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Luis Robledo Cabello
MESA 3 LOS ORDENAMIENTOS LEGALES
La administración del agua en México
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LUIS ROBLEDO CABELLO Ingeniero civil con maestría en Planeación. Ha participado en el diseño y ejecución de los proyectos hidráulicos más importantes de México, así como de así como del sistema carretero y los puertos del país. Durante muchos años se desempeñó en el sector público. Perito profesional en Ingeniería hidráulica y en Gerencia de proyectos. Premio Nacional de Ingeniería Civil 2019. Actualmente dirige dos empresas de consultoría en ingeniería con especialidades en agua, transporte y energía.
Hago una breve reflexión sobre la evolución de nuestro país en relación con el agua. Si nos remontamos unos 75 años atrás, a la década de 1940, éramos –y durante muchos años lo seguimos siendo– un país eminentemente agrícola, eminentemente rural, la población urbana no era tan importante como lo es ahora; en las actividades agrícolas se generaba una gran parte de los trabajos para nuestra población rural. Sin embargo, esta situación ha cambiado radicalmente; desde entonces la población urbana ha crecido rápidamente por la migración rural y la situación es enormemente preocupante por la falta de planeación apropiada y oportuna del desarrollo urbano.
En los próximos 20 años o 25 años, con las tasas de crecimiento que se prevén, tendremos en México del orden de 20 a 25 millones más de habitantes, de los cuales el 80% probablemente se ubique en centros urbanos ubicados en el Altiplano y en zonas áridas, como la Zona Metropolitana del Valle de México, Guadalajara, Monterrey, León, Puebla, Guanajuato, Tijuana, etc., todas ellas con graves restricciones en materia de disponibilidad de agua; por lo tanto, las necesidades de agua para fines urbanos cada día serán mayores y muy difíciles de satisfacer.
La urbanización acelerada no implica que las necesidades de agua para la producción de alimentos sean menores; obviamente, a más población, más necesidad de alimentos. México está importando actualmente 10 millones de toneladas de granos desde diversos países, sobre todo desde Estados Unidos, lo cual implica un problema importante de salida de divisas del país; pero adicionalmente, en los siguientes años vamos a necesitar más alimentos para los 20 a 25 millones de nuevos mexicanos que habrá, lo cual implica que vamos a necesitar del orden de otros 10 millones de toneladas de productos agrícolas; como consecuencia, el déficit agrícola podría subir a 20 millones de toneladas anuales, con los desfavorables impactos en la salida de divisas y la vulnerabilidad política del país.
Es conveniente comentar la forma como evolucionó México en materia de gestión del agua para fines hidroagrícolas; los grandes distritos de riego se desarrollaron en los ríos de la costa norte del océano Pacífico y del norte del país, es decir, en los estados de Sinaloa y Sonora, en Mexicali y a lo largo del río Bravo y de sus afluentes, principalmente en Chihuahua y Tamaulipas , que era donde estaban disponibles el agua de importantes ríos y los suelos de las grandes planicies litorales y de las zonas áridas; algunos distritos se ubicaron en el centro del país, pero sobre todo en el norte, noreste y noroeste del país.
Históricamente, las grandes y medianas ciudades no fueron ubicadas en donde existía disponibilidad de agua; por ejemplo, el Valle de México desde hace muchas décadas no es sostenible con sus propios recursos de agua y se ha visto obligado a traer agua de cuencas lejanas; Puebla ya agotó su disponibilidad de aguas subterráneas, Monterrey también la agotó y ha tenido que recurrir a la conducción de aguas