Luz y Tinta Nº 82

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Nยบ 82 - Septiembre 2018


Año VIII.- Núm. 82 - Septiembre 2018

PROMOTOR José Luis Cuendia, “Guendy” DIRECTOR Francisco Trinidad COLABORADORES Eugenio R. Meco, Pepe Haro Castaño, Ma Bernarda Ballesteros, Carlos Flaqué Monllonch, Glyn Griffits, Ricardo González “Completu”, Salvatore Grillo, Javier Madroñero, Narciso del Río, Juanjo Gallardo, Monchu Calvo, Antonio Ramón Ferrera, Cristina Capracci, Gustavo Velázquez, Cora Coronel, Justín del Barrio, Arturo de las Liras, Juan José Alonso, Ilona Gogh, Jan Puerta, Albino Suárez, Gloria Soriano, Ildefonso Robledo, José Manuel Gonzalo, José Mª Ruilópez, Juan Depunto, Juan José Pascual, Viviana Genta, Nadima, Antonio Martínez, Ángeles Pereira Perera, Claudio Serrano. DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA José Luis Cuendia DIRECTORA DE COMUNICACIÓN Lola González DISEÑO y MAQUETACIÓN Francisco Trinidad

Contenido

La foto del mes.......................................................................................... A rapa das bestas...................................................................................... José Luis Cuendia, Fotos: “Guendy” y Maylín Su último día......................................................................................... F. T.

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La vaca Liu Di....................................................................................... Gloria Soriano La fiesta de los pastores......................................................................... Monchu Calvo Escenas del verano de 2018.................................................................... Ricardo González “Completu ” Antigua cárcel de Huelva...................................................................... Juan Depunto Pueblo.................................................................................................... Nadima / Claudio Serrano Superhéroes........................................................................................... Fotos de KEZZIN

info@moldeandolaluz.com

Moldeando la Luz es miembro de la Royal Photographic Society

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72 Anton Semenov...................................................................................... 90 Todo lo que querías saber y................................................................ 106 Fotos que despertaron conciencias.................................................... 114 Nuestras fotos seleccionadas................................................................

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Nuestra foto del mes:

Duong Dinh


Presentación

Septiembre es nombre que viene de raíz latina “séptimo” pues era el séptimo mes del calendario romano. Septiembre es el mes en que después del descanso de verano en Agosto iniciamos el nuevo curso de Luz y Tinta, como si de estudiantes se tratara, y en buena medida así es, al menos en lo que a fotografía se refiere, pues siempre estamos aprendiendo. Personalmente siempre me gustó Septiembre, y no sé porqué, pero me quedó grabada aquella canción pachanguera de los años sesenta que cantaba Gelu. Yo era un niño y vivía muy cerca de una sala de fiestas que tenía su pista de baile al aire libre en verano, estaba cerca de mi casa, y tras sus muros llegaba a mi habitación el estribillo de la canción: “Cuando llegue Septiembre, todo será maravilloso.” Yo me lo creía, y aquellos veranos tediosos con clases particulares para recuperar los suspensos del curso, me hacían pensar y creer que Septiembre sería maravilloso. Hoy, peinando canas, me llega más al alma el “Cuando llegue Septiembre” de Manolo Tena. (DEP) con aquella voz cálida y rota: “Pero un día todo será diferente, cuando el 13 sea el 7 todo será diferente, cuando no rimen el amor y la muerte cuando llegue septiembre, cuando llegue septiembre” A partir de este Septiembre se incorporan a la revista nuevos enfoques e ideas. Se realizará una selección de fotos en una nueva sección, donde podremos admirar los trabajos más espectaculares de los moldeadores.(fotógrafos de Moldeando la luz). En la red social de fotografía Moldeando la luz, desaparece la sección del “fotógrafo del mes” y en su lugar aparece “La foto del mes, donde se analizará la foto y la obra del autor. Luz y Tinta también recogerá todos los meses las fotos seleccionadas durante las diferentes semanas. Todas estas fotos pasan a formar parte de una nueva galería de fotos de la sección “Fotos destacadas de la semana” en Moldeando la luz, y desde este mes en los diferentes números de Luz y Tinta. Esta es una sección que no pretende premiar las fotografías más profesionales, que también, pero de igual manera, mostrar las que tengan un interés especial o que destaquen en alguno de los múltiples aspectos fotográficos que puedan tener. Serán una pequeña muestra de la calidad y diversidad de técnicas fotográficas que se pueden encontrar en la red social de fotografía “Moldeando la luz”, espacio web de referencia entre los amantes de la fotografía. Como colofón a este nueva incorporación, todos los años inclusive el actual se editará un libro con las fotos del año, que evidentemente serán la suma de todas las seleccionadas a lo largo de todas las semanas. Estamos trabajando en otra nueva sección donde dos personas, que no tienen por qué ser todos los meses las mismas, debatirán sobre temas actuales de fotografía, defendiendo diferentes puntos de vista, por ejemplo: ¿Nikón o Canón? o ¿Cámaras con o sin espejo? Así como comparar estas marcas con otras que están imponiendo sus productos con éxito en el mercado como es el caso de Sony o Fuji, entre otras. ¿Existe la fotografía purista? ¿Ha muerto la fotografía analógica? ¿Cuál es el mejor editor fotográfico? ¿Photoshop Sí. Photoshop No? En fin, estamos trabajando en infinidad de temas que siempre han estado rodeados de diferentes controversias por parte de los diferentes fotógrafos, y que desde Luz y Tinta solo intentaremos poner encima de la mesa los diferentes puntos de vista. Pero este Septiembre no puede empezar mejor desde el punto de vista fotográfico, pues Luz y Tinta se encargara de realizar un número especial sobre la recreación histórica de la Guerra Civil que se celebrará en Grullos los días 14, 15 y 16 de Septiembre, con la colaboración del Grupo de Recreación histórica Frente del Nalón, el Ayuntamiento de Candamo y un grupo de fotógrafos de Moldeando la luz y de la Asociación Asturias a Contraluz, muchos de ellos forman parte tanto de nuestra red social de fotografía como de la citada asociación de fotógrafos. Así que este Septiembre será un mes con marcado carácter fotográfico y de ello disfrutaremos en Octubre.

José Luis Cuendia, “Guendy” 3


Iniciamos esta nueva sección, Nuestra foto del mes, en paralelo con la sección “La foto del mes” de Moldeando la luz Como allí se dice, y como se recoge también en la presentación de este mismo número de nuestra revista, esta es una sección que no pretende premiar las fotografías más profesionales, que también, pero de igual manera, mostrar las que tengan un interés especial o que destaquen en alguno de los múltiples aspectos fotográficos que puedan tener. Serán una pequeña muestra de la calidad y diversidad de técnicas fotográficas que se pueden encontrar en la red social de fotografía “Moldeando la luz”, espacio web de referencia entre los amantes de la fotografía. Este mes la foto elegida corresponde al moldeador de la luz Duong Dinh, que forma parte de nuestra red social desde hace años, y es un viejo conocido de los moldeadores pues fue fotógrafo del mes en marzo de 2016. Su galería fotográfica, indiscutible, puede verse en http://amantesdelafotografia3.ning.com/profile/ DuongDinh. La foto de este mes, que su autor titula “Artistic nudes”, habla por sí sola y no solo por su exquisita belleza cuanto por sus dificultades técnicas. Pero cuando se combina un excelente encuadre con el gusto artístico y una innegable capacidad técnica se consiguen fotos como ésta. Enhorabuena, Duong.

