Año: 14 Número 358
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eso de las once de la mañana arribo a la Inmobiliaria Coldwell Banker y a esa misma hora estrecho la mano de José Oro. De primas a primeras, José me abre de par en par la puerta de su muy ocupado mundo y con una sonrisa me invita a entrar. Ahora yo, tengo a bien invitarlos a ustedes queridos lectores a viajar conmigo en la imaginación hasta Benín, África. En ese lejano y poco conocido país africano, José prestó servicio voluntario para la agencia gubernamental conocida como el Cuerpo de Paz. Aquel osado emprendimiento sucedió allá por el año 2006, cuando José recién recibía su primer título universitario del George Mason College, en Washington D. C.
En ese momento, la juventud del recién graduado era como una estrella titilando en su corazón. El brillo de aquel curioso astro era fuerte y el ímpetu extraordinario. Por eso con aquel potente brillo y vigor en el pecho, al joven José se le hacía imposible permanecer quieto o inmóvil en un solo lugar. Aquello, diríamos, no era un sentimiento nuevo ni una primera aventura para aquel joven audaz. El ahora exitoso agente de bienes raíces, ya había vivido desde su adolescencia mil aventuras previas, por medio de sus lecturas de libros de ciencia ficción. Esas obras literarias favoritas de José, habían nacido en la imaginación del escritor y filósofo británico H. G. Wells. De esos famosos e intrigantes
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textos podríamos citar: La Guerra de los Mundos, La Máquina del Tiempo y El País de los Ciegos. Para comprender más a fondo el espíritu aventurero de José Oro, intentemos regresar en el tiempo al instante cuando José recién cumplía sus rosados y tiernos cinco años de edad. Corría el año de 1985, José y sus dos hermanos viajan con su sus padres: don Efrén y doña Teresa Orozco. Han dejado su muy amada Guadalajara y ahora se dirigían hacia California, la capital del oro, en busca de un futuro mejor y por ende de una mayor felicidad. Comprenden ahora, mis muy queridos lectores, por qué cuando hablo de José lo hago como si hablara de un personaje con alma gitana o pionera, con un tanto de Búfalo Bill. Pues
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verán, con ese mismo espíritu aventurero, José dejó hace un año la muy intensa y agitada ciudad de Washington D. C. y ahora se encuentra conversando conmigo; en una bien iluminada y ventilada oficina de la Inmobiliaria Coldwell Banker, la cual está localizada justo sobre la Sturgis Corner Drive, en la muy amigable y cosmopolita ciudad de Iowa City. José, ahora me muestra en la pantalla de su computadora imágenes del país africano Benín. Y mientras teclea y manipula el mouse, le veo las manos y éstas lucen finas y limpias. No obstante tal pulcritud, las manos de José no siempre lucieron así.
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Por: Oscar Argueta
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EL Heraldo Hispano
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CHIPICHIPI
Quiero escuchar junto a ti el divino rumor de la lluvia. Ver saltar feliz cada gota y reír como ríen los niños, al sentir mojados los pies. Ver caer desde la ventana el raudo y jovial chipichipi. Afuera, al caerles el agua sonríen las flores, los pinos y aquí conmigo, sonríes tú. Quiero escuchar junto a ti el mágico caer de las gotas. Imaginar juntos una fiesta y ver en la sala, bailarinas reír y bailar un baile sin fin. Escuchar muy cerca de ti, al claro aguacero cantarín. Y bajo el encantado influjo, tomados de la mano, reír al girar el alegre carrusel. Y quiero ver caer las gotas. Caer, caer hasta empapar el suelo de nuestra piel, y empapados de fantasía, o mojados de alegría, reír. Y caminar bajo el aguacero, sin un paraguas, junto a ti. Y mojados nuestros pies, mojadas nuestras almas, reír al sentir la lluvia caer.
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“El nombre de ese monstruo es: Don Egoísmo. ¡Sí!, esa es su gracia”, nos respondieron al fin. En nuestra inocencia y de acuerdo a nuestra cultura preguntamos si debíamos Por: Oscar llamarlo don Egoismito o don Argueta Egoismón. “¡Ni uno ni lo otro!”, nos (coca43@ regañaron. “Debemos llamarlo: don hotmail.com) Egoísmo a secas; y ahora ¡váyanse a Guatemalteco. su cuarto, cierren la puerta y pónganse Escribe desde a leer!” Hicimos todo lo contrario; o Mount sea, dejamos la puerta entreabierta y en Pleasant, IA vez de leer, nos dedicamos a escuchar la conversación de nuestros mayores. Así habló nuestro papá: “Como l tema parece muy desagradable y sería mejor no bien sabemos, nuestros tatarabuelos hicieron tratos con don Egoísmo y tratarlo. No obstante, seguiré en vez de ganar salieron perdiendo. adelante y lo escribiré así como me lo Hasta llegaron al punto de citarse dicte el cielo. Así va el cuento: a un duelo y uno de los dos perdió Había una vez un monstruo y la vida. ‘Caímos en una trampa’, vivía en una región muy remota. Los reconoció el abuelo sobreviviente. No ancianos del pueblo lo conocían y obstante su remordimiento, el error sabían su nombre. Y, decían: -Fue durante una fiesta patronal cuando de ese mi tatarabuelito ya no se pudo enmendar…” Nosotros seguíamos lo vimos cruzarse por la plaza. En ese agazapados escuchando tan increíble entonces éramos apenas unos niños historia. “Entonces don Egoísmo es escueleros flaquitos y mocosos. Al como un monstruo”, cuchicheamos. verlo, corrimos asustados a buscar a Así habló don Egoísmo a esos nuestros padres. Para nuestra sorpresa, nuestros familiares: “He aquí, a cada ellos ya lo conocían. “Aparece de vecino de este pueblo le conviene vez en cuando y siempre intenta lo ocuparse y pensar solo en sí mismo, mismo”, nos explicaron. El nombre de ser feliz aun cuando vea a otros del monstruo no era Juan, ni era Pedro. tener hambre o sufrir algún dolor.” Al Era un nombre raro, tan raro como principio, esos abuelos desdeñaron su apariencia y por días y semanas la muy nueva y extraña filosofía, insistimos en saber cómo se llamaba.
EDITORIAL
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pero continuaron escuchando y hasta invitaron a don Egoísmo a sus casas a cenar. “Nunca vamos a creer en esa doctrina”, le argüían. Don Egoísmo sonreía. El muy almidonado señor vestía con mucha finura y hasta tenía el cabello largo, como las mujeres del pueblo. “Jamás llegaremos a ese punto”, decían nuestros muy bien afeitados abuelos. Así continuaron pensando por algún tiempo, pero poco a poco empezaron a trabajar menos horas y en cuanto quedaban libres corrían a la plaza pública a escuchar los atrevidos dichos y refranes de don Egoísmo. Al principio, iban solo unos tres pelones, pero luego iban diez y luego una multitud. Al fin, de tanto verlo y de oírlo, todos empezaron a sentir algo extraño en su corazón y con la misma se vieron imitando los ademanes y gestos del orador. La forma de hablar les parecía elegante, el cabello largo, muy masculino y el lujo de sus ropajes muy chic. Mis abuelos salieron a vender la mitad de sus cosechas y se compraron ropas brillantes y escandalosas. “Estar a la moda no es malo. Además, estamos gastando nuestro dinero”, argumentaron. “Hasta aquí, don egoísmo no tenía esposa y tampoco se le conocían hijos. Por eso, puede darse todos los lujos del mundo y pasarse la vida divirtiéndose”,
dijeron los muy incautos pueblerinos. Gracias a esa manera despreocupada de comportarse, don Egoísmo ganó mucho adeptos y pronto la mayora dejó de casarse y hasta de tener hijos. Veinte años de la llegada de don Egoísmo nuestros abuelos empezaron a envejecer y ya, sin fuerzas, dejaron de trabajar sus tierras y solo les quedó venderlas para mantener así el nuevo y muy popular estilo de vida. Don Egoísmo, entonces, lanzó su candidatura para presidente y ganó. “No se molesten en gobernarse a sí mismos”, los lisonjeó. : “¡Eso ya pasó de moda! Ahora yo soy su presidente y yo soy el responsable de su felicidad.” Eso les sonó agradable y atractivo, pero con el tiempo la gente se cansó de sostener los lujos de la creciente élite gobernante y se negaron a trabajar. Después siguió una hambruna y luego hasta una guerra. “Ese error lo pagamos caro”, nos decían aquellos señores ancianos. “¡Eso, no nos volverá a pasar!”, dijeron las mujeres ancianas. ¡Ah!, entonces por eso en este pueblo nadie se le acerca ni habla con don Egoísmo. Entonces aprendieron bien la lección, me queda por decir. ¿Opinarán lo mismo mis lectores?, quisiera saber.
