NĂşm. 87 - Febrero 2019
Susana RamĂrez Hervella
Año IX.- Núm. 87 - Febrero 2019 PROMOTOR José Luis Cuendia, «Guendy» DIRECTOR Francisco Trinidad COLABORADORES Eugenio R. Meco, Pepe Haro Castaño, Ma Bernarda Ballesteros, Carlos Flaqué Monllonch, Glyn Griffits, Ricardo González «Completu», Salvatore Grillo, Javier Madroñero, Narciso del Río, Juanjo Gallardo, Monchu Calvo, Antonio Ramón Ferrera, Cristina Capracci, Gustavo Velázquez, Cora Coronel, Justín del Barrio, Arturo de las Liras, Juan José Alonso, Ilona Gogh, Jan Puerta, Albino Suárez, Gloria Soriano, Ildefonso Robledo, José Manuel Gonzalo, José Mª Ruilópez, Juan Depunto, Juan José Pascual, Viviana Genta, Nadima, Antonio Martínez, Ángeles Pereira Perera, Claudio Serrano, Mario Eduardo Blanco.
Contenido Foto del mes: José Luis Maylín..............................................4 Eduardo Castejón....................................................................7 José Luis Cuendia, “Guendy” Mi año de la suerte............................................................... 25 F.T. Cabañeros. La Raña y El Boquerón.....................................31 Juan Depunto Encuentro con la soledad..................................................... 43 Monchu Calvo La luz de Susana Ramírez Hervella ...................................47 J.L.C., “Guendy ” Fotos seleccionadas.............................................................. 64 Cristian Crisis.......................................................................87 Mamá.................................................................................... 96 Elisabet Felgueroso López
DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA José Luis Cuendia
Todas somos vulnerables..................................................... 97 Fernando Rodríguez / A na Rosa Fernández
DIRECTORA DE COMUNICACIÓN Lola González
Sombreros............................................................................115 Nadima / Claudio SerranoClaudio Serrano......115
DISEÑO y MAQUETACIÓN Francisco Trinidad
Donde habitan los dragones................................................121 Daniel K arzhonov
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In memoriam
Moldeando la Luz es miembro de la Royal Photographic Society
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El pasado mes de enero fallecía en Córdoba la madre de nuestra colaboradora y buena amiga Gloria Soriano, a la que desde aquí enviamos un fuerte abrazo con la expresión de las sinceras condolencias de quienes integramos la redacción de Luz y Tinta. En estas circunstancias es comprensible que no haya podido remitir su colaboración para este número.
Presentación Acabamos de comenzar el año, y yo diría que con mal pie o al menos pisando con cuidado en tres escenarios distintos. En primer lugar, en el terreno meteorológico donde hemos sufrido un par de embates de cuidado que, sobre todo aquí en el Norte, nos tuvieron varios días pendientes del viento, de la nieve, del hielo, de la lluvia incesante... y de sus efectos sobre nuestras carreteras. Nunca llovió que no escampara, suelen decir los paisanos, y es verdad, pero cuando a uno le está cayendo la gota fría justo encima parece que se acaba el mundo; y más si afecta a las carreteras y nos impide desarrollar la vida con la normalidad habitual. Claro que el mal tiempo de invierno se combate con buenos chubasqueros y mejores jerseys y, sobre todo, esperando que escampe, que tenemos la primavera a la vuelta de la esquina. Los desperfectos en las carreteras antes o después serán reparados por los operarios de obras públicas y miraremos al frente con mayor confianza. Pero esta desazón meteorológica no es nada comparada con la inquietud política tanto a nivel nacional como a nivel internacional. Porque, por mucho que llueva, por mucho que nieve o truene o se nos inunden las cocheras sabemos que vendrá el buen tiempo, volveremos a sonreír y a esperar que con el sol de verano se sequen todas las humedades que ahora nos preocupan. Pero el terreno político es más resbaladizo y no por la lluvia o el hielo, sino por ambiciones, muchas veces espúreas, que lo único que pretenden es acaparar el poder, aunque para ello tengan que utilizar golpes bajos y toda la artillería —política, social, popular...— a su alcance con tal de derrocar a quien legítimamente gobierna. Y es que la derecha española, de suyo y de siempre, está convencida de que el poder les pertenece y no pueden contemplar otro escenario que el sentar sus reales en las poltronas del gobierno. Si algún otro grupo político, aunque tenga el apoyo popular y parlamentario, se atreve a ejercer su derecho a gobernar, las derechas unidas de todos los signos se levantarán y no cejarán en su empeño hasta conseguir levantarse con el santo y la limosna. Lo han conseguido recientemente en Andalucía y ahora —tres eran tres— han enfilado su proa a la Moncloa, donde Pedro Sánchez resiste con más pena que gloria, por mucho que le asista la razón. Los próximos meses serán de batalla campal en todos los ámbitos de la lucha política española. Y cuando, por fin, se convoquen nuevas elecciones, si no ganaren, seguirán alborotando el gallinero y envenenando la vida cotidiana hasta que el péndulo se incline a su favor. Aunque para ello tengan que practicar la política de tierra quemada que les caracteriza. Porque está claro que lo que menos les importa es la salud y el bienestar de los gobernados, que nunca anteponen al recuento puntual de sus dividendos. Como contrapunto de este achuchón político en España, el panorama internacional no es menos desasosegante, con Venezuela en todos los puntos de mira, con Donald Trump marcando a fuego el devenir del petróleo venezolano y con una guerra de Siria que ahí sigue, modelo de lo que nunca debiera hacerse y ensayando caminos para ese polvorín siempre al borde la explosión de Oriente Medio. La consecuencia de estos conflictos políticos es que los pobres siguen siendo pobres, los desheredados jamás encontrarán el camino a una más que dudosa prosperidad, llámese estado del bienestar o simple supervivencia, mientras que los culpables de este desaguisado disfrutan sus prebendas, brindan en sus fiestas y siempre encuentran una ventana a la que asomarse para ver el arco iris. Vae victis!
Francisco Trinidad 3
José Luis Maylín José Luis Maylín es uno de los veteranos de Moldeando la luz, ya que empezó en sus inicios y donde tiene publicadas más de 1.300 fotos. Curiosamente se le destaca en esta nueva modalidad su primer foto del mes con un excelente paisaje de Chamonix, en la región francesa Auvernia-Ródano-Alpes, a los pies del MontBlanc, cuando a su autor lo tenemos más bien relacionado con la fotografía de glamour, lo que nos demuestra la versatilidad de su oficio como fotógrafo. José Luis Maylín ha colaborado en varias de las ediciones anteriores de Luz y Tinta, tanto colectiva como individualmente. Enlace a su página en Moldeando: http://moldeandolaluz.com/profile/JoseLuisMaylinPastor
Viaje a Chamonix, por M aylĂn
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Eduardo Castejón Conocí a Eduardo Castejón Nosti a través de un amigo común, Juanjo Pascual. Y una vez más, en esta ocasión se hizo realidad aquel refrán español cuyo enunciado es: “Los amigos de mis amigos son mis amigos”. Con motivo de la premier de “El último invierno” en el salón de actos de la Universidad Laboral de Gijón, acudí con un grupo de amigos de nuestra red social Moldeando la luz, para cubrir el acto de la alfombra roja y el posado de actores en dicho estreno. Eduardo, como protagonista principal de la película junto a Eva Marciel y el director Julio de la Fuente, evidentemente estaba muy liado con los compromisos que conlleva el estreno de la película, pudimos hablar un momento y quedamos en volver a vernos, estaba interesado en que le hiciera una sesión de fotos. Durante este tiempo hemos intentado en varias ocasiones poner en marcha la sesión de fotos, pero siempre por algún motivo u otro, o bien se le complicaban las cosas a él, o a mi, y con algún viaje o gripe de por medio. Con motivo de la inauguración de mi exposición fotográfica “Síntesis antológica”, Eduardo me llamó para ir juntos a visitarla, quedamos en ir a Grado una tarde, y así lo hicimos, nos acompañó José Santaclara, que hace de cura en la película “El último invierno” y que en la vida real es sacerdote, además de actor y productor cinematográfico y representante de Eduardo. Se unió al trio Juanjo, así que partimos para la ciudad moscona los cuatro. Fue una velada muy interesante, tanto desde el punto de vista del debate sobre la fotografía actual como del cine. Ese día acordamos hacer la sesión fotográfica de la que hoy presento una pequeña muestra. Al margen de la fotografía, tengo que reseñar que una vez más pasamos una agradable velada, nos acompañaba entre disparo y disparo y fogonazo de flash, Cat Estevens, Creedence Clearwater Revival y Fito&Fitipaldis, y entre cambio de look y escenografía hacía de discjockey una mujer super encantadora, la maquilladora Andrea Trabanco. Mi amigo Juanjo aprovechaba la ocasión e impedía que los flashes se enfriaran aportando su grano de arena a esta sesión fotográfica,
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Actualmente se encuentra rodando su segundo papel protagonista en la película “Buscando a Rufo”, un filme de corte familiar basado en la vida del perro “Rufo” mascota del Principado de Asturias.