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Artistic nudes por Duong Dinh

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Guendy

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Maylín

Sabucedo, Pontevedra, 2018 Fotos de Guendy y Maylín 7


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A rapa das bestas

España es un país con una cultura muy rica pero desgraciadamente parte de esa cultura es cruel, bárbara y despiadada con los animales no humanos. Claros ejemplos son las corridas de toros, los bous embolats o los bous al carrer, el Toro de la Vega y la Cabra de Manganeses de la Polvorosa, por citar algunos, pero también hay otras tradiciones menos conocidas aunque igualmente bárbaras aunque los fines sean totalmente diferentes a los de otras tradiciones, pero donde también se genera sufrimiento a los animales. La Rapa das bestas de Sabucedo (Pontevedra) está declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional, buena prueba de ello es que se dan cita en el lugar todos los años medios de comunicación de muchas partes del mundo, este año Maylin y yo, compartimos espacio para realizar nuestro trabajo al lado de la televisión de Corea del Sur. En 1567 dos hermanas de Sabucedo, un pueblo de Pontevedra, fueron a pedirle a San Lorenzo que les librara de la peste negra, a cambio éstas le regalarían dos caballos. Cuentan que este fue el inicio de la tradición conocida con el nombre “A rapa das bestas”, que se viene celebrando en este pueblo desde hace más de 4 siglos. Según los lugareños es una tradición noble, donde se demuestra la valentía y la fuerza del hombre. El inicio de la fiesta consiste en subir al monte Cabado en busca de manadas de caballos salvajes, hombres a pie corren para atrapar a las manadas asustadas, estresadas y desconcertadas por la invasión, ayudados por hombres a caballo las rodean y las hacen bajar hasta el pueblo que está a unos 15 km de distancia, los caballos y los potrillos salvajes se cansan y se fatigan por el camino. Una vez en el pueblo, y sin previo descanso, los encierran en el “curro”, una plaza circular hecha de paredes de piedra. Allí, caballos salvajes acostumbrados a trotar libremente disfrutando de la paz y la tranquilidad del monte se ven sometidos al hacinamiento y encarcelamiento, de este modo no tienen el espacio suficiente para defenderse dando coces y así no hieren a los “nobles y valientes” humanos. Niños de entre 12 y 15 años se inician en esta tradición separando a los potros de los caballos, realizan esta “hazaña” cogiendo a los potros por el cuello, la cola o cualquier otra parte del cuerpo para que no opongan resistencia y así sacarlos del curro. Después llega el turno de los hombres, tienen que conseguir someter a los caballos, raparles las crines, las colas y marcarlos. Estos están nerviosos y muy asustados, intentan defenderse mordiendo y dando coces, pero de nada les sirve. Son necesarios 3 hombres para someter a un caballo, uno lo monta para cansarlo, otro lo coge por el cuello y le tapa los ojos, el tercero lo coge por la cola, lo rapa y lo marca y los desparasitan introduciéndoles en la boca una pipeta con la ivermectina .

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El cartel anuncia la carne de potro que esos días se degusta en la fiesta Los hombres se enorgullecen de someter a animales feroces, pero como en otras tradiciones en España no hay igualdad de condiciones y se trata de un espectáculo más, cruel y despiadado. No dudamos para nada de las buenas intenciones de los lugareños que no solo apelan a la tradición sino también al bienestar de los animales, pero los hechos demuestran que la Rapa das bestas genera un sufrimiento innecesario e injustificable. Los defensores de la tradición, la Rapa das bestas además de cumplir una función ritual insisten en que tiene también como objetivo el bienestar de los animales. Reiteramos que no ponemos en duda las buenas intenciones de lugareños y loitadores. Sin embargo, los hechos apuntan a que nos encontramos ante una justificación más para amparar una fiesta, hoy internacional, donde los animales sufren de forma innecesaria a manos humanas. Durante tres días, sábado, domingo y lunes, acuden al curro más de cuatro mil personas por sesión (el recinto donde se procede a la rapa), este año Luz y Tinta estuvo presente entre los medios de comunicación acreditados que superaban los 150, entre prensa, revistas, radio y televisión. La bestialidad de los animales como bien indica el nombre de la fiesta va de acuerdo con la que son tratados por los loitadores, para que al final muchos de los animales rapados tengan como destino el matadero como ocurre con muchos muchos de los potro —según indican participantes y propietarios—, son hechos que alguien que pone el respeto a los animales y su bienestar por encima de cualquier otra consideración no puede aceptar. La organización del acto es impecable, así como las facilidades que nos han dispensado, en este caso tanto a Maylin como a mí, desde la ubicación privilegiada en el “curro”, así como la reserva de aparcamiento durante los tres días en el lugar, cosa que durante estos días es imposible hacer en el lugar y en los prados limítrofes dada la gran cantidad de gente que acude al evento.

José Luis Cuendia, “Guendy” 10


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Los hombres se enorgullecen de someter a animales feroces, pero como en otras tradiciones en España no hay igualdad de condiciones y se trata de un espectáculo más, cruel y despiadado. No dudamos para nada de las buenas intenciones de los lugareños que no solo apelan a la tradición sino también al bienestar de los animales, pero los hechos demuestran que la Rapa das bestas genera un sufrimiento innecesario e injustificable.

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L a orga n ización del acto es impecable, así como las facilidades que nos han dispensado, en este caso tanto a Maylin como a mí, desde la ubicación privilegiada en el “curro”, así como la reserva de aparcamiento durante los tres días en el lugar, cosa que durante estos días es imposible hacer en el lugar

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Su último día F. T. Eran las 7:15 cuando abrió los ojos, atisbó la luz todavía escasa que se colaba por la persiana y se sentó en la cama, se calzó las zapatillas y se metió en el baño. Cuando salió, oyó un par de gaviotas chillando en el parque, así que subió la persiana para que entrara la luz de la mañana que comenzaba a desperezarse y observó a las dos aves disputándose un resto de comida o cualquier otro desperdicio. La vida sigue, suspiró, y se subió a la cinta ergométrica que tenía en un pequeño cuarto improvisado como gimnasio. Como todos los días, mientras caminaba sobre la cinta a un ritmo cómodo, escuchó en la radio las noticias que un locutor y una locutora, al alimón, atropellaban en un ajustado resumen: una patera a punto de zozobrar con 46 inmigrantes en el Mediterráneo, un puente que se hundió en algún lugar de Italia, un ministro que intentaba explicar lo inexplicable, un político perdido en una maraña de contradicciones en torno a su curriculum, las inevitables noticias deportivas y otro tropel de informaciones de aquí y de allá que, tras unos minutos, se convirtieron en un runrún que acompañaban sus propios pensamientos posteriormente, mientras desayunaba un par de rebanadas de pan tostado con un hilo de aceite de oliva y una taza de café. A las 8:53 ya estaba en el despacho, tras haber lavado y secado la taza y cubiertos del desayuno. Primero miró unos minutos por la ventana para dejarse absorber por la plenitud del parque que se abría a la primavera con todos sus poros y luego encendió el portátil y comenzó a consultar la abultada carpeta que tenía con varios documentos ordenados del tema sobre el que estaba escribiendo: un largo estudio comparativo sobre las diversas versiones que El Greco y Zurbarán, auténticamente obsesionados, habían pintado sobre el tema de la Verónica. Durante los meses anteriores había viajado con Amelia por distintos museos —Museo del Prado, de Estocolmo, de Valladolid, Bilbao, Sevilla...— y colecciones privadas de Madrid o Nueva York, estudiando los originales de aquellas santas faces evanescentes de El Greco, sin extremismos ni violencias, frente a un Zurbarán que pintó rostros de Cristo que salen del fondo del cuadro como de una penumbra. Finalmente, había pasado varias semanas entre Toledo y Guadalupe imbuyéndose del espíritu cardinal de ambos pintores. De todos estos sitios había vuelto con un sinfín de notas, muchas de ellas sugeridas por Amelia, y un buen cargamento de fotografías, sobre todo de detalles parciales de cuadros que conocía bien en su conjunto a través de los muchos libros que había manejado previamente. Permaneció en el despacho hasta el mediodía: escribiendo, consultando su carpeta, levantándose de vez en cuando para tomar un vaso de agua o consultar algún libro en su biblioteca... y a las 12:00 más o menos, se desperezó y llamó a Amelia. Quedaron para comer en un restaurante de su misma calle al que solían acudir dos o tres veces por semana y ella prometió puntualidad. Luego prosiguió su tarea una hora más y a las 13:07 se vistió de calle y salió para pasar previamente por el kiosco donde compró tres de los periódicos del día y un par de revistas que acababan de salir y

