Luz y Tinta nº 91

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Núm. 91 - Junio 2019


Año IX.- Núm. 91 - Junio 2019 PROMOTOR José Luis Cuendia, «Guendy» DIRECTOR Francisco Trinidad COLABORADORES Eugenio R. Meco, Pepe Haro Castaño, Ma Bernarda Ballesteros, Carlos Flaqué Monllonch, Glyn Griffits, Ricardo González «Completu», Salvatore Grillo, Javier Madroñero, Narciso del Río, Juanjo Gallardo, Monchu Calvo, Antonio Ramón Ferrera, Cristina Capracci, Gustavo Velázquez, Cora Coronel, Justín del Barrio, Arturo de las Liras, Juan José Alonso, Ilona Gogh, Jan Puerta, Albino Suárez, Gloria Soriano, Ildefonso Robledo, José Manuel Gonzalo, José Mª Ruilópez, Juan Depunto, Juan José Pascual, Viviana Genta, Nadima, Antonio Martínez, Ángeles Pereira Perera, Claudio Serrano, Mario Eduardo Blanco, Pepe Latas. DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA José Luis Cuendia DIRECTORA DE COMUNICACIÓN Lola González DISEÑO y MAQUETACIÓN Francisco Trinidad

Contenido Nuestra foto del mes: Yvan........................................................... 5 Campeonato de Europa de Sambo,................................................ 7 José Luis Cuendia, “Guendy” y José Luis Maylín La consigna................................................................................. 39 F.T. El combate.................................................................................. 43 Mario Eduardo Blanco Misterios y tradiciones de la Semana Santa............................. 47 Gloria Soriano Tiempos pasados........................................................................... 51 Monchu Calvo Gaudí, el parque Güell y la Sagrada Familia........................... 55 Juan Depunto

Fotos destacadas del mes de mayo............68 Alegre primavera........................................................................ 115 Nadima/ Claudio Serrano Fachadas..................................................................................... 123 Pepe Latas Alicia en el país de las maravillas por Irina Dzhul Robert Overweg.........................................................................139 Constantino Suárez................................................................... 146

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Nuestra foto de portada: K ezzin


Presentación Poco a poco, pasito a paso, Luz y Tinta se va acercando a los cien números, algo que no hubiéramos ni imaginado cuando iniciamos esta aventura sin saber lo que nos esperaba por delante ni cuantos pasos habríamos de dar para ir completando un periplo que número a número nos ilusiona más. Lo del número 100, que ya está ahí casi al alcance de la mano y apetece ir metiendo en el frigorífico un par de botellas de buen champán para celebrarlo como se merece, es solo una referencia, por la fascinación que suponen los números redondos. Porque lo realmente fascinante y lo que hace germinar la ilusión a cada número que subimos al quiosco virtual es el trabajo cotidiano, el ejemplar recién cerrado que ha hecho brotar una brizna más de ilusión y en algunos casos quizás una nueva idea para números posteriores. Sin ideas nuevas, sin ilusiones, sin esas pizcas de imaginación que todo lo hacen posible no habríamos conseguido llegar hasta aquí ni mantener encendido el fuego de lo posible para lo que nos queda por delante. Por eso, el próximo número de Luz y Tinta, el 92, que no es un número redondo ni tiene el carisma de aquellos que jalonan las efemérides, será para nosotros un número doblemente especial. Sí, doblemente especial, permítaseme la complacencia, porque integrará en sus páginas dos especiales. Un especial cuyo contenido me reservo hasta el día 10 del próximo mes de julio, cuando lo subamos a Moldeando la luz, pero que tiene mucho que ver con el tipo de fotografía que últimamente estamos vindicando desde nuestra revista. Y un segundo especial que estará centrado en un evento histórico de especial relevancia. Como es sabido, el próximo 18 de julio se cumplen 50 años de aquel señalado día de 1969 en que el hombre pisó la luna por primera vez en una misión espacial de los Estados Unidos. Pues bien, para celebrar aquel acontecimiento Luz y Tinta publicará unas páginas especiales con la luna como protagonista; páginas especiales que subrayarán el momento histórico que las suscita, pero que sobre todo acentuarán la personalidad fotográfica de Luz y Tinta, que pedirá a sus colaboradores algún texto alusivo al hecho en sí o a cualquiera otra de las muchas luces que se desprenden de la luna. Como puede apreciarse, será un número, el 92, con cierto interés y, para quienes hacemos la revista, con un incremento de trabajo, que afrontaremos con ilusión. Piénsese que este 91 es un número ‘normal’ — con la normalidad que aporta el que se inserte en lo habitual— que casi alcanza las doscientas páginas, con lo que el próximo las sobrepasará con creces. Pero seguro que merecerá la pena.

Francisco Trinidad

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Sergei Ivanov, fotógrafo ruso de 58 años, casado y con dos hijos, estudió Biología en la Academia Estatal de Agricultura de Vyat '87; especializado en fotografías de animales en plena naturaleza, firma sus fotos como Yvan en Moldeando la luz. http://moldeandolaluz.com/profile/Ivan

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La caza de fotos en Kamchatka. Por Sergei Ivanov.

“Poco tengo que decir de mi trayectoria —nos dice Sergei Ivanov—, he estado siempre involucrado en la fotografía de animales durante muchos años, ya que mi primera educación fue de técnico-arborista; en mi segunda educación como biólogo me convertí en un cazador de imágenes, es decir, toda mi vida fue dibujada y arrastrada al bosque. En 1985 visité Kamchatka y las Islas del Comandante, era la primera vez, y desde entonces he quedado encantado y atrapado por esta dura y hermosa tierra salvaje. Todos mis trabajos han sido publicados y expuestos en diferentes partes del mundo a través de National Geographic”.

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Campeonato de Europa de Sambo, en Gijón Sábado 18 de mayo, por la mañana. Suena el teléfono, al otro lado Maylín que me dice: hay un campeonato de Sambo en el Palacio de de Deportes de Gijón, ¿te apetece ir a hacer unas fotos sobre este deporte?. Ya tengo planes para hoy, Maylín. La misma circunstancia se vuelve a dar en la mañana del domingo día 19. Al otro lado del teléfono, de nuevo mi amigo Maylín que me dice: Te voy a pasar algunas de las fotos que tomé ayer en el campeonato, a ver si las ves interesantes para Luz y Tinta, yo voy a repetir hoy de nuevo, si te apetece te paso a recoger… Y así, de esta manera, me vi haciendo fotos de un deporte del que no tenía ni idea, y del que aún ahora sigo siendo un auténtico profano en la materia. El sambo es un arte marcial moderno originario de Rusia. Su nombre significa, literalmente, “defensa propia sin armas” y fue reconocido como deporte nacional en la antigua Unión Soviética en el año 1938. Pero el sambo fue un arte marcial pensado y buscado: fue Lenin quien encargó a un equipo de expertos la búsqueda de un sistema de combate que definiera su Ejército Rojo. Así fue como esos expertos (A. Jarlámpiev, V. Spiridónov y V.S. Ochschépkov) viajaron alrededor del mundo, asimilando técnicas y recopilando las disciplinas de combate más conocidas en aquella época: Judo, Jiu Jitsu, Kárate y Kung Fu. Estas artes marciales por un lado se fusionaron con luchas autóctonas y por otro se mezclaron con disciplinas olímpicas como el boxeo, la lucha libre o la lucha grecorromana, tras ser estudiadas minuciosamente por el equipo de expertos y cómo podían integrarse en el combate sin armas buscado por Lenin. Poco a poco, todo ese compendio de movimientos, giros y técnicas se refinó dando lugar al Sambo y a su objetivo: frenar el ataque de un agresor armado en el menor tiempo posible. Más adelante, comenzado el siglo XXI se integraron en el sambo técnicas como el Muay Thai. el equipo de expertos que creó el sambo

Como ya hemos mencionado, tres fueron los expertos encargados de la búsqueda de las mejores artes marciales que sirvieran para crear una disciplina nueva y propia del Ejército Rojo: A. Jarlámpiev, V. Spiridónov y V.S. Ochschépkov. Anatoli Jarlámpiev: por muchos considerado el verdadero padre del Sambo. Fue él quién consiguió que el Comité Deportivo de la Unión Soviética lo aceptara como deporte oficial de combate del país. V. Spiridónov: en este caso hablamos de un veterano de la Primera Guerra Mundial, que a o largo de su vida practicó varios estilos de lucha (lucha libre, grecorromana, ju jitsu japonés, etc.). Formó parte del equipo de expertos solicitado por Lenin, viajando a Mongolia, Japón y China donde estudió sus técnicas nativas de combate. A raíz de una lesión en su brazo izquierdo, creó una versión más refinada y suave del Sambo, el Samoz, muy usada por policías de la Unión Soviética y, en la actualidad, muy empleada en situaciones reales en todo el mundo.