que una vez más lo pasamos muy bien, pues no solo hicimos fotos, finalizada la sesión continuamos hablando de fotografía y de cine. De los nuevos proyectos cinematográficos de Eduardo, de alguno de los míos en fotografía como es el proyecto “Vanitas” donde no puede faltar la “calavera”, para recordarnos que allí donde hay vida hay muerte. Alguna prueba hicimos ese día, y nos queda pendiente la sesión donde el cuerpo atlético de Eduardo servirá de pantalla para la proyección de singulares diapositivas. Dicho esto os contaré algo sobre este prometedor actor, que no llegó al mundo del cine hoy, pues ya alberga en su currículo una dilatada trayectoria como actor. Este joven asturiano, que se dio a conocer como Mr. Universo en 2006, como actor y como modelo acumula una dilatada y exitosa carrera, siendo imagen de marcas como Calvin Klein, Dockers, Movistar, Coca Cola, etc. Elegido en el 2007 Top Model latino del año, aparca definitivamente su faceta de modelo, y se centra únicamente en la actuación, profesión que compaginó con la moda durante años. Eduardo también tiene un prestigio acreditado como presentador de galas y Certámenes de Belleza a nivel nacional como Miss y Mister Cataluña, Alicante, Miss y Mister Andorra, etc. Linda de Zaragoza, Guapo de España, Linda de España, Dama de España, Caballero de España. Rey y Reina de la Belleza de España. Semana de la moda de Barcelona, Tarragona, Gijón, Avilés, Granada, etc. Presentador oficial de la gira Miss Top Model Latina, años 2006 y 2007. Presentador oficial de los concursos Rey y Reina de la Belleza de España. Ferias
nupciales de Oviedo, Barcelona entre muchas otras. Con un total de mas de 150 Galas y desfiles presentados. Su carrera encima de las tablas del teatro le ha dado fama y notoriedad en ese terreno en su país de nacimiento. Así como su participación en conocidas series televisivas: “Hospital Central”, “El accidente” o “Vientos de Agua” de la cadena TeleCinco. En la serie diaria “Servir y proteger” de Tve1, en la serie “Gigantes” de Movistar plus o en “SMS” de la cadena La Sexta. Protagonista de varios cortos, muy premiados algunos de ellos. También ha colaborado en varios programas radiofónicos, como el conocido “Noche de sexo”. Cabe destacar el increíble parecido físico con la estrella mundial cinematográfica Keanu Reeves. Parecido que según palabras del actor, le ayudó a conseguir el papel protagonista en el largometraje “El Último Invierno”, su primer papel como protagonista principal en la gran pantalla, donde interpreta a un sicario ruso de buen corazón, y cuya interpretación ha tenido una gran acogida por parte de la crítica y el público. Una película muy al estilo de “John Wick”. Actualmente se encuentra rodando su segundo papel protagonista en la película “Buscando a Rufo”, un filme de corte familiar basado en la vida del perro “Rufo” mascota del Principado de Asturias. “Buscando a Rufo”, una bonita historia que retrata la vida del perro vagabundo “Rufo”, mascota oficial de Oviedo, y que tiene su propia estatua en el centro de la ciudad. Película en la que Castejón es el mejor amigo del perro Rufo, y lucha por sus derechos, actitud que Eduardo mantiene en su día a día, pues se muestra muy activo
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en la lucha por los derechos de los animales, y deja clara su postura en todas sus apariciones públicas. En septiembre de 2019 comenzará el rodaje de su tercer largometraje como protagonista ,“A las puertas del infierno”, donde encarnará al mismísimo Lucifer. También ha encarnado el papel protagónico del Obispo en la premiada película “El crucigrama de Jacob”, una “docuficción” que narra la historia de “la ruta del camino de Santiago”. LJ Detective es su primer papel protagonista en una serie de televisión, y rompiendo con todos los tópicos de que una modelo nunca puede llegar a ser una gran actriz, Valentina realiza un trabajo de interpretación, serio y profundo, en esta primera temporada. Trabajo que le granjeó la admiración
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del equipo técnico y artístico que cada día la acompañaba en rodaje. Recurriendo esta vez sí a un viejo tópico, “… ha nacido una estrella” Valentina ha sido una apuesta personal del equipo técnico y sobre todo de su director, tras un casting que se prolongó durante casi dos años, al no encontrar a la actriz perfecta para el papel. A los diferentes castings se presentaron más de 2000 actrices. Según palabras del director y del cuerpo técnico “… la decisión no ha podido ser más acertada. Toda carrera cinematográfica ha de tener un principio, y en LJ Detective nos sentimos muy orgullosos de ser ese principio ”
José Luis Cuendia, “Guendy”
Eduardo Castejón Nosti
Actor- Licenciado en Derecho Estatura: 1,85 Ojos y cabello: negro Lugar de nacimiento: Oviedo (Asturias) Teléfono contacto: 610 40 99 91 Correo electrónico: castejoneduardo@gmail.com Formación académica 2011-1996
• Interpretación en Escuela de Interpretación Cristina Rota
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• Interpretación en Escuela de Teatro La Lavandería • Interpretación ante la Cámara en Arte 4 Estudio de Actores • Entrenamiento Actoral impartido por Eduardo Milewicz en La Compañía Cine • Método Rabine impartido por Renata Parussel en Escuela Canciónarte • Diversos cursos Interpretación ante la Cámara con directores cine, TV y casting Estudios Musicales Básicos y Baile Contemporáneo Experiencia laboral Cine 2019 - Película Buscando a Rufo de Rafael García (Protagonista) (En preproducción) 2018 - Película documental El crucigrama de Jacob, de Ana López para DeAPlaneta 2018 - Película El último invierno, de Julio de la Fuente para La Luna (Protagonista) 2016 - Corto El discreto encanto del señor Bond, de Ramón Cima para Amigos de Z 2007 - Corto En décimas de segundo, de Grupo Asocine para DGT Televisión 2018 - Serie LJ Detective de Eduardo Castejón para Caston Bros (Director/Protagonista) 2018 - Serie TV Gigantes de La Zona para Movistar+ (E05+E06) 2018 - Serie TV El accidente de Globomedia para Telecinco (E11) 2017 - Serie TV Servir y proteger de Plano a Plano para TVE (T01xE46+E47) 2006 - Serie TV Hospital Central de Videomedia para Telecinco (T12xE03) Teatro 2012/2008 - La princesa prometida para Caston Dakoy Teatro (Director/Protagonista) 2011 - Un tranvía llamado deseo para Caston Dakoy Teatro (Protagonista) 2010 - Don Juan Tenorio para La Lavandería (Protagonista) 2007 - Y Antígona trajo el viento y proteger para Teatro Pausa (Protagonista) Enlaces de interés: IMDd. https://www.imdb.com/name/nm2510425/?ref_=fn_al_ nm_1 VIMEO. https://vimeo.com/301375268 YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=Tp1UanQtdtQ&feature=youtu.be Instagram. https://www.instagram.com/p/BtfbyQGAciJ/
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Mi año de la suerte F.T.
Nunca he creído que las llamadas uvas de la suerte traigan precisamente eso, suerte. En mi familia la costumbre anual de acompañar las campanadas de fin de año con doce uvas ha sido siempre un motivo de chanzas, de risas incontroladas, de palabras a destiempo que desatan la hilaridad mientras las uvas van siguiendo a duras penas el ritmo del reloj de la Puerta del Sol. Sin embargo, en las del último año conseguí comerlas todas, sin atragantarme, sin risitas entrecortadas e inoportunas, y visto ahora, en perspectiva, puedo pensar que entonces comenzó la suerte que viene acompañándome todo el año. Cinco días más tarde me tocó la lotería del Niño. En el mes de diciembre hice un viaje a Bilbao y me traje de allí un par de décimos del Niño que resultaron agraciados con el Gordo. En cuanto lo supe llamé a mis hijos, con quienes concerté una comida familiar; y a continuación, a mi amigo Genaro, que es notario y está lógicamente puesto en todas las obligaciones fiscales, para que hiciera todos los trámites de modo que los muchos miles de euros que me aportaban los dos décimos se repartieran en tres partes iguales. Mis hijos y mis nueras me lo agradecieron participando activamente en la explosión alcohólica con que terminamos la comida. Al despedirnos, mi hijo mayor, que acariciaba una simpática curda, me abrazó y me dijo: “Mi hipoteca y yo te lo agradeceremos toda la vida.” En aquel día de alegría, aunque nada comenté, eché en falta a mi esposa, que nos había abandonado cinco años antes. Días más tarde la lotería primitiva volvió a darme otra alegría. Claro que esta vez, como mis hijos ya no lo necesitan perentoriamente y a pesar de que la cantidad era bastante mayor que la de la lotería de Reyes, no dije nada, no celebré nada con ellos y puse el dinero a buen recaudo en bonos y obligaciones que me dejan intereses que me permitirán más de un capricho. El primero fue pasarme quince días en un balneario de Galicia, a donde me llevaron mis recuerdos —durante cuatro años el trabajo me había llevado a las Rías Baixas muchos años antes— y la lectura de un reportaje de Juan Depunto en la revista Luz y Tinta. Me fui, per-
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trechado de libros, de mi inseparable cuaderno de notas y de este portátil del que no me separo últimamente, dispuesto a disfrutar del entorno natural, de la gastronomía de la zona y de mi especial estado de ánimo. Nunca hubiera sospechado sin embargo que acabaría encontrando el amor o algo que se le parece mucho. Los dos primeros días ocupé las mañanas en los tratamientos balneoterápicos que me había recomendado el médico; y las tardes, tras una siesta reparadora, en dar un largo paseo. Una hora antes de cenar, leía en mi habitación, relajado y ausente. Pero el tercero de los días, después de la comida, comenzó a llover y, cuando me levanté de la siesta, un orvallo pertinaz desdibujaba la tarde. Así que decidí refugiarme, con un libro, en la terraza cubierta del balneario. Cuando llegué, había tres o cuatro personas más, todas en silencio, leyendo o dejándose abrazar por la melancolía de la lluvia tras los cristales, como dijo el poeta. Busqué un sitio para sentarme y me fijé en ella. La verdad que no era preciso esforzarse demasiado para reparar en ella, que llamaba la atención al primer vistazo. Tenía el pelo pintado —no se puede decir que fuera teñido— de gris azulado y vestía con un solemne desenfado, una falda de mucho vuelo y colores arriesgados, una camisola de flores y una pamela negra que le daba el toque bohemio final. Me fijé también en sus uñas pintadas de color lila, pero sobre todo en el libro que leía: Higueras en tierra de nadie, mi última novela. Así que me senté a su lado y en cuanto me miró le pregunté si le gustaba el libro. Podía haber contestado que sí o que no, o dejar la mirada correr por los senderos de la duda, pero no, comenzó un bien enhebrado discurso en el que, tras analizar la dudosa posición del protagonista frente a la narración, habló del desarrollo de la trama, del estilo, que le gustaba, y de los arabescos de la sintaxis —eso dijo textualmente— que a veces resultaban sorprendentes y, en todo caso, hacían el libro más agradable y como más legible. Me dejó de piedra, claro. Dudé si decirle que yo era el autor y cambiar el rumbo de la conversación, pero no me parecía honesto, así que tímidamente le dije que yo había escrito esa novela. Ella me miró primero sorprendida y luego divertida. “Qué casualidad”, dijo, “que vengamos a coincidir aquí”. Luego me habló de otro par de libros míos que había leído y que le