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que, pensó, le acompañarían durante la semana. Dos manzanas más allá de su casa, entró en la cafetería donde solía tomar el aperitivo. —Ponme un vasito del Ribera del Duero que me pusiste ayer y tráeme algo de picar. —¿Le apetecen unos chipirones con cebolla confitada? —Pero que no sean muchos, por favor. —Le pongo tres. Se sumergió en la lectura de los periódicos que compatibilizó con el vino y los chipirones, mecánicamente, y de vez en cuando sacaba una libretita de notas y tomaba un apunte, quizás una idea suelta. A las 14:00 se levantó y abonó la cuenta. —¿Le han gustado los chipirones, don Anselmo? —Mucho, Fermín, mucho. Y felicita a María de mi parte, cada día le salen mejor. Eso sí, dile que me guarde tres o cuatro para mañana. Salió de la cafetería y se dirigió lentamente —habían quedado a las 2 en punto, pero él sabía que Amelia llegaría tarde— al restaurante de costumbre, donde el camarero, en cuanto lo vio, se acercó a él y le indicó una de las esquinas del comedor. —¿La mesita de costumbre? —“Por favor”, respondió— ¿Le pongo un vinito mientras tanto? —Sí, trae una botella del Corimbo ese que cada día sale mejor. Llegó inmediatamente con la botella de vino y un par de copas, más dos croquetas de jamón caseras —“Para la espera”, dijo el camarero— y le dejó al lado la carta. Anselmo estaba sumergido en la lectura de una de las revistas que había comprado en el kiosco y con ella siguió, tirando del vino y las croquetas hasta que a las 14:27 llegó Amelia, con un fular naranja y una carpeta de cuero —“Su carpeta de cuero”, pensó Anselmo, “el arca de Noé”— y maldiciendo del tráfico, del tiempo, de los malos conductores de Madrid y de su mala estampa: —Lo siento, cariño, siempre me pasa algo. No te enfades, por favor. —No me enfado, ya estoy acostumbrado. Se besaron brevemente y llamaron al camarero. Ella pidió su habitual filete a la plancha con una ensalada de berros y canónigos, y él miró dos minutos la carta y acabó pidiendo un zarangollo murciano y un medallón de solomillo con salsa de queso y orégano. Amelia lo miró reprobatoriamente, pero no dijo nada. —¿Qué tal tu Greco? —Muy bien. Creo que terminaré en un par de días. ¿Y tu exposición? —Ya sabes, de locura, con todos los apuros de las últimas horas. Pero hoy quedará montada. ¿Vendrás mañana a la inauguración? —Sabes que no me gustan esos saraos, lo siento. ¿Y vendrás tú a dormir la siesta conmigo? —Hoy no, tengo todavía cosillas que hilar. Pero prometo que, cuando acabemos con la exposición, dejo a Fermín que desmonte todo y tú y yo nos vamos una semana a la casita de Cádiz. Como dijo el poeta, “frente al mar océano”. Volvieron luego sobre El Greco, sobre la exposición que estaba montando Amelia y trazaron algunos planes para el futuro inmediato. Tomaron café y se despidieron a la puerta del restaurante con un beso breve. Ella echó a correr hacia su coche con el fular naranja flotando al viento y la carpeta de cuero pegada al costado y él le gritó desde la puerta del restaurante —¿Comemos mañana?—; Amelia se paró en mitad de la acera y le hizo signos evidentes con la cabeza y con la mano de que sí comerían juntos, como casi todos los días desde hacía veinte años. Luego cada uno siguió su camino. Anselmo fue paseando perezosamente hasta su casa. Una vez en ella, se quitó los zapatos y calzó sus zapati-

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llas, cambió su ropa de calle por un chándal cómodo y se arrellanó en su butacón, frente al televisor, que encendió sin fijarse en el canal, solo para que el salón se llenara de un ruido tenue. A los diez minutos estaba profundamente dormido, ajeno a lo que aconteciera a su alrededor. Como de costumbre, durmió hasta la cinco de la tarde más o menos, se lavó la cara para despertarse defitinitivamente y preparó una taza de café con unas gotitas de un orujo gallego que se había traído de su último viaje y que racionaba como si fuera azafrán en rama. Con el café todavía en la mano se metió en el despacho, de nuevo frente a Zurbarán y El Greco, de nuevo en aquel vaivén de rostros de Cristo traídos a colación de una Verónica que había entrado de puntillas en la tradición cristiana a través de los Evangelios Apócrifos. La primera parte de su estudio insistía abundantemente en este tema y hacía un repaso de una docena de pintores que también habían pintado “verónicas”. Permaneció frente a su portátil, apurando páginas y corrigiendo parte de las anteriores, hasta las 20:33 en que se levantó satisfecho, apagó el ordenador y se dispuso, optimista, a enfrentar el último tranco del día. En ese momento sonó el teléfono: Amelia, también satisfecha, le contaba que habían terminado de montar la exposición, que todo había quedado bien, a expensas de la limpieza que habría de hacerse al día siguiente, y que ya estaba deseando empezar con la próxima. —Tengo que consultarte un par de cosillas para centrar mis ideas. —No te obsesiones —le dijo él—. Primero tenemos que hacer esa escapadita a Cádiz para disfrutar del viento de Levante y de aquel pescado frito que despierta todos los sentidos. —Siempre pensando en la comida... —rieron ambos, se desearon lo mejor y se citaron para el día siguiente a la hora de comer—. ¿Me querrás un poquito hasta entonces? — ronroneó ella mientras colgaba. A continuación, Anselmo se metió en la cocina, se preparó un pescado a la plancha con un pocillo de arroz blanco y un vasito de vino tinto que fue tomando poco a poco, sin prisas, con la mente ocupada en ideas que habría que desarrollar al día siguiente cuando se sentara frente al portátil. Finalmente, tras recoger la cocina, a las 9:27, se sentó en el salón, frente al televisor —todavía coleaban las noticias del día— y abrió el libro que tenía en el antebrazo de su butacón y se sumergió en su lectura. De vez en cuando, buscaba con el mando del televisor, hasta que encontró una película que le hizo abandonar momentáneamente el libro, al que volvía de vez en cuando, simultaneando la lectura y la visión del televisor, hasta que, ya pasadas las 11 de la noche, se centró en la película, que terminó a las 00:14. En ese momento, se levantó y, tras pasar por el baño, se metió en la cama donde leyó durante un cuarto de hora o poco más. Apagó la luz y, antes de dormirse plácidamente, tuvo el último pensamiento del día para Amelia. *** Al día siguiente, a las 12:15, y en vistas de que, contra su costumbre, él no llamaba, fue Amelia la que lo llamó sin obtener respuesta. Y así durante diez, veinte, treinta, cuarenta minutos. Así que, en vez de dirigirse directamente al restaurante, fue hasta su casa y se encontró a Anselmo en su cama, con un gesto tranquilo, como si acabara de dormirse. El médico que acudió a la llamada desesperada de Amelia fue concluyente en su diagnóstico: infarto cerebral. “No se preocupe usted —le dijo a Amelia, profesional—, no sufrió nada. Se fue porque había concluido su ciclo”. En ese momento por la ventana entraban los chillidos de dos gaviotas, posiblemente las mismas que el día anterior le habían recordado a Anselmo que la vida sigue.

