Nº 135 Junio de 2023
Graciela Mier, presidenta de la Academia del Cine Asturianoa Moldeando la luz
Han pasado ya diecisiete años, 17, quién lo diría desde que José Luis Cuendia, “Guendy”, me hablara por primera vez de Moldeando la luz y me invitara a participar. Como no soy fotógrafo, me invitó a que lo ayudara en la administración de la página. Y así lo hice, con las armas literarias que Dios me dio, y durante más de 80 meses escribí la semblanza del fotógrafo del mes, figura que hoy no se destaca y ha dejado paso a otras iniciativas.
En resumen, 17 años desde entonces, asomándome a diario a Moldeando y comprobando cómo iba creciendo, cómo se adherían nuevos y excelentes fotógrafos y cómo la página iba convirtiéndose poco a poco, día a día, en un foro fotográfico de primer nivel en el que primaba la calidad fotográfica de sus componentes, pero sobre todo —y esto para mi era y es más importante— la calidad humana de quienes íbamos conformando Moldeando la luz. Y me incluyo con todo orgullo, porque creo que algo he contribuido al buen tono de la red social y al mejor estilo de quienes por ella nos hemos movido. Decir Moldeando la luz, está claro ahora que cierra y se la echa de menos, es decir fair play, juego limpio, cara descubierta y, por qué no, apretón de manos. Nadie que esté o haya estado en Moldeando la luz puede decir lo contrario.
Y a las ubres de Moldeando la luz hemos amamantado Luz y Tinta. Con el mismo estilo, con los mismos objetivos.
Ahora, Moldeando la luz cierra. Ha cumplido un ciclo, ha llegado a un límite. Cuesta asumirlo, la verdad; cuesta pensar que ya no entraré a diario a ver las fotos de muchos artistas que desinteresadamente nos mostraban su arte. Y sin embargo, no hay vuelta de hoja.
Luz y Tinta, sin embargo, sigue en la brecha. No sé por cuánto tiempo. O sí, quién lo sabe; personalmente me he marcado un final, que no desvelaré en este momento, pero que va de acuerdo con mi edad, con las fuerzas físicas e intelectuales de alguien que, ya, puede definirse como anciano y la edad, bien lo sabemos, impone sus propias leyes y marca sus límites.
Pero, de momento, esta revista sigue su curso. Como hasta ahora. Sin más variación que el alojamiento web. Durante los meses de junio y julio podrá verse Luz y Tinta en este blog, y posteriormente, durante el mes de agosto, que no se publica esta revista, elaboraremos una página web, luzytinta.com, donde la alojáremos y desde donde, con toda seguridad, echaremos de menos a Moldeando la luz y los quebraderos de cabeza que algunas veces nos daba la plataforma Ning.
4 Francisco Trinidad Entrevista con Graciela Mier
22 Francisco Trinidad La pamela roja
26 Gloria Soriano Preliminares
Fotografía de Portada: Guendy
28 Laudelino Vázquez Héroe por aclamación 32 Juan Depunto El fútbol
38 Monchu Calvo Música e historia en Caleao 42 Rincón para el recuerdo: Hans Christian Andersen 46 Arturo Vigil
80 Mike Reifman 122 Fabeha Monir Bonded Labor
138 Jan Saudek 184 Sajedeh Zarei
204 Rosa Basurto 226 Amy Anderson
262 David deu Chemin 274 Mahesh Balasubramanian
338 Emilio Beauchy 380 Fotos seleccionadas
PROMOTOR y DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA : José Luis Cuendia, «Guendy» DIRECCIÓN, DISEÑO Y MAQUETACIÓN: Francisco Trinidad DIRECTORA DE COMUNICACIÓN: Lola González Reservados todos los derechos de reproducción total o parcial tanto del texto como de las imágenes. Las imágenes están protegidas por las leyes de copyright internacionales. Para cualquier consulta o sugerencia contacte con nuestro correo electrónico info@moldeandolaluz.com moldeandolaluz.com Número 135 Junio de 2023
Fotos: Guendy
Entrevista con Graciela Mier, presidenta de la Academia del Cine Asturiano
Esta mujer polifacética y poliédrica, Graciela Mier, es, desde 2021, presidenta de la Academia del Cine Asturiano, cargo al que ha llegado con ilusión y tras un largo recorrido por el mundo del cine como actriz, guionista y directora. Aunque no son estas sus únicas ocupaciones ni su única dedicación. Licenciada en Historia del Arte, Graciela escribe poesía, redondeando con las palabras ese mundo mágico del arte en el que vive. Alguna vez ha contado que se subió a un escenario por primera vez a los cuatro años y que, desde ese momento, quiso ser “actora”, sí, actora, término que ha adoptado desde entonces, a sabiendas de que entra en conflicto con la Real Academia, pero que expresa esa “pasión arrolladora por todo lo relativo al mundo artístico” —son sus palabras textuales— en que vive inmersa desde entonces.
—¿Cómo resumirías tu amplio curriculum?
—Digamos, para completar la anécdota infantil, que me siento “actora”, una palabra que para mí es más completa y más significativa que la de actriz, que puede tener una vertiente peyorativa que nos remite a las poses de la alfombra roja y los photocall. “Actora” es un término que me parece más auténtico, más expresivo y que resume la esencia de la interpretación. Pero además soy locutora y presentadora y vivo de la producción de eventos ligados a marcas internacionales. Aparte escribo mucho, en su momento poesía, aunque ahora ando ultimando una novela.
—Licenciada en Historia del Arte, actriz, guionista, directora… Si tuvieras que elegir, ¿con qué actividad te quedarías?
—Si pudiera vivir de ello, me quedaría con la interpretación en cine y televisión: elaborar personajes diversos, esto es, crear y transmitir sensaciones. Aunque me gusta todo lo demás y no renuncio a ello.
En Asturias, vivimos un buen momento en cuanto a creatividad cinematográfica, pero faltan recursos suficientes para llevarla a cabo. Tenemos una nueva y excelente hornada de directores, guionistas y actores que tiene que irse fuera de la región porque aquí no hay una industria capaz de impulsar definitivamente esta naciente cinematografía.
—He visto tu curriculum y una memoria de tus actividades recientes. Muy activa. ¿Eres de carácter nervioso y eso se transmite a tu dinamismo? ¿O más bien es que te has subido al tren de alta velocidad de la supervivencia artística?
—Es cierto que tengo un carácter nervioso y tengo muchísima energía. Necesito hacer muchas cosas. Aunque claro que te obliga el medio en el que te mueves. Los actores y “actoras”, aparte de la reflexión personal que lleva a la creación de un personaje, necesitamos, precisamente de esa exigencia del medio, mostrarnos en el escaparate de la alfombra roja y las redes sociales.
—¿Qué te impulso a aceptar la presidencia de la Academia del Cine Asturiano?
—En el año 2018, cuando se creó la Academia, algunos de nosotros, los compañeros que estábamos allí, formamos la primera candidatura oficial. Entonces, yo era vocal. Solo quería echar una mano y ya ves… . . Más adelante, cuando el presidente, Gonzalo Mañana, decidió dejar el cargo por los muchos compromisos laborales que tenía , hubo compañeros que me propusieron a mí; al principio, no tenía pensado estar al frente pues ya estaba trabajando por y para la Academia, pero después de sopesar los pros y contras, acabé aceptando, con la idea de impulsar y hacer valer el cine asturiano y reconocer a sus profesionales. . Pienso que la Academia es una buena herramienta para conseguirlo, pero aún estamos comenzando. Hay mucho trabajo por delante. Y estar al frente es muy exigente pues tenemos que trabajar en nuestros ratos libres o los fines de semana.
—¡Cómo describirías el panorama del cine asturiano en estos momentos?
—En Asturias, vivimos un buen momento en cuanto a creatividad, pero faltan recursos suficientes para llevarla a cabo. Tenemos una nueva y excelente hornada de directores, guionistas y actores que tiene que irse fuera de la región porque aquí no hay una industria capaz de impulsar definitivamente esta naciente cinematografía.
—Proyectos inmediatos de la Academia.
—Sin ir más lejos, los días 3 y 4 de junio, cuando aún no haya salido esta revista, celebraremos las Primeras Jornadas del Cine Asturiano en el Museo del Ferrocarril de
Es cierto que tengo un carácter nervioso y tengo muchísima energía. Necesito hacer muchas cosas. Aunque claro que te obliga el medio en el que te mueves. Los actores y “actoras”, aparte de la reflexión personal que lleva a la creación de un personaje, necesitamos, precisamente de esa exigencia del medio, mostrarnos en el escaparate de la alfombra roja y las redes sociales.
Gijón, que estaban previstas para el año 2020 y que hubieron de aplazarse por la pandemia del Coronavirus. Nos ha costado mucho llegar a este momento, pero nos merecíamos sacar este proyecto adelante.. Además, intensificaremos nuestra colaboración en general con distintas entidades y, en septiembre, asistiremos al Séptimo Encuentro de Academias Autonómicas de Cine que se celebrará en Orense, organizado en esta ocasión, por la Academia Galega Do audiovisual. Antes, en agosto, y dentro de la región, asistiremos como apoyo al Festival Puertas FilmFest que se celebra todos los años en Puertas de Cabrales. Pero hay muchas más cosas que aún no puedo desvelar.
—¿Y tus proyectos personales, aparte de seguir dirigiendo la Academia del cine As turiano?
—Apenas me queda tiempo libre, entre el trabajo, la Academia y otros proyectos cinematográficos y de festivales en los que estoy metida. He presentado en Cortogijón con la intención de apoyar cada uno de los actos. He sido Jurado Oficial Festival Internacional de Cine de Piélagos en Cantabria y este mes de mayo, tengo que estar allí entregando el Premio Duna de Liencres al mejor largometraje Y aparte, tengo pendiente la participación en algunos cortos dentro de Asturias. La semana siguiente a las Jornadas, estaré rodando un corto dirigido por Güendy. Soy la protagonista y tengo ya muchas ganas.
Perfil profesional de Graciela Mier
Datos académicos
Interpretación para Cine y Tv en Estudio Landén, impartido por Pape Pérez (Madrid).
Interpretación para Cine y TV, impartido por Javier Coll. Grupo KreaNet (Madrid).
Módulo de Interpretación en Grupo KreaNet (Madrid).
Interpretación Gestual, impartido por Ana Malaver (Madrid).
Profesional de Cine y TV en Escuela de Cine y teatro Profesional Metrópolis, impartido Guillermo Groizard (Madrid).
Grabación y Edición en Vídeo Profesional, impartido por el realizador David Cardona (Universidad de Oviedo).
Técnicas de Grabación y Edición en Vídeo (Universidad Popular de Gijón).
La Piscopatología en el Cine (Universidad de Oviedo).
Historia del Cine y otros Medios Audiovisuales (Universidad de Oviedo).
VII Congreso Internacional sobre el “Discurso Artístico. Literatura y Poder” (Universidad de Oviedo).
Poéticas Artísticas Contemporáneas y Diáspora (Universidad de Oviedo).
Datos de Interés
Licenciada en Historia del Arte (Universidad de Oviedo).
