Luz y tinta 69

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Nº 69 - Mayo 2017

Fotógrafo del mes: John Aavitsland

Todd McLellan Almadén, la minería del mercurio


Año VII.- Núm. 69 - Mayo 2017 PROMOTOR José Luis Cuendia, “Guendy” DIRECTOR Francisco Trinidad COLABORADORES Eugenio R. Meco, Pepe Haro Castaño, Ma Bernarda Ballesteros, Carlos Flaqué Monllonch, Glyn Griffits, Ricardo González “Completu”, Salvatore Grillo, Javier Madroñero, Narciso del Río, Juanjo Gallardo, Monchu Calvo, Antonio Ramón Ferrera, Cristina Capracci, Gustavo Velázquez, Cora Coronel, Justín del Barrio, Arturo de las Liras, Juan José Alonso, Ilona Gogh, Jan Puerta, Albino Suárez, Gloria Soriano, Ildefonso Robledo, José Manuel Gonzalo, José Mª Ruilópez, Juan Depunto, Juan José Pascual, Viviana Genta, Nadima, Antonio Martínez, Ángeles Pereira Perera, Claudio Serrano. DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA José Luis Cuendia DIRECTORA DE COMUNICACIÓN Lola González DISEÑO y MAQUETACIÓN Francisco Trinidad

Fotógrafo del mes: John Aavitsland....................................

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Eyra Kendra..............................................................................

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Francisco Trinidad

José Luis Cuendia, “Guendy”

Habitación 127......................................................................... 25 F.T. Burro y amo.............................................................................. 29

Gloria Soriano

La mudanza............................................................................... 33

Monchu Calvo

De nuevo, Claudia.................................................................... 37 Desnudo y delicadeza............................................................. 47

Claudio Serrano

Ya cuarenta años...................................................................... 55

Ricardo González “Completu”

Almadén del azogue................................................................ 61

Juan Depunto

Acciones solidarias.................................................................. 71

Juanjo Pascual

Fashion....................................................................................... 77

Kezzin

Todd McLellan......................................................................... 85 Fotografías que despertaron conciencias........................... 90

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Nuestra foto de portada:

Moldeando la Luz es miembro de la Royal Photographic Society

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Svetlava


Presentación

Con el alma en vilo Mientras tecleo estas líneas, tengo de fondo un canal de televisión que muestra las imágenes más horrorosas de los últimos tiempos: la tragedia del Manchester Arena, que nos habla a estas horas de 22 jóvenes muertos y decenas de heridos, víctimas de una acción terrorista sin alivio. Como esta es una revista de fotografía, podría libremente escaparme de lo inmediato, centrarme en nuestros temas y dejar que la actualidad siga golpeando, aunque sin salpicarme. Podría hablar, por ejemplo, de la belleza intemporal de las imágenes de Nadima o de Kezzin o de la indagación técnica de “Guendy” o, para no ruborizarme en exceso y lavar un poco mi conciencia, de las acciones solidarias con la Asociación Duchenne Parent Project España de que nos habka Juanjo Pascual. Pero no. La realidad es insoslayable. Recuerdo con auténtica vergüenza una tragedia similar, aunque por causas diferentes, la del Madrid Arena, en la que murieron cinco chicas durante una macrofiesta de Halloween en noviembre de 2012. Al día siguiente del desgraciado suceso, la alcaldesa de Madrid se fue de fin de semana a Lisboa olvidando el dolor y las lágrimas que dejaba en Madrid. Olvidar lo que hoy está sufriendo Manchester, y Europa entera con la ciudad británica, sería secundar la actitud negligente de aquella alcaldesa madrileña de infausto recuerdo. Por eso es preciso asumir la responsabilidad informativa que nos cabe y, aunque no hablemos directamente de fotografia, que es lo nuestro, podemos centrarnos en la crisis política general que está viviendo Europa en estos momentos, con la gran crisis de las opciones socialdemócratas como elemento más visible. Desde la Turquía de Erdogan a la Gran Bretaña de May, pàsando por la Francia de Marron o la España de Rajoy —todos ellos con la vista puesta en Angela Merkel, ajena a más vaivenes que los de su propio interés— Europa entera asiste al declive del ideario socialista subsumido en una suerte de socioliberalismo al que se deben hoy políticas impopulares entre las propias bases electorales de tales partidos, aunque irrenunciables en el conjunto político de una Unión Europea ausente de su propio destino, que nada tiene que ver ya con aquellos orígenes en los que se hablaba de Mercado Común europeo. Por eso no debemos olvidar este último atentado de Manchester, similar a los que en su día azotaron París, Londres, Estocolmo, Bruselas... y varios escenarios de horror más, entre otros nuestro Madrid de marzo de 2004, en el que diez explosiones en cadena en cuatro trenes de cercanías causaron 191 muertos y más de 1.600 heridos, certificando que el terrorismo es algo más que la crueldad hecha muerte sin sentido. El terrorismo es hoy la otra cara de nuestra moneda cotidiana: mientras en Europa nos miramos el ombligo político, discutiendo si nos persiguen galdos o podencos, hay una realidad al margen de la nuestra que solo encuentra su expresión en socavar algunos de nuestros cimientos poniéndonos frente al espejo de nuestras propias contradicciones. Esperemos que ninguna de ellas sea fotográfica y que la fotografía siga siendo un intrumento informativo y estético de primer orden.

Francisco Trinidad

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Fotรณgraf0 del mes de Abril

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John Aavitsland Como todos los miembros de nuestra comunidad saben, una de los tipos de fotografía más difícil —dentro de la dificultad general que encierra cualquier tipo de fotografía— es la del crepúsculo, bien de amanecida o de atardecida, con toda la dificultad que encierra lo efímero de la luz en esos momentos. En el último encuentro de Moldeando la luz el maestro Carlos Ramírez de Arellano impartió un taller sobre este tipo de fotografía en el que pudieron contrastarse la teoría y la práctica en un bonito atardecer en Oviedo y donde los asistentes pudieron comprobar sobre el terreno todos los inconvenientes y toda la complejidad técnica que impone ese momento en que la luz va poco a poco desapareciendo hasta que la noche adquiere todo su protagonismo. Pues bien, nuestro fotógrafo del mes de abril, John Aavitsland, es un auténtico maestro en el manejo de esta luz del crepúsculo. Casi todas las fotografías que ha subido a Moldeando la luz están tomadas en ese momento mágico en que se hermanan las luces y las sombras y en el que la luz procura abrirse paso a través del prisma del arco iris, incendiando de cálido color todas las tomas. De las 229 fotos que tiene su carrusel en el momento en que escribo no llegan a la veintena las fotos que están tomadas en otro momento. Son la suyas fotografías realizadas por lo general en medio de la naturaleza y con distintos motivos: cielos, nubes, agua, montañas, nieve, géiser, parajes campestres… Son fotos en las que se acusa la soledad del fotógrafo, sin más ayuda que su cámara y esa luz efímera —hay que subrayarlo— que solo permite unos minutos para la toma y que no es difícil suponer que el fotógrafo ha aguardado durante horas. Estas mismas fotos, en la ciudad tienen el apoyo de las farolas callejeras, que se encienden a determinada hora y dan una pista al fotógrafo, pero las de John Aavitsland, capturadas en mitad de la naturaleza, necesitan de paciencia y constancia, sobre todo cuando los paisajes son múltiples y ha sido preciso buscar y esperar ese minuto, ese instante en que el disparador se apropia de la luz y se produce el milagro de la policromía vespertina. Entre sus muchas fotografías en este momento de luz sorprende el tratamiento de los cielos, generalmente poblados de nubes, y las fotos en que se buscan los reflejos del cielo en el agua, multiplicando por dos la belleza del momento.

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No es difícil adivinar, o cuando menos suponer que estas fotografías están tomadas con algún tipo de filtro de la cámara y tratadas informáticamente con algún tipo de efecto o de filtro que multiplique las posibilidades de la luz y acentúe su paleta cromática. Claro que, insisto, es pura suposición o presunción, pues el sueco Aavitsland nada nos dice de su técnica ni de los parámetros con que se enfrenta a sus tomas. Son muy pocas, como he señalado, las fotografías que se salen de este círculo mágico de la luz de atardecida en plena naturaleza. Apenas una veintena en las que recoge animales en plena naturaleza, muy pocas de ciudad —sobresale una de la catedral de Metz en la que no es difícil suponer que ha aplicado toda su experiencia en la luz de atardecida para destacar los perfiles de las columnas— y algún retrato suelto, curiosamente en blanco y negro, abandonando siquiera momentáneamente su maestría en el tratamiento de la luz. Aunque, mirando estas fotos, se adivina que hay muchas otras detrás y que si John Aavitsland se ha especializado en estos magníficos atardeceres que nos muestra en Moldeando la luz para llegar a ellos ha transitado muchos otros caminos fotográficos, como demuestra el amplio abanico de exposiciones en las que ha participado y de las que nos da cuenta en su propio texto de presentación.

