7 minute read

La comida modifica el estado de ánimo

Lo que consumimos tiene impacto en la química de nuestro cerebro

  • ARILET COTA | Estudiante de la Licenciatura en Nutrición, campus Mexicali

¿Alguna vez te has detenido a pensar en cómo ciertos alimentos pueden afectar tu estado de ánimo? Es posible que hayas experimentado sentirte más enérgico después de comer una ensalada fresca o más somnoliento después de una comida rica en carbohidratos. La relación entre lo que comemos y cómo nos sentimos es más profunda de lo que podríamos imaginar. Varios estudios científicos respaldan la idea de que la comida puede modificar nuestro estado de ánimo de diversas maneras.

La comida que consumimos tiene un impacto significativo en la química de nuestro cerebro. Por ejemplo, los alimentos ricos en triptófano, como el pavo, los plátanos y las nueces, pueden aumentar la producción de serotonina, un neurotransmisor que regula el estado de ánimo y la sensación de bienestar. Del mismo modo, los carbohidratos pueden aumentar temporalmente los niveles de serotonina, lo que explica por qué muchas personas recurren a alimentos reconfortantes ricos en carbohidratos cuando se sienten tristes o estresadas.

Por otro lado, una dieta rica en azúcares procesados y grasas saturadas puede tener un efecto negativo en nuestro estado de ánimo. Estos alimentos pueden causar cambios en los niveles de azúcar en la sangre y provocar picos de energía seguidos de caídas bruscas, lo que puede contribuir a sentimientos de irritabilidad y fatiga.

Además de los aspectos bioquímicos, la comida también influye en nuestro estado emocional a través de factores psicológicos. Por ejemplo, nuestras elecciones alimentarias pueden estar influenciadas por nuestras emociones y experiencias pasadas. El acto de comer puede desencadenar recuerdos y emociones específicas, lo que a su vez afecta cómo nos sentimos después de una comida. Este fenómeno, conocido como «comer emocional», ilustra cómo nuestras experiencias y emociones pueden influir en nuestros hábitos alimentarios y, por ende, en nuestro estado de ánimo.

Además, la relación entre la alimentación y la autoestima es innegable. Los hábitos alimenticios pueden afectar nuestra percepción de nosotros mismos y nuestra imagen corporal, lo que a su vez influye en nuestro bienestar emocional. Las dietas restrictivas o una relación problemática con la comida pueden generar sentimientos de culpa, ansiedad y depresión, lo que subraya la importancia de cultivar una actitud saludable y equilibrada hacia la comida.

La investigación en nutrición, tradicionalmente se ha centrado en cómo los alimentos afectan nuestra salud física, dejando de lado su impacto en nuestra salud mental. Sin embargo, cada vez hay más evidencia que sugiere una conexión entre lo que comemos y cómo nos sentimos.

El vínculo entre el intestino y el cerebro

Una dieta saludable no sólo promueve la salud física, sino que también beneficia nuestra salud mental. Esto se debe en parte a que el intestino, a través de lo que se conoce como el eje intestinocerebro, está conectado al cerebro. Los microbios en el intestino producen neurotransmisores, que son mensajeros químicos que transmiten señales entre las células nerviosas. Algunos de estos neurotransmisores incluyen la serotonina y la dopamina, que juegan un papel importante en la regulación del estado de ánimo y las emociones. Por lo tanto, una microbiota intestinal saludable puede tener un impacto positivo en nuestra salud mental.

Un estudio realizado por un equipo de científicos publicado en la Harvard Review of Psychiatry, señaló que la microbiota intestinal puede influir en la aparición de trastornos psiquiátricos, como el trastorno depresivo mayor. Esto resalta la importancia de mantener un equilibrio saludable de microbios en el intestino para promover la salud mental. Además, estudios que involucran a grandes grupos de población han encontrado que las personas que consumen una dieta rica en nutrientes tienden a reportar menos síntomas de depresión y experimentan niveles más altos de felicidad y bienestar mental.

El comer emocional es un fenómeno complejo que ha sido objeto de estudio en la psicología, donde se han propuesto varias teorías para explicar su origen y su impacto en la salud mental y física de las personas. Dos de las teorías más prominentes son la teoría de la dificultad en la identificación emocional y la teoría del afrontamiento disfuncional.

La primera teoría sugiere que las personas con obesidad pueden tener dificultades para distinguir entre las emociones cotidianas y las sensaciones de hambre y saciedad. Esto puede deberse a una falta de conexión emocional temprana entre la madre y el hijo, lo que resulta en una respuesta exagerada a las emociones y una tendencia a buscar consuelo en la comida, incluso cuando no se tiene hambre.