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Roma
habían gustado más que las ‘higueras’ y, cuando me di cuenta, estábamos embarcados en una conversación que fluía con total amenidad, al margen de los libros y de quienes nos acompañaban en la terraza. Como yo, ella era viuda y profesora de instituto jubilada y el tiempo libre que yo dedicaba a escribir ella lo dedicaba a leer y, como pude comprobar, a analizar lo que leía con espejuelos muy avezados. Me dijo que se llamaba Carlota, mientras me ofrecía su mejilla. Aquella noche compartimos mesa durante la cena y después, una copa, todo ello sin abandonar la charla, pasando de los libros a los viajes y de los viajes a la familia y de la familia a la situación personal y de aquí a los lejanos cerros de Úbeda y a las aún más inaccesibles nieves del Kilimanjaro, mezclando recuerdos con proyectos y consiguiendo que el mundo se detuviera mientras hablábamos. Nos vimos al día siguiente durante el desayuno. Ella vestía un albornoz color fucsia y una visera de tonos anaranjados, dentro de su peculiar modo de vestir. Lógicamente, durante todo el desayuno no dejamos de hablar. Carlota me confesó en ese momento que su pasión eran los viajes, que le gustaba ir de destino en destino picoteando en todas las librerías y saboreando las distintas variedades gastronómicas de cada zona. Como yo tenía previstos varios viajes, nos dedicamos durante los días siguientes a barajar posibilidades. Yo quería ir a Ágreda y Sigüenza, siguiendo las huellas de sor María, famosa por sus bilocaciones y su correspondencia con Felipe IV, y del Doncel, famoso a su vez por su sepulcro en la catedral de Sigüenza. Carlota quería visitar Madrigal de las Altas Torres, tras la leyenda del rey don Sebastián y del pastelero Miguel de Espinosa. Y yo tenía desde antiguo la aspiración de acurdir al Concierto de Año Nuevo de Viena, que todos los años veía por televisión dispuesto a empezar un año con buena música y mejores lecturas. Ambos además queríamos ir a Roma, donde yo había estado años atrás, igual que Carlota, acompañando un viaje de estudios, aquellas locuras que se programaban para una semana visitando Roma, Venecia, Florencia y algún destino más, todo el día corriendo de museo en museo y sin ver nada detenidamente, con el agravante de tener que domesticar estudiantes en época de celo. Así que a mí me apetecía pasarme una semana en Roma, paseando por las
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calles, comiendo en restaurantes sin turistas, visitando las menos iglesias posibles, o sea, ninguna, y huyendo del Coliseo y del Vaticano, de la Fontana de Trevi, de la Capilla Sixtina y escenarios similares en los que se alimenta la sed del visitante a base de tópicos y triquiñuelas de agencia de viajes. Eso sí, yo quería dedicar una mañana entera a consultar en el Archivo Vaticano Latino un manuscrito de Miguel de Molinos sobre el que quería escribir desde hace tiempo. A Carlota le entusiasmó la idea de Roma, aunque con una discrepancia. Ella quería un hotel pequeñito del que le habían hablado en las cercanías de la estación Termini. Yo, en cambio, quería un hotel de cinco estrellas, me daba igual el que fuera, pues nunca había estado en ninguno. “Un día es un día”, le dije saboreando todas las posibilidades de un lujo que hasta entonces —a Carlota nada le dije de mi suerte con la lotería— ni imaginarme podía. Ella se asustaba de que quisiera pagar más de 200 euros por una habitación cuando las teníamos asequibles y apetecibles por 60. No sé cuántos días llevábamos con los preparativos de aquellos viajes, quizás cuatro o cinco, cuando una noche, tras hurgar durante un tiempo en mi portátil y hacer alguna reserva, nos vimos enredados en un beso y en una sonrisa cómplice. Aquella noche dormimos juntos, violentando las convenciones del balneario; y así seguimos el resto de nuestra estancia, procurando pasar desapercibidos en nuestras inevitables efusiones de principiantes. Nos despedimos con nostalgia y con la promesa de volver a vernos el fin de semana. Ella se fue a su casa de Madrid y yo a la mía de Salamanca, pero todos los días hablábamos por teléfono y por Skype y nos lamentábamos de
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lo mucho que nos echábamos de menos y ello a pesar de que, desde entonces, hemos pasado juntos todos los fines de semana, en su casa preferentemente, y sobre todo hemos compartido viajes. Fuimos por supuesto a Ágreda, Sigüenza y Madrigal, pespunteando sus resonancias históricas y literarias; y a Roma, claro, donde pasamos aquella semana “rara”, sin derivas turísticas, en la que preferentemente visitamos librerías y restaurantes. Por fin, Carlota se avino al hotel de cinco estrellas y nos instalamos en el NH Palazzo Cincuecento, un hotel de diseño en el que uno puede olvidarse del tiempo y del espacio, sin capiteles jónicos ni piedras reubicadas. Eso sí, me traje una copia del manuscrito de Miguel de Molinos y ahí la tengo, sobre el escritorio, esperando quizás el sonido del arpa de Bécquer, porque ni tiempo he tenido de releerlo ni tiempo me queda, pienso ya, para decidir qué hacer con él. Y es que en los últimos meses, después del viaje de Roma, he andado bastante ocupado con visitas médicas a especialistas que han ido carcomiéndome la moral. Saliendo una tarde de un restaurante de la vía Solferino, noté un dolor en la pierna derecha, quizás, pensé entonces, como consecuencia del mucho tiempo que habíamos estado sentados comiendo de todo y bebiendo una entrañable botella de un vino toscano, Sassicaia creo que se llamaba o apellidaba, cuyo precio escandalizó a Carlota y a mi me hizo sonreír para mis adentros. Aquel dolor, sin embargo, me duró toda la tarde, mientras los efluvios del vino se iban disipando, y siguió en los días siguientes. Llegado a Salamanca, y viendo que el dolor no remitía, visité a mi médico de cabecera que me diagnosticó ciática, me recomendó paciencia y me recetó un vagón de analgésicos y antiinflamatorios
Panticosa
que me desportillaron el estómago. Pero el dolor prosiguió. Carlota, para animarme, me propuso que nos fuéramos al balneario de Panticosa, que yo no conocía, y donde me aseguró que se me curarían todos los males. Y así lo hicimos. Pero mis males, en lugar de curarse, se agravaron. El médico que me hizo en Panticosa el primer reconocimiento, arrugó el entrecejo un par de veces y me dijo que no sería mala idea que me viera un especialista. Así que, aunque no soy hipocondríaco, y aunque aquellas aguas, aquellos idílicos paisajes y aquel ambiente intentaban hacernos olvidar todo lo cotidiano, nada sin embargo me hizo olvidar el dolor de aquella pierna que me martilleaba las sienes y me ponía frente al espejo de mi propio destino. Estando en Panticosa llegó la confirmación —definitivamente es este mi año de la suerte— de que se nos había concedido la plaza para asistir al Concierto de Año Nuevo en Viena. Pero nada le dije a Carlota, porque el dolor de la pierna iba en aumento y porque uno de los especialistas que visité me insinuó que nada tenía que ver la ciática. Y a la semana siguiente con el resultado de todas las pruebas sobre la mesa, me dijo que debía derivar su consulta a Oncología y que todo indicaba que se trataba de un cán-
cer de pulmón. Cuando le pregunté por la pierna, me contestó que seguramente la metástesis había llegado ya hasta ella, por lo que me dijo que me ponía en contacto con la Unidad del Dolor. Salí de la consulta absorto, con la mirada perdida; y perdida siguió durante quince días más, mientras, de consulta en consulta, machaconamente, se iba confirmando el diagnóstico. Hubo especialista que, ante mis preguntas, y descarnadamente, me dijo que podría contar con tres meses más de vida. Tres meses. Una eternidad si se trata de esperar cualquier acontecimiento, menos la muerte que siempre llega demasiado pronto. Con el calendario delante veo que será difícil que llegue al fin de año para acompañar a Carlota al concierto de Viena. Por si acaso, he llamado a mi amigo Genaro para que agregue un par de cláusulas en mi testamento: a Carlota le dejo todos los libros de mi biblioteca que quiera llevarse, además de una partida de dinero para que abone todos los gastos de ese Concierto de Año Nuevo que seguramente no pasaremos juntos. Claro que, como es mi año de la suerte, espero que me toque la lotería de Navidad. Por si acaso, ya me he comprado un par de décimos.
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Cabañeros: La Raña y El Boquerón Juan Depunto
El otoño es una segunda primavera cuando cada hoja es una flor. Albert Camus Los paseantes y sus amigos salieron por la mañana de sus casas del sur para dirigirse por la nueva Vía de la Plata a su destino, en la mitad de la Península Ibérica. Llegaron a la zona cuando empezaba a caer la tarde, una tarde bellamente soleada de un frío día del otoño caduco, más bien invierno, contemplando los ocres y verdes del frondoso paisaje. Se establecieron en la casa rural de Victoria, en el municipio limítrofe de Navas de Estena, donde fueron hospitalariamente recibidos y atendidos en los más mínimos detalles. Contrasta el magnífico paisaje con la pésima arquitectura de la región que no es privativa de esta zona solamente, sino de buena parte del territorio hispano: casas sin ninguna gracia, carentes de estética, sin terminar, con ladrillo visto de obra... No era el caso de nuestra casa rural, pero a los urbanistas que permiten estas cosas se les debía penalizar, a falta de galeras, con la inhabilitación perpetua. El nombre de “Cabañeros” le viene de las chozas o cabañas que construían los pastores y carboneros de la zona. Unas edificaciones efímeras, construidas con los materiales vegetales que les proporcionaba el entorno, de formas cónicas, parecidas a las de los habitantes de otras comarcas, como Doñana o los territorios indios del lejano oeste americano y de las que hoy sólo quedan como originales las bases circulares de las mismas, donde se asentaban; las que se ven completas son reconstruidas.
