E
Año: 14 Número 333
ra septiembre de 1990 y también era época de manzanas maduras en Fort Madison, Iowa, cuando Jasón conoció a Norma. La tarde era festiva y el aire llevaba en sus alas sonidos, sabores y olores mexicanos. La tradicional celebración tenía un nombre: La Fiesta Mexicana o día de la Independencia. A Jasón lo acompañaban sus primos y Norma caminaba con su amiga, la recién coronada reina de la feria. Jasón intentó llamar la atención de Norma con la mirada, con un suspiro y no pudiendo sentirse correspondido cortó una manzana y la lanzó por el camino donde ambas señoritas paseaban. Este audaz intento también falló. El lunes, en su camino a estudiar a la High School Aquinas de Fort Madison, Jasón volvió a ver a Norma. Ahora sabía dónde vivía la dueña de sus pensamientos. Norma esperaba el bus escolar para ir a estudiar a la otra High School de la misma ciudad. En un nuevo intento por atraer la atención de aquella señorita bonita, Jasón pasó al día siguiente y a la misma hora por aquel mismo lugar. Pasó otro día, pasó toda esa y otra semana y nada sucedió. Al fin, amigos y primos de Jasón pusieron su granito de arena en esta historia de amor y el milagro sucedió. -Mi primo está muy interesado en conocerte-, le dijeron. -¡Ah! –Pensó ella- Ahora sé quién nos tiró aquella manzana y golpeó a mi amiga en el calcañal. A este punto, su corazón estaba atrapado como
una mariposa en una red. Ansiosa de aclarar las cosas, tomó el teléfono y habló con el responsable de tirar manzanas para enamorar. Cuatro años después, cuando la cosecha de manzanas estaba en su esplendor, Jasón y Norma unieron sus vidas para siempre. Era un día claro y caluroso y la fecha era Agosto 18, de 1994. Jasón y Norma nacieron y crecieron alimentados por la fuerza de sus ricas raíces mexicanas y europeas. Vientos de guerra en México y búsqueda por mejores oportunidades de trabajo trajeron a los bisabuelos Martínez hasta estas tierras de Iowa. Aquí se emplearon en la famosa empresa ferroviaria Santa Fe. Norma tenía cuatro años cuando sus padres se movieron de Texas a Fort Madison. Aquí trabajaron, criaron y educaron a su familia. Ambos, Jasón y
24 Páginas
Norma, sienten una inmensa gratitud por el espíritu trabajador y responsable personificado en sus padres y abuelos Méndez, Martínez y Díaz. -Mis abuelos Martínez -agrega Jasón-, también trabajaron por más de cuarenta años para la ferroviaria Santa Fe y la empresa Pilley Brush. Y también mi padre ha trabajado para la misma empresa Armor Dial por más de cuarenta años… Norma tiene también un papá muy trabajador. Esto me dice: -Mi papá ha trabajado en la misma compañía Case/New Holland por más de cuarenta años-. Tanto Norma como Jasón, podríamos decir, han recibido de sus padres y abuelos un legado de trabajo honesto y fiel. Para esos nuestros grandes progenitores, la familia fue y ha sido su
09 de Julio 2014
más grande gloria y su más querida ambición. Nunca viajaron a otros lugares en pos de diversión, nunca buscaron la felicidad fuera del círculo familiar. -¡Ah! Entonces, ustedes llevan en su sangre la ética por el trabajo y la fuerza por vivir con responsabilidad. -¡Sí, así es! y ¡así será! -me responden los dos. Pero no todo en la vida es color de rosa para la familia Martínez-Díaz. Hace unos catorce años, Jasón trabajaba para Case/ New Holland, en la ciudad de Burlington; y en ese momento parecía tenerlo todo, incluyendo un sueldo de envidia, abultado y substancioso. De un día para otro, la empresa redujo sus operaciones y Jasón se vio al borde de un abismo sin fin...
PASA A LA PAG.19 Por: Oscar Argueta