Por otro lado, la teoría del afrontamiento disfuncional plantea que el aumento en la ingesta de alimentos en respuesta a emociones negativas es una estrategia disfuncional de afrontamiento. Cuando experimentamos emociones negativas, nuestro cuerpo activa el sistema nervioso simpático (SNS), lo que disminuye nuestro apetito. Sin embargo, algunas personas recurren a la comida como una forma de lidiar con estas emociones, buscando alimentos que actúen sobre el sistema de recompensa neurobiológico y les brinden placer. Estos alimentos suelen ser altos en grasas, azúcares y calorías y se consumen para aliviar la angustia emocional.

Relación entre comer emocional y habilidades de afrontamiento

Ambas teorías sugieren que el comer emocional puede estar relacionado con una falta de habilidades de afrontamiento adecuadas para lidiar con las emociones negativas. Las personas pueden aprender a depender de la comida como una forma de afrontamiento desde una edad temprana, lo que puede llevar a patrones de alimentación poco saludables y, en última instancia, a problemas de peso.

Un estudio reciente ha explorado la conexión entre la alimentación y el bienestar emocional, centrándose en que cambios en la dieta pueden ayudar a aliviar la depresión. El estudio dividió a los participantes en dos grupos: uno siguió una dieta mediterránea tradicional, mientras que el otro recibió apoyo social pero no consejos dietéticos específicos.

Ambos grupos comenzaron consumiendo alimentos poco saludables como dulces, carnes procesadas y bocadillos salados, con poca fibra y nutrientes esenciales. Sin embargo, el grupo de la dieta mediterránea experimentó grandes cambios. Reemplazaron los alimentos procesados por alimentos integrales como nueces, frutas y legumbres, cambiaron el pan blanco por integral y optaron por mariscos y carnes magras en lugar de carnes procesadas.

Es importante destacar que a ambos grupos se les permitió seguir tomando sus medicamentos antidepresivos según lo recetado. El objetivo no era reemplazar los medicamentos, sino explorar los beneficios adicionales que una dieta saludable podría ofrecer junto con otros hábitos de vida saludables.

Los resultados fueron prometedores: la dieta mejoró la salud mental de los participantes, a pesar de que no perdieron peso. Además, aquellos que siguieron la dieta ahorraron dinero al optar por alimentos más nutritivos. Antes del estudio, gastaban un promedio de $138 por semana en alimentos, pero al cambiar a una dieta más saludable, redujeron sus gastos a $112 por semana.

Los alimentos recomendados eran asequibles y se encontraban fácilmente en la mayoría de las tiendas de comestibles, como frijoles enlatados, pescado enlatado y productos.

La comida realmente puede modificar tu estado de ánimo. Al elegir alimentos que apoyen la salud del cerebro y la producción de neurotransmisores, puedes mejorar tu bienestar emocional y sentirte mejor en general. Prioriza una dieta equilibrada y nutritiva y observa cómo tu estado de ánimo se beneficia de tus elecciones alimenticias. Recuerda que cada cuerpo es único, así que experimenta con diferentes alimentos y presta atención a cómo te hacen sentir.

En conclusión, la influencia de la alimentación en nuestro estado emocional es un tema complejo y multifacético, influenciado por una variedad de factores biológicos, bioquímicos y psicológicos. Adoptar una dieta equilibrada y nutritiva es fundamental para promover el bienestar emocional a largo plazo. Además, es crucial ser conscientes de cómo nuestras emociones y experiencias pueden influir en nuestros hábitos alimenticios, y viceversa. Al comprender mejor esta intrincada relación entre la alimentación y el estado de ánimo, podemos tomar decisiones más informadas y mejorar nuestra salud mental y emocional en general.

  • Referencias:

Connor, A. (2021). La comida modifica tu estado de ánimo. The New Hork Times. Recuperado 9 de febrero de 2024, de https://www.nytimes. com/es/2021/05/25/espanol/comida-estado-animo.html Cómo mejorar su estado de ánimo a través de los alimentos. (2024, 11 enero). www.heart.org.

https://www.heart.org/en/news/2022/03/30/comomejorar-su-estado-de-animo-a-traves-de-los-alimentos Palomino-Pérez, A. M. (2020). Rol de la emoción en la conducta alimentaria. Revista Chilena de Nutrición, 47(2), 286-291. https://doi.org/10.4067/s0717-75182020000200286

This article is from: