricidad con la que ahora he visto se manejan. Se constituyeron en tres núcleos principales, con edificios secundarios: la más elevada, la de San Juan, junto al arroyo El Gollizo, que hacía objetos de latón. Más abajo del valle, la de San Jorge, junto al río Mundo y bajo la mina, que se dedicó a la extracción del zinc y a la elaboración de cobre lacrado y bronces; cerca de ésta, la de San Miguel, también llamada “El Laminador”, que como su nombre indica se dedicaba a laminar el latón.
Riópar Viejo
Había censados en Riópar 60 campesinos y 4 pobres de solemnidad (casi todos analfabetos), mas el Justicia y el Alcalde. El jornal se pagaba en reales de vellón y maravedíes pero sólo existía un molino harinero y cinco hornos. La primera fábrica construida tuvo 24 obreros fijos, de los que solo 6 eran españoles (desempeñando trabajos secundarios de aprendiz o peón), el resto eran alemanes y uno francés. Pero progresivamente las fábricas hicieron cambiar radicalmente la sociología de la zona. Desapareció la pobreza extrema y se convirtió incluso en lugar de inmigración de otras comarcas cercanas. Ante la falta de preparación de los habitantes de la zona, consideré que
era necesario crear una escuela de charnelas (que hasta ese momento se importaban) que bien podría considerarse pionera de la formación profesional en España. La escuela, aprobada y apoyada por Carlos III, contó con edificio propio junto a la fábrica de S. Juan, maestros, reglamentos detallados, etc. No era práctico tener que desplazarse todos los días más de una legua desde el pueblo a las fábricas y viceversa al terminar la jornada (una legua castellana tenía 5000 varas, que son 4’19 kilómetros actuales; venía a ser la distancia que podíamos recorrer en una hora). Por ello se construyó el nuevo Riópar, trazado como era habitual en la Ilustración a regla y
cartabón. Así pues, los 64 habitantes del primitivo Riópar, el de la peña, se fueron trasladando al moderno e ilustrado conjunto que llegó a tener más de 3000 habitantes en 1940, de los que unos 400 eran obreros de las fábricas. Las fábricas proporcionaban viviendas obreras junto a ellas, con pequeños huertos incluidos. El lugar fue adquiriendo diversas denominaciones relativas a las fábricas, hasta la actual en que de nuevo es llamado Riópar. El Riópar Viejo ha quedado reducido al castillo ruinoso, la espléndida y restaurada iglesia (denotando el poderío eclesiástico) y nuevas mansiones de piedra de los hacendados más potentes que las usan como alojamientos rurales (una especie de posada de lujo de mi siglo) y como segundas residencias. Vecinos permanentes solo quedan tres, de los que dos no se hablan por enemistad histórica. El logotipo de las fábricas es una cruz rojo almagre de doble brazo que coincide con el del escudo de armas de Carlos III, con la cruz de la Casa de la Noguera (poblado cercano de donde procedían buena parte de los trabajadores de la fábrica) y con la cruz de Caravaca, que no anda muy lejos. Las Fábricas fueron estatales hasta la mitad del siglo XIX, momento en que se privatizan y se hacen sociedad con cotización en bolsa, contando entre sus accionistas a la Reina Mª. Cristina. Pasan a denominarse “Compañía metalúrgica de S. Juan de Alcaraz”. De las fábricas salían todo tipo de objetos, desde grifería, cubertería, estampación y ferretería, a estatuillas decorativas, ornamentación, orfebrería religiosa, trofeos deportivos, etc. Sus productos obtuvieron importantes premios en exposiciones internacionales como la de París, Londres o Filadelfia. Cuando hace poco he vuelto a ver mis fábricas me las he encontrado muy deterioradas y abandonadas. Me cuentan que la industria del bronce gozó de todo su esplendor hasta bien
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Juan Jorge Graubner fue un personaje real del siglo XVIII al que el autor de esta nota, JuanDepunto, ha resucitado literariamente para este relato actual. Se llamaba Johann Georg Joseph Graubner y nació en Viena el 3 de octubre de 1736, estableciéndose en Madrid en 1758; a raíz de instalarse en Madrid adopta el nombre españolizado de Juan Jorge Graubner y así firma sus documentos. Tras casarse con española enviudó pronto y volvió a casarse con otra española. Murió el 14 de enero de 1801 en sus Reales Fábricas. Todo lo que respecto a datos y años se cuenta en el relato es históricamente cierto y está recogido en libros y documentos, algunos de los cuales están recogidos en las referencias bibliográficas acompañantes. El contexto del relato es inventado pero posible. Las fotos son originales y actuales (septiembre 2014) realizadas por el firmante
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De las fábricas salían todo tipo de objetos, desde grifería, cubertería, estampación y ferretería, a estatuillas decorativas, ornamentación, orfebrería religiosa, trofeos deportivos, etc.
