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ENCUENTRO EN LA NOCHE - NICODEMO
Juan 3:1-21
INTRODUCCIÓN
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Saludo: Saludos cordiales a cada uno de los presentes. Para mí es un honor estar con ustedes y predicar de la palabra de Dios. Pidamos al Espíritu Santo que ilumine nuestra mente y así cumplir su voluntad, oremos. Texto Principal: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Proposición: Cuando una persona va a Jesús, Él es capaz de cambiarlo completamente. ¿Cómo? Por medio del nuevo nacimiento.
I. LA NECESIDAD DE UN NUEVO NACIMIENTO
Juan capítulo 3 comienza diciéndonos quién era Nicodemo: “Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos” (Juan 3:1). En griego, su nombre ya revelaba su condición. Nikódemos significa “Vencedor del pueblo”. Él tenía aproximadamente 40 años de edad; era un destacado fariseo y muy aferrado a la ley mosaica. Asimismo, fue uno de los líderes principales de la sinagoga de los judíos, con buena reputación y rico. Como tal, él era conocedor de la Palabra de Dios, un erudito, y buscaba la salvación. Gracias al Espíritu, Nicodemo logró escuchar de Jesús, también sus prédicas y milagros; probablemente presenció la expulsión de los mercaderes del templo, etc. A pesar de todos estos títulos y su experiencia, Nicodemo estaba perdido y necesitaba urgente una nueva vida. Lo bueno que, ante esta situación, este líder religioso buscó a Jesús para encontrar respuestas a
su condición espiritual; había una profunda inquietud en su corazón, él necesitaba de un Salvador y nacer de nuevo (Juan 3:2). Hoy, Nicodemo representa a las personas que son miembros o líderes de una religión; a los ricos de la sociedad; a los intelectuales, académicos, estudiosos que, en lo profundo de su ser, no entienden las cosas espirituales; también representa a los que se preocupan por ser un ejemplo en la sociedad; y, por supuesto, a todos aquellos que viven en una oscuridad espiritual y están perdidos buscando a Dios, pero a su manera. La pregunta, entonces, es la siguiente: ¿qué necesitaba Nicodemo? Si él era un líder religioso de renombre ¿cómo es que no era salvo ni feliz?
Sencillo, él no era feliz ni salvo, porque aún no había nacido de nuevo.
Punto. Esto demuestra que la religión o el estatus social propiamente dicho no produce la felicidad ni la salvación en sí, sino el nuevo nacimiento. Ahora, la pregunta es ¿en qué consiste dicho nuevo nacimiento? Vayamos a la siguiente parte del sermón.
II. EL NUEVO NACIMIENTO
Después que Jesús le respondió, diciendo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3), Nicodemo le preguntó cómo se puede nacer de nuevo, cómo puede suceder tal cosa siendo uno ya viejo (Juan 3:4, 9). Tú, tal vez, te has preguntado muchas veces cómo es que sigues ligado a tu pasado. Ya han pasado 40 o 50 años, y aún no te has dejado impresionar por el Espíritu Santo. Posiblemente, tu pasado y presente te atormentan, y hay desesperanza en ti. No sabes cómo vencer la tentación, generando desesperación en tu corazón. ¿Qué hacer? ¿Cómo ser salvo? ¿Qué hacer para heredar la vida eterna? ¿Cómo tener un futuro con esperanza? Jesús tiene la respuesta, la cual se registra en Juan 3:3, 5, 6, y es la siguiente: tú necesitas nacer de nuevo, por agua y por el Espíritu. Dicho de otro modo, tú necesitas bautizarte. Según lo aclara Cristo, el nuevo nacimiento se da cuando tú te bautizas. Nuevo nacimiento equivale a bautismo.
