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José de Jesús Luévano
superficiales de ríos lejanos; Guadalajara sufre falta de agua, sus acuíferos están sobreexplotados y sus posibles fuentes superficiales son de ríos lejanos; para no abundar mucho, ciudades como León y Aguascalientes están en iguales o peores condiciones, al igual que Tijuana y otros espacios urbanos.
Para el desarrollo urbano del país se actuó en sentido contrario a lo que la racionalidad indicaba; se trata de una tendencia que continúa hasta la fecha y que debe ser motivo de gran preocupación, porque sigue el crecimiento acelerado de las ciudades grandes del país y con ello seguirán creciendo las demandas de agua para la población en zonas donde no existe disponibilidad y por lo tanto no son sostenibles desde el punto de vista hídrico.
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Esa situación no la pueden resolver las autoridades federales responsables del sector agua; su atención es competencia y responsabilidad de las autoridades municipales o regionales, con el apoyo de la secretaría federal responsable del desarrollo urbano, que deberían interactuar con la autoridad del agua para definir hasta dónde es posible que sigan creciendo dichas ciudades, lo cual tiene límites que ya están presentes en muchos de los casos. El desarrollo urbano obedece en buena medida a decisiones que se toman en un nivel alto, por las autoridades locales y estatales. No es sencillo ni fácil plantearles a dichas autoridades que sus ciudades ya no deberían crecer a la velocidad con que lo han hecho, pues es muy probable que no estén de acuerdo.
Lo anterior significa que, desde el punto de vista del agua, no podemos olvidarnos de la planeación, que es un tema central de este foro. Es decir, hay recursos de agua en ciertas zonas del país y en otras ya no los hay; en el primer caso, como en el norte y en la mayor parte del Altiplano.
En materia de planeación del desarrollo urbano, comercial e industrial, sería razonable orientar e impulsar la planeación del desarrollo del país hacia las regiones costeras, por ejemplo en el litoral del Golfo de México desde Tampico hasta Campeche, o en el océano Pacífico, desde el sur de Sinaloa y Nayarit hasta llegar probablemente a Chiapas, procurando aplicar diversas medidas de aliento federales y locales para que las nuevas actividades comerciales e industriales que requieran cantidades importantes de agua se ubiquen en las regiones costeras, donde existe disponibilidad, y que en el Altiplano y en las regiones áridas sólo se establezcan aquellas que utilicen mínimas cantidades de agua.
Esta tendencia de ubicación de la industria, el comercio y la población queda fuera de los alcances y del control del organismo federal de gestión del agua, pero si uno se pone en el lugar de la entidad responsable de administrar el agua en el país, la Conagua, se puede orientar a las autoridades locales en relación con la mayor, menor o nula disponibilidad de agua en cada una de las regiones del país, para que lo tomen en cuenta en sus planes de desarrollo económico, industrial y urbano.
La Conagua debería contar con un sistema de planeación de mediano y largo plazo que determine los requerimientos o demandas probables y las disponibilidades futuras de agua en cada región, con especial atención a regiones como Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, así como a las entidades del Altiplano, que no tienen el agua necesaria para cubrir sus necesidades en un futuro inmediato. Adicionalmente, dicha planeación debería determinar a largo plazo cuáles serán las necesidades y los recursos de agua en estados con gran disponibilidad, como Veracruz y Tabasco en el litoral del Golfo de México y Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero y Chiapas en el litoral del Pacífico, entidades que tienen suficiente disponibilidad de agua.
Hasta la fecha sólo hemos hecho en México programación de obras de infraestructura del agua a corto plazo, pero nos hemos olvidado de la planeación a mediano y largo plazos, lo cual nos ha llevado a situaciones regionales críticas en materia de ese recurso.
Por ello felicito al Comité Técnico del Agua del CICM –en el cual me honra participar– por tomar como tema central de este foro la planeación del agua.
El Tratado de Aguas de 1944
JOSÉ DE JESÚS LUÉVANO Licenciado en Administración de empresas con posgrado en Solución de conflictos internacionales. Ha trabajado en la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) entre México y Estados Unidos desde 1978. Desde 1990 es secretario de la sección mexicana de la CILA. Ha participado en la negociación de más de 40 acuerdos internacionales en muy diversas áreas.
La Comisión Internacional de Límites y Aguas tiene a su cargo la vigilancia y aplicación del Tratado de Aguas de 1944, celebrado con los Estados Unidos de América, país con el que anteriormente, en 1906, suscribimos el llamado Tratado de la Convención para recibir en el punto donde inicia la frontera del Río Bravo, 74 Millones de Metros Cúbicos anuales que se utilizan para riego en el Valle de Juárez, aclarando que el tratado estipula que ese volumen se recibe por cortesía de aquel país.