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V.S. Ochschépkov: nacido en la antaño japonesa isla de Sajalín, Ochschépvok estudió judo con su fundador, Jigoro Kano, y alcanzó el 2º Dan Cinturón Negro. De ahí enseñó a las fuerzas de élite del Ejército Rojo judo y kárate, pero tuvo mal fin. Al afirmar que el Sambo tenía su origen en el judo, fue considerado un traidor y espía japonés. evolución del sambo: estilos. Borba Sambo o Lucha Sambo: es un estilo similar a la lucha libre aficionada o el Judo, aunque con algunas características diferentes. Por ejemplo, en el Sambo están permitidas todos los tipos de cerraduras de piernas pero no estrangulaciones.Si bien en un principio fue ideado como un arte marcial único, fue evolucionando hasta dividirse en tres estilos diferentes: Defensa personal Sambo: este estilo es más parecido al Aikido, el Jiu-Jitsu y al kárate. Esta defensa personal se dirige tanto a defenderse de atacantes armados como desarmados. Combat Sambo: es el estilo de Sambo más parecido al de sus orígenes y el más conocido hoy en día. En los combates se ven formas de judo, kárate y hasta kick boxing. equipación para practicar sambo

La chaqueta, Kurtka, es diferente a los Keikogis usados en otras artes marciales ya que posibilita que el practicante de Sambo pueda introducir el cinturón por dentro, a través de unos ojales, para impedir que la chaqueta se salga. La equipación básica de este arte marcial está formada por una chaqueta (normalmente de color azul o rojo, aunque están admitidos otros colores) llamada Kurtka, un cinturón, pantalones cortos del mismo color de la chaqueta y los zapatos de Sambo, los Sambovki. Además, en el estilo Combat Sambo son necesarios unos guantes de artes marciales mixtas (que permiten los agarres), casco, protector bucal y tibial y coquilla. grados en sambo

En este arte marcial no se utiliza un uniforme específico según el grado de maestría; el grado más alto que se puede obtener en Sambo es el de Maestro Deportivo distinguido en Sambo. *** Como no podía ser de otra forma los, los miembros de la Federación Rusa y los países que en su día formaron parte de la URSS se llevaron casi la totalidad de los trofeos, entre la participación de 250 luchadores en representación de 29 países. España se tiene que conformar en esta ocasión con la medalla de bronce que logró la madrileña Paula Martínez, en el peso de menos de 80 kilogramos en Sambo y Daniel González del Bandgog, quinto en el peso de menos de 57 kilos en Sambo. Este campeonato fue organizado por la Federación Española de Luchas Olímpicas y Disciplinas Asociadas y por la Federación de Luchas Olímpicas y Disciplinas Asociadas del Principado de Asturias; y contó con el apoyo del Patronato Deportivo Municipal de Gijón y la Dirección General de Deporte del Principado de Asturias.

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Fotos de José Luis Cuendia, “Guendy”

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Fotos de José Luis Maylín Pastor

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La consigna F.T.

Procedente de Burgos, llegué a la estación de Atocha de Madrid a las 10:55 y, como tenía tiempo hasta las 18:00 en que debía coger el AVE para Sevilla, dejé mi iPad y mi maleta, un trolley de color burdeos que me ha acompañado en los últimos años, en una taquilla de la consigna, la 49B, no se me olvidará mientras viva. A continuación, despreocupado de todo, salí a la plaza de Atocha, tomé un café en el primer sitio que encontré y me dirigí a la Librería Científica del CSIC, en la calle de Medinaceli, y a otras dos librerías de viejo de la calle León y de la calle del Prado, respectivamente. Mi visita fue rápida, porque había consultado sus catálogos online en la última semana y no me detuve a mirar otras cosas. La cosecha fue también generosa, unos quince libros, alguno voluminoso, que dejé en la librería del Prado, donde me conocen, para que me los mandaran a casa como otras veces. Me quedé con un par de ellos para leer durante el viaje a Sevilla y bajé tranquilo y satisfecho por el Paseo del Prado con la idea de dejar aquellos libros en la consigna, junto a la maleta, y dirigirme después a tomar un bocadillo de calamares en El Brillante. La tarde, hasta la hora del tren, pensaba dedicarla a la Cuesta de Moyano, dos o tres horas entre libros viejos y ediciones raras que luego me acompañan en la soledad de mi estudio. Pero cuando abrí la taquilla de la consigna todos mis planes tomaron otro sentido: en lugar de mi trolley color burdeos había una maleta grande, que había entrado muy apretada, de color negro. La saqué de la taquilla a duras penas, pues pesaba como si estuviera llena de plomo, y por curiosidad probé a abrirla, pensando que lógicamente estaría cerrada. Para mi sorpresa, no estaba echada la llave y se abrió sin problemas; y para mayor sorpresa, estaba llena de billetes nuevos de 500 euros en fajos bien apretados por gomas elásticas. Me dio un vuelco el corazón. Decir que casi me desmayo cuando vi aquel dineral —no sabría calcular el total de lo que contenía la maleta— no sería del todo exacto, pues desde ese momento no fui yo quien dirigía mis actos sino una voluntad externa. Mi corazón bombeaba a cien por hora y mis manos temblaban como si me hubieran anunciado el fin de mis días. Y a todo esto, la maleta seguía abierta en el suelo. La cerré precipitadamente y comencé a pensar. Lógicamente aquellos billetes tan nuevos tenían que ser falsos. Para comprobarlo, volví a abrir la maleta, saqué uno de los fajos y tiré de un billete. Salieron tres y por mucho que los manoseé no podría decir si eran falsos o verdaderos. Mi tacto no me decía nada. Intenté meter de nuevo los billetes en el fajo, pero me fue imposible, así que me los metí en el bolsillo del pantalón y cerré la maleta. En ese momento, a pesar de toda la confusión que me atenazaba, ya había decidido que lo mejor era llevar aquella maleta repleta de billetes falsos a la comisaría de policía y denunciar la desaparición de mi maleta y mi iPad, donde por cierto tenía la comunicación que debía presentar en el congreso al que iba a asistir en la Universidad de Sevilla.

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Para mi sorpresa, no estaba echada la llave y se abrió sin problemas; y para mayor sorpresa, estaba llena de billetes nuevos de 500 euros en fajos bien apretados por gomas elásticas. Como hay una comisaría en la propia estación de Atocha, me dirigí a ella arrastrando la pesadísima maleta. Me recibió un policía joven al que tuve que explicarle tres veces la situación. Por fin, aunque no sé si entendió bien lo que le explicaba, me mandó esperar, sentado en un banco de madera enfrente mismo del mostrador donde él estaba. Le vi que hizo un par de llamadas telefónicas, sin que pudiera enterarme de lo que decía, y como veinte minutos más tarde apareció otro policía de paisano que me mandó seguirle a un despacho donde volví a repetir mi historia. —¿Está usted seguro de que esta maleta estaba en la misma taquilla donde dejó la suya? —preguntó, irónico, una vez que comprobó su contenido. Claro que lo estaba, la 49B, no había forma de equivocarse. Además la llave abrió sin problemas, insistía yo. El policía me mandó esperar en aquel despacho al que regresó media hora más tarde acompañado de otro policía, o eso creo, vestido de paisano, con un traje que le sobraba un poco y con un aire arrogante que me hizo temer lo peor. En lugar de preocuparse de mi maleta y de que pasaba el tiempo y yo tenía que coger el AVE a las 18:00, me preguntaron tres o cuatro veces lo mismo y en distinto orden: que de dónde venía, que a dónde iba, qué contenía mi maleta… Al hecho de que hubiera ido voluntariamente a entregar aquellos billetes falsos no le daban importancia y eso que yo lo recalcaba cada vez que hablaba. Eso sí, miraron y remiraron mi DNI, que fotocopiaron y seguramente comprobaron en sus bases de datos, porque uno de los policías no se separaba de un ordenador cuya pantalla yo no podía ver. Y lógicamente miraron en más de una ocasión los billetes que conte-