Francisco Trinidad

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Eyra Kendra José Luis Cuendia, “Guendy” Ha sido para mí una gran satisfacción como fotógrafo el realizar una sesión fotográfica con Eyra Kendra; primero, porque era la primera vez que hacía una sesión de fotos a una chica con rastas en el pelo. Desconozco el motivo por el que Eyra Kendra lleva este peinado, le queda bien y supongo que le gusta y punto. Es evidente que este estilo de peinado en la mayoría de las ocasiones obedece a un estilo de ver y vivir la vida. Es cierto que el movimiento rastafari en las últimas décadas se ha popularizado y se ha hecho de nuevos seguidores que anteriormente no tenían siquiera idea de su existencia. Dentro de mi ignorancia en el tema pienso que Bob Marley y la música reggae, en todo su ancho, fueron sin duda grandes difusores de esta cultura, movimiento, modo de vida o como queremos llamarlo. Según mis humildes investigaciones las ubicaciones con mayor número de seguidores son Jamaica y Caribe; y Etiopia, un lugar sagrado, ya que este “movimiento espiritual que considera que Haile Selassie I es la tercera reencarnación de Jah (abreviación del nombre de YHWH ), después de Melquisedec y Jesús.” (Wikipedia) No obstante en un viaje realizado por Brasil con destino Maranhao para conocer el Parque nacional de los Lençóis Maranhenses, decidimos volar hasta su capital Sao Luis, para desde allí continuar en viaje por carretera, y allí en Sao Lois pude comprobar un gran movimiento de seguidores de este movimiento, si bien, más bien ligado a la música reggae. Uno de los aspectos que más identifica a un Rasta, además de los colores verde, amarillo y rojo, son los dreadlocks. Para un Rasta llevar dreadlocks es tener “La melena del león de Juda”. Un claro símbolo de pureza, de no violencia, de lucha y rebeldía contra el sistema además de un significado propio de cada persona que los lleva consigo. El término “Rastas” para llamar a este peinado he comprobado que es completamente erróneo. No sólo los Rastafaris lo suelen poseer, sino que también otros grupos étnicos y ancestrales son portadores de dreadlocks, “tubos” de pelos enredados formando un peinado.

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En los 80’s, un número significativo de no-Rastafarianos comenzaron a usar los dreads como moda y en la actualidad dicha moda persiste por lo que es muy común encontrarse con este peinado en personas totalmente ajenas al movimiento Rastafari. Antes de los Rastas, también llevaban “dreads” los griegos, los masai (que existen hasta hoy) en Kenya y Tanzania, integrantes de la organización Mau Mau en Kenya, los somalíes, sectas del Islam, tribus germánicas, los Vikingos, hasta dioses antiguos (como Sekhmet y Shiva). Actualmente y desde la antigüedad los Sadhus (hombres santos hindúes) llevan dreadlocks y se dice que algunos participaron de la primer comuna rasta “pinnacle” en Jamaica dirigida por Leonard Howell (uno de los precursores del movimiento rasta junto con Archibald Dunkley y Joseph Hibbert), fue en esta co-

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muna donde muchos de sus seguidores comenzaron a usar dreadlocks observando fotografías de tribus etíopes y la tribu masáis en África. Como decía al principio desconozco los motivos por los que Eyra Kendra y su novio decidieron llevar dreadlocks en sus pelos, lo que sí puedo decir como fotógrafo es que resulta muy interesante tanto desde el punto de vista fotográfico como estético, en este caso las rastas son un plus más que decora y embellece sus imágenes. Tanto a Eyra como a Marcos los conocí a través de mi amigo y moldeador de la luz y colaborador de Luz y Tinta, Juanjo Pascual, que me los trajo a mi estudio. Los cuatro pasamos un día muy agradable haciendo fotos; aunque siempre se establece un guion a la hora de realizar una sesión de fotos, en esta ocasión nos permitimos el lujo de improvisar alguna de las fotos, como el homenaje muy personal a John Lennon y Yoko Ono, en recuerdo de la foto que la fotógrafa Annie Leibovitz (a la que tuve la gran ocasión de fotografiar en Oviedo con motivo de los Premios Príncipe de Asturias en el Premio de Comunicación y Humanidades). La foto de Annie Leibovitz, titulada “El último beso” fue portada de la revista RollingStone; esta foto retrata un momento único y particular. Se trataba de hacer unas fotos para la portada de su disco Double Fantasy. Annie, no satisfecha con las fotos tomadas días atrás decide volver al apartamento de la pareja, para intentar recrear algo similar a la portada del disco. John le insiste en que para él es importante que en estas fotografías saliera Yoko, aunque es consciente de que la editorial prefiere una foto de él en portada. Annie Leibovitz, pensó en cómo la gente se acurruca en la cama y les pidió que se desnudaran… algo con lo que no tenían problemas, solo que Yoko comentó que no se quitaría los pantalones. Annie le dijo que entonces se quedara con toda la ropa, tomó una foto con su polaroid, y la mostró a John, quien comentó que había capturado su relación a la perfección. Como ya se ha escrito millones de veces esta foto fue tomada en su apartamento, cuya habitación daba al Central Park. Habían quedado más tarde para ver todas las diapositivas de la sesión fotográfica, lo que no fue posible ya que ese mismo día un fan dio muerte a John. Con esta foto Annie genera un registro histórico, único. Una fotografía llena de significados, en donde se pueden inferir muchas ideas a raíz de la toma. De que John se “despidió” sin saber lo que pasaría…, de que Yoko estaba de negro “adelantando” un luto. Diferentes lecturas, pero una de las más importantes: el beso que los recordará para siempre. Es evidente que no se intenta crear ningún paralelismo entre la foto de Marcos y Kendra, los dos son jóvenes, se les ve muy unidos y hemos realizado la foto tal como Annie la pensó en un principio. Los dos decidieron unir las desnudez de sus cuerpos como algo hermoso, una especie de pacto de unión que representa la armonía, el compañerismo, los sentimientos y el amor. Así lo vi en aquella sesión. Hicimos muchas fotos más a Eyra Kendra, sobre diferentes composiciones y quedamos para hacer en el verano alguna serie temática con pinturas y polvos holi, también quedamos en estudiar las composiciones de una serie medieval. Días después vinieron a ver los archivos digitales, y Emma, que es como se llama –Eyra Kendra es su nombre artístico–, me comentó que estaba muy liada con el papeleo de su viaje a Holanda, había encontrado trabajo en una ciudad holandesa y en días se iba ya. Entonces pensé en la foto que habíamos realizado en homenaje a John y Yoko. Marcos y Enma, tendrán que esperar un tiempo para que esos momentos que capta la fotografía y que son momentos que nunca volverán, al menos otros similares puedan volver a realizarlos más pronto que tarde, ahora en la cabeza de Marcos está la idea de su rencuentro en un lugar de los Países Bajos.

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Habitación 127 F.T

Detrás de este mostrador he recibido a huéspedes de todo tipo: altos directivos de grandes compañías y ejecutivos de medio pelo de empresas en declive; bohemios con mochila y anorak y estirados funcionarios con Samsonite y Loden; estudiantes en pos de un máster y catedráticos de paso para algún simposio; jóvenes amantes buscando el calor de unas sábanas y adúlteros sin complejos huyendo de la rutina de sus parejas; viajeros derrotados por muchas horas de vuelo o por el peso de las horas en carretera…, y tantos y tantos otros, pero sobre todo investigadores que vienen a la Biblioteca Nacional buscando información para sus tesis. La cercanía de este hotel con el vetusto edificio le hace ideal para quienes llegan de alguna Universidad de provincias y todavía no se mueven bien por Madrid. Tal es el caso, supuse, de Federica —llamémosla así, qué más da su nombre—, que llegó un miércoles a media mañana, rodando una pesada maleta. Se acercó al mostrador, tímida (y hermosa) y con media sonrisa me dijo que tenía una habitación reservada. Efectivamente, allí estaba su reserva. Le hice las preguntas de rigor para completar su inscripción y le asigné la habitación 127, poniéndome a su disposición y deseándole una feliz estancia. No me hizo falta cavilar mucho para adivinar que su destino era la Biblioteca Nacional, porque dos horas después, cuando ella ya había salido (hermosa y pizpireta) llevando bajo el brazo un portafolios azul, un mensajero trajo a su nombre una bolsa de libros. Como la bolsa venía abierta, me atreví a husmear su contenido: varias ediciones antiguas de libros de Concha Espina, Carolina Coronado y una tal Hildegart Rodríguez Carballeira de la que no había oído hablar hasta entonces. No me cabía duda de que era una profesora —por su edad no podría ser estudiante— indagando algún asunto literario de orientación feminista. Cuando regresó tras la comida, con un brillo especial en la mirada que supuse efecto del vino, le entregué la bolsa y me atreví a comentarle que había visto los