Idiomas: Español (Nativo), Inglés (Nivel Medio), Bable (Lengua Nativa).
Habilidades: Doma Clásica, Golf.
Carnet Conducir B.
Datos Profesionales
Cine y Televisión
“La Serrana” (Cortometraje). Dirección Marino Franco.
“El silencio” (Cortometraje), (Actriz, Guión y Dirección) en Workingprogress.
“Tiempo muerto” (Cortometraje), (Actriz, Guión y Dirección) de Great Moment Producciones.
“Globoflexia” (Ayudante de Dirección). Videoclip del grupo Delagua. Desenfocado Producciones. Finalista Internacional de Cine de Gijón. Sección Día de Asturias.
“Entrelíneas” (Cortometraje), (Actriz y Ayudante de Dirección). Finalista Festival Internacional de Cine de Gijón.
“Revelación” (Cortometraje), (Coordinadora de Producción). FPS Producciones. Premio al Mejor Melodrama en el Falcon International Film Festival (Londres), (2020).
“El Quinto Mandamiento” (Cortometraje), (Actriz). Dirección Julio de La Fuente. La Luna Producciones.
“Regalo de Aniversario” (Cortometraje), (Jefa de Producción). Dirección Gustavo Castillo.
“Over and Over Again” (Ayudante de Dirección). Videoclip de Tony Amboaje. I Premios Festival Oviclip, mejor videoclip asturiano.
“00:00:11:07 Recording” (Cortometraje), (Ayudante de Dirección). Dirección Amaranta Artime. FPS Producciones.
“Alicia en el Paraíso Natural” (Cortometraje), (Ayudante de Producción). Great White Buffalo Producciones.
“¿Acaso no me quieres?” (Cortometraje), (Ayudante de Producción). Finalista en el Festival Internacional de Cine de Gijón.
Publicidad
Central Lechera Asturiana (Ayudante de Producción), (Spot). Planta Films S.L. Masha y el Oso. Campaña Navidad (Locutora), (Spot).
Vegadeo 2014 (Locutora), (Spot Televisión del Principado de Asturias). BSG Producciones.
Radio
“Asturiasx2”, sección Copia Cero (Redactora y Locutora). Radio y Televisión del Principado de Asturias.
“Pasiones Catódicas” (Redactora y Locutora) en Radio Vetusta. “Las mañanas de Vetusta” (Colaboradora) en Radio Vetusta.
Teatro
“Bécquer. El día y la bruma”. Teatro Mayor (Madrid). Ayudante de Dirección y Regidora.
“Las palabras en la arena”. Compañía Tierra. Actuaciones Teatro Campoamor (Oviedo), Palacio Valdés (Avilés), Ateneo (Gijón). Microteatro en Salas de Madrid.
Presentadora
Entrega de Premios FIVO.
Moderadora Mesa debate y Entrega de Premio “Mujer y Videoclip” a Lyona en Universidad de Oviedo.
Presentación y Moderación 'Hornada de Cortos Jóvenes Asturianas detrás de la cámara' Centro de Cultura Antiguo Instituto Jovellanos (Xixón).
Presentación y Entrega de los Premios de la Sección paralela del Festival Internacional de Cine de Piélagos.
Premios
Premio Guinnes 'The largest arcade machine' en el liderazgo del proyecto MadLab Zaragoza (2021).
Finalista en el Premio Asturias Joven de Poesía.
Finalista en el Premio Asturias Joven de Textos Teatrales. I Premio de Poesía Asociación cultural Campoamor.
Varios
Presidenta de la Academia de Cine Asturiano. Jurado en Festivales Internacionales de Cine.
Protocolo y Organización de Actos Públicos. Auditorio Príncipe Felipe. A.D.U Formación y Gestión.
Francisco Trinidad
La pamela roja
Los amores son, siempre, amores desgraciados: los amores felices no tienen historia.
Joan Roís de CorellaClara —sabemos que no se llamaba así, pero es un nombre bello— estaba sentada en un taburete al fondo de la barra, con la mirada triste quizás, y con un aire ausente, como esperando no sé si a alguien o simplemente a que el tiempo pasara y en su paso se llevara alguna de las pesadumbres de su vida. Como la barra estaba muy concurrida, acabé sentándome al lado de ella y fue entonces cuando advertí que a su izquierda tenía una pamelo de fieltro rojo.
No sé si fui yo o fue ella quien inició un atisbo de conversación sin trascendencia, pero, cuando sonó mi móvil por segunda vez, ella se interesó por la contrariedad que advertía en mí. “¿Algún problema?”, dijo. Y entonces le dije que no, que esperaba a un viejo colega co el que había quedado para cenar y que le había surgido un contratiempo de última hora y avisaba de que se retrasaría un rato. Ella sonrió y me dijo que era normal, esas cosas pasan, pero lo importante es tener amigos y quedar con ellos de vez en cuando.
Pero lo dijo con un poso como de amargura. Así que, mientras saboreaba el vino que había pedido y a la vista de que mi tiempo de espera se alargaba, le pregunté si ella también esperaba a alguien. Reconozco que es una pregunta más tópica, y más hecha a una mujer de buen ver acodada en la barra de un bar atestado de gente bulliciosa. Pero no se me ocurrió otra cosa. Lo que sí noté fue una especie de brillo en sus ojos, como de agradecimiento quizás por la posibilidad que mi pregunta le daba de hilvanar varias frases en lugar de los monosílabos que hasta entonces habíamos cruzado.
Me contó que era azafata, que su próximo vuelo a Miami —eso dijo, Miami— saldría al día siguiente por la tarde y que estaba en aquel bar tomándose una copa, en soledad, porque ninguna de sus compañeras tenía tiempo libre para acompañarla. Me dijo su edad, 35 años, y medio suspirando, me susurró que su gran anhelo era pintar, aunque su profesión la hacía arrastrarse de hotel en hotel, de escala en escala, y tenía pocas posibilidades de pintar sosegadamente dedicándole el tiempo que necesitaba la pintura que a ella le gustaba hacer. Eso sí, me dijo, en su casa de Málaga tenía un estudio muy luminoso en el que germinaban algunos cuadros con futuro.
Cuando comenzaba a contarme no sé qué nonada, llegó mi colega y amigo Martín y tuve que despedirme de Clara, quien se apresuró a decir que el miércoles de la semana siguiente también haría escala en Madrid y se pasaría por aquel bar.
Me olvidé de ella.
Pero, llegado el miércoles, y no sé por qué, volví por aquel bar, como siempre muy animado. Me allegué al centro de la barra, pedí un vino tinto y entonces me fijé en que Clara —recuerdo que no es su nombre, pero qué importa— estaba al final de la barra, sola y como en una suerte de ensueño, tal como la había dejado la semana anterior. Le hice seña al camarero y me acerqué a ella, que me reconoció, porque inmediatamente mew preguntó por mi cena de la semana pasada. Yo, cortés, cómo no, le pregunté por su vuelo a Miami y allá se perdió en una maraña de vuelos y de escalas, de tormentas tropicales y de turbulencias varias. A mi que no me gusta volar se me hizo difícil encajar
toda aquella información tan torrencial como falsa; o eso creo ahora, cuando sé algunas cosas, pocas, eso sí, que desmienten algunas de las confidencias que ella tan alegremente iba soltando. Me temo que alguna de aquellas cosas que tan alegremente soltaba, repito, chirriaban en los goznes de la verdad. Como si la niebla de algún espejo se interpusiera entre lo que ella contaba y lo que yo conocía.
Pero no le di importancia. Cuando terminé mi vino y, viendo que ella hacía rato había terminado su cerveza, la invité a ir a otro sitio, total era temprano. Aceptó de inmediato. Tomamos otra cerveza en un local cercano y, como yo tampoco tenía mucho que hacer, acabamos tomando unos bocadillos de calamares en la Plaza Mayor. Entre mordisco y mordisco me aclaró que ella también era soltera, su vida de vuelo en vuelo no le daba ocasión para un matrimonio convencional.
Cuando ya llevábamos dos copas en un pub al lado de mi casa y sin saber cómo empezó la caricia, la besé atrevido y la invité a tomar la última copa en mi casa. No lo dudó; únicamente me miró, yo creo que agradecida, y me preguntó si tenía preservativos. Mientras la desnudaba, advertí un pequeño tatuaje bajo su pecho izquierdo, una especie de sombrero de ala ancha o quizás una pamela, a la que con la urgencia del sexo no le di importancia. No la tiene, ya sé, pero ahora, cuando el tiempo ha trazado su propia curva en nuestras vidas, se me antoja una premonición, aunque en aquel momento lo único que me importaba era el ritmo de su respiración y el zigzag de sus caderas, mientras nos sumergíamos en un mar de corales que cristalizaban como espumas bajo aquel edredón.
Cuando ya muy entrada la madrugada, me dormí, desnudo y exhausto, hacía ya rato que ella se había entregado a un leve ronquido que subrayaba nuestra mutua satisfacción.
La luz que se filtraba por la persiana me despertó cuando aún faltaba media hora o algo más para que sonara el despertador que todas las mañanas me devuelve a la vida diaria. O quizás fue el deambular de Clara por la habitación, vistiéndose apresurada.
—¿Te vas? —le pregunté.
No contestó. Se limitó a mandarme un beso volandero con los dedos mientras cogía su bolso, recogía su pamela y salía de la habitación haciéndome un mohín sin significado. Al fondo del pasillo sentí que se cerraba la puerta de mi casa antes de que me diera tiempo a reaccionar. Allí me quedé, medio sentado en la cama, apresado aún por los efluvios de la pasada noche y sumergido de lleno en el tacto de su piel, que ya no olvidaré.
Durante aquella semana y la siguiente fui todos los días al bar aquel donde la había conocido sin que apareciera. Por fin, una tarde me atreví a preguntarle al camarero, que la recordó perfectamente en cuanto le hablé de su pamela.
—¿La puta? —me dijo.
Me dolió la pregunta y le dije que no, que era azafata y que…
—Eso les dice a todos de primeras, pero luego bien que les saca los cuartos. ¿Cuánto te sacó a ti?
Cuando le dije que nada y que ni siquiera lo había insinuado, me miró con cara de sorpresa o quizás de suspicacia y me dejó con mi vino tinto y la maraña de sensaciones que me embargaban en aquel momento.
No volví a verla hasta la semana pasada. Caminando el martes por la tarde por el Paseo del Prado vi doblar una esquina una mujer tocada con una pamela de fieltro rojo. Apresuré el paso, la seguí durante varios metros y la alcancé antes de que llegara a la
Como la barra estaba muy concurrida, acabé sentándome al lado de ella y fue entonces cuando advertí que a su izquierda tenía una pamelo de fieltro rojo.
siguiente manzana. Le puse mi mano sobre el hombro y cuando ella se giró, tan guapa, tan grácil, solo se me ocurrió decir su nombre.
—Clara…
—Me confunde usted, caballero —me respondió rotunda, mientras me apartaba con decisión la mano que aún descansaba sobre su hombro.
