Año: 12 Número 271
24 Páginas
04 de Enero 2012
Oscar A. Argueta DIRECTOR
Jesús Rocha, propietario de Los Charros, junto a su hijo Marcos
David Suárez EDITOR
El Heraldo Hispano Una publicación quincenal
P.O.Box 927 Mt. Pleasant, IA 52641
(319)385-3431 heraldohispano@yahoo.com
esús Rocha es dueño de grandes memorias. En las alas de unas de ellas parece viajar a su tierra natal San Luis Potosí. No viaja solo, yo hago con él este viaje imaginario. -Mire -señala-, allá está mi mamá, en la cocina preparando el almuerzo. A su señal me vuelvo y un olor a carbones encendidos y a comal de barro atrapa mi nariz. Sobre el comal encalado se están cocinando unas tortillas de maíz. -¡Ah, mi mamá, mi mamá! ¡Ella preparaba las mejores gorditas del mundo! -suspira Jesús. -Bueno vuelve a suspirar-, las gorditas no era su única especialidad. En la mesa de mi mamá podíamos sentarnos a comer un platillo diferente cada día del mes. -A ver, nombre algunos de esos guisos -le pido. -¡Aquí le va! -dice sonriendo. -Chamorro de puerco al horno, Picadillo en salsa roja, Pozole blanco, Cabrito horneado... Levanto mi mano y le pido detenerse. -Ojalá -le explico-, tuviera el espacio para enumerar esa cantidad de platillos. -Ojalá -me responde Jesús. La conversación sobre el legado culinario recibido de su madre, hermanas y otras mujeres de la
J
familia la estamos llevando a cabo en el restaurante Los Charros en East Moline, Illinois. Jesús y su hijo Marco están sentados al otro lado de la mesa. Frente a mí está servido un almuerzo de pescado. -El nombre de ese platillo es Pescado Rebosado -me informan. Los dos me miran llevarme el primer bocado a la boca. Los dos sonríen, cuando digo: -¡Pero esto es una delicia bajada del cielo! Hago acopio de mi toda mi fuerza de voluntad, para hacer el platillo a un lado y continuar conversando. -¿Cómo se prepara esta salsa, la salsa anaranjada derramada sobre el pescado? -pregunto. -Es un secreto de familia -es la respuesta. Al verme sonreír, Jesús y Marco sonríen también. Ahora queridos lectores, aparte de mí, otros ya han calificado de excelente el sabor de los platillos servidos en Los Charros. En mis manos tengo un recorte del prestigioso diario El Dispatch de Moline, Illinois. El texto, de unas seiscientas palabras, describe con lujo de detalles sabor, color y presentación de los platillos. La calificación dada por el diario a Los Charros fue de Cinco Tenedores, o Cinco estrellas. “Está basada -
dice el texto-, en la calidad de la comida, ambiente, decoro y servicio en general.” A los días de haberse publicado el artículo, Jesús recibió una invitación de la Municipalidad de Rock Island para abrir Los Charros #2, en el área comercial de la ciudad. La vida llevó a Jesús y a sus tres hijos por tres años a San Antonio, Texas. En aquella ciudad abrieron Los Charros #3. Allá también, Jesús conoció a Luisa Fernanda Marty y con ella a su lado terminó su viudez de varios años. ¿O sea, interrumpo, estamos sentados en Los Charros #4? “¡Así es!”, es la respuesta. Ahora saboreo el último bocado de Pescado Rebosado. Exhalo un suspiro. -¡Este sabor me llegó hasta el corazón! -digo. -En esta familia cocinamos con amor en el corazón, don Oscar -escucho. -Aquí, por ejemplo, no molemos los frijoles con un moledor eléctrico. Aquí todo lo preparamos lo más natural posible, usamos, en vez de máquinas, las manos, molinillos de madera y mucha inspiración. -Ahora comprendo, ahora comprendo -es mi respuesta. Para información sobre el restaurante Los Charros, llame al: (309) 912-9659. Por: Oscar Argueta