Luz y Tinta Nº 138

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Nº 138 - Octubre de 2023

Natalia Sánchez Santabárbara


Cambio climático En los últimos años, el soniquete del cambio climático nos ha venido acompañando, desde los medios de comunicación, desde los discursos políticos —mejor, discursos de algunos políticos— y desde instancias científicas sin que le diéramos mayor importancia o, para ser más exactos, dándole una importancia muy relativa: los perfiles científicos del concepto o su expresión gráfica nos quedaban un poco a desmano, como fuera de nuestra habitual área de comprensión y compromiso. Aquello de la mayor amenaza medioambiental del planeta, del agujero de ozono, de la disolución de la Antártida y del paulatino crecimiento de los mares, nos sonaba a reportaje de la National Geographic por tierras lejanas, a tambores lejanos en películas documentales quizás un tanto alarmistas y, como mucho, a logomaquia especializada en busca de su propio pedigree. Cambio climático, qué ocurrencia. Siempre hubo variaciones en el clima y ahí estaban sin ir más lejos las glaciaciones o la desaparición de los dinosaurios o el primo de un famoso político luego presidente del Gobierno de España que hablaban a las claras de que ni tanto ni tan calvo. Cambio climático, sí, pero dentro de un orden. Como toda la vida. Pero últimamente lo estamos sintiendo en carne propia. Ya no son tambores lejanos sino sirenas cercanas y estamos dándonos cuenta de que hemos forzado la máquina industrial hasta límites imposibles y comenzamos a pagar las consecuencias. Y digo bien, comenzamos, porque no sabemos cuándo ni cómo puede acabar esto. Ni siquiera sabemos si podremos o sabremos hacerle frente con garantías de éxito. Los científicos, encerrados con su propio juguete, nos hablan de cifras y realidades que no entendemos, como, por ejemplo, y copio textualmente, que “la temperatura media mundial ha aumentado ya 1,11 ± 0,13 °C desde la época preindustrial”. De acuerdo, pero ¿y esto qué significa? Pues ni más ni menos, y aquí ya comenzamos a entenderlo sin desvíos técnicos, que estamos en octubre con temperaturas que años atrás hubiéramos añorado en agosto; que las danas —maldito algoritmo—, tormentas y huracanes son cada día de peor calaña; que las olas de calor se adoban con incendios incontrolables (y que se lo digan a los canarios) o que la sequía pertinaz ya no es una figura de corte franquista sino una realidad que se ceba en nuestros campos. Vae victis, que dijo aquel. Todo en nuestra contra. Y tampoco se trata de pintarlo todo del color del apocalipsis ni de predicar el fin del mundo ante cualquier movimiento al alza de nuestros termómetros, pero sí de señalar que esto que nos ocurre nos lo hemos ganado a pulso con una política industrial agresiva y con una inconsciencia en muchos casos a prueba de cantos de sirena. Y sobre todo, de que es un problema global, que afecta a todo el mundo (“y en mi casa a calderadas”, remachaba el refrán) y que juntos, globalmente, partiendo de los pueblos y llegando a las ciudades, debemos hacerle frente. Juntos, con una política definida, ya que el objetivo está perfectamente definido. Esi sí, mientras los miembros del teatro del absurdo francés siguen esperando a Godot —feliz alegoría—, nosotros seguimos esperando a Greta Tumberg: ¿qué se fizo de la aguerrida Juana de Arco del cambio climático?

Francisco Trinidad

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Foto de portada: “Guendy”

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Entrevista con Natalia Sánchez Santabárbara

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Francisco Trinidad. Campanas para el recuerdo

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Gloria Soriano. Un viaje rutinario

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Laudelino Vázquez. Perro

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Monchu Calvo. Molinos, fraguas y batanes de Casu

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Juan Depunto. Trafalgar All

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David du Chemin. Diez mil fotogramas...

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Arturo Vigil

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Mike Reyfman

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Aleksey & Marina

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Ionut Caras

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Vlad Sokolovski

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Suk Eun Kim

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Eriko Zolli

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Antoni Bernad

PROMOTOR y DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA: José Luis Cuendia, «Guendy» DIRECCIÓN, DISEÑO Y MAQUETACIÓN: Francisco Trinidad DIRECTORA DE COMUNICACIÓN: Lola González

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Número Octubre de 2023

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Entrevista con Natalia Sánchez Santabárbara Fitis:

Guendy

—Resuma su biografía para los lectores de Luz y Tinta. —Nací en Namur (Bruselas) en 1970, hija de padres inmigrantes por causas económicas y políticas. De mi padre aprendí muy pronto el compromiso social y político que intento mantener siempre en mi vida. De mi madre y gracias a ella (jugadora de Balón-volea) heredé espíritu de superación, como canalizar mi hiperactividad a través del deporte, a tal punto que con cinco años conseguí nadar sola simplemente viendo como lo hacían otros. Los principios y valores del deporte han formado parte de mi vida por eso me apodo como DEPORTISTA DE LA VIDA. Con nueve años fui seleccionada para formar parte del C.I.T.D Centro de iniciación técnico deportiva de Asturias y empezaron los sacrificios y lucha como a la vez ilusión, motivación y metas. Aprendí varias disciplinas deportivas (Baloncesto, balonmano, natación, atletismo…) su reglamentación y comenzaron las competiciones. Todo era felicidad hasta que enferma mi madre: ahí sí que vi lo que es el sacrificio, ayudar a mi madre en su enfermedad con las cosas cotidianas, estudiar, entrenar…Apenas tenía

Natalia Sánchez Santabárbara, deportista de élite, política en activo, escritora en ciernes, es un activo a tener en cuenta que en esta entrevista desgrana por igual recuerdos de su propia trayectoria y proyectos que aguardan, desde una vitalidad sin fisuras.

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Algunos premios recibidos de carácter social -Medalla de Oro del Foro Europeo Cum Laude: Concedida por Profesionalidad, Humanidad, Europeísmo, emprendimiento, liderazgo en todo el ámbito de la sociedad. Premios Ciudad de Oviedo: Mención Especial por la trayectoria deportiva. -Premio Del Centro Asturiano de Oviedo como mejor Deportista. -Premio de la Casa de Asturias de León, distinción al mérito deportivo Mejor deportista Asturleonesa por construir una sociedad más equitativa justa y libre. -Homenaje deportivo del Grupo de Montaña de San Claudio por la trayectoria deportiva. -Premio Ponteina San Claudio: Enfocado como deportista y mujer. -Premio Rey Pelayo: Superación, esfuerzo y ejemplo.

tiempo para jugar con otros niños o niñas de mi edad. El camino de rosas se truncó y todo era lucha, constancia y tesón. El camino de la vida me pone la mayor prueba, el fallecimiento de mi madre cuando tenía 14 años. Tuve una adolescencia donde afloraron los miedos, angustias, dudas… mi hermana y yo lo pasamos realmente mal, como no podía ser de otra manera. El recuerdo de los valores y principios inculcados por mi madre y volcarme en lo que más me gustaba “el deporte” fue el camino para superar la prueba más difícil de mi vida. Tras unos años duros la carrera de la vida me puso en la más feliz de las metas, ser madre “la mejor medalla conseguida”. Indudablemente la mayor satisfacción de mi vida siempre será mi hijo. Desde los 18 años me incorporo al mundo laboral, trabajo como técnico en Área Termal-Socorrista/Monitora de Natación y actualmente estoy como concejala por el PSOE en Ayuntamiento de Oviedo Capital de Asturias. Durante varios años fuí presidenta del Club Deportivo Natación Ovimaster siendo una de las primeras mujeres en presidir un club deportivo y consiguiendo ser el que más nadadores Máster federados tiene de Asturias.

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Soy deportista en activo convocada para la selección Española en Pentatlón Moderno, estoy en la junta directiva de la Federación de Pentatlón Moderno del Principado de Asturias como vocal llevando el área de Deporte mujer realizando campañas entre otras de fomento del deporte femenino en el medio Rural como en todos los ámbitos y campañas de promoción del deporte escolar y deporte adaptado con charlas y práctica deportiva de Laser Run (Tiro pistola laser y carrera) en diferentes colegios, Jueza y técnico de Pentatlón Moderno y en la actualidad estoy en el club deportivo Ovimaster de natación, Club Universitario Deporte Blanco en Pentatlón Moderno y en el club de CEACTIVO CBD “ condición espectro Autismo”realizando carreras populares para ayudar a personas con Autismo. Imparto charlas en diferentes ámbitos de la sociedad como por ejemplo en el Congreso Deportivo Virtual en la universidad de México (UAL)- Universidad Autónoma de la Laguna: charla motivacional junto Especialistas e Iconos Deportivos de México y del Mundo como ponente sobre el deporte enfocadas como eje de salud, bienestar físico y mental, disciplina, lucha, motivación, objetivos, metas e ilusión y valores tituladas EL DEPORTE COMO CAMINO A LA FELICIDAD. También he realizado Colaboraciones en Radio solidaria Amiga online Alicante donde los peques son los periodistas, Fundación Puentes del Mundo, Shamira Alonso, Asociación de Cáncer, Medula para todos Valeria, Duchenne Parent Proyect (distrofia muscular infantil), ADANSI autismo, cocina económica entre otros y cooperación en eventos deportivos. Me considero una mujer sencilla, trabajadora que su único fin es aprender, avanzar y caminar en la vida con humildad. Ayudar y hacer de este mundo un sitio mejor o por lo menos intentarlo. Sabiendo que La vida son instantes, recuerdos y momentos en los que hay que valorar las realidades verdaderas y necesarias del día a día, las cosas más pequeñas y seguir escribiendo ese libro en el que aún quedan páginas en blanco por llenar. —Palmares deportivo. Principales títulos —Desde pequeña he competido en diferentes modalidades deportivas junto al C.I.T.D. Después pase al atletismo perteneciendo al Club Oviedo Atletismo, más tarde pase al Triatlón (Natación, bicicleta, carrera) con el club del centro Asturiano de Oviedo y en la actualidad estoy en Natación con el club Ovimaster ,en Pentatlón Moderno con el Club Universitario Deporte Blanco y en el club de CEACTIVO CBD “condición espectro Autismo” realizando carreras populares para ayudar a personas con Autismo. Los principales logros para mí realmente no son las medallas, sino conseguir alcanzar una meta con el único objetivo de poder disfrutar de lo que hago. El pentatlón moderno consta de cinco pruebas Esgrima, Natación, Tiro con pistola Laser, Carrera y Equitación. Mis Principales logros deportivos en pentatlón moderno modalidad simplificada de triathle (Tiro pistola laser, Natación ,Carrera) y Biathle (carrera,natación,carrera) individualmente y Relevos Mixtos con mi compañero Javier Carnero Han sido, 7 veces Campeona del mundo en Triathle individual en Chipre, Batumi (Georgia-Rusia), EEUU en Florida, San Petersburgo EEUU, Egipto, Alemania y en el campeonato del mundo que hicimos en España en Lugo Viveiro. Campeona de Europa en modalidad individual de Triathle en Setúbal ( Portugal) y Madeira, Barcelona, Alemania Campeona de España en varias ocasiones en Triathle y Biathle