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libros, lo que no pareció importarle; y como soy de Cantabria, le hablé de Concha Espina, de quien había leído alguna cosa; y durante unos minutos hablamos distendidamente, casi como dos colegas, aunque inmediatamente me di cuenta de que era la profesora la que hablaba con soltura y yo la que farfullaba para no perder la conversación. Cuando comenzó a subir las escaleras, llevando aquella bolsa de libros, su bolso y el portafolios azul, me fijé en su figura y sobre todo en la curva que dibujaban sus glúteos ajustados en un pantalón beige que hacía honor a su figura. Era realmente hermosa Federica y su recuerdo me hizo llegar al ensueño. Consulté su ficha y pude comprobar que dejaría su habitación el domingo por la mañana, así que, me dije, tendría margen para uno de mis planes de conquista. Detrás de este mostrador, aparte de ver múltiples caras y estudiar muchos tipos, he tenido ocasión de ensayar, muchas veces con éxito, intentos de seducción que a veces han cristalizado en encuentros muy placenteros y más de una vez, por qué negarlo, en contestaciones más hirientes que una bofetada. Con Federica todo iba bien, sin embargo. Durante el jueves y el viernes, solo tuve ojos y oídos para ella, y aprovechando todas sus entradas y salidas, fui insistiendo e insistiendo en mi cerco, poniéndole sonrisas y haciéndole a veces carantoñas cada vez más atrevidas. Ella parecía responder a mis deseos y correspondía a mis sonrisas con las suyas y a mis carantoñas con risas que a veces se acercaban a la carcajada. Todo parecía funcionar. Así que el sábado, que me tocaba el turno de noche, me levanté de buen humor y pasé todo el día pensando en las palabras exactas que le diría, en el gesto que pondría en cuanto la viese y en la forma final de dejar claro mi propósito. Comencé mi turno a las 23 h. y nada más llegar comprobé que ella no estaba en su habitación, así que esperé, presa de los nervios, a que llegase. No se hizo esperar. Sobre las 12 de la noche hizo su entrada con aquella sonrisa que entendí coqueta y con un saludo que juzgué muy cordial. Vestía un traje de chaqueta azul marino que la acercaba a mi particular olimpo. Hablamos apenas tres minutos, sobre el tiempo, sobre el fin de su estancia y noté que ella quería librarse de la conversación, así que fui de frente a mi objetivo, apurando quizás mis posibilidades de éxito: —¿Te apetece que te suba una botella de champán bien fresquita y nos la tomemos juntas?

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—Por qué no —dijo ella, divertida. —Dentro de una hora, si te parece —le dije, mientras le ofrecía un beso picarón al que respondió con un mohín indefinible. Comenzó a subir las escaleras, sonriente, y a mitad del tramo movió su trasero en un gesto que entendí como cómplice. Todo estaba en marcha, pensé. Así que llamé a Charo, la mujer de la limpieza, que siempre me sustituye a estas horas en la recepción cuando tengo que ausentarme, y le dije que a la una más o menos tendría que cubrir mi puesto durante un buen rato. Ella ya lo entendía. Así que en cuanto llegó, fui al bar, cogí una buena botella de champán, muy fría, y un par de copas. Subí a la habitación 127 y dudé un momento si llamar o utilizar mi llave maestra, mientras las copas tintineaban en mi mano. Por fin, me decidí a utilizar la llave maestra para hacer más palpable mi decisión. La habitación estaba en penumbra, pero no me costó ver dos cuerpos desnudos sobre la cama en posición inequívoca. Ella, Federica, estaba debajo, abrazada a la espalda del hombre, y ambos suspiraban llenando la estancia de deseo correspondido. Volví sobre mis pasos, cerré la puerta suavemente, y mientras les maldecía en mi interior, volví a mi puesto en la recepción. Charo me miró extrañada: —¿Estaba ocupada? —Y con un hombre, qué te parece. Rio Charo estrepitosamente, reí yo al borde de las lágrimas, con aquella sensación de ridículo que tardé días en sacudirme, y seguimos riendo mientras abríamos la botella de champán y mentalmente renegaba yo de mi mala suerte y de las profesoras exuberantes que poblaban mis deseos de posibilidades eróticas en todas y cada una de las habitaciones de este hotel.

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Burro y amo Gloria Soriano 1.- Generaciones Burro alternaba lecturas de los griegos, con catálogos de vacaciones y aperitivos de alfalfa. Además, hacía trabajos en línea. Línea quebrada. Trabajos acordes a su naturaleza, tan diferente a la de generaciones anteriores. Sus ancestros daban vueltas a la noria. Su propio abuelo había dedicado parte de su juventud a esa tarea. Después se impuso el motor y empezaron las mutaciones. El Mediterráneo de los folletos le entró a Burro por los ojos: arena, agua y ondas, tan blancas como la espuma de los cangilones que no llegó a conocer. Sintió nostalgia de lo que sin haber visto sabía, y de la felicidad de su abuelo: los ojos cerrados, el movimiento circular, el mantra del agua, la tranquilidad de la mente y los sentidos. El agua y el mar. Sentado en una silla del jardín, la cabeza erguida, los antebrazos sobre la mesa, las orejas apuntando al cielo, Burro propuso al Amo veranear en la costa. La cuestión encalló en una nube. 2.- Residencias Antes vivían en un pisito subvencionado. Un segundo sin ascensor. Desde la escalera, puerta dios mediante, apretón de lomos contra las jambas, pesebre portátil e inclinación de cabeza bajo el dintel, con un ligero empujón Burro entraba directamente en su cuarto, que hacía las veces de salón y distribuidor. Desde allí le bastaba estirar un poco el pescuezo para fisgonearlo todo. Ahora tenían una parcela con casa de dos plantas y un local para coches vacío de autos. El resto era el jardín. Burro comía, trabajaba, leía y soñaba en la cuarta parte de la cochera. La cuerda que le trababa le impedía dar con la pezuña más lejos. Amo, que ocupaba toda la vivienda, para dormir eligió una habitación cercana al garaje. Solo les separaba un tabique. Durante la noche Burro sentía los sonidos de Amo. Los rebuznos de Burro, sin embargo, retumbaban en toda la urbanización, como si fuera el piso de aquel tiempo anterior a Internet, cuando aún no vivían independientes. Burro tenía prohibida la entrada en la casa de Amo. Sin esta distracción, husmeaba por el ciberespacio mucho más.

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3.- La cuestión — ¡Veranear en la playa! —gritó Amo—. Pero mira que eres borrico. Si tú el agua, ni de lejos. Que te conozco. Que no. Que nos vamos a la montaña. Verás qué buenos revolcones nos damos por el prado. —Amo pensaba en tetas con olor a tomillo. A pesar de lo que ofende la verdad, Burro escuchó todo sin cocear. Aún estaban en invierno. Tenía tiempo de sobra para convencerle. Amo, aunque se movía libre de la casa al garaje, era un ignorante subyugado por las teorías de la manipulación de Noam Chomsky.1 4.- Reflexiones Al abuelo Burro que cargaba agua, le detuvo el motor inmóvil que agota el pozo que riega los tomates que crecen y maduran. El nieto carga libros, videos, música… Todo lo que le echan encima. Polímata como Aristóteles en versión virtual. Con las pezuñas teclea las claves que abren las puertas de los servidores. Dentro encuentra alimentos con substancia e insustanciales. Los elige según el momento. Su cerebro sigue dietas de calorías. No quiere ni ser cabezón, ni cabeza hueca. A veces se hace preguntas sobre el futuro. La respuesta siempre tarda. Por fin un mirar atrás y un roznido en perspectiva, para darse cuenta de que el futuro devora al presente que regurgita el pasado. Cosas de Burro. Las orejas más pequeñas, las cinchas apretadas, la panza constreñida, cada día más chip. 5.- El Amo Amo no tiene dudas. No es no, y para vivir, mejor habitaciones grandes, grifos dorados y buena salud. Si tuviera coche, sería un deportivo, pero de momento, Burro no da para tanto (le pagan en likes). Amo disfruta de las reuniones con primos y cuñados (todos son familia) y le gusta tener razón. Aunque se comunica con palabras bruscas, es sensible a los discursos para niños y a la enfermedad ajena. Lo primero le enternece. De lo segundo huye. La performance de la artrosis y un folleto de salud fueron suficientes para un cambio de parecer sobre la cuestión. ¿Agua salada a montes verdes? 6.- Casualidades En julio Amo, para prevenir los achaques de reuma, padecimiento que acosa a la familia, decidió tomar baños de mar y lodo en las Salinas de San Pedro. Burro colgó el cartel cerrado por vacaciones para disgusto de los que intentaban descargar películas ese mes. Juntos viajaron a Lo Pagan. Fueron en tren.

10 Burro piensa que Chomsky es el autor de “las 10 estrategias de manipulación mediática”. Tendrán que pasar dos veranos para que conozca a Sylvain Timsit, y la web syti.net.

