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Año: 14 Número 318
os nace del alma dar las gracias a Dios, el verdadero propietario de El Heraldo Hispano. También dar las gracias a nuestros cientos de patrocinadores y a muchos, muchísimos y fieles lectores. Nos consideramos empleados del más bondadoso de todos los seres: ¡Dios! Debido a esa confesión, nuestros clientes son nuestra familia y los estimamos como a hermanos, en las buenas y en las malas; en lo brillante y en lo gris. No nos alcanzan las palabras para expresar cuán interesados estamos en su progreso y prosperidad. Estamos dispuestos a caminar la segunda milla y también la tercera y la cuarta, para servirles como si estuviéramos sirviendo a Dios. Y bien, la celebración del día de Gracias me da la excusa para hacer ciertas confesiones. Primero: cada día lo empiezo de rodillas. Dios es mi primera y gran necesidad. Divido mis plegarias en cuatro partes. En una de esas categorías incluyo al Heraldo, a sus clientes, a sus escritores etc. Recuerden, el Heraldo no es mío, es propiedad de un ser lleno de luz y de verdad. Sin embargo, hace algún tiempo acostumbraba a decir: Yo soy mi propio jefe. Yo soy el propietario. Yo soy el mandamás, yo aquí y yo allá. Al fin, un día comprendí mi error. En ese momento levanté la mirada y vi hacia arriba y allá vi al gran Yo Soy. A partir de entonces dejé de referirme a mi pequeño yo y ya no dije más: yo aquí y yo allá. Así me va mejor, así continúo siendo responsable y siento más grande el compromiso de dar lo mejor de mí. Un momento, también tengo jefes menores. Cada uno de los patrocinadores de El Heraldo son eso, mis jefes. A ellos deseo servir y complacer. Sin ellos, no tengo trabajo y
sin ellos sería casi imposible sacar a luz esta publicación. Por eso, los incluyo como parte importante de mis meditaciones a esas horas calladas de la mañana, cuando aún los pájaros duermen un sueño feliz. Durante catorce años mis noches han sido largas. A esas horas escribo; a esas horas me sobreviene una paz inmensa; y bajo el influjo de esa quietud, nacen en mi corazón palabras, y con ellas formo historias y poesías de amor y desamor. Eso sí, cuando me voy a dormir, al subir cada escalón, voy repitiendo: “Gracias, gracias por ser el Dueño de todas las palabras y por dármelas a mí sin regatear. Sin ti, no lo hubiera podido lograr, sin tu ayuda no lo hubiera podido escribir. Puedo tener grandes
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pensamientos, pero los Tuyos son mucho más grandes, son sin fin”. Una cosa más. Tengo cinco años de viajar a mi pueblo, el muy famoso pueblo de San Luis rey de Francia. No es mía aquella obra. El susurro vino del cielo. Desde aquel día, más de cuarenta estudiantes han recibido apoyo económico para continuar sus estudios. La mitad ya se han graduado y han seguido estudios universitarios. Otros se han embarcado y lanzado a conquistar el mundo estableciendo sus propios negocios. Los proyectos culturales y sociales son muchos y solo han traído felicidad y progreso a mis paisanos queridos. De esta manera he puesto mi granito de arena para edificar, junto a los
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míos, un futuro mejor. Eso sí, el arquitecto no soy yo, es el Gran Yo Soy. Ya con esta me despido, no sin agradecerles de nuevo y de hacerlo con todo el corazón. Gracias por su patrocinio, gracias por ser tan buenos y fieles lectores. Gracias por darme el motivo perfecto para escribir mis historias y mis poesías. Cuando escribo no pienso en desconocidos, ni en gente lejana a mi alma. Pienso en sus sonrisas, en sus miradas, en su gran valor y coraje, en su determinación de triunfar. Un millón de gracias a todos ustedes y eso y más para el Ser más inteligente, para el Gran Yo Soy.
Por: Oscar Argueta
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EL Heraldo Hispano
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EDITORIAL
SIN
FIN D Nos miraron las estrellas. Nos miraron a los ojos; y al influjo de su brillo, vimos nuestra eternidad. Por los caminos corrió oro; del pozo bebimos miel. En el jardín, un pájaro, le cantaba a nuestro amor. La hora propicia, plena; sempiterno el embeleso. Colmada de luz la cesta: tú dichosa; yo feliz. Suspiros, rumor de besos caricias, un roce de alas. Un gran misterio, un cuento de hadas, de érase una vez. Nuestra paz, un valle inmenso, la aventura sin límites; y de par en par abierta, la puerta del corazón. Nos miraron las estrellas, nos alumbraron el alma, se despejaron las sombras; nos miramos sin principio, nos descubrimos sin fin. Por: Oscar Argueta
Por: Oscar Argueta (coca43@ hotmail.com) Guatemalteco. Escribe desde Mount Pleasant, IA
e pronto, la ocasión se presenta y todas las estrellas parecieran coincidir en sus movimientos y alumbrar en la misma dirección. Hace unos días tuve la oportunidad de estar parado justo allí donde las estrellas concentraban su energía y su luz. En ese instante me sentí un ser sin límites, con el poder para ver y sentirme más allá de la cortina donde lo invisible es posible ver. A mi derecha estaba sentado Mike Wells, el Supervisor Escolar de mi ciudad. El tema de conversación era mi natal San Luis Jilotepeque. “Vamos a unir esfuerzos para traer jóvenes de allá a estudiar aquí. Voy a poner en juego toda mi experiencia en ese asunto
y también moveremos cielo y tierra hasta conseguirlo”. Mis ojos deben haber parecido lunas llenas, mientras Mister Wells tocaba con sus palabras las fibras más sensibles de mi corazón. “Estás frente a frente de uno de tus sueños más queridos. ¿Acaso no has derramado lágrimas por los jóvenes de tu pueblo, por los tantos jóvenes herederos, no de un futuro brillante, sino de uno incierto y gris?” Así sonaba la feliz canción, la canción cantada por incontables estrellas alumbrando en una misma dirección. Pues, esas ilusiones andan por el momento revoloteando en mi corazón. Ya me he visto varias veces dándole la noticia a los primeros dos jóvenes escogidos para iniciar el programa de intercambio estudiantil. Ya los he visto reír e ir de aquí para allá y de allá para acá, ocupados, preparándose para alzar vuelo rumbo a este gran país. Esto me he dicho al hablar conmigo mismo: Estos jóvenes valdrán por dos y podrán aspirar y tener acceso a otros niveles de oportunidad. También podrán vivir más independientes, ser más felices y aportar sus talentos a su comunidad. Yo fui uno de esos jóvenes,
me calcé con esos mismos zapatos y tuve frente a mí al más temible de los enemigos: la pobreza. En quinientos kilómetros a la redonda amigos y vecinos teníamos poco o nada. Ocupados en sobrevivir, en acostarnos con las manos apretadas como deseando disfrutar de un mejor amanecer, nos faltaba tiempo para encontrar como atajar con ventaja la escasez del saber. En mi caso, sentía hambre por aprender y me incomodaba no tener a donde ir, para satisfacer esa necesidad. Por eso siento una alegría del tamaño del cielo, sentado escuchando a Míster Wells, alimentándome con esperanzas de un tono verde azul. ¡Oh, como busqué en aquellos años a un Míster Wells! Lo busqué en mis sueños, en mis lágrimas y para mi tristeza nunca lo encontré. En aquellos días, solo Dios y yo, me queda por decir. Por eso comprendo a Olimpia. Por eso, le tengo paciencia cuando insiste en llamarme y buscarme para pedirme ayuda para pagar los gastos de la educación de su hijo. No sé cómo obtiene los muchos centavos para pagar una llamada de larga distancia. La necesidad la hace llegar a esos extremos, a esa desesperación. En mi último viaje
Página 3 a San Luis me siguió y persiguió pidiéndome lo mismo. Yo no puedo ayudar y no conozco a gente con esa capacidad de ayudar, es mi respuesta. Un día de estos me volverá a llamar y quizás su persistencia tenga un día de estos un final feliz. A la propietaria del Gallito en Tama y a don Rigo, del Restaurante El Oasis en Wapello, les estaré siempre agradecido por dar con sacrificios apoyo económico a cuatro estudiantes de San Luis. El cielo les dé su sonrisa y les aumente la paz en su corazón. No podría desearles cosa mejor. Aquí estoy, sintiéndome en el cielo, parado en el lugar preciso donde todas las estrellas han coincidido concentrar su luz. Cuanto he deseado escuchar estas palabras digo al observar el rostro rosado de Mister Wells. La mirada intensa y el semblante iluminado de esta persona casi desconocida para mi me exalta, me toma de la mano y me hace caminar por el cielo. Todavía caminan Quijotes por este mundo. Todavía hay personas ansiosas de hacer el bien, siento los deseos de gritar. En vez de gritar miro las estrellas y todas al verme feliz, les da por sonreír.