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anset ut Wh v a r a S Foto:

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La vaca Liu Di Gloria Soriano En medio de una plaza, a la puerta de un establecimiento o desde un escaparate, las vacas de la ciudad asistían mudas al paso de los días. Al principio no era así. Tenían saludos para todos, como si aún siguieran en el campo. Cualquier transeúnte podía observar la ligera elevación de cabeza con la que acompasaban el sonido. Los “mus” se encadenaban y en las horas de mayor tránsito el mugido era interminable. Los urbanitas, más acostumbrados al sordo ruido de los motores, las escuchaban con extrañeza y respondían con desaire: pero tú por qué me hablas si no te conozco. Las vacas terminaron por adaptarse al silencio del civismo. Las de los escaparates permanecieron allí inmóviles, decolorándose con el sol del mediodía, invisibles entre los maniquíes de talla grande. Las que habitaban en espacios abiertos, crecieron a medida que lo hacían los edificios. Ese fue el caso de Liu Di, la vaca del Complejo Ludovica. Que el cuerpo y las patas de Liu Di se alargaran no preocupó a nadie. La ciudad lo hacía en todas sus dimensiones. Por todas partes había grúas que tocaban las nubes. La gente de la calle caminaba deprisa sin ver los cambios que se producían al nivel de sus narices, ni otros que estaban por encima del entendimiento. En la plaza Ludovica, las pezuñas de Liu Di eran bancos; el rabo, una pared de escalada; el vientre, a veces paraguas, a veces sombrilla. Solo la cabeza mantenía el tamaño original. Como era más alta que las azoteas, ella podía ver las montañas. El verde de los bosques se filtraba por las pupilas filosóficas de la vaca. Sus pensamientos descendían hasta las pezuñas poniendo en pie a la gente, y se propagaron por las calles desentumeciendo a la ciudad.

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Se les veía orgullosos sabiéndose parte de aquella sinfonía pastoril, observada por cientos de personas. Entre ellos muchos fotógrafos y video cámaras. Nosotros representando a Luz y Tinta en aquel evento rural, y sabiendo unos días después, que otros compañeros se desplazaron a tierras gallegas a cubrir el evento de la “Rapa das bestas”, así que nuestra revista, aparte de su contenido fotográfico, también dedica muchas de sus páginas, a un mundo que poco a poco se va desvaneciendo, y nosotros como notarios gráficos estamos dando constancia de ello.

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La fiesta de los pastores Subimos el puerto de Tarna a hora temprana. El cielo amenazaba tormenta y en algún tramo del viaje minúsculas gotas se marcaban el parabrisas. No siempre los cielos plomizos son sinónimos de “malos días”, y los que nos gusta la fotografía sabemos sacarles partido. Riaño nos recibió como si de un cuadro impresionista se tratara. La majestuosidad de aquellas imponentes montañas, reflejadas en el prehistórico circo glaciar, con sus siete pueblos sepultados por un controvertido pantano, que independientemente de su conveniencia, pintaba una de las imágenes mas hermosas de la montaña leonesa. Un café y un pincho de tortilla, estabilizaron nuestras constantes vitales, y proseguimos viaje al pueblo de Prioro, meta final de nuestra excursión. Este es un pueblo grande, que tuvo gran importancia a juzgar por sus grandes casas y la magnífica iglesia dedicada a Santiago, del siglo XVIII. Un dicho que nos contaron, contaba que los niños que no reclutaban los curas con destino al seminario, acababan de pastores trashumantes, llegando en alguna época a los doscientos dedicados al pastoreo de ovejas y cabras. Eso es lo que nos llevó a realizar este viaje. Prioro sabe muy mantener sus raíces trashumantes haciendo que esta actividad, tan ligada a la montaña leonesa como una forma de vida, sea el eje de una fiesta. Así es la Fiesta de la Trashumancia, declarada de interés provincial, que en la jornada de este año cumplía sus bodas de plata. 25 años ya poniendo en valor el legado pastoril y aquellas tareas que, antaño, eran tan habituales en los pueblos, pero sobre todo homenajeando la llegada de los rebaños trashumantes en primavera, ó principios de verano. Esta es la esencia, la rememoración de la tradición relacionada con la llegada de los rebaños trashumantes, especialmente extendida entre los pueblos montañeses atravesados por cañadas y cordeles ó poseedores de grandes majadas. La llegada, y la bienvenida y el agasajo del pueblo. Seguía el día con espesas nubes, y amenaza de lluvia, pero por una vereda que recorría el valle, me dirigí al lugar donde mil seiscientas ovejas, llegadas de Extremadura, y al cabo de un mes recorriendo la cañada real leonesa, desde Mérida hasta los puertos altos de la montaña leonesa. Al poco rato ya empezó a escuchar los cencerros que los carneros con sus retorcidos cuernos, marcan las posiciones delanteras al conducir el rebaño. El aparente desorden se transformo en inusitada disciplina al oír el silbo de los pastores, y como un gran ejercito se pusieron en ordenado movimiento camino de las eras del pueblo donde harían su entrada triunfal, recibidos por grupos folklóricos, con música y tambores. Dirigiendo aquel ejercito de blanca lana, con manchas marrones de las cabras, que a veces abandonaban la disciplina para ramonear las ramas de los arcenes, marchaba un matrimonio, ella de fornida figura y cuerpo voluminoso, y él de complexión mucho mas enjuta y pocas carnes arrimadas al hueso, un largo bastón de pastor merinero empuñaban con

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fuerza las curtidas manos, y acompañándolos con paso firme y decidido, una tierna pareja de infantes, hijos de los pastores, marchaban conduciendo con seguridad el rebaño. Se les veía orgullosos sabiéndose parte de aquella sinfonía pastoril, observada por cientos de personas. Entre ellos muchos fotógrafos y video cámaras. Nosotros representando a Luz y Tinta en aquel evento rural, y sabiendo unos días después, que otros compañeros se desplazaron a tierras gallegas a cubrir el evento de la “rapa das bestas”, así que nuestra revista, aparte de su contenido fotográfico, también dedica muchas de sus páginas, a un mundo que poco a poco se va desvaneciendo, y nosotros como notarios gráficos estamos dando constancia de ello. Después de pasear con el rebaño por las intrincadas calles del pueblo, como un homenaje a los antiguos tiempos donde esa estampa era habitual, y de paso que algún pastor de avanzada edad, y que no podía abandonar su casa por sus dolencias, siquiera oyera el sonido de los cencerros pastoriles, que nos imaginamos le emocionarían. Los mastines marchaban impasibles entre aquella algarabía, vigilando atentos que ninguna oveja se perdiera o quedara rezagada. Es un gran espectáculo, que si nadie lo remedia tiene los días contados. Ya no quedan pastores que quieran caminar mil kilómetros, durmiendo y comiendo puramente a la intemperie, o en alguno de los últimos chozos que quedan en pie. Ahora esos rebaños viajen en camiones o en ferrocarril, y en dos o tres días están en las altas majadas cantábricas. Un olor a sabroso guiso nos condujo a un recinto donde cinco grandes calderos eran suspendidos de una pirámide de palos, y una caldereta pastoril, cocinada a la antigua usanza, nos llevaba por la memoria y el olfato, a aquellos guisos en las dehesas ó en las altas montañas, donde lo cocinado se hacía como se comía cientos de años atrás. Buena carne, buen fuego, y paciencia. Los ingredientes para que el viaje sea inolvidable.