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Cabañeros está situado en la comarca de los “Montes de Toledo”, entre las actuales provincias de Toledo (30%) al noroeste del parque y Ciudad Real (70%) al sureste. Las sierras de Rocilargo (1448 metros) y el Chorrito lo limitan al norte; el río Bullaque al este y el río Estena al oeste, yendo ambos a desenbocar en el Guadiana; al sur está la sierra de Miraflores. Su superficie tiene más de 40.000 hectáreas (409 kilómetros cuadrados), comprendiendo dos términos municipales de Toledo y cuatro de Ciudad Real. Curiosamente, en sus antípodas (Nueva Zelanda) existe otro parque nacional, el de “Tongariro”, Patrimonio de la Humanidad. A punto estuvo de convertirse en polígono de tiro del Ejército en 1988, si no hubiera sido por la oposición firme de sus habitantes, porque poco antes había sido declarado “Parque Natural” por la comunidad de Castilla La Mancha, y por la presión general de ecologistas de toda España que se manifestaron y establecieron campamentos en la zona para impedirlo. Consiguieron la renuncia al polígono de tiro y que fuera reconocido como Parque Nacional en 1995, junto con los otros 14 que tenemos en nuestro país, la máxima figura de protección de un territorio. El parque tiene dos zonas claramente diferenciadas: su centro, una gran llanura de 8000 hectáreas llamada “La Raña” (con encinas, jaras, romeros, etc.), y las montañas que la rodean a modo de corona, con su vegetación de bosque mediterráneo muy bien conservada (con encinas, madroños, alcornoques, robles, etc.), incluyendo bosques de ribera (con fresnos, álamos...), por donde discurren muchos de los senderos objeto de rutas turísticas como la
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que siguieron nuestros paseantes llamada del “Boquerón”. De las hierbas este narrador entiende poco, reconociendo a la peonía cuando florece y poco más, pero sí sabe de los olores tan agradables y especiales de estos lugares mediterráneos, debido a especies aromáticas como la jara, romero, tomillo, cantueso y otras que impregnan la atmósfera. Hay plantas carnívoras, sobre todo en las turberas, y gran variedad de musgos; también abundan los líquenes, en rocas y árboles, de los que hay más de 500 especies. En las zonas bajas y planas de la Raña (a unos 700 metros de altitud), la vegetación predominante es la encina, que originariamente constituyó un bosque denso y sombrío. Sin embargo, estas zonas llanas fueron las más utilizadas para la agricultura y usando el fuego despejaron la zona y en los años 60 del siglo XX llegaron a plantar trigo y levantar un muro (del que quedan abundantes restos y que se ha mantenido, fragmentado, como testimonio) que lo separase del bosque de las alturas y así se impidiera a jabalíes y otros animales salvajes acceder a los cultivos. Hoy, esta gran dehesa que es la Raña, más parece una sabana africana que un bosque mediterráneo. En el Parque se han censado cerca de 1000 especies de plantas, de las que la décima parte son árboles y arbustos: encinas, alcornoques, robles de varias especies (quejigos, rebollos) y arces entre otros menos abundantes; allá crecen las jaras, los brezos, madroños, romeros, majuelos, cantuesos (Lavándula), lentiscos, durillos y zarzamoras. En zonas húmedas con orientación norte hay abedules, tejos y acebos. En sus aguas pueden verse incluso nenúfares. La vegetación de las riberas tiene sauces, alisos, fresnos,
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mirtos, zarzas, madreselvas y la zarzaparrilla, dando su habitat a numerosas aves. También se da la dedalera (Digitalis, planta medicinal para el corazón en su variedad “purpúrea”). La fauna del Parque es muy rica, contando con especies endémicas y otras muchas amenazadas (64). Hay catalogadas cerca de 200 especies de aves, destacando el buitre negro (con una de las poblaciones más numerosas del mundo), el águila imperial ibérica, el águila real, el sisón, la cogujada, el alcaraván, el martín pescador, la oropéndola y el trepador azul. De entre los grandes mamíferos (45 especies) el más numeroso es el ciervo, seguido del jabalí y el corzo. Hay también 13 especies de anfibios y 19 de reptiles que se reparten por los distintos ecosistemas del Parque. En cada una de estas dos zonas predomina un tipo de fauna y de flora. Así, en la Raña vienen a alimentarse los herbívoros (ciervos y algún huidizo corzo), y es aquí donde al principio del otoño tiene lugar la berrea. En el bosque se encuentran jabalíes, zorros, linces, gatos monteses, garduñas, jinetas, meloncillos y tejones. La leyenda dice que compiten por los conejos, pero el biólogo que acompañaba a nuestros paseantes les aseguró que para el lince son piezas
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secundarias, prefiriendo ciervos pequeños o corzos. En los picos se puede ver la cabra montesa. Hay en su conjunto nada menos que 276 especies de vertebrados. En las más grandes encinas y alcornoques hacen sus nidos gigantescos los buitres negros, emblema de este parque pues es propio de esta zona en la que los buitres leonados solo vienen de visita ya que no hay riscos suficientemente aislados para que nidifiquen. Estas dos especies no compiten entre sí, pues mientras a los leonados, con sus largos cuellos desprovistos de plumas, les gustan las vísceras de los animales muertos, los escasos negros se dedican a los músculos. También puede verse planeando al águila imperial ibérica, en peligro de extinción, así como también se ven otras especies de águilas, los cernícalos, los elanios y en la periferia vienen las grullas en invierno (para alimentarse de los restos de granos de cereales de los cultivos que ya no se permiten en el interior del parque). Hay cigüeñas blancas y la escasa y tímida negra, así como perdices. En sus ríos nadan peces de especies endémicas, los frecuentan anfibios como el tritón ibérico y la salamandra e incluso hay nutrias y galápagos. Este parque, junto con los demás territorios denominados
“Montes de Toledo”, perteneció desde los siglos XIII al XIX a la ciudad de Toledo, gracias a cuyas severas leyes reguladoras de la agricultura, ganadería, apicultura y aprovechamiento forestal (para carboneo, leña, madera y corcho), favoreció la conservación del bosque. Por otro lado, el estricto sistema fiscal (con impuestos como el “dozavo”, el “portazgo” y el “humazgo”), junto con lo difícil de desplazarse por su escarpada orografía hizo que la población disminuyera. En la actualidad, la ganadería ocupa un importante lugar, produciéndose quesos de excelente calidad. Del olivo se cultiva la más excelente de sus variedades, la cornicabra, también llamada cornezuelo, origen del aceite de la recientemente creada D. O. “Aceites de los Montes de Toledo”. En el siglo XIX, tras las desamortizaciones habidas, las tierras cayeron en manos de escasas familias con grandes fortunas (de los Medinacelli a los Borbón; los Gabias les vendieron la suyas, en
el s. XX, a los navieros Aznar; de manera similar las adquirieron los Oriol del Talgo y uno de los “Albertos” de la construcción); todos ellos convirtieron la zona en grandes cotos de caza. En 1987 el Ministerio de Defensa compró 16.000 hectáreas de la zona central (Raña y aledaños) para campo de maniobras y finalmente, tras las vicisitudes relatadas, se reconvirtió en Parque Nacional. En la zona norte se han encontrado fósiles de cuando todo esto era mar, con más de 400 millones de años de antigüedad. Los restos de sus primitivos habitantes humanos se sitúan en el paleolítico inferior y en la edad del bronce. En los pueblos de los alrededores del parque se encuentra varios puntos de información y centros de visitantes, de los que el más completo es el de Horcajo de los Montes. En ellos informan del parque y de las numerosas actividades que pueden realizarse en él. Es necesario realizar las reservas correspondientes, tanto de hospedaje como de rutas 4x4, a
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En la zona norte se han encontrado fósiles de cuando todo esto era mar, con más de 400 millones de años de antigüedad.
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caballo, bicicleta o a pie guiadas, y hacerlo con bastantes semanas de antelación si se va a ir en fechas claves (puentes, navidad, semana santa), a través de la web del parque (www.visitacabañeros.es). También hay visitas astronómicas nocturnas. Todas tienen diversos itinerarios y duración, partiendo de diferentes lugares. También hay rutas de libre tránsito a pie. Nuestros paseantes la tarde de la llegada se limitaron a instalarse en la casa rural contratada y en dar una vuelta por los alrededores, visitando su plaza principal con una estatua de un gran ciervo berreando. Luego, como en invierno a las 6 de la tarde ya es de noche y el frío apretaba, se refugiaron en la casa alrededor de su chimenea, donde aprovecharon para repasar los mapas de la zona a visitar en agradable tertulia. El segundo día los paseantes se dirigieron al centro de visitantes de “Casa Palillos” y, ojo, no pierdan el tiempo como ellos tratando de localizarla con los seis navegadores que llevaban poniendo la dirección sin más: no la encontrarán pues se entra en bucle de dar vueltas; hay que poner en el mismo las coordenadas exactas que las facilitan en los folletos informativos, pues al ir a buscarla antes del amanecer y con niebla no se ven las referencias visuales por las que guiarse ni apenas personas a las que preguntar y sepan orientar. En Casa Palillos hay un museo del parque, una senda botánica y otra etnográfica, siendo el lugar del que parten los vehículos todo terreno con guía a la Raña; ofrecen varios tipos de itinerarios de hasta tres horas de duración y 30 km, por la Raña. También se pueden elegir otros itinerarios 4x4 por el Bosque, pero para esta opción se sale de otros centros. En ambos a su vez hay varias posibilidades horarias, siendo las más recomen-
dables para ver animales salvajes las del amanecer o anochecer que es cuando tienen más actividad; se realizan paradas a discreción, con posibilidad de sacar fotos tranquilamente y de pasear un rato. Los paseantes eligieron la primera hora y la Raña, saliendo de camino hacia Casa Palillos desde su lugar de hospedaje en Navas del Estena con más de una hora de anticipo (pues está tras pasar tres pueblos al sur) encontrándose con noche cerrada, densa niebla y las dificultades de localización ya comentadas, llegando con el tiempo justo de salir en el microbús todo-terreno que ya calentaba motor. El guía y conductor fue Guillermo Fernández, biólogo experimentado del parque y fotógrafo del mismo que en todo momento les dio las explicaciones pertinentes sobre historia, fauna y flora y atendió sus requerimientos realizando numerosas paradas conforme iba levantándose la niebla a la par que amanecía y cambiaban las condiciones paisajísticas para hacer fotos o cuando se detectaban grupos de ciervos, abundantísimos en esa gran dehesa que es la Raña, pues carecen de su depredador natural, el lobo, aunque en mucha menor medida actúe el lince, por lo que hay que regular su población artificialmente, en lo que desempeña un papel la caza. También les salieron al paso aves diversas, entre ellas un gran buitre negro de una encina gigante. El paisaje, cambiante, a estas horas del amanecer y con niebla, es de lo más espectacular que este narrador ha visto en su vida. Tras estar algo más de tres horas de ruta y la visita al museo, los paseantes fueron a comer a Horcajo de los Montes, mesón el Molino, recomendable, con vistas a ver después el gran centro de visitantes que hay a un par de kilómetros de la salida del pueblo en
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dirección este. Éste centro dispone de una recreación de las cuatro estaciones del año, con su fauna y flora correspondiente, varias salas de vídeos y cine en 3D, así como elementos etnográficos sobre la vida humana en este entorno. Para terminar el día se di-
El tercer día los paseantes fueron a recorrer una de las 16 rutas pedestres que hay señalizadas (unas con guía y solicitud previa, gratuitas, y otras libres). Optaron por realizar por su cuenta la ruta del Boquerón, que nada tiene que ver con el pescado de igual nom-
rigieron desde Horcajo a Navas por la carretera CM-4017 que, en dirección noreste, atraviesa el parque y en cuyo centro, en el punto kilométrico 81.5 se encuentra un aparcamiento y varios caminos entre alcornocales centenarios con un mirador en lo más alto, desde el que se divisa todo el parque y se observa un precioso atardecer.
bre, debiéndose su nominación a la “boca grande” entre peñas que le da entrada al paraje. Es un antiguo camino minero abandonado como tal y dedicado ahora al senderismo. Tiene la peculiaridad de ser la que más fósiles ha mostrado, quedando visible en una de sus pareces rocosas la huella fosilizada dejada por el más grande gusano marino del mundo hasta ahora
En Casa Palillos hay un museo del parque, una senda botánica y otra etnográfica, siendo el lugar del que parten los vehículos todo terreno con guía a la Raña; ofrecen varios tipos de itinerarios de hasta tres horas de duración y 30 km, por la Raña.