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EL Heraldo Hispano
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El Heraldo Hispano se encuentra en estos establecimientos comerciales:
MUSCATINE Tienda El Olmito,502 Mulberry Av. Rest Izalco 825 Oregon Av. 563-263-0458 Dollar Store, 119 E. 2nd St. 563-264-8286 Guadalajara Resturante 203 East 2nd. St. 563-264-8192 Las Lomas Restaurant, 1519 Park Ave. (563) 264-0904 Hy-Vee 2400 2nd Ave. (563) 264-2420 Temp Asociation 104 Cleveland Street (563) 263-6589 Central Bank 301 Iowa Avenue, # 204 (563) 263-3131 El Sombrero, 801 Oregon St. Ste. 8 563-607-8019
IOWA AMES Hy-Vee 640 Lincoln Way / 515-232-1961 West Hy-Vee 3800 Lincoln Way / 515-292-5543 BETTENDORF Azteca III 2400 Spruce Hill Dr. 563-344-2121 BURLINGTON Casa Fiesta, 2570 Mt Pleasant St. 319-758-1111 Lindo México, 622 Jefferson St. 319-753-9952 Trailways, 906 Broadway St 319- 752-5453 SCC Burlington 1500 West Agency Rd Biblioteca Pública, 210 Court St. Burlington (319) 753-1647 Mi Pueblo Real, 3110 Division 3197528458 CEDAR RAPIDS Adelitas Mexican Grill, 2833 Blairs Ferry Rd NE 319-378-0034 La Guanajuato, 3915 Center Point Rd NE 319-743-0081 La Camelia, 475 Northland Ave 319-377-2755 El Mercadito, 700 1st Av. NW 319-365-9733 El Paisano Restaurant, 700 1st Ave NW Cedar Rapids, IA 319-826-3692 Panadería Lupita, 3300 Johnson Av. NW 319-366-1181 Tienda Don Miguel 2a127 Wiley Blvd SW 319-396-2588 El Rancho Mexican Restaurant 2747 16th Av. SW 319-298-8844 Fiesta Del Sol Restaurant 4801 1st Avenue Southeast, Cedar Rapids, IA 319-373-2477 Los Compadres 2825 6th Street Southwest 319826-1870 COLUMBUS JUNCTION Dollar Store, 219 Main St. 319-728-8020 La Perla de México, 225 Main 319-728-8182 Antojitos Carmen, 207 Main St. Columbus Jct, IA 319-728-9055 Taquería La Hacienda,120 North Main 319-728-8099 CORALVILLE Tienda Lupita, 108 2nd. Ave. 319-338-1282 El Cactus Original 104 First Ave. 319-354-0444 Casa Azul Restaurante, 708 1st Ave 319-338-2641 5th Avenue 899 -22nd Avenue 319-351-3850 CLIVE La Preferida - Mexican Market, 1800 NW 86th St. (515) 278-5806 Elegante Salon, 1800 NW 86th St. (515) 727-6058 Lara’s Bakery, 1800 NW 86th St, Ste 19 (515) 276-5589 DAVENPORT Azteca I Restaurant (Walnut Center)4811 N. Brady St. 563-386-6689 Azteca 2, 2843 E. 53 RD St. Azteca 4, 3566 N. Brady 563-445-1315 Los Agaves Mexican Grill 328 N. Brady Stree 563-386-5949 Aborrotes Carrillo, 903 W. 3td. St. 563-323-5977 Tienda La Finca 916 W 2nd Street, 563-322-0041 DES MOINES La Tapatia 2, 4007 SE 13th St. 515- 256-3283 Pasteleria La Michoacana 1552 E. Grand Ave. Space B 515-265-0696 La Cruz Mexican Market, 3900 E 14th St. 515-264-9441 La Favorita, 1700 E. Grand Ave 515-262-5489 La Tapatía Market, 1440 Des Moines St 515-262-8097 Mundo Latino Insurance Agency 1541 East Grand Ave. 515-287-0055 Tienda La Mexicana 1524 E. Grand Ave 515-265-8614 La Preferida Mexican Market 1800 N 86th St Clive 515-278-5806 La Michoacana Mexican Groseries 433 5th St. West Des Moines 515-255-5329 El Salvador del Mundo Rest. Salvadoreño, 2901 6th Ave. 515-244-5224 Tienda El Palomino, 3116 E. 14th St. 515-265-4410 Pasteleria Raquel, 1521E. Grand Ave. 515-263-9233 515-771-1825. Foto Fiesta 1521 E. Grand Ave 515-264-1999 Paleteria La Michoacana 1552 Grand Ave. Suite B 515-265-0696 El Zapatito, 2102 E. 14th St. 515-745-8360 FAIRFIELD La Hacienda, 2803 W Burlington Ave, 641-472-1036 Arandas Mexican Restaurant 203 W Broadway Ave 641-472-4328 IOWA CITY 4 Season, 1022 Gilbert Ct. Iowa City, IA 319-541-5228 Adriana Salon 5 Sturgis Corner Dr Ste. 3600 319-548-1227 Taqueria La Michoacana 438 Hwy 1 W 319-358-2333 Hair Desing, 1930 South Gilbert St. 319-358-5710 Tax Mex 1930 S Gilbert Street 319-339-4200 Los Portales, 1402 S. Gilbert St. y Hwy 6 319-358-1308 Tienda El Paso, 609 Hollywood Blvd. 319-338-3703 Acapulco 2, 1937 Keokuk 319-338-1122 319-358-8182 Potentially Yours 1705 S. 1st. Avenue, 319-512-7593 MARION Villa’s Patio Resturante 433 7th Ave Marion, IA (319) 447-1101 El Perico 835 7th Avenue, Marion, IA (319) 373-8144 MARSHALLTOWN Los Tucanes, 15 S. 7St. Marshalltown 641-753-0508 Pan. Arcoiris, 28N 1st. Av.641-752-0714 Abarrotes Villachuato, 31 N, 1st. Ave. 641-752-2240 Carnicería y tienda La Salud, 17 N. 1st. St. 641752-1741 Angel’s Store, 20 E. Main St. 641-844-9900 Grocerys Tortillería Gaytán, 505 N. 3 Ave. 641-753-6150 Hy-Vee 802 S. Center St. 641-752-4525 Lara’s Bakery, 707 North 3rd Ave. 641-752-0152 Zamora Fresh Market, 4E. Main St. 641-753-8522 MOUNT PLEASANT Heidelberg Motel 2005 E Washington St, (319)3858968 Loads of Fun Laundry 901 E Washington St. Mount Pleasant,IA 52641 319-385-4321 Mi Pueblo Real Resturant 1106 E Baker St (319) 385-1112
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¿POR QUÉ IOWA NO TIENE UNA POLÍTICA CON RESPETO A LA DETENCIÓN DE
INDOCUMENTADOS? Hace dos años, el condado de Santa Clara, en California (donde está la ciudad de San José) adoptó la política de no seguir las órdenes de inmigración de detener a las personas indocumentadas por 48 horas, luego de pagr su fianza o cumplir su condena. En vez de eso el condado deja en libertad a las personas, tan pronto como estas pagan su fianza o cumplen su condena. La razón principal para adoptar esta política era económica – el condado estaba cubriendo con sus propios recursos los gastos generados por la detención de indocumentados y la oficina de inmigración se negaba a reembolsar esos gastos. La semana pasada, los supervisores del condado de Santa Clara, en California, revisaron esta política y luego de someterla a votación, ratificaron la vigencia de este procedimiento. Los supervisores resolvieron que no iban a cambiar su política por dos razones: 1) Los ciudadanos detenidos eran puestos en libertad, inmediatamente después de pagar la fianza o después de cumplir su sentencia, entonces por qué tratar diferente a las personas indocumentadas y 2) Llegaron a la conclusión de que su condado era MAS SEGURO como resultado de la aplicación de esta política porque los residentes del condado estaban más dispuestos a reportar un crimen, cuando sabían que la
persona no va a estar sujeto estar deportado después de resolver su caso criminal. Los invitos a leer el artículo completo “Jailed illegal imigrants: Santa Clara County sticks with lenient policy”, en la página electrónica del periódico San José Mercury News. Santa Clara no es el único lugar que tiene una política de este tipo. El condado de
“Los ciudadanos detenidos eran puestos en libertad, inmediatamente después de pagar la fianza o después de cumplir su sentencia, entonces por qué tratar diferente a las personas indocumentadas...” Cook (donde está la ciudad de Chicago) tiene la misma política. ¿Por qué las cárceles en Iowa no tiene una política similar? Si consideramos que esto puede ahorrar dinero para los condados pues no tendrán que costear los gastos de mantener detenidas, por delitos de inmigración, a las personas que hayan pagado su fianza o hayan cumplido sus condenas; y además, va a resultar en un condado o ciudad menos peligrosa, no se me
ocurre ninguna razón para no adoptar esta política. Al menos nuestro condado debería adoptar esta política dictada por la oficina de inmigración que obliga a mantener detenida a una persona indocumentada por 48 horas, después de que la persona ha pagado su fianza o servido su sentencia. Por ahora, la política del condado es seguir ciegamente las órdenes de inmigración, sin detenerse a pensar en las consecuencias de hacerlo. No hay razón alguna para que el condado mantenga detenida a una persona, quien no posee ningún historial criminal y fue detenido únicamente por manejar sin licencia. Especialmente si consideramos que será el propio condado quien cubrirá los gastos de la detención. ¿Si la propia oficina de inmigración no considera importante cubrir el costo de la detención de estas personas, entonces por qué vamos a hacer ese gasto con el dinero de nuestro propio condado? Soy Trey Sucher. Soy abogado en West Liberty, IA. Yo trabajo en todos tipos de casos, incluso inmigración. Yo estudie derecho y recibí mi título de la Universidad de Iowa, en Iowa City. Estoy feliz de ofrecer esta información para su educación, pero la información contenida en este artículo no la ofrezco como consejo legal. Tampoco soy su abogado basado en que ha leído mi artículo. Cuídense.
