02 dic 2015 todo

Page 1

15 Año: 15 Número 369

A

la vuelta de la casa de José y María florecía un campo de lirios. Por esa época primaveral, El joven Jesús acostumbraba observar desde la terraza el arrobador espectáculo. A esa hora de la tarde, buscaba relajarse del agobiador trabajo de aserrar troncos, calafatear, tornear los tablones de cedro y de ciprés. Al avanzar la tarde, al influjo de aquel paisaje, poblado de lirios, le relajaba sus endurecidos músculos. También le inyectaba frescura a su mente cansada. El neófito carpintero de Nazaret era un observador nato, apreciaba lo cotidiano y nunca pareció aburrirse de los placeres

sencillos de la vida. Las lecturas de los profetas de antaño conmovían su espíritu. Al pueblo de Israel lo comparaban a un lirio. Por esa finura de expresión y uso perfecto de la virtud de la palabra, amó la poesía y amó también a esos poetas de divina sensibilidad. Las historias de sus ilustres antepasados, contadas por sus padres y maestros, lo hacían feliz, pero también lo ponían a pensar con profundidad. Una de esas historias mencionaba a uno de sus abuelos, uno muy famoso, rico y sabio llamado: el rey Salomón. La visión de aquel paisaje de lirios lo transportaba hasta aquellos tiempos de la otrora grandeza del reino de Israel. En salas fastuosas y trono revestido de oro juzgaba un sapientísimo

24 Páginas

rey. Vestido con regio esplendor, administraba justicia y ley. En las observaciones más profundas de Jesús, la esplendidez del personaje salía muy maltrecho comparado con la simplicidad, belleza y gloria de un lirio o de una rosa de Saron. Placer en las cosas sencillas, sin gastar en ello oro plata, brindó a este observador paz y felicidad. De acuerdo a sus observaciones, nada sintético, o copia burda, podía superar en hermosura a la sencillez de un lirio o a la gloriosa majestad del paisaje de un amanecer. Desde la ventana del taller de carpintería Jesús podía contemplar en lontananza un olivar y un viñedo. Por las ramas y bejucos, volaban alegres, mariposas, gorriones

16 de Diciembre de 2015

y jilgueros. Entre una y otra jubilosa escena, entre uno y otro revoloteo de aves y abejas, el fiel observador, sonreía. En su pecho no cabía más admiración por el tan inteligente Creador de mundos sin fin. Ninguna de esas avecillas había sido creada en serie, ni de prisa. Por lo tanto, cada golondrina, cada tórtola era importante en la mente y el corazón del Autor. Un día vio a un pajarito caer al suelo sin vida. Corrió para auxiliarlo, pero todo fue en vano. El impacto recibido por una piedra lanzada con honda había acabado con aquella criatura de Dios. . .

PASA A LA PAGINA 21

Por: Oscar Argueta


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.