Campeona de Asturias en varias ocasiones en Triathle y Biathle En relevos mixtos, junto mi compañero Javier Carnero, hemos conseguido ser 6 veces campeones del Mundo en Triathle y 1 en Biathle En Chipre fue el primer campeonato de la modalidad de triathle que realizo la Unión Internacional de Pentalón Moderno y fui la primera española en ganar un campeonato del mundo en esta disciplina. Segunda clasificada a nivel mundial en Biathle individual en Florida, Segunda clasificada en Biathle a nivel mundial en modalidad Relevos mixto en Florida y Sarasota EEUU Otros méritos deportivos Campeona de Europa en Relevos Mixtos de Laser Run (Tiro pistola laser y carrera) Varias veces Campeona de España de Laser Run Campeona de Asturias de Natación en diferentes modalidades, subcampeona de España y tercera en Natación de fondo, Batir records de Asturias, Segundos puestos de Asturias en Triatlón y seleccionada para competir el campeonato de España por autonomías —¿Qué pinta, o por mejor decir, cuál es el papel de una deportista de élite en un ayuntamiento y, sobre todo, desde la oposición? —Bueno¡, pues debería empezar el árbol por las raíces: Como expresé anteriormente tengo una influencia temprana de mi padre sobre el tema social o pública. La injusticia, los derechos, la igualdad de oportunidades… son causas que siempre me han preocupado y he vivido en primera persona a lo largo de mi vida.. Pronto me sindique y fui representante de los trabajadores incluso forme parte de la mesa de negociación del último convenio colectivo de Hostelería del Principado de Asturias. Nunca he dejado de participar en intentar mejorar mi entorno social. Una cosa trajo la otra, mis compañeros y compañeras de partido me elijen para formar parte de la lista electoral al ayuntamiento, salgo concejala en el anterior mandato y repito en este. En cuanto al papel es evidente que los temas deportivos asociaciones, clubs, instalaciones deportivas son en gran medida mi trabajo falta de oportunidades para realizar deporte, apoyo al deporte inclusivo, problemas con subvenciones deportivas, igualdad………hay un sinfín de problemas, siempre queda mucho por hacer. Otra de las áreas en las que trabajo es en Educación, Salud y consumo. Pero también contribuyo, en la medida de lo posible, en lo que yo denomino estar ahí: escuchar a nuestros vecinos y vecinas, abrirles las puertas de mi despacho de trabajo, reclamarles sus quejas (desde una baldosa rota hasta ruido en el barrio…), apuntar y tramitar sus necesidades y peticiones…… No menos importante es la labor de oposición, entiendo esta función como algo constructivo que sirva de control y de denuncia de aquellos trabajos ejecutados por el equipo de gobierno que no se ciñen a los intereses generales. Mi faceta deportiva me ha aportado perseverancia, esfuerzo y paciencia, constancia cualidades muy importantes en política. La denostación actual hacia los políticos créanme no es justa, muchos y muchas estamos entregados en nuestro desempeño y todo es política en la vida. Nuestro mundo está estructurado por la política. Una deportista de elite, un trabajador de una obra, una dependienta… cualquiera tiene mucho que aportar “ si quiere” al buen funcionamiento municipal. El ayuntamiento es el eslabón primero y directo de la gobernanza.

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—¿Cuál es su visión de los grandes proyectos actuales en Oviedo, especialmente el de la antigua fábrica de armas de la Vega y el Cristo-Llamaquique? La expansión de las ciudades suele darse en algún punto estratégico del perímetro urbano, rara vez se presenta la oportunidad de crecer, reorganizarse, desarrollarse desde dentro. Esa gran posibilidad es la que tiene Oviedo y no podemos dejarla pasar. Las y los ovetenses debemos ser capaces de tirar juntos por esta empresa. La Vega, desde mi punto de vista lo que necesita es mucho trabajo y no tanta venta de humo. Deberíamos aplicar el dicho de “vísteme despacio que tengo prisa”. Necesita un convenio acordado por todos y con unas pautas claras: catas, descontaminación, integración con los barrios colindantes … como he dicho antes mucho trabajo y menos propaganda política de algún concejal en concreto. Mi visión para la vega pasa por un espacio que integre modernidad, manteniendo la unidad del conjunto, dentro de la historia que guardan sus naves (industria del conocimiento), espacios verdes para el ocio y locales para la cultura, y de manera controlada espacio para la construcción de vivienda pública. El Cristo-Llamaquique, yo le añadiría un componente: Universidad. Construir un gran campus en el Cristo es la principal visión que tengo, una Universidad de Oviedo con una estructura física potente y con todo lo que puede arrastrar a su alrededor. En este caso Municipio y Principado tendrán que arrimar el hombro, respetando la autonomía universitaria. Con todo ello nos quedarían sedes de facultades en LLamaquique que como en mente de todos

visiono espacios de agrupación y concentración de sedes judiciales o administrativas de orden autonómico o estatal. Pero todavía hay más en mi visión: toda esta revolución de espacios dejará números edificios y locales, digamos de índole menor, que ahora están desperdigados por la geografía central de la ciudad. Aquí me surge otra visión, aprovechando esta oportunidad para la cultura en todas sus manifestaciones (pintura, literatura, espacios para jóvenes, mayores…). Desde luego mi visión está bastante en línea con la del Gobierno del Principado de Asturias, es una década del cambio para la comunidad y Oviedo debería aprovechar esta oportunidad. Pelearemos y trabajaremos por ello. —Como deportista, ¿cómo ve la remodelación del palacio de los deportes de Oviedo? ¿Qué le falta al proyecto en marcha? —Es un proyecto que era necesario y demandado por el deporte Ovetense. Tenemos el ejemplo del club OCB en caso de Ascenso necesitarían sitio adecuado a la normativa para poder realizar los partidos y Oviedo no disponía de ello. Ahora bien, el gasto ya se excede de la inicial, los sobrecostes que puede llevar es una parte que me preocupa como también que se finalice en tiempo y forma para no perder los fondos EDUSI. Desde el punto de vista técnico El Palacio fue construido en una zona que ya ha dado algún que otro susto y problemas de inundaciones, esperemos y confiemos en que las soluciones técnicas garanticen un buen fin de obra para que no surjan problemas futuros y poder disfrutar del equipamiento.

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Una cuestión pareja a esta obra es la necesidad apremiante de pista de atletismo (su construcción a coste razonable), pues desaparece con la reforma y era la única cubierta de Asturias. —Ha hecho usted sus pinitos como escritora. ¿Qué tiene publicado hasta la fecha? —Siempre desde niña me gusto escribir y sobre todo poesías en expresión de sentimientos de lo vivido, me ayudo y ayuda en el camino de la vida. Mi primer cuento fue “La Paloma” en 4 de EGB el cual el profesor y mis compañeros de clase escogieron como uno de los tres mejores de la clase. He obtenido un segundo premio del Centro Asturiano de Cuentos infantiles Tengo varias cosinas publicadas entre ellas “La Mochila de Valeria” Un Cuento infantil para leer en familia y participo con él en actividades de lectura, solidaridad en colegios, y dar visión junto a Valeria de su proceso para conseguir curarse. Está basado en hechos reales, ya que durante el proceso viví al lado de la familia dando apoyo junto a otras personas para conseguir la medula para Valeria. Es un cuento Solidaria a favor de la Asociación Galban. Estamos muy, muy contentos ya que vamos a Editar una 3 Edición. También tengo editado un cuentin en el libro “Yo Soy de Quini” de Monchi Álvarez Locutor de Radio RTPA, en el cual 54 personas de nivel nacional, internacional del mundo del futbol, periodismo, escritores… ponemos nuestro granito de arena como Juanma Castaño, Marisol Galdón, Carlos Alonso Santillana, Javier Clemente, David M. Rivas, Enzo Ferrero, Eloy Olaya, Enrique Mejuto González, Pipo Prendes, Iván Armesto, Luis Rubiales…

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Y por último en el libro Solidario “Me lo ha escrito un amigo” hay uno de mis relatos y todo lo recaudado está destinado a Bruno juntos por ti, un niño con daño cerebral. En este libro hay relatos de directores de cine, actor@s, escritor@s ,personas anónimas...esta por ejemplo Ricardo A. SOLLA (Director de cine),Santi Rodríguez ( Humorista )Mar Montero (presentadora TVE) Jesús Gordillo (escritor) José Boto (Escritor y presentador)… —¿Cuáles son sus proyectos inmediatos? —Ahora mismo es mi trabajo como Concejala en la capital de Asturias, dedicarme a Oviedo y su ciudadanía. Estar desde las 8 de la mañana hasta las 15 h trabajando con las puertas abiertas de mi despacho para escuchar y atender a quienes me necesiten, dar apoyo e intentar ser resolutiva. Por las tardes y en la calle sigues siendo representante público y surgen cuestiones varias u actos al respecto. Intentaré no abandonar el ámbito deportivo, no dejar de entrenar; es parte de mí, me aporta salud y bienestar, me ayuda a canalizar la hiperactividad. Acostumbrada al sacrificio y disciplina con el deporte, me ayuda en ayuda en mi actividad política. Si soy capaz de compatibilizar tengo el Campeonato de España de Laser Run que será en Oviedo en septiembre y de Asturias de Biathle y Triathle ahora en agosto. Cara octubre, noviembre ya daré comienzo la temporada 2023-24 del Circuito Master de Natación de Asturias. ¡¡¡Ah!!! y editar algún que otro cuento, si fuera posible, que está por ahí rondando.

F.T.

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Campanas para el recuerdo Francisco Trinidad “…y acuérdate del besín que me diste en la verbena” Antolín de la Fuente/ Guillermo Molleda Valdés,

“Mocina dame un besín”

