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PLANEACIÓN / DE LAS OBRAS HIDRÁULICAS A LA SEGURIDAD HÍDRICA / RICARDO MARTÍNEZ LAGUNES
Figura 6. Casa impresa en 3D para una comunidad del municipio de Nacajuca, Tabasco.
NEW STORY, 2019.
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crear viviendas temporales para abordar la crisis. En China, se construyeron salas de aislamiento en 3D para las personas que tuvieran síntomas o dieran positivo a la enfermedad (véase figura 4). A falta de espacio en los hospitales, la construcción aditiva fue la alternativa más rápida para el aislamiento personificado que ayudó a reducir la expansión del virus en ese y otros países.
Resultado
La organización estadounidense New Story, en colaboración con una empresa internacional, han estado trabajado en la construcción de viviendas impresas en 3D. Han financiado y construido 16 asentamientos, beneficiando a unas 11 mil personas en El Salvador, Haití y México.
En nuestro país se construyeron 50 casas, destinadas a familias vulnerables ante fenómenos climáticos y de bajos recursos económicos del municipio de Nacajuca, Tabasco.
Estas viviendas experimentales fueron construidas utilizando una impresora nombrada Vulcan II, de la empresa que participa en el proyecto (véase figura 5). Cada casa tardó unas 24 horas en imprimirse y el costo total promedio por vivienda fue de 6,000 dólares, a precios de 2020. Entre sus características técnicas destacan la resistencia a sismos de 7.4 grados en la escala de Richter, su resistencia ante condiciones climatológicas extremas, el ahorro hasta de 30% en la huella de carbono en su fabricación, sus propiedades aislantes térmicas y acústicas y la posibilidad de reciclarse algunos de sus componentes constructivos al final de la vida útil (véase figura 6).
Conclusiones
La construcción aditiva ha resultado eficiente para automatizar los procesos constructivos. Tiene el potencial de evitar el desperdicio de material, acortar los tiempos de construcción, reducir algunos costos constructivos e incluso puede ayudar a disminuir las operaciones arriesgadas para los obreros de la construcción. Debido a esos beneficios, muchos países están invirtiendo en investigación y desarrollo para adoptar esta técnica como una alternativa sustentable en la industria de la construcción.
En México podría ser de mucha utilidad sumar la construcción aditiva a la investigación e inversión en obras públicas, como ya han comenzado a hacerlo algunas empresas de la industria.
Por otra parte, la incorporación de la construcción aditiva a los proyectos de construcción pública podría redundar en el fortalecimiento de los tres pilares principales de la sustentabilidad; al desarrollar viviendas resilientes a costos más accesibles, se lograrían beneficios económicos y sociales, así como menores impactos al medio ambiente al reducirse las emisiones de dióxido de carbono en el proceso constructivo que optimiza el material y ahorra energía.
Sin embargo, no debe soslayarse una de las desventajas del avance de nuevas tecnologías como esta: pueden remplazar el trabajo de las personas y, en nuestro sector, podría afectar el empleo de los trabajadores de la construcción
Referencias
Boissonneault, T. (2020). Shanghai company donates 3D-printed wards. WinSun deploys 3D printed isolation wards for coronavirus medical staff. Disponible en: www.3dprintingmedia.network/ Contour Crafting (2020). Introducing contour crafting technology. Contour Crafting Corporation. www.contourcrafting.com Espinosa R., A. (2022). La edificación aditiva en el marco de la construcción sustentable. Tesis de maestría. Instituto Politécnico Nacional.
México. Global Construction Online. www.gcoportal.com Hossain, M. A. (2020). A review of 3D printing in construction and its impact on the labor market. Sustainability 12(8492): 5-21. New Story (2019). Introducing the world’s first community of 3D printed homes. newstorycharity.org Singh, R., et al. (2021). Cloud , manufacturing, internet of things-assisted manufacturing and 3D printing technology: Reliable tools for sustainable. Sustainability 13.
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De las obras hidráulicas a la seguridad hídrica
México, como la mayor parte de los países del mundo, asumió la responsabilidad de asegurar acceso a agua y saneamiento para todos en el marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Para lograr este objetivo es necesaria una planeación integral, que cubra las diversas facetas del tema del agua y que sea de largo plazo. Se han hecho esfuerzos importantes para lograrlo, pero quedan muchos pendientes que requieren el trabajo decidido y coordinado de los gobiernos y la sociedad.