descubierto, de unos dos metros de longitud. Igualmente, cerca se aprecian los restos de un trilobites gigante. Se encuentra a mitad de la ruta, que tiene unos 8 kilómetros. Sigue la ribera encañonada del río Estena, con un paisaje maravilloso, adornado por una vegetación típica mediterránea (de encinas, alcornoques, robles rebollos y quejigos, jaras, carrascos, etc.), a la que se asocia la vegetación típica de las riberas (con álamos, fresnos, sauces, etc) e incluso pueden verse, como reliquias antiquísimas de otros tiempos y climas, algunos tejos y abedules descendientes de los que huyeron de los hielos glaciares hace 10.000 años. Es de escasa pendiente, como corresponde a su origen minero de transporte de vagonetas. En varias ocasiones atraviesa el río por puentes de madera, cambiando de ribera, lo que contribuye a enriquecer las vistas del paisaje. A lo largo del recorrido se pueden observar fosas y meandros donde, con mucha suerte y sin gente, los guías del lugar han visto nutrias y hay galápagos. Curioso es el paraje llamado “Risco de Tira Pan”, desde donde las mujeres les arrojaban a sus hombres, aislados abajo por las crecidas del Estena, pan y otros alimentos. El camino termina en un bello paraje en alto (desde el que se ve el encuentro de un afluente del Estena) al cortarlobruscamente una alambrada que delimita uno de los muchos cotos de caza que rodean las tres cuartas partes de estos montes. El parque está sumamente protegido, encontrándose el narrador de este reportaje, en su anterior
visita del verano pasado, con hasta siete retenes de bomberos y guardas estacionados estratégicamente, en un trayecto de menos de 50 km. Lo que denota el poderío de los alrededores… Si otros enclaves privilegiados de nuestro país se cuidaran igual otro gallo nos cantaría. Finalmente, al cuarto día los paseantes y sus amigos pusieron fin a esta reconfortante escapada y con el corazón alegre de haber contemplado tanta belleza pusieron rumbo al sur. Referencias documentales 1. www.visitacabañeros.es, consultada 19/12/18. 2. www.mapama.gob.es/es/ red-pa rques-naciona les /nuestros-parques/cabaneros/, consultada 19/12/18. 3. Folletos e impresos varios editados por el Centro Administrativo del Parque. 13194 Pueblanueva de Bullaque (Ciudad Real), 1995. Teléfono 926 783 297. icabaneros@oapn.es 4. Cabañeros en You-Tube. Varios videorreportajes de sus diversas zonas. Vistos en diciembre de 2018. 5. https://es.wikipedia.org/ wiki/Parque_nacional_de_Cabañeros, consultada 19/12/18. 6. Andrés Campos, El otro Cabañeros, EL PAÍS, 2 de nov de 2001. 7. Parque Nacional de Cabañeros en Waste magazine, Vemeo vídeos. Vistos en diciembre de 2018. 8 .w w w.t u r i s m o c a s t i l l a l amancha.es/naturaleza/parque... de-cabaneros-en.../descripcion/, Consejería de Turismo de Castilla La Mancha, consultada 19/12/18.
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Encuentro con la soledad Monchu Calvo Tenía ganas de conocer Ligüeria. No sé por qué exactamente, pero tenía ganas de ir. Debo decir que me pareció precioso. La carretera desde Espinareu nos lleva a ese nido recóndito, solo a los ojos que aprecian esos rincones ocultos de Asturias. Nos recibe un paisano natural del pueblo, pero que vive en Lugones, y en vista de que no nieva, sube hasta su casa y aprovecha para abrir una riega con la fesoria en el prau, para que evacue el agua, porque “si non se fá, el prau ye una llamarga”, y aunque puede que a nadie de los pocos vecinos que habitan la aldea le preocupe la riega, a él sí —“Mientras pueda, me dice—, aunque ya detrás de él no quede nadie que se ocupe de aquello. La pequeña capilla de Sto Tomás luce blanca y con una singular veleta cinegética, que no será del agrado de muchos “animalistas” por la escena venatoria que representa. Las casas son de tipología rural bastante conservadas, algunas convertidas en alojamientos rurales, con muy buena presencia. Todas muestran sus puertas cerradas, aunque delante de una de ellas esté un coche aparcado. Un huésped, sin duda. Otras están a medio restaurar, como si la iniciativa hubiese sido truncada por causas de fuerza mayor, y conviven sin complejos las ventanas de doble acristalamiento con las paredes de “cebatu”. A lo lejos, por un camino, viene andando con unos palos al hombro un hombre ya de edad, nos saludamos, y me dice que se llama José Antonio Pérez, y que es de los últimos que habitan la aldea —”Seremos ocho”, dice— y va enumerando los nombres. A veces vienen algunos que tienen casa aquí, pero esto está muerto. Llegó a haber tres bares, y había “xente pa llenalos”, me cuenta con pena. Y más de treinta rapaces tenía la es-
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cuela, como tratando de justificar que no siempre habitó la soledad entre las casas del precioso pueblo. Me enseña una de nueva construcción, y un poco chocante con el resto, aunque grande y bien situada. Me dice que es de un “artista” llamado Rodrigo Martín, según indagué un importante director teatral. Curioso que algunas personas cansadas de pisar lugares más “glamurosos” se fijen en la belleza y el entorno de este apartado lugar de la parroquia del Sellón, en Piloña (Asturias), para disfrutar de la paz y la tranquilidad que solo lugares como éste pueden ofrecer. Declinamos la amable invitación a tomar un vaso de vino en su casa, y nos despedimos de José Antonio y de la imponente peña Ciébana, que nos daba un aire al Cervino, puede que hasta más guapa. Nos apena ver como toda una cultura desaparece, y el recambio será distinto, si es que lo hay. Solo quedarán los que vengan a desconectar del barrullo y la vida de las ciudades, pero ya no verán paisanos con una carga de leña, o abrir una riega con la fesoria. A cambio tendrán soledad y paisaje como únicos compañeros, como la urna que yace hace mucho tiempo en la cima cercana de un cerro, y cuyas cenizas procedentes de Madrid están cansadas de soportar
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soles y nieves, sin que nadie sepa quién y con que fin la depositaron allí. Una visión de un mundo que es como un libro escrito con dolor y amor, y que el viento del progreso ha derruído poco a poco, pero que formó parte en algún momento de todos nosotros, y seguro, de nuestros antepasados. Pongo estas palabras de Saramago que definen mejor que mi escrito lo que puede sentir el vecino Jose Antonio: “El mundo es tan bonito y yo tengo tanta pena de morir”. “No dijo miedo de morir —agrega Saramago—, dijo pena de morir, como si la vida de pesadilla y continuo trabajo que había sido la suya, en aquel momento casi final, estuviese recibiendo la gracia de una suprema y última despedida, el consuelo de la belleza revelada”. Estaba sentada a la puerta de una casa, como no creo que haya habido alguna otra en el mundo, porque en ella vivió gente capaz de dormir con cerdos como si fuesen sus propios hijos, gente que tenía pena de irse de la vida sólo porque el mundo era bonito, gente, y ése fue mi abuelo Jerónimo, pastor y contador de historias, que, al presentir que la muerte venía a buscarlo, se despidió de los árboles de su huerto uno por uno, abrazándolos y llorando porque sabía que no los volvería a ver.
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La luz de Susana Ramírez Hervella Pocas veces he visto una evolución tan rápida en tan corto espacio de tiempo. Ahora no recuerdo ninguna, salvo la presente. Nada compleja y muy peculiar me resulta la obra de Susana Ramírez Hervella, esta joven catalana de nacimiento, a la que ella le gusta definirse como Asturcatalana, con su vida en ambos lados y el corazón dividido en dos. De su obra y de sus trabajos brota una expresión libre, en el terreno de la creación artística. El resultado de sus trabajos no presenta estridencias ni revolucionarias innovaciones, nada pensado para el esnobismo y el éxito para tiempo y lugar concreto. En el planteamiento de sus trabajos, en la visión de los personajes ella es el principal actor y todo queda supeditado a sus impresiones y a sus vivencias personales expresadas con total sinceridad. No hay ni convención, ni pactos, ni prejuicios, existe una forma muy personal de hacer el trabajo, aún cuando la imagen final no rompa con nada y rompa con todo, y en todo momento nos dé la sensación de estar volviendo al pasado y a sus glorias, pero proyectándose siempre al futuro. Puede que ahí resida el misterio: en la intemporalidad. Su imagen, sus imágenes, quedan paradas en el tiempo, y aún así parece que fluctúan entre la historia y la pintura, y por qué no, un futuro no muy distante. Difícil sería buscar la esencia de lo clásico, concepto muy encasquillado para la mayoría, y sin embargo de vocación totalmente universal. Porque de la obra de Susana Ramírez Hervella se desprende una intemporalidad que no sabe de horarios, ni modas ni de convencionalismos. La percepción como expresión vital corresponde al ojo del artista y no le pertenece a nadie más. Una vez expuesta nos pertenece a los que la observamos. Es fácil perderse en la evocación y en la pequeña filosofía contemplando sus fotografías que por otro lado son muy concretas y todas nos cuentan diferentes historias sin más complicaciones y donde el gesto de las manos dirige la historia. Susana nos dice: La fotografía me ha ayudado en momentos duros como el vivido en un hospital. Allí experimenté lo que en una ocasión denominé “éxtasis fotográfico”. Puede que desde ese momento empiece su uso de la fotografía como principal herramienta para contar sus historias escribiendo con la luz de su cámara, son los momentos en que un interés vence sobre otro interés y se inicia una etapa de febril creatividad, una búsqueda ávida, apasionada e indiscutiblemente ya catalogada como una etapa artística en su curriculum. Espero que estas pobres líneas puedan servir a la inducción de la reflexión sobre una artista y su obra para quienes no la conozcan todavía, y para que quienes la conocen vuelvan a disfrutar de ella. Tomen buena nota; Fotógrafa: Susana Ramírez Hervella
J.L.C., “Guendy”
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Si bien es cierto que siempre me gustó la fotografía, en realidad llevo 4 años de experiencia en ella. Una experiencia totalmente amateur y autodidacta en la que los resultados han florecido a base de prueba-error. Lo que más me ha hecho evolucionar y crecer ha sido sin duda todos y cada uno de los errores que he cometido. La falta de conocimientos me llevó a realizar todas las pruebas conmigo misma, es por ello que el autorretrato está muy presente en mis fotografías. Lo que al principio resultaba frustrante por el caos que supone estar a ambos lados de la cámara, con el tiempo se fue convirtiendo en un reto, consiguiendo paulatinamente escenas más complejas y más trabajadas. Una cámara de gama baja, unos focos caseros de luz continua para la iluminación, una cortina negra para el fondo y un trípode fueron todas mis herramientas. Mi lema era “la escasez de medios agudiza el ingenio”. Y si el ingenio fue mi lema, la cabezonería fue mi motor. Tomé la decisión de pasar mi cámara del modo automático al modo manual. Con el libro de instrucciones en mano comencé a dar mis primeros pasos. Dos años después, cuando adquirí una cámara de gama media pude comprobar lo que ya sabía con certeza, que la cámara no hace al fotógrafo. Me gusta denominar a mi fotografía, fotografía emocional. Todo parte de una idea que se forma en mi cabeza, continúa con la preparación de la escena y termina con una interpretación frente a la cámara. Durante un tiempo y sin apenas darme cuenta, comencé a crear mi propio estilo. Un estilo que conectaba con el espectador y creaba un diálogo en el que sobraban las palabras, esa ha sido siempre la mejor recompensa. La fotografía es una prolongación de mis emociones, me permite mostrar el mundo a través de mi mirada. Si no hay emoción, para mí no tiene sentido. Le tengo un gran respeto a la fotografía por todo lo que representa para mí. Con ella he vivido experiencias inolvidables como rebozarme literalmente en harina para intentar seguir los pasos de Alexander Yakovlev
La magia de tu pelo » 48
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Tampoco dudé un segundo cuando decidí llenar mi bañera de agua y añadir un kg de café en grano para sumergirme después.
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Una de mis pasiones en fotografía es el desnudo artístico. La vulnerabilidad de mostrarse sin ningún artificio ante la cámara y saber captar la belleza que puede haber en un simple juego de líneas y curvas »
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Intentando no perder mi esencia, también experimenté con la fotografía conceptual, en éste caso haciendo honor a mis raíces catalanas.
