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ENCUENTRO EN LA PLAYA - EL GADARENO
Marcos 5:1-20; Mateo 8:28-34
INTRODUCCIÓN
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Una de las playas más importantes en la historia del Perú está ubicada en Puerto Inca, Arequipa. Actualmente, el lugar es un sitio arqueológico que también es conocido como la “Quebrada de la Vaca”. Este lugar fue habitado entre los siglos XIII y XV por el Imperio incaico. La playa conectaba el imponente camino inca longitudinal, comunicando los valles costeros hasta Tumbes y Ecuador. Asimismo, la playa era una fuente de vida. Estaba orientada a la pesca y extracción de productos marinos que eran transportados a la capital del imperio para deleitar al Inca y a las élites cusqueñas. También era una playa donde el Inca visitaba cada cierto tiempo para disfrutar de la belleza del mar.6 En consecuencia, la playa inca era una fuente de vida, alegría, comunicación, bienestar y libertad.
PROPÓSITO DEL MENSAJE
Es mostrar que Jesús nos busca en el lugar donde estamos para darnos libertad y darnos una nueva oportunidad de vida. De esta manera, ser una fuente de esperanza en el lugar donde nos encontremos.
I. JESÚS EN LA PLAYA DE GADARA
Jesús siempre viajaba por Galilea, Samaria, Judea, Jerusalén, Decápolis y por las orillas del Jordán cumpliendo su ministerio: enseñando, predicando y sanando (Mat. 4:23-25). Proclamaba las buenas nuevas, enseñaba normas de vida (Mat. 5:2) y sanaba a los enfermos. Su misión era integral, ya que satisfacía las necesidades físicas, mentales, sociales y espirituales.
6 Walter H. Wust, Arequipa salvaje: El legado de Mauricio de Romaña (Lima: Bee Creative, 2018), 39-43.
El libro de Marcos registra varios episodios de la misión de Jesús en la tierra. Una de las historias más trascendentales fue cuando Jesús estuvo en la barca y calmó la gran tempestad (Mar. 4:37-39). En esta tempestad, Jesús libró a sus discípulos de la furiosa tempestad inquietada por la fuerza física natural. Los discípulos quedaron atónitos porque dijeron “quién es este que hasta el viento le obedece” (4:41). Sin embargo, esta acción era un preámbulo para la llegada de Jesús a la playa en la región de Gadara, según Marcos 5:1, 2 y Lucas 8:26. Gadara era una de las ciudades griegas de “Decápolis”, de mucha importancia en la región helenística al sur del mar de Galilea. En la antigüedad esta región había formado parte de la media tribu de Manasés, Rubén y Gad. Pero para los tiempos de Jesús esta población se había vuelto gentil, perteneciente a Grecia. Como ciudad griega tenía dioses, templos y anfiteatros muy espléndidos. Su cultura, lengua, política, sistemas educativos, filosofía, ciencia y las artes habían invadido el estilo de vida de las personas. Gadara era una región pagana donde se criaban muchos cerdos. Los cerdos representaban a la suciedad, inmundicia y paganismo; por otro lado, “el hato de dos mil cerdos” (Mar. 5:11) era un símbolo de inmundicia e influencia del paganismo en la región.7 Cuando Jesús desembarcó en la playa, dos hombres endemoniados salieron de los sepulcros y vinieron a su encuentro. En el Nuevo Testamento frecuentemente encontramos casos de personas poseídas por demonios, a quienes no debemos de confundir con los que sufren esquizofrenia o epilepsia. Un endemoniado(a) es alguien que se ha entregado en los brazos de las fuerzas satánicas, encaminando su vida hacia la muerte. El versículo 3 refiere que “nadie podía atarle, ni aun con cadenas”, un cuadro dramático y aterrador. Esta escena fue muy terrible, más que la furia de la tempestad que había pasado horas antes. Desde algún escondedero entre las tumbas, dos locos echaron a correr hacia ellos como si quisieran despedazarlos. De sus cuerpos colgaban trozos de cadenas que habían roto al escapar de sus prisiones. Sus carnes estaban desgarradas y sangrientas, pues se habían cortado con piedras agudas. En sus cabellos enredados y sucios escondían sus ojos. Su humanidad parecía haber sido borrada por los demonios que los poseían, de modo
7 Wilton M Nelson, Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia (Nashville, Tennessee: Grupo Nelson, 2013), 333
que se asemejaban más a fieras que a hombres. Eran hombres completamente descontrolados, como animales salvajes e indomables. Nadie tenía fuerzas para dominarlos, y, a pesar de que habían intentado atarlos, seguían siendo una amenaza para la seguridad de las personas. Mateo dice que “nadie podía pasar por aquel camino” (Mat. 8:28). Para nadie era seguro pasar por donde ellos se hallaban, porque se abalanzaban sobre cada viajero con furia demoníaca. Esto implica la impotencia humana frente al poder de Satanás. El versículo 5 muestra que estos hombres “andaban dando voces en los montes y en los sepulcros”. Nos muestra la profunda angustia, desesperación, impotencia y cansancio que sentían pues sus vidas estaban camino a la muerte. No tenían paz ni valoraban sus cuerpos que Dios les había creado. Se herían con piedras, esto mostraba que sus cuerpos estaban llenos de heridas y probablemente infectadas. A su vez demostraba evidencias de una autodestrucción suicida. En ese sentido, Jesús conocía todos esos antecedentes y se acercó a la playa para encontrarse con ellos y salvarlos.