terciado el siglo XX. En la guerra civil se convirtieron en industria bélica y luego volvieron a la fabricación de sus orígenes, pero a partir de aquí fue decayendo su rentabilidad, sobre todo tras la aparición de nuevos materiales, como los plásticos. A mediados de los años 80 del siglo XX los obreros, para evitar su cierre, crearon una sociedad anónima laboral, pero finalmente se produjo su cierre definitivo en 1996. Me queda el consuelo de que a principios del año 2000, gracias al Fondo Social Europeo y al INEM, se creó una escuela taller, a semejanza de la que yo fundé en el siglo XVIII, y un taller de empleo para la restauración y rehabilitación de parte de estas instalaciones. Esto culmina con la creación de un museo en la que fue fábrica principal, en el centro de la actual población, en el que se presenta la maquinaria bastante bien conservada, aunque se fue sustituyendo la energía hidráulica con la que la puse en funcionamiento
por esta extraña y moderna energía eléctrica. En este museo se conserva un vídeo con la historia de las Fábricas y el Himno de sus trabajadores, del que recojo su primera estrofa:
del oso, a donde por mi época, uno de esos animales se llevó secuestrada a una doncella a la que alimentaba en su cueva…
Juan Depunto
De la sierra en los picos más altos brota el himno viril del metal, armonía de yunque de hierro y lenguaje de torno al girar… Puede oírse completo en esta dirección: http://www.riopar.info/ musgaleria.html Actualmente la población tiene una moderna y redimensionada fábrica privada de bronces, en la que se elaboran fundamentalmente objetos artesanos. El pueblo de Riópar, actualmente con algo más de mil cuatrocientos habitantes, en general se dedica al turismo. No le faltan encantos a la zona, desde el nacimiento del Río Mundo ya comentado, a diversos parajes y cerros con leyendas como la montaña
Referencias bibliográficas: La fundación de las Reales Fábricas de Latón de Riópar. José Manuel Moreno Sánchez. ISBN 978-84-616-3581-8. Ed. Asociación de Amigos de las Reales Fábricas de Riópar. Albacete, 2013. 158 pp. Ajopringue de Riópar. Rosario Moreno Sánchez. ISBN 978-84614-1673-8. Ed. Integraf, Murcia, 2009. 91 pp. Diversos folletos turísticos y webs de internet
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Gervasio Sánchez En la línea emprendida en el número anterior, en la que se decide traer a nuestras páginas a los mejores moldeadores de la luz de la historia de la fotografía, a partir de ahora, irán apareciendo los fotógrafos que por una u otra razón merecen también un espacio especial en la historia que está escribiendo Luz y Tinta. Uno de esos grandes fotógrafos es sin lugar a ninguna duda Gervasio Sánchez, fotógrafo español que se encuentra entre los mejores fotógrafos de guerra del mundo. Es un fotógrafo fuera de lo común. Ha aprendido a resistir y resiste, no es la primera vez que en nuestra red social “Moldeando la luz” hablamos de su obra, bien en la notas, bien en alguno que otro post. Su obra se aproxima mucho —como recomendaba Robert Capa— y da la espalda al sensacionalismo. Esto significa que con frecuencia hace visible lo que no se puede decir con palabras. Muchas de sus fotografía dicen: Lo que estás viendo sucedió realmente; no digas nada, no tengas prisa, piensa en lo indecible. Y dejan abierta la cuestión: ¿En nombre de quien se ha hecho esto? También es Gervasio Sánchez un narrador, aunque lo que escriba sea punzante y breve. Muchas veces quienes aspiran a escribir historias son perezosos. (Cierta complacencia en el sensacionalismo es también forma de pereza.) La propia vida escoge a los mejores narradores; las historias salen a su encuentro. Y salen al encuentro de Gervasio Sánchez porque él vuelve sobre sus pasos; no le importa cruzar varias veces el mundo para volver a donde ha estado. Le interesan las vidas; los momentos solo le interesan en la medida que hablan de esas vidas. En ese sentido se podría decir que es fiel. Fiel en un mundo pérfido. Así se gana la confianza de la gente. Esta confianza confiere intimidad a sus historias. En este trabajo dedicado a Gervasio Sánchez, por ejemplo, hay imágenes en las que la mutilación ha sido olvidada. Nunca se la puede negar o soslayar, pero, a veces, cuando se está muy cerca de ella, cuando se comparte, la mutilación puede quedar olvidada. (Ya que hablamos de compartir no queremos dejar de señalar que quienes han de tener valor en primer lugar son aquellos que aman al herido; luego ese valor se contagia a otros.)