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LOS CULPABLES ERAN LOS
IONES
Mi abuela podía sentir los cambios climáticos en su propio cuerpo. No necesitaba mirar el cielo para decir con varias horas de anticipación: “Va a llover, porque me duele el brazo”. Debo admitir que en esos años de mi infancia no entendía la asociación que ella hacía de su brazo con la lluvia. Lo que si pude darme cuenta es que su pronóstico no fallaba, aunque no hubiera ni una sola nube amenazadora. Finalmente, en una de esas tantas conversaciones de sobremesa me enteré de la historia del brazo derecho de mi abuela. Cuando era pequeña le encantaba treparse a los árboles y un día decidió decirles a sus hermanos que ella podía volar como un pájaro. El aterrizaje no fue el que ella esperaba y tampoco la tremenda reprimenda que recibió de sus padres. Con los años, el dolor se acentuó cada vez que iba a llover y su pronóstico se hizo cada vez más certero. Los que le conocían estaban convencidos de esta capacidad que ella poseía y primero le preguntaban si le dolía, antes de planear alguna actividad al aire libre. A esas historias, cuando pasan de generación en generación, se le agregan y se le sacan cosas. He escuchado muchas versiones de la historia y unas me gustan más que otras; pero lo cierto es que, yo crecí rodeada de personas ancianas que se quejaban de dolor de las articulaciones cuando había mucha humedad. Ahora con los primeros fríos, mi cuerpo también puede sentir el efecto del clima en mi organismo. El estudio del vínculo entre el clima y la salud ha
llevado a crear una disciplina especializada que aborda estos temas. Se la conoce como Biometeorología y se define como la rama de la ciencia que estudia la influencia de los factores climáticos sobre los seres vivos. Laurence Kalkstein, director del centro de investigación climática de la Universidad de Delaware y experto en Biometeorología admitió que los expertos han sabido por más de 100 años que
más. En Alemania el servicio meteorológico brinda alertas climáticas a los hospitales, para que puedan saber en qué zonas de su territorio pueden agravarse dolencias, por ejemplo, como la artritis. ¿Alguna vez escuchó esta asociación y se burló al oírlo? Bueno, parece que nuestros antepasados tenían razón. El doctor Fernando Botta, presidente de la Sociedad Uruguaya de Gerontología y Geriatría, dijo:»El saber popular casi siempre tiene razón, porque se basa en hechos empíricos. El método científico consiste en comprobarlos y darles una explicación”. ¿Y cuál es la explicación que el método científico nos da? Una de las explicaciones tiene un fenómeno físico detrás, en donde los iones presentes en la atmósfera tienen mucho que ver. Los iones son partículas eléctricas que hay en la atmósfera. La sensibilidad natural del organismo se basa en la transmisión de corriente eléctrica de un lado a otro. Cuando los receptores nerviosos están sobre estimulados el dolor aumenta, o regresa. Como mi abuela, tengo algunas viejas heridas de la infancia y producto de mis mil batallas contra la dictadura de la siesta. No había cosa más atractiva que hacer travesuras a la hora que todos estaban durmiendo. Ahora que ya atravesé las cuatro décadas comienzo a recordar cada golpe, fractura y lugares de mi cuerpo que no sabía que podían doler tanto. Con el frío yo comienzo a sonar como mi abuela y a recordar sus palabras cuando nos advertía que el futuro se encargaría de que entendiéramos cabalmente sus palabras.
“Con los años, el dolor se acentuó cada vez que iba a llover y su pronóstico se hizo cada vez más certero. Los que le conocían estaban convencidos de esta capacidad que ella poseía y primero le preguntaban si le dolía, antes de planear alguna actividad al aire libre....” el clima afecta a los organismos vivos. “Nuestros avances simplemente se deben a que ahora tenemos computadoras para analizar los datos”. Mis abuelas, posiblemente se sorprenderían en gran manera, si supieran que un canal del tiempo (Weather Channel) tiene un mapa de dolores (Aches and Pain) para que las personas puedan saber a qué atenerse según el clima. Si aquella cirugía de la rodilla o la tendonitis mal curada o las quebraduras van a dolerle
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20 de Noviembre de 2013
CUCHARADAS DE
AZUCAR Hay una película que vi cuando era niña, que se llama “Mary Poppins”. Una familia en Inglaterra puso un aviso para solicitar una niñera para sus hijos mal portados, de forma muy inesperada llega Mary Poppins y se queda con el empleo. A partir de ahí suceden cosas muy especiales en ese hogar. Hay escenas en que los dibujos de tiza cobran vida y ella y los niños tienen aventuras placenteras. A la hora de limpiar el dormitorio los juguetes y la ropa se guardan automáticamente en los cajones, sin ayuda de nadie. Con una firme, pero amorosa forma de ser, Mary Poppins llevas las riendas de la situación para que, tanto los niños como los padres, aprendan lecciones muy importantes. Durante la película, canta una canción que habla de cómo una cucharada de azúcar te ayuda a tragar una medicina de sabor desagradable. De esta forma, ayuda a los niños a entender que es mucho más fácil tolerar algo que no es placentero, si se acompaña con algo dulce y agradable. En estos días cuando el clima otoñal está dando paso al invierno, siento la necesidad de unas cucharadas de azúcar. Hace semanas que trato de negarme a mí misma el hecho de que el frío se acerca, porque hemos disfrutado de un largo y hermoso otoño, pero al igual que cada año, al final llega el frío. Todo mi ser resiste al cambio de estación, porque significa que voy a tener que aguantar el gélido frío por varios meses. Durante el invierno, me duele la piel, los pies se me
congelan, y siento un cansancio y desánimo. Pero como si se tratara de una medida de azúcar, el sol ha brillante a plenitud todos los días esta semana, en que empezamos a sentir la llegada del invierno. Cuando hay sol puedo aguantar mejor el frío y me parece que aprecio aún más la sensación de la luz cálida entrando por la ventana. He notado que hay un equilibrio en la vida. Cuando hay algo amargo, difícil, o triste que sucede, suele haber algo presente dentro de la misma
de la familia. Hace unos meses, mi amiga se dio cuenta de que a partir de la ausencia de su madre, su padre había empezado a estar más presente en las vidas de los hijos. Ahora, era él quien los llamaba por teléfono para desearles feliz cumpleaños; conversaba más con sus hijos y nietos; y hasta planeaba eventos familiares. Antes de este trágico suceso, el padre se había mantenido distante de su familia, porque su esposa era la encarga de todas estas cosas. De esta forma, mi amiga pudo descubrir la cucharada de azúcar en esa situación: una relación más cercana con su padre. Esto hizo que ella pudiera aceptar y procesar la muerte de su madre y hasta saborear la parte dulce de situación. Supongo que en muchos casos, tal como en el de mi amiga, no es que uno tiene que añadir azúcar a las penas, sino que más bien hay que reconocer su presencia. Quizá por eso existe el dicho: “cuenta tus bendiciones.” Uno de los resultados de contar las bendiciones, es darse cuenta de las cosas buenas o dulces en la vida. Al identificarlas es más fácil disfrutarlas y dejar que su presencia provea un equilibrio en la vida. Porque al igual que ocurre con el frío de cada invierno, tarde o temprano llegan cosas duras a nuestras vidas. Hay que conocer lo amargo para apreciar lo dulce y hay que saborear lo dulce para poder sobrevivir lo amargo. Quizá la vida es como la niñera Mary Poppins: llena de sorpresas y cosas inesperadas, que con firmeza nos enseña lecciones importantes.
