Samir sin reversa
Semillero de Redes, Organizaciones y Colectivos de Resistencia y Rebeldía adheridos a la Sexta Nacional e Internacional
Cooperación solidaria, agosto 2, 2020, Año I, N. 7
En el marco del natalicio de Samir Flores Soberanes, este 2 de agosto se presenta el libro Samir sin reversa en Amilcingo, Morelos, a las 19 horas. https://bit.ly/3fcsOzU Sigue la transmisión en vivo en FB: Radio Comunitaria Amiltzinko 100.7Fm Conoce y apoya el proyecto Samir en http://proyectosamir. wordpress.com Aqui un capítulo de ese libro
por Gloria Muñoz u viejo carrito blanco iba y venía cargado de propaganda, bocinas y compañeros y compañeras que recorrían los pueblos dando información. No hay quien no recuerde que tenía que estacionarlo donde no ocupara la re - versa, pues no tenía la función e invariablemente alguien tenía que bajarse a empujar.
S
Colibrí rebelde
El discurso orwelliano de ALO
L
a constante en el discurso de quienes se ven a sí mismos como “los salvadores” es que “gracias a ellos” el atraso ha sido derrotado y el progreso ha llegado. Siempre ha sido lo mismo, se consideran el parteaguas del devenir de la humanidad; y se gastan en vano elaborando “nuevos discursos” cuando podrían, simplemente citar el texto que es reconocido por las civilizaciones occidentales como El Libro: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo.”... Y entonces llegó “el salvador” . Sólo cambian palabras y tiempos; pero el principio discursivo es el mismo, “antes que yo la oscuridad, de ahora en adelante, la luz brillará por la eternidad”. En la soberbia que caracteriza a quienes se sienten en el pináculo “del poder”; hay un común denominador en su discurso, “llegaron para quedarse”. Sin pretender paralelismos absurdos, lo mismo afirmó Hitler con su “imperio de los mil años”, que Salinas con “la generación que gobernará 25 años”, o la “cuarta transformación” de ya saben quién. Existe otras constantes en su discurso, se rodean de la peor calaña del pasado, al tiempo que se dirigen hacia los sectores más jodidos. 6
Tampoco tenía limpiaparabrisas, por lo que cuando llovía Samir manejaba con una mano y sacaba medio cuerpo para limpiar con la otra. “Samir era como su carro, tampoco tenía reversa”, dice sonriendo Miguel López, de Zacatepec. Juan Carlos Flores y Jorge Velázquez ríen también al recordarlo. No hay quien no haya empujado el viejo y destartalado Golf. Tampoco tenía casa propia, nunca salió del país y el dinero escaseaba en su casa, en buena medida por el tiempo que le dedicaba a la lucha. La solidaridad era cotidiana, hasta con lo que no tenía. Un día a medianoche llegó la policía a Radio Zacatepec, en Puebla, catearon la casa y acusaron a los activistas de narcomenudistas: “Lo primero que pensamos fue irnos a Amilcingo con Samir. Llegué a su casa y me dijo: ‘Migue, ahí hay de comer, aquí te vas a quedar, podemos ir al río’. Fuimos a la radio de Amilcingo con su alegría, nos ayudamos en unos programas y compartimos lo que estaba pasando en Zacatepec. Así era Samir, no te dejaba solo”. Miguel conversa sobre su compañero y se le ilumina el rostro. Tiene un par de días de haber sido liberado de la cárcel por su lucha en defensa del río Metlapanapa y recuerda las palabras de Samir, su amigo y hermano: “Nos decía: ‘no vamos a claudicar, no vamos a dejar que otros de fuera vengan y 84 85 nos digan cómo tenemos que vivir nosotros, no vamos a renunciar a nuestra agua ni a nuestra libertad’. Se te grababa eso y pensabas que era cierto, que
quiénes son ellos, los empresarios, los gobiernos, para que lleguen a un pueblo para que decidan por nuestras vidas o nuestra educación o nuestra agua”. Martha Sánchez, su vecina, amiga de la infancia y también compañera de lucha, lo recuerda fiestero: “Le gustaba divertirse mucho y bailar”. Un día, dice, “en su cumpleaños le hicimos en la comunidad una fiesta sorpresa y todas las señoras cooperamos. Le compramos un pastel y llevamos tacos dorados. Estuvimos en el centro, ahí donde hacemos las reuniones. Él llegó y se sorprendió al ver que sacaban el pastel de la Ayudantía. Se emocionó mucho. Hubo baile en el centro y se puso a bailar con las señoras, le encantaba el relajo”. “A mí me decía Martinilla y en la radio ponía canciones y me mandaba saludos. En temporada de ciruelas íbamos a cortarlas al campo. En una ocasión él estaba en la radio y le mandé un mensaje diciéndole que fuéramos al campo porque en el terreno de mi papá habían sembrado sandías y habían dado rebien. Y para allá nos fuimos. Convivíamos mucho, lo invitábamos a comer a casa de mi mamá. ‘Ya vine a comer, doña Eva, dice Martha que hizo frijoles quebrados’, decía cuando entraba a la casa”. A Samir le gustaba el pulque y la cerveza, y en algunos momentos llegó a ser un problema, sobre todo en los últimos dos años “porque a veces tomaba de más”,
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