Alfredo Fueyo y Graciela Fanjul se habían conocido en los tiempos de la escuela. Él iba a su clase de niños y ella a la suya de niñas y algunas veces coincidían en el recreo, corriendo alocadamente él y saltando a la comba ella, más modosita. Coincidieron también en las clases de catecismo que don Obdulio, el párroco, les impartía de cara a la Primera Comunión. Como eran vecinos, alguna tarde fueron juntos hasta casa y hablaron de sus nonadas. Años más tarde, ella empezó a asistir a la Academia de Corte y Confección de doña Gloria; y Alfredo, ya terminada la escuela, comenzó de pinche con su padre, que era albañil, y se implicó en todas las labores de la quintana: lindiaba las vacas, andaba a pación, corría detrás de los jilgueros que se comían las cerezas y era feliz como todos los niños a su edad. Hasta que llegaron los catorce años y hubo de compaginar el trabajo como pinche de albañil y las obligaciones caseras, desde andar a la yerba hasta catar las vacas y sobre todo, porque era lo que más le gustaba, recoger la manzana en la pomarada, mayar la sidra y sentarse en el lagar, con una buena jarra de sidra dulce, una boroña preñada de las que preparaba su abuela y la compañía de sus amigos del barrio. El mundo tenía entonces otro color. A veces, Alfredo veía pasar a Graciela camino del taller de doña Gloria o a los distintos recados que le encomendaba su madre. En esos momentos tenían un minuto de charla, pequeñeces de niños y de preadolescentes que se interesaban por el mundo que tenían alrededor y que se desconcertaban con la perspectiva y la ansiedad de hacerse mayores. Así pasaron los años, rondando una felicidad cuyo final desconocían, hasta que Alfredo tuvo que incorporarse a filas. El Ejército, aquella maldita obligación que decía su padre, le llegó en forma de carta una mañana cualquiera y en la familia se sintió el trallazo de la imposibilidad de sortear aquel mandato: debía incorporarse a filas a mediados de julio con destino a un lugar por todos desconocido de África. África, aquel sitio de quien nadie sabía nada, salvo que había guerras continuamente y que muchos vecinos habían sucumbido en ellas y del que los que habían regresado con vida relataban episodios de hambre, de calor sofocante y de batallas en un desierto que se teñía de sangre cada vez que los moros ponían en juego toda su crueldad. África, maldita una y mil veces. Unos días antes de su viaje coincidió con Graciela, camino ambos de la fuente en que llenaban sus ferradas para el ganado. Y charlaron. Lo hicieron como los niños que habían sido, como los jóvenes que eran y con la mirada puesta en el horizonte de un mañana que se les escapaba. Cuando ya se separaban, cada uno de ellos con su ferrada de agua a cuestas, Alfredo rompió su timidez y le preguntó a Graciela si pensaba ir al día siguiente a la verbena del pueblo de al lado; ella dudó, pero al final, con una sonrisa pícara que rompía toda su timidez, le dijo que sí, que iría, pero si él prometía sacarla a bailar. Aquella noche el corazón de Alfredo navegó rumbo al infinito, surcando mares de amores y hoyando con la quilla de su imaginación enfebrecida todas las estelas que suponía iba dejando la barca inabarcable de Graciela. Por eso, cuando al día siguiente se vieron en la verbena, su corazón se desbocó sin alivio. Graciela, ruborizada desde que se habían encontrado, era incapaz de hilvanar palabra con palabra. Así que, cuando la invitó a bailar, no dijo nada, se limitó a saltar a la pista que llenaban ya otras parejas y se dejó mecer por la música: primero a lo suelto, con aquel xiringüelu que levantaba el ánimo o la giraldilla y otras piezas de idéntico brío, y luego bailando abrazados, tangos y habaneras, milongas, valses o

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corridos, que unían sus cuerpos, primero como al descuido, buscando la caricia, y luego con decisión, sabiendo que el contacto de sus cuerpos rubricaba su inquietud. Cuando llegó la hora de regresar —los padres de Graciela eran muy estrictos, según dijo—, fueron caminando en silencio, ninguno de los dos sabía qué decir, y en un momento dado, en un movimiento cualquiera, se rozaron sus manos que se unieron durante un minuto, acaso dos, los suficientes para que toda la presión de sus sienes y de su pecho se concentrara en sus dedos temblorosos. En un rincón oscuro del camino, ya cerca de sus casas, Alfredo no resistió la tentación y atrajo a Graciela que abrió su boca a la boca que la buscaba y sintió cómo todas las olas del mar rompían contra sus labios. Fue un beso breve, pero intenso, tocado de la dulzura de la espontaneidad y del rubor de lo prohibido.

*** Durante los treinta y siete meses que Alfredo pasó en tierras africanas, sufriendo a todas horas la sequedad del desierto en la garganta y sintiendo que los recuerdos se agolpaban y le dejaban un rumor de angustia, Graciela fue su evocación más recurrente: por las noches, cuando la tristeza se apoderaba de él que echaba de menos cuanto había dejado en la Península, pero sobre todo cuando se enfrentaba, fusil en mano, a las cabilas bereberes que los hostigaban, el rostro de Graciela, su figura menuda, sus labios delgados, sus manos blancas y calientes —recordaba aquel fugaz contacto al regresar de la verbena— eran la única referencia placentera dentro de aquel horror, aquella persistente lucha contra los elementos y contra el propio destino. Le hubiera gustado escribirle, pero no sabía; y le incomodaba compartir su secreto con el compañero que por unos reales escribía a los familiares de cuantos estaban como él. Qué decirle, cómo expresarlo. Con ese dolor vivió aquellos treinta y siete meses, hasta el día que le dieron la licencia y, tras un viaje interminable, regresó al pueblo. Los dos hórreos que había a la entrada del pueblo, el tejo centenario de la plaza, el corredor de Graciela con algunas mazorcas todavía colgando o el abrazo final de su madre, que lo esperaba desde el día anterior, todo ello, unido a los recuerdos que le despertaban, sirvió para que las primeras lágrimas no fueran amargas y los primeros suspiros no sirvieran de acomodo a la tristeza sino a una suerte de nostalgia que tenía mucho de esperanza. Aquella noche, durante la cena, saboreando la boroña preñada con que su madre había cerrado aquella primera cena familiar tras tantos meses de ausencia, su padre sacó a colación la noticia que todos comentaban en el pueblo aquellos días: en muy pocas fechas se casaría Graciela Fanjul con un tal Armando Hevia, mozarrón de buena planta que vivía en el pueblo de al lado y que llevaba meses cortejándola a diario en cuanto terminaba las labores de su quintana, que todos en el pueblo alababan por lo bien cuidada y por lo lustroso de su ganado. A Alfredo se le atragantó el trozo de boroña que estaba masticando y acabó vomitándolo bajo la panera, mientras su padre le daba golpes en la espalda que él sentía como puñetazos en el corazón. Al día siguiente, durante la comida, comentaron también que dos o tres mozos se irían a Cuba en un barco que saldría de Santander… Alfredo no necesitó más. En cuanto oyó lo de Cuba tomó su decisión, se

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iría él también como mejor forma de hurtarse al dolor de ver a Graciela casarse con otro. Ese mismo día, reuniendo sus ahorros del servicio militar en África y lo poco que pudo sacar de su familia, arregló sus papeles en el Centro Asturiano, consiguió su pasaje para La Habana y se dejó embargar por la tristeza más profunda. Pero en La Habana todo le fue bien. A pesar de su melancolía, o precisamente por ella, trabajó como mozo de almacén, sin descanso, durante años, ahorrando todo lo que podía hasta que reunió la cantidad suficiente para establecerse como almacenista de tabaco en rama en la calle Salud de La Habana, hasta que abrió una sucursal en la localidad de Matanzas. Pero, además, durante todo aquel tiempo acudía frecuentemente al Centro Asturiano, donde se informaba de algunas de las cosas que pasaban en el pueblo y comentaba de todo en animadas tertulias con sus compatriotas. Allí, y eso le llenaba de orgullo mal reprimido, aprendió a leer y escribir, de modo que podía cartearse con su familia y estar al tanto de lo que les ocurría. Así, en una de las cartas de su hermana, supo del fallecimiento de Armando Hevia, el marido de Graciela. Esa misma noche, animado por unos tragos de ron, le escribió una larga carta, la única carta que le escribió en su vida, en la que le declaraba abiertamente su amor y le contaba cómo y con qué intensidad recordaba aquel beso en la verbena, el único beso de su vida, cuyo recuerdo le había impedido acercarse nunca a otra mujer, venciendo incluso la tentación de acudir en noches de desesperación y de inquietud lúbrica a los burdeles de Ceuta y a los de La Habana, por respeto a su recuerdo y como mejor forma de acomodar sus deseos a aquella imposibilidad de verla. Al día siguiente despachó la carta y encargó un pasaje que, en diecinueve días de turbulenta navegación, le devolvió al pueblo, aquel pueblo que ya no era el suyo: faltaban sus padres, desconocía el destino de los que habían sido sus amigos, había olvidado incluso el sabor del potaje y la boroña que le preparaba su madre y, para acrecentar su dolor, faltaba también Graciela. En cuanto llegó al puerto, contrató un coche de punto, cargó los dos baúles que le acompañaban como equipaje provisional y pidió al cochero que acelerase lo posible: se veía ya saludando a Graciela, cogiéndola de las manos, besando si acaso sus añorados labios. Pero cuando el coche entraba en el pueblo, oyó doblar las campanas de la iglesia y, en cuanto puso el pie delante de la casa de su hermana, supo que Graciela había fallecido aquella misma madrugada. Mientras las lágrimas daban cuenta de su impotencia y su tristeza las campanas seguían con su lúgubre y monótono tañido, tan distinto de aquel alegre volteo que recordaba de su marcha, cuando anunciaba la boda de su imposible amor.

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Un viaje rutinario Gloria Soriano Él, con sus ochenta y ocho años, y su mujer Asunción, un poco más joven, esperaban en silla de ruedas junto a la puerta de embarque. La edad del resto del grupo rondaba los sesenta. Todos los miraban debatiéndose entre la admiración y la censura. Los de Lucrecia eran de recelo. Ella creía haberse liberado del sometimiento a la autoridad y el respeto que se otorga a los mayores, pero temía que tales pamplinas fueran para el grupo principios en vigor. Ese par de vejestorios acapararía toda la atención, impondría su ritmo, ella quedaría relegada. Un incordio. El hombre permanecía tranquilo y silencioso. La mujer, de voz potente, hablaba con desparpajo. Fueron los primeros en subir al avión. Una vez llegaron al destino, cambiaron la silla de ruedas por un bastón, y ese único apoyo les acompañó durante todo el circuito. Los días eran intensos. El país había quedado reducido a la décima parte de lo que fue en el pasado, pero conservaba muchos monasterios que visitar. El autobús avanzaba despacio por sinuosas carreteras de montaña, y desde el aparcamiento siempre había que subir algún tramo a pie. Si el grupo se hacía una foto en la cima, allí estaban ellos. También posaban con la hija y el yerno: ella es un ángel, decía Asunción, él un desaborido. Seguían con atención las explicaciones por el pinganillo, mientras los demás intentaban inmortalizar con sus cámaras, ábsides y cruces florales que habían sobrevivido a invasiones y terremotos. Asunción iba lamentándose de que se le olvidaran las cosas, algo que no le sucedía a su marido. Al pasar cerca de la estatua de un hombre a caballo, la guía contó que era David de Sansún, héroe de un poema

Federico había viajado mucho desde que dejó de trabajar. Su prioridad había sido recorrer el mundo, y aún tenía algunos destinos pendientes. Por la pandemia y una operación de su mujer, estuvo casi cuatro años sin salir de España con el punto de mira puesto en el Caúcaso. La hija le pedía paciencia. En la celebración de los sesenta años de matrimonio miró con seriedad a su hija y le preguntó: bueno, y el viaje para cuándo. Ese será mi regalo a vuestras bodas de diamante, le respondió, en septiembre nos vamos a Armenia. La calma imperturbable del rostro de Federico, en pocos segundos había transitado desde la gravedad a la luz. Los ojos le brillaban.