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La mudanza Monchu Calvo Dicen que después de una muerte, el cambiar de casa es el acontecimiento mas traumático en la vida de las personas. Doy fe de su certidumbre, con el agravante de que en mi caso fueron dos las casas que desalojé. Ciudad y pueblo. Allí, después de horas y días empaquetando cosas, que muchas veces ya ni sabías que existían, van aflorando recuerdos que tú pacientemente fuiste guardando a través de los años. Son como bofetadas a la memoria, porque de repente rememoras aquellos momentos donde hiciste aquellas fotografías, y te ves apuesto y joven. Quizás con el brazo por la cintura de aquella mocita, de la que creíste estar enamorado, o aquella otra vez que coronaste aquel puerto de primera, encima de aquella pesada bicicleta, pero que lucías orgulloso con el maillot de KAS. Periódicos, apuntes, cámaras fotográficas de Kodak incluidas, y así hasta llenar decenas de cajas, de las que no sabes qué nombre ponerles para que indiquen su contenido. En alguna, recuerdo haber escrito con rotulador grueso: Miscelánea. Y libros, muchos libros, aunque una gran parte de ellos los facturé a una librería de viejo. Me quedé con esos que marcaron muchas horas de placer, y que me siguen como los viejos amigos que siempre están ahí para lo que los precises. Y heme aquí, en la nueva casa, que espero sea la última, porque sinceramente no me encuentro con fuerzas para afrontar otro cambio que no sea el del asilo de la tercera edad, y en ese caso solo llevaría el pijama y útiles de aseo personales. La casa es bonita, cercana en distancia a la anterior, pero ese pequeño puerto que separa Bueres, de Rioseco, marca dos mundos diferentes totalmente. Es amplia, y con el sabor que imprimen las casas de pueblo en su cercanía intima. Como esos viejos amigos que no te fallarán nunca. Claro que las ventanas de madera no ajustan como debieran, y los días de temporal notas que se cuela un frio aire por sus rendijas, pero los suelos de madera te aportan esa sensación de calidez que nunca tendrías en un piso de ciudad. La chimenea en la cocina te augura veladas invernales cálidas, mientras el guiso cuece lentamente y su olor despierta el apetito de esos huevos de aldea, de intenso color amarillo, con el pan que siguen fabricando en horno de leña, y que todas las mañanas, puntual, el panadero te deja colgado a la puerta de tu casa. Decía anteriormente que son dos lugares totalmente diferentes, aunque solo los separe una docena de kilómetros. Bueres es un lugar alto, agreste. Muy bello paisajísticamente, como puede verse en muchas de mis fotos. Algunos mol-

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deadores incluso lo conocieron directamente. Allí permanecerá mi corazón para siempre, porque en él disfruté de momentos inolvidables. Pero desgraciadamente, como tantos pueblos de España, se está muriendo. No quedan apenas vecinos, y solo se mantiene un solitario y pequeño bar. Es una muerte por inanición y sin ningún futuro que no sea los ocasionales visitantes que se van a deleitar con los hermosos paisajes de su entorno, y que habitan ocasionalmente las casas rurales que existen en alquiler. Rioseco, en cambio, es otra cosa. Situado en un valle bajo, goza de un paisaje exuberante, con el añadido de un embalse a escasos metros del núcleo urbano, donde la luz te ofrece en cada momento del día ocasiones de disfrutar de nuestra pasión por la fotografía, igual de amaneceres que de ocasos. Pueblos con un encanto especial, por lo cuidados que los tienen, amén de un amplio abanico de rutas perfectamente señalizadas, donde visitar cañones fluviales increíbles, aparte de bosques donde hayas y robles muestran por qué Asturias es famosa en el mundo por la calidad de sus masas boscosas. Picos de agrestes cumbres y pueblos donde es una delicia perderse por sus calles. Todo ello en el espacio compartido con Caso, del Parque de Redes, o sea que seguimos en el paraíso, pero con la gran ventaja de que aquí se mantiene la población, por consiguiente, la vida. Hay voces de niños jugando en las plazas, y animadas tertulias en los varios bares, por cierto de estupenda comida, que existen en todos los pueblos. Creo que no he perdido nada con el cambio, aunque mi cariño es para el lugar que primero me acogió y donde cada pocos días retorno a hablar con los últimos supervivientes que quedan. Allí siguen, unos con sus vacas, que llevan en procesión de un prado a otro, y otros apoyados en la terraza del bar, calentándose con los rayos del sol, mientras un cigarrillo se consume lentamente, junto a los primeros vasos de vino que caerán a lo largo del día.

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La casa es bonita, cercana en distancia a la anterior, pero ese pequeĂąo puerto que separa Bueres, de Rioseco, marca dos mundos diferentes totalmente. Es amplia, y con el sabor que imprimen las casas de pueblo en su cercanĂ­a intima. Como esos viejos amigos que no te fallarĂĄn nunca.

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Fotos: José Luis Maylín

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De nuevo, Claudia Como ya anunciábamos en nuestro número anterior, publicamos en esta entrega las fotos realizadas por José Luis Maylín durante la sesión fotográfica que realizó juanto a José Luis Cuendia, “Guendy”, a la ovetense Claudia Barril, belleza de solo 17 años que apunta maneras y que, con todo el futuro por delante, tiene en cartera otros proyectos con Cuendia y Maylín de los que posiblemente hayamos de dar cuenta en próximas ediciones de esta revista.

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Fotos: Nadima

Desnudo y delicadeza Claudio Serrano Creo que alguna vez escribí en estas páginas sobre el contraste que supone hallar una sesión de desnudo —o medio desnudo, como en el caso presente— en las fotos de Nadima, que tanto trabaja el atrezzo, la vestimenta de sus modelos, la ambientación de las fotos, todo aquello que contribuya a modelar un ambiente, una historia, un destello de luz fotográfica en un contexto creado en plena conjunción de modelos y escenario. Todo este cuidado, toda esta delicadeza la traslada también a estos ensayos de desnudo en los que se indaga la “plenitud inmediata del cuerpo femenino”, como escribiera Jorge Guillén. Y no hay más que repasar las fotos, una a una, para advertir que la atención fotográfica se busca a través de tres elementos sustanciales al clima buscado. Por una parte, la desnudez de la modelo —”un rumor de medias de seda acariciadas,/ y senos femeninos que brillan como ojos”, nos dijo Pablo Neruda—, una desnudez que es luz fotográfica y que viene justificada por el ambiente recogido en que la modelo se mueve; por otra, el rojo intenso del vestido, con todas las connotaciones que quieran buscársele al rojo (pasión, dolor, acaso sueño); y finalmente, esa revista sobre la que la chica trabaja, y digo trabaja porque

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en varias tomas aparece con un lápiz en la mano como tomando notas. Con esos tres elementos, el foco de atención se divide, casi se diría que se recrea, y se aleja de los senos directamente, con lo que el desnudo no es explícito, como en muchos otros desnudos en los que se acentúa con total intención el componente sexual del cuerpo retratado. Pero en esta serie de fotografías de Nadima hay otro componente fundamental y no quiero pasarme de listo, aunque opinar es errar, pero que me parece es el auténtico motor de estas composiciones. Me refiero lógicamente a los ojos de la modelo. Si miramos atentamente la foto que damos en las dos páginas siguientes (50 y 51) los hermosos ojos de la modelo llenan la escena. Ha desaparecido el desnudo, sólo se muestra un trozo de la hombrera del vestido y ha desaparecido también esa revista que nos acompaña durante las otras tomas. Reinan los ojos, unos ojos que iluminan la escena, y se adivina en la pared del fondo recortes de otras revistas que pueblan la pared y dan calor al entorno. Como si esos ojos que llenan la fotografía se abrieran a un sueño, el de las modelos que va recortando de esa revista que tiene entre manos y que le sirven de pauta para ensoñaciones y aspiraciones de futuro, para posteriores sesiones de posados para fotografías de desnudo que adquieran la misma calidad, la misma calidez y el mismo tacto que con éstas ha conseguido Nadima.

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Ya cuarenta años Ricardo González “Completu” Todos nosotros tenemos un pasado, y eso si, unos mas cómodo que otros y luego estamos los del COU del 1977 (COU = Curso de Orientación Universitaria), que equivalía al último curso de bachillerato. A mi esto del Curso este me lo contaron ellos, quienes lo llegaron a hacer, que por mi parte me quedé un poco atrás y fui de esos que dicen “no estudio más en mi vida”, y me pasé la vida laboral estudiando. Todos quienes componemos la Web de Moldeando la luz, todos sin excepción quisiéramos reunirnos un día, conocernos y compartir vida y conocimientos. Pues esto es lo que esta pandilla de antiguos estudiantes del Instituto de Sotrondio (Asturias) hacemos todos los años. Dedicación a todos ellos, pero no porque sean mejores o peores, si no porque creo que somos los únicos que seguimos con la tradición y así llevamos en este año de Dios los cuarenta de aquella bonita fecha. Nuestra red social se nutre fotógrafos de infinidad de países (México, Brasil, Argentina, Perú, Francia, Israel, China, Vietnam, Portugal, Rusia, etc,etc,…. ) y todos usamos el pluralismo mundial de comunicarnos con este idioma llamado fotografía; lo que en cierto modo, hacemos los mismo pero desde una pantalla de ordenador. ¿Os imagináis que pudiéramos meter la mano dentro de la pantalla y poder abrazarnos? ¿Que chocáramos las copas y brindemos escuchando esos sones de alegrías y risas? ¡Que emoción solo de pensarlo! De todo ello estoy seguro de que con las siguientes letras nos podremos identificar todos, y que solo unos pocos lo podremos cumplir. En todos los grupos hay una cabeza pensante y en preparar estas reuniones anuales quedó a cargo de Luis Calvo. Él no quiere que se ponga o se diga nada de él, pero siempre fui rebelde y cargaré con la bronca que seguro nada más que lo lea me echará, pero eso va en el sueldo, como suele decirse. Este estudiante, al revés que el resto, se acuerda de nombres, apellidos y pasajes de aquel tiempo de bachillerato; vamos, lo que se dice una Wikipedia del siglo XXI, con los conocimientos