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Ricardo González, “Completu”

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Gijón sidra en


Jugando a los bolos

Escenas del verano de 2018 Echamos la vista atrás según va pasando el tiempo y recordamos lo bueno y lo malo, pero solo cuando regresamos de nuestras vacaciones es cuando pensamos en aquello que nos marca el momento. Durante las vacaciones, ni pensamos. Para solventar este lapsus llevamos encima el teléfono móvil con la aplicación de cámara de fotos o, como somos los moldeadores, con la réflex al hombro. Quienes no somos de hacer tostadas humanas en la arena de la playa, buscamos cualquier anuncio de evento en prensa o en un muro o cristal de la parada de autobús y elegimos el momento. No me pasa a mi solo, no, que nos vamos a las playas y hay diez mil personas echados tomando el sol y no conocemos ni a uno pero, vamos al museo del molino que tiene una estancia de 12 metros cuadrados y en un pueblo recóndito, y al entrar nos encontramos con un familiar que hacía años que no lo veíamos. Elegimos presenciar unos actos de fiesta como es una carrera de cintas a caballo en el pueblo de nuestro hermano y cuando llegamos resulta que están en otro pueblo, allí para allá y poco más lejos y que ni cristo pasó por ahí durante los cuarenta días del ayuno. Vamos a un mercado popular de pueblo de cualquier parte del país y hay tantísima gente intentando caminar, rozando y compartiendo alientos, sudores, la señora con el carrito del bebé y de la mano de su marido que no dejan pasar a nadie que no vaya a su velocidad, la señora con a silla de ruedas que no hace más que pisarnos con las ruedas en lo talones, y todo son tropezones pero, amigos y conocidos ni uno. Ahora eso sí, mientras paseamos en los mercadillos tiene la delicadeza de limpiarnos el sudor de la frente con las bragas y sujetadores que hay colgando de los puestos. Las toallas y sábanas están mas adentro pero siempre hay algún globo hinchado mostrando algún pantalón que nos da en la nariz.

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Sudados y terminados los pañuelos de papel, nos vamos a un bar muy pequeño y escondido y aun no hemos pedido y nos encontramos al vecino de enfrente y entre comentarios y comentarios resulta que tiene una casita a unos kilómetros de la nuestra y nos invitamos mutuamente a comer en alguna de las casas. Ahora que cuando queremos desaparecer y nos vamos a cuarenta kilómetros, a un mercadillo que va muy poca gente, porque coincide el día con otro macro mercado y dejamos a la compañera que pasee sola mientras nosotros buscamos algo que fotografiar como cuando pasa el tren por medio del pueblo con paso a nivel con barrera y ya puesto el enfoque y preparado para disparar, nos saluda un amigo y que resulta que hizo lo mismo con la misma idea y que tiene también su casita a otros 40 kilómetros, pero en dirección contraria a la nuestra. Vamos a hacer unas fotos a una fiesta de nuestra ciudad donde se congregan casi 10.000 personas en un recinto muy pequeño y están todos amontonados y en las manos llevan una botella y un vaso cada uno y que al mando de una persona organizadora todos izan las manos con lo que se tapan caras unos a otros y muchos de ellos quieren saludar a quienes estamos en la zona alta de prensa y de los diez mil, resulta que vemos al compañero de colegio dando los brazos y diciéndonos que bajemos para estar un momento juntos. Cuando no sabemos de un acontecimiento pero nos encontramos con él, aprovechamos y lo vemos un poco, pero es cuando escuchas por los altavoces los nombres de dos de los participantes que son de nuestro pueblo natal y que hace mas de 25 años que no sabíamos de ellos. Y pensamos mira que hay gente que se dedica a este deporte y que nunca lo veo y la casualidad de las vacaciones, me hace encontrarme con ellos. Pasan las vacaciones y ya..., tranquilos que ya nos vemos a menudo en el trabajo y es que a todos nos ha pasado lo mismo. Y digo yo, ¡vayas donde vayas y te escondas donde te escondas y te dejo elegir sitio, alguno de nosotros te pillamos!, a no ser que vayas a

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casa de tu hermano, que parece que se huele que íbamos a comer y beber gratis y que está desaparecido en plenas fiestas de su pueblo. Pero que no se preocupe, que a mi no, pero a otro que está de vacaciones al igual que yo, seguro que lo encuentra y tendrá que pagar la comida entre amigos o familiares. Y claro, al llegar a nuestra casita de campo con un agotador día de fotos, siempre tendremos la grata espera de nuestros hijos/as, con un arroz con bogavante y langostinos y terminado de cocinar un buen pulpo que bien condimentado nos sabrá a eso de “tengo ganas de las vacaciones del año que viene”.

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Juan Depunto

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Antigua cárcel de Huelva La libertad es algo que solo en tus entrañas bate como el relámpago. Miguel Hernández Hoy es un lugar de la Memoria Histórica en el que hombres y mujeres sufrieron hasta hace poco cautiverio, humillaciones y torturas por su condición sexual, por defender su libertad, por defender la democracia. En esta cárcel antes sufrieron otros por oponerse al golpe de estado y a la dictadura franquista. Y en él hoy se venera su memoria. El edificio, inicialmente diseñado por el arquitecto municipal José Mª Pérez Carasa, y construido en 1930 por el arquitecto José Luis Aranguren, en línea con las “cárceles modelo” que se construían en el país y en lo que entonces eran las afueras de la ciudad, tenía capacidad para unas trescientas personas. Sin embargo, llegó a albergar en su interior a más de mil. Solo en los cinco primeros meses tras la rebelión ingresaron en ella cerca de 800 reclusos de la “zona nacional”. Fue prisión provincial durante la dictadura y hasta bastantes años después, 1996, en los que se construyó la nueva prisión en las afueras de la ciudad.

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A finales de los años sesenta, en aplicación de la “Ley de vagos y maleantes” se convirtió en un centro especializado en la represión de conductas homosexuales de todo el país, lo que duró ¡hasta 1978! La dictadura era contundente y para ello nada mejor que la especialización. También en la sanidad especializaron hospitales maternales, infantiles, traumatológicos, de parapléjicos, etc. Con esta especialización se pretendía una mayor eficacia al precio que fuera, otra cosa es que se consiguiera y que se pagara por ello el alto coste de la desintegración y descontextualización. Esta cárcel después de su cese como prisión continuó teniendo otros usos, sirviendo fundamentalmente como residencia nocturna para los presos que alcanzaban el tercer grado. Su ya por entonces aspecto ruinoso, fue objeto de que en este edificio Benito Zambrano rodase buena parte de “La voz dormida” en 2001. Tras la inauguración del Centro de Inserción Social (CIS) se abandonó definitivamente en 2008. A partir de entonces fue expoliado y pasto de todo tipo de gentes, desde okupas a ladrones que se llevaron todo lo metálico, incluidas las puertas y barrotes de las celdas. Todo ello lo terminó convirtiendo en un basurero, generándose un importante estado de insalubridad e inseguridad, lo que motivó continuas protestas de los vecinos.

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Fue en 2014 cuando se declaró Lugar de Memoria Histórica por la intensa represión franquista ejercida entre sus paredes durante los años de guerra y posguerra. En ella se encerraron a miles de detenidos políticos, muchos de los cuales pasaron inmediatamente al paredón de fusilamiento. Otros muchos fallecieron como consecuencia de las insalubres condiciones en las que estaban hacinados y la deficiente alimentación que recibían1. Hay testimonios recientes que publica el “Público”2, como el que cuenta Elisa, vecina del barrio de Isla Chica en donde se ubica la prisión: “Ví a miles de presos encerrados durante los 60 y 70. Aún parece que escucho los gritos. Los dejaban allí meses para tratarlos con descargas. A ver si con eso dejaban de ser sentir algo”. Se calcula que fueron unos cinco mil los presos víctimas de represión por ser homosexuales durante el franquismo en toda España. Antonio Ruiz, presidente de la Asociación Expresos Sociales recuerda a el “Público” otras medidas paralelas establecidas: “Se llevó a cabo la aplicación de medidas de seguridad tan crueles e injustas como el destierro, impuestas por los Juzgados especiales de Vagos y Maleantes y posteriormente, por los de Peligrosidad y Rehabilitación Social hasta 1979, en el que fue despenalizada la homosexualidad en España”. Rafael Moreno, periodista local que ha entrado en la vieja prisión abandonada en más de una ocasión, declara: “Lo peor no es el auténtico vertedero. Las ratas, los expedientes con fotografías de aquellas víctimas por el suelo, y varios