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épico declarado Patrimonio Inmaterial. El modelo había sido bailarín. Tras una breve pausa, añadió, ya murió, murió mayor. ¿Cuántos años tenía?, preguntó la mujer. Ochenta. Entonces joven murió. Todos rieron, menos Lucrecia. Las rodillas de Lucrecia habían dado la nota el primer día en la primera parada. Entró en un baño a hacer pis, y cuando ya estaban listos para partir, se corrió la voz de que se había caído y no lograba incorporarse, que el espacio era pequeño, que la puerta no se podía abrir. Por fin salió del servicio. El recorrido hasta el autocar lo hizo apoyada en dos personas. Después ya no necesitó el auxilio de nadie. De pie, en el pasillo, se detuvo para contar lo que había pasado. Parecía disfrutar del protagonismo que la ocasión le brindaba: por un instante, convertida en una estrella, cutis fino sin arrugas, declamando sonriente, con sombrero de chorlito y ademanes de pavo real. El interés del público se tornó en impaciencia, estaba obstaculizando el paso a quienes habían bajado en su ayuda. Con aquel incidente había que añadir media hora más a los retrasos provocados por la lluvia y el atasco de tráfico de esa mañana. Tan pronto estuvo en su sitio, empezó a comer ciruelas como si nada hubiera pasado. Todos pensaron que aquel apetito era señal de que se encontraba bien. Pero en la siguiente parada no bajaba y alguien dio la alarma de que se había vuelto

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a caer. Quedó claro que reclamaba una atención especial. La guía de acompañamiento abandonó al grupo y permaneció con ella mientras los demás hacían la visita. Después de ese episodio, Lucrecia recuperó la movilidad necesaria para ser autónoma el resto del viaje. Cuando Asunción decidió subir los altos escalones para entrar en el único templo clásico que hay en el Caúcaso, Lucrecia dio un codazo a su compañera y le dijo: mírala, si no le pasa nada, tiene las rodillas mejor que yo, pero para el avión, silla de ruedas y siempre en preferente. Una vez finalizada la excursión, al llegar al hotel, Lucrecia tenía prisa en bajar del autobús. No podía perder tiempo con las aglomeraciones en el ascensor si quería asearse antes de la cena. Federico y Asunción iban sentados delante, la hija con su marido dos filas más atrás, y Lucrecia, sola, en la quinta fila. Las dos mitades del vehículo utilizaban puertas distintas para entrar y salir, y a ellos les correspondía la misma. La hija ángel de Asunción cortaba el paso dando tiempo a sus padres para apearse con tranquilidad. Lucrecia, lista

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para salir desde antes de que el motor se apagara, protestaba: ya estamos, haciendo tapón. Un día tras otro era de las últimas en bajar. La primera vez que el grupo montó en el autobús, la guía hizo un recuento de pasajeros y pidió que todos los días ocuparan esas mismas plazas, pues facilitaría detectar las ausencias. La regla del asiento fijo se tambaleó cuando una avería mecánica obligó a cambiar de coche. Lucrecia encontró libres los de Federico y Asunción, y allí se sentó. Cuando estos llegaron, Asunción reclamó su sitio. De aquí no me muevo, le dijo a la octogenaria mujer, otros han ocupado el mío, y me mareo con facilidad. Los que se habían colocado en la fila de Lucrecia se fueron a otra más atrás y la discusión se zanjó. Todos volvieron a sus posiciones de origen. El circuito había llegado a su término y Lucrecia se sentía feliz. Dejó el equipaje en el maletero y subió a ocupar su lugar. Al pasar junto a Federico y Asunción, les saludó sonriente: será una larga noche de vuelo, ojala puedan dormir. Asunción, que solo guardaba silencio bajo los efectos del somnífero, no abrió la boca, pero pensó: ahora vienes y te haces la simpática, que te den. Federico la miró afable con su calma habitual. Habían llegado al aeropuerto, pero Asunción permanecía sentada junto a su marido buscando algo en el bolso. Pasad, pasad—dijo— no tenemos prisa, faltan muchas horas para embarcar, de todos modos nosotros seremos los primeros. Ya estamos con las prioridades, refunfuñaba Lucrecia acercándose a la salida. Iba a poner un pie en el escalón cuando un dolor en la pierna la detuvo. Tenía un bulto en el gemelo que la hizo pensar en insectos que inyectan el veneno con anestesia. Asunción ya estaba preparada para salir, pero ella permanecía inmóvil, mirándose el grano. Venga, guapa, que es para hoy, la apremió. El resto de los pasajeros se fueron por la puerta de atrás, y la hija y el yerno se encargaron de dar a Lucrecia el empujoncito que necesitaba para alcanzar al grupo. Desde la silla de ruedas, Asunción la vio hacer cola en los controles y cojear. Al asistente que la estaba llevando por un atajo le dijo: ¡Qué cabeza la mía!, no vi un contenedor para las jeringuillas y aún tengo en el bolso la aguja de la inyección. ¿Dónde puedo tirarla? El chico se encargó de ello. En la sala de embarque se impuso la voz potente de la mujer: ¿qué tal te encuentras, Lucrecia? Me duele bastante, se me está hinchando. Y una vez acomodados en el avión, le dijo: prueba a dormir, si quieres yo tengo pastillas. Según fueron ganando altura, Asunción pensaba en la jeringuilla que había desechado en Armenia, una prueba que se iba haciéndose cada vez más pequeña hasta desaparecer. Su sonrisa quedó atrapada en un profundo sueño. Ya estaban a punto de tomar tierra cuando abrió los ojos. Lucrecia tenía puesto el collarín reposa cabezas y mala cara. La azafata que le acababa de servir un vaso de agua, esperó a que se tomara el calmante, y la ayudó a incorporar el asiento. El aterrizaje fue suave. Sonaron los aplausos. Lucrecia vio como desaparecían los pasajeros a través del finger acoplado en la puerta delantera. Cuando Federico y Asunción estaban subíendo al taxi, sonó la sirena de una ambulancia, la de Lucrecia. Pobre muchacha, dijo la mujer sin un ápice de piedad, que susto se ha llevado. Su marido, sin romper el silencio, la miró inquisitivo. No te preocupes, el aire y el agua a nadie mata, pero ella es así —fue su respuesta—. Y volviéndose hacia el taxista, dijo, siga a ese coche, por favor, en él va mi hija. ¡Qué ganas de llegar a Alcobendas!

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Perro Laudelino Vázquez —No te escondas, Iskander, que sólo has podido ser tú. Y no pongas cara de pena que esta vez la has liado de verdad. Ven aquí. Iskander camina lento, sabe que toca regañina de las grandes y prefiere remolonear por la cocina, olisqueando aquí y allá las plantas de sal que Vlad ha colocado tal y como regula la norma de Protección de Interiores 77-7001. Pero finalmente, después de los escasos rodeos que una casa de 30 metros cuadrados permite, se sienta frente a Vlad. —Estoy muy viejo —le dice—, no sé ni cuántos años tengo. —Llevas diciendo eso desde hace más de trescientos años que llevo contigo y el antiguo Vlad- Imir ya dejó en el legado que atendiera tus constantes quejas por la edad. —Pero es cierto que estoy muy, muy viejo. ¿Cuántos años tengo? Vlad bambolea suavemente la cabeza y la larga lista de cifras desaparece del espacio intermedio entre ambos. —Es lo mismo que dices todos los días —le responde—. Exactamente lo mismo por lo menos en el último siglo. —Es que me aburrooooooooo. Vlad salta frente a Iskander, le coloca las patas sobre los hombros y le sujeta contra la pared. —Otro numerito no, qué va. Vas a acabar conmigo Un nuevo bamboleo de cabeza, atrae un líquido azul en un pequeño frasco. —Tómate esto. —Noooooooo, no quiero. Sin descomponer la figura, Vlad toca ligeramente el interruptor oculto bajo la piel del cuello e Iskander abre la boca de forma automática. Vierte el líquido dentro, y cuenta los segundos hasta que el calmante haga efecto. —¿Ya estás mejor? Iskander se deja caer sobre el mullido y con cara de placer responde con un movimiento de cabeza afirmativo. —¿En qué año estamos? —pregunta con gesto bobalicón—. Ahora sí que soy incapaz de saber ni en qué año estamos. —Para eso te di el Cal-am. Pero si tienes curiosidad hoy se inicia el siglo setenta y uno desde la Tercera Destrucción. —¿Esa es la cuenta larga o la corta? —La corta —responde Vlad entre la indiferencia y el fastidio—, de la larga estaríamos en el quince mil trescientos once desde la fundación de Roma, el doce mil quinientos siete desde la Primera Destrucción, la de la Guerra Nuclear, y el diez mil cuatrocientos noventa y ocho de la Segunda Destrucción, la de la tormenta Solar. Sólo te contesto porque mi sistema Trans-can, me obliga, pero si pudiera librarme de él… —La Tercera Destrucción dicen que fue la peor. Sólo sobrevivimos cuatro mil hombres. Por suerte, como habían previsto los síntomas, fueron un grupo muy equilibrado de sabios que pudieron refugiarse en la fosa más estable de la corteza terrestre, con casi toda la tecnología genética de transformación y adaptación…

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—Así y todo —responde Vlad—, tardaron casi mil años en poder volver a la superficie. Y cinco mil en conseguir la sopa genética del perro para que pudiéramos acompañaros en la triste travesía que empezaba. —Nunca creyeron lograrlo, pero fue clave para ir ganando territorio y población. —Clave fue el proceso por el que los perros pudimos asimilarnos con los hombres, y comenzar a cuidaros y tomar decisiones por vosotros. Pensar que cuando me trajiste era un perro base que andaba oliendo culos de otros perros por ahí. Los dos ríen ahora de buena gana, aunque Iskander se cansa pronto. —En serio, Vlad, ¿cuántos años tengo? —No lo sé, quizás setecientos o alguno más. Y con esa edad ¿cómo es posible que hayas hecho loque hiciste hoy? —Porque te echo de menos. Cuando sólo eras perro, me abrazaba a ti y dormíamos, o salíamos a pasear los siete días válidos del año. Pero hace tanto que no vuelves al estado de perro básico que lo necesitaba. —Si yo vuelvo al estado básico, ¿quién se encarga de buscar comida, de controlar los gastos de la casa, de mantener las relaciones con los gobiernos locales, de…? —Es verdad, es verdad. Pero habíamos generado el Recurso. —Lo había generado yo con mi trabajo y las aportaciones al plan de expansión de Royalti Nova. Tú hace años que sólo duermes y comes. —Sí, pero necesitaba un perro báico. —Y con tus santos bemoles, te gastas el Recurso sabiendo que ahora la ley me prohíbe volver al estado básico para siempre. Que una vez invertida la energía, el perro que llegue se quedará para siempre como perro básico, pero yo ya no podré volver nunca a ese estado. —Alguien se tiene que encargar de que esto funcione, Vlad.

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El San Bernardo gigantesco, se da la vuelta y sale hacia la puerta para no oírlo más porque se está empezando a enfadar de verdad. —¿Dónde vas? —pregunta Iskander. —A charlar con Glocko, el trans-can del vecino: hoy tu antiguo amigo, y digo antiguo porque hace más de veinte años que no le ves, cumple los mil años y van a celebrarlo por todo lo alto. —No me ha invitado. Sin decir palabra, Vlad, se da la vuelta, acaricia al pequeño cachorro que un solenoide de aire entrega al hombre, y se dirige hacia la casa del vecino, dónde un labrador de pelo negro a la moda viking le espera. —Hola Glocko —le saluda— ¿Cómo va eso? —¿Cómo va a ir? Fatal. Creo que nos encaminamos hacia la Cuarta Destrucción y puede que definitiva y estos tipos solo piensan en dormir y acariciar perros básicos. —¿Y qué dice la Organización? —Que ya se ha salvado suficiente material trans-can para garantizarnos unos siglos de tranquilidad cuando esto salte por los aires. —¿Sin hombres? —Esta vez ya sí, el proceso ya se ha completado. Ya no los necesitamos. —Pues nada, vamos a celebrarlo, que según tengo oído hay de todo para una última fiesta de verdad antes de cerrarnos y dejar que el gran pulso electromagnético borre el recuerdo de los hombres de la tierra. —Han sido tantos años juntos que me da hasta un poco de pena. —Tú siempre has sido un romántico. Y los dos perros se alejaron riendo hacia el profundo sótano dónde otros miles como ellos esperaban.