RICARDO MARTÍNEZ LAGUNES Ingeniero civil con maestría en Ciencias y posgrado en Desarrollo Sustentable. Fue gerente de Planificación Hídrica de la Conagua y responsable de la implementación de las cuentas del agua en la ONU. La planeación es una de las cinco funciones básicas de la gestión, administración, gerenciamiento o management. Las otras cuatro funciones son organizar, reclutar, dirigir y controlar (Plunkett y Attner, 1992). La planeación es el punto de partida para las otras cuatro funciones de la gestión y sus resultados dependen de la adecuada interrelación con las otras funciones. Para lograr lo anterior, es necesario definir con claridad cuáles son los elementos que componen lo que podría denominarse el sistema nacional de gestión del agua (SNGA). En México, el marco legal no proporciona una definición explícita del SNGA, pero en la práctica siempre existe un SNGA.
El SNGA puede definirse a partir de los aspectos que debe gestionar, los cuales se pueden organizar en cuatro grandes grupos, que serían las cuatro caras, o facetas, de lo que se definirá como el tetraedro del agua. • La primera cara del tetraedro se refiere al acceso al agua potable y al saneamiento. El SNGA debe garantizar acceso a agua y saneamiento gestionados de manera segura. Es necesario brindar servicios de calidad y sostenibles para toda la población del país. • La segunda cara se refiere a la disponibilidad del agua.
El SNGA debe ser capaz de equilibrar la oferta con las diferentes demandas de agua para las ciudades, las industrias, la agricultura, la producción de energía, etcétera. • La tercera cara se refiere a la salud ecosistémica de los recursos hídricos con los que cuenta el país. El SNGA debe evitar que los cuerpos de agua se contaminen; ha de lograr que los cuerpos de agua se mantengan saludables para que puedan ofrecer sus muy diversos servicios ecosistémicos para las actividades humanas y para la naturaleza que depende de ellos. • La cuarta cara se refiere a los extremos hidrometeorológicos y otras posibles disrupciones. El SNGA debe ser capaz de atender los tres aspectos anteriores aun ante sequías, inundaciones e incluso otro tipo de eventos como la pandemia de COVID-19. Las disrupciones deben ser mínimas o el sistema debe recuperarse rápidamente, es decir, ser resiliente.
En la figura 1 se muestran de forma esquemática las caras del tetraedro del agua. Al tratarse de una figura tridimensional, todas las caras se tocan, lo que representa su gran interacción.
La situación actual del país en cada uno de los cuatro aspectos se resume en lo que sigue. • Acceso al agua potable y al saneamiento. El análisis de los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares (ENIGH), con datos de 2020, revela que solo el 59% de la población del país recibe agua entubada diariamente y cuenta con una fosa séptica o drenaje conectado a la red, además de contar con excusado de uso exclusivo para la vivienda. En la figura 2 se muestra la proporción de la población de cada entidad federativa con las condiciones descritas. • Disponibilidad de agua. De acuerdo con la última publicación de disponibilidad de agua subterránea, publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF, 17/09/2020), 275 de las 653 unidades hidrogeológicas (acuíferos) en que se divide el país no cuentan con disponibilidad de agua. En el caso de agua superficial, la publicación del DOF del 21 de septiembre de 2020 muestra que al menos 79 de las 757 cuencas hidrológicas en que se divide el país no tienen disponibilidad de agua. • Salud ecosistémica de los recursos hídricos. De acuerdo con el Sistema Nacional de Información del Agua (SINA) de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), a junio de 2021 la red de monitoreo de la calidad del
agua del país muestra que solo 22% de los puntos de monitoreo tienen calidad de agua excelente para la demanda química de oxígeno (DQO), parámetro que indica la presencia de contaminación de tipo orgánico. • Capacidad para resistir disrupciones. No se cuenta con una evaluación de la resiliencia ante eventos como huracanes y sequías; sin embargo, las recientes disrupciones en el servicio de agua potable del área metropolitana de Monterrey ilustran la fragilidad de los sistemas de agua potable para resistir y reponerse ante sequías prolongadas. Sin duda, el cambio climático hará más frecuentes e intensos los periodos de sequías e inundaciones, para los cuales probablemente nuestro país no esté bien preparado.
