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URBANISMO / PROBLEMÁTICA URBANA POR FALTA DE PLANEACIÓN / JORGE JAVIER JIMÉNEZ ALCARAZ

La presencialidad es necesaria en la parte experimental que se desarrolla para el trabajo de campo.

asistencia a las instalaciones universitarias, el personal académico se preparó para emprender un camino que condujo a procesar la continuidad de nuestras actividades académicas utilizando la tecnología, las aulas virtuales soportadas en Moodle a disposición del alumnado a través del Campus Virtual Azcapotzalco (CAMVIA), y las herramientas del Google Suite. A los profesores se les preparó en el uso de tecnologías a través de cursos que los orientaron para reconocer esta nueva realidad; enfrentaron la dificultad de estar dando clase en un ambiente virtual donde difícilmente los alumnos encendían la cámara. Cabe decir que en todo momento se impulsaron medidas institucionales para apoyar al alumnado.

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Ahora estamos ante el reto de la presencialidad. Ha sido difícil; hemos avanzado gradualmente, actuando de forma muy responsable desde la universidad, y en particular desde la división. Iniciamos el retorno desde finales de 2021 y hemos ido incrementando gradualmente de trimestre en trimestre el aforo en nuestros espacios; en salones con cupos de 45 a 50 alumnos, en principio permitíamos la mitad, después 60, 70%, y ahora, en vísperas de iniciar un nuevo trimestre, estaríamos trabajando como lo solíamos hacer antes de la pandemia, ocupando el total del aforo disponible en aulas, talleres, laboratorios y todos los espacios, como son la biblioteca y los servicios de cómputo.

IC: Para cerrar esta respuesta, ¿podría enumerar algunos impactos positivos y otros negativos, a modo de síntesis? TMH: Lo positivo se puede ubicar en términos de la fortaleza institucional; somos una comunidad muy robusta, fuerte. La institución tuvo la capacidad de responder rápidamente: por ejemplo, a los alumnos que no tenían equipo de cómputo se les dotó de uno, e incluso se les proporcionaban datos para que pudieran conectarse. Se potenciaron las aulas virtuales, que funcionan como repositorios de información y de actividades a donde el profesorado sube información, videos y materiales diversos y cuyo uso apoya a las actividades presenciales. De 2020 a la fecha se duplicó el número de aulas virtuales: antes de la pandemia teníamos alrededor de 600, y ahora tenemos casi 1,200 tan solo en la División de Ingeniería.

Otro aspecto positivo es que se ha buscado propiciar en el alumno un trabajo autónomo, independiente, donde el profesor funja como un guía, un orientador, y aunque no podríamos asegurar que realmente se logró, lo estaremos evaluando.

Lo negativo fue definitivamente la pérdida de las oportunidades que otorga la presencialidad para el aprendizaje, que en el caso de la ingeniería civil es un aspecto necesario por las actividades que propician el uso de equipos, materiales y dispositivos diversos para desarrollar las habilidades en su uso y manejo.

IC: ¿Qué tipo de retroalimentación recibieron por parte de los alumnos y de los profesores en este periodo de reclusión, de falta de presencialidad? TMH: Para el caso de los alumnos, se buscó escuchar sus inquietudes y orientarlos a través de las reuniones que trimestralmente se fueron efectuando durante dicho periodo. En cuanto al profesorado, al final de cada curso completan un cuestionario en el cual evalúan lo realizado en cada una de las materias que impartieron, comparten su experiencia docente y sus inquietudes. Esta información se procesa con objeto de ir trabajando en aquellos elementos que es necesario reforzar, aspectos como espacios ventilados, uso de la tecnología, fallas de internet…

Resolver la atención al alumnado durante la pandemia nos condujo a generar divisionalmente el proyecto de Mentoría, en donde los alumnos de trimestres más avanzados, que están por concluir la carrera, realizan su servicio social a través de esta actividad, a partir de la cual se pretende que orienten a sus compañeros, atiendan sus dudas e inquietudes en torno al plan de estudios, los procedimientos escolares y académicos, y los interioricen de la vida universitaria en sí.

La universidad nos da la posibilidad de ofrecer una formación con múltiples dimensiones; en tal contexto es importante compartir con el alumnado aspectos como la oferta cultural, que durante la pandemia fue realizada a distancia con el uso de la tecnología para ofrecer cursos, talleres, exposiciones y conferencias.