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El trabajo en los molinos, fraguas y batanes de Casu Monchu Calvo Un equipo de soñadores, formado por Mar Arrue, Ismael Méndez y el que firma este artículo, hemos puesto punto final a un trabajo de investigación de casi tres años, visitando todos los pueblos y parajes del concejo casín, donde se sabe que hubo alguna construcción de las que mencionamos en el título, o quedan restos, o solo queda en la memoria, y a veces ni siquiera eso. Gracias a nuestro detective historiador Juanchi Estrada, que examinó cientos de legajos, donde buceando entre pleitos por el agua, herencias y compraventas, fuimos descubriendo molinos y fraguas, de las que nadie tenía constancia.

Ahora, a todo este inédito trabajo etnográfico, le estamos vistiendo de gala, para que alguna entidad financiera o cultural lo saque a la calle. Nunca se va a realizar nada igual, por lo menos en Caso, de eso estamos seguros, por ello nos sentimos orgullosos de haber sido capaces de llevarlo a cabo, con información sobre todas y cada una de las edificaciones, fotografías, entrevistas y otros datos de interés, aparte de su geolocalización. Detrás de todo este trabajo, el apoyo total del Grupo de Investigación histórica Los Bribones, promotor de esta aventura etnográfica y antropológica del concejo casín. A Asturias, y Casu, les faltarán otras cosas, pero de momento el agua, no. Y esa agua movió durante siglos el rodeznu de nuestros molinos y las mazas de los batanes. En muchos casos no llegaban a la categoría de ríos, y eran simples ‘riegas’ de las que durante algunos meses que traían caudal suficiente aprovechaban los vecinos para moler su cereal o enfurtir la estameña para sus capas. La fuerza de esa agua hizo proliferar una seria de ingenios hidráulicos, como fueron molinos, mazos en las ferrerías y fraguas para trabajar el hierro, batanes o “fieltrones” para abatanar los tejidos, incluso llegaron a ocupar el mismo terreno del molino, sierras, que mediante un ingenioso sistema de bielas, sacaban vigas cortadas de aquel movimiento vertical que la fuerza del agua movía incansable (Foces).

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También en sus últimos momentos se utilizaron como productores de luz eléctrica, mediante dinamos, caso de El Mesón (Bezanes), La Vega (Coballes) y El Veneru, cerca de Les Cueves. No podemos precisar su origen, pues en el catastro de Ensenada, de 1750, ya enumeraba todos los molinos, fraguas y batanes que existían en aquel recuento, pero está claro que aquellas construcciones ya existían mucho antes, así que precisar la antigüedad es un atrevimiento que no vamos a acometer, pero quizás el molino de Purufrancu (en la parroquia de Caleao) que, aunque esta rehabilitado, hay documentos que lo situan en el siglo XVII, y Foces y Candin, también son muy antiguos, y posiblemente Los Cobos, en Bezanes, sea el molino visible con mas años, sobre 1560, aproximadamente. Muchos se construyeron con la aparición del cultivo del maíz, por el siglo XVII, cereal que rápidamente ocupó lugar predominante en nuestras erías, y sirvió para alimento humano y animal, antes molían centeno y escanda, principalmente. Aunque los primeros sistemas de molienda de cereal habría que situarlo en la cultura castreña prerromana, donde las tribus que poblaban nuestros montes se valían de una piedra que frotada en una superficie cóncava trituraban el cereal hasta convertirlo en harina. Los parajes donde se sitúan los molinos son todos de gran belleza, pues suelen encontrarse en rincones intrincados, con bosques de ribera donde proliferan los alisos, fresnos y avellanos entre otros. Lugares mágicos, donde uno imagina a esos personajes mitológicos como hadas, duendes y trasgos. Suelen ser de pequeña construcción, aunque también los hay grandes y con vivienda adyacente, de un molar ó dos, y a veces solo de “aventar” (quitar la cáscara al grano). Procuraban situarlos en terrenos pendientes, y el agua procedente del cubo entraba por la parte superior a mover el rodezno, y salía por un boquete de mampostería en forma de arco, en la parte baja del molín, llamado infierno, e iba directamente al rio o la riega, o a una canal.

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Algún caso encontramos de doble aprovechamiento del mismo agua, como ocurre en los de Riateyes y La Barga, en la parroquia de La Felguerina, situados a escasos metros uno del otro. Otro caso singular, y único, que sepamos, era reconvertir el molino en una tornería, de manera que mediante un sistema de poleas, la fuerza del agua movía el volante de un torno, en el que el gaiteru, Angelín de Orlé, fabricaba miles de mangos de herramientas para Hunosa. Desde luego ingenio no le faltaba, y la energía para mover el torno era gratuita. Información facilitada por su hijo Luis, el casín. También encontramos que existió un molino de viento, similar a los manchegos, en el paraje de Les Tables, cerca del Tozu. Con las fraguas nos pasa lo mismo, desde que el hombre empieza a manipular el hierro, y descubre que el fuego permite darle forma, nacen las ferrerías y fraguas, antesala de las que hoy conocemos en todos los pueblos de Casu. Las fraguas existieron en menor o mayor cantidad en todos los pueblos de Casu, en función del tamaño del pueblo y de su carga ganadera. El ferreru hacia de todo, desde clavos para madreñas, a bandones para ruedas de carro. Herraduras para caballos y burros, también para vacas de uñir. Fesorias, azadones, tornillos para bancos de carpintero. Todo lo que pudiera hacerse en hierro, se fabricaba. Generalmente, al no existir ventiladores que insuflaran aire al foco de calor, solían usarse barquines sopladores, accionados a mano mediante una cuerda, también algunas conocimos que consistía en un tubo vertical que toma agua de la presa; al estrecharse la conducción experimenta una bajada de presión que provoca una entrada de aire; al golpearse la mezcla contra el suelo, el aire se separa, llegando por unas aberturas hasta la base de la fragua... Las semiapagadas brasas parecen revivir, y las llamas ejecutan sus danzas, mientras el hierro empieza a teñirse de color. No hay aire, solo agua. En algún caso llegaron a formar parte del conjunto del molino, en un cobertizo exterior, caso del Molín del Pandu (La Felguerina), y en otras ocasiones existieron para atender las necesidades de la iglesia o capilla, como ocurrió con la fragua de Ricao, cuyos beneficios atendían la capilla del mismo nombre, perteneciente a Caleao. La fragua de Raúl, de Orlé, creemos que fue la última que prestó servicio, estando en la actualidad operativa para funcionar. Los batanes o fieltrones eran unos artilugios compuestos por unos martillos de madera que golpeaban unas telas puestas sobre una superficie del mismo material. Los habitantes de nuestros pueblos de antaño, eran muy frugales en sus gastos, y salían contadas veces al año, generalmente a ferias y mercados ganaderos. Usaban telas muy fuertes, como estameñas o sayal. También escarpinos como zapatillas, para usar con madreñas. Un detalle singular que nos llamó la atención, es que no solían estar cerca de los pueblos, pero sí situados junto a una riega ó canal proveniente de una fuente, casi termal, o por lo menos cinco o seis grados mas calientes que otras cercanas. En las de Caleao, aprovechaban para afeitarse los hombres. El último batan descubierto gracias a una conversación casual con Raúl, el herrero de Orlé, lo situamos en el prau del Fondil, en esta parroquia, y atendido por su bisabuelo. Creemos que este trabajo, en los tiempos actuales ya no sería posible, pues nos han desaparecido la mayor parte de los informantes, y nadie nos dirá que las piedras y marcas de canal, en muchos de nuestros bosques y pueblos, fueron antes, molinos, fraguas y batanes . Salvo que aparezca algún documento que nos señale la existencia de otra edificación como las que llevamos estudiadas, han aparecido 170 construcciones en Caso, entre molinos fraguas y batanes. Con restos visibles o en pie, poco mas de la mitad. Ha sido un duro trabajo, pero ha merecido la pena darle esa visibilidad. Ahora veremos la forma de publicarlo en papel, y en un mapa interactivo, de manera que pinchando en cada pueblo del concejo, nos salga las fotos e historia de todas sus edificaciones de las que aquí hablamos.Confiamos sea posible.

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Trafalgar All Juan Depunto Trafalgar es mucho más que el accidente geográfico que recibió ese nombre procedente del árabe Ra's Taraf al Ghar, y viene a significar “el cabo de la cueva”. El cabo junto con el istmo (tómbolo) que lo une a tierra forma el llamado “tómbolo de Trafalgar” que fue declarado monumento natural por su valor geológico. Este tómbolo comenzó a formarse hace unos 6.500 años, antes, el que hoy llamamos cabo de Trafalgar era una isla. En el mismo istmo queda un espacio acotado que es un espacio protegido con señalización para el “chorlitejo patinegro”, especie de ave marina seriamente amenazada. También aquí hay restos de una edificación de época romana solamente accesible con marea baja y en sus alrededores, en la playa continental se acaban de descubrir otros yacimientos arqueológicos, por ahora una factoría romana de salazones, restos de un templo con altar sacrificial (que podría estar dedicado al dios Juno) y un asentamiento musulmán. Junto al faro se encuentran los restos de la primitiva Torre de

“¿Para qué son las guerras, Dios mío? ¿Por qué estos hombres no han de ser amigos en todas las ocasiones de la vida como lo son en las de peligro? Esto que veo, ¿no prueba que todos los hombres son hermanos?” Fdo.: Benito Pérez Galdós

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Trafalgar, una de las torres vigías del siglo XVI contra la priratería berberisca fundamentalmente. En este cabo se edificó en 1860 el faro de Trafalgar, junto a los restos de la torre vigía ya comentada, debido a los muchos naufragios que se producian en la zona. Es homónimo al faro de Espalter, en el lado africano del Estrecho, erigido por el sultan Mohamed IV en 1864 a petición de los representantes consulares de las potencias europeas alarmadas por los naufragios que ocurrían junto al cabo. Se situa a 14 km al oeste de Tanger. Este faro tiene un alcance de 56 Km debido a la altura en la que se erige, de más de 100 m snm (el monte Espalter sobrepasa los 300 m snm); la luz del faro de Trafalgar como se levanta a 51 metros snm (30 m de altura de la torre más los 21 m del promontorio del cabo sobre la que se levanta) llega poco más alla del horizonte, o sea, es visible a 41 km.