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nía la maleta. Pero sobre todo me preguntaron una y otra vez qué contenía mi maleta desaparecida. El policía que había llegado el último salió del despacho y volvió quizás media hora más tarde, cuando ya mis nervios estaban más que maltrechos. Estaba claro que aquel día iba de sorpresas, porque, cuando regresó, traía consigo mi maleta color burdeos y mi iPad en su funda azul marino. —¿Dónde estaban? —pregunté intrigado. —Donde usted las dejó, en la taquilla 49B. —No puede ser… —comencé a decir desolado, pero los policías no me escuchaban. Cuchicheaban entre ellos y al poco me mandaron abrir la maleta y comprobaron su contenido, exactamente lo que yo les había dicho: dos mudas, dos pares de calcetines, dos camisas limpias, un neceser con útiles de aseo y una corbata con el nudo hecho, lo mismo que yo les había contado que llevaba. El policía que no se separaba del ordenador, sacó un folio de la impresora y me mandó firmarlo. Era una declaración de que me había equivocado de taquilla —y mira que estaba y estoy seguro de no haberme equivocado— y que sin saber cómo había abierto otra en la que se encontraba aquella maleta repleta de billetes nuevos de 500 euros. Firmé y me dijeron que podía irme, salvo que quisiera poner una denuncia a los fantasmas que habían cambiado las maletas de sitio, dijo uno de los policías con todo el recochineo del mundo. Salí de allí bufando y mirando mi reloj. Eran las 17:27, estaba pues el AVE a punto de salir, así que aceleré el paso y llegué a tiempo de buscar mi asiento, colocar mi trolley y sentarme, confuso y aliviado. Confuso lógicamente por todo lo que había vivido en las últimas horas y aliviado porque ya hubiera


terminado todo y porque el viaje de vuelta tenía pensado hacerlo en avión sin tener que volver a pasar por aquella estación de Atocha donde las maletas se cambiaban de taquilla como yo me cambio de corbata. El viaje hasta Sevilla, que pensaba haber hecho leyendo en aquellos dos libros recién comprados, lo hice sin embargo pensando en lo absurdo de todo lo que había pasado y en aquellos billetes, que de ser buenos hubieran solucionado la vida a cualquiera, y que habían quedado en aquella maleta encima de la mesa de aquel despacho de la policía sin que nadie los hubiera contado. En fin. Llegué a Sevilla a las 20:37 h. El hotel que me había asignado la dirección del congreso estaba próximo a la estación de Santa Justa, así que fui caminando, arrastrando mi trolley. Una vez en la habitación, me duché y salí al aire sevillano con la idea de cenar y si acaso, aunque estaba solo, tomar una copa en cualquier terraza. Enfilé a un restaurante cercano, en el que ya había estado en otras ocasiones y de donde nunca había salido defraudado. El chef me hizo esperar unos veinte minutos, mientras tomaba un fino y

hojeaba un periódico del día en la minúscula barra de la entrada, y una vez sentado en mi mesa, me recomendó un salteado de ajetes al oloroso con higado de pato y corazón de alcachofas y un solomillo de buey con pimienta negra y champiñones. Pero yo había ido con una idea fija. Así que pedí una tapa de jamón ibérico y un rodaballo asado con coca de cebolla, que ya había tomado en otra ocasión y que, regado con un buen albariño, es una delicia. Y aquella noche estaba yo para celebraciones después del episodio de la consigna. Para redondear la cena, en la que abusé de comida y de bebida, el chef me recomendaba una tarta de queso con fruta confitada, pero no quise apurar más y pedí un café y una copa de whisky. A la hora de pagar, estuve dudando un rato, pero por fin me decidí, metí la mano al bolsillo en que llevaba todavía los tres billetes de 500 que había cogido de la maleta para comprobarlos y le di uno al camarero: “Si no tienen cambio, pago con mi tarjeta”, y le enseñé la Visa. Pero tenían cambio, porque en unos minutos me trajo la vuelta, sin haberse dado cuenta de que el billete era falso. ¿O no lo era realmente?

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El combate M ario Eduardo Blanco “El boxeo es relativamente fácil. La vida es mucho más dura” F loyd M ayweather Jr. PRIMER ASALTO “ Una vez que la campana ha sonado estás solo. Sólo estás tú y el otro hombre” Joe Louis Barows El árbitro nos da las últimas instrucciones antes del comienzo. Siento un hormigueo en el estómago aunque trato de convencerme a mi mismo que el contrincante, que se encuentra frente a mí, no es superior a cualquiera de los otros que, a lo largo de mi carrera, he conseguido derrotar. A pesar de todo, un presagio incómodo no hace más que golpearme el cerebro pese a mi insistente voluntad de concentrarme en la pelea que está a punto de empezar. Suena la campana y el adversario comienza a girar en torno a mí. Sabe que soy zurdo, escurridizo y peligroso, por ello no deja de desplazarse en sentido levógiro alejándose de mi mano izquierda y manteniendo una guardia alta que bloquee mis posibles golpes. Ahora ya estoy sereno, solo concentrado en lo que debo hacer. Han sido ya unos cuantos años de peleas y entrenamientos y los movimientos fluyen de manera instintiva, ahora con un paso lateral, un ligero balanceo del cuerpo o un avance al tiempo que lanzo mi jab de derecha que mantenga alejado a mi oponente al tiempo que le muestra la potencia y dureza de mis manos. Ángelo, que siempre ha estado junto a mí, dirigiendo desde el principio mis pasos, me persigue con su mirada penetrante desde un rincón y mientras apoya su brazo derecho sobre la lona lanza algún chillido apenas perceptible para mí: —Aléjate, cuidado, atento a esa derecha, uppercut, gancho… gira, gira, gira... No pierdas el centro… Sigo soltando mi jab de derecha golpeando con medida y sin demasiado ímpetu, ahora el rostro, ahora el cuerpo de mi contrincante y, aunque la mayoría de mis golpes se estrellan contra sus brazos, no me preocupa

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Ya sabes: derecha, cruzado y gancho, pero no te dejes engañar, es Tony de Marco, ya sabes, un adversario peligroso y aspira a lo mismo que tú.

demasiado; se trata de aparentar cierta flojedad e inconsistencia que le haga confiarse acercándose a mis puños. Ahora soy yo quien recibe un primer golpe serio y percibo, por la intensidad del mismo, un peligro que me hace retroceder dos pasitos, lo suficiente para salirme de su distancia. Ahora la pelea ya comienza a adquirir, tras unos momentos de tanteo, cierto carácter de dureza y peligro a un tiempo. Suena un gong y me voy a mi esquina. Ángelo me recibe sonriente. —Ya casi lo tenemos, dice mientras separa con suavidad la goma de mi calzón a la altura de la cintura facilitando que mi entrecortada respiración se vuelva algo más sosegada; al tiempo, Jonny me saca el bocado protector regándolo con la misma y fresca agua que acaba de verter sobre mi frente. —Deja que se confíe, que entre en tu distancia. Aplica una buena combinación y para casa. Después de este combate, al Madison y a pelear por la corona. Ya sabes: derecha, cruzado y gancho, pero no te dejes engañar, es Tony de Marco, ya sabes, un adversario peligroso y aspira a lo mismo que tú. “Segundos fuera”, anuncian desde la megafonía del recinto. SEGUNDO ASALTO Me incorporo al tiempo que levanto mi guardia. Cuanto hubiera dado por boxear como Nicolino Loche (El intocable), aquel peleador argentino que se acercaba a sus contrincantes con las manos colgadas a lo largo de su torso, mostrando a los adversarios su rostro invitándolos, desafiante, a golpear mientras conseguía, mediante unos apabullantes reflejos, que los golpes rodaran sin rozar apenas su cabeza. Pero no, Dios no me ha dotado más que con una aceptable dureza de manos y un afán imperturbable de conseguir victorias. Los demás méritos se los debo a Ángelo y su hermano Chris que han tenido a bien hacerse cargo de mi carrera, aquí en New York.