« Realicé una serie de retratos psicológicos en los que reté
al espectador a interpretar el mensaje. El resultado fue muy gratificante para mí ya que a través de la fotografía se creó un diálogo en el que las personas mostraron las emociones que les transmitía cada imagen.
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Y como no, también lo intenté con el poema visual. En ambos hay mucho trabajo de elaboración previo a la propia fotografía
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Por miedo a estancarme en mi zona de confort, decidí explorar otras disciplinas como el paisaje. De nuevo sentí que partía de cero, pues en el exterior todo estaba fuera de mi control. Pero lo que podía haber terminado siendo un fracaso, se convirtió en un gran aprendizaje en cuanto a técnica y a un manejo más preciso de funciones que todavía estaban por explorar. El paisaje me permitió conocer mejor mi cámara y me enseñó a ver, que no a mirar, todo lo que sucedía a mi alrededor.
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Dentro del paisaje me ha gustado siempre incluir el factor humano porque de alguna manera siento que es una buena forma de mostrar ĂŠsta disciplina sin renunciar a las emociones.
Utilizando el mismo mĂŠtodo, dentro de la fotografĂa de arquitectura me ha parecido interesante tambiĂŠn aportar el factor humano para crear un mensaje 56 mas completo.
Actualmente estoy exponiendo las siguientes dos series con el grupo colectivo de pintura, escultura y fotografía Arte Son. Una exposición colectiva que ha viajado a varios puntos de España como la sala del Gran Casino de Santander, El Palacio de la Mosquera (Arenas de San Pedro), el Museo MUCBE (Benicarló) y próximamente en el antiguo hospital de Mombeltrán. Título: QUEREMAS
Serie 1
Nuestra comunicación se basa en un intercambio de diálogos pero no debemos obviar que más de un ochenta por ciento de comunicación la captamos a través de la vista y del lenguaje corporal. Tan importante es nuestro tono de voz como nuestros gestos faciales y no menos importante es el lenguaje que inconscientemente transmitimos con las manos. Personalmente me apasiona la expresividad corporal en el campo de la danza pero sin saber muy bien el por qué, mi atención siempre se centra en la expresividad de las manos. Esa atención la traslado a la vida cotidiana donde identifico primero a las personas por sus manos que por otras cualidades. Y así se resume éste trabajo, en una serie de autorretratos utilizando las manos como tema principal jugando con el lenguaje no verbal
Miradas encajadas
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OĂr, ver... callar.
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Vida
Abandono
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A mi hermano Sergio
Serie 2:
Nos importa tanto lo que nada importa, que nos deja de importar lo importante. Tras el ventanal, la vida transcurre con su frenético ritmo habitual mientras en tu interior el tiempo se ha paralizado y tan solo se oye el eco de un “por qué”. Te descubres reprochándote el haber elegido durante todo este tiempo vivir muriendo pero nunca es tarde para aprender, todo depende de la perspectiva con la que tus ojos quieran mirar, en ocasiones tan solo es necesario echar un pie atrás para poder ver claramente de dónde vienes y así seguir el camino correcto, el que te hace avanzar para morir viviendo…. Aquí comienza éste pequeño reportaje, entre los pasillos de un hospital, donde el silencio se adueña de cada rincón y mi corazón se conecta con mi cámara cuando las palabras se ahogan en mi garganta.
Asimilación
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Esperanza
Incertidumbre
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Desaliento
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Ausencia
La fotografía me ha ayudado en momentos duros como el vivido en un hospital. Allí experimenté lo que en una ocasión denominé “éxtasis fotográfico” que no es más que ese momento mágico en el que sientes que la cámara y el fotógrafo se vuelven uno, el campo de visión se reduce solamente al visor, dejas de escuchar el sonido del ambiente que te rodea, los sentimientos están abierto en canal y un segundo antes de hacer click sientes que el tiempo se para mientras los latidos de tu corazón te golpean la sien. Aguantas la respiración y… click, no es necesario mirar el resultado de la toma porque sabes que lo has conseguido y como si el tiempo comenzase a correr de nuevo, despiertas de ese pequeño letargo y sonríes.
Susana R amírez Hervella
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Fotos seleccionadas durante el mes de enero de 2019
Se muestran en esta secciรณn todas las fotos semanalmente destacadas en Moldeando la luz durante los meses de referencia.
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A nother great characterization of the Lenin shaper, por Nadima (Shibina Nadegda)
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Atame, por Mirta Steinberg
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Atardecer en los Dolomitas, por Loco M atara
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Blue, por Jesús A lvarez Rodríguez
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Del lodo v. B 11, por Jose V. M ateo Hidalgo
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El jinete de las cumbres, por Daniel
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Emigrantes, por A lbert Navas
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Eva, por M argarita
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he mysterious girl , por
Vadim Trunov
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Incandescent sky, por JohnA avitsland
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K eren, por Mirta Steinberg. jpg
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M an from Egypt, por Deven O’Toole
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M aternity, por svetlava
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Tailor, por Nadima (Shibina Nadegda)
The hunt, por A leksey
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The pond fairy, por Irina
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Tranquilo en la habitación está vacío, por A.Polyakov
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ultima primera pausa , por
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O xana
Viaje a Chamonix, por M aylin
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Vikingos, por Nodia
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MIEDOS
La fotografía siempre ha tenido la capacidad de conmocionar, de jugar con los miedos del público, tanto si la fuente de ese miedo es real o imaginaria. Hoy en día, en la era e Photoshop, lo que aparece en nuestras pesadillas es mucho más fácil de reproducir e imprimir. La manipulación digital puede conjurar monstruos de las profundidades o arrancar la carne a un cuerpo humano. Mientras algunos artistas emplean la fotografía para sacar a relucir los miedos colectivos acerca de los regímenes represivos o las catástrofes medioambientales, otros están más interesados en la basura, perturbando con el uso del sexo y la violencia.
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Cristian Crisis Barbie se vuelve mala a manos del fotógrafo de Bogotá, Cristian Rubio (también conocido como Crisis). Se transforma de una modelo rubia con un largo vestido rosa en una loca depravada a la que le gustan las armas, la autolesión y el sexo en grupo. La serie “Barbie´s Life” (La vida de Barbie) de Crisis sitúa a esta belleza de plástico en una serie de posiciones comprometedoras, arrastrándola muy lejos de esa supuesta inocencia de juguete infantil. Le quita la ropa y la dignidad, introduciéndola en un mundo de libertinaje en el que ella y sus amigos (tanto hombres como mujeres) experimentan con armas de fuego, actos sexuales e incluso el suicidio. En una imagen, Barbie aparece colgada del cuello, sin un zapato y cayéndosele el vestido. Aun así, su sonrisa de labios color rojo sigue ahí. En otra foto una figura masculina la arrastra por una habitación. Es un humor depravado, sin duda alguna, pero el don de la armonía estética de Crisis es innegable. De hecho, con respecto a la composición, no se deja ningún cabo sin atar; estas Barbies tan extravagantes se mejoran con iluminación artificial como la de estudio y posan con un sentido del dramatismo único.
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Mamá
Recuerdo, mamá, cómo te atusabas minuciosamente la trenza intentando cubrir con pudor cierto verdugón aún morado. Aquella trenza deshilachada cual espiga de ternura me rozaba la mejilla cuando en la noche inventabas para mí los cuentos más imposibles: la hastiada bailarina huída de la caja de música en busca de un tesoro escondido, o la bruja que hacía viajes interestelares sobre su escoba pulida con cera de arrojo. Tú siempre creíste que yo no sabía, que yo no podía entender, pero, a menudo, cuando cerrabas la puerta tras el beso purísimo en mi frente, me cubría ansiosa la cabeza con la almohada para aislarme de tu llanto vivo. Recuerdo, mamá, que pronto aprendí a repetir tus mentiras, a señalar airada a puertas o a mesas mal colocadas, y recriminar al marmóreo suelo blanco del cuarto de baño su humedad sibilinamente resbaladiza. Evoco los remedios que aliviaban tu pretendida torpeza a base de cebolla o cataplasmas de sal y me pregunto amargamente qué ungüento podrá curar esta cicatriz candente que tan hondo me traspasa aún después de tantos años. A veces, la noche es larga, insomne, muda. Me siento entonces a charlar contigo, a confesarte secretos que siempre temí pronunciar en voz alta: como que mil veces tracé un plan para escapar de aquel nido de tinieblas, que me avergonzaba la compasión en el reojo de las vecinas o que hasta sentía odiarte cuando le suplicabas en vez de dejarle para siempre atrás. En esas noches eternas, también me acompaña la culpa, insondable y perenne; se arremolina en mi regazo como una gata vieja, clavándome con saña las uñas por cada una de las veces que ni siquiera te pregunté. Hoy, desde el futuro, me gustaría volver a aquella camita triste de cuando era una niña, y susurrarte que me escapé de mi cajita de música cada vez que vi que alguien pretendía cerrarla, y apartarte la trenza, y besarte las heridas, y decirte, mamá, que voy a ser fuerte por ambas, para que mi horizonte no sea de tierra y madera como el silencio que te mece, para que tu dolor y tu silencio sean herencia que empuje la transformación, para que el cuento cambie y mi narradora sea única, exclusiva e inexorablemente yo.
Elisabet Felgueroso López 96
Fotos: Fernando Rodríguez Poemas: Ana Rosa Fernández
“Todas somos vulnerables” es un trabajo multidisciplinar que trata de combatir la violencia y el acoso ejercido hacia las mujeres en todos los ambitos. El proyecto incluye fotografía, poesía, audiovisual y charlas divulgativas. Comenzó en noviembre de 2017 en el Nuevo Teatro de La Felguera, Asturias, con la exposición del fotoperiodista Fernando Rodríguez, donde las imagenes van acompañadas por poemas de Ana Rosa Fernández. Esta exposición se colgó luego en los centros educativos de Langreo, donde además se impartieron charlas a los estudiantes a cargo de la licenciada en psicología Paula Marín, experta en terapias contra del maltrato de género y en identificar y combatir conductas violentas, y continuó luego por varias salas de exposiciones del Principado. El proyecto continuó con el rodaje del cortometraje “MAMA”, de Marino Franco, en el que se muestra la crudeza de la violencia de género en el ámbito familiar y finalizó con la instalación en “La Galería” del Hospital Valle del Nalón de la pieza “El arbol de las ausentes” de la artista Noemi Iglesias. Puede verse una proyección de estas fotos en https://www.youtube.com/watch?v=H9Mh9-q6Ea4&t=3s
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Alba Riesgo (directora médica, área VIII) Me duele tu mirada El terrible tatuaje de la violencia No hay fórmulas magistrales ni recetas mágicas. Resistir. Seguir viviendo. Seguir luchando.
Almudena García (profesora) No se pueden borrar como palabras de tiza la agonía y el desgarro. La tempestad que soporta tu cuerpo menudo y claro. 98
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Blanca Colorado (sindicalista, minera) ÂżDe quĂŠ sirven los tratados, el arte, la mĂşsica? Cuando en el hogar resistes manos que amordazan.