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El Heraldo Hispano se encuentra en estos establecimientos comerciales:
319-385-4321 Mi Pueblo Real Resturant 1106 E Baker St (319) 385-1112
IOWA AMES Hy-Vee 640 Lincoln Way / 515-232-1961 West Hy-Vee 3800 Lincoln Way / 515-292-5543 BETTENDORF Azteca III 2400 Spruce Hill Dr. 563-344-2121 BURLINGTON Casa Fiesta, 2570 Mt Pleasant St. 319-758-1111 Lindo México, 622 Jefferson St. 319-753-9952 Trailways, 906 Broadway St 319- 752-5453 SCC Burlington 1500 West Agency Rd Biblioteca Pública, 210 Court St. Burlington (319) 753-1647 Mi Pueblo Real, 3110 Division 3197528458 CEDAR RAPIDS Adelitas Mexican Grill, 2833 Blairs Ferry Rd NE 319-378-0034 La Guanajuato, 3915 Center Point Rd NE 319-743-0081 La Camelia, 475 Northland Ave 319-377-2755 El Mercadito, 700 1st Av. NW 319-365-9733 El Paisano Restaurant, 700 1st Ave NW Cedar Rapids, IA 319-826-3692 Panadería Lupita, 3300 Johnson Av. NW 319-366-1181 Tienda Don Miguel 2a127 Wiley Blvd SW 319-396-2588 El Rancho Mexican Restaurant 2747 16th Av. SW 319-298-8844 Fiesta Del Sol Restaurant 4801 1st Avenue Southeast, Cedar Rapids, IA 319-373-2477 Los Compadres 2825 6th Street Southwest 319826-1870 COLUMBUS JUNCTION Dollar Store, 219 Main St. 319-728-8020 La Perla de México, 225 Main 319-728-8182 Antojitos Carmen, 207 Main St. Columbus Jct, IA 319-728-9055 Taquería La Hacienda,120 North Main 319-728-8099 CORALVILLE Tienda Lupita, 108 2nd. Ave. 319-338-1282 El Cactus Original 104 First Ave. 319-354-0444 Casa Azul Restaurante, 708 1st Ave 319-338-2641 5th Avenue 899 -22nd Avenue 319-351-3850 CLIVE La Preferida - Mexican Market, 1800 NW 86th St. (515) 278-5806 Elegante Salon, 1800 NW 86th St. (515) 727-6058 Lara’s Bakery, 1800 NW 86th St, Ste 19 (515) 276-5589 DAVENPORT Azteca I Restaurant (Walnut Center)4811 N. Brady St. 563-386-6689 Azteca 2, 2843 E. 53 RD St. Azteca 4, 3566 N. Brady 563-445-1315 Los Agaves Mexican Grill 328 N. Brady Stree 563-386-5949 Aborrotes Carrillo, 903 W. 3td. St. 563-323-5977 Tienda La Finca 916 W 2nd Street, 563-322-0041 DES MOINES La Tapatia 2, 4007 SE 13th St. 515- 256-3283 Pasteleria La Michoacana 1552 E. Grand Ave. Space B 515-265-0696 La Cruz Mexican Market, 3900 E 14th St. 515-264-9441 La Favorita, 1700 E. Grand Ave 515-262-5489 La Tapatía Market, 1440 Des Moines St 515-262-8097 Mundo Latino Insurance Agency 1541 East Grand Ave. 515-287-0055 Tienda La Mexicana 1524 E. Grand Ave 515-265-8614 La Preferida Mexican Market 1800 N 86th St Clive 515-278-5806 La Michoacana Mexican Groseries 433 5th St. West Des Moines 515-255-5329 El Salvador del Mundo Rest. Salvadoreño, 2901 6th Ave. 515-244-5224 Tienda El Palomino, 3116 E. 14th St. 515-265-4410 Pasteleria Raquel, 1521E. Grand Ave. 515-263-9233 515-771-1825. Foto Fiesta 1521 E. Grand Ave 515-264-1999 Paleteria La Michoacana 1552 Grand Ave. Suite B 515-265-0696 El Zapatito, 2102 E. 14th St. 515-745-8360 FAIRFIELD La Hacienda, 2803 W Burlington Ave, 641-472-1036 Arandas Mexican Restaurant 203 W Broadway Ave 641-472-4328 IOWA CITY 4 Season, 1022 Gilbert Ct. Iowa City, IA 319-541-5228 Adriana Salon 5 Sturgis Corner Dr Ste. 3600 319-548-1227 Taqueria La Michoacana 438 Hwy 1 W 319-358-2333 Hair Desing, 1930 South Gilbert St. 319-358-5710 Tax Mex 1930 S Gilbert Street 319-339-4200 Los Portales, 1402 S. Gilbert St. y Hwy 6 319-358-1308 Tienda El Paso, 609 Hollywood Blvd. 319-338-3703 Acapulco 2, 1937 Keokuk 319-338-1122 319-358-8182 Potentially Yours 1705 S. 1st. Avenue, 319-512-7593 MARION Villa’s Patio Resturante 433 7th Ave Marion, IA (319) 447-1101 El Perico 835 7th Avenue, Marion, IA (319) 373-8144 MARSHALLTOWN Los Tucanes, 15 S. 7St. Marshalltown 641-753-0508 Pan. Arcoiris, 28N 1st. Av.641-752-0714 Abarrotes Villachuato, 31 N, 1st. Ave. 641-752-2240 Carnicería y tienda La Salud, 17 N. 1st. St. 641752-1741 Angel’s Store, 20 E. Main St. 641-844-9900 Grocerys Tortillería Gaytán, 505 N. 3 Ave. 641-753-0845 Hy-Vee 802 S. Center St. 641-752-4525 Lara’s Bakery, 707 North 3rd Ave. 641-752-0152 Zamora Fresh Market, 4E. Main St. 641-753-8522 Estrella Grocery Store, 101 W Main St. 641-753-4911 Palm Beach Grill and Niight Club, 1010 W Lincoln Way. 641-328-1043 Ay Caramba Burrito Shop, 12 N. 1st St. 641-753-4188 MOUNT PLEASANT Heidelberg Motel 2005 E Washington St, (319)3858968 Loads of Fun Laundry 901 E Washington St. Mount Pleasant,IA 52641
¿QUE HACER SI TIENE UNA ORDEN DE
DEPORTACION?