Frente al cabo Espartel se encuentra el banco Espartel o de Majuán, un bajío que algunos han señalado como una posible ubicación de la legendaria isla de la Atlántida. Este cabo es el punto más al noroeste del estrecho que comienza en Gibraltar y es por ello su pistoletazo de salida al Atlántico abierto. Y discúlpenme el término bélico pero fue precisamente la batalla lo que le hizo famoso. Situado como hemos dicho justo frente por frente al otro cabo en el sur, en África, a 44 km, el cabo Espalter, testigo mudo de otra gran batalla previa de dudoso resultado, en 1782, en la que también intervino nuestro navío Stma. Trinidad. Más recientemente hubo en sus aguas otra lamentable batalla con los sublevados de 1936, pero de esa historia hoy no les voy a hablar. Y es que la guerra va unida indefectiblemente a la historia de la humanidad desde sus principios, recuerden el asesinato de Abel por Caín... En "La Batalla", la del 21 de octubre de 1805, los británicos se estaban defendiendo de la invasión francesa a las Islas Británicas planeada por Napoleón a través de la Armada francoespañola timoneada por el Almirante Villaneuve. Comenzaría la invasión tras derrotar a la Armada británica fondeada en Gibraltar, pero la armada aliada de Napoleón

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perdió esa batalla (y con él los nuestros) por dejarse influir por la presión napoleónica, sacando los barcos a combatir antes de tiempo cuando todos los almirantes y contralmirantes españoles aconsejaban esperar a que pasara lo que hoy llamamos una gota fría a la que los gabachos no estaban acostumbrados y menos Napoleón, a miles de kilómetros de esta costa... Pero no solo fue la tempestad, la estrategia de combate de Villeneuve fue claramente equivocada, como relaté en el reportaje sobre el Santísima Trinidad, publicado en el nº 61 de Luz yTinta:

"...El rígido protocolo de lucha, que obligaba a batallar en línea, originaba situaciones absurdas en las que un buque podía ser atacado por 3 ó 4 navíos enemigos a la vez, mientras que los navíos amigos mantenían la línea de combate sin auxiliarlo, salvo por orden del correspondiente almirante, si es que era vista en ese juego de señales con banderas, difíciles de ver entre el humo de los cañonazos y los incendios de a bordo. Estas inflexibles estructuras se las saltaba Nelson a su agudo criterio, siendo ello una de las causas de sus victorias. Por ejemplo, en esta su última batalla Nelson dispuso sus navíos en varias líneas; de esa manera por cada lado de un barco español o francés pasaban un inglés, es decir dos a uno...” Por otra parte, los hijos de Albión andaban entripados con los hijos de Iberia desde que Blas de Lezo les “dió bambú” en Cartagena de Indias unos años antes (1741), y eso les hizo recrecerse frente a su alternante enemigo del sur. "Medio hombre" es sin duda nuestro Héroe de la Victoria más emblemático; Gravina, Churruca y Alcalá-Galiano fueron también héroes, pero...¡De esa derrota! La guerra también ha sido inductora del arte, y así, la producción literaria la encabeza el Maestro Galdós con su Episodio Nacional titulado “Trafalgar”, seguida por el irlandés

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O'Brien con numerosos títulos y terminada recientemente por nuestro reportero de guerra metido a literato, el inefable Pérez Reverte, con su “Cabo de Trafalgar”, en el que emplea un lenguaje un tanto ordinario buscando el humor fácil, aunque le reconozco que se ha documentado sobradamente; de los numerosos escritos sobre Trafalgar, ha hecho un gran trabajo recopilatorio que presenta en el libro. En la pintura ha tenido su gran expresión plástica con numerosas batallas navales en las que lucen muy bien los grandes velámenes de los impresionantes navíos de línea (galeones transformados en destructores militares fuertemente artillados). En el Museo Ruso de Málaga se puede observar una gran colección sobre esta temática a la que parece condenado ineludiblemente el pueblo ruso. Las batallas navales tuvieron mucho que ver con el desarrollo de la cirugía. Así, a principios del s.XVIII la cirugía en España estaba en clara decadencia, necesitando la Armada y el Ejército recurrir a cirujanos extranjeros. Para superar este déficit, en 1748 se

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crea el Real Colegio de Cirugía de Cádiz, al que siguieron, dos y cuatro décadas más tarde los de Barcelona y Madrid. El cirujano Pedro Virgili (1699-1776) fue el inductor de esta importante reforma de la Ilustración en España. De los detalles al respecto les hablaré en un próximo artículo sobre cirujanos y barberos. Otro aspecto curioso de este cabo es el estar enmedio de una línea de búnkeres edificada en 1941 por orden de Franco (asesorado por los nazis que temían una invasión de los aliados en estas costas, aunque la que se llevó a cabo finalmente fue en Normandía). Hoy hay una ruta que recorre estos búnkeres, muchos de los cuales se encuentran muy bien conservados y un par de ellos se situan justo al lado de nuestro famoso cabo, uno en la playa de Los Caños de Meca y otro en su mismísimo paseo marítimo, en el que forma con su techo una plazoleta con buenas vistas. Nada que ver con la Trafalgar Square, en

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Londres, conmemorativa de la victoria póstuma de Nelson, y en la que se erige su estatua encima de alto obelisco. La población pesquera que se levantó en las cercanía del cabo de Trafalgar es la actual “Los Caños de Meca”, hoy una pedanía de Barbate reconvertida en plaza turístico-deportiva peculiar en la que se practican deportes náuticos de “olas y vientos”, aprovechando los frecuentes vientos de levante (predominantes) y poniente que casi continuamente se dan en el Estrecho alternativamente, con escasas treguas. La modalidad deportiva más popular es el Surf, que consiste en navegar en una tabla de varias dimensiones aprovechando las olas que se acercan a la orilla; cuando no hay viento el padel-surf es esa misma tabla con remo para moverse; el Wind-Surf es una tabla a la que se le acopla una vela y ya no depende de las olas, solo del viento; el Kite-Surf es una tabla muy especial que apenas sumerje una especie de quilla y una gran cometa (algo

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menor que un parapente) a la que se engancha el deportista; por último ha surgido hace poco el Wing-Surfer, que es una tabla pequeña de diferentes formas y el deportista se desplaza con una vela de mano. Cada uno de ellos tiene múltiples variedades en función de lo experto que sea el deportista y de su predilección. Hay más modalidades, pero éstas descritas son las más vistas en esta zona y la de Tarifa. Con frecuencia se levantan del nivel del mar unos considerables metros de altura, sobre todo con la modalidad de “cometas”. El nombre de Caños de Meca viene de unos manantiales de agua dulce (“caños”) que brotan de los acantilados de su playa y lo de Meca no está claro si se debe a lo popular que fueron en su época islámica o a estar situados en esa dirección (hacia el este de la población). En las espaldas de la playa de Caños se eleva un suave monte de unos 100 metros de altura por unos 6 kilómetros de longitud, totalmente arbolado de pinos piñoneros y carrascos, alternantes, que se llama La Breña; conviven con bosquetes de sabina, enebros y un matorral variable según la exposición a los vientos de cada zona. Por el lado del mar los acantilados son verticales, con una caida libre de cerca de 90 metros; en sus paredes se desarrollan zarzas, higueras y una población vegetal típica de zonas salinas. Entre sus huecos anidan aves como las grajillas, las garcillas bueyeras y el halcón peregrino. Por toda este espacio protegido, hoy parque natural, se puede ver en tránsito a la enorme águila pescadora, cernícalos y buena parte de otras aves migratorias en sus viajes de África a Europa y viceversa. Estas aves se multiplican en las marismas y lagunas que quedan y en ellas podemos oservar al ánade real, focha común, garza real e imperial y grulla común (esta es la última población nidificante en el sur de Europa). En este paraje boscoso se ubican diferentes grupos de edificaciones, desde “El palomar de la Breña” (publicado en el n.º 127 de Luz y Tinta) a la ermita medieval de San Ambrosio (patrón de los cultivadores de la miel), restos de las antiguas torres de vigilancia o almenaras (estaba conectada con ellas toda la costa española para protegerse de incursiones de piratas y otras), algunas ventas y algunas urbanizaciones ilegales, pues es un espacio protegido como Parque Natural. Al norte de esta Breña hay un amplio llano, hoy cultivado, que fue la extinta laguna de La Janda (la de la famosa batalla de los visigodos contra tropas árabes y bereberes que en el 711 terminaron invadiéndonos; antes se situaba erróneamente esta batalla en el Guadalete). Estaba situada entre las poblaciones de Vejer de la Frontera, Benalup y Facinas. Junto a otras menores, llegó a formar uno de los humedales más grandes de Europa hasta ser desecada a mediados del siglo XX, aunque aún hoy sigue siendo una zona embarrada a la que continúan acudiendo las aves migratorias de paso; la laguna tenía unos 20 km de longitud por unos 4 de ancho, lo que suponía unas 9.000 hectáreas, la más grande de España y una de las mayores de Europa; hoy da nombre a esta comarca y está en estudio su recuperación parcial.

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En el municipio donde se encuentra este cabo, frente a Barbate, se dispone en primavera una de las almadrabas más importantes del mundo, al igual que en el vecino municipio de Conil, al oeste del cabo. Esto es así desde la época de los romanos al menos, pues los atunes se desplazan por el Estrecho de Gibraltar y por ello alcanzan una gran concentración en poco espacio, lo que facilita su captura. En primavera navegan hacia el Mediterráneo para reproducirse en sus cálidas aguas y a finales del verano vuelven al Atlántico. Alrededor de esta pesca crece todo un negocio de salazones y restaurantes del más alto nivel, por lo que es muy concurrido por el turismo que aprecia estos sabores, incluidos los japoneses por supuesto. Por la cercanía a África (se ve a simple vista) son frecuentes las llegadas de embarcaciones con emigrantes generalmente en “pateras”, típica barca de pesca de Senegal y Somalia. También es parte de la ruta de la droga de África a Europa (fundamentalmente marihuana y derivados, pero también cocaína y otras). En este tráfico ilegal se utilizan embarcaciones mucho más potentes (planeadoras fuera borda) o disimuladas (yates). Hablando de yates, últimamente se están dando ataques a veleros por parte de un grupo de quince orcas llamadas genéricamente todas ellas como “Gladys”. Les suelen destruir el timón y alguno ha naufragado. No se sabe si lo hacen por jugar (son animales muy lúdicos) o por venganza a alguna lesión sufrida con yate por alguna de ellas. Las orcas frecuentan estos pagos porque son los depredadores naturales de los atunes y aquí tienen comida abundante aunque en competencia con los humanos. Pero podría ser otra la razón de los ataques. Entre Conil y Barbate, pasando por Caños, pasa una pista ciclista protegida del tráfico de la carretera por un murete bajo y paralela a ella. Es la Eurovelo8, también llamada Ruta del Mediterráneo, una ruta europea de larga distancia, perteneciente a la red Euro Velo y financiada por la Unión Europea; comienza en Cádiz y termina en Chipre. Se utiliza también por peatones. Es una buena ruta para cicloturismo o senderismo de más de 11 kilómetros en esta zona costera en la que se pueden ir viendo los paisajes dunares y costeros que esta litoral ofrece. No me quiero despedir de este maravilloso paraíso sin antes rendir un póstumo homenaje a los hombres de todos los bandos que cayeron en esa batalla, más de 5.000, y a los numerosos buques hundidos, empezando por el Santísima Trinidad. Fue buque insignia de nuestra Armada y único navío de línea de la historia del mundo con 4 puentes de cañones, hundido entre este cabo de Trafalgar y el siguiente en dirección este, la punta de Camarinal, mientras los ingleses lo remolcaban hacia Gibraltar el 21 de octubre de 1805. ¡ Honor y gloria a sus marinos ! -----------------------

Referencias documentales: 1. 2. 3. bate 4.

https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Trafalgar&oldid=10978846 https://es.wikipedia.org/wiki/Cabo_Espartel https://www.andalucia.org/es/espacios-naturales-la-brena-y-marismas-de-barhttps://blog.lagunalajanda.org/exposicion-la-laguna-de-la-janda-5-historia

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Diez mil fotogramas para hacer uno

David du Chemin

Cargué mi equipo en mi camioneta la semana pasada y me dirigí 12 horas hacia el norte hasta la desembocadura del río Chilko, mi primer viaje desde la amputación. Conduje por la misma ruta hace un año, a través de imponentes montañas y álamos dorados, sin pensar tanto en los osos que fotografiaría y más en la cirugía que se avecinaba. Si no cambiaba de opinión, me extirparían la pierna por debajo de la rodilla en unos meses. Pasé todo el viaje tratando de calmar las voces en mi cabeza, las que me preguntaban si estaba loco, las que se preguntaban si alguna vez volvería a hacer este tipo de viaje o si realmente haría las cosas para las que estaba reemplazando mi pie. hacer en primer lugar.