“He notado que hay un equilibrio en la vida. Cuando hay algo amargo, difícil, o triste que sucede, suele haber algo presente dentro de la misma situación para compensar por el problema y restablecer un balance, al igual que la cucharada de azúcar lo hace con la medicina...” situación para compensar por el problema y restablecer un balance, al igual que la cucharada de azúcar lo hace con la medicina. Tengo una amiga que descubrió este concepto hace poco. Cuando ella era más joven su madre murió. Fue muy triste para ella procesar la pérdida, porque la madre había estado muy presente en la vida de sus hijos y cuidaba todos los detalles particulares
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20 de Noviembre de 2013
DIARIO DE UN INMIGRANTE:
DERRUMBANDO BARRERAS EN
LA CENA Por: David Suárez Moreno Es sábado por la mañana y, a pesar de que el calendario me asegura que el otoño continúa, el frío intenso de la calle me habla de un invierno adelantado y desalentador. Mientras recojo las hojas caídas de los árboles, en el patio delantero de mi casa, pienso en las tormentas de nieve, en las lluvias congeladas, en la gran cantidad de ropa que tendré que poner para soportar el gélido invierno… Cuando estoy a punto de caer en el desánimo total viene a mi rescate uno de los recuerdos más queridos de mi niñez. Me veo a mí mismo, a los seis o siete años, arrodillado junto a mi madre, trabajando en el jardín de nuestra casa en Ecuador. Hace mucho calor y a pesar de estar vestido con una camiseta playera y un pantalón corto, estoy sudando a chorros. Mi madre usa un sobrero de ala ancha y me sonríe al ver que arranco con fuerza el monte que crece entre las flores peregrinas y las plantas de manzanilla. Con el corazón reconfortado por este recuerdo, prosigo mi tarea con una sonrisa en el rostro. Tengo que apurarme porque hoy tendremos visitas. Una familia que asiste a nuestra iglesia, vendrá a vernos esta tarde. Los hemos invitado a cenar y planeo prepararles un delicioso arroz con pollo, a la ecuatoriana. Al igual que nosotros, ellos también conviven con dos culturas bajo un mismo techo. El padre de la familia es americano, pero la madre es de Taiwán. Los cuatro niños de la pareja hablan dos idiomas: el inglés, como su lengua materna; y el mandarín chino, como su segunda lengua. Tal como se estila en Estados Unidos, nuestros invitados nos han preguntado si queríamos que ellos trajeran algo de comer. Les hemos pedido que traigan lo que ellos deseen compartir con nosotros; algo típico de Taiwán, un
pedacito de su cultura. Mi esposa ha preparado una bandeja con vegetales frescos cortados en trozos pequeños y colocados en círculos concéntricos, sobre un platón de cerámica, alrededor de una bandejita con una salsa ranch casera, de estilo muy americano. El postre será un delicioso flan, de esos que viene en cajitas, de la marca Royal, que tanto me gustaban a mí cuando era chico. La casa luce muy limpia y ordenada. Eso es algo en lo que coincidimos mi esposa y yo, a pesar de nuestras diferencias culturales, ambos le damos mucha importancia al orden
barrera del silencio y acercó a continentes y países tan lejanos, como lo eran nuestros lugares de origen. Los adultos acordamos usar la mesa pequeña de la cocina y dejamos la mesa del comedor para que los niños comieran a sus anchas. Esta cercanía física nos permitió conocer mejor a nuestros contertulios. En el rato menos pensando comenzamos a hablar de nuestra infancia, de lo que nos enseñaron nuestros mayores. Quizá usted no lo sepa, pero los asiáticos tienen un respeto reverente por sus mayores y especialmente por sus ancianos. No obstante, aquello no difiere mucho del orden y las reglas que había que obedecer en la casa de los padres de mi esposa; y del profundo amor y respeto que ella siente por su padre de más de 80 años. Ese respeto y amor, tampoco es muy diferente del profundo respeto y amor que yo mismo sentí por mis padres; y la disciplina estricta que imponía mi madre en la casa. Con una sola mirada nos ordenaba: hablar, callar, entrar o salir. En el transcurso de la plática descubrí que la señora taiwanesa y yo teníamos mucho en común, más de lo que me hubiera imaginado. Ella ha comido arroz toda su vida y yo también. Su madre y su abuela le decía que desperdiciar comida era un pecado, la mía también. Su apego por la familia es una tradición familiar que viene por generaciones y la mía también…. En fin, cuando uno conoce de cerca las culturas y a las personas que representan a esas culturas, termina dándose cuenta de que somos mucho más parecidos de lo que nos imaginamos. Mi esposa, quien es una excelente anfitriona, hace sentir muy bien a todos nuestros visitantes. Por ello, al terminar la visita y darnos un fuerte apretón de manos, sabemos que no solamente hemos conocido a nuevas personas, sino que hemos ganado excelentes amigos.