La planeación hídrica debe plantear objetivos, metas, acciones y presupuestos para que el país pueda atender las problemáticas descritas de cada uno de los cuatro aspectos de la gestión del agua. Adicionalmente, debe avanzarse en el aspecto de gobernanza del agua que es como una envolvente de las cuatro caras del tetraedro, es el marco que hace posible atender los problemas planteados en cada uno de los cuatro grupos.
A continuación se muestra la evolución de los principales procesos de planeación que se han dado en el país para resolver los diversos problemas del agua.
El primer gran plan del agua
En 1975 se concluyó el primer gran plan orientado a enfrentar los retos en materia de agua en México: el Plan Nacional Hidráulico. Lo realizó la Secretaría de Recursos Hidráulicos con el propósito de “formular e instituir un proceso sistemático de la planeación del aprovechamiento de los recursos hidráulicos para la selección racional de programas, proyectos y políticas en esta materia, que apoyen el logro de los objetivos del desarrollo socioeconómico nacional” (SARH, 1988).
Gracias al Plan Nacional Hidráulico se lograron grandes avances en el desarrollo de infraestructura hidráulica del país, tanto para la irrigación como para la generación de energía eléctrica, el abastecimiento de agua potable y el saneamiento de la creciente población del país.
El gobierno federal era prácticamente el administrador único del agua; lo mismo operaba sistemas de agua potable y saneamiento que distritos de riego e hidroeléctricas. Con recursos propios, ya sea a través de generación propia o por deuda, realizaba las diversas obras de infraestructura hidráulica del país.
Una de las conclusiones del plan era que no solo los recursos hídricos, sino también los suelos, eran suficientes para apoyar el futuro desarrollo del país, siempre y cuando estos recursos se utilizaran y manejaran en forma eficiente. El crecimiento del país hacia finales de los decenios de 1980 y 1990 parecía contradecir esta conclusión. Ya eran patentes muchos de los problemas del agua en sus cuatro facetas: la falta de acceso a los servicios de agua potable y saneamiento de una población creciente, la sobreexplotación de acuíferos, la contaminación del agua, así como los daños causados por inundaciones y sequías.
Ocurrieron cambios importantes en el país que afectaron al SNGA, como los siguientes: • En 1983 se reformó el artículo 115 constitucional y se hizo responsable al gobierno municipal de la prestación del servicio de agua potable y alcantarillado. • En 1989 se creó la Conagua como organismo desconcentrado, una figura sui generis, de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos. • A partir de los años noventa se inició la transferencia de los distritos de riego a los usuarios para que fueran ellos quienes los operaran. • En 1992 se promulgó la Ley de Aguas Nacionales (LAN), que reformaba a la Ley Federal de Aguas de 1972. La LAN convirtió a la Conagua en autoridad casi única de muchos de los aspectos del SNGA (Farías, 1993).
A principios de los ochenta se reformó el artículo 26 constitucional para crear el Sistema Nacional de Planea-
Figura 1. Las caras del tetraedro del agua.
Estado de salud ecosistémica de los cuerpos de agua Acceso a los servicios de agua potable y saneamiento Disponibilidad de agua para sus diversos usos Capacidad para resistir disrupciones, como sequías e inundaciones.
ción Democrática, y se promulgó su ley reglamentaria, la Ley de Planeación. Cada sexenio deberá formularse un Plan Nacional de Desarrollo, del que derivan programas sectoriales y programas especiales.
La LAN establece la obligación de realizar un Programa Nacional Hidráulico (en las reformas de la LAN de 2004 se modificó el nombre a Programa Nacional Hídrico), que en principio debe estar alineado con el Plan Nacional de Desarrollo vigente. La LAN menciona también subprogramas específicos, regionales, de cuencas, estatales y sectoriales.
El primer Programa Nacional Hidráulico que se publicó en el Diario Oficial es el del periodo 1995 a 2000, en el cual se establecieron siete objetivos generales con sus respectivas estrategias y metas específicas para el año 2000.