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desde los mediados del pasado siglo. Con su tesón y su dinero por lo que cuesta encontrarnos, pero siempre cumplimos con nuestra obligación de encuentro. La vida en todos los continentes es igual; unos se van por motivos varios y otros se van sin otro remedio más que el de esperarnos, allí donde los coloquen eternamente. Todos los años falta alguno/a. Imagínense un grupo de estudiantes después de cuarenta años y de una clase social muy parecida o igual y con resultados de Diplomados superiores o medios, y yo que voy por libre. Y con empleos de Políticos, maestros, policías, médicos, enfermeras, mineros, empresarios, etc, etc y algunos con altos cargos ministeriales y luego mi gran amigo Kike Pañeda con tres Diplomas de ingenierías y su vida laboral en una tienda de ferretería; pero eso si que, en cuanto ve un tornillo, sabe la media y si es de rosca whitworth. Recuerdo aquel primer año que nos juntamos y ya habían pasado veinticinco, que me avisó mi prima, de reunirnos y que cuando vi al resto de alumnos, nos quedábamos mirando unos para otros, y preguntándonos el nombre y con quien íbamos a clase. Qué movidas de pensamientos de terremoto cerebral. Acabamos en la conclusión de que al año siguiente tendríamos que llevar una foto de los años 70/80, para reconocernos. No es difícil imaginarlo: al melenas de la clase y hoy día calvo, al “Cejota” por las grandes cejas y al de gafas con gafas, como siempre. Y al cabezón, pues eso…

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Luis Calvo, Encarnita y Castaño Nos tocó aquella transición de que al principio los niños tenían que estar a la izquierda y las niñas a la derecha del centro de estudios y apenas teníamos relación verbal con ellas. De golpe, y durante la dictadura, un año nos colocan mitad chicos y mitad chicas en la misma clase, pero cuando los alumnos/as son de numeración pares, pues ocurre que en el mismo pupitre tiene que haber uno, pues… con una alumna. Esto era algo impensable en nuestra sociedad, pero surgió; y hasta tal punto que aquello que unió un jefe de estudios de Sotrondio todo el año aún hoy día siguen unidos por el santo matrimonio. Si señores/as, son mis amigos Rosabel y Javi. ¡Que tiempos! Y cómo serían aquellos años que incluso compañeros de instituto y practicando Judo juntos, no nos reconocíamos 25 años después. Clarita Bernardo, Mª Amor, Encarnita Ordiz, Maite González, que después de esas reuniones de comidas de antiguos alumnos de COU 77, cuando nos vemos, nos dan alegrías del momento, aunque he de reconocer que a ellas siempre me coinciden en el hospital, en sus horas laborales. En estas Festividades anuales que hacemos, es como un mercadillo. Se puede preguntar lo que se quiera, que seguro que hay uno o una que te responde por difícil que sea la pregunta. Es una maravilla el momento, cuando ya tenemos el vino como que ya tirando al vinagre dentro de la barriga cuando empezamos: —¿Te acuerdas cuando tu andabas loco detrás de tal alumna (y ella estaba ahí delante, casada con otro conocido y ya con nietos), que hacías esto y aquello para estar cerca?

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O cuando aquella frase que se hizo famosa de “Maximino y Ricardo, fuera de clase “. No libraba una y era porque nos tenían manías todos los profesores. Los motes “cariñosos”, que poníamos a los profesores de El Pato, Covisu, Milord, y Sostres que nos llamaba Cara Cartón y Cara teléfono. Nos contaba Nicanor que, durante su tiempo de estudios, salía con otra compañera, (ya veis, imaginaros que un alumno saliera con una alumna del mismo centro y que no podían ir de la mano, porque los expulsarían el mismo profesorado) y que lo dejaron después de una docena de años y el se cabreó y marchó en el primer autobús hacia Madrid, sin trabajo ni nada, solo con un temario que para olvidar el fracaso amoroso iba leyendo mientras viajaba, y que ese temario fue con el que se examinó y optó y hoy día que ocupa un alto cargo en el Gobierno, gracias a su pasado de instituto. Ahora son recuerdos pasados pero, tengo que comentar cuando Manuel Llaneza y el Culebra, le quitaron los tornillos a la mesa del profesor y cuando Milord (profesor de dibujo), posó sobre ella todos los exámenes de todas las clases, se abrió entera, quedando todas las tablas por el suelo y las hojas de los exámenes tiradas por todo el aula y como le dijo a Luis Calvo (que era el más serio), “toma 50 pesetas y compras unos cuantos tornillos como éste”. Esto que voy contando, nos ha pasado a todos, independientemente del país que vivamos, y por eso entiendo que estoy contando un poco de todos nosotros, durante algún tiempo de nuestra vida. Nosotros los Moldeadores de Luz, estaríamos orgullosos en cada caso, de ser el encargado de hacer esas fotos del recuerdo de aquellos años y luego compartirlas con el resto de compañeros. Cuando nos juntamos más de dos fotógrafos y compañeros de Web, solemos ponernos a hacer fotos, donde sea, así con todas las palabras, sin el menor pudor. Bueno, pues nuestros días de reunión anual de COU77, totalmente igual, pero con mi cámara y mis luces de Led. ¿Se puede pedir más al hobby de los pixeles? Cuando las coincidencias llegan, no hay fotógrafo que la desaproveche y yo tampoco. Después de comer y beber un buen vino, llegan los postres, la copita de licores y la foto de rigor de todos juntos gritando “whisky” ; pero algunos de nosotros, como los de las tres fotos que no se enteran, dicen “patata” o esos ya más raros que dicen “ patatessssss”. Después de toda reunión, unos se tienen que ir por trabajo y otros porque su pareja está fuera esperando, pero como siempre, hay un grupo que lo aguantamos todo y claro. Solo contar que, claro, que con permiso del dueño del establecimiento tomamos por asalto el local a modo de estudio fotográfico, con poses, luces, cámara y acción. Y así hasta el final, como cuando nos reunimos los Moldeadores, que hasta que no vemos las escobas de la limpiadora, no marchamos. Llegado este momento, he de decir que es imposible poner fotos de todos, aun estando reunidos en una misma, ya que este año éramos 45 alumnos, pero el año pasado también era una cantidad aproximada, pero unos faltaban el pasado y estaban este, pero no estaban en el anterior. Y que además ocuparíamos toda la Revista.

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Pozo

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zo San Aquilino

Almadén del azogue Juan Depunto “…una dura peana de hierro en cada pierna, colgada una cadena de diez o doce libras de cada peana, amarrados con cadena que los corre a todos de noche, salir1 a sus trabajos con escolta de sobrestantes, tropa, y muchos de ellos sentenciados para toda su vida a esta miseria…” José Parés y Franqués, 1777

El paseante cruzó el Valle de Alcudia, de este a oeste, desde Puertollano, quedando gratamente envuelto en estos parajes por los que hace años pasó y quedó en volver a recorrerlos más sosegadamente. La Mancha del Valle de Alcudia es la Mancha que el paseante, cuando era adolescente, imaginaba al leer el Quijote; una mancha de encinas, alcornoques, robles, madroños y demás especies mediterráneas (muchos de ellos centenarios y algunos milenarios), una mancha de verdor en la meseta sur. Hoy, este Valle de Alcudia, con más de 100 kilómetros de extensión, cuenta con una gran riqueza paisajística y ecológica bien preservada: Buitre negros, águilas imperiales ibéricas, cigüeñas negras, y más de 160 especies de otras aves sobrevolando a linces, lobos y cabras montesas. Es de las pocas zonas que perviven de la desolación en la meseta. ¡Y pensar que hubo un día no muy lejano, antes de que el imperio acabara con buena parte de los bosques del país, en que una ardilla podía recorrerlo de extremo a extremo sin pisar la tierra! Al atardecer, el paseante llegó a su destino, Almadén de la Mancha, del azogue, del mercurio o como quiera apellidársele para distinguirlo del Almadén de la Plata, en la parte sevillana de la Ruta de la Plata. Aunque a Almadén le basta 10. Poco les duró lo de “salir” pues para evitar las fugas, pronto construyeron un largo túnel que conectaba la cárcel directamente con la mina, con lo cual los forzados no veían la luz del sol ni un solo minuto al día.

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A la izquierda, Pozo Sa A la de

solo con su nombre, sin apellidos, pues por algo fue declarado “Patrimonio de la Humanidad” por la UNESCO… El paseante encontró enseguida su hotel, donde lo atendieron con todo detalle: un curioso establecimiento principalmente por su ubicación en la singular plaza de toros de la villa situada a su entrada. Doblemente singular porque ni es habitual colocar a un hotel en semejante sitio ni tampoco que la plaza sea hexagonal, como es el caso. El paseante conoce otras plazas curiosas, como la de Las Virtudes, de Sta. Cruz de Mudela también en la Mancha, que es cuadrada, o la ochavada de Archidona, pero lo habitual es que sean redondas con un círculo más o menos perfecto o muy imperfecto como el de la Maestranza de Sevilla, que tiene más de elipse irregular que de círculo, lo que quizás influya en que no sea fácil triunfar en su arena. El origen de la plaza de toros de Almadén explica que se construyera de esa manera: se quería conseguir con ella la financiación del Hospital de Mineros, para el que se destinaba lo recolectado en las corridas de toros y otros espectáculos (dispone de 4000 localidades), así como con los alquileres de las viviendas que la formaban; éstas se agrupaban en seis bloques que forman los lados del hexágono que la constituyen, cada uno de estos seis lados con cuatro viviendas, hoy la mayor parte de ellos transformados en este curioso y confortable hotel y los otros destinados a la oficina municipal de turismo, a un restaurante (concertado en su desayuno con el hotel), a sala de exposiciones y a algunas dependencias municipales. Es la tercera más antigua de España, de 1765 (tras la de Las Virtudes y la de Béjar), habiendo sido la única en la que se permitieron celebrar festejos taurinos