“El tiempo vuela y haciendo honor a la puntualidad asiática, nuestros invitados llegaron a la hora pactada. La madre de la familia traía en sus manos una charola con jiaozi (una especie de empanadas hervidas, al estilo chino), una ensalada y un gran recipiente de guacamole casero...” y la limpieza en el hogar. Mi madre decía que el hecho de que uno fuera pobre, no era una justificación suficiente para no ser limpio y ordenado. El tiempo vuela y haciendo honor a la puntualidad asiática, nuestros invitados llegaron a la hora pactada. La madre de la familia traía en sus manos una charola con jiaozi (una especie de empanadas hervidas, al estilo chino), una ensalada y un gran recipiente de guacamole casero. Como usted puede imaginarse, querido lector, la plática fue en inglés. Esta maravillosa lengua rompió la
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PIDAN AYUDA A RAFAEL CORREA PARA SALVAR A
VENEZUELA I El martes 5 de noviembre leí una noticia que me llamó poderosamente la atención. En la nota de prensa, publicada en primera página del periódico de mayor circulación nacional del Ecuador aparecía el siguiente titular: “Heinz Dieterich sugiere que Correa diseñe un rescate económico para Maduro”. Antes de explicarles quién es este famoso Heinz Dieterich y por qué él asegura que el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, podría ayudar a Nicolás Maduro a solucionar la crisis económica venezolana, déjenme expresarles mi profundo pesar y agonía por las penurias económicas que vive el pueblo venezolano, a pesar de riqueza en recursos naturales, con la que Dios bondadosamente lo ha premiado. Es inconcebible que un país tan rico, no pueda poner fin a la escasez de productos tan elementales como los alimentos. Ahora vamos con la explicación necesaria de las primeras frases de este artículo. Heinz Dieterich es un sociólogo y analista político alemán, nacido en 1943, que reside en México desde hace muchos años y que es considerado como el padre del concepto “socialismo del siglo XXI”, en 1996. Este término cobró notoriedad a raíz del discurso pronunciado por el fallecido presidente venezolano, Hugo Chávez, el 30 de enero de 2005, durante el V Foro Social Mundial. El socialismo del siglo XXI es un sistema revolucionario (que busca implementar cambios radicales en la estructura misma del estado y de la sociedad) y se basa en cuatro ejes fundamentales: el desarrollismo democrático regional, la economía de equivalencias, la democracia participativa y protagónica y las organizaciones de base. En resumen, el socialismo del siglo XXI supone que es necesario un reforzamiento radical del poder estatal, democráticamente controlado por la sociedad, para avanzar el desarrollo. En un discurso pronunciado en el 2006, el presidente Chávez afirmó: “Hemos asumido el compromiso de dirigir la Revolución Bolivariana hacia el socialismo y contribuir a la senda del socialismo, un socialismo del siglo XXI que se basa en la solidaridad, en la
fraternidad, en el amor, en la libertad y en la igualdad”. El padre del socialismo del siglo XXI plantea el desarrollo del Nuevo Proyecto Histórico cuyos pilares estratégicos son el Bloque Regional de Poder (BRP) que sería la integración económica y política de los Estados Progresistas de la región y el Bloque Regional de Poder Popular (BRPP) que correspondería a la coordinación continental de los movimientos sociales que apoyen a la implementación del Socialismo del siglo XXI. El mandatario Rafael Correa, presidente de la República de Ecuador, y movimientos sociales ecuatorianos ya han manifestado
“Este término (Socialismo del Siglo XXI) cobró notoriedad a raíz del discurso pronunciado por el fallecido presidente venezolano, Hugo Chávez, el 30 de enero de 2005, durante el V Foro Social Mundial. su entendimiento y voluntad de generar e implementar un proceso que conduzca a Ecuador hacia la institucionalidad del Socialismo del Siglo XXI. Evo Morales, presidente del Estado Plurinacional de Bolivia y máximo dirigente del Movimiento al Socialismo Boliviano se ha declarado también a favor de construir el socialismo del siglo XXI. El Socialismo del Siglo XXI ha sido especialmente acogido en España por parte del Partido Comunista de España e Izquierda Unida, y en Alemania de mano del Die Linke, de diferentes movimientos universitarios y de ex-altos cargos de la República Democrática Alemana como Egon Krenz. Con todos estos antecedentes, decidí dejar de lado el artículo periodístico que estaba leyendo y me dirigí a la fuente principal de la noticia: la página Aporrea.org, (http://
www.aporrea.org/ideologia/ a175552.html) donde Dieterich, en persona, firma el artículo que se refiere a este tema. Descubrí que, como sucede la mayoría de las veces, un periodista poco acucioso había sacado de contexto una declaración del autor, para hacer suponer a los lectores algo que estaba totalmente alejado de la verdad. Efectivamente, el sociólogo alemán sugiere (de forma ilustrativa, no literal) que el presidente Maduro mande a llamar al presidente Correa y a su equipo de gobierno en la mañana, se reúna a puerta cerrada con ellos; les presente los reales indicadores económicos del país; y luego abra los oídos para escuchar la receta de sugerencias que el ecuatoriano le daría para solucionar la crisis económica. A renglón seguido, el autor añade que no es que Correa sea un súper sabio económico o que no haya economistas inteligentes en Venezuela; y solo entonces revela la verdadera raíz del problema venezolano: “la actitud de autosuficiencia del círculo gobernante es tal que no escucha razones científicas ni de sentido común. Sólo un peso pesado como Correa o Fidel Castro puede romper tal locura.” A criterio de este humilde servidor, el problema en la economía venezolana no se da por el famoso socialismo del siglo XXI o cualquier otra acepción ideológica, sino más bien a la ceguera, a la exagerada autosuficiencia o a la simple y sencilla ignorancia (en el mejor sentido de la palabra) de la actual clase gobernante venezolana. No saben y no quieren saber lo que tienen que hacer para poner en orden las finanzas de la querida Venezuela. Cierran los ojos y no desean ver algo que es a todas luces evidente: si no hay estabilidad económica, el país se convierte en un caldo de cultivo ideal para la desestabilización política. Aunque el gobierno de Ecuador, encabezado por Rafael Correa, en su segundo término, también propugna seguir el concepto del Socialismo del Siglo XXI, arroja resultados económicos muy diferentes a los de Venezuela, con una de las inflaciones anuales más bajas de la zona y un crecimiento económico sostenido de más de 4% en su PIB.
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RECORDANDO A MI QUERIDO
CHIPUSTE
¿Te acordás que te hablé de mi bautismo? La abuelita me contó que cuando tenía 2 meses de nacido, me llevaron a la iglesia de la Parroquia con el tacuchón (1) que me compraron para estrenar ese día, cuando me quitaran “la colita” como decían cuando uno era bautizado porque ya era católico, no “animalito”. En cambio a vos me contó que te bautizaron cuando tenías 6 meses de edad, pues cada vez que disponían hacerlo te enfermabas. Te dio sarampión, luego fuiste atacado por un resfrío y varias semanas pusieron pino fresco debajo de las sabanitas de tu cama para que te curaras pero seguías igual, hasta que la abuelita preparó ese jarabe de cebolla que echaba en una taza y le agregaba azúcar. Al día siguiente, había un líquido que seguro era sabroso, porque vos chupabas la cucharita con que te lo daban, como si estuvieras tomando la pacha (2). Lo malo fue que como ya habías crecido, el tacuche ya no te quedaba y debieron comprarte otro. La seño (3) en la escuela ha dicho que es importante que cada persona tenga un nombre propio, y que hasta las mascotas tienen el suyo, aunque no las bautizan, como al perrito que me regalaron, al que llamé “Chipuste” (4) pues de cachorro era pequeñito y parecía una pelotía (5) de chocolate por su color café oscuro, que desde los primeros días conquistó a la abuelita y con ella a todos los de la casa pues, como sabés, cuando son cachorritos no queda zapato sin ser mordisqueado. Sin embargo el “Chipuste” muy inteligente aprendió a no destruirlos cuando se le decía ¡no! Al crecer se hizo futbolista al que no quisieron los del equipo contrario porque ¿te imaginás? como la pelota es de trapo, saltaba ante el jugador oponente, la atrapaba con el hocico y –no sé cómo hacía, pues reconocía a los de nuestro equipo– se las entregaba a ellos, aunque me prefería a mí y, como corre más rápido que cualquiera, ante las risotadas de muchos ganamos los partidos, aunque después hubiera protestas. Los perdedores alegaban que no tenía uniforme y por eso, al siguiente partido le pusimos uno con el número 10, pero aun así protestaban. Entonces el “Chipuste” se sentaba ante el que más discutía, y como no le hacía caso, con su patita le rascaba la media del uniforme y
lo veía mientras movía su cola. Ante eso, todos soltábamos la carcajada y ganábamos el partido. Cuando fue más grande, al “Chipuste” lo enseñé a sostener con su hocico la canasta del pan y calculá la sorpresa de la abuelita, cuando lo vio entrar a la cocina, plantarse ante ella y dejarla sobre la mesa. Lo increíble es que no se comía un solo pan, si no se lo daba la abuelita. Poco después lo enseñé a que fuera solo a la panadería y la abuelita colocaba dentro de la canasta un papel en donde anotaba el pan que quería y el dinero. En la panadería ¿podés creerlo? lo atendían antes que a quienes habían llegado primero y ¡hasta le regalaban un panote! Lo que no hacía el “Chipuste” era tapar el pan con la servilleta
nos bajaban de los árboles, pero nunca lograron darnos una. Lo del bautismo te lo cuento porque un sábado por la mañana atravesamos el barranco para cortar naranjas. Al regresar lo hicimos por otro camino, y el Rochoy gritó señalando hacia la parte alta de un árbol: -¡Miren muchá, allí hay un panal! Y cierto, era más grande que una pelota de fútbol y el Güisquilón sin decir “agua va” tomó una piedra, con tan buena puntería, que le dio justo en su base y al suelo con tan buena suerte para nosotros, que por la inclinación del suelo rodó. No había caído totalmente, cuando un chorro de abejas salió de todas partes de manera que ni un campeón olímpico habría superado la velocidad con que subimos el barranco. Ninguno se acordó del “Chipuste” por la prisa que llevábamos para evitar ser picados, pero ¡ay vos! el pobre “Chipuste”, creyendo que el panal era pelota corrió y ¡zaz! que justo en la mitad le dio la mordida e inmediatamente aulló. Fue por eso que volvimos la cabeza y lo vimos subir cuán rápido podía, mientras todos gritábamos: -¡Chipuste… Chipuste! Fijate que sólo de contarte me dan ganas de llorar, así que lo que pasó te lo termino de contar en otra carta, pero te recuerdo que dice mi mamá que no te olvidés de mandar el Money Order, porque ya se acerca la Nochebuena y que necesita un poco de más dinero. Y como dicen que “las penas con pan son buenas”, hay me mandás unos lenes más, para comprarme unos helados para que me pase la tristeza por lo que le pasó al “Chipuste”. En la casa todos te mandan saludes.