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Blanca Pantiga (concejala de igualdad) Acudes al trabajo. Tu pecho arropado en muselina y flores. ¿Quién te infligió ese dolor en tu cuello de alabastro?
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Carmen Gloria (actriz) Quisiera abrazarte en esa tensa soledad. Antes de salir a escena. Hoy eres tĂş el espejo de cientos de mujeres silenciadas. Hoy tu valor trasciende guiones y epopeyas.
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Eduardo Antuña y Aida Antuña (fotograma cortometraje “Mamá”) No me robes la infancia. El tiempo de leer cuentos de hadas. Déjame dormir. Déjame soсar.
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Flor Maria Alonso (operaria) Ante el espejo frĂo observas las huellas violĂĄceas. Sabes que no puedes olvidar otro amanecer asĂ. Desmadejada y rota, como un espejo en mil pedazos.
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Lía Esteban (estudiante) ¿Por qué? ¿Dónde estará la amiga, el amigo que me dedique unos versos de esperanza? Un abrazo no virtual que dulcifique mis lágrimas.
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Marian Prieto (madre soltera) Tu cara morena. Tu cuerpo aterido de hambre y fatiga. Ojalá encuentres pronto la luz y el cariño que reconforte tu alma. Ojalá la pobreza no sea un eterno exilio.
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Marina Casero (estudiante) Sueño que una mañana se termina, como un relato distópico. Sueño que se deshace como un nudo la amarga tortura de su crueldad.
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Mary Alfageme (monitora deportiva) Hoy no oyes la mĂşsica. Hoy sabes que entrenas para resistir. MuĂąequeras negras como grilletes. Hoy sabes que entrenas para sobrevivir.
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Paula Diaz (abogada) La implacable universidad de la vida, te ha hecho cautelosa y vulnerable. No sirven los libros cuando hay heridas de sangre.
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Rosa María Faulín (policía) Sobre el silencio azul. Sobre tu piel de nácar, las marcas rojas. Injusta espiral de violencia y despropósitos.
Yovanna Morales (chigrera) ¿Qué furia ciega devastó tu sonrisa, tus labios de uva?
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Fernando Rodríguez González Nació en Pola de Laviana, Asturias, el 28 de febrero de 1965 y se inició en la fotografía de forma autodidacta en los primeros años de la década de los ochenta, participando en cursos locales y más tarde matriculándose en la academia “Estudio 27” de Jorge Alonso Molina en Oviedo, donde realizó un curso general y varios sobre técnicas concretas. En 1989, junto con varios amigos de Laviana, fundaron la Asociación Juvenil de Fotografía Contraluz, montando en un local municipal un pequeño estudio y laboratorio donde poder trabajar y desde donde organizaon concursos, maratones fotográficos, exposiciones, charlas y homenajes... Desde 1996 trabaja como redactor gráfico para el periódico La Nueva España. Además, colabora con otros periódicos, revistas y proyectos editoriales diversos. Participa en cursos, encuentros y talleres con fotógrafos de prestigio, como Chema Madoz, Matias Costa, Ricky Dávila, José M. Navia, Clemente Bernad ... . Es socio de la Asociación Profesional de Fotoperiodistas Asturianos desde su fundación en 2003 y participa en sus actividades, como las exposiciones colectivas Miraes, los concursos del Parque Tecnológico, los proyectos solidarios, las jornadas de medioambiente... También es socio de la Asociación de Fotografía Asturias a Contraluz, en la que también participa activamente. En estos últimos años ha recibido varios premios de fotografía de Teatro y ha recorrido gran parte de Asturias con las exposiciones: “Barricadas S. L.”; la historia del rodaje del cortometraje del mismo nombre del director Marino Franco. “Desde el patio de butacas”; imágenes de diversos espectáculos teatrales. “Movilizaciones Mineras”; una reflexión sobre el conflicto de la minería, que además de Asturias se colgó también en Pama del Río (Córdoba) y Móstoles (Madrid)
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Ana Rosa Fernández Ana Rosa Fernández nació en mayo de 1965 en Sotrondio, San Martín del Rey Aurelio (Asturias). Es diplomada en Profesorado de E.G.B. Resultó finalista en concursos como el X Premio Internacional de Poesía “Ateneo Jovellanos” (Gijón). En la XIV edición del Premio Cálamo/Gesto de Poesía Erótica y también en el VIII Premio de Poesía “Poeta Mario López”, de Bujalance (Córdoba). Pudo ver sus primeros poemas publicados al recibir una Mención Especial de poesía en el II Concurso Literario ”Voces del Chamamé” (Oviedo 1995). Y al año siguiente, en una edición de “Heracles y Nosotros” (Gijón), titulada “Las estaciones”. En 2002 gana el XV Premio de Poesía “Esperanza Spínola” de Teguise (Lanzarote) con el poemario: “El peso de la luz”. Publicado en 2003 por la entidad convocante. Gracias al “Foro por la Poesía del Valle del Nalón”, en 2005 se realizó una segunda edición en formato Discolibro. Su obra está recogida también en la “Antología de Poesía española actual Al Aire Nuevo” (Edit. Desierto, México, 2002). Aparece, además, en la “Antoloxía d´autores de San Martín del Rei Aurelio: “Patrimonio intelectual”, publicada en 2008. Uno de sus poemas fue hecho canción con música del escritor asturiano Xulio Arbesú, y forma parte del disco-libro “La mina que nun cierra”, una antología de poemas musicados de poetas del Valle del Nalón. Su siguiente libro está escrito en llingua asturiana: “Los nomes de la lluvia”, con fotografías de Ana Jambrina Huete (Langreo) y publicado por Suburbia Ediciones (Gijón 2011). Con motivo de la “Selmana de les lletres asturianes 2017”, participa en la antología. “Escritores Asturianes” (Antoloxía de testos n´asturianu y gallego-asturianu). Editada por el Gobiernu del Principáu d´Asturies. (Conseyería d´Educación y Cultura).
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Sombreros Fotos: Nadima Texto: Claudio Serrano Si hemos de creer a Susan Sontag la cámara fotográfica es como un arma, de modo que retratar a alguien viene a ser como realizar un “asesinato sublimado”. Como todas las metáforas, ésta de Sontag necesita de muchas precisiones, de mucho vuelo de reconocimiento semántico y sintáctico; y sobre todo, de una generosa dosis de imaginación. Porque lo cierto es que un retrato parece todo lo contrario: se trata de dar vida al modelo, aunque para ello se haga necesario detener el curso del tiempo. Se trataría, pues, de ‘asesinar’ las muchas posibilidades iconográficas de quien pose ante la cámara del fotógrafo para elegir una sola, o varias, a través de las cuales se nos desvele su personalidad. Paolo Fabri lo ha ejemplificado con otra metáfora, menos arriesgada y más próxima a la realidad: la mitad del rostro es nuestra, nos dice, y la otra mitad la proporcionan los dioses. En el caso de estos retratos de Nadima que hoy se publican se cumple con total precisión esta suerte de aforismo de Fabri: las
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modelos ponen su propio rostro y el demiurgo que Nadima lleva dentro proporciona el resto: el vestido, los fondos —bastante neutros para que resalte la luz del retrato—, dos o tres pequeños detalles del vestido... y, sobre todo, los sombreros. La propia Nadima titula esta serie así, “Sombreros” (Hats, en su original), influyendo de esta manera en la visión del espectador que olvida los otros aditamentos de la foto para centrarse en éste, el sombrero, una prenda de vestir con una larga trayectoria histórica detrás, hoy en desuso salvo en contadas ocasiones, pero que le da, sin que su protagonismo sea absorbente, un especial empaque a estos retratos fotográficos, como tales herederos de los retratos pictóricos y ya sabemos que estas series de Nadima deben mucho al mundo de la pintura, pero también al mundo del teatro. Y es aquí, en la filosofía de la tramoya teatral donde encajan perfectamente los sombreros: no solo contribuyen a la puesta en escena de la serie, sino que se revelan como un elemento significativo dentro del retrato. Y ello a pesar —o precisamente por ello— de que, de las seis fotografías, solo una muestra el sombrero completo. Quizás en un juego de espejos que tiene su reflejo en la mirada de las modelos, que solo en un caso mira de frente a la cámara.
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Donde habitan los dragones por
Daniel K arzhonov
Su curriculum en Luz y Tinta nĂşm. 86
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FotografĂas que despertaron conciencias
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Muerte de un miliciano Septiembre de 1936 – Córdoba, España. Un hombre muere, alcanzado por una bala disparada por enemigo invisible. No es un soldado: lleva ropa civil, no uniforme. Sostiene un rifle. Es un miliciano que lucha por la república de España contra las tropas nacionales comandadas por Francisco Franco. En un momento su sangre bañará el suelo de Andalucía, árido por el ardiente sol, el sol del trágico verano de 1936, el verano en que estalló la guerra civil española. La imagen es absolutamente clara. Capta el instante más dramático, sin vacilaciones. Es sorprendentemente despiadada, y por ello consigue simbolizar la guerra. La descripción podría acabar aquí. Pocas fotografías han levantado tantas dudas entre los historiadores e investigadores. El fotógrafo húngaro Robert Capa, cuyo nombre original era Endre Erno Friedmann, declaró que captó la imagen a principios de Septiembre de 1926, cerca de Córdoba. Fue publicada el día 23 de ese mismo mes en la revista francesa VU, y posteriormente en revistas estadounidenses. Hay quien sugiere que la fotografía parece demasiado perfecta para ser auténtica. Comenzó a hablarse de una simulación, y se sugirió que Capa había actuado más como orquestador que como fotógrafo, quienes lo criticaban puede que lo hicieran desde un punto de vista ideológico, ya que el fotógrafo simpatizaba con la causa republicana y con las brigadas internacionales. La teoría de la falsificación perdió toda credibilidad a la década de 1980, cuando parientes del excombatiente identificaron al protagonista: el anarquista Taino (Federico Borrell García) que figura como asesinado en Cerro Muriano, a 20 kilómetros de Córdoba. Sin embargo, la autenticidad de la fotografía no ha sido el único problema. Otra cuestión afecta a la identidad del fotógrafo. Supuestamente , fue Gerda Taro (1910-1937) la novia de Capa, quien hizo la fotografía, no Capa. Gerda, que murió en el conflicto, fue el primer fotoperiodista de la historia que murió en el campo de batalla. Una entrevista radiofónica grabada por capa en 1947, y redescubierta en 2013, parece que refuta esta hipótesis. De hecho, Capa relató que él había tomado la fotografía desde una trinchera, levantando la cámara sin mirar. En resumen, dijo que el icono de la guerra civil se debió al azar, , fue un guiño del destino. ¿Está resuelto el misterio? En realidad no, porque, de acuerdo con expertos , las características de la imagen no son compatibles con la cámara de Capa, una Leica, sino que sugieren el uso de una Rolleiflex, el tipo de cámara que usaba su novia Gerda Taro… Ambos fueron pareja sentimental y trabajaron como corresponsales gráficos de guerra y fotoperiodistas durante el siglo XX. Al compartir seudónimo es difícil saber qué fotos son de cada quién. Cubrieron diferentes conflictos: la Guerra Civil Española, la Segunda Guerra Mundial sino-japonesa, la Segunda Guerra Mundial (el Blitz de Londres en la batalla de Inglaterra , la guerra del norte de África, la invasión de Italia , la batalla de Normandía en la playa de Omaha y la liberación de París), la guerra árabe-israelí de 1948 y la Guerra de Indochina. Precisamente en esta guerra en la madrugada del 25 de Mayo, mientras acompañaba a una expedición del ejército francés junto con dos corresponsales más por una espesa y peligrosa zona boscosa bajo fuego en Jeep, Capa decidió bajarse y adelantarse a pie para fotografiar el avance. Entonces el pelotón escuchó una explosión, había pisado inadvertidamente una mina que le voló la pierna y le produjo una grave herida en el pecho. Fue llevado en ambulancia pero murió camino al hospital, siendo el primer corresponsal estadounidense muerto en esta guerra y terminando así una azarosa vida profesional, guiada por una frase que él popularizó: “Si tus fotos no son lo suficientemente buenas, es que no te has acercado lo suficiente”.