Pero sé que no la confundo, que aquella pamela de fieltro rojo es inconfundible y que sus ojos, en los que me había sumergido una tarde entera, y sus labios, que me habían besado incandescentes, pero sobre todo su mirada triste, con el brillo apagado de la melancolía, son también inconfundibles. Como su recuerdo.
Gloria Soriano
Preliminares
Hay que tenerlo todo preparado para partir en cualquier momento, le decía su padre, pero Felipe solo pensaba en viajar sin maleta y conquistar el mundo. Era joven, fuerte, casi inmortal. Un día emprendió su camino redondo. Fue desperdigando semillas a merced de los vientos calientes y las lluvias copiosas, algunas brotaron como nacen los hijos, pero a él nada le retenía. Volvió al punto de partida con el vigor mermado y un tesoro hecho de sonidos. Allí tenía el chirriar de la verja y el crujido de la hojarasca que acompañaba sus pasos. A medida que se acercaba a lo que fue su hogar, la voz vibrante de su padre se abría paso como el eco: hay que tenerlo todo preparado, preparado, preparado.
La casa familiar estaba en lo alto de una colina. Desde la muerte de sus padres, por allí solo triscaba el viento encabritado. Los cristales rotos, las tejas sueltas, las paredes agrietadas. Lo fue reparando todo como el pájaro migratorio que reconstruye el nido: barro, paja y piedra para revocar las paredes, y cristales de cuarcita en el ventanal. Siega las hierbas del jardín que ocultan la geoda y al atardecer, el rayo de sol cabalga sobre ella y hace saltar destellos de las aristas.
Al abrir la puerta por primera vez fue como si hubiera destapado una caja de cedro donde habitaban el polvo rancio, las arañas con sus telas y los escurridizos ratones. Pero el viento sopló hogar domesticado y trajo aromas luminosos. Los muebles de listones desteñidos fueron recobrando la respiración. Felipe estaba dispuesto a quedarse para siempre y a seguir los consejos de su padre.
Revolvió en armarios y cajones repletos de sentimientos guarecidos: la frasca con la que su madre le servía el licor de manzana los días de fiesta; el misterio de la botella azul que tenía prohibido tocar; el almirez de bronce, una herencia en desuso, pesada como la edad longeva; el porrón que daba brillo a los ojos del abuelo; y plumas blancas que su padre sujetaba con conocimiento. Quiso proteger lo valioso simulando abandono y agrupó los objetos en el desván, al pie de una pequeña estantería que fue llenando con tarros de hierbas medicinales, ajos contra el maleficio y otros elementos a los que atribuía algún poder. A este ajuar sólo le faltaban los guardianes. Eligió las esculturas de dos diosas representadas por una gata gris y otra negra, y las colocó en los flancos. Delante de todo, una palmatoria con una vela del tamaño de una mano. Contempló la llama oscilante del pábilo, las luces y las sombras, y tuvo la certeza de que ya estaba preparado para partir en cualquier momento.
Lo encontraron en la cama, con el cuerpo en avanzado estado de descomposición. En las habitaciones de la casa no había nada llamativo, ningún indicio de violencia. Según el informe, Felipe se acostó y se durmió para siempre. Una muerte dulce. Hacía tiempo que habían dado por finalizadas las pesquisas cuando a un vecino fisgón se le ocurrió abrir la trampilla del desván. El palmo de vela seguía ardiendo, el soporte estaba oculto bajo la cera derretida, los ajos frescos, los centinelas fieros como leones. Un velo de tela de araña colgaba sobre las cosas. El hombre exclamó “cuánto cachivache, Felipe”, y se apresuró a cerrar sin advertir que uno de los arácnidos se había movido al oír su nombre. Nadie sabe que está tejiendo un manto para proteger la vida de la naturaleza muerta.
Laudelino Vázquez
Héroe por aclamación
A pesar de los miles de viajes que llevo hechos en avión por razón de mi trabajo, y a pesar de que nunca he padecido un verdadero incidente, hay siempre un reconcome, una vaga sensación de inseguridad que obviamente, he aprendido a disimular pero nunca me abandona del todo.
Podría contar un anecdotario que llenara miles de páginas con mis aventuras en las aerolíneas de prácticamente todos los países de la Tierra, pero cuando se van acumulando una tras otra, te das cuenta de que en el fondo siempre es lo mismo, y sobre todo no hay nada que diferencie una anécdota en tierra, de una a 10.000 metros de altitud. Y sin embargo, siempre queda un viaje más, un último vuelo, en el que puede ocurrir lo inesperado.
El hombre de pelo pajizo y deslavazado, tenía una forma de mirar fijamente que hacía desear que se durmiera, o al menos mirase a otra parte. Pero no hubo suerte: me había caído de compañero de viaje y atraía toda su atención: ya me había contado que se llamaba Elías no sé qué, que era analista de sistemas de profesión pero su hobby eran los aviones, y que volaba hacia Singapur porque en España, no había ninguna oportunidad de trabajo a su altura.
—¿Y usted?
Me vi obligado a contarle que era mi último viaje de negocios, porque a mis 70 años había decidido jubilarme en la multinacional para la que había trabajado los últimos veinte.
Con el paso de los minutos, mecido por la plomiza conversación del hombre, tras mi error de confesarle que los vuelos me producían una ligera inseguridad, sentía como me iba adormeciendo mientras su voz monótona, iba recitando los detalles por los cuales el avión era el más seguro de los medios de transporte:
—Es la interacción de las cuatro fuerzas aerodinámicas, peso, (gravedad), sustentación, empuje, resistencia… El peso de la aeronave (la gravedad) tira el avión hacia abajo y lo mantiene en el suelo. La sustentación tira hacia arriba y la mantiene en el aire. Pero sólo cuando la sustentación es mayor que la gravedad, el avión puede despegar. El empuje, a su vez, hace que el avión avance y la resistencia (fuerza contraria) lo frena…
Las alas con su perfil curvo son las responsables de la sustentación dinámica. Debido a la forma de las alas, el aire puede fluir más rápido en la parte curvada superior que en la parte recta inferior. Por encima de las alas, por lo tanto, surge una mayor succión. Y ahora se involucra la velocidad del avión…
—¿No me está escuchando verdad?
—Perdón
–le respondí despertándome bruscamente–, sí, sí, no lo entiendo del todo, pero me estaba hablando de las alas del avión…
Definitivamente no tengo suerte con los Elías. Por una razón u otra, desde el profeta bíblico que me cae como una patada en la barriga, hasta este último todos los
Los hechos se precipitaron con una velocidad tan increíble, que me hizo dudar si estaría soñando. Por desgracia no lo estaba haciendo: Elías se puso en pie y en un par de zancadas alcanzó la palanca que me había indicado, tiró de ella, y de repente el avión comenzó a zozobrar, y un huracán pareció barrer el interior
que se cruzaron en mi camino con ese nombre, acabaron teniendo problemas conmigo, y este no iba a ser una excepción. Comenzó una larga diatriba, en la que me expuso detenidamente por qué los seres humanos no merecíamos la pena. Especialmente aquellos que entrábamos en contacto con él, que nunca le hacíamos caso.
—Mi mujer me ha dejado, no sólo me voy de este país por razones de trabajo, mis hijos ni me hablan, no tengo amigos y cuando intento una charla amistosa con alguien, me responde como usted, durmiéndose o huyendo. Esta mierda de vida no merece la pena, y encima han ganado las elecciones los de la izquierda con lo cual me van a quitar el poco dinero que tengo, para dárselo a una de esas cucarachas que salen del mar….
—Oiga, yo…
No me dejó continuar, siguió desbarrando, mezclando el miserable fin que tuvieron los héroes del vuelo del Plus Ultra, con las miserias de sus jefes, compañeros, de las mujeres que nunca le habían querido y del sistema que parecía pensado para acabar con él.
—Usted no quiso escucharme, porque si lo hubiera hecho, sabría que soy capaz de eso y de más.
—Ahora sí que no sé de qué me está hablando…
Más irritado aún si cabe, me explicó que ya estábamos descendiendo a 300 metros de altura, sobre el aeropuerto de Changi, y que tal y como me había contado, cuando llegáramos a los doscientos cincuenta, la presión exterior e interior se igualaría y entonces, bastaría con accionar la palanca que estaba al alcance de su mano para abrir la puerta del avión, y así acabar con todo.
Los hechos se precipitaron con una velocidad tan increíble, que me hizo dudar si estaría soñando. Por desgracia no lo estaba haciendo: Elías se puso en pie y en un par de zancadas alcanzó la palanca que me había indicado, tiró de ella, y de repente el avión comenzó a zozobrar, y un huracán pareció barrer el interior. Me aplastó contra mi asiento, provocándome la sensación de que iba asfixiarme. Miré hacia los lados, y vi que el resto de los pasajeros, estaban igual o peor que yo. Y entonces vi que los auxiliares de vuelo también gritaban aterrorizados, y algo se rompió dentro de mí. Durante unos segundos, seguramente el cerebro del reptil tomó el control de mi cuerpo, y me vi actuando como si fuese un extraño que mirase desde afuera. Elías frente a mí agarrado a las barras de sujeción de la puerta, reía como el loco que era, pero en lugar de saltar al vacío y acabar con su miserable vida, parecía estar divirtiéndose a lo grande.
Salí al pasillo, me agarre con todas mis fuerzas al asiento exterior más cercano a la puerta, y de pronto me vi, impulsado por el aire que entraba sin control, girando a media altura y alcanzando con los dos pies la espalda de mi compañero de viaje. Fue todo tan rápido, que no recuerdo como me puse de pie, tiré de la palanca y conseguí cerrar la puerta.
Cuando los auxiliares hicieron evaluación de daños, se encontraron con que había una docena de heridos no demasiado graves, algún ataque de ansiedad incontrolada, y tres personas con problemas respiratorios: nada grave para lo que podía haber pasado, quizá por la pericia de los pilotos que en todo momento consiguieron mantener la aeronave en la línea de aterrizaje.
Eso sí en el recuento de pasajeros, faltaba Elías, señalado por los más cercanos como el autor del bárbaro acto de la apertura de la puerta.
—Seguramente saltó para suicidarse –comentó un señor de pelo canoso situado próximo a la puerta que había visto todo lo ocurrido–, y este señor –añadió señalándome– intentó evitarlo jugándose la vida. Aunque no pudo conseguirlo, por suerte pudo cerrar la puerta. Es un verdadero héroe, hizo lo que a mí me hubiera gustado hacer si la artrosis no me lo impide.
Un murmullo siguió a la explicación del hombre, y poco a poco la palabra héroe, comenzó a ganar presencia, repetirse y acompañarse de aplausos cada vez más emocionados.
Coincidió que el señor canoso, era un periodista jubilado de cierto reconocimiento y la historia fue circulando por radios, televisiones, periódicos, redes sociales…y dos meses después, allí estaba yo frente al presidente Márquez, recibiendo la medalla de la Orden del Mérito Civil, la mayor condecoración posible a un ciudadano en tiempos de paz.
—¿Cómo se siente siendo un héroe por aclamación? –me preguntó sonriente mientras me imponía a la medalla.
—Me siento muy feliz –respondí–, pero sólo porque tengo la sensación de que esta vez, hice lo que tenía que hacer.
