Año: 14 Número 358
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eso de las once de la mañana arribo a la Inmobiliaria Coldwell Banker y a esa misma hora estrecho la mano de José Oro. De primas a primeras, José me abre de par en par la puerta de su muy ocupado mundo y con una sonrisa me invita a entrar. Ahora yo, tengo a bien invitarlos a ustedes queridos lectores a viajar conmigo en la imaginación hasta Benín, África. En ese lejano y poco conocido país africano, José prestó servicio voluntario para la agencia gubernamental conocida como el Cuerpo de Paz. Aquel osado emprendimiento sucedió allá por el año 2006, cuando José recién recibía su primer título universitario del George Mason College, en Washington D. C.
En ese momento, la juventud del recién graduado era como una estrella titilando en su corazón. El brillo de aquel curioso astro era fuerte y el ímpetu extraordinario. Por eso con aquel potente brillo y vigor en el pecho, al joven José se le hacía imposible permanecer quieto o inmóvil en un solo lugar. Aquello, diríamos, no era un sentimiento nuevo ni una primera aventura para aquel joven audaz. El ahora exitoso agente de bienes raíces, ya había vivido desde su adolescencia mil aventuras previas, por medio de sus lecturas de libros de ciencia ficción. Esas obras literarias favoritas de José, habían nacido en la imaginación del escritor y filósofo británico H. G. Wells. De esos famosos e intrigantes
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textos podríamos citar: La Guerra de los Mundos, La Máquina del Tiempo y El País de los Ciegos. Para comprender más a fondo el espíritu aventurero de José Oro, intentemos regresar en el tiempo al instante cuando José recién cumplía sus rosados y tiernos cinco años de edad. Corría el año de 1985, José y sus dos hermanos viajan con su sus padres: don Efrén y doña Teresa Orozco. Han dejado su muy amada Guadalajara y ahora se dirigían hacia California, la capital del oro, en busca de un futuro mejor y por ende de una mayor felicidad. Comprenden ahora, mis muy queridos lectores, por qué cuando hablo de José lo hago como si hablara de un personaje con alma gitana o pionera, con un tanto de Búfalo Bill. Pues
8 de Julio 2015
verán, con ese mismo espíritu aventurero, José dejó hace un año la muy intensa y agitada ciudad de Washington D. C. y ahora se encuentra conversando conmigo; en una bien iluminada y ventilada oficina de la Inmobiliaria Coldwell Banker, la cual está localizada justo sobre la Sturgis Corner Drive, en la muy amigable y cosmopolita ciudad de Iowa City. José, ahora me muestra en la pantalla de su computadora imágenes del país africano Benín. Y mientras teclea y manipula el mouse, le veo las manos y éstas lucen finas y limpias. No obstante tal pulcritud, las manos de José no siempre lucieron así.
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Por: Oscar Argueta