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an Teodoro erecha, Pozo San Joaquín

durante la prohibición de Fernando VI (de 1754 a 1759, para recuperar la cabaña ganadera) dados los fines benéficos de los mismos; es monumento histórico nacional. La población de Almadén, hoy con cerca de 6.000 habitantes, está situada al sur de la meseta de la Mancha, cerca de Sierra Morena, a unos 600 metros s.n.m. Se formó hace más de dos mil años por y para las minas que contienen las entrañas de su tierra, minas que han estado activas durante estos dos milenios. Su mineral, el cinabrio, es la mayor reserva mundial de mercurio, calculándose que un tercio del mercurio usado por la humanidad a lo largo de toda la historia ha procedido de estas minas, contando aún hoy con importantísimas reservas; también contienen mercurio nativo. Se cerraron en 2002 por diversas razones que van desde los imperativos legales de la Unión Europea (dada la peligrosidad del mercurio y las restricciones y limitaciones estrictas de su uso y comercialización), lo que ha disminuido enormemente su uso, a la bajada del precio del mercurio, es decir, a las razones económicas que de siempre han regido en la minería: dejaron de ser rentables. Pero dado el perfecto estado de conservación de las minas, en caso de que volviera a subir el precio del mercurio, serían fácilmente puestas en marcha de nuevo. Cerca de la actual villa de Almadén se encuentra la antigua ciudad romana de Sísafo, cuyo nombre en celta quiere decir “mina oculta”; esto ha sido citado por Vitrubio, Estrabón y Plinio. Cuando llegaron los bárbaros del norte, se interrumpió la actividad minera, para volver a aparecer con los árabes, que son los que conformaron la actual estructura urbana de Almadén, cuyo nombre deriva de “Al ma’din”, la mina.

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Máquina de extracción del Pozo San Aquilino

A la jornada siguiente el paseante se dirigió al Parque Minero, con cuyo director había concertado previamente una cita. Este puso a su disposición como guía a un antiguo trabajador de las minas, electricista, reconvertido para esta nueva actividad turístico-cultural de las mismas. El Parque lo adaptó y gestiona la empresa pública heredera de la actividad minera que explotaba la zona para sacarle un rendimiento actual a las antiguas instalaciones, MAYASA (Minas de Almadén Y Arrayanes). Consta de museos, instalaciones mineras de superficie y una mina visitable del siglo XVI conservada en muy buen estado. Tras explicaciones previas al efecto, en el centro de recepción de visitantes, y sobre interpretación de la minería, en la sala de compresores, se baja a visitar una de las galerías de mina más antiguas, del siglo XVI al XVIII, la de mayor valor histórico, a unos 50 metros de profundidad, por el Pozo de San Teodoro, de doble jaula y que llega hasta los 500 metros. Fue el principal de todo el complejo minero hasta 1975 en que lo sustituyó el Pozo San Joaquín y también fue el primer pozo de España al que se aplicó una máquina de vapor en 1805. Se enseñan diversos tipos de encoframiento según las épocas, la galería de forzados que llegaba a la cárcel, y la zona más espectacular: el “baritel de San Andrés”, un majestuoso malacate en pleno interior de la mina. Durante el recorrido por las galerías podemos observar dependencias y talleres anexos a éstas en las que se muestran recreaciones de los diferentes sistemas de trabajo en las minas, herramientas e incluso vestimentas de los mineros. Resulta curiosa la especie de capilla con la Virgen de la Mina, patrona de los mineros en esta zona, que al parecer era muy venerada por los mismos. La opción de salida para los grupos turísticos es a través de la planta 16, a la que llega un tren reconvertido para personas, que era el que llevaba el mineral hasta los hornos. Las medidas de seguridad para los visitantes turísticos actuales son muy amplias. Para conseguir el mercurio libre había que someter al mineral extraído a una trituración previa y luego tostarlo a altas temperaturas (unos 750 grados), con

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lo que el mercurio del cinabrio se separa del azufre y se evapora. Luego, por un curioso proceso de destilación, al enfriarse recupera su habitual estado líquido. Para calentar el mineral se disponía de hornos que son de diversos tipos, atendiendo a la época en que se instalaron. Los más antiguos, de origen árabe y usados desde el siglo XI hasta el XV, son los hornos de “jabeca”: estaban formados por bóvedas de medio cañón con agujeros en los que se colocaban las ollas de barro con el mineral, las “jabecas”. Estas se tapaban y el horno se alimentaba de leña. Una vez liberado el mercurio en su interior, se situaba en la parte superior de la

Galería de forzados

olla, quedando abajo las escorias y cenizas que tras lavado se separaban del metal líquido. Luego vinieron los “hornos de reverbero” (ollas de barro alargadas y sin tapa), usados hasta el siglo XVII. Eran hornos de media bóveda en los que en su parte inferior, cercana al fuego, disponía de una rejilla con agujeros para las ollas. El horno se cerraba herméticamente y el mercurio en parte se liberaba en las ollas y en parte salía de ellas evaporado y luego se enfriaba y condensaba, cayendo al suelo del horno que estaba inclinado. El inconveniente era que necesitaba que los operarios se introdujeran en el horno para recuperar el mercurio y esto producía muchos azogamientos (intoxicaciones agudas por el vapor del mercurio).

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Los de reverbero fueron sustituidos por hornos tecnológicamente más avanzados, los “Saavedra-Bustamante”, también llamados hornos de “aludeles”; el primero fue el inventor de ellos en minas del Perú, allá por 1646, el segundo los adaptó a esta zona en 1720 y duraron hasta 1928; son un conjunto de dos hornos que han sido declarados Bien de Interés Cultural. Los aludeles eran una especia de ollas alargadas de barro cocido, sin tapa ni fondo, que encajaban unas con otras formando una especie de tubería, de las que se colocaban múltiples paralelas e inclinadas hacia abajo. El mineral triturado se depositaba directamente en los hornos, en varias capas según tamaño y calidades, dándole salida a los vapores de mercurio por orificios conectados a los aludeles; durante el recorrido por estos se va enfriando y volviendo al estado líquido, recogiéndose al final de estas tuberías. Fueron sustituidos por los llamados Hornos Almadén y Cernak-Spirex desde 1905, que supusieron un importante avance tecnológico; los primeros eran usados para material grueso y los segundos para mineral más fino. Los hornos eran cargados por la parte superior continuamente, mediante tolvas de cierre estanco, y permitían hacer regulaciones. Una vez calentado el mineral, el mercurio evaporado pasaba a un serpentín que desemboca en un depósito donde se recogía el mercurio líquido. A estos hornos les sucedieron los últimos: los hornos Pacific-Herreschof, que funcionaron desde 1954 hasta el cierre de 2003; montados en un grupo de a 4, el mineral desciende desde la boca de carga superior en espiral; usaban propano como combustible. Al lado de los hornos está el antiguo almacén del mercurio, hoy convertido en museo del mercurio. Aquí se le explica al visitante todo lo relacionado con el mercurio desde diversos puntos de vista: de la Física, Química, Metalurgia, Historia, Geología, envasado, comercialización, etc. Igualmente se relacionan las más de 3500 aplicaciones distintas que ha tenido y algunas que aún tiene. Estas instalaciones de superficie están rodeadas de muralla (“cerco”) para evitar robos, es el llamado Cerco de Buitrones, llamado así por las múltiples tuberías que atraviesan muros y estructuras. Aquí termina la visita, al igual que terminaba el procesado del mercurio, sacándolo a continuación por la Puerta de Carlos IV, magnífico ejemplar de ar-

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Dos tipos distintos de galería. A ladrillo. A la derecha, e


A la izquierda, encofrada con entibada con madera.

quitectura neoclásica con restos barrocos, muy bien conservada. El azogue partía por aquí en carretas rumbo a Sevilla, para ser embarcado hacia las Indias a fin de intervenir en el proceso industrial de liberación de la plata por amalgamación. Al lado de todas estas inmensas instalaciones mineras está la gran escombrera en la que se arrojaban las escorias y desperdicios de la actividad minera, hoy reconvertida en verde colina tras largo y laborioso proceso de reconversión ecológica. Para abastecer de mano de obra barata a las minas, además de la de esclavos y gitanos que ya se utilizaban, la corona tuvo la idea de construir una cárcel en la que fueran a parar los condenados a galeras o minas (ambas condenas estaban muy interrelacionadas). La Cárcel de Forzados8 era un imponente edificio rectangular, con tres patios, que se construyó en el siglo XVIII a las afueras de la población, hacia el sur, y se destruyó al final de la época franquista para construir en su lugar la actual Escuela de Ingeniería de Minas, lo que se podría haber hecho en otro solar, respetando tan histórico edificio. Se han descubierto algunas dependencias, como algunas celdas del sótano (probablemente lo que serían las celdas de castigo, en las que el anclaje para las cadenas de los forzados atravesaba en una sola pieza el grueso muro de separación de las celdas, con lo que el preso que lograse liberarlo de estas piedras tendría que arrastrar al forzado que se encontraba encadenado al otro lado del muro) y se ha reconstruido la enfermería. El resto son dibujos y maquetas de lo que fue. Para visitar los vestigios de la Cárcel de Forzados, teniendo en cuenta que era época vacacional y se encontraba cerrada la Escuela de Ingeniería de Minas (en cuyos sótanos quedan sus restos), había que solicitarlo en la Oficina de Turismo, lo que hizo el paseante e inmediatamente fue atendido por Cristina que le acompañó a abrirle las dependencias y que es a la sazón licenciada en Historia del Arte con amplias dotes pedagógicas, con lo que el paseante quedó doblemente agradecido a sus explicaciones. Este presidio fue cerrado en 1800, a petición de la Junta de Gobierno de las Minas de Almadén, por considerar abusivos e inhumanos estos trabajos forzados.