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incendios producidos en su interior lo han dejado en un estado lamentable”. Antonio Herrera Abrio, ‘la Moni’, que fue detenida a los 17 años en 1963, junto a siete amigos, ha sido de los pocos capaz de contar su historia: “Yo tengo claustrofobia por culpa de la vieja prisión. No había casi espacio para dormir. Los que tenían 19 años los llevaron a un campo a Galicia. A los menores de edad nos dejaron tres meses solo con una multa de 500 pesetas. Por no pagarla me tuve que quedar un mes más. Nos pusimos un vestido de mujer para los carnavales y un chivatazo trajo la policía. Figúrate donde nos metieron. Si mi padre hubiera tenido que pagar la multa me hubiera arrancado la cabeza”. En 1967, por la Ley de Peligrosidad y de Vagos y Maleantes fue desterrado a Valencia: “Solo grité, con pluma, taxi y uno de la secreta me arrestó. Allí me tuve que buscar la vida, pintando, limpiando y no me daban trabajo por ser amanerado”. La madre de la Moni recogió firmas para el regreso de su hijo. Aún hoy, Antonio es incapaz de pasar por la puerta de la vieja cárcel: “Cuando veo las fotos en el periódico me pongo malísimo. No puedo dormir en una habitación cerrada. Tampoco puedo montarme en un ascensor”. La ciudad de Huelva le ha dado una calle a la Moni y la medalla de reconocimiento de la ciudad. Juan, conocido como “Trinidad”, fue detenido en 1973 en Armilla (Granada) junto con su hermano gemelo Alfonso, y enviado a esta prisión. Su delito fue vestirse en una fiesta de comunión, con ropa de niña. Con más de sesenta años se esfuerza declarando: “Cuando nos preguntó el guardia qué éramos, le dijimos que no éramos niñas, sino niños vestidos de niñas”. “Yo quiero que aquella cárcel sea un lugar de recuerdo”. Arturo Arnalte así lo describe en su libro “Redadas de Violetas”3: “Los guantazos descompusieron el maquillaje y su familia no los conocían al día siguiente. A los dos gemelos los trasladaron hasta Huelva a los pocos días. A una celda con veinte personas. Acusados de escándalo público, el peligro en la cotidianidad de la cárcel, hacía que tuvieran que buscar protección. Trinidad relata que incluso tuvo que buscarse un novio. “Para los que tenían delitos, éramos un dulce y tenías que echarte un novio”. Juan tuvo que mantener relaciones sexuales, ante las miradas de los funcionarios, en los pasillos o en las celdas”.

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Como expone la Junta de Andalucía en una página web4, el médico franquista Vallejo-Nájera describía los síntomas de la homosexualidad como “holgazanería, importunidad, tendencias cleptómanas, agresividad, vagabundeo, etc”. Con esta tesis se justificaba el electroshock y la esterilización forzosa, entendiendo que así podría impedirse una “propagación” del colectivo. La persecución comenzaría desde el inicio de la Guerra Civil, cuando en 1936, y desde los micrófonos de Radio Sevilla, Queipo de Llano señalaba que “A todo afeminado o invertido que lance alguna infamia sobre este Movimiento, os digo que lo matéis como a un perro”. El régimen franquista ordenaría por un decreto del 25 de enero de 1968 el internamiento de este tipo de presos, calificados como “pervertidos sexuales de hábito”. Los condenados eran internados durante un periodo de entre tres meses y tres años para su “reeducación”. La privación de libertad estaba regulada por el Tribunal de Calificación, con presencia eclesiástica y encargado de determinar la duración del “proceso de curación”. Al sur de España, se ubicaban dos centros de rehabilitación para homosexuales, uno en la prisión de Badajoz (para los considerados como homosexuales pasivos) y el otro en Huelva (para los homosexuales activos). Otros homosexuales corrieron peor suerte siendo trasladados a colonias agrícolas que en realidad venían a ser auténticos campos de concentración. En ellos, los internos trabajaban en condiciones infrahumanas, recibiendo palizas tras ser sometidos a intensas jornadas de trabajo. El encarcelamiento del colectivo homosexual era fácilmente camuflable de cara a los expedientes de los centros de internamiento. Y es que no siempre se hacía constar la causa, dando como motivo una enfermedad mental como la esquizofrenia. Había incluso casos de internamiento que eran promovidos por la misma familia. En otros, bastaba la denuncia de vecinos o conocidos. La represión franquista tomó también el camino de la persecución contra la libertad sexual, en lo que la Antigua Prisión de Huelva representa uno de sus mejores exponentes. Francisco Javier Camacho, de Izquierda Unida en Huelva, propuso crear en la vieja cárcel “un centro de documentación de la represión homosexual”. Pero fue en el año 2000 y aún no habían pasado los treinta años necesarios para acceder sin permiso de las víctimas a los expedientes de cada uno de los presos que vio tirados tirados por los suelos de la vieja prisión2. Camacho declaró a “Público”: “Queremos que se sepa que aquí se cometieron terapias radicales, como la lobotomía realizadas por el doctor López Ibor a los internos”. De las miles de víctimas, hombres y mujeres perseguidos por su condición sexual, han sido indemnizadas 116 personas en España. En esta cárcel de Huelva se siguieron a rajatabla los consejos de los médicos Vallejo-Nájera o López Ibor y la homosexualidad era tratada como una enfermedad a extirpar, utilizándose terapias basadas en trabajos forzados, palizas, humillaciones y brutales prácticas pseudomédicas actualmente prohibidas5. Finalmente, como informó “Andalucía Información”6, el Ministerio del Interior se comprometió a limpiar la antigua cárcel de Huelva, lo que al día de hoy está hecho y ha quedado cerrada, pero sin rehabilitar. Ya es algo.

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----------------------Referencias documentales: 1. Fermín Cabanillas, 26/9/15, La Memoria Histórica se olvida de la antigua cárcel de Huelva . Diario.es. 2. María Serrano,11/02/2017: http://www.publico.es/politica/memoria-publica-abandono-vieja-carcel.html (consultada el 12-7-18, ya no está disponible). 3. Arturo Arnalte. Redadas de violetas. Ed. La esfera de los libros, 2003. ISBN 9788497341509. 299 pp. 4. Junta de Andalucía, file:///C:/Users/JD/Documents/__82.%20 antes%2015%20agosto%20%20%20Antigua%20cárcel%20de%20Huelva/Documentación/Junta%20de%20Andalucía%20-%20Antigua%20Prisión%20Provincial%20de%20Huelva.pdf 5. La antigua cárcel de Huelva, lugar de memoria histórica de Andalucía. HuelvaYa.es, 7/11/2014, file:///C:/Users/JD/Documents/__82.%20 antes%2015%20agosto%20%20%20Antigua%20cárcel%20de%20Huelva/Documentación/La%20antigua%20cárcel%20d%20Huelva,%20 lugar%20d%20memoria%20histórica...%20HuelvaYa.es.pdf 6. Andalucía información, 05/03/2017. Interior limpiará la antigua cárcel de Huelva, abandonada desde 2008.

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Pueblo Fotos: Nadima Texto: Claudio Serrano Vivir en un pueblo supone compartir tiempo y espacio con elementos que a los que vivimos habitualmente en las ciudades nos están negados o, cuando menos, nos resultan extraños e indiferentes. Estas fotos de Nadima nos ponen en contacto con esa realidad. esa escalera rústica, esas cestas llenas de frutas recién cogidas del árbol,... y sobre todo, la gallina. Hace meses comentábamos en estas páginas una de estas series de Nadima basada en un cuento de A. Pogorelsky, “La gallina negra”, que contaba una triste historia infantil. Ahora nos trae a una joven conviviendo con esta gallina roja a la que coge en brazos cariñosamente; en dos de las fotos aparece una segunda gallina, cómplice de ambas, marcando la dimensión del espacio rural en que se encuentran. Lo que me llama la atención de estas cuatro fotos es la mirada de la joven modelo en dos de las tomas:una mirada evocativa, perdida en un

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horizonte lejano, quizás dominado por la ausencia; una mirada —si no fuera tan cursi decirlo— que parece sumida en la evocación del amor. Esa mirada encierra toda la profundidad de una soledad que debe recurrir quizás a la compañía de una gallina para, como en las viejas fábulas de La Fontaine y Samaniego, entender el mundo desde otra óptica y desde otra distancia. Yo, que vivo en una ciudad pero paso muchos días en el campo, a veces en convivencia directa con unas gallinas que ponen huevos envidiables, y hacen un ruido de mil demonios cada vez que me acerco al gallinero donde viven en reclusión perpetua, comprendo perfectamente el momento, aunque quizás no alcanzo a entender toda la intimidad que puede establecerse entre una jovencita —por su atuendo, campesina— con es bicho cacareante, salvo quizás, y vuelvo por mis fueros, por la ausencia del amor, esa fuerza motriz capaz de transformar el mundo, aunque sea un pueblo —”Village”, titula Nadima su serie— poblado de gallinas.