Buena parte de los pasajeros de aquel vuelo que me acompañaron al acto, aplaudieron con ganas mis palabras, y el hombre canoso me sonrió y me guiñó el ojo.
Juan Depunto
El fútbol
IV. Llegó la hora de partir
1
Llegó la hora de partir y de decirnos el adiós…
Tradicional escocesa, Robert Burns, s. XVIII
En la época de colegial era el deporte al que jugábamos todos, pero mi habilidad con el balón era más bien nula, perdiendo con facilidad el esférico y no metiendo goles. Y no sé por qué hablo en plural, porque no creo haber metido un solo gol en toda mi carrera futbolística. Por ello, cuando jugaba lo hacía de defensa o de portero.
En los colegios a los que asistí en mi infancia y adolescencia, en varias ciudades españolas (Granada, Burgos, Madrid y Zaragoza) no había más diferencias que el acento con el que hablábamos (por supuesto que también influía el tipo de frailes que los regentaban, en mi caso siempre fueron los mismos, que por no hacerles publicidad ya tienen bastante con los casos de pederastia no voy a mencionar a qué orden católica pertenecían).
1 . Se puede ver en el n.º 75 de Luz Y Tinta, página 46, la nota “Cambio de rumbo” acerca de la estructura general de la obra “El tiempo pasa”, de la que forma parte este capítulo. Publicada la 1ª parte, “Cantando bajo la lluvia”, hemos seguido con capítulos de su segunda parte, “Toda una vida”, de la 3ª parte “Qué tiempo tan feliz” y ahora de la 4ª parte “Llegó la hora de partir”.
Enlace: https://issuu com/guendy/docs/luzytinta75
Tampoco teníamos habitualmente público femenino (niñas) que nos observara pues los colegios no eran mixtos, con lo cual tampoco tenía un gran estímulo para esforzarme, y eso que era la época en que sonaba en las radios el “Quince años tiene mi amor” del Dúo Dinámico y todos pretendíamos tener una chavala así.
Los accidentes, mínimos a pesar de correr en el duro cemento, generalmente rodillas desconchadas (llevábamos pantalones cortos), se resolvían con mercromina, esparadrapo y levantándose rápido sin darle importancia, que eso era de hombres; practicábamos el “Resistiré, erguido frente a todo”, también de los mismos vocalistas.
Por cierto, desde los 14 años lo hacía con mis gafas de miope que solo una vez me rompieron, pero no de un balonazo, sino de un pisotón: un delantero contrario me dio un manotazo (quiero creer que involuntario) y se cayeron al suelo. Otro delantero me las pisó (también involuntariamente) y las rompió. Pero a pesar de eso me hice con la pelota y no la pudieron meter en la portería que defendía.
El futbol lo jugábamos en el descanso de media hora, a mitad de la mañana y de la tarde; era el tiempo de recreo en el que también tomábamos el bocadillo de almuerzo o merienda, un bocadillo que en algunos lugares por los que pasé, Zaragoza en concreto, era un poco diferente en algunos de los compañeros: de aceitunas negras con un chorreón de aceite, curioso.
En esos recreos y dependiendo del tamaño del patio (de tierra y gigantesco en Granada, en plenas afueras de la ciudad en esa época de los años cincuenta; muy pequeño y de cemento en el Burgos, Madrid y Zaragoza de los años sesenta, con los colegios en pleno centro de esas ciudades), también se podía jugar a otros juegos, como el baloncesto, pero éste y otros deportes (hockey sobre patines, balonmano, etc., se practicaban más bien fuera de la jornada lectiva, los jueves y sábados por las tardes y el domingo a lo largo de todo el día, sobre todo en los colegios con menos espacio. Otra posibilidad en los colegios por los que pasé era jugar al futbolín, que por cierto es un invento español del que ya hay hasta campeonatos internacionales.
A la entrada al colegio por las mañanas había que formar militarmente en el patio, agrupados cada uno en su clase, de unos 40 individuos. Una vez formada esta joven tropa había que cantar uno de los himnos franquistas, que unas veces era el “Cara al sol”, otras el “Montañas nevadas” y otras el “De Isabel y Fernando el espíritu impera”, etc. Y no crean que esos himnos eran solo cosa de los colegios de chicos, mi pareja, que tiene 5 años y medio menos que yo, me dice que también los cantaban en los colegios de monjas. El Régimen estaba presente en todos y cada uno de los lugares de la Patria y la Iglesia Católica (las otras sencillamente no existían) era agradecida a las prebendas que el franquismo le otorgó desde el levantamiento militar...
Cuando decidí practicar deporte por mi cuenta una vez acabado el colegio, me decanté sucesivamente por deportes individuales: atletismo, natación, frontón, tenis, equitación, esquí, ciclismo y senderismo. Mi carácter, y mi experiencia poco exitosa en lo colectivo en la época colegial, iba más en esa línea que dependía solo de mi esfuerzo individual; de hecho, los dos últimos son los que he practicado hasta mi vejez.
El futbol, como espectáculo, me aburría solemnemente y solo he asistido a tres campos de futbol: a los Cármenes de Granada, a los que me llevó algunas veces mi tío y padrino, de los 5 a los 7 años; al estadio del Burgos (creo que en el barrio de Gamonal) al que me llevó mi padre una vez, con 10 años; y al Benito Villamarín, la catedral del Betis, al que fui por mi cuenta con mis amigos, ya siendo yo cincuentón avanzado, en un memorable encuentro con el Granada que ganó el equipo visitante. Por cierto, estuve en ese estadio del Betis diez años antes del encuentro Betis Granada descrito, acompañando a mi hija adolescente a un concierto de Mecano, lo que me resultó impresionante.
Desde pequeño me acostumbró mi padre a escuchar a la hora de comer y cenar “el parte” de Radio Nacional (el noticiero que diríamos hoy); luego fue sustituido por el telediario y ya siendo independiente continué hasta hoy con la costumbre. Como me resultaba tedioso en esos telediarios la sección de deportes (que ocupa hasta un tercio del total y a su vez ese tercio es en un 90% futbol), decidí aficionarme al balompié (ya saben, si no puedes contra tu enemigo, únete a él), lo que hice aprovechando el mundial del 2010. Y empecé con el partido contra Suiza que perdimos, lo cual me dio un plus de coraje para ver los siguientes que finalmente ganamos.
Ya siendo un aficionado de butaca televisiva y tertulia, pensé debía elegir un equipo, además de la selección nacional con la que me aficioné, y me incliné por el Barsa. Seis de mis ocho apellidos son catalanes, toda la familia de mi padre lo es de siempre y me gustaba su forma de jugar. Pero empezaron con las corruptelas (que no digo que sea el único equipo con esa lacra) y con el uso político del club a favor del independentismo me terminé desilusionando con el equipo y lo dejé (en estos días he vuelto a ver las acusaciones entre Barsa y Madrid por el caso del arbitraje comprado: lamentable ver a los
jugadores azulgranas con el brazo extendido en los comienzos del franquismo, porque que el Madrid fuera el equipo del régimen ya lo teníamos asumido, pero lo del Nou Camp, fue muy fuerte). Entonces decidí apoyar al único sevillista presente de mi tertulia del Rinconcillo (los demás son béticos irremediables, salvo uno del Dépor de La Coruña).
Mi fidelidad a los palanganas duró hasta que caí en la cuenta de que mi pareja es bética hasta sus tuétanos, como su hijo (famoso fisioterapeuta que llegó a fichar durante 8 temporadas por el CSKA de Moscú y el Zenit de San Petersburgo) y entonces le expliqué a mi amigo el giro radical que iba a dar, lo que entendió a la perfección. Y en ello estoy, aunque aún no he vuelto a pisar un campo de fútbol.
No les voy a contar la historia del futbol con todos sus detalles, pues la tienen magníficamente explicada en la Wikipedia2 . Ya la mencioné de paso, en lo referente a nuestro país, en el nº 60 de Luz y Tinta, en un artículo sobre “Tartesos y sus minas” y después en el nº 62 sobre Riotinto, ambos cunas del fútbol español. Decía así:
…“Riotinto fue también la cuna del fútbol en España, aunque en Tharsis reivindican su primogenitura y por si fuera poco recientemente le ha salido un competidor en Vigo donde aseguran que fue allí el primer lugar en el que se jugó a este deporte. En la zona minera se da por seguro que en el año 1873 comenzó a practicarse en Riotinto este juego por parte de los británicos de las minas, al igual que otros juegos inventados por los ingleses (cricket, polo, tenis, etc.). En 1878 la RíoTintoCompanyLimited creó el “Club Inglés”, donde nació el “Río Tinto FootBall Club”. Once años después en Huelva se creó, por el doctor británico W. Alexander Mackay, otro club, el “Huelva Recreation Club” que se transformó en 1889 en el actual “Recreativo de Huelva”, reconocido oficialmente, al ser el primero en federarse, como decano de los club de futbol españoles”…
Quiero acompañar este capítulo de mis memorias con algunas fotos tomadas de esa magnífica enciclopedia virtual que es Wikipedia: y recomiendo ver en ella una de las referencias más antiguas de un jugador con pelota en un relieve de la antigua Grecia, la foto del primer partido de la selección inglesa con la escocesa, la de la primera selección (inglesa) que ganó unos juegos olímpicos (en 1908) y un balón de 1924 que expone el museo del F.C. Sevilla, mi antiguo equipo. El resto de fotos están tomadas de mi televisor sintonizado con Tve1 en el último mundial de Qatar de 2022.
2: https//es.wikipedia.org/wiki/Fútbol
Monchu Calvo
Musica e historia en Caleao
A mediados del mes pasado celebramos en el pueblo de Caleao (Parque Natural de Redes) un experimento que trataba de aunar la música y la historia del propio pueblo. A tal fin la directora del Conservatorio de música del Valle del Nalón, Amparo Asenjo, desplazo al pueblo de Caso un nutrido grupo de músicos, que en cinco lugares que previamente habíamos elegido iban interpretando diversas piezas musicales.
A mí me tocó explicar al numeroso grupo que iniciamos el paseo desde la parte baja del pueblo, hasta llegar al hotel Tierra del agua, situado en lo mas alto, las diversas circunstancias etnográficas e históricas de los lugares por donde íbamos pasando. Tuve la valiosa colaboración de dos compañeras, que como yo, pertenecen al Grupo de Investigación Los Bribones que, con un guion que previamente había elaborado, alternábamos las charlas para darle interés a todo lo que estábamos explicando.
Cierto que el antiguo pueblo casín tiene mucha historia escondida en aquel inclinado caserío, que hoy nada se parece al que fue en tiempos pasados. De casi mil habitantes a principios del siglo pasado, pasó a los poco mas de cien que mantienen su residencia estable de forma permanente; aunque los dias de fiesta se vea mucho movimiento por sus calles y bares, es una estancia muy efímera de horas o fines de semana.
Les explicamos que este pueblo tuvo dos o tres espacios en su historia donde fue independiente, con ayuntamiento y juzgados propios, casa que todavía se mantiene tal como era; luego acabó integrándose de forma plena en el concejo de Caso.