¿A qué otra cosa puede dedicarse un chico negro e iletrado como yo, si no es al boxeo, para llegar a la cima?. Me acerco, no sin precaución a Tony, que viene hacia mí como un potro desbocado. Una lluvia de golpes se descarga en mi abdomen y cara mientras trato de recomponerme y lanzo una contra que recibe sin pestañear. A cambio recibo un crochet de derecha que impacta, como una explosión poderosa entre mis ojos y me voy al suelo. Frente a mi solo hay niebla y dos cuerpos de Tony de Marco que parece haberse duplicado milagrosamente. Intento levantarme mientras escucho desde mi rincón la voz lacerante de Dundee gritándome: “You’re blowing it, son! You’re blowing it! ” y me resulta imposible, imposible, imposible... Ahora, siento dos fornidos hombres elevarme como una pluma, casi sin esfuerzo, mientras intento desesperadamente desasirme y continuar la pelea. Tengo que ser campeón del mundo, vocifero sin ser oído mientras estos hombres de bata blanca me conducen a un vestuario inhóspito al tiempo que caras retorcidas y extrañas me miran, de manera penetrante, con hilaridad, produciendo enormes y estruendosas carcajadas. fin del combate

Esta mañana, en una pequeña nota de prensa y en el apartado de sucesos del Daily News, aquellos lectores que se han detenido en anuncios y noticias de escaso interés han podido leer: “En la pasada noche y en el New York State Psychiatric Institute, el paciente Jonh Steward Blanchet, apodado por sus compañeros de internamiento Carmen Basilio, se lanzó desde una de las ventanas de un décimo segundo piso del citado edificio, tras haberse logrado desasir de los enfermeros que lo custodiaban. Jonh afirmaba desde hacía años ser un renombrado boxeador. La muerte se produjo en el acto. DEP”

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Misterios y tradiciones de la Semana Santa Gloria Soriano

Músicos, devotos y turistas se apelotonaban a la puerta de la iglesia. Yo estaba entre ellos esperando a que saliera el paso de la procesión, cuando descubrí a mi lado a un hombrecillo con una capa de blanco satén, sobre una túnica verde eléctrico. En la capa tenía bordado un escudo que no me sugería nada. Dadas las circunstancias, pensé en el distintivo de una cofradía, aunque me extrañó que no llevara cirio y que no hubiera más disfraces como el suyo. Parecían conocerse todos, pero no le vi pegar la hebra con nadie. Pensé en otros planetas. Llevaba la cara al descubierto y en el pelo un brillo seboso. Me pregunté cómo sería su ropa cuando se quitara aquellas que le ocultaban los pies. La gente de por allí lucía de domingo, con el rigor de la Semana Santa. Los hombres de corbata. Mentalmente desnudé a casi todos para vestirle a él, pero ningún ropaje me convencía. Me resultaba difícil imaginarlo con otro atuendo. Por fin apareció el Misterio en las andas. El hombrecillo se puso de puntillas sin que la túnica se levantara del suelo, y alcanzó a ver las llamas de las velas y la corona. Me dieron ganas de ser sus ojos y hasta me volví para hablarle. De no haber sido por un pelo en su nariz que me hizo enmudecer, le hubiera descrito la advocación. Sonaban los instrumentos de viento y nadie se movía, salvo el palio con las imágenes que giraba poquito a poco. De la iglesia había salido de frente, pero yo lo veía de perfil. Al rato me dio la espalda. En ese medio giro se demoró bastante y tuve tiempo para ponerme a la altura del penitente y mirar desde su planeta. El baile de las llamas era poco visible porque la noche aún estaba por llegar, pero al de la capa le flameaban los ojos, y noté un olor caliente que mataba el aroma de los cirios. En cuanto el paso se colocó de espaldas, me mantuve atento hasta que desapareció.

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Mucha gente se fue tras él. Yo me quedé junto al nazareno que no se había movido del sitio, sin saber qué pensar. Para entonces ya habíamos entablado un pequeño diálogo. Le pregunté, sin mirarle, si se uniría a los de la banda, y movió la cabeza como un abanico. La corriente de aire me trajo la respuesta: no, no, no. Me estaba acostumbrando a su estatura y dejé de fijarme en aquel pelillo inhiesto. En su atuendo apreciaba destellos de superhombre. Podría haberle preguntado quién era y salir de dudas, pero me daba miedo que se revelara la sombra de un manicomio. Ya no se oía la música. La gente que no siguió a la marcha, se había dispersado por las calles adyacentes para salir al encuentro de otros pasos. Yo también habría ido pero me daba no sé qué dejar al de la capa solo. Se ve que él era devoto de una sola imagen y por poco tiempo, justo hasta que el llamador ordenaba la levantá. Entonces se me ocurrió que nos podíamos hacer un selfie. Me agaché un poco para nivelarnos, y disparé una vez y otras dos más por precaución, sin haber comprobado antes si la anterior ya valía. Después froté el índice en la pantalla, a un lado y al otro, buscándolo en los retratos, pero no estaba. A mi alrededor tampoco lo encontré. En su lugar había ropa en el suelo. Recogí la capa blanca y me la coloqué sobre el hábito verde ceñido a mi medida. Así, tocado por las tradiciones, aterricé en otra procesión. De pie, junto a un hombre con una cámara de fotos, albergué la esperanza de que me diera el relevo.

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Tiempos pasados Monchu Calvo El pasado mes de mayo me pidieron a través del ayuntamiento de Sobrescobio, hacer una muestra gráfica del fondo mío personal de fotos antiguas, y también aprovechar algunas de la propia fototeca municipal. Es un trabajo que me encanta, pues la finalidad de ese baúl de recuerdos, que antes reposaba en viejas cajas de galletas, o en sobres descoloridos por los años, eso para nada vale si no se muestra, o se comparte. Puesto a la labor de seleccionar setenta fotografías, entre más de mil que tenemos, tienes que ir decidiendo las que de alguna forma muestran algo que el conjunto de la gente que las va a mirar, valore y aprecie. Existen fotos de gran valor artístico, pero al ser familiares, poco mas que a los propios descendientes, pueden interesarles. Pero esa apreciación cambia radicalmente cuando esa misma imagen, muestra un fondo de aquel paisaje rural, hoy desaparecido. Entonces si tiene valor y es digna de exponerla. A través de ellas te das cuenta de la evolución de nuestros pueblos, de los viejos molinos, hoy desaparecidos, los lugares de ocio, donde se juntaban los vecinos a jugar a los bolos. Los antiguos bares, algunos de ellos al aire libre, con la sombra que producían viejos castaños, las fiestas patronales que eran de gran importancia, aparte de su función religiosa, con mucho desfile y mucho guardia en traje de gala, los vecinos ordenadamente distribuidos por sexos, mujeres en un lado, con sus mantillas, y generalmente trajes oscuros, y los hombres de traje, aunque fuera humilde, en la parte contraria de la calle. En esas fotos te das cuenta de la precariedad de aquellas vidas. Casas humildes, con ventanas pequeñas y casi ninguna comodidad, de las que ahora disfrutamos en los mismos lugares que antaño. Reconoces en algún caso a gentes ya desaparecidas, y en otros las contemplas acompañado con un hombre o mujer, ya entrado en años, con sus arrugas y el pelo blanco, pero que todavía se reconoce, de pantalón corto, en aquella escuela de Villamorei, bajo la batuta del maestro D. Romualdo. Las fotografías tienen el poder de guardar las imágenes en el tiempo, y tenerlas para siempre como si éste nunca pasara. Recuerdos plasmados en papel, que quedan para toda la vida en una dimensión detenida. El blanco y negro nos lleva a unos lugares que en algunos casos conocimos. Y nos produce tristeza, porque tenemos a tanta gente desaparecida que ya realizó el último viaje, que inevitablemente sientes una sensación extraña dentro de ti. Antes las manipulaba a mano, pero en algún momento tuvimos que salvarlas copiándolas con un escáner, aunque ahora ya las vemos en las pantallas de nuestros ordenadores, pero a través de la pantalla sigues observando un viaje al pasado, como si a través

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de aquellas películas de fantasía, alguien te trasladara por un túnel del tiempo, a lugares y sitios que aunque hayan cambiado te son familiares, como aquel trenecillo humeante que desde Laviana, subía a Rioseco, en una distancia pequeña en kilómetros, pero a ti te parecía una eternidad entre el ruido infernal que producía, y la cara de hollín, que parecías un minero recién salido del chamizo. La Campurra se llamaba. La labor de identificación es la mas pesada, porque a veces te llega la foto sin datos, o son insuficientes, y entonces llamas a unos y otros, que conocen a gente ya con unos años, y que son los únicos que podrían identificar el lugar o las personas que en ella salen. Desgraciadamente ya se van extinguiendo las fuentes, bien de forma definitiva, o victimas de esas enfermedades que arrebatan la memoria, que es lo mismo que arrebatar la vida. Ahí es donde aprendes de genealogía popular, porque tenemos

que echar mano de descendientes cercanos o lejanos, y descubrimos sorprendidos que las modernas herramientas de comunicación, nos facilitan enormemente este trabajo. En uno de los muchos casos, una consulta en directo con Argentina, nos solventó una duda que de otra forma llevaría meses. Durante la comida ofrecida por el ayuntamiento a todos nuestros mayores, sentíamos como ese evento fuera compartido por todos esos vecinos y vecinas que a través de un marco colgado de las paredes, parecían ventanas abiertas, desde donde nos estaban saludando, y parecían decirnos ¡ no nos olvidéis! Al final logramos las copias en papel, y descolgamos la retrospectiva que había colgada, dedicada a Valentín Vega, y la reemplazamos por la que os estoy relatando, que estará todo el verano en el centro cultural Vicente Álvarez, de Rioseco, si alguien se anima a subir al Alto Nalón donde muy gustosamente os haré de anfitrión.