Posteriormente, con la firma del Tratado de 1944, se busca resarcir todas estas fallas que hubo en la Convención de 1906, es decir, ya el agua la recibe por derecho, tanto México como por Estados Unidos; EUA nos entrega 1,850 millones de metros cúbicos, que pueden llegar hasta casi 2,100 millones cuando hay excedentes en la cuenca del río Colorado. México tiene una obligación de entregar a Estados Unidos 431.7 millones de metros cúbicos anuales, pero contabilizados en ciclos de cinco años, porque se reconoce que
hay una gran variabilidad en los escurrimientos del río Bravo, de tal manera que puede haber años en que no haya agua, y puede haber otros en que haya excedentes y vamos compensando. En concreto, la obligación de México es entregar 2,158 millones de metros cúbicos de agua del río Bravo en un periodo de cinco años. El tratado también prevé que, si por alguna razón no podemos cumplir la totalidad de las entregas en un ciclo, debemos hacerlo en el año siguiente, junto con cualquier cantidad que sea necesaria para evitar un nuevo faltante, es decir, México no puede exceder un periodo de 10 años para cumplir con sus obligaciones establecidas en el tratado.
Según las áreas de las cuencas internacionales, en el caso del río Colorado el 99.5% de la cuenca se ubica en el territorio de Estados Unidos, en tanto que la cuenca del río Bravo está más o menos al 50% en cada país.
Como bien sabemos, tan pronto los norteamericanos nos arrebataron más de la mitad del territorio al término de la Guerra de 1848, iniciaron su expansión hacia el Oeste propiciando un rápido crecimiento de asentamientos humanos, apertura de minas, así como actividades agrícolas y ganaderas, que en conjunto demandaron grandes volúmenes de agua. El desarrollo en México era más lento, pero finalmente lo que nuestro país buscaba era tener una seguridad, particularmente en el caso de las aguas del río Colorado. El hecho de que Estados Unidos quisiera definir que tenía ya un derecho anterior a México porque había estado usando las aguas era algo que inquietaba mucho a México, y que no le dejaran acceso, sobre todo porque ya el Valle Imperial, en el caso de California, tenía muchos años utilizando las aguas del Colorado. También preveía México que necesitábamos una certeza para el desarrollo futuro de la frontera. Finalmente, lo que le da viabilidad a la frontera entre ambos países es el Tratado de Aguas del 1944, porque da la certeza de la disposición de agua que tenemos en este momento.
Entonces, había una serie de intereses, tanto para México como para Estados Unidos, que dieron las condiciones para una negociación en muchos sentidos ventajosa para nuestro país. También había razones de mutua conveniencia que a veces no resaltamos, pero en ocasiones era la construcción de infraestructura conjunta que nos permitiría administrar de mejor manera las aguas comunes. Con Estados Unidos hemos construido dos grandes presas de almacenamiento: la presa La Amistad y la presa Falcón, una red de estaciones hidrométricas y climatológicas, tanto en la cuenca del río Bravo como en la del Colorado, que nos permite tener certeza de cuánta agua disponemos. Algo que es muy importante es que hemos podido generar energía y compartirla al 50%,
Áreas de cuencas internacionales
Wyoming
Nevada Utah Colorado Cuenca río Tijuana Total=4,424 km2 EUA=1,221 km2 México=3,203 km2
Cuenca río Colorado Total=634,840 km2 EUA=631,000 km2
California Arizona Nuevo México Cuenca río Bravo Total=444,560 km2 EUA=229,798 km2 México= 214,762 km2
Sonora
Chihuahua Texas
Coahuila
Océano Pacífico Durango Nuevo León
Golfo de México Figura 1. Distribución de agua en las cuencas del río Colorado y el río Bravo.
Derivaciones:
Río Colorado México=1,850 mm3/año México=Tabla alta=2,097 mm3/año
Río Bravo México=74 mm3 / (Tratado de 1906) EUA=431.7 mm3/año
Afluentes mexicanos aforados. Entrega de agua a Estados Unidos. Tratado de Aguas de 1944. Promedio anual. Periodo 1954 a 2020.
Río San Rodrigo 41.991 mm3 8.61% Río Escondido 20.095 mm3 4.12% Arroyo de Las Vacas 6.642mm3 1.36%
Río San Diego 60.227 mm3 12.35%
Río Salado 120.941 mm3 24.80%
Río Conchos 237.814 mm3 48.76% Promedio de entrega=487.710 mm3
Afluentes mexicanos aforados.