Tambien de la singularidad de la adquisición de los puertos de Contorgan, donde los vecinos llevan sus ganados en la estación estival. Uno de sus vecinos llego a oídos del rey Carlos IV, por su habilidad como cazador y certero en el disparo. Llamado a palacio, pasó una temporada acompañando en sus cacerías al rey, que estaba impresionado de su habilidad con la vieja y remendada escopeta que usaba desde siempre, y quiso regalarle la mejor escopeta que se le antojase, aparte de ofrecerle quedarse a su servicio.
Nada acepto nuestro buen hombre. Añoraba las montañas de su tierra y el trato con sus vecinos, asi que el rey, vista la imposibilidad de convencerlo, le pidió que le dijera que regalo quisiera que le hiciera. No pidió nada para él, si acaso algo de munición, pero se atrevió a pedir para Caleao los puertos de Contorgan, fértiles y amplios territorios, que el rey concedió y desde entonces son propiedad de los vecinos de Caleao. El cazaorin de Caleao, le apodaban.
Otro elemento significativo donde se celebró otro concierto, fue la imponente iglesia de la Santa Cruz, situada en el centro del caserío. Construida en el siglo XVI, posiblemente sobre otra antigua capilla, destaca por su preciosa construcción, impropia de un pueblo aislado en aquellas montañas. El retablo del altar mayor es del primer tercio del siglo XVIII. Para hacerlo, los vecinos de Caleao contrataron al artista de la época, Antonio de Borja, que es el autor del retablo de la Capilla del Rey Casto en la Catedral de Oviedo y para pagarlo vendieron la vertiente allerana del puerto Contorgán. Los vecinos siempre estuvieron muy orgullosos de su iglesia, y la defendieron valientemente, ante intentos de
causarle daños o quemarla durante la guerra civil. Es un pueblo de arraigadas creencias cristianas.
Otra singularidad es el sistema de gobernanza por el que se regían La función legislativa la tenía la asamblea general de vecinos, “el conceyu”, que, desde 1562, elegía a cuatro Procuradores, con la condición de que “fueran honrados, temerosos de Dios y buenos cristianos” y les otorgaban amplios poderes para hacer cumplir las Ordenanzas por las que se regía el pueblo, denunciar infracciones, aplicar las penas correspondientes y tomar cuantas medidas fuesen necesarias para el buen régimen y gobierno de la comunidad. Si se extralimitaban en sus funciones, podían ser depuestos por el pueblo.
Más cosas les contamos, mientras la música se esparcía por todos los rincones del pueblo. Fue una experiencia de la que todos salimos satisfechos, y que vecinos, narradores y músicos realizamos con agrado, emplazándonos a repetir este evento, pues todavía quedaron muchas cosas que contar y muchas piezas musicales con ganas de escucharlas.
Otros pueblos también manifestaron su deseo de llevar estas actuaciones hasta ellos, agradando este interés a la directora del conservatorio y a los músicos. Por parte mía y de Los Bribones, nuestra total disponibilidad.
Hans Cristian Andersen
Hans Christian Andersen (Odense, 2 de abril de 1805-Copenhague, 4 de agosto de 1875) fue un escritor y poeta danés famoso por sus cuentos para niños, entre ellos El patito feo, La sirenita, El traje nuevo del emperador y La reina de las nieves
Fuente: Wikipedia
La cigarrera
¡Qué frío hacía!; nevaba y comenzaba a oscurecer; era la última noche del año, la noche de San Silvestre. Bajo aquel frío y en aquella oscuridad, pasaba por la calle una pobre niña, descalza y con la cabeza descubierta. Verdad es que al salir de su casa llevaba zapatillas, pero, ¡de qué le sirvieron! Eran unas zapatillas que su madre había llevado últimamente, y a la pequeña le venían tan grandes, que las perdió al cruzar corriendo la calle para librarse de dos coches que venían a toda velocidad. Una de las zapatillas no hubo medio de encontrarla, y la otra se la había puesto un mozalbete, que dijo que la haría servir de cuna el día que tuviese hijos.
Y así la pobrecilla andaba descalza con los desnudos piececitos completamente amoratados por el frío. En un viejo delantal llevaba un puñado de fósforos, y un paquete en una mano. En todo el santo día nadie le había comprado nada, ni le había dado un mísero chelín; volvíase a su casa hambrienta y medio helada, ¡y parecía tan abatida, la pobrecilla! Los copos de nieve caían sobre su largo cabello rubio, cuyos hermosos rizos le cubrían el cuello; pero no estaba ella para presumir.
En un ángulo que formaban dos casas -una más saliente que la otra-, se sentó en el suelo y se acurrucó hecha un ovillo. Encogía los piececitos todo lo posible, pero el frío la iba invadiendo, y, por otra parte, no se atrevía a volver a casa, pues no había vendido ni un fósforo, ni recogido un triste céntimo. Su padre le pegaría, además de que en casa hacía frío también; sólo los cobijaba el tejado, y el viento entraba por todas partes, pese a la paja y los trapos con que habían procurado tapar las rendijas. Tenía las manitas casi ateridas de frío. ¡Ay, un fósforo la aliviaría seguramente! ¡Si se atreviese a sacar uno solo del manojo, frotarlo contra la pared y calentarse los dedos! Y sacó uno: «¡ritch!».
¡Cómo chispeó y cómo quemaba! Dio una llama clara, cálida, como una lucecita, cuando la resguardó con la mano; una luz maravillosa. Parecióle a la pequeñuela que estaba sentada junto a una gran estufa de hierro, con pies y campana de latón; el fuego ardía magníficamente en su interior, ¡y calentaba tan bien! La niña alargó los pies para calentárselos a su vez, pero se extinguió la llama, se esfumó la estufa, y ella se quedó sentada, con el resto de la consumida cerilla en la mano.
Encendió otra, que, al arder y proyectar su luz sobre la pared, volvió a ésta transparente como si fuese de gasa, y la niña pudo ver el interior de una habitación donde estaba la mesa puesta, cubierta con un blanquísimo mantel y fina porcelana. Un pato asado humeaba deliciosamente, relleno de ciruelas y manzanas. Y lo mejor del caso fue que el pato saltó fuera de la fuente y, anadeando por el suelo con un tenedor y un cuchillo a la espalda, se dirigió hacia la pobre muchachita. Pero en aquel momento se apagó el fósforo, dejando visible tan sólo la gruesa y fría pared. Encendió la niña una tercera cerilla, y se encontró sentada debajo de un hermosísimo árbol de Navidad. Era aún más alto y más bonito que el que viera la última Nochebuena, a través de la puerta de cristales, en casa del rico comerciante. Millares de velitas, ardían en las ramas verdes, y de éstas colgaban pintadas estampas, semejantes a las que adornaban los escaparates. La pequeña levantó
los dos bracitos... y entonces se apagó el fósforo. Todas las lucecitas se remontaron a lo alto, y ella se dio cuenta de que eran las rutilantes estrellas del cielo; una de ellas se desprendió y trazó en el firmamento una larga estela de fuego.
«Alguien se está muriendo» -pensó la niña, pues su abuela, la única persona que la había querido, pero que estaba muerta ya, le había dicho: -Cuando una estrella cae, un alma se eleva hacia Dios.
Frotó una nueva cerilla contra la pared; se iluminó el espacio inmediato, y apareció la anciana abuelita, radiante, dulce y cariñosa.
- ¡Abuelita! -exclamó la pequeña-. ¡Llévame, contigo! Sé que te irás también cuando se apague el fósforo, del mismo modo que se fueron la estufa, el asado y el árbol de Navidad.
Apresuróse a encender los fósforos que le quedaban, afanosa de no perder a su abuela; y los fósforos brillaron con luz más clara que la del pleno día. Nunca la abuelita había sido tan alta y tan hermosa; tomó a la niña en el brazo y, envueltas las dos en un gran resplandor, henchidas de gozo, emprendieron el vuelo hacia las alturas, sin que la pequeña sintiera ya frío, hambre ni miedo. Estaban en la mansión de Dios Nuestro Señor.
Pero en el ángulo de la casa, la fría madrugada descubrió a la chiquilla, rojas las mejillas, y la boca sonriente... Muerta, muerta de frío en la última noche del Año Viejo. La primera mañana del Nuevo Año iluminó el pequeño cadáver, sentado, con sus fósforos, un paquetito de los cuales aparecía consumido casi del todo. «¡Quiso calentarse!», dijo la gente. Pero nadie supo las maravillas que había visto, ni el esplendor con que, en compañía de su anciana abuelita, había subido a la gloria del Año Nuevo.
Arturo Vigil
Entre corales, aguas tropicales y transparentes
De la mano de Arturo Vigil una vez más nos sumergimos en los corales de los océanos para observar in vivo e in situ a estos pequeños animales, plantas y corales, peces tropicales marinos, como el solenostomus halimeda o pezghostpipa halimeda flotando en aguas transparentes sobre los fondos marinos, los cangrejos de caramelo blanco de cuerpo entero que se arrastran sobre los corales coloridos en aguas profundas, los cuerpos de los crustáceos blancos con cuernos largos que se arrastran sobre el coral suave y luminoso sobre fondos negros, los gusanos depredadores Bobbit o gusanos de arrecife gigantes (Eunice aphroditois) que pueden llegar a medir tres metros de largo; estos gusanos depredadores gigantes acechaban en el antiguo fondo marino, los fósiles de galerías conservadas en rocas antiguas sugieren que los gusanos podrían haber surgido de la arena para atrapar peces durante millones de años.
La maravilla de poder contemplar de cerca el Anfitrión bicinctus o anémonefish Twoband a rayas coloridas nadando contra las anémolas verdes del mar en aguas tropicales, el pez gobio pigmeo amarillo, el pulpo de anillos azules y el pez coralino hongo nadando entre algas en aguas transparentes entre otros. Concluyendo, de la mano del maestro Arturo, otro regalo para los ojos y los sentidos.
Mike Reifman
Panorámicas seleccionadas (I)
Fabeha Monir
Bonded Labor
Fabeha Monir es una periodista visual con sede en Dhaka que utiliza imágenes fijas, texto y video para brindar narraciones multifacéticas para clientes editoriales y sin fines de lucro. Sus clientes editoriales incluyen The New York Times, BBC News, NBC News, The Guardian, Stern Magazine, Der Spiegel, Elle Magazine, The Telegraph UK, Al Jazeera News, Tagesspiegel, Kehitys-Utveckling magazine, Sueddeutsche Zeitung, Taz, Zeit, The Chronicle of Philanthropy, The Sydney Morning Herald y muchos otros.
Regularmente informa y fotografía para Bistandsaktuelt Daily News en Noruega como su corresponsal de Bangladesh, sobre temas de ayuda y desarrollo.
Ha sido comisionada por organizaciones sin ánimo de lucro como Oxfam, la Cruz Roja Británica, Action Aid, Microsoft, la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Mundial de Alimentos (PMA), Save the Children Global, Traidcraft, Unicef Global, Nobel Women Initiative, Water Aid, Christian Aid, Fundación H&M, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Fundación Bill y Melinda Gates, People of Asia for Climate Solution, Leprosy Mission, Action Against Hunger, Two Worlds Cancer Foundation, Every Mother Counts, etc. Ella es la Co -creador de la realidad virtual y la película documental Immersive Storytelling of Rohingya Refugees financiada por Davis Projects for Peace.