II. LA LIBERTAD EN LA PLAYA
El versículo 8 expresa la frase “sal de este, espíritu impuro”; los endemoniados estaban furiosos delante de Jesús. Él, con su palabra poderosa, derrotó al enemigo. El diablo había dado un poder sobrehumano a estos hombres endemoniados, quienes rompían las cadenas y nadie podía hacerles frente. En ese momento Jesús inició su misión, porque Él dijo que
“el ladrón [Satanás] no viene sino para hurtar, matar y destruir; pero Jesús vino para que las personas tengan vida y para que la tengan en abundancia” (Jn. 10:10). En ese sentido Jesús “vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Luc. 19:10). En ese momento, los demonios pidieron que se les echara en la manada de cerdos (v. 10) y los hombres quedaron libres. Este encuentro en la playa fue el inicio de una nueva oportunidad para que los endemoniados fueran librados de las ataduras satánicas.
Elena de White refiere que en los endemoniados ocurrió algo muy especial: “Mientras tanto, un cambio maravilloso se había verificado en los endemoniados. Había amanecido en sus mentes. Sus ojos brillaban de inteligencia. Sus rostros, durante tanto tiempo deformados a la imagen de Satanás, se volvieron repentinamente benignos. Se aquietaron las ma-
nos manchadas de sangre, y con alegres voces los hombres alabaron a Dios por su liberación. Los dos endemoniados habían sido el terror de toda la región. Para nadie era seguro pasar por donde ellos se hallaban, porque se abalanzaban sobre cada viajero con furia demoníaca. Ahora estos hombres estaban vestidos y en su sano juicio, sentados a los pies de Jesús, escuchando sus palabras y glorificando el nombre de Aquel que los había sanado”.8 Hoy en día existen muchas personas quienes invocan a poderes sobrenaturales, tratando de buscar nuevas experiencias y capacidades extraordinarias y lo único que encuentran es ser esclavos de Satanás. Es probable que aparentemente la invocación a los seres espirituales puede impartir poderes asombrosos, sin embargo, esos poderes resultarán destructivos para la personalidad y discernimiento. De la misma manera hoy, hay niños, adolescentes, jóvenes y adultos que viven sumergidos en los vicios, juegos en red, música, películas inadecuadas que tienen una mezcla de espiritismo, sensualismo, excitación, vanagloria, lujuria y orgullo, y sienten que Satanás ha atado sus vidas. Por ese motivo, en esta ocasión expreso que Jesús vino para darte una nueva oportunidad. Él quiere romper las ataduras satánicas y darte la libertad expulsando todo acto sobrenatural que pueda haber en tu vida; porque Jesús vino para encontrarte, darte libertad, perdonarte, darte una nueva vida y en abundancia.
III. OPORTUNIDAD EN LA PLAYA
Cuando Jesús llegó a la playa solo dos endemoniados furiosos le esperaron y, por la gracia y misericordia de Jesús, fueron liberados. Los demonios fueron enviados a los cerdos. Los cuidadores, siendo conscientes de lo sucedido, comunicaron a sus amos. Llena de temor y asombro, la población se acercó para contemplar la maravillosa escena, pero no se regocijaron.
