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Conexión entre saberes y sabores
MTRO. MARCO A.FIERRO VÁZQUEZ
La alimentación es un aspecto central en la vida de los individuos y de la sociedad. No solo se trata de satisfacer necesidades fisiológicas básicas, sino que también está intrínsecamente ligada a aspectos culturales, sociales, económicos y educativos. En este artículo, exploraremos cómo la intersección entre la nutrición y la educación puede enriquecer nuestra comprensión de la alimentación y su impacto en la sociedad, conectando diversos saberes y sabores en el proceso.
Nutrición y educación: un diálogo interdisciplinario
La nutrición y la educación son dos disciplinas que tradicionalmente se han abordado de forma independiente, pero que presentan numerosos puntos de conexión y complementariedad. Desde la perspectiva de las ciencias de la educación, la alimentación no sólo es un tema de salud física, sino también un espacio de aprendizaje y construcción de identidades. Integrar la nutrición en el currículo educativo puede promover hábitos alimenticios saludables, fo- mentar la conciencia sobre la procedencia y calidad de los alimentos, y sensibilizar sobre la importancia de una dieta equilibrada para el bienestar individual y colectivo.
El trabajar con la promoción de hábitos alimenticios saludables en los entornos educativos, permite que la educación nutricional pueda desempeñar un papel fundamental desde una edad temprana y a integrar la nutrición en el currículo escolar, lo que proporciona a los estudiantes información clave sobre la importancia de una dieta equilibrada, los grupos de alimentos, la importancia de consumir frutas y verduras, entre otros aspectos.
Además, es desde la escuela que podemos fomentar una conciencia alimentaria, ya que no se limita únicamente a enseñar qué alimentos son saludables y cuáles no lo son. También puede ayudar a los estudiantes a desarrollar una mayor conciencia sobre la procedencia, calidad y sostenibilidad de los alimentos que consumen; al comprender mejor de dónde provienen los alimentos y cómo se producen, los estudiantes pueden tomar decisiones más informadas y éticas en relación con su alimentación.
Además la alimentación no solo es una cuestión de nutrición, sino también un aspecto cultural y social importante. Los alimentos y las prácticas culinarias están estrechamente ligados a la identidad individual y colectiva, es a través de la educación nutricional, que se puede fomentar la valoración y el respeto por la diversidad de culturas alimentarias, promoviendo así la inclusión y el entendimiento intercultural.
Aprendizaje experiencial a través de la alimentación
Una manera efectiva de conectar la nutrición y la educación es a través del aprendizaje experiencial, la cual es una poderosa herramienta educativa que permite a los estudiantes aprender de manera práctica y significativa sobre nutrición, cocina, sostenibilidad y cultura alimentaria. Esto implica involucrar a los estudiantes en actividades prácticas relacionadas con la alimentación, como la preparación de alimentos, visitas a huertos o granjas, y la participación en programas de alimentación escolar. Aquí un ejemplo de actividades:
• Organizar salidas educativas a huertos comunitarios, granjas orgánicas o jardines educativos donde los estudiantes puedan interactuar directamente con el proceso de cultivo de alimentos, y que durante estas visitas, los estudiantes pueden participar en actividades prácticas como sembrar semillas, cuidar plantas y cosechar productos frescos. Esto les brinda una comprensión más profunda sobre la procedencia de los alimentos y el trabajo agrícola.
• Implementar programas de cocina educativa donde los estudiantes tengan la oportunidad de preparar y cocinar alimentos saludables bajo la supervisión de profesionales culinarios o educadores, lo que permite incluir la enseñanza de habilidades culinarias básicas, la planificación de menús equilibrados y la exploración de recetas tradicionales y étnicas.
• Establecer huertos escolares donde los estudiantes puedan cultivar sus propios alimentos y participar en todas las etapas del proceso, desde la siembra hasta la cosecha, los huertos escolares no solo son espacios educativos, sino también lugares donde se pueden impartir lecciones sobre sostenibilidad ambiental, trabajo en equipo y cuidado del medio ambiente.