Su trabajo ha sido proyectado y exhibido en varios países, incluidos Grecia, Suiza, Canadá, República Checa, EE. UU., Austria, Alemania, Pakistán, Emiratos Árabes Unidos y Reino Unido. Siendo nativa de Bangladesh, tiene una amplia experiencia laboral en Bangladesh. Y experiencia adicional en informes en Nepal y Grecia. En 2016, trabajó en estrecha colaboración con la comunidad multicultural de refugiados durante la afluencia de refugiados en Grecia. Y más tarde, ha estado cubriendo la afluencia de refugiados rohingya en Bangladesh desde 2017. Tiene experiencia informando sobre emergencias como inundaciones, ciclones, incendios trágicos, terremotos, pandemia de covid-19, etc. Fabeha completó un entrenamiento de seguridad bajo el Departamento de Seguridad de las Naciones Unidas. y seguridad. Completó su curso HEFAT realizado por Silk Road, que ha sido financiado por ACOS Alliance.
Como fotógrafa humanista, cuenta historias centradas en las personas que exploran los temas del desarrollo social, la migración, la violencia de género y el exilio forzado en comunidades marginadas. Además del inglés, habla con fluidez bengalí, hindi y urdu.
Es miembro de Women Photography, Diversity Photo y The Coalition of Women in Journalism. Ella sigue el código de ética de NPPA . Ella es apoyada por Visura y uno de los narradores de Native Agency .
Obtuvo su diploma de posgrado en periodismo visual en la Universidad Ateneo De Manila, Filipinas, en 2020. Es la ganadora de la subvención de fotoperiodismo Yannis Behrakis 2021 de la Fundación Thomson Reuters. Fabeha completó su programa de certificación de un año en el programa de fotografía documental y fotoperiodismo visual. en el Centro Internacional de Fotografía de Nueva York. Ahora está cursando una maestría en fotografía en la Universidad de Falmouth, Reino Unido.
Jan Saudek
Jan Saudek
Jan Saudek es fotógrafo artístico y pintor. Él y su hermano gemelo Kaja Saudek son sobrevivientes del holocausto. La obra de arte de Jan Saudek representa una técnica única que combina fotografía y pintura. En su país de origen, Checoslovaquia, Jan era considerado un artista perturbado y oprimido por las autoridades. Su arte ganó más protagonismo durante la década de 1990, gracias a su colaboración con la editorial Taschen.
Durante la década de 2000, Saudek perdió todos sus negativos de fotos en una disputa matrimonial y ahora sus fotos se muestran en Internet de forma gratuita. Jan afirma que se los robaron. Jan es el autor de muchas “puestas en escena”que fueron retomadas y copiadas por otros artistas. El cliché de un hombre desnudo sosteniendo con ternura a un bebé recién nacido desnudo se convirtió en una imagen que se reprodujo tantas veces que la composición se volvió tan común como posar para una foto de graduación.
Durante su vida en la Checoslovaquia comunista, el régimen totalitario tildó a Jan de pornógrafo. Vivía en la pobreza utilizando la única habitación de su sótano como estudio. Una pared que se desintegraba y una ventana que dejaba entrever el patio trasero se convirtieron en testigos de sus fantasías y colaboraciones con modelos de todos los tamaños y procedencias.
Jan Saudek y su hermano gemelo Karel (también conocido como Kája) nacieron de madre eslava (checa) y padre judío en Praga en 1935. La familia de su madre llegó a Praga desde Bohemia y su padre de la ciudad de Děěín en el noroeste. parte de esa zona. Durante la Segunda Guerra Mundial y después de la invasión de los nazis alemanes, ambos lados de su familia fueron perseguidos racialmente por los invasores. Muchos de sus parientes judíos murieron en el campo de concentración de Theresienstadt durante la guerra. Jan y su hermano Karel fueron enviados a un campo de concentración para niños de Mischlinge (mestizos en alemán, ya que los nazis clasificaban a los judíos como una raza distinta de los “arios”), ubicado en Silesia, cerca de la actual frontera polaco checa. Su padre, Gustav, fue deportado al campo de concentración de Theresienstadt en febrero de 1945. Aunque su madre y muchos otros parientes murieron, tanto los hijos como el padre sobrevivieron a la guerra. Un gobierno dominado por los comunistas ganó el poder después de la guerra para gobernar el país, impuesto por la Unión Soviética y considerado detrás de la Cortina de Hierro.
Según la biografía de Saudek, adquirió su primera cámara, una Kodak Baby Brownie, en 1950. Fue aprendiz de fotógrafo y en 1952 comenzó a trabajar en una imprenta; el gobierno comunista lo restringió a este trabajo hasta 1983. En 1959, comenzó a usar la cámara Flexaret 6x6 más avanzada y también se dedicó a pintar y dibujar. Después de completar su servicio militar, en 1963 se inspiró en el catálogo de la exposición The Family of Man del fotógrafo estadounidense Edward Steichen y comenzó a trabajar para convertirse en un fotógrafo de arte serio. En 1969, Saudek viajó a los Estados Unidos donde fue animado en su trabajo por el curador Hugh Edwards del Instituto de Arte de Chicago .
De regreso a Praga, Saudek tuvo que trabajar en su fotografía clandestinamente en un sótano, para evitar la atención de la policía secreta. Con su trabajo girando hacia temas de libertad erótica personal, utilizó implícitamente símbolos políticos de corrupción e inocencia. A fines de la década de 1970, fue reconocido en Occidente como el fotógrafo
Todavía sueño con el día en que tome una fotografía tan hermosa que pueda llamarse amor.
Jan Saudekcheco líder y también ganó seguidores entre los fotógrafos de su propio país. En 1983, se publicó el primer libro de la obra de Saudek en el mundo de habla inglesa. El mismo año, se convirtió en fotógrafo independiente; las autoridades comunistas checas le permitieron dejar de trabajar en la imprenta y le dieron permiso para solicitar un permiso para trabajar como artista. En 1987, la policía incautó los archivos de sus negativos, pero luego los devolvió.
Su obra más conocida se destaca por su representación teñida a mano de mundos de sueños pictóricos, a menudo habitados por figuras desnudas o semidesnudas rodeadas de paredes de yeso desnudo o telones de fondo pintados. Con frecuencia reutiliza elementos (por ejemplo, un cielo nublado o una vista del Puente de Carlos de Praga). En esto, sus fotografías sugieren las obras de estudio y tableaux de fotógrafos eróticos de mediados del siglo XIX, así como las obras del pintor Balthus del siglo XX y de Bernard Faucon .
La fotografía artística temprana de Saudek se destaca por su evocación de la infancia. Sus trabajos posteriores a menudo retrataron la evolución de niño a adulto (volviendo a fotografiar la misma composición/postura y con los mismos sujetos durante muchos años). Los motivos religiosos y la ambigüedad entre hombre y mujer también han sido algunos de los temas recurrentes de Saudek. Durante la década de 1990, su trabajo generó en ocasiones intentos de censura en Occidente debido a su contenido sexual provocativo.
Las imágenes de Saudek a veces han tenido una recepción mixta a nivel internacional. Ganó espectáculos tempranos en 1969 y 1970 en los Estados Unidos y en Australia. En 1970, su trabajo se mostró en el Centro Australiano de Fotografía y fue recibido por la curadora Jennie Boddington en la Galería Nacional de Victoria . Décadas más tarde, en cambio, su fotografíaBlack Sheep & White Crow , que presenta a una niña preadolescente semidesnuda, fue eliminada de la Bienal Internacional de Fotografía Ballarat en Victoria, Australia, justo antes de la inauguración el 21 de agosto de 2011; se habían hecho objeciones relacionadas con denuncias de prostitución infantil para su sujeto.
Las fotografías de Saudek han aparecido como portadas de los álbumes de Anorexia Nervosa (New Obscurantis Order), Soul Asylum (Grave Dancers Union), Daniel Lanois (For the Beauty of Wynona), Rorschach (Remain Sedate) y Beautiful South (Welcome to the hermoso sur).
Saudek vive y trabaja en Praga. Su hermano Kája Saudek también fue artista, el novelista gráfico checo más conocido.
Las imágenes de Saudek muestran una afición por las secuencias que se remonta a su apreciación infantil por los cómics. Más obviamente, su trabajo a menudo se inspira en la tradición del siglo XIX de fotografías de mujeres corpulentas posando en ropa interior reproducidas como postales (muy posiblemente también la fuente de inspiración para la colección 30 Postales de Saudek). Su formación formal ocurrió entre 1950 y 1952, cuando Saudek asistió a la escuela de Artes Gráficas y tomó una clase de fotografía. Saudek exhibió por primera vez en Praga en 1963 en el Salón del Teatro en la Balaustrada; aunque continúa mostrando su trabajo ocasionalmente en su país de origen, las fotografías de Saudek se exhiben más ampliamente en los Estados Unidos. Su obra está en manos de instituciones como el Instituto de Arte de Chicago ; Museo de Bellas Artes, Boston; La Bibliothèque nationale de France , París; Musée Nicephore Nièpce, Chalon sur Saone, Francia; Galería Nacional de Victoria, Melbourne, Australia; y Photo Art, Basilea, Suiza. Saudek continúa viviendo y trabajando en la República Checa.
Fuente Wikipedia
Jan Saudek
o la fotografía como eco del subconsciente
La oscura seducción del mito del subconsciente. Lo que no somos para poder ser. Aquello que desterramos para no mostrar, para, ni siquiera, dejar intuir. Todas las posibles interpretaciones de la realidad que ocultamos a la luz del sol para no ser juzgados, para no revelar unas debilidades y unos miedos que, por otra parte, siempre nos perseguirán. Pero es en el terreno onírico donde se mueven libres, sin etiquetas, y sentimos esa especie de liberación de aceptarnos como somos, de dejarnos invadir por aquello que pudiera parecer perverso, incluso sórdido. Allí convivimos con fantasías oscuras que si bien podrían justificar reproches morales, no tendrían por qué hacernos menos humanos. La sociedad que nos rodea es una construcción y como tal, edifica su sustento en una tabla de valores cuyo anverso queda, inmediatamente, sometido a condena, quemado en la plaza pública. Y es en la represión, en el dolor que subyace de la contención del yo, donde a veces surge el arte más salvaje, el más profundo, el más mordaz.