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Superhéroes Fotos de KEZZIN

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Fotos seleccionadas durante el mes de Agosto de 2018

Se muestran en esta secciรณn todas las fotos semanalmente destacadas en Moldeando la luz durante el mes de referencia.

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Nadia por Dmytro

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Agujas por E.Horobets

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Images in Black and White por Kezzin

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Las Ramblas de Barcelona ayer a un aĂąo del maldito atentado por Albert Navas

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Nos rodean por Pepe Latas

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78 Nude por Talyuka


Porca misèria !! por Salvador Roig i Seró

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Taillin por E.Horobets

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Todo lo que se puede comprar para comer en el mundo por Yuri

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Veydivotn puente Celestial por Daniel

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Young farmer ,Thailand por Saravut Whan.png

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Cortina de agua por Manuel Antonio Centeno Llorente


Freedom por Duong Dinh

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La transformaciĂłn de la luciĂŠrnaga por Gloria Soriano


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Project of portrait por Lenin

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Lastres por Isadora

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Miedos

La fotografía siempre ha tenido la capacidad de conmocionar, de jugar con os miedos del público, tanto si la fuente de ese miedo es real o imaginaria. Hoy en día, en la era e Photoshop, lo que aparece en nuestras pesadillas es mucho más fácil de reproducir e imprimir. La manipulación digital puede conjurar monstruos de las profundidades o arrancar la carne a un cuerpo humano. Mientras algunos artistas emplean la fotografía para sacar a relucir los miedos colectivos acerca de los regímenes represivos o las catástrofes medioambientales, otros están más interesados en la basura, perturbando con el uso del sexo y la violencia.

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Anton Semenov El seudónimo de Anton Semenov, Gloom82 (Oscuridad82), está bien elegido. Este joven artista ruso, oriundo de la remota ciudad de Bratsk (que una vez estuvo entre los lugares con más polución del mundo), crea una obra oscura y perturbadora, mostrando un mundo de miedos y decadencia habitado por musculosas bestias y sigilosas figuras mortales. Anton, ilustrador y diseñador digital para una agencia de publicidad, comenzó su carrera artística como pintor, pero dejó los lápices y los pinceles en 2007, dando un giro hacia las inagotables posibilidades del arte digital y, en particular, las herramientas de Photoshop y Genius WizardPen 4x3, con los que creó la fantasmagórica serie “City of Decay” (Ciudad de decadencia). Las imágenes revelan un mundo postapocalíptico lleno de oscuridad, en el que los animales mutantes gruñen agresivamente y las figuras humanas andan miedosas arrastrando los pies. Aunque la obra de Anton nos recuerda a los grandes artistas de la fantasía, utiliza la vida real como fuente principal de inspiración y describe lo que hace como «una interpretación de los hechos». Todo ello produce una respuesta ambigua en el espectador: el horror y el miedo iniciales se templan rápidamente y se convierten en una cierta compasión por las almas torturadas que viven en el lóbrego mundo digital de Anton.

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Todo lo que querĂ­as saber, pero temĂ­as preguntar...

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P:

Vivo en una pequeña ciudad y quiero dedicarme a la fotografía de Moda. He probado a contratar modelos de Agencia y de páginas web, pero estoyteniendodificultadesparaencontrargentequesecomprometaparasesiones. También siento que hay alguna cosas horripilantes en algunos sitios web de modelos. Estoy pensando apuntarme a un taller de fotografía de Moda en mi ciudad

R:

Primero, permíteme referirme a ese ambiente horripilante del que hablas.Nómbrame un entorno donde un hombre de mediana edad pueda pasar el rato con una joven y aún ser capaz de hablar sobre ello a alguien, “Fotografía de moda”, ahí es posible. Dime cuál te suena mejor: “¿Cómo te fue el fin de semana?” “Oh, fue magnífico. Salí con un grupo de tipos a tomar fotos de chicas que encontramos en Internet. Quiero decir, no el tipo de chicas que se desnudan completamente, sólo semidesnudas”. O ... “Oh, fue magnífico. Algunos amigos míos y yo nos juntamos y fotografiamos algunos portfolios de moda para algunas modelos locales”. Correcto. “Eso es todo, Zack. Eres un gilipollas. Nunca más voy a leer tus textos. No lo entiendes”. ¿Acaso os he condenado a alguno de vosotros? ¿Alguno de los que estáis leyendo esto tiene el rabo entre las piernas? Sé lo que se siente. Soy un macho de sangre caliente. Lo entiendo. No piensen que no lo soy. ¿Pones alguna luz bonita sobre una chica guapa y puedes hablar sobre ello el domingo en la iglesia como si nada? Lo entiendo.

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¿Es esta la industria de la moda para aficionados? Por supuesto que no. Sin embargo, he trabajado con modelos que tienen una historia tras otra hombres con cámaras que, evidentemente, se esconden tras su cámara en busca de una emoción barata. He ido a alguna sesión donde quise darme la vuelta y decir: “Levanta tu barbilla del suelo, abuelo, o “hay un soporte de luz en tu bolsillo. Quieres ponerlo en su sitio”. ·¿Porqué tantas modelos en estas webs de modelos hablan de traer a su acompañante a la sesión? ¿Por qué? Debido al factor horripilante” .Ahora bien. cuando se trata de este tipo de taller que mencionas y sobre la “fotografía de moda” como un todo. veo mucho esto: “¡Bienvenidos a todos! Gracias por venir hoy a mi taller de fotografía de guerra aquí en mi ciudad. Este va a ser un gran día para disparar. Cuando la conferencia haya terminado, vamos a salir al patio trasero donde tenemos a algunas modelos disfrazadas de equipo urbano de asalto”, Las modelos van a correr alrededor del patio gritando “[Banq, Bang!”, mientras funciona la máquina de humo. Mi asistente echará polvo al aire y pondrá en su iPod “Los sonidos de la guerra” Otro asistente se acercará detrás de cada uno de vosotros en diferentes momentos para gritar “iBuu!”. Lo haremos así para Lograr una sensación de miedo auténtica mientras fotografiamos. “Aunque nuestras modelos nunca han estado en una guerra real, muchas de ellas están en la fuerza de seguridad nocturna de un centro comercial y han visto algo de acción. José Luis ha llamdo 82 a los policías en dos intentos de robo y Los amigos de Carlos en Mediamark . Le han dicho que seria soldado impresionante”.