La pérdida de los cerdos les parecía de mayor importancia que la liberación de los endemoniados. Sin embargo, esta pérdida había sido permitida por misericordia hacia los dueños de los cerdos. Jesús les mostró una oportunidad para que puedan tener una vida en abundancia, pero esta-
8 Elena de White, El deseado de todas las gentes, pp. 304, 305
ban absortos en las cosas terrenales y no se preocupaban por los grandes intereses de la vida espiritual. Jesús deseaba quebrantar el hechizo de la indiferencia egoísta, a fin de que pudiesen aceptar su gracia. Pero el pesar y la indignación por su pérdida temporal cegaron sus ojos con respecto a la misericordia del Salvador. La gente no aceptó a Jesús, más bien le pidieron que se fuera del lugar porque podría traerles más calamidades y produciría la ruina de sus intereses terrenales, comodidades y libertinaje.9 Los habitantes de Gadara tenían la evidencia viva del poder y la misericordia de Cristo, quien había vencido al príncipe de las tinieblas. Perdieron la oportunidad de tener a Cristo como el libertador y salvador de sus vidas. Hoy en día son muchos los que se niegan a obedecer la palabra de Dios, porque la obediencia entrañaría el sacrificio de intereses mundanales. Por temor a que la presencia de Jesús les cause pérdidas, fama, dinero, poder o estatus, muchos rechazan la gracia de Jesús, misericordia, salvación y vida eterna. Por su lado, los exendemoniados querían la compañía de su libertador porque decidieron vivir con Él y seguirlo (vv. 18-20). Pero Jesús les recomendó y les dio una misión: que se fuesen a sus casas y contaran cuán grandes cosas el Señor había hecho por ellos. Por el contexto en el que habían vivido antes, probablemente esta misión les sería muy difícil. Sin embargo, tan pronto como Jesús les señaló su deber, estuvieron listos para obedecer. No solo hablaron de Jesús a sus familias y vecinos, sino que fueron por toda Decápolis contando su testimonio de liberación y salvación. Los dos endemoniados curados fueron los primeros misioneros en la región de Decápolis. Es probable que no podían instruir a la gente como los discípulos, pero llevaban en su persona la evidencia de que Jesús era el Mesías. Contaban lo que sabían, lo que habían visto, lo que habían oído y sentido del poder de Cristo. Esto es lo que puede hacer cada uno cuyo corazón ha sido conmovido por la gracia de Dios. La llegada de Jesús a la playa fue una oportunidad para todos. Jesús liberó a los endemoniados. El milagro que hizo fue un llamado para los testigos oculares, o sea para los que estaban encargados de los cerdos. En forma directa fue un llamado para los dueños del criadero de cerdos. También fue para las personas de la comunidad y para las diez ciudades griegas
9 White, 306.
que estaban llenas de paganismo. Cuando liberó a los endemoniados comenzó a haber confianza, paz y libertad para los habitantes. Eso es lo que Dios quiere hacer en nuestra vida, familia, comunidad, país y en el mundo. Solo espera que lo recibamos en nuestras vidas.
IV. CONCLUSIÓN
Así como la playa inca era una fuente de abastecimiento para el Inca y las élites cusqueñas, para diversión y un enlace de comunicación, la playa de
Gadara también fue un lugar de abastecimiento de esperanza y libertad para los endemoniados. La playa se convirtió en un lugar de esperanza y libertad para los testigos oculares, para los dueños de los criaderos de cerdos, para las personas de la comunidad y para las diez ciudades paganas.
Jesús, conociendo que la gente no le iba a recibir bien, aun así se fue por dos, pues ellos harían el efecto multiplicador.
LLAMADO
Es posible que hoy nos encontremos lejos de Jesús. Hoy, Él viene y desembarca en la playa de nuestra vida, de nuestra comunidad, de nuestra ciudad, de nuestro país; y nos quiere dar sanidad, libertad y una nueva oportunidad. Él quiere derrotar a los poderes sobrenaturales o posesiones demoníacos. No importa qué tan lejos estés, nadie se ha ido tan lejos que no pueda regresar. Solo hay que aprovechar el momento de encontrarnos con Jesús y aceptarlo en nuestros corazones, cueste lo que cueste. Así como la playa del Inca, que era un lugar de abastecimiento, no nos debe importar lo que dirán o intereses personales. Más bien, cuando aceptamos a Jesús en nuestra vida, estaremos dispuestos a seguirle e ir con él y ser un agente de esperanza. Jesús quiere tener un encuentro contigo. ¿Estás dispuesto a encontrarte con Jesús, aceptarlo y ser transformado por Él? Si estás dispuesto, levántate en el lugar y comienza a caminar para encontrarte con Jesús.
Pr. Elí Ramírez Vega
Distrito Misionero Villa María “A” - MPCS