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Eugenio Laris Alanís

MESA 4 FORTALECIMIENTO INSTITUCIONAL

Fortalecimiento de las instituciones del agua

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EUGENIO LARIS ALANÍS Ingeniero civil con posgrado en Mecánica de suelos y diseño de presas. Ha dedicado su vida profesional a promover, diseñar y construir muchas de las obras de infraestructura en nuestro país, y algunas en Ecuador, Centroamérica y el Caribe, desde los sectores público y privado. Ha promovido el desarrollo de la ingeniería como profesor de la UNAM y del IPN, y presidido las más importantes asociaciones de ingeniería de este país.

El agua es indispensable para la vida. Gracias a su existencia en nuestro planeta, ha proliferado la vida marina y se han desarrollado los continentes. Aprovechamos el agua para satisfacer las necesidades urbanas, para cultivar el campo, para impulsar la ganadería, para satisfacer las necesidades industriales.

El 72% del agua en el planeta se encuentra en forma líquida en los océanos. Otro 25% se encuentra en forma sólida en los casquetes polares, y sólo un 3% está como vapor de agua disuelta en la atmósfera; esta última, al chocar con las cordilleras en los continentes, se condensa y se precipita en forma de lluvia. Parte del agua de lluvia se vuelve a evaporar, otra se filtra y regresa a la superficie en forma de manantiales o se acumula en los acuíferos. El resto del agua escurre en los arroyos y ríos hacia los lagos o regresa a los océanos.

Dependemos totalmente de la lluvia para satisfacer las necesidades de nuestra sociedad moderna, aunque cada vez reciclamos más agua y desalamos agua del mar. Disponer de agua para satisfacer las necesidades ha requerido la construcción de complejas estructuras para captar, acumular y conducir agua.

Los romanos construyeron espectaculares acueductos. Los aztecas captaron manantiales de Chapultepec por un acueducto que se usó todavía en la colonia. En el campo, los hacendados construían barracas en los ríos para desviar el agua a sus terrenos.

En nuestro país, es a principios del siglo XX que el presidente Calles crea la Comisión Nacional de Irrigación y se construye la presa Don Martín en Coahuila, la Abelardo Rodríguez en Tijuana, Palmito en la Laguna, La Angostura en Sonora, Marte R. Gómez en Tamaulipas. Más tarde se inicia la construcción de presas en ríos del noroeste. Durante la administración del presidente Miguel Alemán la Comisión Nacional de Irrigación se convierte en la Secretaría de Recursos Hidráulicos. Su tarea era proyectar y construir infraestructura hidráulica que aprovechara los escurrimientos de nuestros ríos para irrigar las zonas agrícolas y para dotar de agua a las principales poblaciones. Se crearon condiciones hidrológicas para las cuencas de los ríos más importantes. Las comisiones del Río Lerma, Hidrológica del Valle de México, del Río Grijalva, del Río Fuerte y del Papaloapan tenían la responsabilidad de planear el desarrollo integral de las cuencas, lo que significaba construir la infraestructura hidráulica, presas de almacenamiento, presas derivadoras, canales de riesgo, canales de drenaje, así como caminos para el transporte de los productos agrícolas, y los poblados de los agricultores con todos sus servicios.

Por otra parte, se creó en la estructura de la secretaría una nueva división: la Jefatura de Agua Potable, para apoyar a los organismos locales de abastecimiento de agua potable en las principales poblaciones del país. Los organismos locales construyeron sistemas municipales de agua potable y alcantarillado en todo el país, así como los acueductos para llevar agua de fuentes lejanas. En algunos casos, como el

acueducto Cutzamala para la Ciudad de México, o el acueducto Río Colorado para llevarle agua a Tijuana.

El trabajo de la Secretaría de Recursos Hidráulicos enfocado en construir la infraestructura hidráulica en todo el país durante la administración del presidente Alemán se continuó durante las administraciones de los presidentes Ruiz Cortines, López Mateos y Díaz Ordaz. Pero en esta última administración, la responsabilidad de construir y operar los distritos de riego quedó a cargo de la Secretaría de Agricultura, lo que llevó a la desaparición de la Secretaría de Recursos Hidráulicos, la creación de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos y posteriormente a la creación de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

El Atlas del Agua de la Conagua registra 180 presas en México, de las cuales cerca de 20 fueron construidas por la Comisión Nacional de Irrigación. La Comisión Federal de Electricidad y los organismos de cuenca construyeron otras 15 grandes presas; la Secretaría de Recursos Hidráulicos, en las diversas etapas, construyó cerca de 305 presas.