“...lo enseñé a que fuera solo a la panadería y la abuelita colocaba dentro de la canasta un papel en donde anotaba el pan que quería y el dinero. En la panadería ¿podés creerlo? lo atendían antes que a quienes habían llegado primero y ¡hasta le regalaban un panote!..” y doña Toribia que lo atendía, lo cubría muy bien y después le decía: -Andate a tu casa, “Chipuste” y él, muy obediente, se iba moviendo la colita que por cierto, tiene la punta blanca. El perrito me seguía a donde yo iba y tuve que enseñarle que cuando iba a la escuela, no podía acompañarme. ¡Ah! Pero cuando se trataba de barranquear, (6) era el primero en bajar, pero se detenía a esperarnos. Cuando vos eras mero patojón (7) no me dejabas que te acompañara pero como ahora soy grande, bajo con mis amigos, el “Chipuste” y vamos a robar naranjas en el campo que está del otro lado del barranco. Llegábamos a esa huerta en donde hay árboles de jocotes, naranjas y hasta bananos, que como dan fruta en distintas épocas, casi todo el año –a escondidas de la abuela– íbamos a cosechar, decíamos nosotros. Lo malo es que hay dos viejitos de guardianes que al sorprendernos, a pedradas
El Carlos 1)Chapinismo que equivale a traje formal, de gala. 2)En lenguaje coloquial chapín, equivale a biberón. 3)Contracción de señorita, como en Guatemala se llama a las profesoras, aunque sean madres de familia. 4)Por lo general masa de algo que redondeada o no, es de poco tamaño y peso. 5)En lenguaje coloquial chapín, diminutivo de pelota. 6)Acción de bajar y subir a barrancos, que rodean a la Nueva Guatemala de la Asunción. 7)Superlativo de patojo, niño o joven en lenguaje coloquial chapín.
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20 Noviembre de 2013
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20 de Noviembre de 2013
MATACHÍN, MATLACHÍN Danzar siempre ha sido parte de nuestra vida. La música siempre nos ha acompañado. Las madres cargan a sus bebés y los mueven con ritmo, tarareando una canción, para hacerlos dormir o tranquilizarlos cuando están inquietos. Esta costumbre siempre ha formado parte de nuestra cultura. Como México está lleno de cultura y tradiciones, y ya que se está acercando diciembre les platico un poquito acerca de los matachines o matlachines. Se trata de una costumbre de los pueblos prehispánicos, quienes danzaban a sus dioses para mantenerlos contentos y para pedirles lluvia, sol, viento y buenas cosechas. Hoy en día, en diferentes estados de México y algunas partes de América Latina, aún se conserva esta tradición con fines religiosos. El 12 de diciembre celebramos el día de la Virgen de Guadalupe. Ese día las personas le cantan las mañanitas, le prenden veladoras, muchas personas le piden algún milagro y otras cumplen alguna penitencia en pago, por los milagros realizados. Una de tantas penitencias o “mandas”, como le decimos en México, es danzar, aunque algunos lo hacen simplemente por tradición familiar o por devoción. La danza de los matachines se realiza en honor a la Virgen de Guadalupe, a quien consideramos la patrona de México, por lo cual esta danza representa un grado
de devoción muy alto, ya que va acompañada con una peregrinación que parte desde la iglesia local o desde algún punto central y llega hasta el Santuario, Catedral o Basílica, donde se encuentra la imagen de nuestra Señora de Guadalupe. Los peregrinos acompañan todo el recorrido danzando, sin parar ni siquiera para comer o beber. En los matachines pueden participar hombres y mujeres. No se exige que el grupo tenga cierto número de integrantes y los danzantes pueden ser de cualquier edad. Entre los participantes también se cuenta, por lo general con uno o más tamboreros y un violinista. Dentro de este folklore religioso, encontramos a un personaje llamado «El Viejo de la Danza», quien lleva cubierto el rostro con una máscara y lleva en su mano un látigo. Según la tradición, es el encargado de asustar a los incrédulos y alejar a los malos espíritus; aunque, en la realidad, es el que se encarga de mantener alineado al grupo de danzantes y sirve como un director escénico, asegurándose que todos bailen de acuerdo a lo ensayado. Los matachines usan un vestuario muy peculiar. Utilizan faldas de colores vivos, conocidas como “naguillas”. Esta prenda está adornada por delante y por detrás con dibujos, lentejuela y enmarcados con canutillo; además, se aplican en tres hileras horizontales pequeños trozos de carrizo delgado, detenidos por
motas de estambre y la última hilera por un fleco largo de plástico, llamado «pajuela»; llevan también un chaleco bordado con lentejuela, chaquira y canutillo con chalecos, algunos otros llevan túnicas largas adornadas con flecos. Lo más atractivo del vestuario es el penacho multicolor con plumas de gallina, águila o pavorreal en diferentes formas. La música que bailan es de origen prehispánico y se sabe muy poco acerca de ella: no obstante, abundan los grupos que reivindican esa tradición a lo largo de todo el país. Los indígenas carecían de instrumentos de cuerda, y su música estaba basada en percusiones e instrumentos de aliento. Existen muy pocas referencias históricas y arqueológicas que permitan adivinar el tipo de música que practicaban los indígenas, antes de la llegada de los españoles. Pero las comunidades indígenas mantienen viva la tradición de la danza de los matachines, la danza del venado, el son de concheros y otras que se practican para adorar a la Virgen. Este diciembre, por segundo año consecutivo, tengo el honor de presentar a la Danza Guadalupana Infantil de San Mathias, en la fiesta en honor a la Virgen de Guadalupe que se llevará a cabo en Muscatine, IA; y aunque los participantes son niños de 4 años, están aprendiendo a conservar nuestras tradiciones que se han mantenido por generaciones en México y también en los Estados Unidos.
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20 de Noviembre de 2013
¿POR QUÉ CELEBRAMOS EL
DIA DE GRACIAS? Muchas personas piensan del día de acción de gracias como una maravillosa celebración, que les permite tener un largo fin de semana disfrutando de una suculenta cena. O tal vez, piensan que el día de acción de gracias es simplemente el principio de las celebraciones navideñas. ¿Cuál es el verdadero significado del día de acción de gracias? Catherine Millard escribe: Podemos rastrear ésta histórica tradición cristiana de Los Estados Unidos, desde el año 1623. En noviembre de 1623, después de recolectar la cosecha, el gobernador de la colonia de peregrinos «Plymonth Plantation» en Plymonth, Massachusetts, declaró: “Todos ustedes, peregrinos, con sus esposas e hijos, congréguense en la casa comunal, en la colina… para escuchar al pastor, y dar gracias a Dios todo poderoso por todas sus bendiciones.” Este es el origen de nuestra celebración anual del día de acción de gracias. En los años siguientes, el Congreso de los Estados Unidos proclamó en varias ocasiones el día de acción de gracias al todo poderoso. Finalmente, el 1° de noviembre de 1777 fue oficialmente declarado como día feriado: “Para solemne acción de gracias y adoración que con un corazón y en unidad de voz, las buenas personas expresen sus sentimientos de agradecimiento, y se consagren al servicio del su divino benefactor,…y que
sus humildes súplicas plazcan a Dios, por medio de los méritos de Jesucristo, quien es misericordioso para perdonar, borrando y olvidando su pecados… Que plazca a Dios que las escuelas y seminarios de educación, tan necesarios para cultivar principios de verdadera libertad, virtud bajo su mano protectora, y prosperar la religión para la promoción y
“‘Me ha parecido, apropiado que Dios sea solemne, reverente y agradecidamente reconocido como en un corazón y una voz, por todos los americanos…’” engrandecimiento de ese reino el cual consiste de paz, justicia y gozo en el Espíritu Santo…” De nuevo, el 1º de enero de 1795, el primer presidente, George Washington, escribió su famosa proclamación de acción de gracias, en la cual él dice que es… “nuestro deber como personas con reverente devoción y agradecimiento, reconocer nuestras obligaciones al Dios todopoderoso, e implorarle que nos siga
prosperando y confirmado las muchas bendiciones que de Él experimentamos…” El jueves, 19 de febrero de 1795, George Washington apartó así ése día como el día nacional de acción de gracias. Muchos años después, el 3 de octubre de 1863, Abraham Lincoln, proclamó por carta del Congreso, un día nacional de acción de gracias. “El último jueves de noviembre, como un día de acción de gracias y adoración a nuestro padre benefactor, quien mora en los cielos”, en esta proclamación de acción de gracias, el 16º presidente dice que es… “anunciado en las Sagradas Escrituras y confirmado a través de la historia, que aquellas naciones que tiene al Señor como su Dios, son bendecidas. Pero nosotros nos hemos olvidado de Dios. Nos hemos olvidado de la mano que nos preserva en paz, nos multiplica, enriquece y fortalece. Vanamente nos hemos imaginado, por medio del engaño de nuestros corazones, que todas éstas bendiciones fueron producidas por alguna sabiduría superior y por nuestra virtuosidad. Me ha parecido, apropiado que Dios sea solemne, reverente y agradecidamente reconocido como en un corazón y una voz, por todos los americanos…” Por eso es que cada año en el día de acción de gracias, los americanos dan acción de gracias a Dios todopoderoso por todas sus bendiciones y misericordias durante el año.