Jan Saudek (Praga, 1935) experimentó, casi desde la más tierna infancia, el frío tacto del miedo. En ese tiempo, a veces feliz, de toda vida humana, en el que desde la ingenuidad se explica el mundo y el juego simboliza el todo, Saudek luchaba por sobrevivir en el campo de concentración de Theresiendstadt junto a su hermano gemelo Kaja. Cuentan que escapó de milagro de las garras del tenebroso médico alemán Josef Mengele, que gustaba de experimentar sus siniestros procedimientos con individuos tan similares. Es difícil imaginar como se acerca la mirada de un niño a una realidad tan distorsionada, tan mísera, donde los seres queridos desaparecían de la noche a la mañana y el aura de terror dejaba a su paso una atmósfera mezquina. Pero también, cómo, años después, la gran esperanza de recuperación, la ideología que iba a suponer la desaparición de los problemas sociales, el comunismo, se hacía con el poder y se convertía en una pesadilla distópica, que amputaba el placer, y cubría las opiniones disidentes con todas las connotaciones de la palabra herejía. El discurso se hizo único, las imágenes se hicieron únicas, incluso el arte y la mirada de la sexualidad, estaban sumidas en un linea oficial que no admitía resquicios para la duda. Es en este contexto donde se mueve la obra de Saudek, de donde surge ese simbolismo lucido y transgresor; unas fotografías que quizá son la consecuencia de una rebelión interna contra todo lo vivido.
Cuenta Saudek que su relación con la fotografía cambió cuando se encontró el catálogo de la exposición del MoMa The Family of Man dirigida por Edward Steichen en 1963. Comprendió al verlo el poder de la
fotografía como reflejo del mundo, como definición del hombre que habita un tiempo y a la vez lo conforma. Se propuso entonces encontrar la manera de revelar las etapas esenciales del ser humano, sus estadios. Para ello, de forma contraria a muchos de sus contemporáneos, no fotografía, ni busca, el llamado momento decisivo que reside, oculto, en la realidad, sino que lo engendra a través de sus propias composiciones, de sus figuraciones, siguiendo la tradición del Tableau Vivant. Sus fotografías empiezan a mezclar así el enaltecimiento de la libertad, la oposición y crítica a las sociedades totalitarias, de sus primeras imágenes, con un estudio vital, introspectivo, del individuo. Pero quizá el momento determinante para la obra de Saudek, se encuentre a principios de los 70, cuando descubre en su casa un pequeño sótano mohoso, decrépito, que tenía abandonado y lo convierte en su refugio, en el escenario perfecto para que cobren vida todas sus creaciones. El mundo exterior se convierte entonces en un lugar lejano, nebuloso, y es sustituido por un universo onírico que funciona como caldo de cultivo para desenmascarar los fantasmas que desasosiegan. Saudek recupera la técnica de colorear las fotografías manualmente, una costumbre olvidada por un mal consejo materno (su madre lo había tildado de kitsch y de hortera en el pasado), y empieza a cultivar el erotismo de una manera descarnada, sin tapujos.
Como era de esperar la fotografía de Saudek choca frontalmente con los valores de la Checoslovaquia comunista. Los temas, el enfoque, su alejamiento de cuestiones sociales y políticas, levantan ampollas entre las corrientes artísticas de la época, incluso, entre la policía y las altas instancias del Estado, que registran varias veces su vivienda e interrogan a sus modelos y amigos. Pero su crecimiento fuera de las fronteras era ya imparable. Había algo único y turbador en sus imágenes, un estilo propio, una mirada rebosante de fuerza, ese matiz tan difícil de conseguir en un mundo saturado de expresiones artísticas. Un fuego imposible de apagar.
La sensualidad en Saudek no es canónica. No hay cuerpos perfectos que subir al olimpo del deseo, hay cuerpos que a pesar de los defectos, a pesar del sufrimiento y el desgaste emocional de las contradicciones y las pulsiones reprimidas, siguen conservando el magnetismo de la vida. Hay miedo, hay lujuria, hay pasión, hay muerte, hay ambivalencia. Hay conflicto y expresividad. Nos enfrenta a esa intuición humana de que tras el placer se esconde la desesperación, tras la dulzura, mezquindad, tras la ingenuidad, violencia, tras el amor, un largo periplo en soledad. Nos permite confrontarnos con una libertad ajena a los convencionalismos. Con un subconsciente del que nunca seremos capaces de despojarnos.
Jan Saudek es Caballero de las Artes y las Letras por el Ministerio de Cultura de Francia desde 1990 y poseedor del Premio Artis Bohemiae Amicis junto a Milan Kundera y Vladimir Körner por su contribución a la reputación artística de la República Checa.
Hugo González Granda
Sajedeh Zarei
Zarei es un fotógrafo documental iraní que vive en Shiraz, Irán. Nació en 1983 y tiene una maestría en Geología. Ser fotógrafo ha sido su objetivo de toda la vida, así que comenzó a fotografiar en marzo de 2018 y dej ó su trabajo como director asociado de investigación para centrar toda su atención en la narración visual.
Como parte de su carrera, ha realizado investigaciones en gestión del agua y cambio climático. Es por eso que sus proyectos fotográficos se enfocan en temas ambientales y sus impactos sociales. Además, los temas culturales y sociales atraen su curiosidad. Su objetivo es fotografiar personas y crear historias que sean testigos de la multiplicidad de la experiencia humana.
Los caminos más largos comienzan con un paso Patrilineal es uno de los indicadores importantes de la superioridad masculina sobre las mujeres que se observa en todas las sociedades patriarcales como Irán. El patriarcado considera la continuación de la generación a través de los hombres. Este proyecto trata sobre una madre rural que ha estado tratando de cambiar esta creencia y tradición desde su embarazo y brindar un ambiente libre de discriminación entre su hija de seis años y su hijo. Aunque mantener este equilibrio en el pueblo es difícil debido a la vida en grupo, los esfuerzos de la madre han tenido tanto éxito que la relación de la niña con su hermano es sincera y alejada de los celos.
Este proyecto comenzó desde el embarazo de la madre, hace unos 17 meses, y es una continuación del proyecto que comenzó hace unos 2 años en una de las aldeas remotas de la provincia de Fars, en el suroeste de Irán. Este proyecto aún está en curso.
Bebé recién nacido, Kasra, en el hospital. El esposo de Asma no la acompañó porque el leopardo atacó a la manada. Gachsaran, Irán, agosto de 2020.
Asma y Mohsen están lavando a Kasra. Como Asma ha decidido minimizar esta discriminación, participa en el trabajo. Amir Ayyub, Irán, enero de 2021
Asma tiene 7 meses de embarazo. La asistente de enfermería considera que la frecuencia cardíaca fetal es alta y anormal, y esto la preocupa. Amir Ayyub, Irán, mayo de 2020.
Asma tiene 8 meses de embarazo y Mahsa está hablando con su hermano en el vientre de su madre. Ella está muy ansiosa por su hermano. Ab zardi, Irán, junio de 2020.
Mahsa se está lavando el pelo. Ella dice: Crecí y tengo que hacer lo mío. Ab Zardi, provincia de Fars, Irán, junio de 2020.
Kasra está en los brazos de Asma. Asma se ha enfrentado a mucha discriminación, por lo que ha decidido minimizarla en su propia vida. Amir Ayyub, Irán, enero de 2021.
Mahsa está cocinando. Después del nacimiento de Kasra, Asma está muy ocupada, por lo que Mahsa la ayuda con las tareas del hogar. Amir Ayyub, provincia de Fars, Irán, septiembre de 2020.
Kasra está en los brazos de su madre. A veces, Mahsa está celosa de su hermano, especialmente cuando su madre abraza a Kasra. Amir Ayyub, Irán, enero de 2021.
Kasra está en los brazos de su padre. Mahsa está viendo la televisión. Entre los lurs, el cuidado de los niños es el deber de la madre. Irán, septiembre de 2020.
Rosa Basurto
Rosa BasuRto es burgalesa, de Aranda de Duero, una fotógrafa autodidacta, que en poco tiempo, ha sido ampliamente reconocida por su trabajo. A pesar de no tener una formación formal, Basurto demuestra un dominio impresionante de la habilidad fotográfica, produciendo imágenes de estilo poético e imitando un mundo de ensueño, dentro de la realidad del paisaje. Aunque cada imagen incluye sujetos bastante reales, como árboles y pájaros en vuelo, los espacios que ocupan dentro de las fotografías de Basurto crean una atmósfera muy íntima y casi misteriosa. Al capturar una suspensión del tiempo, el estilo particular de Basurto permite que el espectador se dé cuenta de lo que normalmente se habría dado por sentado. Es exactamente este elemento el que le da a cada imagen su dimensión dramática. Surge cuando contemplamos un espacio que parece tranquilo, poniendo en duda qué habitación habría ocupado normalmente esa tierra. Además, el sentido del encuadre, la limpieza y las líneas geométricas dotan a la imagen de una innegable modernidad. El trabajo de Basurto se ha exhibido en varias exposiciones colectivas, así como en exposiciones individuales en España, Portugal y Francia. Su trabajo ha sido ampliamente reconocido y recibido varios premios. Algunos de estos incluyen; Premio del Jurado a la “Historia de invierno”, PhotoEspaña, 2010, Primer Premio Bienal Internacional SICAFI, Argentina en 2008, Premio IV Concurso de Fotografía de Naturaleza Vila Real en la categoría de Flores, Castellón en 2007. Ha también ganó el Primer Lugar del Concurso de Fotografía Digital EPSON en 2006. En 2008, el trabajo de Basurto fue preseleccionado para varios premios, incluidos Descubrimientos, PhotoEspaña en 2008,
Toma fotografías en las que interpreta el paisaje y esporádicamente la figura humana. Escenas, en su conjunto, situadas en la descarnada línea que separa la realidad y el mundo de los sueños. Realiza imágenes en cualquier parte para convertirlas en relatos atemporales a través de recreaciones pictorialistas; otras mediante una definida estética contemporánea y, últimamente, tomando el Land Art como herramienta creativa. Atmósferas que nos hablan no sin cierta dosis de incertidumbre de la rendición de la apariencia ante lo onírico para convertirse en singulares reflejos de nuestros pensamientos y percepciones surrealistas. El siguiente texto de Juan Vallejo pone palabras a las reflexiones de la artista en su medio:
“
Al traspasar el umbral algo cambió. El viento, helado, acarició mi rostro y susurró con voz antigua, eliminando a su paso dragones, abismos, luchas. Una extraña paz, serena y simple se apoderó de todo. Caminé despacio. Las botas producían el único sonido humano de aquel lugar, un crujido seco mezcla de gravilla y hielo. Cada paso era una nueva liberación, una losa más que volaba lejos. Alcé la mirada al horizonte remoto. La luz opaca atravesaba con esfuerzo el flamante cielo blanco, puro, inmortal. Las últimas dudas se extinguieron eliminadas por el límpido reflejo. Hace rato que no escucho el crujir de la gravilla ni el hielo. Observo, serena, el rozar del aire en los juncos helados. El frío, obsesivo compañero, se marchó hace rato derrotado por el calor de mi viejo abrigo. No hay nada superfluo, todo es sencillo y lógico. La calma se apodera de mi alma y el orden acompaña mis pensamientos. La esencia del lugar se funde con mi esencia. Mi corazón se agita. Dos lágrimas se asoman a los ojos y el sonido de mi voz rasga despacio el silencio: “hogar, ¡aquí está mi hogar!”.