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La belleza es el resplandor de la verdad, y como que el arte es belleza, sin verdad no hay arte. A ntonio GaudĂ­

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GaudĂ­, el parque GĂźell y la Sagrada Familia Juan Depunto

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El paseante había ido a Cataluña para asistir a la boda de su sobrina Rhea en Vilanova i la Geltrú. Tras la ceremonia se quedó unos días por la zona visitando, entre otras cosas, y detalladamente, la Sagrada Familia y el parque Güel de Barcelona y allí, una vez más, quedó prendado del arte del arquitecto catalán, concibiendo la idea de hacer un reportaje en honor a su figura. Este artículo no pretende abarcar toda la inmensa obra de este genio de la arquitectura. Solo su biografía ocupa más de 250 páginas, un libro... Este artículo es un reportaje referente a dos de sus obras más emblemáticas, situándolas en el contexto de su autor. Pocos creadores en el mundo, no conozco más que a él, pueden tener entre sus obras a siete de ellas declaradas Patrimonio de la Humanidad (en adelante "PH") por la UNESCO, y éste es Gaudí. El resto de sus obras son Bienes de Interés Cultural o Patrimonio Histórico de España. Gaudí nació en 1852 en la provincia de Tarragona, en el seno de una familia dedicada a la fabricación de grandes depósitos y calderas industriales, de cuya observación y análisis le surgieron buena parte de sus inspiraciones para diseños geométricos tridi-

mensionales. Por otro lado, su religiosidad facilitó la concepción y construcción del templo de la Sagrada Familia. Se encontró con la Parca en 1926 al ser atropellado por un tranvía en Barcelona. Antoni Gaudí se doctoró en arquitectura en la Ciudad Condal, donde realizó la mayor parte de sus edificios públicos y privados, participando en la construcción de la Exposición Universal de 1888 y proyectando las casas Calvet, Milá ("La Pedrera", "PH"), Figueras, Batlló ("PH"), diversos "Proyectos Güell", etc. También efectuó encargos fuera de Barcelona como el Palacio Episcopal de Astorga, la Casa Botines de León, la restauración de la catedral de Palma de Mallorca, el Capricho de Comillas, etc. Gaudí desarrollaba sus creaciones de una manera integral, incluyendo estructura, edificación, mobiliario, decoración y función, trabajando con su imaginación, más a pie de obra y con maquetas que con planos. Creó nuevas técnicas para tratar los materiales, como el ecológico que se diría hoy "trencadís", realizado con desechos de piezas de cerámica y cuyo ejemplo más conocido podría ser el dragón del Parque Güell y la decoración de muchas de sus edi-

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ficaciones, empezando por las de la entrada a dicho parque. Tras sus inicios estilísticos neogóticos y orientalizantes, desembarcó en el modernismo, del que a su vez creó una nueva corriente puramente "gaudiana", que viene a ser un sincretismo entre el modernismo ortodoxo, la naturaleza, su catolicismo y su catalanismo. Le dio utilidad aplicada a fórmulas geométricas como el conoide, el helicoide, el paraboloide hiperbólico y el hiperboloide, de las que podemos observar múltiples ejemplos en el parque Güell y en

la Sagrada Familia. Sus primeros proyectos fueron farolas urbanas y kioscos. Con la "Casa Vincens" ("PH") adquirió el primer reconocimiento y su participación en la Exposición Universal de París de 1878 lo terminó de lanzar a la fama. Al ver el conde Güell, rico industrial y prócer, su obra, quedó impresionado y le contrató varios e importantes encargos, convirtiéndose en su mecenas y amigo. Así surgieron los diversos "proyectos Güell": Parque ("PH"), Bodega,

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Considerando que su construcción podr construir por partes, de forma que la generaciones a continuar con la obra y Por eso se realizó primero el ábside y lu Nacimiento. Al día de hoy hay mucho conseguido (entre los tres primeros m iglesia de Europa tras la del Vaticano 2026, centenario de l

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ría durar siglos, tuvo el gran acierto de belleza de lo hecho animara a futuras y terminarla, como así está sucediendo. uego la rica y ornamentada fachada del construido y con el éxito de visitantes monumentos de España y la segunda o) se pretenden finalizar las obras en la muerte de su autor.

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Palacio ("PH"), Pabellones, Capilla, Cripta de la Colonia ("PH"), etc. Güell era yerno del Marqués de Comillas y éste le encargó su "Capricho". El Parque Güell ("PH"), con una extensión de algo más de 17 hectáreas, fue un proyecto de urbanización que fracasó como tal. Se construyó en una colina deforestada en la que se plantaron multitud de especies arbóreas mediterráneas, colonizándolo más de sesenta especies de aves. Se proyectaron 60 casas individuales (palacetes) con amplios jardines y zonas de servicios comunes, pero solo se llegaron a construir dos de ellas, la casa de muestra y la casa Trías, así como los edificios comunes, las calles, caminos y jardines que hoy día se pueden disfrutar, todo ello sin realizar desmontes del terreno, adaptándose a él. El parque como tal sí tuvo éxito, siendo lugar de reuniones de muy diversos tipos, así como de visitas turísticas. Tras la muerte de Eusebi Güell en 1918 sus herederos se lo vendieron al Ayuntamiento de Barcelona para que fuera utilizado como parque público, que se abrió al público en el año 1926 que fue el de la muerte de Gaudí. Los pabellones, del más puro estilo gaudiano, combinan la piedra rústica con la cerámica en “trencadís”, así como piezas de desecho (tazas de café boca abajo, etc.). Toda la concepción del parque es de carácter simbólico (catalanista, católico, mitológico y naturalista). En 1969 el parque Güell fue calificado como Monumento Histórico Artístico de carácter nacional y en 1984 la UNESCO lo calificó como Patrimonio de la Humanidad. En la casa modelo, realizada por su discípulo Francesc Berenguer (que no tenía aún título de arquitecto, por lo que la firmó Gaudí) se terminó instalando el maestro junto a su padre y sobrina. La casa

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la adquirió Gaudí cuando fracasó la urbanización y en ella vivió veinte años. A su muerte dispuso que se vendiera para contribuir a sufragar los gastos de construcción de la Sagrada Familia. Primero la adquirió un matrimonio italiano y luego la Asociación de Amigos de Gaudí, dedicándola en los años 60 del siglo XX a Casa Museo Gaudí. En ella se pueden observar sus distintos proyectos, una maqueta de la Sagrada Familia terminada, mobiliario y objetos domésticos (manecillas de puertas, tiradores, embellecedores, lámparas, etc.) diseñados por Gaudí, así como una importante colección de fotografías de sus obras y de su época. La Sagrada Familia ("PH") surgió de la idea de un librero muy religioso, Josep Mª. Bocabella, aconsejado por su confesor. El proyecto fue encargado en 1877 por la Asociación de Devotos de S. José, al arquitecto de la diócesis, Francisco de Paula del Villar. Desde sus inicios se financió con limosnas y donativos. Gaudí trabajó de estudiante como delineante para este arquitecto. Bocabella se asesoraba con un arquitecto célebre, Joan Martorell. Pronto surgieron desavenencias entre el ideólogo del proyecto y el arquitecto diocesano, por lo que se prescindió de él y se le encargó a Martorell, que lo rehusó y recomendó a Gaudí con el que éste trabajaba entonces a sus 31 años. Al año de la colocación de la primera piedra, en 1883, Gaudí le dio continuidad al proyecto de la Sagrada Familia, pero modificándolo en su totalidad prácticamente. Solo estaba construida una parte de la cripta en estilo neogótico. Respetando lo hecho (él consideraba que el gótico era imperfecto) el resto de la edificación la realizó en su estilo naturalista-modernista, usando formas geométricas como el paraboloide, hiperboloide,


helicoide, conoide e hiperbólico. Consiguió armonizar la estructura con la estética, el contenido con el continente, la funcionalidad y las formas. A partir de entonces se dedicó el resto de su vida a esta gran obra, haciéndolo de manera exclusiva los últimos 15 años, de los cuales el último se fue a vivir a los talleres de esta iglesia para controlar mejor las obras. Considerando que su construcción podría durar siglos, tuvo el gran acierto de construir por partes, de forma que la belleza de lo hecho animara a futuras generaciones a continuar con la obra y terminarla, como así está sucediendo. Por eso se realizó primero el ábside y luego la rica y ornamentada fachada del Nacimiento. Al día de hoy hay mucho construido y con el éxito de visitantes conseguido (entre los tres primeros monumentos de España y la segunda iglesia de Europa tras la del Vaticano) se pretenden finalizar las obras en 2026, centenario de la muerte de su autor.