¿Qué pasa si no puedes? ¿Qué pasa si no lo haces? ¿Y si lo eres? Hoy, casi cuatro meses después de mi cirugía, estoy en mi alvéolo definitivo. Esta mañana me voy al gimnasio para que mi entrenador pueda resolver algunas de sus agresiones. Y mientras hacía ese viaje de doce horas la semana pasada, acampé en el camino y subí la escalera hasta la parte superior de mi camioneta para dormir en la tienda de campaña de la azotea. Este año, las voces decían, ¡tú puedes! ¡Vas a! No lo eres. Como tantas cosas, incluso la fotografía, el éxito es un viaje de pequeños pasos. Muchos, muchos pequeños pasos. Y lo fieles que seamos con ellos es más importante que el hecho de que demos grandes pasos. Por ejemplo, he fotografiado osos durante años y estoy empezando a buscar nuevos enfoques y formas de evitar repetirme. En mi último viaje a Kenia, fotografié rinocerontes desde abajo y de cerca, con mi cámara protegida en una jaula prestada y disparada con un control remoto. Tuve cierto éxito con eso y me pregunté si podría acercarme a los osos de manera similar. Tenía una jaula hecha de aluminio para proteger la cámara (principalmente de rinocerontes y elefantes, pero pensé que tal vez también de los osos que la mordían). Compré una cámara Sony más pequeña (a6600) y un objetivo zoom gran angular más económico, sobre todo por si los osos tiraban la cámara al agua; mejor mi a6600 que una a1 mucho más cara. Y luego me presenté en el río y me puse a trabajar. La curva de aprendizaje fue desalentadora. El alcance de la señal necesaria para activar la cámara desde mi teléfono era casi inutilizable. Había solucionado esto en Kenia,

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Como tantas cosas, incluso la fotografía, el éxito es un viaje de pequeños pasos. Muchos, muchos pequeños pasos. pero en este entorno, era aún más desafiante ya que luchábamos contra la corriente para mantener el barco en un lugar mientras esperábamos que pasaran los osos. Y cuando lo hicieron, la cámara no disparó porque la configuración de ahorro de energía la había desactivado. Retire la cámara y cambie la configuración. Reinicie la cámara. Los osos se acercan y luego se alejan porque la contraventana los asustó. Por supuesto que sí. Tire de la cámara, póngala en modo silencioso y reiníciela. De nuevo. Entonces los bajistas se acercan desde la dirección equivocada. Entonces la luz está mal. Con cada reinicio, di un pequeño paso adelante. Esos pequeños pasos no fueron victorias en sí mismas sino más bien las lecciones que necesitaba aprender para llegar a esa victoria. Finalmente, encontramos un lugar para instalarnos en la orilla, escondido en una curva del río a solo unos metros de nuestras tiendas de campaña, y sin necesidad de un bote. Otros problemas resueltos, podía sentarme y esperar todo el día mientras pasaban un oso tras otro. Podría recuperar la cámara, verificar mis resultados y luego restablecerla, tal vez cambiando la composición o la configuración de exposición. Y en los largos momentos de silencio entre osos, tomo notas sobre cómo puedo mejorar este proceso para la próxima vez. Oso tras oso pasó hasta que finalmente tuve mi momento, llamándolo en voz baja para hacerle saber que estaba allí. “Oye, oso...” Ella me miró, esperó un momento y presioné el obturador. Ella siguió caminando. Todo esfuerzo por algo nuevo y no probado es frágil. Puede desmoronarse en el momento en que no damos el siguiente paso, en el momento en que no aprendemos del anterior y no construimos sobre él. ¿Frustrante? Para estar seguro. Pero no un fracaso. Una lección. «¡Oh, entonces eso es lo que tengo que hacer!» Y le damos a reset y lo intentamos de nuevo. Nuevo ángulo, nuevo escenario, nuevo momento, nueva luz. Una gran fotografía es algo precario, que corre el riesgo de no realizarse nunca si nos detenemos demasiado pronto o pensamos: “Esto no funciona” en lugar de “¿Cómo puedo hacer esto?”. Al final, obtuve un par de imágenes que me gustan, pero solo una fotografía que ME ENCANTA. Una fotografía entre 10.000 fotogramas. Pero es suficiente. Me emociona el encuentro que representa. Y me entusiasma con mis próximos esfuerzos. Uno de los mayores problemas fue el alcance de la conexión entre la cámara y mi iPhone. Eso no es algo que pueda resolver en este momento, pero en los días posteriores investigué, ordené y ahora modifiqué una Cam Ranger 2 . Mucho mejor. Un problema más resuelto; un paso más hacia un proceso que funciona. Si está considerando algún tipo de trabajo remoto, parece que vale la pena echarle un vistazo a la Cam Ranger 2. Esta es la única imagen que hace cantar mi corazón. Tomaré una imagen que hace eso entre 24 imágenes en las que trato de convencerme de que no son tan malas ningún día. Al escribirlo, todo parece muy simple, paso a paso. Pero en medio del desordenado proceso creativo, es todo menos simple. Es desesperante. Y los constantes reveses suelen ser desgarradores. En el tiempo que me tomé para escribir esto, fui al gimnasio y regresé. Quizás me esforcé demasiado, porque me duele tanto la pierna derecha que no puedo colocarla en mi prótesis sin sentir mucho dolor, maldecir y estar al borde de las lágrimas. Así que aquí estoy, recordando que a pesar de todas mis nociones románticas de aceptar el proceso, puede ser muy difícil poner todo tu ser en algo y sentir que son tres pasos hacia adelante y dos hacia atrás. Síguelo. Sigue siendo una ganancia neta de un paso adelante. Eso es progreso. A veces ni siquiera puedes ver el progreso porque has retrocedido dos pasos, y sólo gracias a la siguiente lección aprendida podrás dar tres hacia adelante. Lo importante es que no te rindas. No necesitas 100 fotografías geniales. Necesitas una que demuestre que te estás acercando , una fotografía que te dé esperanza cuando las cosas no parecen esperanzadoras. ¿Sintiendome frustrado? ¿Estancado? ¿Atascado? Da un paso, mira adónde te lleva y luego da otro. Este es un arte de mil pasos, no de atajos. Tienes esto.

[Para que se aprecie en su verdadera dimensión hemos colocado la foto resultante en las dos páginas siguientes]

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Arturo Vigil

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Lo que Arturo debió de pensar en su última aventura Bucear en Azores y Bonaire es una experiencia verdaderamente inolvidable. Estos destinos son conocidos por sus aguas cristalinas, peces multicolores y exuberantes corales, lo que crea un mundo submarino que parece sacado de un sueño. Mi aventura bajo el agua en estos lugares fue una experiencia que siempre recordaré con asombro y gratitud. Azores, un archipiélago en medio del océano Atlántico, ofrece una belleza submarina única. Cuando me sumergí en sus aguas cristalinas, me encontré rodeado de una visibilidad impresionante. Las aguas eran tan claras que podía ver los detalles más pequeños de los corales y la vida marina que los rodeaba. Los colores eran simplemente deslumbrantes: corales de tonos vibrantes y peces de todos los colores del arcoíris, desde los peces payaso hasta los peces ángel, creaban un espectáculo visual hipnotizante. Una de las experiencias más emocionantes en Azores fue el encuentro con las mantarrayas. Nadar junto a estas majestuosas criaturas mientras se deslizaban graciosamente por el agua fue un momento que nunca olvidaré. Además, pude explorar cuevas submarinas y observar la vida marina en su entorno natural, lo que me hizo sentir parte de ese mundo submarino. Bonaire, por otro lado, es famosa por sus arrecifes de coral saludables y su compromiso con la conservación marina. Durante mi inmersión en Bonaire, me sumergí en un mundo de corales que rivalizaba con los más hermosos jardines. La variedad de especies de corales y esponjas era impresionante, y la abundancia de vida marina que prosperaba en este entorno era sorprendente. Nadar junto a tortugas marinas, peces loro y barracudas fue una experiencia única. Lo que más me impresionó en Bonaire fue la conciencia de conservación de la isla. Los buceadores y las autoridades locales están comprometidos en proteger su riqueza submarina, y esto se refleja en la salud de los arrecifes y la cantidad de vida marina que pude presenciar. Me sentí afortunado de ser parte de un esfuerzo conjunto para preservar estos ecosistemas marinos para las generaciones futuras. En resumen, bucear en Azores y Bonaire fue un sueño hecho realidad. La belleza de sus aguas cristalinas, la diversidad de la vida marina y el compromiso con la conservación hacen que estas experiencias sean únicas en el mundo. Cada inmersión fue un recordatorio de la asombrosa biodiversidad de nuestros océanos y la importancia de proteger estos tesoros naturales para las generaciones futuras. Sin duda, volveré a sumergirme en estas aguas en el futuro para seguir explorando y disfrutando de la magia que ofrecen.