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Además de fotógrafo y narrador, Gervasio es un activista. No se puede quedar con los brazos cruzados ante lo que ha de ser registrado y contado. Dado lo que ha visto, podría haber caído en el fatalismo. (Para el testigo, este fatalismo es una forma de auto-protección.) No ha sido este su caso. Gervasio Sánchez a optado por contribuir con sus fotos a la campaña para la prohibición de la fabricación, exportación, venta y almacenamiento de minas antipersonas. Hoy hay en el mundo más de 200 millones de estas minas. La mitad de ellas ya están plantadas en la tierra; la otra mitad está a la espera. Cada veinte minutos, una persona inocente –que a menudo es un niño, pues los niños tienen menos conciencia del peligro y no se pueden estar quietos- muere o queda cruelmente mutilada debido a una de estas bombas. Sánchez alza su protesta e implícitamente nos pide que hagamos lo mismo. En los países que más sufren de lo que la Cruz Roja Internacional denomina “la epidemia” de las minas antipersonas –todos ellos países pobres-, hay enfermeras/os, médicas/os, profesores/as, monjas y sacerdotes, padres y madres que ayudan a sobrevivir día a día a las víctimas y sus familias. Una ayuda directa, mientras que Gervasio Sánchez sólo ha producido algún libro. Pero lo que hace con sus libros es enfrentarse a ese mal cotidiano que permite el uso de estas armas. Como suele suceder, el mal parte de una mentira que esconde o distorsiona la verdad. El termino Mina anti-personal contiene una mentira. Suena anónimo. Porque tu y yo somos “personal”, ningún individuo es personal en este sentido. Personal es una categoría personal, anónima, a la que en realidad no pertenece nadie, a la que no se le adjudican nombres concretos. El termino Soldado es también anónimo, pero está más individualizado. Te puedes enamorar de un soldado. O puedes llorar la muerte de un soldado. No sucede lo mismo con “personal”. Es sencillamente un termino estadístico; es la antítesis de los individual, de lo particular. No implica ni sangre,, ni miembros destrozados, ni dolor, ni amputaciones. De modo que estas minas tan baratas (su precio medio es de diez dólares estadounidenses) específicamente diseñadas para destruir
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los miembros y hacer que el tratamiento médico de la victima sea imposible o cuando menos sumamente dificultoso, estas armas infernales se consideran abstractamente, es decir, como si no tuvieran consecuencias físicas. Así funciona el mal hoy en día en muchos campos. Y estos campos minados, estos campos sembrados de muerte, como los llaman los desgraciados habitantes de las zonas afectadas, son uno de ellos. Gervasio Sánchez a fotografiado lo que oculta este engaño. Y como son imágenes sin palabras vemos esas consecuencias ignoradas o consideradas irrelevantes. Vemos los rostros. Aprendemos los nombres. Observamos la paciencia e imaginamos la cólera. Nos enfrentamos al baldío, a los campos dejados yermos. Nos enteramos de la voluntad de vivir. Y es en realidad esa voluntad de vivir la que condena con mayor severidad a los responsables: los políticos, los fabricantes, los agentes internacionales, los oficiales de mando de los ejércitos. Las victimas tienen que implorar justicia. Quienes luchas juntos por la supervivencia –tullidos o íntegros- pueden juzgar y condenar. Tal vez sean hoy los únicos en posición de juzgar. Gervasio Sánchez se ha puesto de su lado, en su condena y en su voluntad de vivir.