Desafortunadamente el año terminó, para muchas personas en Iowa, con una visita inesperada de oficiales de ICE a sus casas o centros de trabajo, en medio de la noche o temprano en la mañana, con el fin de arrestarlos y deportarlos fuera de Estados Unidos. Una cliente, una joven madre fue esposada y arrestada frente a sus hijos de entre 1 y 7 años, un señor de 48 años que entró a fines de los 80’ y siempre tuvo permisos de trabajo está detenido hace 4 semanas. Así como estas dos personas, muchos fueron detenidos en una operación destinada a detener a personas que tenían órdenes de deportación. Los familiares de estas personas, alarmados, han contactado a abogados de inmigración a ver si podemos ayudarlos a que salgan en libertad bajo fianza para “pelear” sus casos. Lo cierto es que, una vez que alguien tiene una orden de deportación, generalmente la persona no puede salir en libertad bajo fianza, y es muy difícil reabrir el caso, salvo ciertas excepciones. A continuación, les doy consejos y pautas para que sepan (a) lo que es una orden de deportación y (b) qué hacer si tiene o algún día termina con una en contra suya. “Yo no he tenido deportación, el juez me dijo que podía irme voluntariamente” Uno puede tener una orden de deportación sin haberse percatado de ello: si usted vio a un juez de inmigración, quién le otorgó el beneficio de salida voluntaria y usted nunca cumplió con salir, entonces, al no cumplir con irse cuando era debido, su orden de salida voluntaria se convirtió en una de deportación; lo mismo aplica si usted sí salió cuando debía, pero volvió a entrar ilegalmente; en el momento en el que entró nuevamente de manera ilegal, su orden de partida voluntaria se convierte en una de deportación. “El abogado apeló mi caso y me dijo que espere”
que reabra su caso, y solo por motivos determinados por la ley. Por ejemplo, el dejar pasar años de años después de recibir una orden de deportación, y luego casarse con un ciudadano norteamericano no es una base para poder reabrir su caso. Tiene que demostrar que actuó con celeridad, y se ocupó de tratar de reabrir su caso. Una vez que alguien tiene una orden de deportación, los oficiales de ICE pueden ir a detenerlo y mantenerlo detenido hasta que su caso se reabra o lo deporten. No importa si tienen 15 hijos nacidos acá o está casado con una ciudadana de Estados Unidos. Una orden de deportación es algo muy "Una vez que alguien serio. Tal vez el motivo más tiene una orden de común para reabrir los casos de inmigración son casos deportación, los donde el abogado/a no representó efectivamente a oficiales de ICE una persona: por ejemplo, pueden ir a detenerlo no pidió los beneficios los cuales calificaba, y mantenerlo detenido para no se presentó a la corte hasta que su caso se cuando debía, no interpuso las peticiones que debiera reabra o lo deporten. haber interpuesto frente a la corte. En casos como ese, No importa si tienen un abogado de inmigración 15 hijos nacidos acá o puede asistirlo para reabrir su caso. está casado con una Otro motivo común, es el no haber recibido ciudadana de Estados una notificación de su Unidos. Una orden de próxima corte, en dicho caso, puede reabrirse el caso deportación es algo de inmigración, si esto se prueba. muy serio... Recuerde: lo más importante es actuar con celeridad y consultar con más de un abogado cuando está simplemente, no fue por temor enfrentándose a una orden de a que lo arrestaran y deportaran, deportación, pues la deportación entonces es probable que usted puede efectuarse con celeridad tenga una orden de deportación una vez que la persona afecta emitida en ausencia. está en la custodia de ICE. Efectos de Una Orden de Este artículo no constituye Deportación, y Acciones que consejo legal, por favor consulte Debe/Puede tomar.con un abogado de inmigración Una vez que un extranjero para determinar si esto aplica a tiene una orden de deportación, su caso. tiene entre 90 días y 6 meses para pedir a la corte o tribunal Una vez que un juez de inmigración ha tomado una decisión sobre su caso, usted o su abogado/a tiene 30 días para interponer una apelación ante el tribunal de apelaciones de inmigración. Una vez que dicha apelación es denegada, usted tiene 30 días para interponer un pedido para que la corte federal revise su caso, mas mientras dicha revisión está en proceso, usted puede ser deportado. “No presentarse a la audiencia frente a la corte de inmigración”. Si usted tenía que presentarse a una audiencia en la corte de inmigración y no se presentó porque no le llegó la fecha en la que tenía que presentarse, o
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SOPA DE
BLEDOS
Como bien sabés, mi mamá y la abuelita se esmeran en el almuerzo de los días domingos; porque como todos estamos en familia, sin la presión de salir a trabajar, se dispone de más tiempo para disfrutar de la comida. Pese a ello, el domingo anterior puse cara de desagrado, cuando la abuelita sirvió una sopa de bledos (1) y luego las mismas hojas envueltas en huevo y de fresco (2) sirvió limonada. Para mayor sufrimiento mío, no hubo postre ni fruta alguna. La abuelita que de todo se da cuenta, como si no lo hubiera hecho, me vio de esa manera que tiene antes de regañarme y me preguntó: —¿No te gusta la comida, Carlitos? Sin levantar la vista del plato moví la cabeza hacia arriba y hacia abajo pero claro, no me creyó. Mi hermana la Chayo, que bien sabe a mí no me gustan los bledos, dijo que a ella sí; que le gustan mucho y que “deberían hacerlos todos los días”, porque además tienen mucho hierro, que combate la anemia en las personas. Mis pies debajo de la mesa estaban separados y tuve que cruzarlos, pues como ella estaba sentada justo frente a mí, la tentación de darle una patada era insoportable; pero, como sé que es gritona, a mí me habrían regañado. Mi papá muy serio dijo: —¿Te acuerdas de cuando éramos recién casados, Irma? —¡Ay sí! —dijo ella entornando los ojos como si quisiera alejar un mal recuerdo. —Ya habías nacido vos, Carlos —agregó—. Y en una ocasión el único dinero que teníamos había sido para comprar el bote de leche en polvo para vos, porque como todavía no comías alimentos sólidos, no podíamos permitir que dejaras de beberla. Fue en ese momento cuando llegó a visitarnos doña Chabelita, tu abuela, y como nunca llegaba con las manos vacías, nos regaló media libra de carne y dos manojos de bledos frescos, que no tardaron en convertirse en el almuerzo más delicioso que habíamos probado. La abuelita me miró largamente, como si me dijera: —¿Ya oíste? Yo creo que lo que mi mamá contó sí es cierto, porque la he visto que cuando prepara los tales bledos suspira. Luego la abuelita dijo: —Por eso es que los alimentos los agradecemos orando antes
de comerlos y pedimos por aquellos que no los tienen — agregó la abuelita. Cruzó los cubiertos sobre su plato, señal segura de que la Chayo y yo teníamos que llevar los trastos al lavadero, aunque a mí no me correspondía lavarlos, sino a ella. El martes después del domingo de los bledos, salimos tarde de la escuela porque nos castigó el profesor, y como paso cerca del mercado “Colón”, entré a comprarme un len (3) de bananos porque tenía mucha hambre. Como sabés, justo en la orilla de la calle está el depósito de basura, a donde van a parar todos los desechos. Cuando me acerqué, vi a un niño y una niña de unos siete u ocho años que buscaban algo
En ese momento recordé y finalmente comprendí, lo que tantas veces había oído decir al cura durante la misa y han repetido en casa: “Hay que dar de comer al hambriento”. en la basura. —Mirá —dijo la niña con una gran sonrisa, dejando mostrar sus dientes, cuya blancura contrastaba con su carita sucia. Ella mostraba unos tomates casi podridos y el niño, a manera de respuesta le mostró dos zanahorias partidas por la mitad. Ambos sonreían satisfechos. Mis ojos dejaron de verlos y se posaron en los dos bananos que aún conservaba, pues de inmediato recordé lo que el domingo se había conversado en la mesa. Aunque dudé un poco, me acerqué a los niños y tendiendo la mano con los bananos les dije: —¿Quieren uno muchá? (4) Sin dudarlo, casi me los arrebataron y en pocos segundos desaparecieron en sus bocas hambrientas y se relamían. En ese momento recordé y finalmente comprendí, lo que tantas veces había oído decir al cura durante la misa y han repetido en casa: “Hay que dar de comer al hambriento”.
Aunque cuando dejé atrás a esos niños pobres, sentí satisfacción al ver la expresión de placer en sus caritas. Lamenté no haber llevado más ni tener otras monedas para regalarles. —¿Qué te pasa Carlitos? —me preguntó la abuelita cuando me vio comer lentamente la comida del almuerzo. —¿Otra vez no te gusta la comida? —preguntó. Cuando le conté lo que había visto, ella sonrió y me dijo: —Hiciste una obra de caridad, m’hijito, porque esos niños tienen padres tan pobres, que no tienen dinero ni para comprar bledos que son tan baratos y que en el campo crecen silvestres. La abuelita tenía esa sonrisa que tanto me gusta y sin pensarlo me levanté, me acerqué a ella y le di un beso en su mejilla marchita y le dije: — Le prometo abuelita que desde este día, los bledos me van a gustar aunque sea sólo cocidos. Ella suspiró profundamente para después decirme. —Ay Carlitos. Hay tanta gente en el mundo que padece de hambre, mientras que otros las desperdician y la lanzan a la basura. Y es cierto vos, porque yo mismo lo vi en esos niños de carita triste, que sonrieron, porque un desconocido les había regalado un banano. Mejor no te sigo contando, porque me darán ganas de llorar, así que te recuerdo lo del Money Order de mi mamá, para que si pone bledos en la mesa, los pueda acompañar con un poco de carne. En la casa todos te mandan saludes y te ruego que no te olvidés de mandarme unos mis lenes. El Carlos. (1) Vegetales que aunque crecen de forma silvestre, también son vendidos en el mercado. Son riquísimos en hierro. (2) En lenguaje coloquial chapín, refresco, bebida refrescante para entre comidas o fuera de ellas. (3) Moneda con valor de un centavo de Quetzal. (4) Expresión chapina, contracción de muchachos.
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PADRE Y MAESTRO
100 PUNTOS
En el mes de junio se celebra en Guatemala a dos figuras importantes en la vida de todo ser humano: papá y profesor. Ambos contribuyen en la formación del ser humano, en distintos planos. La siguiente historia está relacionada con un personaje guatemalteco que ha sabido conjugar ambas ocupaciones a la perfección. El mérito de este personaje radica en que se ha destacado en ambos roles, siendo padre ejemplar de tres hijos, dos varones y una niña; como maestro de educación primaria, encontró la manera creativa e ingeniosa de inculcar en sus alumnos el fervor por la tierra y los frutos que esta produce. Originario de San Luis Jilotepeque, Jalapa, el profesor Edvin Romeo Maldonado, vivió los primeros años de su vida al lado de su abuela, doña Laurita Sanchinel, de quien heredó el amor por las plantas y las flores. Posteriormente, ya en su adolescencia, se trasladó a Petén (al norte del país), donde con duros esfuerzos logró graduarse de maestros de educación primaria. Su vocación por la docencia, era tan grande que no le importó desempeñarse los primeros años de trabajo en el parcelamiento El Miguelón, Dolores, Petén; lo distante e inaccesible del lugar, le obligaba a pasar semanas, incluso meses, viviendo ahí sin poder viajar a la ciudad. Eran tiempos complicados, Petén fue en esa época uno de los lugares más golpeados por el conflicto armado y el profesor Maldonado fue muchas veces testigo de situaciones difíciles relacionados con ese hecho. El tiempo permitió que un día se le trasladara a dar clases a un área más cercana a la ciudad: la Escuela Oficial Rural Mixta “El Habanero”, San Benito Petén. El profesor Edvin deseaba continuar con el proyecto de huertos que había iniciado en el establecimiento anterior. Él observaba que a pesar de disponer de los recursos naturales para cosechar vegetales, los vecinos de la comunidad solo consumían lo que con sus escasos recursos económicos podían adquirir en el mercado. Consiguió semillas en las veterinarias de la ciudad y las llevó a la escuela. Explicó a los alumnos sobre su idea y eventualmente
los fue convenciendo. “Al principio hubo cierta resistencia por parte de los padres de familia (explica el profesor Maldonado); su principal temor era que sus hijos se lastimaran con las herramientas de labranza”. Sin embargo, en la medida que fueron viendo
“La enseñanza tradicional ya quedó en el pasado; el maestro debe aprovechar la tecnología, pero también los recursos que la naturaleza ofrece, para entregar jóvenes emprendedores a la sociedad”. sorprendidos como sus hijos cosechaban zanahorias, pepinos, remolachas, chiles jalapeños, rábanos, sandías, melones y otros, la aceptación fue total. El proyecto creció y ahora los huertos ya no eran simplemente una tarea extracurricular en la escuela. Los padres empezaron, al lado de sus hijos, a cosechar frutas y verduras en el sitio de sus casas para consumo familiar. Al ver el interés de papás y niños por ser más productivos, el profesor dedicó más tiempo adicional a sus jornadas de docente a una nueva propuesta: crianza de pollos de granja. La reacción no se hizo esperar y en poco tiempo los miembros de la familia estaban produciendo frutas, vegetales y carne de pollo. Empezaron a vender los excedentes de lo que producían y a obtener ingresos que les permiten, hasta la fecha, una vida más digna. El profesor Maldonado obtuvo el cariño, la admiración y el respeto de toda la comunidad, a cambio de dar un esfuerzo extra a su labor de maestro, lo cual él explica lo hizo porque considera que “la
enseñanza tradicional ya quedó en el pasado; el maestro debe aprovechar la tecnología, pero también los recursos que la naturaleza ofrece, para entregar jóvenes emprendedores a la sociedad”. En el año 2009 el profesor Edvin Romeo Maldonado fue nominado junto a ciento treinta y un profesores más a nivel nacional, para optar a uno de los diez premios “Maestro 100 Puntos”. La entrega anual de estos reconocimientos es organizada por el Ministerio de Educación, con el apoyo de un grupo de empresas privadas y otras fundaciones; está dirigida a maestros que presentan proyectos promovedores del emprendimiento, de funcionalidad demostrada y que sean replicables en otras escuelas del país. El proyecto del profesor Maldonado denominado “Huerto escolar y mini granja de pollos de engorde”, convenció al Jurado, integrado por autoridades universitarias y expertos en educación del país; fue así como obtuvo en el 2010 el merecido reconocimiento, junto a otros nueve docentes visionarios. Con la humildad que le caracteriza, el profesor Edvin viajó con su familia a la ciudad capital, para recibir de manos del entonces Vicepresidente de la República de Guatemala el preciado galardón en un acto especial, donde también estuvieron presentes el Alcalde metropolitano y otros personajes guatemaltecos que han destacado internacionalmente. En el 2011, después de veintiocho años de servicio, el profesor Maldonado se retiró, como la Ley lo establece. Actualmente continúa asesorando a maestros, padres y alumnos de la región norte del país, en lo que tanto le apasiona hacer: inculcar en el prójimo el rescate del amor por la tierra y la restauración de la confianza en sí mismos, lo que les permite ser personas más productivas. “Tengo la seguridad y la fe en que estos niños van a ser emprendedores. No pierdo la esperanza de encontrarme, dentro de unos años, con alguno de ellos convertidos en granjeros, agricultores o empresarios”, concluye el padre y maestro 100 puntos.
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CUANDO SEA
GRANDE
Una de las preguntas más comunes a los niños es: “¿Qué quieres ser cuando seas grande?” Me detuve a pensar qué es lo que buscamos saber con esa interrogante y qué podría entenderse de esas palabras. Evidentemente un niño no necesita cumplir una determinada edad para “ser” y son muy pocos los que saben a ciencia cierta, a cuál actividad les gustaría dedicarse. Entonces, ¿por qué preguntamos algo así? A veces es para ver si lo que ellos piensan de sí mismos, coincide con lo que nosotros pensamos de ellos. Otras, porque tenemos curiosidad por saber qué piensan ellos de su futuro. Esos pensamientos me llevaron a buscar qué hay escrito acerca del tema. De hecho hay todo un movimiento, para ayudar a los niños a elegir lo que quieren ser cuando sean grandes. Una de las frases que más me llamaron la atención dice lo siguiente: “Siendo niño, debes estar un poco nervioso acerca de la carrera que vas a elegir, para cuando seas lo suficientemente mayor para trabajar”. Pensé que leí mal y entonces tuve que volverlo a leer. ¿Por qué un niño tendría que estar nervioso acerca de algo que debe hacer en un futuro lejano? ¿Por qué un niño tendría que estar haciendo estrategias para su carrera? ¿Acaso no debería estar disfrutando ser un niño? Claro que en mi niñez también me preguntaron que quería ser cuando fuera grande y mi lista no era muy extensa: quería ser maestra, autora, o ser una bibliotecaria. Disfrutaba jugando serlo con mis hermanas y aprendiendo que no debía estar preocupada, por algo sobre lo que en ese momento no tenía ningún control. En mi familia nadie me estaba presionando para que me convirtiera en lo que ellos querían. Mis padres se esforzaban por proveerme de oportunidades, para que yo pudiera crecer en un ambiente
donde pudiera desarrollar mis talentos, habilidades y dones de forma natural. Hace una semana estaba en un restaurante, después de un día agotador de trabajo, tratando de averiguar qué me atraía del menú; cuando escuché a alguien preguntarle al joven mesero: “¿Qué quieres ser o cuáles son tus sueños?” El joven no tuvo que pensar mucho para responder: “Yo quiero ser feliz”. No pude evitar pensar que había sido una gran respuesta, pero también pude sentir que era una respuesta
Evidentemente un niño no necesita cumplir una determinada edad para “ser” y son muy pocos los que saben a ciencia cierta, a cuál actividad les gustaría dedicarse. absolutamente genuina. ¿Acaso no era una perfecta respuesta para esa pregunta universal? Ojalá a mí se me hubiera ocurrido esa respuesta, pero nunca se me pasó por la cabeza, cuando pensaba que ser una bibliotecaria sería el trabajo perfecto para estar rodeada de los mágicos libros. Tampoco se me ocurrió preguntar a los adultos que me interrogaron sobre mi futuro, si ellos habían encontrado lo que supuestamente yo, debería estar buscando. Una madre publicó en su blog que su hijo le había preguntado: “¿Cuando dejes de ser una mamá y seas grande qué quieres ser?” Con trabajo
contuvo la risa por la ocurrencia de su hijo y le explicó que nunca dejaría ser su madre y que ya era bastante grande. El niño siguió insistiendo: “pero cuando seas grande, grande y yo me vaya a mi casa”. Lo miró por el espejo retrovisor mientras esperaba que la luz roja cambiara a verde. ¿Qué era lo que realmente le estaba preguntando su hijo? ¿Le estaba avisando que un día se iría de su vida y que ella tenía que tener un plan B además de ser madre? Ella decidió responder con otra pregunta: “¿Qué me sugieres?” El pensó por un momento y con una gran sonrisa le dijo: “Yo pienso que tú podrías ser una astronauta y mandarme fotos desde la luna”. Ambos se rieron por un largo rato, imaginando qué podría hacer la madre desde la luna. Además del momento grato que pasaron juntos, la madre se dio cuenta de que su hijo no entendía que ser una madre era todo lo que ella había deseado ser y era su logro más importante. Tampoco él entendía que ella tenía una carrera que había dejado en suspenso, para dedicarle todo el tiempo posible a él y eso le hacía inmensamente feliz. Entonces, quizás en vez de enfocarnos tanto en el titulo del oficio planeado, es más importante preocuparnos en cómo lograr un nivel de calidad de vida. Lograr una vida feliz involucra mucho más que solamente elegir un oficio en particular. En resumen, la próxima vez que tenga la tentación de preguntarle a un niño qué va a ser cuando sea grande, quizás deba pensar cómo se sintió usted cuando le hicieron la misma pregunta. Somos parte de un mundo demandante, donde se tiende a especializar cada vez más y a una edad muy temprana, pero los pequeños deben mantener intacta su condición de ser niños y disfrutar esa maravillosa edad. Debemos dejarlos ser lo que son y no empujarlos a crecer aceleradamente.
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LAS AVENTURAS DE
JOSE ORO VIENE DE LA PORTADA
De hecho, en su caudal de buenos recuerdos, aparece uno donde tiene las manos sucias y ásperas. En esta muy querida memoria, aparece también la figura de su querido progenitor, don Efrén. En la nostálgica escena van padre e hijo, trabajando lado a lado, en el muy rudo y duro trabajo de la construcción. Las manos las tienen untadas de cemento y cal. De la frente y el cuello les brota un sinnúmero de gotas de sudor. Ambos llevan puestos overoles blancos con manchas negras y grises por las rodillas, por las bolsas, por el cinturón. Como podemos ver, las manos limpias de José no siempre le sirvieron para teclear o manipular el mouse. Un día José abrió bien los ojos y se vio falto de algo. Esa carencia, ese algo faltante, lo impulsó a matricularse para seguir estudios superiores. Así, con una nueva y más amplia visión en su corazón, estudió y se preparó para enfrentar mejor el futuro y también para satisfacer la necesidad natural de aprender. Una vez preparado para ingresar y avanzar en el muy competitivo mundo laboral, sonrió. Esa sonrisa era el resultado de sentirse satisfecho y feliz. Así, aquellas manos, otrora manchadas con cemento y pintura, ahora sostienen
una Maestría en Negocios y Relaciones Internacionales. También poseen huellas imperecederas, las cuales muestran cuan dichoso se siente José por haber aprendido el valor del trabajo, laborando hombro a hombro con su muy querido y admirado papá. A José, la decisión de alistarse como voluntario del benemérito Cuerpo de Paz, no le costó mucho esfuerzo y meditación. Bastó con abrirle la puerta y dejar libre el fuego avasallador contenido en su corazón. Ese fuego o mejor dicho su deseo de servir, le persuadió a dejarlo todo, a embarcarse para ir y dar lo mejor de sí mismo a sus semejantes en otra cultura, en otra nación. Allá en aquel suelo africano, impartió talleres a emprendedores de pequeños negocios; los guio y cuidó hasta ver madurar los frutos de sus esfuerzos, de su afán y labor. Digámoslo así: con mucha paciencia tomó de la mano a sus pupilos y los trató como si hubieran sido sus hermanos pequeños, luego les enseñó a comercializar los productos y a continuar usando su imaginación. De sus pasadas experiencias, de su crecimiento personal entre aquella gente amable y sencilla, José solo siente agradecimiento y mucha, pero mucha felicidad. Melinda, su amada esposa, llegó a su vida como llega la primavera a estas praderas del medio oeste; incluso se casaron
en mayo, cuando todo empezaba a reverdecer. No fue un amor a primera vista, me confiesa José. No obstante, ambos estuvieron dispuestos a sembrar la semilla primero, a cuidarla con mucho esmero y tesón, hasta ver florecer el verdadero amor. Y por amor, José y Melinda ahora residen en Iowa City. A José no le ocasionó molestia alguna trasladarse para residir en una nueva ciudad. Pues mudarse de Washington D. C. a Iowa, significaba para su amada Melinda progreso, plenitud y mayor felicidad. José sigue intentando mostrarme fotografías de su tiempo en África. También sigue contándome de cuan feliz se siente, desempeñándose como agente de bienes raíces. Primero, no está sentado todo el día en un escritorio o limitado a trabajar dentro de las cuatro paredes de una oficina. Luego, a causa de dominar el idioma de Cervantes y conocer la cultura hispana, puede servir mejor a sus paisanos latinos. Ese afán se puede ver en el gesto y en la sonrisa amable de José. Ya para despedirnos, José Oro se levanta de su escritorio, me extiende la mano y en el mapa de su gesto amable yo alcanzo a leer: “Estoy aquí para servir y para dar lo mejor de mí a todos, no importa raza, condición social o religión”. Habiendo interpretado ese mensaje de amistad en el brillo de su rostro, yo también le digo adiós.
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HISTORIAS QUE CONSTRUYEN PRIMER PARTE
A lo largo de nuestra vida, nos encontramos con historias que nos inspiran y nos ayudan a salir adelante para enfrentar alguna dificultad. Estas historias pueden acompañarnos con su mensaje en ese pequeño momento de nuestra vida o a lo largo de todo el camino. Es precisamente este tipo de mensajes, los que me gustaría trasladarle estimado lector, queriendo suponer que puede inspirarlo de alguna forma para encontrar el camino o para seguir perseverando en él, a pesar de los problemas. Es por eso que esta pequeña sección se ha nombrado: “Actitud de vuelo”, queriendo regalarle un pequeño mensaje de esperanza y motivación en su viaje hacia el éxito. Además de comentar el objetivo de esta sección, me han pedido los amigos del Heraldo Hispano que escriba algunas líneas sobre mi persona, a manera de presentación a la comunidad. Puedo decir que tengo la fortuna desde hace algunos años, de trabajar en la docencia universitaria, además de desempeñarme como facilitador de equipos de alto desempeño; tanto para empresas privadas, gobierno y sector educativo en Guatemala y España. Podría comentar algunas cosas más a nivel de formación y experiencia, pero lo que considero realmente importante sobre mi personalidad, es la pasión que tengo por contribuir en la educación que transforma. Es desde esta perspectiva, que quisiera pensar que puedo agregar algo de valor a la vida de otras personas, esperando que una de esas personas sea usted, estimado lector. En este artículo me gustaría dejarle un par de pequeñas historias, de las cinco que tengo preparadas para este título, las cuales pueden tener un poderoso mensaje. Estas
historias me han ayudado a ver desde otra perspectiva situaciones laborales y personales. Considero que resaltan varios valores que generan grandes oportunidades en la vida. Espero que sean de su beneficio, como lo han sido para mí. 1.- La pregunta más importante Durante mi segundo semestre en la escuela de enfermería, nuestro profesor nos dio un examen sorpresa. Yo era un estudiante consciente y leí rápidamente todas las preguntas, hasta que leí la ultima: “¿Cuál es el nombre de la mujer que limpia la escuela?”.
Podría comentar algunas cosas más a nivel de formación y experiencia, pero lo que considero realmente importante sobre mi personalidad, es la pasión que tengo por contribuir en la educación que transforma. Seguramente esto era algún tipo de broma. Yo había visto muchas veces a la mujer que limpiaba la escuela: ella era alta, cabello oscuro, como de cincuenta años. Pero, ¿cómo iba yo a saber su nombre? Entregué mi examen, dejando la última pregunta en blanco. Antes de que terminara la clase, alguien le preguntó al profesor si la última pregunta contaría para la nota del examen. «¡Absolutamente!»,
dijo el profesor. En sus carreras ustedes conocerán muchas personas, todas son importantes. Ellos merecen su atención y cuidado, aunque solo les sonrían digan: “‹¡hola!”. Nunca olvidé esa lección. También aprendí que su nombre era Esther. Todos somos importantes 2.- Auxilio en la lluvia Una noche, a las 11:30 p.m., una mujer afroamericana, de edad avanzada estaba parada en el borde de una autopista de Alabama, tratando de soportar una fuerte tormenta. Su automóvil se había descompuesto y ella necesitaba desesperadamente que la llevaran. Toda mojada, ella decidió detener el próximo vehículo. Un joven blanco se detuvo a ayudarla, a pesar de todos los conflictos que habían ocurrido durante los años 60’s. El muchacho la llevó a un lugar seguro, la ayudó a obtener asistencia y la puso en un taxi. La dama parecía estar bastante apurada. Ella anotó la dirección del joven, le agradeció y se fue. Siete días pasaron, cuando tocaron la puerta de la casa del joven. Para su sorpresa, un televisor pantalla gigante a color le fue entregado por correo. Tenía una nota especial adjunta al paquete. Esta decía: «Muchísimas gracias por ayudarme en la autopista la otra noche. La lluvia inundó no solamente mi ropa, sino mi espíritu. Entonces apareció usted. Gracias a usted, pude llegar al lado de la cama de mi marido agonizante, justo antes de que muriera. Dios lo bendiga por ayudarme y por servir a otros desinteresadamente. Sinceramente, la señora de Nat King Cole.» No esperes nada a cambio y lo recibirás
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SE BUSCA A UN EMPRENDEDOR
ATREVIDO
Estimados lectores:
Dear Readers:
El Heraldo Hispano esta por arribar a sus quince primaveras. Durante su muy fructífera existencia, ha servido a muchísimos clientes y también a usted mi muy fiel y estimado lector. En cuanto a mí, Oscar Argueta, el fundador, también he arribado a una edad madura, plena de dicha y satisfacción. Para su información tengo 60 años y gracias al Creador, cuento con salud suficiente para desempeñarme fuerte e independiente en otras nuevas aventuras enfocadas a servir a los demás. No obstante, sentirme bien en todo sentido, con el paso del tiempo, mis prioridades han ido enfocándose hacia otra dirección. Esto, para cumplir un anhelo bien guardado en lo más profundo de mi corazón, desde mi juventud. Ese anhelo es el de servir a mis semejantes, ya sea en mi pueblo natal o en alguna otra parte del mundo. Por lo anterior, he considerado discontinuar, en un futuro cercano, la publicación del Heraldo Hispano. No obstante, estar considerando tal pensamiento, desearía pasarlo a buenas manos; en las manos de un emprendedor atrevido, deseoso de continuar la publicación. Así, mi querido lector, si usted es o se siente un emprendedor atrevido sírvase comunicarse conmigo, al teléfono: 319 385 3431.
El Heraldo Hispano is arriving at its fifteen years of publication. During this very fruitful existence it has served many clients as well as you, my faithful and esteemed reader. In regards to me, Oscar Argueta, the founder, I have also arrived at a very mature age, filled with blessings and satisfaction. For your information, I am 60 years old and thanks to the Creator, I have sufficient health to embark, with strength and independence, on new adventures focused on serving others. Nevertheless, feeling content about it all, with the passing of time, my priorities have been more and more focused in another direction. Since my youth I have had this desire in my heart; the desire is to serve my fellow beings, being in my home land or in another part of the world. In regards to the former, I have considered discontinuing, in the near future, the publication of the Heraldo Hispano. Nevertheless, while considering this decision, I wish to pass it on to good hands; in the hands of an ambitious entrepreneur who is desirous of advancing the publication of this newspaper. Thus, my dear reader, if you are, or feel you are, an ambitious entrepreneur- feel free to contact me at my telephone number: 319 385 3431.
Doctor Corazón Estimado Doctor Corazón; Me siento muy triste porque voy a terminar con mi novia. Es mejor así. Mis intenciones desde el principio fueron cortejarla para casarme con ella y no solo para pasar el tiempo. De hecho, ya habíamos establecido una fecha para la boda. Nos íbamos a casar en junio. Eso después de mucha insistencia de mi parte. Aceptó casarse conmigo, pero con dos condiciones. Iba a seguir estudiando y no íbamos a tener familia hasta un año después de graduarse de la universidad. Pues, al principio acepté, pero con el paso de los días, me fui sintiendo incómodo, muy incómodo. Para su información los dos vamos a la misma iglesia y a los dos nos han enseñado el valor de la familia. La educación es importante también, pero lo primero es lo primero. En este caso, la familia es prioridad en la vida de una pareja casada. Estuve a punto de superar esa incomodidad, de aceptar sus propuestas, pero hoy volvió a cambiar de idea. Ahora, desea casarse, pero hasta después de graduarse. Eso será en cinco años. No, eso si ya no lo pude aceptar y se lo dije y nos enojamos. En mi caso, vengo de una familia muy unida. Mis papas siempre han estado pendientes de nosotros y nos han querido. De hecho, todos los hijos tenemos algún negocio. En mi caso, yo tengo una pequeña tienda de calzado y también estudié. En verdad estoy listo para empezar una familia, me siento responsable y preparado. Mi novia nunca tuvo un hogar estable, de hecho no es feliz en su casa ahora mismo. Todos, incluyendo su mamá, beben aguardiente. Tampoco son cristianos. Por eso yo encuentro extraña su idea de
demorar la boda y de formar su propia familia. Según yo, debería estar ansiosa de salir de su casa y de sentirse amada y protegida por mí. Hasta hace tres días todo iba más o menos bien, pero desde ayer trata de evadirme y de saludarme de lejos ondeando su mano. Yo la amo y me duele estar así, me duele no sentirme comprendido. No quisiera terminar con ella, me falta valor para hacerlo. Estoy como parado en un puente de hamaca. Necesito su consejo, su aliento. Tristísimo. Querido Tristísimo: Amor es cuando dos corazones laten al unísono, cuando dos caminos convergen en uno solo. Amor es muchas cosas, menos tener la vista puesta en diferente estrella. Amor es compartir prioridades, menos ir cada quien tras su propio atardecer. En fin, se pueden decir muchas cosas del amor, pero al final: amor es aceptar diferencias y compartir los dos un mismo sentir. En tu caso, tu novia no siente como tú, ni tú sientes como ella y si al final ninguno de los dos siente latir al unísono el corazón, entonces no hay amor. Por lo tanto, es mejor no nadar contra corriente, sino seguir hasta encontrar otro río fluyendo hacia el mar. Entre tanto estás aprendiendo una gran lección, pues cuando al fin encuentres a esa persona idónea y los dos miren hacia un mismo horizonte, entonces dirás: “Cada negativa, cada fracaso me condujo a esta felicidad”. Sigue adelante y ponle atención a este refrán: “Si unos brazos te desprecian otros te están esperando”. Tu doctor Corazón.
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EL TIEMPO SIN TIEMPO
El hotel se encontraba en una zona residencial llena de árboles frondosos, de calles anchas y limpias. La biblioteca de ladrillos rojos estaba directamente al frente de una pizzería, que todavía conserva la receta original que trajeron de Italia, como lo indica un cartel junto a la caja registradora. La estación de trenes apenas se podía divisar debajo de las sombrillas que estaban dispuestas en la vereda, como un refugio de los comensales de la intemperie. Un grupo de jóvenes cargando pesadas mochilas se detuvieron en el semáforo. Después siguieron su marcha en dirección a la estación. Por los altavoces se anunció que el tren tenía un atraso de veinte minutos, debido al mantenimiento de una de las vías. El gris plomizo del cielo primaveral, no era amenaza para los transeúntes que iban provistos de sus paraguas. Los chaparrones esporádicos solo podían tomar por sorpresa a los desprevenidos visitantes, que no podían entender cómo su aplicación en el teléfono inteligente, no preveía lluvia para esa parte ni a esa hora. Las gotas grandes y pesadas tamborileaban tranquilas en los bancos desiertos junto a las vías. La estación era pequeña y acogedora. La torre que sobresalía en la construcción de ladrillos, estaba coronada por dos relojes que tenían cinco minutos de diferencia. El ojo tecnológico eternizó en blanco y negro la diferencia de tiempo. Una foto más en mi biblioteca digital y en la memoria de mi banco de datos mental. Esa foto representa mi inquietud de las últimas semanas, por estar en el tiempo correcto, en el lugar correcto; no en mi tiempo. Mi tiempo puede oscilar entre los eternos atrasos o mis adelantos obsesivos. Hablo de un tiempo que trasciende el mío y el de los que me rodean, pero que es la suma de todos los tiempos y los espacios. Con ese pensamiento que susurraba recordatorios, como si se tratase de una compañía que se pegaba a cada paso, decidí dejar mi tiempo lineal y confiar en que todo saldría bien. Mis
intentos de vacaciones, siempre habían sido regidos por mi percepción de cómo aprovechar el tiempo más eficazmente y obtener el mayor resultado de cada actividad. Por supuesto, que terminaba frustrándome cuando el itinerario no seguía fielmente mi horario y mi estructurado mundo.
No recordaba cuando fue la última vez que no estuve pendiente del reloj y de hacer las cosas de acuerdo a su dictado y a mi lista de “cosas por hacer”. Me subí al tren con destino a una urbe de aproximadamente tres millones de habitantes, sin ningún plan definido. Al arribar a mi destino comencé a caminar sin una dirección establecida, hasta llegar a un hermoso puente donde podía ver el río cortar la ciudad en dos. Me detuve a tomar algunas fotos. Cuando iba a tomar un primer plano de los edificios que se alzaban en ambos márgenes del río, una pareja de patos captó mi atención. Desafiando el intenso tránsito fluvial de botes taxi, de botes turísticos, botes privados y cayacs, se mantenían en el medio del cauce, como reclamando sus derecho de pertenencia. Mi insistencia en tomar su disputa marítima en diferentes ángulos, invitó a dos turistas asiáticas a hacer lo mismo. Los edificios parecían desdibujarse de envidia en un plomizo cielo, ante la atención mediática recibida por esos diminutos plumíferos flotando en el agua. Los truenos parecían una advertencia socarrona de atención y antes de que se largara un chaparrón, continué mi camino. Mi cuello reaccionó resentido por la posición antinatural a la que le había
sometido, para ver las cúpulas de los edificios desde la calle. Un cartel ofreciendo un paseo de arquitectura por el río, fue la respuesta que necesitaba para poder contemplar la cuidad desde otro ángulo. El capitán del bote se presentó y acto seguido comenzó a instruirnos de cuándo debíamos permanecer sentados, de las diferentes medidas para los salvavidas y dónde se encontraban guardados en caso de emergencia. Curiosamente pocos le prestaron atención, mientras disparaban destellos fotográficos a diestra y siniestra. Otros contemplaban absortos las pantallas de sus teléfonos inteligentes, como si estuvieran ahí solo para ese propósito. El guía, micrófono en mano comenzó con dos bromas que reconoció era lo mejor de su repertorio y que todos los chistes malos se los reservaría para el final del viaje, cuando estuviéramos dando la vuelta casi llegando al lago. La descripción arquitectónica era seguida muy a menudo, a la invitación de ir a la planta de abajo donde estaba el bar equipado con todo lo que a los pasajeros se les antojara degustar, como si se tratara de los comerciales de algún show de televisión. Justo al comienzo de un chaparrón, el guía estaba explicando cómo la patada de una vaca a un farol en un granero, había incendiado la mayoría de la ciudad; en un tiempo de gran sequía, con construcciones mayoritariamente de madera. El agua que hubiera sido perfecta en esas circunstancias, caía sobre nosotros mientras el guía seguía compartiendo los detalles de cómo había sido reconstruido el lugar. El tour por el río terminó cuando una tormenta eléctrica iluminaba los rascacielos y tuve el tiempo para poder correr y tomar el tren de regreso a la bella ciudad donde me encontraba alojada. Mientras recorría los cuarenta y cinco minutos que me separaban del hotel, me di cuenta que todo había caído en su lugar sin un mayor esfuerzo de mi parte. Había disfrutado el día plenamente en un horario perfecto, sin tener que luchar contra el tiempo.
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BARRERAS QUE NO DEJAN
ENTRAR A USA
Existen varias barreras para la admisión de los extranjeros que han estado en los Estados Unidos sin autorización. Estas barreras prohíben la readmisión de esas personas, con frecuencia, hasta que hayan estado fuera de los Estados Unidos durante un determinado número de años. La barrera de tres años funciona para cualquier persona que haya estado en los Estados Unidos ilegalmente por más de 180 días. Dicha barrera solo se activa cuando la persona sale de los Estados Unidos. Cuando la persona ha estado en los Estados Unidos de forma ilegal más de 180 días y menos de un año, esa persona debe permanecer fuera de los Estados Unidos por lo menos tres años, antes de que se le permita regresar a los Estados Unidos. La barrera de los diez años opera de una manera similar. Esa barrera se activa cuando una persona se queda en los Estados Unidos de manera ilegal durante más de un año. A estas personas se les prohíbe que ingresen nuevamente a los Estados Unidos hasta que hayan cumplido al menos diez años, fuera de este país. Existen exenciones o perdones disponibles tanto para la barrera de los tres y de los diez años. Estas exenciones (perdones) están disponibles, previa la demostración de dificultades extremas que podrían ocasionarse a algún pariente cercano, que cumplan ciertos requisitos. Los familiares que podrían servir como parientes cercanos que justifiquen un perdón son
bastante limitados. Tienen que ser ciudadanos estadounidenses o residentes permanentes legales (LPR). Además, deben ser el cónyuge o padre del extranjero que solicite su ingreso. Los hijos de los extranjeros no se considerarán familiares para un perdón, a pesar del hecho de que sean ciudadanos de los Estados Unidos que indudablemente sufrirían muchas dificultades si no se
Si alguien está acá ilegalmente, el matrimonio no le confiere el derecho a quedarse. Si tiene una orden de deportación, no borra dicha orden. Si ha cometido crímenes anteriores a su matrimonio, no desaparecen dichos crímenes. permite el ingreso de sus padres a este país, por el lapso de 10 años. No obstante, la ley no permite que los niños sirvan como parientes que califican para justificar el perdón exigido por la barrera de presencia ilegal. Esta limitación de los familiares puede dar lugar a situaciones muy peculiares. Si un ciudadano de los EE.UU. cumple 21 años de edad, podrán solicitar la inmigración
a sus padres como familiares inmediatos. Si los padres han estado viviendo en los Estados Unidos, pero entraron sin ser inspeccionado por inmigración, estarán obligados a regresar a su país de origen, para obtener efectivamente la visa de inmigrante. Las barreras de presencia ilegal sólo se activan cuando la persona realmente abandona los Estados Unidos. En consecuencia, cuando los padres del ciudadano abandonan este país, de inmediato quedan sometidos a las barreras de los tres o diez años. Las exenciones son cada vez más difíciles de obtener. Por consiguiente, es muy importante que busque la ayuda de un abogado de inmigración competente cuando usted o su familiar va a obtener su visa de inmigrante a través de algún consulado de los EE.UU. en otro país. Debido a la gran cantidad de personas que se encuentran ilegalmente en los Estados Unidos, es extremadamente importante que busque la ayuda de un abogado de inmigración competente apenas inicie su proceso de inmigración. Las personas que dejan de buscar ayuda legal competente temprano en su caso, con frecuencia encuentran complicaciones innecesarias e incluso prohibiciones de entrada a Estados Unidos, si su caso ha sido mal manejado ya sea por sí mismos o un abogado de inmigración incompetentes o sin experiencia.