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Hospital de mineros

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¡Cómo serían para que esto ocurriese! El edificio pasó a ser prisión provincial y luego almacén de trigo hasta su demolición en 1969. La Escuela de Minas primitiva fue creada por Carlos III en 1777, poniendo como primer director de la misma al alemán Enrique Cristobal Störr. Esta escuela fue la primera de España y la tercera del mundo (las otras escuelas estaban en Sajonia y Rusia). Se alojó en un magnífico edificio, bien conservado en la actualidad, en el centro de la Villa, en el que se impartieron enseñanzas hasta la inauguración de la actual escuela en 1973, en el lugar de la cárcel de forzados. Entre sus alumnos figuran ingenieros tan importantes como Fausto E’lhuyar, descubridor del wolframio, y Andrés Manuel del Río, descubridor del vanadio. El Hospital de Mineros9 se encuentra muy cerca de la antigua cárcel. Fundado en 1752 por el superintendente Francisco Javier de Villegas, fue restaurado recientemente. La atención al público actual no está al nivel de la oficina de turismo ni del hotel, dando la impresión de que las encargadas de atender al visitante están haciéndole un favor, cuando éste es la razón de ser de su trabajo. Como ya se ha dicho se financiaba con los alquileres de las viviendas de la plaza de toros y con lo recaudado en sus espectáculos. Este hospital fue de los primeros de España en contar con equipos asistenciales de plantilla bien profesionalizados, pudiendo considerarse como uno de los éxitos de la Ilustración del XVIII, con logros como el desarrollo de la Salud Laboral, la Investigación y la aplicación de curas pioneras para tratar las enfermedades de la minería en general y del azogue en particular, tales como “cajones” y “saunas” para sudar y con ello expulsar el mercurio (forzando la sudoración y la orina se consigue expulsar buen parte de este elemento tóxico) El hospital es propiedad de MAYASA, donde la empresa originaria de las minas tenía sus oficinas y archivos (hoy Archivo Histórico). También alberga hoy la sede de la Fundación Almadén-Francisco Javier de Villegas, el Museo del Hospital y un Museo Minero. El edificio consta de dos plantas con grandes salas abovedadas donde se alojaban los enfermos hoy convertidas en las salas de exposiciones de los museos y Archivo mencionados y de la Fundación; tiene también hermosos patios ajardinados y otras dependencias auxiliares y los calabozos en los que se trataba a los presos enfermos. Con todo lo descrito, el paseante quedó satisfecho pero juró volver otra vez a la zona para ver detalles en los que no se pudo entretener. Referencias documentales: 1. Folletos informativos del Ayuntamiento de Almadén. 2016. 2. http://www.dealmaden.com/historia.htm, consultada en 2016. 3. https://es.wikipedia.org/wiki/Almad%C3%A9n, consultada en 2016. 4. http://congodasen.blogspot.com.es/2014/06/almaden.html, consultada en 2017. 5. Hernández, AM. Parque minero de Almadén. Ed. MAYASA-Fundación Almadén. Ciudad Real 2007. 41 pp. 6. Carrasco, FJ. Las minas de Almadén, historia reciente. Ed. MAYASA-Fundación Almadén. Ciudad Real 2009. 183 pp. 7. Hernández, AM. Oficios mineros de Almadén, s. XIII-XIX. Ed. MAYASA-Consejo Gral. Ingenieros técnicos de minas. Almadén 2003. 61 pp. 8. Prior, JA. La pena de minas: Los forzados de Almadén, 1646-1699. Ed. Fundación Almadén. Ciudad Real 2006. 117 pp. 9. Hernández, AM y Villar C. Real Hospital de mineros de S. Rafael. Ed. Fundación Almadén. Ciudad Real 2004. 59 pp.

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Acciones solidarias Juanjo Pascual Un miércoles no muy lejano, mientras estaba editando una fotografía de mi última sesión, recibí un mensaje de mi amiga Andrea Guerra (maquilladora que ha colaborado ya en varios trabajos publicados en esta revista). La proposición que me hizo no se podía rechazar. El viernes de esa misma semana había un desfile solidario en la sala Baobab Oviedo, en el que ella y su amiga y compañera de trabajo llevarían las labores de maquillaje. Me propuso hacerles fotografías de su proceso de maquillaje y posteriormente hacer alguna del desfile. En principio tenía la agenda completa por otro compromiso que había contraído tiempo atrás a la misma hora, pero se pudo cambiar para el día siguiente, así que fue posible la asistencia. Se trataba del “Desfile Solidario Por Duchenne. Investigar para vivir”. El fin del mismo era la recaudación de fondos para la investigación de la distrofia muscular de Duchenne y Becker, a través de la asociación Duchenne Parent Project España (asociación declarada de utilidad pública), a cuya tesorera y coordinadora de redes sociales y eventos, Mary Paz Hermida González, tuve el placer de conocer en el desfile. La distrofia muscular de Duchenne (DMD) es la más común, diagnosticada durante la infancia y la que empeora más rápidamente, limitando considerablemente la esperanza de vida de quienes la padecen. Afecta a uno de cada 3500 niños en el mundo (en torno a casi 20.000 casos nuevos cada año). Es una enfermedad de origen genético que produce destrucción en las células del musculo estriado, el gen anormal es el que codifica la proteína distrofina. Los síntomas suelen aparecer en los niños entre los 2-6 años. Esta debilidad muscular progresiva conlleva graves problemas médicos, los niños necesitan usar sillas de ruedas alrededor de los 12 años y las expectativas de vida están alrededor de los 30 años. Esta enfermedad se suele manifestar principalmente en los varones ya que el gen se encuentra en el cromosoma X, aunque esta mutación se transmite de madre a hijo; el 35 % de los casos es de “generación espontánea”, el gen puede mutar, aunque no se tengan antecedentes familiares. Esta enfermedad puede afectar a cualquier persona del mundo.

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La distrofia muscular de Becker (DMB) es menos grave que la anterior y se produce cuando la distrofina se fabrica, pero ni en forma ni en cantidad normal. La debilidad muscular actúa sobre las piernas y pelvis, la cual empeora lentamente. Afecta aproximadamente de 3 a 6 nacimientos de cada 100000 niños, los síntomas aparecen más a menudo en varones de 5 a 15 años; entre los 25 y 30 años la persona por lo general es incapaz de caminar. Tiene una esperanza de vida mayor que la anterior y una calidad de vida algo mejor. Actualmente estas enfermedades son incurables, los tratamientos que existen van orientados a mejorar la calidad de vida de quienes las padecen, aliviar los síntomas y evitar en lo posible complicaciones a causa de la enfermedad. De ahí la importancia de toda iniciativa que fomente la investigación, no es una investigación aislada pues los avances y resultados que se obtengan pueden ayudar y complementar otras investigaciones, como suele ocurrir con bastante frecuencia en otros estudios de investigación. Llegado el día del desfile, empezó el trabajo entre bambalinas. Los diversos equipos que formaban parte del evento estaban muy ilusionados, dando lo mejor de sí como profesionales y como personas. El desfile presentaba la colección de primavera-verano de Pikara moda, tienda de Oviedo especializada en las últimas tendencias de moda mujer multimarca. El pase correría a cargo de las modelos de la agencia New Style Modelos, maquilladas por Andrea Guerra y Tamara Espeso, peluquería, fotógrafos, empresas de catering y el equipo de la sala Baobab formaban parte de ese gran equipo (y alguno más que se me escapa pues fue con los mencionados con quienes tuve el contacto más directo). La actividad previa fue muy intensa. La preparación de cada vestido con los complementos asociados por parte del equipo de Píkara, ajustando al milímetro los detalles para cada modelo. El proceso de maquillaje y peinado, que más de alguna anécdota regaló a los allí presentes. Zaira Fidalgo, manager de la agencia de modelos, daba las últimas indicaciones a las mismas y ensayaba el recorrido por la pasarela, ya que ella también iba a desfilar. La coordinación entre los fotógrafos y alguna que otra foto “robada” entre ellos viéndoles en acción (he de confesar que soy muy malo delante de la cámara, ya lo dice el refrán “en casa del herrero, cuchillo de palo”, como he de reconocer que en las fotos que me sacan por sorpresa se me ve muy natural). Se acercaba el momento de iniciar el desfile. El público, antes de acceder a la zona del desfile, estaba en una de las zonas que tiene la sala tomando un coctel, mientras se daban los últimos retoques para que todo fuese sincronizado cual maquinaria de un reloj de precisión. Ya con todo listo el público pasó a la zona del desfile. La maestra de ceremonias fue la presentadora de televisión Sonia Pardo Fernández, quien antes de iniciar el desfile con sus comentarios sobre los modelos