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Myke Reyfman Granitos de 120 millones de años del macizo de Spitzkoppe, vastos paisajes de NamibRand y árboles aljaba de Keetmanshoop. Namibia. El Spitzkoppe es un grupo de picos de granito calvos o inselbergs ubicados entre Usakos y Swakopmund en el desierto de Namib en Namibia. El granito tiene más de 120 millones de años y el afloramiento más alto se eleva a unos 1.728 metros sobre el nivel del mar. Los picos destacan espectacularmente de las llanuras circundantes. La Reserva Natural Namib Rand es uno de los lugares más bellos de Namibia. Colinas marrones, dunas anaranjadas, llanuras verde-amarillas llenas de vida silvestre y un cielo infinito arriba. La Reserva, fundada en 1984 por JABrückner, tiene más de 215.000 hectáreas (2.150 km2) y comparte una frontera de 100 km con el Parque Nacional Namib-Naukluft al oeste y las montañas Nubib al este. Los árboles de carcaj prefieren crecer casi exclusivamente sobre formaciones rocosas de dolerita de tamaño mediano a grande, por lo que normalmente crecen a grandes distancias entre sí. En una pequeña zona rocosa en las afueras de Keetmanshoop, en Namibia, un gran número de ellos crecen en una proximidad inusualmente cercana, creando un paisaje parecido a un bosque. Es uno de los únicos sitios naturales conocidos en el mundo. A pesar de su nombre, el árbol Quiver (Aloidendron dichotomum) no es un árbol verdadero, sino más bien una especie de aloe capaz de crecer más de 30 pies de altura.

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Maravillas de Namibia

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Aleksey & Marina Aleksey&Marina son una pareja de artistas rusos con sede en San Petersburgo, formada por el fotógrafo Pavel Aleksey Kozlov y la diseñadora de moda Marina Khlebnikova cuyo trabajo está lleno de glamour y belleza. Aleksey&Marina combinan en su trabajo belleza, erotismo y glamour en unas dosis equilibradas que buscan la perfección y la intensidad necesarias para llegar hasta nosotros. Sus espléndidas modelos son engalanadas con elegancia, prestando especial atención tanto al maquillaje como a los diferentes vestuarios, peinados y accesorios que las acompañan y de los cuales son ellos mismos los autores. Los trabajos de Aleksey&Marina siempre han tenido un lugar destacada en Moldeando la luz, Esta es una muestra de los trabajos que a partir de este mes esperamos disfrutar en la sección “Los viejos moldeadores nunca mueren”.

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Ionut Caras Nacido en Rumanía a finales de los 70, parecía haber tomado la pasión por el clima más fresco como inspiración para la fotografía en su vida como artista rumano; gran parte de su trabajo muestra representaciones del otoño y el invierno y su mecánica implica varios tonos de azules y blancos. La mayoría de las personas, cuando consideran los sueños, piensan en buenos sueños positivos, y le gusta pensar que lo capturó en su trabajo. También le parece visitar el lado más oscuro de lo que la gente puede ver en los sueños, no necesariamente lo que uno vería como negativo, pero posiblemente un sueño que uno no puede entender del todo o puede sentirse solo. La definición de arte puede ser bastante amplia, sin embargo, un aspecto del arte que se explora ampliamente es el arte a través de los sueños. La percepción que uno tiene de un sueño es amplia y, en comparación con las visiones del arte, ayuda a abarcar lo que los artistas quieren de sus espectadores. Esa es la percepción de muchas opiniones diferentes sobre su trabajo. El arte se vuelve más popular tanto por sus similitudes de visión como por sus diferencias. Después de todo, eso es lo que realmente se puede definir como arte, usar ese trabajo en tu propia vida porque el arte no es útil sin admiración y profesión personal. Caras Ionut, es un viejo conocido entre los Amantes de la Fotografía desde sus inicios, también estará a partir de ahora de forma regular en Luz y Tinta

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Vlad Sokolovsky

Fotógrafo profesional de paisajes y viajes bielorruso, autor de PHOTOTRAVEL.PRO. Guía fotográfico, organizador y coorganizador de varios viajes fotográficos a Bielorrusia, Rusia, Ucrania, Europa y Asia desde 2012. Miembro de pleno derecho de la Sociedad Geográfica Rusa. Las fotografías se publicaron en varias ediciones rusas y mundiales: The Daily Telegraph, NatGeo, Life, GEO. Las copias de obras protegidas por derechos de autor se almacenan en colecciones privadas en Inglaterra, EE. UU., Holanda, Francia, Japón, Polonia, República Checa, Eslovaquia, Rusia, Lituania y Letonia. Vlad Sokolovsky era habitual colaborador en Moldeando la luz, a partir de ahora serán frecuentes sus cooperaciones con Luz y Tinta

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Suk Eun Kim El coreano Suk Eun Kim, era otro de los clásicos en Moldeando la luz, también se incorpora como fotógrafo colaborador de Luz y Tinta. PREMIOS: • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •

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Premios trayectoria 2020. PX3. - Prix de la Photographie, París, Especial: Fotógrafo del año 2019. Tifa International Photography Awards 1.°, Oro, Plata 2019 MIFA International Photography Awards Plata 2018. Premios Foto de Moscú. Bronce IPA-2017, The International Photography Awards PRO. Competición, 2º. IPA-2016, Premios Internacionales de Fotografía PRO. M/H 2016. Francia 10° ANUAL PX3, Prix de la Photographie Paris H/M 2016 Premios Internacionales Monocromo M/H 2017. 2016 Premios Internacionales Monocromo profesional M/H 2017. Los Premios Internacionales de Fotografía PRO AWARDS Especial Panorámico 2a. 2016. Francia 10° PX3 ANUAL, Prix de la Photographie Paris H/M? 2016. Premios Internacionales de Fotografía PREMIOS PRO Especial Panorámica 2°. 2016. Salón de la Sociedad Fotográfica de Nueva York PSA. Medalla de PLATA 2016. \'La vida que nos rodea 2016\ PSA. Medalla de gol. 2016. Francia \'29th Salon Photo de Riedisheim\' 2016\' Medalla de Oro 2015. '70th Hong Kong International Salon of Photography 2015' FIAP H/M 2015. Checa '2015 Indian Summer' Medalla de Oro UPI 2014. 14th PSI International Print /Salón Digital-2015 Medalla de Oro 2014. Medalla de Oro Checa \'PhotoART Vision International Salon 2014\'


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Fotógrafa invitada del mes Erika Zolli (Italia, 1986) es fotógrafa especializada en Bellas Artes. Actualmente vive y trabaja en Milán. Realiza talleres de fotografía creativa en Italia y España. En sus fotografías se crean nuevos mundos y nuevas realidades para mostrar y explorar la dimensión onírica invisible que se encuentra en la mente humana. Sus trabajos han sido mencionados en varias revistas y periódicos, entre ellos: Fotografia Reflex, Il Fotografo, L'Espresso, L'OEil de la photographie, La Repubblica, ANSA.it, Creathead (VICE), Art Parasites, Click Blog, Bored Panda, Fubiz, Creative Boom, etc. Ganó el primer premio del concurso 'Mi ciudad' organizado por la Agencia Europea de Medio Ambiente y el premio de la Conferencia T2gE durante la conferencia Transición a la Economía Verde (T2gE) celebrada en Bratislava. Metamorfosis de uno mismo: el arte del autorretrato de Erika Zolli Tomas fotográficas surrealistas, geométricas y figurativas reúnen la última serie de la artista italiana Erika Zolli. En este nuevo proyecto, Metamorphosis of Self , la fotógrafa muestra una representación de sí misma hecha de simbolismo que actúa como puente hacia una observación profunda de los sentimientos conscientes e inconscientes. En estas imágenes, la creatividad se entrelaza con un mundo onírico y surrealista: origamis que rodean al sujeto, engranajes que mueven la cabeza y el corazón, vasos de cristal que reflejan un rostro, una metamorfosis plateada que se produce y cielos que se conectan armoniosamente con formas geométricas. "En este proyecto quería crear trece representaciones de mí mismo. Cada imagen expresa un concepto que es fundamental para mí: fortalezas y debilidades que, a través del arte fotográfico, quedan al descubierto para ser observadas por un ojo que se retrae. El autorretrato nos invita a salir de nosotros mismos. Durante este proceso, nosotros mismos nos convertimos en extranjeros y, a través de este movimiento, queremos identificarnos creando una especie de zona de ceguera. Aquí, la oposición entre lo sensible y lo inteligible supera y actúa como un puente entre los dos lados, permitiendo un mejor conocimiento del propio inconsciente. Estas trece imágenes se caracterizan por colores vivos y fuertes para realzar aún más el sujeto que, a pesar de estar inmóvil y posando, mantiene una estabilidad imbuida de fuerza dinámica".

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Retrato de Antoni Bernad

Antoni Bernad

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Antoni Bernad (Barcelona, 1944) estudió bellas artes y durante seis años trabajó como grafista para agencias de publicidad. En 1966 decidió dedicarse exclusivamente a la fotografía y se instaló en París. A diferencia de los fotógrafos de agencia de la época, que imprimían a sus trabajos una perspectiva muy técnica, Bernad empezó a fotografiar aportando una visión más estética. Esto ha hecho que durante 40 años haya trabajado para las mejores revistas internacionales, consolidándose como uno de los más reconocidos y solicitados fotó- grafos de moda del mundo editorial. Pero Bernad no es sólo un fotógrafo profesional de moda, su trabajo como retratista va más allá del encargo profesional. Estilísticamente no es fácil de encasillar. Imprime a sus fotografías un soberbio control de la escena, donde se pone de manifiesto su pasión por el arte, la arquitectura, el cine, el teatro, la danza y la música. En sus imágenes, todas estas disciplinas conforman un universo creativo que él conjuga como fuente de creatividad y que plasma a través del tratamiento de las figuras y de la luz en interiores y exteriores. Esto le permite crear universos, narrar historias y despertar emociones. Con el retrato siempre intenta llegar al alma, evitando el efectismo y buscando una lectura de la imagen directa y clara. Para ello, en su interacción con los modelos, constantemente busca distraer su atención para captar ese instante de luz ajeno a la intimidación de la cámara. Frente a su cámara han posado, entre otros, Salvador Dalí, Antoni Tàpies, Francesc Català-roCa, Manolo Blahnik, Joan Miró, Ryszard Kapuscinski o Josep Pla. Ha trabajado para Elle, Vogue, Vanity Fair, Marie Claire y El País Semanal, entre otras publicaciones, y para clientes como Chanel, Cartier, Carolina Herrera o Emporio Armani. En 1990 participó en la exposición New York, Catalonia: Design & Arts & Fashion (Armory, Nueva York), y desde entonces ha realizado distintas exposiciones, como las de la Pasarela Gaudí y el Palau Robert (Barcelona, 2002 y 2005), o la más reciente We Got It, en el Casino de Ibiza (2011). Tiene obra en las colecciones del Museu Nacional d’Art de Catalunya (Barcelona) y el Museu d’Art Contemporani de Barcelona.

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AGUSTI BARTRA y ANNA MURIA


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Antoni Bernad, durante el acto de inauguración de una de sus exposiciones

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ANTONI LLENA i ÀNGEL JOVÉ

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FREDERIC MOMPOU

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GUARDIOLA_

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JORDI TORRES

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Laura Ponte emulando a Dalí.

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Laura Ponte por Antoni Bernad PhotoEspaña

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Nati Abascal

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vanesa lorenzo antoni bernad

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VICKY_PENA


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A Antoni Tàpies.

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Antoni Miró.

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antoni_bernad impartiendo un master. .

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Charlie Rivel.

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Joan Miró .

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Josep Pla, ya mayor, le recibió muy locuaz y con el cigarrillo eterno entre los dedos Antoni Bernad.


José Antonio Coderch.

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laura ponte homenatge picasso badalona_.

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Mercè Rodoreda.

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