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8 de Julio de 2015
EL Heraldo Hispano
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SECCION NOSTALGIA
por: Oscar Argueta
CARA DE PIEDRA DE LABRAR
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E
l reloj de la torre del edificio municipal mostraba las once en punto. A esa hora, doña Valentina debería estar en su casa, haciendo las tortillas del almuerzo. En cambio, estaba con el médico del pueblo conversando sobre su intención de matar, como decía ella, al natural con sobacos tufosos a ajo o a cebolla podrida. -¿A dónde va mamá? ¿Puedo ir con usted? -corrió a preguntarle uno de los hijos pequeños. -Voy a donde no les importa -le había contestado. -Es raro, pero mi mamá nunca sale a la hora de hacer las tortillas y preparar el almuerzo. -A donde vaya no va a nada bueno -pensaron las hijas grandes. Doña Valentina iba por un asunto muy importante. La hora de palmear las tortillas era una hora sagrada y una mujer de su hogar, en San Luis, solo podía interrumpir tal tarea por algo de vida o muerte. -”Para eso tengo hijas y para eso las he enseñado a trabajar”, debe ir pensando mi mamá. Hagamos cuentas -dijo la mayor-, de cuantas tortillas hemos palmeado desde cuando ella nos empezó a enseñar. -Si mi mamá estuviera aquí, no estuviéramos haciendo estas bromas -contestó Zoilita. -Bueno, si seguimos hablando debilidades algo nos va a pasar, algo vamos a olvidar de hacer o quemar y a mi mamá a donde esté le va a llegar el olor a frijoles quemados. -Doña Valentina, siéntese en aquella butaca. El sol está entrando fuerte por esa ventana y mire le está pegando en la cara. A mí, no sé por qué, pero me está llegando olor a frijoles chamuscados, ¿y a usted?
-Don Clemente, si la mitad del pueblo le debe dinero a don Justo Margarito, ¿no deberíamos preocuparnos por eso, en vez de estar preocupándonos de olores o si el sol me pega en la cara? Justo a esa hora, mientras médico y paciente deliberan acerca de cuándo y cómo matar a una persona muy conocida de San Luis, a una cuadra de allí, don Justo Margarito estaba poniendo en las manos de don Rolando Ramírez, un grueso fajo de billetes. La conversación entre prestamista y prestador fue breve y también lo fue la despedida. Después de los saludos de rigor y de los ademanes y gestos de humildad del prestamista, siguió la acostumbrada pregunta. -¿Cuánto le voy a prestar ahora a don Rolando? El prestamista no dijo la cantidad con palabras, solo hizo lo acostumbrado. Levantó los brazos y extendió las palmas de la mano una vez, y luego el envés y continuó así hasta repetir la acción cinco veces. Don Rolando Ramírez necesitaba un nuevo préstamo de Q500.00. Con ese dinero el prestador podría haber comprado dos casas en San Luis si así lo hubiera deseado. No obstante tan elevado préstamo, ni acreedor ni deudor firmaron documento alguno, en el que se estipularan fechas o pagos de la recién adquirida deuda. Tampoco revisaron estados de cuenta de deudas anteriores. -Don Rolando, más tarde yo lo visito y continuamos conversando sobre aquel tema -alcanzo a decir don Justo Margarito. Ese tema, un tanto peliagudo y oscuro solo le incumbía a los dos hablarlo, en el más privado escenario y rincón. La sonrisa en el rostro
de don Rolando Ramírez era un sol brillante, de triunfo y de onda satisfacción. Colocó el fajo de billetes en la bolsa delantera del pantalón, se despidió con los saludos apropiados y salió del almacén de don Justo Margarito, como si fuera chorreando luz por toda su piel. -Ese natural con cara de piedra sin labrar, nos está quitando el orgullo, la dignidad día por día, tarde por tarde. No solo eso, a muchos les tiene las colas agarradas, don Clemente. A medio pueblo lo tiene dormido, engañado. A mí me quitó a mi hija y me la quitó para hacerla esclava, las mujeres para ese engendro son solo para eso, para sentir celos, para sentir deseos de destruirlas y no para amarlas, para satisfacer la nunca satisfecha pobreza de su alma. Yo, don Clemente, ahora comprendo los motivos de ese natural “tal por cual” y me siento aliviada por no deberle nada. -La voz subió de tono cuando dijo- Nadie me pregunto, nadie va a hacer nada al respecto... nadie. Los ojos del médico empírico se abrieron con la redondez y brillo de una luna llena al impacto del reclamo y al sonido del golpe dado con la mano de la muy airada señora en la mesita de pino donde descansaban los libros del galeno. -Don Artemio me mencionó lo del terreno y parecía el pobre señor muy decepcionado por la falta de palabra de don Justo Margarito. Tan buena gente y tan trabajador esa su media naranja, doña Valentina. -Para mi marido, esa ha sido la decepción más grande de su vida. Ni las diarreas causadas por el miedo a Ubico le han molestado tanto como eso. “Preferiría estar lidiando con aquella dictadura y no con esta decepción”, me ha dicho. -En San Luis, doña Valentina,
no hay bancos y por eso corremos a prestarle a don Justo Margarito. Los bancos nos harían firmar documentos e hipotecar hasta nuestras almas. Al final perderíamos todo y hasta nos podríamos ir presos. -Entonces, don Clemente, usted me está diciendo, mire, es mejor seguir tratando con ese engendro del infierno antes de buscar otra salida a nuestras penas. Para su información, cuando esa alimaña nos visitaba nos decía: “Todos los sanluiseños me tienen confianza, soy como un doctor del alma para ellos. Yo sé muchas cosas de la gente rica del pueblo, desde sus desvíos amorosos, ambiciones políticas, hambre de riquezas, asesinatos, hasta de falsificar documentos para obtener herencias y bienes.” -Pocas cosas, doña Valentina, huelen tan mal como una olla de frijoles quemados, ese olor hasta me pone de mal humor. Don Clemente mencionaba lo de los frijoles y se sobaba el bigote rubio, mientras buscaba en su corazón una manera de librarse de los potentes razonamientos de la interlocutora y también de cómo responder a satisfacción a la muy airada visitante. -Aquí solo nos queda pedirle autorización a la persona más afectada: su hija. Todo dependerá de eso. Con eso, las manos suyas y mías quedaran lavadas de culpa. ¿Le parece eso? ¿Sí o no? Doña Valentina al escuchar la propuesta de don Clemente, pensó también en los frijoles quemados y sonrió. -¡Así, hablan los hombres de San Luis!, mi querido amigo. ¡Así, sin pelos en la lengua! -Usted, váyase tranquila y hasta olvídese del asunto. Esta misma tarde cuando don Justo Margarito tome su siesta yo mismo iré y hablaré con su hija. ¿Le parece? Cuando doña Berta
(CAP.35)
preguntó la razón de la visita de doña Valentina, el esposo le contestó con una mentira. -Esa señora, -dijo- está muy preocupada por la salud su hija recién casada. Con la mirada y el corazón preocupados, me suplicó, por favor inyéctele a esa muchacha dos inyecciones de Vitamina B12 antes del fin de este mes. El embarazo trae anemia y uno, de mujer, necesita fortalecerse contra eso. “Eso hare doña Valentina”, le respondí yo. Pero solo eso preguntó la santa señora y solo de eso hablaron los dos tanto tiempo, casi media hora. -¡Ah!, también me pidió un poco de polvo de estricnina. -¿A quién estará pensando matar esa señora? Ojalá sea a un perro y no a una persona. -Hay tres perros con jiote en su vecindario y para eso quiere veneno: para matarlos. -Esa señora blanca nació allá en Agua Blanca. Era de familias ricas de allá. Ahora vive con un anciano y pobre y con una retahíla de hijos. -De Agua Blanca es la estrella y bella y blanca es ella. Escuchaste eso, en verso me salió la respuesta. Con eso verso, Don Clemente logró desviar la atención y las preguntas de su esposa, en otra dirección. Esa tarde don Justo Margarito recibiría de don Clemente refuerzos inyectables, para fortalecer sus nervios y cerebro. Doña Valentina, a su vez, caminaba hacia su casa hecha una ráfaga de viento violento y raudo, en la nariz llevaba impregnado el tufo a frijoles quemados. En su prisa iba convencida de una cosa, de continuar trabajando cada minuto de cada uno de los días de su vida para llevar a cabo, en caso de fallar el intento de la inyección de estricnina, un segundo intento para matar a don Justo Margarito.
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8 de Julio de 2015
EL Heraldo Hispano