15 Año: 15 Número 362
H
an visto la foto de la presente portada. Yo la he visto muchas veces. Hasta he tratado de ponerle un marco imaginario. En el intento he pensado en esta y aquella moldura para realzar tanta belleza. Confieso, La capacidad para crear o encontrar un marco lo suficiente hermoso para el hermosísimo retrato de la familia de Vanessa Martínez de Rangel no pertenece a mi imperfecta y débil humanidad. Por lo tanto, dejaré a los ángeles allá en el cielo esta tarea, pues aquí en la tierra no hay el tipo de madera, moldura y color lo suficiente puro y perfecto para enmarcar el retrato de una familia feliz.
Dicho eso, permítanme presentarles a Vanessa, propietaria de Fringe Salon & Brow Bar ubicado en Muscatine, Iowa. Ahora, para entrar al encantador mundo de esta inmigrante mexicana originaria de La Fama, Nuevo León, es necesario estar dispuestos a sonreír y también a pasar un rato agradable en buena compañía. Eso hice yo hace un par de días. Aquí les describo la primera escena de ese encuentro. Vanessa y yo nos hemos sentado frente a frente. De inmediato yo quedo sorprendido ante su don de gentes y porte amable. Trato de buscar, pero no encuentro en ese rostro de piel morena y fresca una sombra de tristeza
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o preocupación. Todo en ella brilla, todo en ella es vigor y lozanía, empezando por su piel tersa y ojos vivos, el collar de perlas de su dentadura y sus negras y bien delineadas cejas. Yo la escucho hablar, tomo notas, pero entre aquí y allá, le pongo atención a sus cejas. Ah, no solo son hermosas o hermosísimas sino también expresivas. Parecieran decir, bienvenidos al mundo de Vanessa, aquí la misión y causa es la de realzar, refrescar y complementar la belleza heredada de allá donde vive Dios. Y así dispuestos a sonreír, continuemos conversando con Vanessa. Para su conocimiento, Vanessa es hija única y
09 de Septiembre de 2015
sus padres son, don Jesús Martínez y doña María Longoria. A mi pregunta, cuanto extraña Vanessa su tierra natal, su abundante parentela de tíos y primos, me responde: Claro, pues allá nací, crecí y viví hasta los doce años. Al decir eso, la escucho suspirar. Ah, aquellos tiempos cuando bailaba cumbias y vallenatos y me llevaba a la boca aquellas glorias. Glorias, indago yo. Si, así se llamaban esos dulces. En esencia, eran unas bolas deliciosas preparadas con caramelo y nueces.
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Por: Oscar Argueta