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Año: 12 Número 284
oy tuve la dicha de conocer a un soñador. Anuar Díaz, originario de Jojutla, Morelos es el nombre de ese soñador. La entrevista tuvo lugar en Ainsworth, Iowa; y la hora, un poco antes de la puesta del sol. En alas de una amena conversación viajamos con Anuar en el tiempo, hasta arribar a principios de 1994. Asombrados vemos una escena donde un niño de apenas tres años de edad le da un beso de despedida a una señora alta y de buen parecer. La decidida viajera es Violeta Cuevas, madre de nuestro joven soñador. El largo camino la llevará rumbo al Norte. Al llegar a su destino trabajará de sol a sombra para ofrecer a Anuar y sus otros tres hijos, un mundo mejor. Los días después de esa despedida se volvieron años y el puñal de la separación les rasgaba el corazón a todos. Los abuelos: Jesús Cuevas y Margarita Álvarez vigilaron el crecimiento de sus nietos, y como a delicados granos de trigo cuidaron con amor. Por ese gesto, hija y nietos estarán siempre agradecidos y desean para esos abuelos, como recompensa, la gloria más alta en el Reino de Dios. A pesar de cargar tan pesada cruz, por tantos años, Violeta nunca abandonó el sueño de volver a juntar a sus hijos bajo las alas de su amor. Con tiempo y un cachito, el sueño de oro de la luchadora mamá se hizo realidad. Anuar cruzó la frontera acompañado de su tía Alicia. Tenía doce años y su más grande deseo era volver a abrazar a sus hermanas y a su mamá. En el primer intento lo detuvieron los oficiales de Migración. Fue a parar a las instalaciones del Desarrollo Integral de la Familia. Allí conoció a otros niños inmigrantes. Algunos llevaban
años en ese lugar, esperando por sus padres. Por Anuar, después de unas horas, vino su tía Alicia, tramitó su libertad, continuaron su viaje y esta vez, sin más contratiempos arribaron a su destino final. Anuar empezó a estudiar el séptimo grado, en marzo, en el programa bilingüe de las escuelas de Columbus Junction. En mayo, al concluir el año escolar, el talentoso estudiante ya hablaba Inglés. No necesitó regresar al programa bilingüe. Ahora, asistiría a la escuela de su respectivo distrito. La conversación sigue su curso. A veces habla Violeta, a veces Anuar y, de vez en cuando, nos interrumpe su hermana Janelly. -Es muy inteligente mi hermano, la escucho decir. En seguida, Violeta menciona un nombre: Lazara Pittman, una abogada de
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inmigración muy famosa. Esa gran mujer siempre le ha dado mucho cariño a mi familia. Para nosotros, ella es como un ángel. Desde hace muchos años ha estado interesada en el progreso de Anuar. Siempre nos ha dado este consejo: Aun cuando Anuar no tenga documentos legales para continuar estudiando, debe mantenerse inscrito para estudiar cualquier cosa. El tiempo vendrá cuando las leyes migratorias cambien a su favor. Esas palabras recién se cumplieron y Anuar va camino a realizar su sueño de estudiar para convertirse en un profesional en la carrera de Paramédico. Anuar siguió el consejo de su amiga experta en leyes de inmigración. Recién completó su segundo año de estudios en el Kirkwood Community College de Washington, IA. Alondra, su buena hermana,
04 de Julio 2012
le ha puesto el hombro para completar el pago de la colegiatura. Con unas horas de trabajo por aquí y con aportes de amigos y familia, Anuar ha mantenido con éxito su progreso académico. Lazara Pittman llamó por teléfono a Anuar el viernes 15 de junio. -El presidente Obama aprobó hoy un beneficio migratorio para jóvenes con tu status migratorio, -sonó al otro lado del auricular. La noticia le sacó gritos de felicidad al joven, a la familia, a los amigos y hasta los vecinos de la traila número dieciséis. El alegre grito llegó hasta nuestra sala de redacción y muy dispuestos y felices nos ha dado gusto publicar esta historia de un sueño hecho realidad. Por: Oscar Argueta