Un nuevo milenio: nuevo paradigma para un nuevo contexto
Un cuarto de siglo después de la publicación del Plan Nacional Hidráulico, las necesidades y la realidad del país son muy distintas. El gobierno federal es ahora solo uno de los actores, sin duda muy importante, dentro del SNGA. La gestión se realiza de forma compartida entre muy diversos actores, tanto nacionales como locales (estatales y municipales).
Los cambios de paradigma se reflejan en la denominación misma del instrumento de planeación. A partir de 2007, el Programa Nacional Hidráulico cambia de nombre a Programa Nacional Hídrico, lo que muestra un cambio en el enfoque de obras hidráulicas, predominante en el plan de 1975, a una gestión del agua compartida con los diversos actores de la sociedad. Ya desde el año 2000 se define que la misión de la Conagua es “administrar y preservar las aguas nacionales con la participación de la sociedad, para lograr el uso sustentable del agua”.
Cada vez se da mayor importancia a los procesos regionales. Se realizan programas hídricos regionales con la participación de los consejos de cuenca; además de estos, se crean órganos auxiliares, como las comisiones de cuenca y los comités técnicos de aguas subterráneas.
Una forma de resumir los aspectos del tetraedro del agua es con el enfoque de la seguridad hídrica, que se define como la provisión confiable de agua cuantitativa y cualitativamente aceptable para la salud, la producción de bienes y servicios y los medios de subsistencia, con un nivel aceptable de riesgos relacionados con el agua (Grey y Sadoff, 2007).
En el año 2010, la Asamblea General de la ONU reconoce explícitamente los derechos humanos al agua y al saneamiento (DHAS); posteriormente, en 2012, México modifica su Constitución política para reconocer los DHAS en el artículo 4º. Se establece también el mandato de crear una ley reglamentaria para este artículo, una Ley General de Aguas.
Cabe aclarar que la LAN establece que la Conagua debe formular el Programa Nacional Hídrico y este debería atender cada una de las cuatro facetas del tetraedro del agua; sin embargo, el aspecto de acceso a agua potable y saneamiento no es una responsabilidad que de manera explícita involucre a la Conagua, de acuerdo con la LAN. El artículo 115 constitucional establece que la responsabilidad de prestar los servicios de agua potable, alcantarillado y tratamiento de aguas residuales es de los gobiernos municipales.
80% o más 60% a menos de 80% 40% a menos de 60% 20% a menos de 40 Menos de 20%
Fuente: Elaboración propia a partir de la ENIGH 2020. Figura 2. Proporción de la población por entidad con agua todos los días y saneamiento básico.
u Una de las conclusiones del Plan Nacional Hidráulico era que los recursos hídricos eran suficientes para apoyar el futuro desarrollo del país, siempre y cuando se utilizaran y manejaran en forma eficiente. El crecimiento del país hacia finales de los decenios de 1980 y 1990 parecía contradecir esta conclusión. Ya eran patentes muchos de los problemas del agua en sus cuatro facetas: la falta de acceso a los servicios de agua potable y saneamiento de una población creciente, la sobreexplotación de acuíferos, la contaminación del agua, así como los daños causados por inundaciones y sequías.
u La Ley de Aguas Nacionales establece que la Conagua debe formular el Programa Nacional Hídrico y este debería atender cada una de las cuatro facetas del tetraedro del agua; sin embargo, el aspecto de acceso a agua potable y saneamiento no es una responsabilidad que de manera explícita involucre a la Comisión Nacional del Agua, de acuerdo con la LAN. El artículo 115 constitucional establece que la responsabilidad de prestar los servicios de agua potable, alcantarillado y tratamiento de aguas residuales es de los gobiernos municipales.
Los retos para el año 2030
En 2015, los países miembros de la ONU adoptaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. La agenda plantea 17 objetivos con 169 metas. El objetivo 6 se refiere de manera específica al agua y tiene ocho metas para el año 2030. Las metas abarcan diversos aspectos del tetraedro del agua, excepto lo que se refiere a las disrupciones. Sin embargo, el objetivo 13, adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos, tiene la meta 13.1 de fortalecer la resiliencia y la capacidad de adaptación a los riesgos relacionados con el clima y los desastres naturales en todos los países.
