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Año: 14 Número 342
ra a eso de mediodía cuando arribé al Two Rivers Bank and Trust en Des Moines. Estaba allí para conversar con Karla Rangel, empleada de esta institución bancaria y originaria de Tampico, Tamaulipas. De inmediato, la vibrante y agradable personalidad de Karla me hizo olvidar el frío y el gris de la recién entrada estación invernal. Bajo ese encantador influjo, la hora de conversación me pareció durar solo un minuto o dos. Hábleme de sus padres, le pedí. “Mi papá se llama Leobardo Rangel, es odontólogo. Trabajó y se jubiló en la muy conocida empresa Pemex…” A esas primeras palabras le sigue un torrente de emoción. Y esto brota de su corazón. “Papá Leo es un hombre muy compasivo. Lleva la moral por delante. Es positivo, firme en sus convicciones y para él todo ser humano es importante y tiene el mismo valor. Mi mamá se llama Beatriz, es también odontóloga y es como un muro fuerte y con esa fuerza ha luchado para educar a sus hijos. Además de eso, es luchadora, determinada a siempre ser mejor ella misma y a quienes la rodean.” ¡Ah!, ya veo de donde viene su entusiasmo, su positivismo, su fuerza, su actitud valiente y la firmeza de su carácter intento interrumpir a Karla. En vez de eso, me dedico a escuchar. Para Karla, aprender otro idioma fue siempre su gran pasión. La empezó a sentir cuando estudiaba la secundaria allá en su natal Tampico. “Para aprenderlo bien, no trates de traducirlo en tu mente”, le aconsejó un amigo. “Lo más indicado es acostumbrarte a pensar en ese idioma”. “¡Dicho y hecho! Así lo hice y así aprendí. En el aula aprendí gramática y a hablarlo con soltura lo aprendí en la calle, en el diario vivir. Y por esta razón dejé mi tierra, para estudiar inglés en el DMAC, aquí en Des Moines.” Pues, ese triunfo es evidente y se puede ver en su desempeño como una oficial bancaria en este país, podría yo agregar. Karla ha trabajado en el Two Rivers Bank and Trust desde
Mayo del 2013 y desde Febrero del 2014 fue promovida al puesto de Personal Banker y Consumer Loan Officer. “Desde esta posición -la escucho decir-, puedo ofrecer a la comunidad latina una mejor y más completa atención en cuanto a sus necesidades bancarias. Los beneficios son muchos y a veces no se aprovechan en su totalidad, por no comprenderlos en nuestro propio idioma.” Vaya, aquí esta una persona con un gran sentido de responsabilidad y de solidaridad con los nuestros, me da por pensar a mí. Y, hasta aquí, sabemos de dónde viene este sentir de Karla. Viene de sus raíces, de su papá Leo y de su abnegada mamá, doña Beatriz. Y para servirnos con excelencia Karla participa y colabora con muchas organizaciones dedicadas a servir y a aliviar las cargas de
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su prójimo menos afortunado. Por ahora trabaja con los jóvenes convictos del programa alternativo Second Chance. Así me explica, al estar con ellos, les muestro las ventajas de establecer una relación sólida y honrada con el sistema bancario. Cualquier mentira o acto deshonesto saldrá a luz y les impedirá progresar. Al escuchar del espíritu colaborador de mi entrevistada, esto me da por decir. Es bueno tener a Karla como amiga y empleada del Two Rivers Bank and Trust. Y ahora nos toca hablar de los grandes amores de Karla. Ojalá usted hubieran estado conmigo al llegar a este punto de la conversación. Frente a mí está una madre maravillosa, determinada a pasar a sus retoños el gran legado de valores recibido de don Leo y doña Beatriz. Le veo los ojos humedecidos y percibo una fuerza poderosa conmoverle
19 de Noviembre 2014
el corazón. Esos grandes y exquisitos amores tienen nombre: Hunter, de nueve años; y Henry de seis. “Esos dos niños han aprendido a hacer de todo, ya fueron de cacería y en su primera aventura cazaron su primer venado. Son muy serviciales y muy dados a corregirme a mí. ‘¡Mamá, deja de trabajar en la casa y siéntate con nosotros a ver una película!’, me llaman la atención.” ¡Ah!, buenos maestros tiene usted entonces. “Si, así es.” Le cuento, los lunes por la tarde enseñó clases de religión en la parroquia de San Bonifacio. Mis hijos están entre los estudiantes. Eso me hace feliz a mí y a ellos también. Al pensar en la vibrante personalidad de Karla, en sus raíces y en sus retoños, solo me queda repetir aquel famoso refrán: De tal palo tal astilla Por: Oscar Argueta