Entrega de agua a Estados Unidos. Tratado de Aguas de 1944. Promedio anual. Periodo 1992 a 2020.
Río San Rodrigo 38.230 mm3 10.14% Río Escondido 20.191 mm3 5.36 % Arroyo de Las Vacas 7.030 mm3 1.86%
Río San Diego 56.601 mm3 15.01%
Río Salado 107.356 mm3 28.48% Río Conchos 147.579 mm3 39.15%
Promedio de entrega=376.987 mm3
Afluentes mexicanos aforados.
Entrega de agua a Estados Unidos. Tratado de Aguas de 1944. Promedio anual. Periodo 1954 a 1991.
Río San Rodrigo 44.864 mm3 7.84% Río Escondido 20.023 mm3 3.50% Arroyo de Las Vacas 6.345 mm3 1.11%
Río San Diego 62.995 mm3 11.01%
Río Salado 131.309 mm3 22.95%
Río Conchos 306.679 mm3 53.59% Promedio de entrega=572.215 mm3
independientemente de la propiedad de agua que se está extrayendo de las presas; es importante destacar esto, porque a veces no se valora. En muchos casos México está generando energía eléctrica con agua de Estados Unidos.
México se preparó muy bien para la negociación del Tratado de Aguas de 1944, para blindarse incluso, en caso de que Estados Unidos quisiera someter el tema a un arbitraje internacional. Finalmente, las negociaciones dieron como resultado un tratado con bases jurídicas muy claras y precisas, sobre todo un tratado flexible, es decir, tenemos un tratado que fue firmado en 1944 y que aún es posible aplicarlo a la fecha porque tiene la flexibilidad para irse adaptando a las condiciones actuales. ¿Cuáles son los puntos relevantes del tratado? El tratado es el instrumento jurídico que norma la relación entre México y Estados Unidos para administrar de manera conjunta nuestras aguas; crea la CILA como un organismo internacional técnico diplomático para asegurar la aplicación del tratado. También le otorga la facultad exclusiva de interpretarlo, porque a veces es común que los congresos de los estados, que algunos congresistas federales, asociaciones de riego o el Consejo de Cuenca se pongan a interpretar el tratado y generen muchos conflictos. La interpretación del tratado la hacen los dos gobiernos de manera exclusiva en la CILA, y así está estipulado en el artículo 2 del tratado. Esta reglamentación del tratado queda establecida en un formato que se denomina Actas de la Comisión, que está prevista en el artículo 25 del propio tratado; allí la comisión hace a los gobiernos sus recomendaciones de cómo atender un problema en particular, de cómo llevar la construcción de infraestructura, de cómo reglamentar aspectos del tratado, cómo normar reglamentos del tratado o cómo interpretar cuestiones que no están claramente definidas en él.
En el tratado también se establece la prioridad para el uso de las aguas, los criterios para distribuirlas, las bases para construir conjuntamente obras hidráulicas y cómo debemos de operar las presas en condiciones normales, en condiciones de avenidas; cómo debemos establecer los criterios para control de avenidas y qué obras tenemos que hacer para ese control. Se le da preferencia a la atención de los problemas fronterizos de saneamiento; se establecen todos los procedimientos para la hidromedición y la contabilidad del agua, que es muy importante, ya que cada vez está siendo un tema con más sentido que la gente desea conocer: cómo está la distribución de las aguas y cuánta agua se le está entregando a Estados Unidos. En nuestra página se puede consultar toda esta información.
Cada estado en la cuenca del río Colorado ya tiene asignado el volumen que deben recibir; la cuenca alta que está formada por Nevada, Utah, Wyoming, Colorado y Nuevo México normalmente no utiliza la totalidad de las aguas que tiene asignadas, en tanto que en la cuenca baja el gran usuario es California, junto con Arizona.
Vemos allí que México recibe 1,850 millones de metros cúbicos anuales. Ese volumen de agua es superior al que reciben los estados de Nuevo México, Wyoming y Nevada.
Esa distribución de las aguas la hicieron en 1922; está a punto de cumplir un siglo; se habla de que se sobreasignaron las aguas del río Colorado, porque se hizo con base en estudios de años que fueron muy húmedos y ahora estamos enfrentando una gran sequía en la cuenca del río Colorado, al grado de que es muy posible que el año entrante tengamos por primera vez, desde la firma del tratado, un recorte en las asignaciones para todos los usuarios en la cuenca del Colorado. El tratado establece, que, en caso de sequía extraordinaria, el agua que recibe México se reducirá en la misma proporción en que se reduzcan los consumos en Estados Uni-