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“Si alguno de ustedes necesita ir al baño, está abajo a la izquierda. Hay también una nevera por detrás que tiene refrescos y agua”. “i Ahora vamos a tomar algunas fotos de guerra!” Ejem. He hecho esta analogía para ilustrar una caricatura de la fotografía de moda, variedad jardín ... Los agentes de seguridad del centro comercial lanzando piedras unos a otros mientras gritan, “¡Bang!”, no es fotografía de guerra. Algunos softboxes, una chica guapa y una falda corta no es una fotografía de moda. Una chica guapa no tiene por qué ser una modelo. Las chicas guapas son modelos. ¿Me escuchas? Una chica guapa ¡no es una modelo! La misma cosa vale para lo calientes. Honestamente, pregúntate: Vives en una ciudad que no es conocida por la moda. Gastas un montón de tiempo haciendo fotos de chicas que no son modelos. ¿Qué haces con estas fotos ¿Cuál es el propósito? Las modelos pueden ganar algo de dinero si las contratan otros fotógrafos que, además, no fotografían moda. Algunas de ellas son seleccionadas por una agencia para pequeños trabajos puntuales en revistas locales o para sesiones de fotos comerciales. Pero más allá de eso, conozco unos pocos fotógrafos que han desarrollado su negocio fotografiando portfolios de modelos como yo fotografío bandas locales para kits de prensa y material gráfico en CD. Conozco une pocos fotógrafos que hacen algunos proyectos interesantes de arte utilizando modelos locales, No hay escasez de gente en el mundo a quienes se les ha dicho qué guapas son y que debieran ser modelos. No hay escasez de gente que hacen música a quienes se les hayan dicho qué grandes son cantando. No hay escasez de gente que hacen fotos a quienes se les haya dicho que son realmente buenos y que ellos debieran ser fotógrafos. Si realmente quieres vivir de la moda, muévete. Ve donde está la moda: Madrid, Barcelona... Si quieres vivir como fotógrafo de guerra,

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tienes que ir donde está la guerra. Si tienes. algunos tipos, en un callejón gritando “iBang!” ni por un segundo intentes decirme que estas haciendo fotografía de guerra, yo a eso lo llamo chorradas. ¿Los tíos corriendo en un callejón son un truco del equipo publicitario que llevan a cabo los eventos empresariales? ¿Y estás haciendo sus fotos promocionales? Eso suena bien. Consigue una máquina de humo. ilumínalos dramáticamente ¿A que parece diferente que intentar hacer una foto de guerra? Las fotos publicitarias y de prensa se ven muy diferentes que las fotos de guerra.

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¿Las chicas guapas son modelos por alguna razón? Lo llamo chorradas. ¿Chicas guapas que sonríen al sol en un anuncio para tienda de ropa local? Eso es comercial. No es moda. La foto de la tienda de ropa tiene un propósito. No es horripilante y no es inútil. ¿Por qué un vendedor de seguros de 42 años de un barrio de Toledo, Oviedo u Sevilla tiene un portfolio lleno de chicas de 18 a 25 años en bikini? ,Por qué Toledo es la capital mundial del bikini? Oh, espera. No lo es. Es porque ¿Oviedo es la meca para nuevas voces en el mundo de la moda? ¿El diseñador Zac Posen no puede llegar allí lo suficientemente

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rápido con su jet privado? No. ¿Puede ser porque una empresa de herramientas de allí quiere nuevos calendarios y posters para enviar a los talleres de reparación de coches? Eso es posible. Retratos. Todo el mundo necesita un gran retrato de sí mismo. Gente guapa. Gente fea. Gente interesante. Gente aburrida. Gente divertida. Gente de negocios. Mamás. Papás. Niños. Abuelos. Abuelas. Todo el mundo necesita un retrato. Las familias los quieren. Las revistas los quieren. Las empresas los quieren. Las compañías los quieren. Puedes tomar algunas claves de la industria de la moda y tomar un retrato del propietario de un negocio local con un montaje de iluminación similar al que has visto recientemente en Vogue Italia. La moda inspira tu retrato pero no estás haciendo mala moda. Estás haciendo un retrato que tiene un pequeño aire de moda. Tus sujetos no tratan de ser algo que no son. Les das algo diferente a lo que pueden conseguir en un centro comercial. ¿Ves la diferencia? Hace algunos años empecé a fotografiar algunos proyectos personales “inspirados en la moda”. Contraté modelos, maquilladoras, peluqueras y estilistas de ropa, el tinglado completo. Gasté mucho tiempo, dinero y recursos en disparar un nuevo trabajo que definitivamente tenia el estilo de la moda. No estaba intentando llegar a ser un fotógrafo de moda. Sólo quería fotografiar algunas cosas diferentes a los encargos normales. Puse parte de este nuevo trabajo en mi book, fui a una gran ciudad para mostrar mi portfolio y los editores de fotos y los directores de arte me dieron una patada en el culo. Me había salido de mi camino con este trabajo. Perdí de vista el objetivo. Me golpearon en la cabeza. Mi trabajo aparentaba como si yo tratara de ser un fotógrafo de moda. Lo estaba mostrando a gente que sabia de moda y el resultado claramente no era bueno. Limpié mi book. Realicé un nuevo trabajo y ese nuevo trabajo me puso en los circuitos y entonces conseguí encargos. Aprendí algunas cosas técnicas. Aprendí que tan pronto como una de mis imágenes empezara a parecer moda, en ese momento tenía que morir. Todavía me siento inspirado por la moda; me inspira la iluminación, < composición, o la postura, pero tomo esa inspiración para tomar imágenes que no gritan “moda” La moda tiene un papel importante en mi vida. La industria vive al borde de la creatividad y siempre hay alguien tirando de sí mismo haciendo uso de esa ventaja y eso es interesante. Algunas veces es hermoso; algunas veces es una carnicería; sin embargo, siempre es interesante. No miras a ModelMayhem.com o a un grupo local de moda o a un taller de fotografía de moda para ver que está sucediendo realmente en el mundo de la moda. Miras las publicaciones y los principales blogs. Ellos viven la moda; ellos la respiran; ellos la comen; ellos tienen una maldita relación enfermiza con la moda. Ellos son los guardianes y los proveedores de la misma. Ellos son los editores. Haz el taller. Tal vez aprenderás un poco de iluminación o algo así. Eso si, no pienses que estás punto de embarcarte en una nueva carrera en la fotografía de moda en tu pequeña ciudad.

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Todo lo que querĂ­as saber, pero temĂ­as preguntar...

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El primer vuelo transatlántico en solitario 21 de Mayo de 1927 París, Francia Eran las 7:52 horas en Long Island cuando Charles Lindbergh puso en marcha el motor del Spirit of St. Louis y, dejando atrás la embarrada pista de Roosevelt Field, se convirtió en una leyenda. Lindbergh, de 25 años y originario de Detroit, siempre había sido aficionado a las máquinas y había ejercido como piloto profesional durante varios años. Raymond Orteig, un adinerado hotelero de Nueva York, persuadió a Lindbergh de que podía ganar el premio de 25.000 dólares que había ofrecido en 1919 al primer hombre que volara sin escalas a través del océano Atlántico desde Nueva York a París. Así pues, el joven aviador convenció a un grupo de financieros de St. Louis para que lo patrocinaran y encargaran a la Ryan Aeronautical Company de San Diego la construcción de un avión especial. Muchos pilotos habían fracasado en esta empresa, y algunos habían muerto, pero Lindbergh estaba destinado a tener éxito y a despertar el entusiasmo del mundo por la aviación civil. El vuelo duró 33,5 horas. Lindbergh llevó por equipamiento cuatro bocadillos, dos cantimploras de agua y 1.700 litros de combustible. Tuvo que superar nubes de tormenta y niebla espesa, y en plena ruta trató (sin éxito) de obtener información sobre la distancia a la que se encontraba la costa irlandesa llamando a algunos barcos de pesca mientras volaba muy cerca de la superficie del mar. Pero, después de 5.800 kilómetros de vuelo ininterrumpido, aterrizó en el aeropuerto de Le Bourget, en París, a las 22:22 horas del 21 de mayo de 1927. Allí se encontró con una multitud de casi 100.000 personas que lo esperaban; había tanta gente que tuvo que apagar de inmediato el motor para evitar accidentes. La fotografía, que nos ofrece una vista de pájaro, capta gráficamente el espíritu del primer vuelo transatlántico. La imagen dio la vuelta al mundo y se convirtió en un icono del coraje y la libertad, características de todos los pioneros del aire.

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