El Programa Nacional Hídrico 2020-2024 (PNH), derivado del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, establece objetivos relativos a cada uno de los aspectos mencionados, desde garantizar los DHAS hasta reducir la vulnerabilidad de la población ante inundaciones y sequías. Los indicadores con los que se mide el avance del PNH (SINA, 2021) pueden agruparse en las cuatro caras del tetraedro, en adición a los aspectos de gobernanza del agua, que son transversales.
Faltan tan solo ocho años para el año 2030 y los diversos indicadores muestran que estamos lejos de alcanzar las metas planteadas. Es necesaria una planeación a largo plazo que no solo sea de carácter sexenal y que permita el esfuerzo decidido y coordinado de los gobiernos federal, estatales y municipales, junto con la sociedad, para lograrlos. Un elemento fundamental de la planeación es el presupuesto. Todo plan debe tener un presupuesto asociado con sus fuentes de financiamiento para que pueda realizarse. En esto último se ha trabajado poco.
Los grandes pendientes
Algunos de los principales pendientes se enumeran brevemente a continuación, agrupados conforme al tetraedro del agua. • Acceso al agua potable y al saneamiento. El indicador del PNH de población que tiene acceso al agua entubada diariamente, así como al saneamiento básico en las 14 entidades más rezagadas, que incluyen a Guerrero, Oaxaca y Chiapas, entre otros estados, pasó de 37.8% en 2018 a 38.2% en 2020 (SINA, 2021). Se trata de un avance mínimo. Es indispensable fortalecer a los organismos operadores de agua potable y saneamiento para que puedan prestar servicios de calidad.
Es un tema que no puede quedarse solo en el ámbito de responsabilidad de los gobiernos municipales; es fundamental la intervención de los gobiernos federal y estatales. • Disponibilidad de agua. El indicador del PNH de grado de presión sobre el recurso hídrico de las zonas centro y norte del país pasó de 56.2 a 55.3%. Otro de los indicadores del PNH es el de rendimiento de cultivos básicos en zonas con infraestructura de riego, que tampoco muestra cambios significativos. Para este tema es muy importante trabajar con los agricultores y organismos operadores para lograr hacer un uso más eficiente del agua. • Salud ecosistémica de los recursos hídricos. El indicador del PNH de proporción de sitios de monitoreo de calidad de agua superficial con calidad aceptable, buena o excelente pasó de 58.2 a 58.3%. Este tema requiere también garantizar que las plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR) funcionen de manera adecuada. Es también indispensable apoyar a los organismos operadores para que tengan los recursos necesarios para operar adecuadamente las PTAR. • Capacidad para resistir disrupciones. El PNH tiene los indicadores de número de estaciones de observación meteorológica que se encuentran en operación y número de habitantes protegidos contra inundaciones, indicadores que deberán complementarse; entre otros aspectos, deberán realizarse planes para garantizar que las ciudades puedan hacer frente a sequías.
Estas caras del tetraedro del agua no pueden atenderse de manera aislada. El concepto de seguridad hídrica, que lleva implícito el de gestión integral de los recursos hídricos y gobernanza del agua, es la base de las cuatro caras descritas. Podríamos visualizar a la seguridad hídrica como el interior del tetraedro, del cual solo vemos sus caras exteriores
Referencias
Diario Oficial de la Federación (1996). Programa Hidráulico 1995-2000. DOF (2020). Acuerdo por el que se actualiza la disponibilidad media anual de agua subterránea de los 653 acuíferos de los Estados
Unidos Mexicanos, mismos que forman parte de las regiones hidrológico-administrativas que se indican. Farías, U. (1993). Derecho mexicano de aguas nacionales. Legislación, comentarios y Jurisprudencia. Editorial Porrúa, México Grey, D., y C. Sadoff (2007). Sink or swim. Water security for growth and development. World Bank. Plunkett, R., y R. Attner (1992). Introduction to Management. Belmont:
Wadswoth. Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, SARH (1988). Agua y sociedad: una historia de las obras hidráulicas en México. Sistema Nacional de Información del Agua (s/f). Avance de los indicadores del Programa Nacional Hídrico 2020-2024. Disponible en: sinav30.conagua.gob.mx:8080/Indicadores/
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