Compartido/ John Berger. Luz y Tinta.
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Médicos sin Fronteras Desde hace décadas, en nuestra lucha diaria para que todos los pueblos puedan acceder a un desarrollo sostenido, justo y equilibrado, en armonía con el medio ambiente y en paz. Intermón, Manos Unidas y Médicos Sin Fronteras tropezamos una y otra vez con el macabro obstáculo de las minas terrestres antipersonales. Fabricadas para herir o mutilar, pero no para matar principalmente, estos artefactos desoyen cualquier plan de paz o armisticio y continúan sesgando vidas incluso años después de finalizado un conflicto. La mayoría de sus victimas son civiles inocentes e indefensos que a menudo tratan de reconstruir sus vidas tras el horror de la guerra. Pero más allá de las mutilaciones o de la muerte el sembrado indiscriminado de minas tiene unos efectos catastróficos en aquellos países especialmente afectados: hectáreas de tierra fértil donde antes crecían cereales se convierten en trampas mortales que aterrorizan a poblaciones enteras e impiden el retorno a casa a miles de refugiados y desplazados, contribuyendo así a la creación de nuevos focos de tensión y conflicto e hipotecando las posibilidades de desarrollo de estos países. Cada día el mundo amanece con 70 nuevas victimas de minas antipersonas. Aún así cada año se dispersan dos millones de nuevas minas, que engrosan la espeluznante plaga de más de cien millones que acechan sin descanso, a ras de suelo, enterradas por doquier, durante meses, quizás años, hasta cumplir el cruel designio para el que fueron concebidas. Se trata de un espectáculo dantesco ante el cual las ciudadanas y ciudadanos de todo el mundo hemos dicho basta: más de 1000 organizaciones no gubernamentales de todo el mundo trabajamos a nivel nacional y mundial para poner fin a esta crisis humanitaria de dimensión global. Con actos como este de Luz y Tinta pretendemos que nuestros conciudadanos tomen conciencia y provocar una reacción para que , a partir de la indignación de cada uno de nosotros, surja una voz unánime de denuncia que llegue a oídos de los responsables políticos en cuyas manos está la posibilidad de poner fin a este drama. Por eso y en este caso la fotografía es un instrumento bien cargado, por tratarse de uno de los lenguajes universales y una de las mejores armas contra la insensibilidad, a través de las cuales el espectador puede ser testigo directo de la realidad y sentirla a flor de piel, conmoviéndose con la expresión de los ojos de un niño o compartiendo la tenacidad e ilusión cotidianas de los supervivientes. No queremos recrearnos en la dureza de las imágenes, solo mostrar el drama como punto de partida necesario para denunciar la tragedia y afrontarla con el optimismo que nos da saber que el esfuerzo conjunto de ciudadanos, ONGS y gobiernos puede detener esta crisis de alcance mundial, empezando por el compromiso de prohibir totalmente las minas en el mundo. Sin reservas. Sin excepciones. Sin fisuras.
Pedro Arcos
Presidente de Médicos Sin Fronteras.
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Foto: José Luis Maylin Pastor
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Foto: A. Grachev
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