Por lo tanto, la respuesta a tus preguntas está en decirle al Señor: ¡bautízame! Dile a Jesucristo: “te entrego todo lo que soy y todo lo que tengo por medio del bautismo”. Y no necesitas traer tus obras para que Dios cambie tu vida, ya que el único requisito para el bautismo es la fe. Eso declara Marcos 16:16: “El que creyere y fuere bautizado será salvo; mas el que no creyere será condenado”. Bautizarse o ser sumergido en agua es una expresión pública de tu fe en Dios y el inicio de una nueva vida en Cristo; como nuevo discípulo vivirás en Comunión, Relacionamiento y Misión. Si no naces de nuevo, no serás salvo.
III. BENEFICIOS DEL NUEVO NACIMIENTO
Experimentamos el perdón de nuestros pecados y la ayuda del Espíritu Santo, esto, según Hechos 2:38. Manifestamos la verdadera conversión: según Juan 7:45-52, Nicodemo defendió a Jesús ante el sanedrín. Estaba convencido de la verdad, estaba siendo usado por el Espíritu Santo. Comienza la gran obra de la santificación: Dios comienza a mejorar nuestro carácter (Romanos 6:22). Nos identificamos con Jesús y su obra: según Juan 19:38-42, Nicodemo se identificó con Jesús y su obra, sacándole de la cruz, embalsamando su cuerpo, sepultando no solo a su Maestro sino también a su Salvador; él creía en la resurrección de Cristo. Abandonamos completamente la vida pasada y empezamos una nueva vida: según Pablo, al bautizarnos llegamos a ser nuevas criaturas (2 Corintios 5:17 y Romanos 6:4). Experimentamos una nueva relación con Cristo: según Pablo, después de ser bautizados, llegamos a ser revestidos por Cristo (Gálatas 3:27). Todo es nuevo: Un nuevo estilo de vida, nuevos ideales, costumbres, palabras, ahora los intereses son espirituales (Colosenses 3:1, 2). Llegamos a ser discípulos de Jesús, viviendo en Comunión, Relacionamiento y Misión (Marcos 3:14). Obtendremos la vida eterna y la salvación: eso es explícito en Juan 3:16, que dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su
Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Nicodemo había nacido de nuevo, lo mismo puede suceder contigo hoy.
IV. CONCLUSIÓN Resumen
Todo ser humano necesita nacer de nuevo, sea este rico o pobre, profesional o no profesional, etc. Este nuevo nacimiento es determinante para el inicio de algo mejor. El nuevo nacimiento es el bautismo, y para experimentarlo solo necesitas tener fe, nada más. Por supuesto, cuando te bautizas, recibes beneficios o bendiciones: tus pecados son perdonados, te reconcilias con Dios, te conviertes en hijo y discípulo de Dios, recibes la salvación y la vida eterna, inicias una nueva vida, etc. ¡Realmente, con Cristo no hay pierde!
Llamado
Al igual que Nicodemo, hoy tú llegas a este lugar a buscar a Jesús; a aquel que no solo es tu Maestro, sino también tu Salvador. Y lo más asombroso, es que, a diferencia de Nicodemo, tú lo estás buscando en público, aquí en el templo. Pero ojo, no es suficiente con buscarlo. Cristo te ama en gran manera y desea salvarte. Él puede cambiar tu noche larga de tristeza por un día resplandeciente de felicidad. Él, en esta mañana, te acepta tal como estás y tiene la disposición de perdonarte. Sin embargo, para que ese perdón sea una realidad, tú necesitas nacer de nuevo. ¿Cómo? Bautizándote en estos momentos. Lo único que debes hacer es creer en Él. ¿Cuántos, hoy, desean nacer de nuevo por medio del bautismo? ¿Alguien desea ponerse de pie? ¿Quién quiere decirle a Cristo: “Señor, yo quiero nacer de nuevo, y que el Espíritu Santo actúe en mi vida recreándola completamente”? ¿Alguien dice yo? ¡Amén!
Pr. Elvis Cuellar
Distrito Misionero Pucallpa Central - MOP