ILLINOIS SE PREPARA PARA DAR LICENCIAS A INDOCUMENTADOS La Secretaría de Estado horas y en los siguientes mil documentos estimados de Illinois informó el jueves los números disponibles se inicialmente. de que la alta demanda de agotaron en menos de media Al aprobarse la ley en citas para gestionar licencias hora cada día. Los documentos enero pasado se calculó que de conducir temporales para serán emitidos a partir del 3 de habría unas 250 mil personas indocumentados obligará a diciembre. manejando sin licencia en habilitar más locales de lo Illinois, de las cuales el 90 previsto. % son de origen mexicano “Las licencias que recibirán El vocero Ernesto que viven en Chicago y los indocumentados son las Martínez dijo que a los otras ciudades del área como mismas que se expiden por locales que funcionan Aurora, Elgin y Waukegan. tres años a diplomáticos, desde el martes pasado Ése podría ser un familiares de empresarios, como plan piloto, cálculo conservador, dos en Chicago, uno artistas y deportistas que viven considerando que el en Springfield y otro Consulado General de temporalmente en Estados Bloomington, se sumarán México ha expedido más Unidos sin un número de seguro de un millón de matrículas 25 en la segunda quincena social...” de diciembre y 10 más en consulares en el área. febrero. Las licencias que Ello se debe a la alta Martínez señaló que no recibirán los indocumentados demanda de citas para realizar hay cupos y la cantidad de son las mismas que se expiden el trámite, que en solo tres días licencias que se otorgarán por tres años a diplomáticos, ocupó la capacidad de atención durante el primer año del familiares de empresarios, de los cuatro locales hasta el 4 programa dependerá de los artistas y deportistas que viven de marzo próximo. recursos físicos y humanos temporalmente en Estados El primer día se otorgaron de la Secretaría, estimándose Unidos sin un número de 4,100 citas en menos de cuatro que se podría duplicar los 100 seguro social.
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CENA DE GRACIAS GRATIS EN DES MOINES (Des Moines, IA)- Una cena gratuita Cualquier persona que no tenga para la personas más necesitadas de la donde cenar el Día de Gracias, puede comunidad se ofrecerá el próximo 28 acudir al restuarante Chuck, en la de noviembre, de 11am a 2pm, en el mañana del 28 de noviembre para que restaurante Chuck’s, localizado en el se beneficie con esta cena de caridad. 3610 de la avenida 6th de Quienes no puedan ir en Des Moines. persona, pueden pedir “Cualquier El evento es que les lleven la cena a persona que no domicilio llamando, con patrocinado por la tenga donde organización Parks tiempo, a Paul o Linda Community Thanksgiving Tullis al 515-262-4605. cenar el Día Dinner, Inc., y espera servir El Chef coordinador de Gracias, unas 3.400 comidas, lo cual del evento, Bob Iversen, puede acudir convertiría a esta actividad aseguró que los precios al restuarante caritativa, en la más grande de los ingredientes para Chuck, en la de su especie en toda la preparar la cena han mañana del 28 de aumentado este año, zona central de Iowa. noviembre para debido a lo cual necesitan Linda Tullis, codirectora de Parks que se beneficie recibir más donaciones y Community Thanksgiving con esta cena de ayuda de todos quienes Dinner, Inc. dijo que “el puedan contribuir. caridad...” 100% de la cena se hace con Si usted desea apoyar la ayuda de voluntarios”. esta actividad, puede Por ello, los organizadores invitan a enviar su donación a: Parks Community quienes deseen servir ese día, para Thanksgiving Dinner, Inc., P.O. Box que se comuniquen con Don o Nancy 17023, Des Moines, IA, 50317. Su Maynes, llamando al teléfono: 515-262- contribución puede ser descontada en su 5187. declaración de impuestos.
Doctor Corazón Estimado Doctor Corazón: Vine a esta tierra con grandes sacrificios. Con mi esposa teníamos un negocio, pero cada vez vendíamos menos y en vez de ganar perdíamos. Al mismo tiempo, mis hijos crecían y los gastos para mandarlos a estudiar crecían también. Claro, podía trabajar como peón, pero el sueldo de un día trabajando de sol a sol en el campo solo me alcanzaba para comprar una docena de huevos. En esas circunstancias dejé mi familia y mi tierra. Gracias a Dios aquí encontré buenas personas y me dieron la mano como si hubieran sido mi propia familia. Durante mi primer año mandé mucho dinero, suficiente como para hacer una casa. Un día, recibí carta de mi mamá. Eran malas noticias, muy malas. Mi esposa tenía un amante y en esas aventuras se malgastaba el dinero. En ese momento, quise tener una pistola y estar allá para matar a los dos. Todavía no tengo una pistola, pero ganas de hacerlo hasta ahora no me han faltado. Aquí viene lo más difícil. En esa parte de mi tierra muchos se prestarían para llevar a cabo el “trabajito”. Hay expertos en eso y como hay muchos hasta cobran barato. O sea no está en el otro mundo conseguir ese dinero, para pagar a un experto en matar. Ahora, mi esposa no ha sido la primera en cometer semejante pecado. En una aldea ya han muerto seis mujeres por haber caído en la misma falta. No le estoy hablando mentira. El nombre del pueblo y de la aldea no se lo puedo dar así en público, se lo daría en privado,
pero usted tampoco me lo pediría. Cuando mi mamá me lo contó yo quise irme y hacer justicia por mí mismo. “No vengas”, fue el consejo de mi mamá. Aquí te mandan a matar en el camino del aeropuerto a tu casa. “Pero nadie sabrá si voy a llegar”, le contesté. “Aquí, la gente consulta a los brujos y el diablo les revela estoy y aquello. Además, no vale la pena mancharte las manos de sangre mala. Yo sufriría y tus hijos sufrirían y hasta correríamos peligro de morir todos”. Pues estas últimas palabras de mi mamá, me han detenido a proceder. Podría usted darme algún consejo al respecto. Traicionado. Querido traicionado: El consejo de tu mamá es correcto. Ganarías más si perdonas. Perderías mucho si te dejas llevar por el odio y la venganza. Decir eso es fácil, pero no hay otra manera de actuar y aún salir victorioso de este difícil y complejo trance. No te será fácil sentir paz y tranquilidad de inmediato. Habrá momentos de duda y a veces sentirás como si tuvieras un tigre metido en el corazón. En ese momento piensa en tus hijos, ellos nunca te van a traicionar. Ellos necesitan a un padre valiente capaz de dominarse y vencer ese sentimiento de venganza. Por ellos te conviene ser bueno y perdonar. Algún día te van a decir: “papá nos sentimos orgullosos de ti y así como eres tú, así queremos ser nosotros”. Ese será tu premio, tú mejor y más grande galardón. Tu doctor Corazón
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20 Noviembre de 2013
EL Heraldo Hispano
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SECCION NOSTALGIA
por: Oscar Argueta
APARECIO LA COBIJA ROJA
C
on la cobija roja en nuestro poder solo quedaba un camino, partir en dos el botín y, ya con la mitad en mi mano, emprender la marcha hacia un nuevo destino. La ceremonia de partir la cobija no tuvo testigos. Empezó con esta orden: -¡Óscar Abigail, trae la cobija! -¡Aquí está abuelita! -contesté. La tomó de mis manos, la desdobló. El siguiente paso a dar lo capté por el aire. “¡Ah, ya sé! Ahora va a doblar la cobija en dos tiempos y me va pedir sostener una punta… Así, sosteniendo los dos extremos, será más fácil partirla en partes iguales”. Pensado eso, reculé dos pasos y extendí mis manos. Mi abuela las iba a necesitar. ¡Dicho y hecho! Aquí estamos los dos: uno sostiene y va cortando con la tijera, el otro, ayuda desde el otro extremo. No hablábamos, pero nos comunicábamos con los pensamientos. Eso sí, al ir partiendo en dos la cobija, nuestra larga vida juntos también se iba separando en dos mundos, escribiéndose en dos nuevas historias. Aquella ceremonia era un símbolo de una separación definitiva. A partir de este momento, nuestras vidas jamás se volverían a juntar. Al menos en esta tierra. Cada quien iría por un camino distinto llevando en sus hombros la mitad del botín o de la cobija robada. A esa hora, yo ya no tenía seis años cumplidos y mis ansiadas alas aún no me habían brotado de mi espalda. Mi tiempo y oportunidad para sentarme y cabalgar en el burrito, representando la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, durante la Semana Santa, había pasado. Tenía rizos, pero no eran rubios. Mi rostro era claro, pero mis mejillas no eran rosadas; y por lo tanto, nunca podía haber calificado para representar al Rey montado sobre un