Estas experiencias no sólo transmiten conocimientos sobre nutrición, sino que también cultivan habilidades culinarias, promueven la colaboración y el trabajo en equipo, y fomentan el respeto por el medio ambiente y la diversidad cultural. Al involucrar a los estudiantes en actividades relacionadas con la alimentación, se promueve un aprendizaje más profundo y duradero que puede tener un impacto positivo en su salud, bienestar y desarrollo personal.
Alimentación y desigualdades sociales
Es importante reconocer también, que las prácticas alimentarias están influenciadas por factores socioeconómicos, culturales y políticos. En muchas sociedades, existen desigualdades en el acceso a alimentos saludables y nutritivos, lo que puede perpetuar ciclos de pobreza y marginación. Desde una perspectiva educativa, es fundamental abordar estas desigualdades y promover políticas y prácticas inclusivas que garanticen el acceso equitativo a una alimentación adecuada para todos los miembros de la sociedad.
Algunas formas en las que podemos abordar este tema son a través de la concientización y educación, ya que es fundamental crear conciencia sobre la existencia de desigualdades en el acceso a alimentos saludables. Esto puede lograrse a través de campañas de sensibilización, programas educativos en escuelas y comunidades, y medios de comunicación. La educación sobre nutrición y hábitos alimenticios saludables debe estar disponible para todas las personas, independientemente de su estatus socioeconómico, para empoderarlas a tomar decisiones informadas sobre su alimentación.
Es importante desarrollar políticas y programas que mejoren el acceso físico y económico a alimentos saludables en comunidades desfavorecidas.
Esto puede incluir:
• La creación de mercados de agricultores en áreas urbanas, la expansión de programas de cupones de alimentos y la implementación de políticas de precios justos para productos frescos. Se pueden establecer iniciativas locales, como despensas de alimentos o bancos de alimentos, para proporcionar alimentos nutritivos a personas con dificultades económicas.
• Promover la agricultura urbana y comunitaria puede ayudar a aumentar la disponibilidad de alimentos frescos y nutritivos en áreas urbanas marginadas. Establecer huertos comunitarios en espacios públicos o áreas residenciales permite a las personas cultivar sus propios alimentos y fortalece los lazos sociales dentro de la comunidad.
• Ofrecer programas de educación culinaria y nutricional en comunidades desfavorecidas puede ayudar a las personas a aprender a preparar comidas saludables de manera económica y accesible. La enseñanza de habilidades culinarias básicas, la planificación de comidas y la compra inteligente de alimentos pueden ser herramientas poderosas para mejorar la salud y el bienestar en estas comunidades.
Es fundamental trabajar en colaboración para desarrollar políticas y programas que promuevan la equidad alimentaria y garanticen que todas las personas tengan acceso a una alimentación adecuada y saludable.
La conexión entre la nutrición y la educación ofrece una oportunidad única para abordar los desafíos actuales relacionados con la alimentación y la sociedad. Al integrar la nutrición en el ámbito educativo, podemos promover un enfoque holístico de la alimentación que tenga en cuenta no solo aspectos biológicos, sino también culturales, sociales y educativos. Al hacerlo, contribuimos no solo a la salud y el bienestar de los individuos, sino también al desarrollo de sociedades más justas, inclusivas y sostenibles.
Al conectar saberes provenientes de la nutrición, la educación, la agricultura, la salud pública y otros campos relevantes, podemos desarrollar estrategias más efectivas para mejorar el acceso a una alimentación adecuada y saludable para todas las personas, independientemente de su origen socioeconómico o cultural.
Es crucial reconocer que la alimentación no es solo una cuestión de nutrición, sino también un aspecto cultural, social, económico y político. Por lo tanto, abordar las desigualdades alimentarias requiere un enfoque holístico que tenga en cuenta todas estas dimensiones y promueva la equidad y la justicia alimentaria.
La conexión entre saberes nos invita a trabajar juntos, desde diferentes disciplinas y sectores, para desarrollar políticas y programas que promuevan un sistema alimentario más inclusivo, sostenible y saludable. Al colaborar de manera efectiva y aprovechar el conocimiento y la experiencia de diversas comunidades y expertos, podemos construir un futuro donde todas las personas tengan acceso a alimentos nutritivos y puedan disfrutar de una vida saludable y digna.