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Todo lo que querĂas saber, pero temĂas preguntar...
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P: El propietario de una peluquería quiere que tome algunas fotos y que después le entregué los archivos para que el las pueda ampliar y colgarlas en su salón. Él no ha dicho nada de pagarme ¿Debería cobrarle? También ¿Debería imprimirlas yo o entregarle los archivos?
R: En este caso, la fotografía es como la prostitución, al menos la que he visto en películas:
¿Te gusta lo que ves? Si es así, entonces hablas de dinero. Si quieres cobrar, debes poner esto sobre la mesa en cuanto haya interés. ¡Me gustaría hacer este trabajo para usted¡ ¿Cuál es su presupuesto? Esto pone el asunto enseguida al frente de la conversación. No vale darle vueltas al asunto. Ellos te podrán preguntar cuanto les costaría. Esto pone de nuevo el balón en tu campo. La mejor manera de enfocarlo es empezar preguntando más cuestiones. ¿Cuántas personas habrá que fotografiar? ¿Contratarán a las modelos o tendré que hacerlo yo? ¿Pueden hacerse las fotos en el salón o tendré que buscar otro sitio? ¿Lo necesitan para muy pronto? ¿Tengo que imprimir yo las fotos? ¿Van a utilizar estas fotos en las redes sociales o en su web? ¿Voy a necesitar alquilar parte del equipo o conseguir un asistente para realizar el trabajo? ¿Quieren ellos que este sea un proyecto continuo o quieren hacerlo una sola vez? ¿Quién maquillará los modelos? ¿Quién proporcionará su vestuario? Cuando empiezas con este aluvión de preguntas significa que conoces lo que hay que hacer y es muy probable que menciones un montón de cuestiones sobre las que ellos tienen que pensar. Algunas veces esta gente piensa: “Venir a tomar fotos, imprimirlas y colocarlas en las paredes”. Esto son sólo dos pasos del proceso. Tomar las fotos. Colgarlas en la pared. Pero tú y yo sabemos que hay muchos más pasos. Negociar tarifa de deposito si tienes que alquilar algo para la sesión, vestuario, algún elemento técnico. 1. Facturar el deposito. 2. Programar el tiempo. 3. Buscar modelos. 4. Programar fechas y horas con las modelos. 5. Reprogramar la sesión en función de la disponibilidad de las modelos. 6. Encontrar peluquera y maquilladora. 7. Contratar peluquera y maquilladora. 8. Encontrar al asistente fotográfico para la sesión y contratarlo 9. Coordinar el espacio para la sesión (puede ser necesario mover el mobiliario y reorganizarlo si se dispara allí. Puede ser que se necesite reservar otro lugar).
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10. Preparar el equipo, limpieza, cargar baterías. 11. Recoger la parte del equipo que se necesite alquilar. 12. Estudiar el guión de la sesión y los diferentes poses a fotografiar. 13. Llegar para la sesión. 14. Hacer la sesión. 15. Recolocar el mobiliario, volver a dejarlo todo como estaba. 16. Recoger todo e irse a casa. 17. Devolver el equipo alquilado y el vestuario. 18. Post-producción. 19. Trabajar la edición en contacto con el cliente. 20. Encargar las primeras copias para revisar. 21. Conseguir que las copias sean aprobadas. 22. Encargar las copias finales. 23. Facturar el pago final. 24. Enmarcar las copias. 25. Entrega final del trabajo. Colgar fotos en la pared 26. Enviar las imágenes finales al cliente, modelos, maquilladores…
Estoy seguro que me dejo cosas fuera. En estos 27 pasos básicos. Advierte que “hacer la sesión” es el número 15. Entonces, el propietario del local que quiere colgar tus fotos y quiere que hagas una sesión (nº15) para poner las copias (nº26) ¿Y todo esto gratis? Quiero decir, estoy dispuesto a hacer el trabajo gratis, pero también quiero mostrarte a ti y a tu cliente sobre cuanto trabajo hay que hacer. En cuanto empiezas a hablarles sobre el proceso, ellos verán que eso va a significar más trabajo. No solo para ti, sino para ellos también. Necesitas tener esta conversación al principio. Y no dar vueltas en la cama y dudar después sobre cómo conseguir que te paguen una vez que ya estás jodido. Lo sé. Soy un grosero. Pero en cierto modo es claro, por así decirlo. Si quieren trabajo gratis y si es algo que quieres hacer por que te interesa, pues entregales la larga lista. Ellos buscan los modelos. Buscan maquilladores.
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Reorganizan el mobiliario según tus necesidades. Pagan el alquiler de los vestuarios y del equipo si es preciso. Pagan al asistente. Pagan la impresión. Pagan el enmarcado. Elos las cuelgan en la pared. Envían las imágenes finales a las modelos, maquilladores porque ellos los han contratado. Tú eres el responsable de presentarte a la sesión con tu equipo, con lo propio y con lo que necesites alquilar, de encontrar al ayudante de hacer la sesión y la post-producción. Puedes encargar las copias o dejarlos que se encarguen ellos. Si lo haces aumenta algo el precio de las copias. Si puedes obtener una copia de 20X30 por 50 Euros, cóbrales 100 por copia. Consigue algo por tu tiempo, consigue diez cortes de pelo gratis. Consigue algo. Ellos consiguen algo de valor por tener las copias en la pared. A parte de la experiencia tu también deberías conseguir algo. Si te dicen que tienen un presupuesto de, digamos 500 euros para todo, averigua el tamaño de las copias que quieren y cuántas quieren. Averigua cuanto costará la impresión. Réstalo de los 500 euros. Digamos que te quedan 250 euros. Necesitas 75 euros para el alquiler de un flash de exteriores por poner un ejemplo, te quedan 175 euros. Cuenta los pasos que tendrás que encargar, pongamos que vas a encargarte de 12. Cualquiera de esos puede tomar una hora de tu tiempo (y eso sin contar el tiempo de la producción) Digamos que de 5 horas. Digamos que la sesión dura 6 horas. Post-producción digamos que otras 8 horas. Encargarte de las copias, pasar a recogerlas 2 horas y otras tres por el resto de pasos. Total 24 horas. Matemáticas, matemáticas, matemáticas. Eres un fotógrafo “Profesional” “Artista” que trabaja por 7 euros
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la hora. Mejor te pasas a la fontanería. Pero la cosa no se queda ahí. Si lo sé. Y ¿Qué pasa con la gasolina, los seguros, y la amortización de tu equipo, las comidas y así y así? Ah espera, suma lo que suben los fondos de papel y todo el material que te has ido gastando, empieza a calcular de nuevo los gastos puede que ya esté en menos de un euro la hora. Puedes ganar más dinero en MacDonald´s. Puedes repartir pizza dos noches cada semana y hacer más dinero. Armado de conocimiento de cúanto implica una sesión de fotos como esta: de cuánto tiempo vas a emplear, de cuanto dinero te costará todo,…teniendo todo esto en mente, mira a tu cliente a los ojos y dile: “esto te costará 2.000 euros”. ¿Qué? ¿2.000 euros? Hasta que trabajes con editores y directores de arte experimentados, trabajarás con personas que no entienden nada de lo que hacemos los fotógrafos. No ven todo el trabajo que hay detrás. Solo ven, “dispara unas fotos” y “nos pasa unas copias para ponerlas en la pared”. Nuestro trabajo consiste en educarlos. Hazlo con educación. No pienses que ellos son estúpidos. Son ignorantes. No saben. Pero tu sabes ya lo que te cuesta hacer una sesión desglosando los costos que tienes. Todo son: Matemáticas, matemáticas, matemáticas. Tu tarifa básica tiene que ser de un mínimo de 35 a 50 euros la hora. ¿Quieres trabajar por una tarifa justa o prefieres hacerlo gratis o por euro la hora que viene a ser lo mismo. ¿Con qué tarifa serías capaz de vivir? ¿Pagar tu alquiler? ¿Y comer? ¿Y comprar esa cámara que necesitas ¿Y arreglar esos
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objetivos que se rompieron la semana pasada? Y mejorar tu ordenador en ocho meses? ¿O poner un nuevo juego de ruedas a tu coche? ¿Y tal vez tomarte unas vacaciones ‘ ¿Y pagar tus impuestos? ¿puedes hacer todo eso por un euro a la hora? No. No puedes hacer nada de eso por un euro a la hora. Sin embargo, ahora lo sabes. Ves los números los desglosas. Cuando ves los números, puedes salir con confianza a pedir la tarifa que necesitas. Puedes educar a tus clientes. De repente a parece alguien con una DSLR y ningún conocimiento, un completo pirata. ¿A veces porqué hay clientes que quieren que les haga el trabajo un pirata? Sencillamente porque hay gente que hace los trabajos gratis porque tienen otros ingresos y no necesitan vivir de la fotografía. Esos son los que están fastidiándolo todo, pero no te preocupes, quienes trabajan como piratas si fueran buenos cobrarían nadie trabaja por el amor al arte. Y como quiera que el cliente quiere que el trabajo se haga bien, más
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les vale encontrar el dinero para pagarte lo que pides. Cuando tu muestras el valor de lo que haces, la gente encuentra el dinero y lo paga. ¿Correcto? Vuelve a repasarlo todo ¿ Puedes encontrar un D5 por 500 euros? Eso no va a suceder y Nikon no te la va a regalar, así que tienes que buscar o ganarte el dinero para comprarla. 1.500 euros por unas nuevas luces, 2.000 por un nuevo ordenador. 800 euros por unos nuevos discos duros. 1.100 por un nuevo objetivo. 400 euros por los nuevos Wizards, si el piso no es tuyo la renta sube, hay que cambiar los neumáticos al coche. Y la mierda sube. Cobra e acuerdo con esto amigo. PD. Tú no inflas las fotos a menos que sean mierda y necesitan ser forzadas. El cliente quiere buenas “ampliaciones” para colgarlas en el salón, no son para ver en el teléfono. Hay que cobrar pero hay que ser verdaderos profesionales, no piratas aficionados que se creen profesionales, y que en esas condiciones es lógico que trabajen gratis.
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