Por lo que respecta al riego, hay 3.3 millones de hectáreas en los distritos de riego, y en las unidades de riego hay otros 3.9 millones de hectáreas. Esa infraestructura fue financiada en su mayor parte con créditos del BID y del Banco Mundial. Los créditos respectivos fueron cubiertos con el valor de la producción agrícola y la producción de electricidad.

La última actividad de la Secretaría de Recursos Hidráulicos fue la elaboración del Plan Nacional Hidráulico con un fondo del Banco Mundial, una gran labor desarrollada por un grupo de ingenieros mexicanos. El Plan Hidráulico fue actualizado en la administración siguiente, por la Conagua. Todos los planes han sido rebasados por el explosivo crecimiento de la población, que pasó de 25 millones de habitantes en 1950 a los actuales 128 millones, y por la insuficiencia de recursos presupuestales asignados al sector.

Ahora la Conagua ha creado el Atlas del Agua en México, actualizado en 2018, que le ha permitido elaborar políticas hidráulicas nacionales que estén dentro del Sistema Nacional de Información y de la Ley de Aguas Nacionales. En uno de sus capítulos se señala el estado de gestión y la forma de organización para la administración del agua; la misión y meta para el largo plazo debe ser agua suficiente, segura y confiable para una vida sana; agricultura eficiente en el uso del agua; comunidades protegidas de inundaciones y sequías; protección del medio ambiente; apoyo del desarrollo económico regional.

Para los sistemas de agua potable, los objetivos pueden sintetizarse en contar con agua potable y redes de distribución para toda la población, con la calidad y en la cantidad necesaria; construir y operar la red de drenaje sanitario y plantas de tratamiento para mantener limpios los cuerpos receptores y lograr una sustentabilidad ambiental; construir y operar las obras de infraestructura necesarias para proteger de inundaciones a toda la población.

Como elementos negativos para el desarrollo del sector hídrico se identifican los siguientes: la planeación de la infraestructura está desligada del recurso y carece de una cartera de proyectos; complejidad del marco legal y reglamentario; problemas en la tenencia de la tierra para la ejecución de los proyectos; confusión e inseguridad jurídica en los derechos de agua; el ciclo de proyectos está desarticulado por diversos efectos técnicos y administrativos.

Las condiciones ahora existentes en el sector hídrico, reconocidas por la Conagua, son acuíferos sobreexplotados, fugas del 40% en las redes de agua potable; deficiencia de irrigación (menor del 40%); el 70% del agua residual no se trata; poca autonomía en los organismos operadores, que están económica y financieramente quebrados; escasa disponibilidad de recursos humanos capacitados; alta vulnerabilidad ante fenómenos extremos de sequía o inundaciones.

Pero lo más importante es que los recursos financieros asignados al sector han sido insuficientes, y no se ha encontrado la forma de hacer proyectos autofinanciables. Solamente en el Valle de México se tienen ya identificadas inversiones necesarias superiores a los 100,000 millones de pesos.

Para un mejor resultado de los programas de infraestructura, el análisis debe ser resultado de estudios específicos y proyecciones cuantitativas de la demanda, lo que involucra cálculos de inversión basados en la mejor utilización de las instalaciones, incluyendo las medidas para incrementar eficiencia y eliminar cuellos de botella.

Hoy nos enfrentamos a un nuevo reto con el cambio climático. En algunas regiones estamos padeciendo lluvias cada vez más intensas. Las inundaciones son más severas y de mayor duración. En la Ciudad de México, todos los años hay inundaciones, porque la infraestructura de drenaje está rebasada. Todos los años hay inundaciones en alguna parte del territorio nacional.

Por otra parte, las sequías son más intensas y más prolongadas. En el norte de la República se han identificado las peores sequías. Hay una gran necesidad y una gran oportunidad para construir nueva y moderna infraestructura hidráulica

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