La iglesia se empezó a construir en el extrarradio de Barcelona, en el campo, incluso eran terrenos de un municipio vecino ya absorbido por la ciudad. Esto hizo que quedara rodeado por el crecimiento de la urbe por esta zona, el Ensanche, lo que suscitó problemas de integración y diversos proyectos para solventar los todavía no resueltos, pendientes de ponerse de acuerdo la Junta rectora del templo, el Ayuntamiento y los vecinos. En el proyecto constan 18 torres de perfiles parabólicos, una por cada uno de los 12 apóstoles, 4 por los evangelistas rodeando a la torre-cimborrio principal de 172,5 m dedicada a Jesús, y la del ábside dedicada a la Virgen, la segunda en altura. Cuando se termine será la iglesia más alta de Europa. El interior es de planta de cruz latina con cinco naves, semejando sus numerosas columnas a un bosque. Tendrá tres fachadas, cada una con 4 torres y varias puertas; hay terminadas dos de estas fachadas: la del Nacimiento, orientada al levante (profusamente decorada,

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aunque aún pendiente de la policromía), y la de poniente, dedicada a la Pasión (la más sobria). Queda por terminar la fachada de Gloria, la mayor y más monumental. Además dispondrá de dos sacristías, múltiples capillas y un curioso y extenso claustro perimetral al templo, para aislarlo de ruidos y facilitar procesiones por el mismo. Gaudí solo pudo contemplar en vida la cripta, el ábside y parte de la fachada del Nacimiento, con la torre de S. Bernabé. A él lo han sucedido siete arquitectos directores hasta la actualidad. Toda la construcción, decoración y esculturas tienen un fuerte y lógico carácter simbólico. Entre los escultores ha destacado Josep María Subirach, fallecido en 2014; su realización de la fachada de la Pasión ha sido catalogada de Bien Cultural de Interés Nacional. En 2005 este templo se declaró por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. También se ha declarado Bien de Interés Cultural Nacional y de Cataluña. Desde 2007 es uno de los 12 Tesoros de España y una de las 7 Maravillas de Cataluña. Fue declarada Basílica en 2010 y la recientemente terminada nave central ha obtenido el Premio Ciudad de Barcelona de Arquitectura y Urbanismo. Como este artículo va destinado a publicarse en una revista de fotografía, con un marcado protagonismo para la Luz y la Tinta como reza en su título, el paseante se quiere despedir con estas frases de Gaudí: La arquitectura es el primer arte plástico; la escultura y la pintura necesitan de la primera. Toda su excelencia viene de la luz. La arquitectura es la ordenación de la luz. Nosotros poseemos la imagen. La fantasía viene de los fantasmas. La fantasía es de la gente del Norte. Nosotros somos concretos. La imagen es del Mediterráneo. Orestes sabe adónde va, mientras que Hamlet divaga perdido entre dudas.

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Referencias Documentales: Folletos, carteles y resĂşmenes expuestos en la Casa GaudĂ­ https://es.wikipedia.org/wiki/Antoni_Gaud%C3%AD https://www.arteespana.com/antoniogaudi.htm https://www.barcelona-tourist-guide.com/es/gaudi/barcelona-gaudi.html https://www.casabatllo.es/antoni-gaudi/ https://www.muyinteresante.es/cultura /arte-cultura /fotos/14-obras-maestras-de-antoni-gaudi/capricho http://www.gaudiallgaudi.com/EA002.htm https://es.wikipedia.org/wiki/Parque_G%C3%BCell https://es.wikipedia.org/wiki/Templo_Expiatorio_de_la_Sagrada_Familia

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Fotos seleccionadas durante el mes de mayo de 2019

Se muestran en esta secciรณn todas las fotos semanalmente destacadas en Moldeando la luz durante los meses de referencia.

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Female face, por M akapeh

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Cuento de invierno _ 3, por M.Dasha


Entre las sombras, por Pepe L atas

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Aguas - sedada, por Quino


A ntes del amanecer, por A leksey

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Autumn, por EdwardG

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Between pigeons, por Lucas

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Carriles de color, por Loco M atara

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Corona de agua, por K i K e

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Dawn on the Kurilskoye lake, por Ivan

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Decline, por Milen

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Primavera irreal , por Ricardo ÂŤCompletu Âť


Deporte - Motos, por Noly

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Detalles... Caminando buscando la luz... L a eternidad y el cielo, por Joan A nglas F.

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Die Gl’amouresque, por K ezzin

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Donde nace la cascada., por M anuel A ntonio Centeno LLorente

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Retrato, por JosĂŠ M artina

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In the theme park, por M argarita K

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ips and eyebrows, por

Lenin

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It is part of the past, por svetlava

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L a casa de Dios, por Daniel

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L a Toscana. Italia, por Loco M atara

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L ago crater, por Daniel

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L as luces de la noche, por Ingrid Sanz

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L as mil y una noches, por Paulina Stpetersburg

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Light bulbs, por Eric


Meandro de Melero (Cรกceres), por Juan M artinez M artinez

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New Palace (Postdam), por M ario Eduardo Blanco GarcĂ­a

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Oficios ancestrales en lugares mágicos, por Jesús A lvarez Rodríguez

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Pizarro, por Juan M artinez M artinez

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Puente -de -Brooklyn, por Pelayo

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Retrato de A ngelina, por JosĂŠ Luis M aylin Pastor

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Retrato, por A. Polyakov

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Sir Zorro, por K ezzin


Siren, por Duong Dinh

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Sol pedregoso, por A lex


Tattooed beauty, por Eric

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The beauties and the sky, por Voytsekhov

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The circus, por Eric

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The music, por Eric


The scalextric in the city, por A nna

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The source of life, por Duong Dinh

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The voyeur, por S.Benz

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The watchful eye, por K im

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Viento del sur, por JesĂşs A lvarez RodrĂ­guez

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Alegre primavera Texto: Claudio Serrano Fotos: Nadima No cabe duda de que primavera y alegría vienen muchas veces a ser sinónimos. Quizás porque es la estación del año en que la naturaleza estalla con una fuerza absorbente, dando color a los campos que empiezan a desentumecerse del invierno y dando calor a la savia de los árboles que inician con más fuerza su función clorofílica. Aunque quizás esta sinonimia entre primavera y alegría nace de la poesía de todos los tiempos: los poetas se han acercado a la primavera buscando, en el lado oculto de todas las metáforas, el misterio del amor. Baste recordar aquel hermoso cuarteto de Juan Ramón Jiménez: Eres la primavera verdadera; rosa de los caminos interiores, brisa de los secretos corredores, lumbre de la recóndita ladera. Y más directamente, aquel romance de Tomás de Iriarte que comienza resumiento lo que vengo diciendo: Ya alegra la campiña la fresca primavera; el bosque y la pradera renuevan su verdor. Con silbo de las ramas los árboles vecinos acompañan los trinos del dulce ruiseñor. Este es el tiempo, Silvio, el tiempo del amor. Rosa, brisa, lumbre, campiña, bosque, pradera, verdor, árboles, trinos, ruiseñor... y por supuesto, amor. Son elementos que destacan estos versos y que remiten a todo lo que el subconsciente recuerda de

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de la primavera, la misma estación hermosa a la que nos remiten estas fotos de Nadima y en las cuales, usando solo una modelo, su autora nos transmite todos estos sentimientos: el verdor de los árboles de fondo, que hacen suponer un bosque fresco y umbrío, la sonrisa de la joven modelo envuelta en un atrezzo que tiene a la rosa como capitular y esa bicicleta de la última foto que resume un mundo de ilusiones. Las bicicletas son para el verano, nos dijo Fernán Gómez en aquella inovidable obra de teatro luego llevada al cine, en frase que se ha hecho popular y si acaso paradigmática del aire de libertad que los estudiantes respiran en un verano alejado de las aulas. Pero no es tan limitado el uso de este medio de transporte que nació como tal, pero que amplió luego sus horizontes al deporte y sobre todo a los juegos de los niños. Por eso esta bicicleta se me antoja una metáfora del amor que falta en esta serie de Nadima y que tan consustancial es a la primavera. Pero el amor es aspiración y sueño, el amor es felicidad que inunda corazones y aspiraciones. Y otro tanto ocurre con la bicicleta que esta niña modelo utiliza para desplazarse a no sabemos dónde, pero, conociendo que estamos en primavera y que por todas partes se susurran clamores de amor, no es difícil adivinar que nos sirve para surcar caminos y bosques soñolientos, campos floridos y ensueños infantiles, mientras la brisa nos acaricia el rostro y el corazón comienza a cabalgar a un ritmo agitado que presagia todo lo que está por venir, todo lo que soñamos, todo eso que en primavera nos parece alegre y, cómo no, nos recuerda que tenemos derecho a estar alegres: el rumor de los árboles tan verdes, el sonido del viento amando los pinares, la lumbre que se enciende en el rostro cada vez que recordamos el beso que aún nos deben... La primavera, en fin, la alegre primnavera.