Enlace al video de RTVE, “La aventura del saber”
https://www.rtve.es/play/videos/la aventura del saber/aventuraboek/4015745/
Luz y Tin Ta se complace en presentar dos de sus series más premiadas HÁBITAT y PAISAJE SOÑADO
Hábitat
Paisaje soñado
Amy Anderson Encuentros
Rodadas en película, estas imágenes marcan un momento de conexión compartida entre desconocidos dejando una fotografía como único remanente. En un mundo cada vez más dividido, me esfuerzo por hacer un trabajo que represente un momento de presencia desprotegida que permita al espectador interactuar con el sujeto de una manera que resalte nuestras similitudes como humanos.
Publicamos en este número la primera de tres entregas de Amy Anderson. Seguirán a ésta otras dos tituladas
Rosa K apRelian y en RiesGo.
David du Chemin
¿Qué hace que una imagen funcione?
Cuando era niño, mi primo James tenía fama de desarmar cosas. Recuerdo una Navidad cuando desmanteló hasta los cables de todos los regalos que le dieron. ¿Coches a control remoto? Dale 20 minutos y no quedará nada más que un montón de tornillos diminutos, pequeños motores y las lágrimas de su madre, quien probablemente debería haberlo pensado mejor antes de darle un regalo tan costoso.
Pero lo extraordinario es que aprendió a armarlos nuevamente, y no nos sorprendió a ninguno de nosotros cuando se convirtió en una de esas personas que pueden reconstruir o arreglar cualquier cosa cuando son adultos.
Desarmar las cosas y descubrir por qué funcionan es probablemente una de las mejores formas de aprender algo, y aunque no lo recomiendo con sus cámaras, ya que implica una cierta cantidad de prueba y error, es probablemente la forma más poderosa de aprender. para hacer fotografías.
Me dijeron que la mejor manera de aprender a hacer fotografías es hacer muchas, y eso es imposible de discutir. Pero hice miles de fotografías durante años antes de que se convirtieran en buenas fotografías. Una de las cosas que me dio la vuelta fue un simple ejercicio. Ahora un hábito, es simple, se puede hacer en cualquier lugar y cambiará la forma en que miras y haces fotografías. Sepáralos. Capa por capa, quítalas. Y mientras lo hace, hágase esta gran pregunta:
¿Qué hace que la imagen funcione? Tal vez no creas que funciona, pero aún puedes preguntarte: ¿qué hace que se vea de la manera que lo hace?
Es simple ingeniería inversa (aunque no siempre fácil). Comience simplemente mirando una imagen por un momento. Deja que tus ojos deambulen por el marco. Sé consciente de lo que piensas o sientes. ¿Hay sorpresas ocultas cuanto más miras? La mayoría de las imágenes no se pueden disfrutar plenamente con el tipo de mirada rápida que les damos. ¿Adónde va tu ojo? ¿De que se trata?
Ahora pregunte qué decisiones tomó el fotógrafo que lo llevaron a verse así. ¿La velocidad de obturación contribuyó en algo a la imagen? ¿Qué pasa con la apertura elegida
Foto1: Este es el archivo RAW sin ajustar (Antes).
foto2: Esta es la imagen final ajustada (Después).
o dónde se colocó el foco? ¿La elección general de exposición, ya sea más brillante u oscura, hizo que la imagen se sintiera de cierta manera? ¿Dónde estaba la cámara cuando se hizo la imagen? ¿Eso aporta algo? ¿Puedes decir qué tipo de distancia focal se utilizó? ¿Qué agrega esa elección a la imagen?
Solo algunas preguntas simples, pero hacerlas puede ayudarnos a ser más alfabetizados visualmente. Y cuanto más profundices en ello, más aprenderás. Ahora pregunte por qué: ¿Por qué el fotógrafo tomó esas decisiones y no otras? A veces no importarán; a veces es una gran decisión la que hace que la imagen funcione. Otras veces es una combinación de opciones sin las cuales la fotografía se vendría abajo.
Y también puede hacer esto con el trabajo en el cuarto oscuro, aunque hay un poco más de conjeturas involucradas. ¿Qué crees que el fotógrafo podría haber elegido hacer con el brillo o el contraste? ¿Es brillante u oscuro? ¿Alto contraste o bajo? ¿Qué pasa con la saturación o la forma en que funcionan los colores? Si es blanco y negro, ¿por qué crees que se tomó esa decisión? ¿Crees que sería tan potente en color? ¿Dónde va tu ojo en el marco?
Voy a mostrarles una de mis fotografías, y para la parte del cuarto oscuro, lo haré más fácil mostrándoles cómo se ve mi archivo RAW. Puedes elegir hacer el ejercicio por tu cuenta o puedes jugar con el resto de nosotros en los comentarios a continuación, donde puedes dejar tus respuestas y ver las respuestas de los demás.
Yo también jugaré y el miércoles publicaré un enlace a un video mío desempaquetando la imagen de principio a fin. Y para darle un poco de motivación, pondré un premio en juego y dibujaré el nombre de una persona que sigue el juego para dárselo. Te contaré más sobre eso el miércoles.
Aquí está esa imagen, tanto antes como después:
Foto1 Este es el archivo RAW sin ajustar (Antes).
Foto2 Esta es la imagen final ajustada (Después).
Entonces, ¿qué opciones hicieron que esta imagen se viera como se ve?
¿Qué decisiones crees que tomé tanto en la cámara como en el cuarto oscuro digital? Las conjeturas están bien. Pero para cada uno de ellos, debido a que no hay magia en velocidades de obturación o distancias focales específicas, la gran pregunta sigue siendo: ¿Por qué elegí eso? ¿Qué logra esa elección?
¿Qué efecto tiene en la imagen? ¿Cómo sería diferente la imagen si hubiera hecho una elección diferente sobre la velocidad de obturación o la apertura, la distancia focal o mi punto de vista (dónde coloco la cámara)? ¿Y si hubiera usado la luz de otra manera? ¿Qué pasa con el cuarto oscuro? ¿Puedes decir qué cambios generales hice? No te preocupes por cómo por ahora. ¿Es más brillante? ¿Más contraste? ¿Saturación? Y si es así, ¿cambié la saturación en todas partes? ¿Qué pasa con esquivar y quemar? ¿Puedes ver cómo podría haber empujado suavemente tu ojo lejos de algunos elementos para atraerlo hacia otros?
Lo mejor de esto es que no hay secretos. Cada imagen del mundo está ahí para ser desempacada y aprendida, y quiero enseñarte cómo hacerlo porque si puedes aprender a hacerlo con las fotografías de otros, puedes aprender a tomar esas decisiones y entender el efecto de cuando sostengas tu cámara y hagas tus propias fotografías.
Fotos interesantes de varios autores para tener en cuenta
Mahesh Balasubramanian
[Primera entrega]
Mahesh es un fotógrafo independiente de Chennai, India. Sus trabajos se publican en varias revistas internacionales como National Geographic Traveler US, BLUR, Digital Photo UK, Wanderlust UK, Dodho, etc. Ha ganado muchos premios internacionales como National Geography Traveler Photo Contest, 1x, PX3, IPA, Siena Photo Awards, Monovisions Photo Awards, etc. Adobe también ha elegido una de sus fotos para Adobe Lightroom como Splash Screen (pantalla de inicio). * * *
Marina es la playa urbana natural más larga de la India, a lo largo de la Bahía de Bengala. Es una de las principales atracciones de Chennai, India. Marina Beach está llena de actividad en las primeras horas de la mañana y en la noche. Si paseamos por la playa, podremos ver niños jugando al cricket, partidos de voleibol, pescaderías, volar cometas y mucho más. También es una experiencia agradable caminar por la playa durante el amanecer y el atardecer. Hay mucha vida en cada rincón de este lugar.
He estado tomando fotos en Marina y sus alrededores durante los últimos 8 años. Traté de documentar la verdadera esencia de las actividades de las personas en y alrededor de la playa en varios períodos de tiempo. Quería retratar el carácter de Marina Beach y lo importante que es para la gente. El siguiente conjunto de imágenes es mi manera de interpretar Marina Beach, Chennai, India.
En el próximo número de Luz y Tinta publicaremos la segunda entrega de fotos de este apasionante reportero
Emilio Beauchy
Sevilla, 1847-1928
De ascendencia francesa, aunque nacido en Sevilla, Emilio Beauchy está considerado uno de los más prolíficos fotógrafos que ha dado esta ciudad y uno de los primeros fotoperiodistas españoles. Su historia es la de una saga familiar de fotógrafos que inició su progenitor, Jules Beauchy Perou, asentado en Sevilla a mediados del siglo XIX y dedicado al retrato de la burguesía de la ciudad, en pleno esplendor de las tarjetas de visita. Emilio comenzó como ayudante en el estudio de su padre, Fotografía Francesa, en el número 30 de la Calle Sierpes, y hacia 1880 pasó a regentarlo. Con el negocio a su cargo inició un trabajo documental sobre la capital hispalense que le reportó un notable prestigio profesional. En 1888 se trasladó a un estudio más amplio en La Campana, al que llamó Casa Beauchy. Su hijo Julio continuó a partir de 1905 con el negocio pero sin llegar a alcanzar el éxito de su padre.
Emilio Beauchy percibió una carencia de imágenes de los lugares emblemáticos de Sevilla y avistó una oportunidad de mercado en ellas. Realizó una serie de más de 400 fotografías sobre temas taurinos, tipos, barrios representativos y monumentos sevillanos. Además, continuó cultivando el género del retrato, como había hecho su padre.
Este material le sirvió de base para comercializar innumerables copias. una de sus instantáneas más afamadas es Café cantante, fotografía en la que aparece representado el interior de este tipo de establecimientos sevillanos. También son famosas sus fotografías del derrumbamiento del cimborrio de la catedral, acaecido el 1 de agosto de 1888.
Sus fotografías se publicaron en revistas como La Ilustración Española y Americana, Sol y Sombra y ABC.
Café cantante ha sido publicada en varios libros de Historia de la Fotografía y expuesta en importantes exposiciones, entre ellas, Prohibido el cante. Flamenco y fotografía, en el centro andaluz de arte contemporáneo (Sevilla, 2009). Su extensa obra se encuentra repartida entre la Biblioteca Nacional (Madrid), la Universidad de Sevilla, el Ayuntamiento de Sevilla, el Archivo Fotográfico Digital Espasa Calpe, la Fototeca hispalense y otras colecciones privadas.
Publicación seleccionada
alférez de infantería regimiento nº 12 c.1860
hundimiento cimborrio catedral sevilla fotografías antiguas
las delicias panoramicas-1024x706
luis mazzantini con su cuadrilla-al completo
semana santa en sevilla 1895
señor con bigote y perilla 1860
talleres fábrica de tabacos 1882
torre-del oro sevilla ca1866-1875
Ante el cierre de Moldeando la luz , recogemos en esta última entrega las fotos seleccionadas entre el 1 de abril y los últimos días de mayo, a sabiendas de que la actividad de Moldeando decreció notablemente desde el anuncio de cierre, por lo cual muchas fotos que habrían sido seleccionadas en circunstan-
cias normales se quedan en este caso fuera de juego.
Foto para el calendario Sturm, por Leonidas
Fumar dicen que es un placer, por Alejandro Sviridov
La señora de la sombrilla, porAndreeva
the stairs, por Ruslan
we can do it, por Ruslan
ventana azul, por Ramón Suárez Pertierra.gif