pollino en la gran procesión del Domingo de Ramos. Incumplidos mis deseos, solo me quedó ver de lejos la procesión y admirar al niño rosado y rubio, portando en su mano derecha un ramo de azahares, saludar al público y también sonreír. Aunque lo hubiera querido, tampoco me hubiera podido sentar a un lado del fogón a cantar canciones mexicanas con María Celia, la hechora de mis días. Ha este punto, mis ojos no volverían a observar con embeleso los leños quemándose en largas y refulgentes llamas. Ya jamás regresaría a vivir a mi natal San Luis. Ahora, a mis doce años, tampoco vería, desde allí donde siempre me sentaban, las tortillas sobre el comal inflarse de felicidad. Tampoco haría preguntas sobre el cielo y las estrellas. Ya no iba a escuchar estas recomendaciones. “¡No! Óscar Abigail, no puedes subir hasta allá y saltar de una estrella a la otra. Eso quizás podrías hacer, pero cuando ya tengas alas y sea marzo o abril cuando ya no llueve y no hay riesgo de mojarte las alas, los rizos y los pies”. Ya no iría al monte a cortar jaras para armar con ellas los barriletes de octubre; ya no iría de vecindario en vecindario sonriéndole a la gente y preguntándoles cuándo volvería al pueblo Pirrín, el payaso vestido como un dulce de pirulí; o cuando, en vez de agua, llovería oro en polvo al amanecer o al atardecer. Ya nuestro vecino, el herrero del pueblo, no me mandaría a encenderle a eso de las tres de la tarde su cigarro marca Viceroy. Ya no iría a esperar mi turno para recibir el chicle masticado de nuestra vecina, doña Edelmira Valdez. Ya no tendría la inocencia de repasar un chicle con otra saliva, sin olor y sin sabor. En fin, ya no volvería a despertar oliendo el ambiente perfumado de azahares, de guayaba madura,
de ocote ardiendo en el fogón. A dónde iba, a dónde me llevaba la vida no era para descansar de penas, sino para trabajar más, para continuar siendo pobre, falto de la oportunidad de estudiar y ganar una educación. Ahora, con la cobija partida por la mitad y sin más preguntas para hacer, la abuela Virgilia respiró profundo, luego le dio por darme los últimos consejos. -Aquí está tu pedazo de cobija. Esa es tu herencia. Ya te puedes ir. Cuidado con perderte por el camino. Con mis ojos puestos en los ojos de la abuela Virgilia, tomé mi parte del botín y me la tiré sobre el hombro derecho. -¡Ah! -sonrió la gran señora-, te has puesto esa cobija como si te hubieras puesto una cruz. “Abuelita, usted se fija en todo”, quise decirle. No lo hice, tuve miedo a romper en llanto. Confuso y adolorido como me sentía pretendí estar mudo. Estaba haciendo todo lo posible por mantener apretado el corazón y mantenerme alejado del reino del dolor. -Pues… -continuó- mientras sigas allí sin moverte, se me ha ocurrido decirte algo… “No, ya no siga dándome consejos”, le dije con mis pensamientos. A su vez, apuntándome con el dedo índice, dijo: -Prefiero verte salir de esta casa, con una cruz a cuestas. Así dejarás de ver tanto para arriba y de soñar con una vida fácil. A dónde vas y con quién vas a vivir no te va a poner a trabajar. En vez de hacerte una persona útil, te va a volver a malcriar. Estás destinado a crecer torcido, irresponsable e inútil. Dichas esas palabras, la abuela se dirigió a la cocina. En cambio yo, me fui a buscar mis pocas pertenencias, doblé mi ropa, las coloqué en una caja de cartón. Las explicaciones de cómo comportarme en el camino a mi nueva vida ya me las había dado mi tía Casta
Luz. -Te va a tocar dormir en la estación del tren. No te acuestes sobre las bancas, duerme sentado y cerca de personas mayores. En ningún momento sueltes de tu mano la caja de cartón. No gastes en comida para eso llevas suficiente y también llevas como cubrirte de la lluvia... -¡Ya! ¡Ya estuvo suficiente de recomendaciones! -había interrumpido mi abuela-. Así como le gusta mirar para el cielo así debería saber por dónde ir y a quien preguntarle en cuál tren debe viajar. Aquí -golpeó la mesa-, solo sale perdiendo una persona. Y todo por haberle dado de comer a un perro ajeno. Como ven, lo perdí todo, perdí el perro y también perdí el pan. Los recuerdos de la noche cuando la abuela Virgilia me había mandado a robar la cobija habían perdido poco su color con el paso de los años. Cuando eso sucedió yo tenía nueve años. -A ver -me dijo la abuelahoy le vamos a ayudar a don Armindo Vásquez a cuidar sus cosas… Si los vecinos hubieran escuchado tan aparente buen deseo quizás se hubieran preguntado. ¿Y desde cuándo le interesa a esta aguerrida señora el bienestar de sus vecinos. Pues, hasta allí, por dónde vamos contando la historia, cualquier persona podría haber tenido razón para pensar así. Y todo porque la abuela Virgilia nunca había dado muestras de querer a ningún vecino cercano o lejano, joven o muy señor. -¿Y cómo le vamos a ayudar a cuidar sus cosas? -tuve la valentía de preguntarle. -Pues, por preguntón te voy a decir cómo: Esta noche, a eso de la una o dos de la mañana te toca ir y robarte una cobija. ¿Ves? -dijo señalando hacia el comisariato- las mujeres de la casa dejaron tendidas a la intemperie esas diez cobijas. Un verdadero ladrón podría pasar por aquí y robárselas
todas. Por eso, nosotros solo le robaremos una, y esto, no porque la necesitamos, sino para enseñarle a esa gente a ser más cuidadosa con sus cosas. Ten esto por seguro, mañana cuando se despierten y cuenten nueve en vez de diez cobijas, entonces van a comprender la lección y jamás van a volver a cometer semejante descuido. Es de aclarar, doña Virgilia no era una ladrona y tampoco necesitaba de la cobija de su vecino para ser feliz. Esa vez, como en ocasiones anteriores estaba aplicando métodos muy extravagantes para enseñarle a la gente a ser muy cuidadosos, a importarles sus cosas, a apreciar sus pertenencias. Don Armindo, ni nadie, le había pedido a su vecina enseñarles una lección. Había sido iniciativa de ésta mostrar una manera cuidar hoy para no sufrir mañana. Y yo, como su discípulo, estaba sujeto a recordar siempre la tan importante lección. Allá voy, con mi caja al hombro. Las pocas pertenencias pesan, si al caso, unas tres libras. En mi corazón voy cargando un quintal de sentimientos. Más humillado y solitario no me podría sentir. Bien o mal, la abuela Virgilia se había consolidado como mi raíz, una raíz dura y amarga. Desde las profundidades de su invencible carácter yo había vuelto a nacer. A mis doce años yo ya había vivido siglos y el umbral para sentir dolor tenía esa misma duración. Con ella había caminado sobre espinas y carbones encendidos y por eso tenía pies duros, muy duros. Con ella había navegado contra corriente y en el transcurso ganado paciencia y mucha madurez. Con ella había salido de madrugada a robarme una cobija y en este momento llevaba la mitad de esa prenda sobre mi hombro en una caja de cartón.
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