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Pepe Latas

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por Irina

Dzhul

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AsĂ­ se hizo

Maquilladora: M argarita Kovelman, Peluquera: Yuliya Sablina

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SUEÑOS Vamos camino de los tres años cuando en esta sección se inauguró con CUERPO, le siguieron PAISAJES y MIEDOS; finalizará con los trabajos fotográficos dedicados a SUEÑOS. La fotografía, como cualquier otro medio creativo, tiene la capacidad de hacernos salir de la realidad. Nos da una excusa para dejarnos llevar por fantasías infantiles, para vagar por mundos de ensueño en los que todo vale: La tecnología digital ha empujado los limites del escapismo mucho más allá de lo que se había hecho hasta ahora. Los trucos de postproducción pueden poner a personajes de videojuegos en el mundo real o hacer que los barcos floten en el aire sobre la superficie de mar. De igual forma, nos abre una puerta hacia mundos nunca vistos, permitiéndonos recrear antiguas civilizaciones o viajar al futuro, a un mundo postapocalítico en el que las plantas reclaman la Tierra para si mismas.

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Robert Overweg Los videojuegos tienen rarezas. Los fallos técnicos pueden crear edificios, figuras o espacios vacíos en sitios en los que no debería estar. A veces, el mundo virtual simplemente se acaba; ya no hay más edificios y empieza la nada. El artista Robert Overweg explora los confines del mundo de la programación buscando estas anomalías y documentando lo que encuentra como obra de arte. En la serie de imágenes “Flyng and Floating” (Volando y flotando), Robert nos lleva a los limites de Empire Bay ( La bahía del imperio), la vasta ciudad de ficción de Mafia2, en la que los gánsteres americanos de los años cincuenta disparan y disparan para conseguir la supremacía. Sin embargo, Robert no hace caso a las pistolas ni a los pistoleros y, en vez de eso, busca los espacios muertos. Llega hasta los confines del juego y busca edificios que se fragmentan o carreteras que desaparecen en un vacío neblinoso de color verde. En las imágenes de Robert, las salidas de incendios de hierro cuelgan en el aire y las líneas de los tejados levitan sobre muros que no están ahí. No hay ningún trabajo de edición de Collage. Todo lo que ha fotografiado aparece de la misma forma que en la pantalla. El artista se ve a sí mismo como un explorador, rastreando el mundo virtual a la búsqueda de esos lugares que no acaban de funcionar, donde aparecen las grietas y el orden natural se rompe.

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Constantino Suárez Con motivo de la publicación de las fotos de Valentín Vega, y ya con anterioridad descubriendo los trabajos de de Miguel Rojo Borbolla con motivo de un encargo efectuado a Luz y Tinta sobre su persona para presentar en el festival de cine de Puertas de Cabrales, y viendo el interés de nuestros lectores en estos fotógrafos, con motivo de las publicaciones de Valentín Vega anunciamos en aquel entonces que estábamos trabajando la posibilidad de hacer una guía de fotógrafos españoles. El pasado mes iniciamos esta muestra de los trabajos de los diferentes fotógrafos españoles y lo hicimos con Eulalia Abaitua; hoy con un estilo totalmente diferente traemos a nuestras páginas a Béla Adler&Salvador Fresneda. Estamos trabajando ya en el próximo trabajo que versará sobre AFAL, la agrupación fotográfica Almeriense, el colectivo de fotógrafos españoles creado en 1950 como una asociación para la difusión de la fotografía y la renovación del lenguaje fotográfico. Fueron fotógrafos destacados de AFAL Alberto Schommer, Ramón Masat, Francisco Ontañón, entre otros muchos.

Repertorio de Fotógrafos Españoles

Imagen de Rudy and Peter Skitterians en Pixabay

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Constantino Suárez Constantino Suárez (1899-1983) es uno de los grandes fotógrafos españoles, emparentado con los reporteros de calle y con los fotoperiodistas, hoy tan de moda y en su tiempo tan minusvalorados. Lo curioso de Constantino Suárez, a pesar de haber sido colaborador de prensa local en diarios como El Comercio, El Noroeste y La Prensa, pero también de otros rotativos nacionales como ABC y Blanco y Negro, y de agencias como la Agencia Keystone o la Editorial Estampa, su nombre sin embargo no aparece en las letras mayúsculas que sus fotografías merecen —y las páginas siguientes darán cumplido testimonio de esta realidad— y así, por ejemplo, no aparece en la Gran Enciclopedia Asturiana y ni siquiera en la Wikipedia, donde sí aparecen nombres insignificantes en la cultura española. Para poder rellenar este espacio hemos tenido que acudir a informaciones de internet que resumen la trayecotira vital de este importante representante de la fotografía asturiana. Así, por ejemplo la web del Ateneo Obrero de Gijón, al que Suárez perteneció antes de la guerra civil, nos resume su biografía: “Constantino Suárez comenzó su carrera profesional en el año 1920, y complementó la actividad en su estudio fotográfico con una notable labor como corresponsal de prensa. Así, desde la década de 1920 retratos de estudio junto a todo tipo de imágenes de la vida cotidiana de Gijón quedan recogidos en sus negativos, generando una excepcional crónica gráfica. Durante la guerra civil su profesión lo convierte en testigo de excepción de la realidad de la Asturias republicana. Desde el frente hasta

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Constantino Suárez

la retaguardia Suárez capta con su cámara imágenes sorprendentes, y con un nivel de calidad comparable a otros grandes fotógrafos de guerra contemporáneos. Tras la contienda su labor como fotoperiodista, y el hecho de haber sido socio del Ateneo Obrero de Gijón, se convierten en cargos suficientes para inhabilitarle profesionalmente. Se le retira su carné de fotógrafo y se le encarcela en la prisión de El Coto, en varias ocasiones, entre los años 1937 y 1957. Constantino Suárez consigue esconder su archivo fotográfico de forma eficaz durante todos esos años de zozobra. Para sobrevivir trabaja como fotógrafo de calle, de manera clandestina y en permanente riesgo de ser descubierto y detenido. Se jubila en el año 1969 -tras medio siglo de actividad profesional- con una mísera pensión derivada de su inhabilitación. Durante la década de 1970 Constantino Suárez reivindicó, sin éxito, la autoría de sus fotografías. Eran reproducidas reiteradamente sin su permiso, sin citar que eran de él y por tanto sin pagarle. Su profesionalidad y amor a Gijón lo llevó a seguir retratando la cotidianidad local hasta finales de esa década, a la par que se afanaba en organizar su archivo consciente de su excepcional valor. Suárez vive la transición a la democracia con gran decepción al comprobar que el fin de la dictadura no implicaba la restauración de la República con que había soñado, y sus años finales estuvieron marcados por las dificultades económicas y por la amargura. Tras fallecer, en el año 1983, su colección fotográfica pasó a manos de un anticuario quien la mantuvo en su poder hasta que en el año 1992 el Ayuntamiento de Gijón acordó su adquisición. Se entendía que en aquellas 8.996 imágenes estaba una parte fundamental de la historia de Gijón y de Asturias. En el año 2002 el Ayuntamiento de Gijón organizó la primera exposición monográfica sobre la obra que Suárez realizó entre 1920 y 1937, y el día 1 de febrero de 2011 se aprobó dar el nombre de “Jardines del Fotógrafo Constantino Suárez” a una zona verde de El Coto, cerca de la antigua Cárcel del Distrito. En el acto de inauguración de esos jardines, el 9 de junio de 2011, la Asociación Profesional de Fotoperiodistas Asturianos le restituyó, simbólicamente, el carné profesional que le fuera retirado setenta y cuatro años antes, nombrándolo a título póstumo Socio de Honor.” (http://www.ateneo-obrero.org/ARCHIVO_AUDIOVISUAL/ Entradas/2013/3/8.html) Como complemento de esta información es imprescindible el libro Constantino Suárez, fotógrafo (1920-1937) que editara en 2002 con textos de Francisco Crabiffose Cuesta, Héctor Banco y Luis Miguel Piñera, con un amplio Álbum fotográfico” en el que se pone de manifiesto el buen hacer de Constantino Suárez. Para su biografía es esencial la introducción biográfica de Crabifosse Cuesta. “Este libro —se nos resume en la web del Ayuntamiento de Gijón— permite descubrir la obra de un destacadísimo fotógrafo gijonés, nacido en 1899 y muerto en 1983, sobre el que había caído un total olvido. Suárez permite, a través de las imágenes de su amplio archivo, reconstruir la vida cotidiana de la villa gijonesa entre 1920 y 1937. Comprometido con la causa republicana, su trabajo durante la guerra civil le coloca en un puesto de honor entre los reporteros de guerra del siglo pasado y constituye un tesoro documental que contribuye a mantener viva la memoria

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Constantino Suárez

Gijón, procesión del Corpus, 1923

colectiva de una etapa trascendental de nuestra historia. El reporterismo gráfico no impidió a Suárez cultivar sus inquietudes artísticas empleando un lenguaje innovador y creativo. Esta obra constituye un homenaje póstumo a Constantino Suárez, y con ella se pretende cerrar un ciclo de injusticia hacia quien había hecho de la fotografía su argumento vital, prestando un servicio impagable con su obra y conservándola a pesar de todas las vicisitudes.” Como complemento de este libro, que puede leerse online en https:// www.gijon.es/multimedia_objects/download?object_type=document&object_id=139638, es interesante la siguiente web: https://gijonenelrecuerdo.elcomercio.es/2017/03/constantino-suarez-fernandez-reportero-de-guerra.html, en la que se recogen imágenes de la vida cotidiana de Gijón durante la guerra y de las que recogemos alguna muestra en las páginas que siguen y que pretenden llamar la atención sobre este fotógrafo tan injustamente olvidado.