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que se presentaban, dio paso a Mary Paz Hermida González que agradeció la presencia del público, el apoyo de los colaboradores y explicó el fin de la fundación, dejando muy claro que todo lo que se recaudaba era para la investigación (su hijo padece esta enfermedad y con su lucha y apoyo quiere que los afectados puedan tener muchas más esperanzas de las que hay hoy en día). Lamentó los casos recientes que salieron a la luz de personas que utilizaban alguna causa para beneficio propio, lo que ha producido un efecto rebote muy negativo sobre las asociaciones serias como ésta a la que ella pertenece. Se ha visto que las donaciones han disminuido en general y ha crecido la desconfianza. Esto no hace que pierda la esperanza si no que le hace luchar con más fuerza para dar a conocer la realidad sobre la asociación y sus proyectos. Tras esta presentación muy emotiva y los aplausos que desató en todos los presentes, comenzó el desfile guiado por la voz de Sonia Pardo. Las modelos demostraron su experiencia en las tablas aderezando su buen hacer con sonrisas a los presentes, con paso firme y grácil figura recorrieron la pasarela y ni una mirada dejó de prestarles atención. Todo esto acompañado del ritmo que marcó el disc jockey Diego Laruelo durante el desfile y el resto de la sesión. Tras el desfile, montones de selfis y fotos entre organizadores, asistentes, modelos, para seguir disfrutando de una noche solidaria. La organización me regaló una pulsera creada exclusivamente por la diseñadora Ana Apezteguía para Duchenne Parent Project. En su página web vienen reflejadas distintas formas de colaboración, así como una tienda virtual donde se pueden adquirir estas pulseras y más objetos. Su adquisición es otra forma más de colaborar y llevar la asociación a los demás. Contemos su historia y pongamos nuestro granito de arena. Por desgracia surgen nuevas enfermedades con demasiada frecuencia, es una lucha continua, una lucha de todos. Bibliografía: https://www.duchenne-spain.org https://es.wikipedia.org Enlaces de interés: https://www.duchenne-spain.org/que-es-duchenne/ https://www.facebook.com/pg/modapikara.tienda https://www.facebook.com/NewStyleModelos https://www.facebook.com/andreaguerramakeup https://www.facebook.com/tamaraespesomakeup

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Se trataba del “Desfile Solidario Por Duchenne. Investigar para vivir”. El fin del mismo era la recaudación de fondos para la investigación de la distrofia muscular de Duchenne y Becker, a través de la asociación Duchenne Parent Project España

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Fashion Kezzin Una excelente serie de Kezzin en la que, con su habitual estilo desgarrado, se enfrenta al mundo de la moda, sus desfiles y sus pasarelas. Él elige un escenario absolutamente insólito para este tipo de eventos, pero ya se sabe que la fotografía de Kezzin es pura desvergüenza expresiva, buscando el lado oculto de una realidad que suele dársenos disfrazada y enfrentándose, con total atrevimiento y frescura, a lo dado por supuesto, a ese mundo de tópicos que nos envuelve y que, ya vemos, puede romperse al menos fotográficamente.

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Todd McLellan ¿Sabe cómo es el interior de su antigua radio-despertador? ¿O cualquiera de los otros objetos mecánicos que utilizamos a diario? Cada uno tiene cientos, si no miles, de pequeños componentes sin los que estos aparatos podrían funcionar. El canadiense Todd McLellan nos hace prestar atención a este mundo tan familiar aunque tan ignorado, desmantelando y fotografiando meticulosamente segadoras, teléfonos, máquinas de escribir… Todd de Saskatchewan dice que todo comenzó en la clase de pintura a dedo en la guardería. Allí fue donde comenzó a trabajar con las manos. Hoy en día, va un poco más allá de salpicar pinturas para llegar a la detalladísima “Disassembly” (Desmontaje), una serie de fotografías que muestran objetos como radios, teléfonos o máquinas de escribir que han sido cautelosamente diseccionados y vueltos a ordenar de acuerdo con una estricta racionalidad. Fotografía cada objeto dos veces: en la primera toma, las piezas están situadas en una superficie plana y colocadas de forma obsesiva con piezas según tamaño, tipo o función. En la segunda imagen, se armó el lío, se captura el objeto desmembrado volando por los aires. Al utilizar este sistema, Todd reivindica el orden frente a la confusión o bien inyecta el caos donde antes había armonía. De cualquier forma, al fotografiar los entresijos de las máquinas del día a día, el artista le da una nueva vida a algunos objetos que tienden a ser olvidados a una velocidad alarmante. Se pueden ver más trabajos de Todd Mclellan en www.toddmclellan.com

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FotografĂ­as que desp

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pertaron conciencias

La Torre Eiffel y la Exposición Universal 1889 – París, Francia En 1989 París era el centro del mundo. La elegancia de la Belle Époque intensificaba el rito secular de la Exposición Universal, un himno al progreso y, para Francia, una celebración del centenario de la revolución. Para la ocasión, un ingeniero con alma revolucionaria, Gustave Eiffel, había diseñado una torre destinada a cambiar la historia de la ciudad y de la arquitectura. Aunque contaba ya con numerosos admiradores, la mayoría todavía tenía que acostumbrarse a su presencia. Necesitaban tiempo para asimilar una estructura que era enorme y voluminosa, y al mismo tiempo innovadora. Quizás la torre Eiffel se construyó demasiado rápido: sólo transcurrieron dos años, dos meses, y cinco días desde el inicio de las obras hasta su inauguración, el 31 de Marzo de 1889. Cuando comenzaron las obras, Henri Roger era un adolescente. Nacido en 1869, estudió ingeniería y era un gran aficionado a la fotografía. Creaba fotomontajes antes de que se convirtieran en algo habitual. A menudo cambiaba las proporciones de los objetos y de las personas que retrataba. Nadie como Roger, con una mentalidad juvenil, conocimientos de ingeniería y un espíritu creativo, podía apreciar el genio de Eiffel, con su cámara documento cada fase de la construcción de la torre, que se elevaba día a día desde el primer metro hasta el 324. Pero en esta fotografía Roger prefirió no rendir homenaje a la verticalidad de la estructura. Se concentró en la base de enormes proporciones que enmarca la cúpula central, el corazón de la exposición. El contraste de formas y, especialmente, de dimensiones entre la poderosa estructura arquitectónica y las diminutas figuras que se mueven bajo ella resulta desorientador. Como si un astronauta hubiera aterrizado en un cuadro impresionista. Antes de que Eiffel decidiera desafiar a los cielos, estas imágenes solo podían aparecer en los fotomontajes. PD.- En fechas próximas le dedicaremos un espacio en Luz y Tinta al fotógrafo Henri Roger, que hizo otras cosas muy interesantes.

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Manda tus preguntas a: moldeandolaluz@gmail.com


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Otra pregunta relacionada con la luz. ¿Todavía aplicas la filosofía de una única luz a tu trabajo comercial? ¿O solo fue para mostrar a los principiantes que pueden hacer con una única fuente de luz, pero cuando realizas un encargo profesional usas cualquier cosa que necesitas para disparar la foto que quieres, incluso si eso significa usar múltiples luces? ¿O prefieres la sencillez siempre que sea posible? He descubierto que si limito mis opciones, soy más creativo. Además, funciona el “como sea, vamos a echar otra luz a la mezcla”.

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¡Una luz de por vida¡ Si un trabajo requiere de varias luces, entonces pongo más luces. Raramente utilizo más de tres luces. Una vez, el año pasado, me encontré en una situación en la cual tenía varias luces horribles para disparar a la vez. Estaba disparando a seis tipos vestidos de negro sobre un fondo negro. Tenía una gran luz (7´octa) como fuente principal y después muchas rejillas de luz y sofboxes más pequeños disparando como luces de pelo. Tenía como ocho luces disparando en ese set. Me gusta empezar con una sola luz. Si eso es todo lo que necesito, estoy bien. Esa luz es mi luz principal. Se usa para destacar qué o quién es el sujeto de la fotografía. A medida que añado más luces a un conjunto, su propósito es acentuar la luz principal. Si estoy fotografiando a alguien con el pelo oscuro contra un fondo oscuro, es posible que requiera un poco más de separación. Su pelo negro en la zona oscura de la foto puede diluirse en el fondo. Añadiré una luz en ese punto para separar su pelo del fondo. Algunas veces la segunda luz incide en el sujeto. Otras veces la pongo en el fondo. Este es mi montaje habitual de las luces. Las tres luces entran en juego. La mayoría de las veces, cuando disparo a un fondo blanco y quiero que el fondo sea

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totalmente blanco, ilumino el sujeto, y después ilumino al fondo. Poner dos luces en el fondo es la forma más cómoda de volverlo blanco. Tres luces: una en el sujeto principal, dos en el fondo. Tienes razón en que limitar las opciones dispara la creatividad. Cuando necesito un empujón voy a un lugar sin luces. Las luces son mi referente. Me siento cómodo con ellas. Cuando no las tengo me asusta un poco y tengo que encontrar la luz. También hago cosas como acudir a una localización con un único objetivo de focal fija. Tengo que hacer que la sesión ocurra sólo con esa longitud focal. Es enloquecedor, estimulante y liberador, todo al mismo tiempo. Una cámara. Un objetivo. Una luz. Mucho se puede hacer con un sencillo equipo.

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96 FOTO: Reyfman


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FOTO: Jesús Álvarez Rodríguez


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