También hay que reconocer que en la UAM, y en general en el mundo, la problemática psicosocial producto del aislamiento ha sido un tema preocupante, y a través del proyecto de Mentoría se buscó brindar orientación sobre cursos y talleres en este ámbito ofrecidos institucionalmente, o bien la canalización hacia las instancias correspondientes, cuando se consideró necesario.

IC: ¿Hubo elementos puntuales de retroalimentación que hayan dado profesores y alumnos que usted considere relevantes? TMH: Después de muchos periodos trimestrales de docencia en modalidad remota, la mayoría de los profesores

pedían un retorno; se quejaban mucho de la evaluación desde los ambientes virtuales mencionando la copia de trabajos, tareas e incluso exámenes por varios de los alumnos; este fue un punto de observación importante. También referían la dificultad de evaluar a grupos numerosos con archivos digitales que a menudo no se apreciaban con la nitidez necesaria. En cuanto a los alumnos, lo que ellos pedían era mayor comprensión de los profesores, mayor apertura, tolerancia.

IC: ¿Han hecho alguna evaluación respecto del impacto de la modalidad virtual versus el aprendizaje presencial en lo académico? TMH: Tenemos diferentes estudios a nivel institucional que recaban datos, pero considero que es necesaria la realización de un estudio particular en la división sobre los efectos de la pandemia que compare ambas modalidades, la presencial y la remota. Considero que es un asunto que requiere una indagación profunda para entender qué fue lo que sucedió. Contamos con estadísticas que nos muestran, por ejemplo, que los índices de aprobación bajaron durante la pandemia; antes de la pandemia, el promedio divisional de aprobación –hablo de todo el conjunto de licenciaturas de los casi mil cursos que se ofrecen a nivel divisional, no sólo de ingeniería civil– rondaba el 78%, y después de la pandemia bajó significativamente, para ubicarse en 55%. Esto refleja que hay una pérdida importantísima que tendremos que remontar.

IC: ¿Existe algún colegio u organización de los egresados de Ingeniería Civil o de ingeniería en general de la UAM?, y si lo hay, ¿cuál es su vínculo con la escuela? TMH: Antes de la pandemia, en la Unidad Azcapotzalco organizábamos eventos con egresados y los invitábamos de manera pública, abierta: se registraban y acudían a las instalaciones. Es muy importante recuperar ese vínculo. La pandemia nos deja claro que es posible recuperar la experiencia utilizando la tecnología para poder, en algún momento, generar espacios de intercambio en donde nuestros egresados nos retroalimenten. Ellos van adquiriendo experiencia, van abriéndose camino, y la interacción que se pueda dar nos va a enriquecer. Es un proyecto que impulsaremos ahora, en el retorno pleno a la UAM.

IC: Es de gran actualidad el tema de género. Me comentó la relación de mujeres y varones que hay en la carrera, y sería interesante saber si hay algún tipo de evaluación, más allá de la numérica, sobre el impacto que tiene la percepción de la mujer –que no es la misma que la del varón– de la carrera de Ingeniería Civil. ¿Existe alguna evaluación de ese tipo? TMH: Aún no tenemos una evaluación como tal, pero sin duda sería interesante incursionar en este tema; tenemos una matrícula en la que las mujeres siguen siendo una minoría. El promedio divisional es de 29% mujeres y 71% hombres, y destaca el hecho de que las mujeres tienen un desempeño académico mejor que el de sus compañeros en términos de calificaciones y continuidad en los estudios. Institucionalmente, en la UAM en su conjunto, el tema de género y equidad es una de las líneas estratégicas de la gestión, que permea desde la Rectoría General hasta las unidades y divisiones académicas. Para este tema, en el ejercicio presupuestal 2023 hemos incorporado un proyecto titulado Cultura de Paz, Equidad e Inclusión. Al momento, los programas de sensibilización y capacitación en este tema son ofrecidos a la comunidad universitaria a fin de paliar las asimetrías que podrían existir.