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Constantino Suรกrez

El ciclista ร ngel Castro 1924

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Constantino Suรกrez

Gijรณn, Fรกbrica de Moreda, 1924

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Constantino Suรกrez

Prtocesiรณn del Corpus en Gijรณn 1924

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Constantino Suรกrez

Real Sporting de Gijรณn, 1924

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Constantino Suárez

Romería, 1924

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Constantino Suรกrez

Gijรณn 1925

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Constantino Suárez

A zaña en Gijón en el Club de Regatas 1932

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Constantino Suรกrez

Guardia civil en El Muserl , 1931

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Constantino Suรกrez

Gijรณn, verano de 1933

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Constantino Suรกrez

Gijรณn, el diestro Praderito, 1925

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Constantino Suรกrez

Gijรณn verano 1925

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Constantino Suรกrez

Mitin Socialista, 1932

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Constantino Suรกrez

Gijรณn 1934, subasta de pescado

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Constantino Suรกrez

Mitin comunista 1937

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Constantino Suรกrez

Miembros de las JSU, 1937

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Constantino Suรกrez

Gijรณn, barricada durante la Revoluciรณn de 1934

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Constantino SuĂĄrez

AutobĂşs de milicianos, 1936

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Constantino Suรกrez

Gijรณn, asalto al cuartel de Simancas, 1936

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Constantino Suรกrez

Milicianos comienzo en Luarca, 1936

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Constantino Suรกrez

Propaganda del Frente Popular, Gijรณn, 1937

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Constantino Suรกrez

Cascos de acero 1937

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Constantino Suรกrez

Gijรณn, desfile, 1937

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Constantino Suรกrez

Ofensiva en Somiedo, 1937

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Constantino Suรกrez

Oviedo, milicianos disparando, 1937

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Constantino Suรกrez

En L aviana, en el monte con los Caxigales, 1944

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Constantino Suรกrez

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Todo lo que querĂ­as saber, pero temĂ­as preguntar...

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P:

Soy el único sustento para mi esposa e hijo y estoy luchando entre mi trabajo de 8 a 5, tiempo con la familia y el trabajo por cuenta propia para algún medio regional, además de mi propio trabajo de fotografía y video, estoy al borde de la locura. Estoy inmerso en un bucle de trabajo demasiado arduo y no encuentro tiempo para promocionar mi negocio fotográfico. No me acuesto hasta las 2 de la madrugada haciendo edición, marketing, etc. Puedo estar en ello, pero entonces, suena el despertador a la 7 de la mañana. Quiero ser un fotógrafo a tiempo completo pero no encuentro como lanzarme a dar el salto.

R:

Algo así como un pie en el barco y otro en el muelle ¿eh? Comprometerse con uno mismo o terminar nadando ¿cierto? Sé bien lo que se siente. Normalmente hay un punto en el que estás con tu trabajo diario y al mismo tiempo debes de tomar una decisión porque no se puede seguir el ritmo de ambos. Normalmente aconsejo a la gente a tomar una decisión en un sentido u otro, cuando el trabajo diario está en peligro porque se está trabajando muy duro en su negocio fotográfico, y al mismo tiempo, el negocio fotográfico está en peligro por el trabajo

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diario. Estás llegando tarde al trabajo porque has estado despierto toda la noche editando y tu jefe está enojado. No puedes entregar las fotos de una forma oportuna, porque tu trabajo está tomando demasiado tiempo. Mete el matrimonio y los niños en esta mezcla y bienvenidos a la ciudad del stress. Suena como si estuvieras en ese punto exacto. Tú y tu mujer tenéis que sentaros y echar un vistazo a los número. Tienes que recortar temporalmente. Cafés, televisión de pago, salir a comer. ¿Hay un coche que puedas vender para salir de la deuda? ¿O puedes quitarte algo de la deuda con algunos ingresos ahorrados? El trabajo diario es la seguridad; el trabajo de fotografía está en tu corazón. Tienes responsabilidades con tu familia y tienes que mantenerte con fuerza en ese trabajo seguro a costa de matar tu sueño. Si abandonas el muelle y te lanzas al barco, estarás expuesto a que tú y tu familia podáis soportar el temporal en mar abierto. ¿Puedes cambiar tu trabajo a tiempo parcial? ¿Puedes salir y encontrar un trabajo a tiempo parcial que te permita pagar tus facturas? ¿Puedes encontrar a alguien que te ayude a comercializar y promocionar tu negocio? ¿ Hay algo que puedas externalizar? Te puede costar algo al principio pero te puede hacer crecer en tu negocio de fotografía hasta que estés preparado para saltar a tiempo completo. Es como si mandaras a alguien fuera del barco para ver si flota antes de saltar con tu familia. Esto no tienen que ser a tiempo completo, como un representante fotográfico. Puede que tengas un amigo o un miembro de tu familia que pueda aprender. Mis mejores productores y gerentes no vinieron a mi del fondo de la fotografía. Trajeron su experiencia a mi estudio y lo descubrí cuando se marcharon. Se que estás en un duro aprieto. Apesta. No te puedo decir que dejes tu trabajo y busques las estrellas. “No te voy a decir que saltes sobre tu cabeza y nades hasta la cima”. No voy a hacer de Tony Robbins contigo. Lo mejor que puedo hacer es salir contigo, tomar una cerveza y decir que sé que hay mucha mierda. Darte algunos consejos. Al final, yo no soy el que salta: no tengo que lidiar con ese estrés. El que salta eres tú. Lo que te puedo decir es que soy un tipo que tuvo que evacuar mucha agua de un barco agujereado en pleno mar abierto, y que no hay ninguna otra cosa que preferiría estar haciendo.


FotografĂ­as que despertaron conciencias


Ataque sobre

Pearl Harbor 7 de diciembre de 1941 – Hawái, Estados Unidos. A las 7:48 horas del 7 de diciembre de 1941, 353 cazas japoneses, que habían despegado de seis portaviones de la Marina Imperial Japonesa en el océano Pacífico, lanzaron un ataque por sorpresa sobre la base naval estadounidense en Pearl Harbor, en el archipiélago de las islas de Hawái. Fue un desastre de dimensiones inimaginables. En pocos minutos un denso manto negro de humo cubrió la isla de Oahu. Además del silbido de los misiles y el vuelo en picado de los cazas, las llamas provocadas por el combustible incendiado de los tanques se elevaban por encima de la bahía. Todos los buques de guerra estadounidenses que había en el puerto en el momento del ataque acabaron hundidos o seriamente dañados. El ataque produjo 2.403 murtos y 1.178 heridos. El anuncio de la declaración de guerra por parte de Japón todavía no había llegado a Washington. Durante años la gente asumió que ese retraso se debía a errores burocráticos, pero a finales de la década de 1990 algunos documentos que salieron a la luz en Tokio sugerían que el retraso fue estratégico y estuvo diseñado para garantizar la mayor sorpresa posible en las primeras fases del conflicto. El impacto de imágenes como estas – que muestra Pearl Harbor en llamas, el nivel de daños causado por el ataque y la convicción de que se trataba de un crimen- tuvo el efecto de eliminar cualquier duda en la sociedad estadounidense sobre la necesidad de participar en la guerra. Dicen que cuando oyó que el ataque se había producido antes de la declaración de guerra, el almirante Yamamoto, que había planificado la operación militar, comentó: “Japón ha despertado a un gigante que desde hoy vivirá solo para vengarse”.

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