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Año: 12 Número 277 ermítanme levantar una cortina imaginaria y presentarle a la familia Sánchez-Argueta, protagonistas de esta historia. Jorge nació en el país de las pupusas, en la ciudad de Usulután. Por su tierra suspira y siente su nacionalidad salvadoreña como una herencia del cielo. Tampoco podría sentirse de allá, si no le hiciera falta la cuajada recién majada, la sopa de chipilín, la flor de izote con huevo, el fresco de ensalada y la Kolashampan. En fin, las palabras del Poeta Rubén Darío, le quedan a Jorge como anillo al dedo: “Si la patria es pequeña, uno grande la sueña.” Diana, la esposa de Jorge, nació en Salt Lake City, Utah. Ciudad fundada por pioneros fieros, conquistadores del desierto y domadores del viejo oeste americano. Diana, a pesar de su dualidad de culturas trata de vivir en un mundo sin fronteras. Eso sí, la mirada la mantiene puesta hacia el sur. Allá, donde tuvo la suerte de crecer y sentir latino el corazón. La cortina aún sigue levantada, la luz aumenta y aparecen en la escena cuatro limpias y alegres caritas. El mayor de los cuatro retoños se llama Nefi, el segundo Moroni, luego aparece la princesa Sarahi y vemos en el regazo de la mamá al cume de la familia, Abinadí. Como pueden ver, el cuadro no tiene marco. “Claro, aún no existe en la tierra un marco capaz de mostrar la belleza de una familia unida”, parecen decir con sus miradas los Sánchez y su clan. Jorge entró al mundo del Heraldo Hispano para ofrecer sus talentos y contribuir a su crecimiento. De inmediato le cayó bien a todo el mundo hispano de Iowa. Por donde pasó y con quienes trató les dejó una

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28 de Marzo 2012

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huella imborrable, la huella de la amistad. En su infancia sufrió en carne propia los efectos de una cruenta guerra civil. Esa tristeza la transformó en alegría y de la misma manera contribuyó a poner una sonrisa en los rostros cansados de sus amigos, compañeros de trabajo, clientes y público en general. Con esa cualidad bien plantada en su pecho, solo podrá tener éxito en la inmensa tarea de establecer el Heraldo Hispano en Idaho. No será una tarea pequeña. Pero, cuando lo necesite, saldrá en su auxilio su espíritu pionero y le empujará a escalar montes altos y cerros empinados hasta alcanzar la cima; hasta establecer

al Heraldo como un puente entre la comunidad inmigrante y la comunidad angloparlante. Dará un paso a la vez, así como lo hicieron los pioneros de antaño, fundadores de aquella tierra occidental. Jorge y su familia pertenecen a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. En el seno de su hogar se leen las Santas Escrituras y juntos se arrodillan para orar cada mañana y al anochecer. Los hijos nunca les han preguntado dónde irán el domingo. De tal pregunta no hay necesidad. Ese día, van como familia a la iglesia. El lunes por la noche la sala de la casa se convierte en Templo. A esa hora, juegan, cantan, leen la palabra de

Dios y comen juntos. El evangelio de Jesucristo es el eje de sus vidas y la razón de su felicidad. Vivir felices cada día, con la mira puesta en las cosas de arriba, es su religión. Jorge estudia en la Universidad de Brigham Young. Regresó a las aulas para adquirir más conocimiento y para enfrentar confiado el futuro. Para ir a la vanguardia y no a la retaguardia de la vida. Ahora, baja la cortina imaginaria y la escena desaparece. A mí solo me queda aplaudir. Para felicitar a Jorge, o para solicitar información de cómo anunciarse en el Heraldo Hispano Idaho, llame al: 208 390 1119. Por: Oscar Argueta


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