IC: Finalmente, a reserva de lo que usted quiera agregar, la educación 4.0 es la aplicación de las herramientas tecnológicas de la información y la comunicación ya existentes sumadas a la generación de nuevas tecnologías para preparar personas que se adapten más fácilmente a los cambios que se experimentan en la cuarta revolución industrial. En este aspecto, ¿qué desafíos espera enfrentar la UAM, específicamente en el área de formación de ingenieros civiles en particular, a corto y mediano plazo? TMH: Cumplir cabalmente con nuestra misión y visión institucional, formando egresados con las mejores competencias que les permitan tener una ubicación laboral y una trayectoria profesional que redunden en una mejor vida para ellos y su entorno; que sean capaces de desarrollar proyectos que impacten a nuestro país: ese es nuestro compromiso. Como institución pública tenemos esa encomienda y buscamos apegarnos firmemente a ello. Aspectos como la capacidad de resolver problemas a través del trabajo colaborativo, incrementar las habilidades comunicativas que permitan a los egresados exponer y defender sus ideas de forma efectiva, desarrollar el juicio crítico, fomentar su autonomía para el aprendizaje y usar las tecnologías de la información y comunicación para acceder, procesar, diseñar y crear; todos estos son desafíos transversales dentro de la formación.

La era del conocimiento y las tecnologías de la información y comunicación impactan las formas de aprender, de relacionarse, de acceder al conocimiento, y seguramente influirán en el futuro laboral. Es muy importante visualizar, proyectarnos, vislumbrar el futuro, explorar cuáles son las tendencias profesionales de cada una de las licenciaturas y posgrados que ofrecemos, y estar siempre atentos para ir ajustando los planes y programas de estudio y todos los apoyos que de manera complementaria se brindan a los alumnos durante su estancia en la universidad y los vínculos que se puedan generar al exterior, para que todo ello nos conduzca a formar egresados con las competencias, los valores y actitudes para encontrar un lugar profesional en esta sociedad de cambio permanente

Entrevista de Daniel N. Moser

En la UAM, la División de Ciencias Básicas e Ingeniería (DCBI) equivale a la Facultad de Ingeniería de la UNAM; a la cabeza está la Dirección de la DCBI, de la cual depende la Coordinación de la Licenciatura en Ingeniería Civil.

¿Desea opinar o cuenta con mayor información sobre este tema? Escríbanos a ic@heliosmx.org

Problemática urbana por falta de planeación

Hablo de la ciudad que todos soñamos y que cambia sin cesar mientras la soñamos, la ciudad que despierta cada cien años y se mira en el espejo de una palabra y no se reconoce y otra vez se echa a dormir.

Octavio Paz. Fragmento del poema “Hablo de la ciudad”.

Las alcaldías de la Ciudad de México y los municipios del país deben velar por los ecosistemas, implementar la economía circular, crear sus propios reglamentos en los que se atienda el fenómeno del cambio climático, planear los asentamientos irregulares y realizar estudios de factibilidad del agua. Todo ello, entre otras medidas, contribuiría a evitar los costos de una mala planeación. La premisa debe ser que la planeación no es un gasto, sino una inversión.

JORGE JAVIER JIMÉNEZ ALCARAZ Coordinador del Comité de Desarrollo Urbano y Turismo del Colegio de Ingenieros Civiles de México. La mala planeación de la infraestructura y el desarrollo urbano tiene inevitables consecuencias que terminan afectando negativamente a la economía de las urbes y el bienestar de sus habitantes. Como evidencia de ello, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) presentó en fechas recientes una encuesta comparativa de los meses de marzo a junio de 2022 sobre los problemas más importantes en las ciudades, que son temas vinculados a la ingeniería (véase figura 1).

Los resultados de dicha encuesta muestran que se han acrecentado diversos problemas en las ciudades, como los baches en calles y avenidas; fallas en el suministro de agua potable; insuficiencia de alumbrado público; embotellamientos en calles y avenidas; deficiencia del transporte público; fallas en la red pública de drenaje; carencia de tratamiento de aguas residuales y delincuencia.

Los principales problemas se registran en el estado de calles y avenidas, al haber pasado los baches del 76.6% en marzo al 78.1% en junio, lo que representa un incremento del 1.5% (véase figura 2); también se registraron aumentos de 8.1% en las fallas y fugas en el suministro de agua potable; de 4.4% en los embotellamientos en calles y avenidas; de 6.7% en las deficiencias en la red de drenaje (véase figura 3), y de 6.6% en la falta de tratamiento de aguas residuales, entre otros.

Se podría pensar que son obras menores o que no revisten mucha importancia, pero representan un servicio directo a la población, y ello les imprime gran relevancia: el problema de la inseguridad, por ejemplo, se encuentra ligado directamente a las deficiencias de alumbrado público.

Son tan importantes estos temas, que en la conferencia del 10 de octubre, el Presidente de la República mostró una gráfica de estadísticas y un video de máquinas bacheadoras, con objeto de que los gobiernos locales atiendan dicha situación en sus ciudades, con la recomendación de que no cedan ante el contratismo que erosiona sus finanzas.

El problema del financiamiento

En este punto, es necesario reflexionar acerca del mantenimiento de los espacios públicos en las zonas urbanas, una de cuyas actividades es el bacheo. No resulta nada atractivo para los políticos, que prefieren invertir el presupuesto en grandes obras nuevas, susceptibles de reconocimientos y cortes de listón, que les reditúan votos, en lugar de hacerlo en obras como mejoramiento de vías urbanas o alumbrado de parques, calles y avenidas, para beneficio de la población.

La problemática descrita es sin duda consecuencia de una pésima planeación de la infraestructura urbana –que incluye el mantenimiento preventivo y correctivo– así como de la falta de presupuesto público para desarrollarla. Todo esto propicia deterioro en la atención al beneficio social e impactos negativos en las economías regionales y estatales.

Como ejemplo de lo anterior, en el presupuesto de 2017 se destinó el 14% del gasto nacional de fondos federales para movilidad, el 6% a infraestructura peatonal,

Baches en calles y avenidas Fallas y fugas en el suministro de agua potable Alumbrado público insuficiente Delincuencia (robos, extorsiones, secuestros, fraudes, etc.) Coladeras tapadas por acumulación de desechos Calles y avenidas con embotellamientos frecuentes Parques y jardines descuidados Servicio de transporte público deficiente Hospitales saturados o con servicio deficiente Deficiencias en la red pública de drenaje Ineficiencia en el servicio de limpia y recolección de basura Falta de tratamiento de aguas residuales Mercados y centrales de abasto en mal estado Problemas de salud derivados de manejo inadecuado de rastros Otro 7.1* 5.5 0.7* 1.1

17.5 16.4* 13.4 41.5 52.6 60.7*

48.4*

58.4 58.5 57.9* 55.5

48.2* 43.8 42.3*

36.1 39.6*

35.1 38.9* 35.2 37.3*

30.6 27.4* 25.3 24.2*

78.1* 76.6

* En estos casos sí hubo un cambio estadísticamente significativo con respecto del ejercicio anterior. Figura 1. Problemas más importantes en las ciudades de marzo a junio de 2022, según el Inegi.

el 7% para espacio público, el 3% para infraestructura ciclista y el 70% a infraestructura para automotores.

El presupuesto público asignado en 2022 a la infraestructura –que incluye su desarrollo y mantenimiento– es solo el 2.6% del producto interno bruto, lo que resulta, a todas luces, insuficiente. Por ello es importante que para 2023 se incremente el presupuesto asignado a este rubro en al menos un 10 por ciento.

Resulta de la mayor importancia prestar atención al hecho de que muchas ciudades del país están en quiebra técnica y por ello deben buscar alternativas de financiamiento; así, en la planeación de algunas de las vialidades consideradas como primarias es necesario que se contemple la generación alternativa de recursos. Ello permitiría brindar un servicio integral que fortalezca el desplazamiento peatonal, del ciclismo y del transporte automotor.

En este contexto, es muy importante lograr el resurgimiento del Fondo Metropolitano, así como resulta necesario que el Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social –que tuvo más de 90 mil millones de pesos este año– y el de Aportaciones Múltiples –con cerca de 14 mil millones– se conviertan en elementos para la instrumentación de políticas públicas que atiendan las carencias descritas (véase figura 4).

El Fondo Metropolitano, impulsado por el Colegio de Ingenieros Civiles de México en 2006, surgió de la necesidad de otorgar recursos a programas y proyectos de infraestructura que confirmen ser viables y sustentables, orientados a promover una adecuada planeación del desarrollo regional, urbano, del transporte público y de la movilidad motorizada. También en ese año se logró realizar el primer estudio origen-destino de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México.

Los programas y proyectos de infraestructura derivados de los recursos federales del Fondo Metropolitano fueron resultado de la planeación del desarrollo regional y urbano, así como de los demás programas de ordenamiento de los asentamientos humanos en el territorio ya establecidos.

Figura 2. El problema de los baches en calles y avenidas se ha ido incrementando.

Figura 3. En unos meses se registró un aumento de 6.7% en las deficiencias en la red de drenaje.

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