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ENCUENTRO EN EL CAMINO – LOS QUE QUIEREN SEGUIR A JESÚS
Lucas 9:51-53
INTRODUCCIÓN
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Muchas veces nos parece que las cosas suceden por casualidad, sin embargo nos vamos dando cuenta que encontramos un propósito definido en nuestras vidas. Aunque a veces nos enfurecemos o nos decepcionamos, al final encontraremos una respuesta. Lucas 9:51-53 nos enseña la misión que Jesús siempre tenía. Aunque estaba de pasada por Samaria, Jesús tenía un plan maravilloso para sus amigos samaritanos, a pesar que en su momento no lo entendieron y lo rechazaron.
PROPÓSITO DEL MENSAJE
Entender que Jesús tiene un plan definido para cada uno de sus hijos, y, aunque pasamos momentos de tormento, Jesús siempre será nuestro mejor amigo.
I. AFIRMÓ SU ROSTRO (V. 51)
La frase “afirmó su rostro para ir a Jerusalén” nos recuerda Isaías 50:7, que dice: “por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado” (ver también Jeremías 21:10; Ezequiel 6:2; 13:17; 21:2). La imagen es de una determinación como el pedernal para enfrentar una misión peligrosa. La determinación de Jesús, su sentido de misión, y su entendimiento de lo que encontraría en Jerusalén nos ayuda a entender las demandas que les pondrá a los aspirantes a seguidores en los versículos 57-62 de este capítulo.
En este último viaje desde Galilea, Jesús estaba consciente del propósito de llegar hasta la cruz. Un espíritu similar impulsó a Pablo en su último
viaje a Jerusalén (Hch. 20:22-24). Jesús sabía lo que estaba delante de él, pero no hizo ningún esfuerzo por evitarlo ni postergarlo. (CBA) Nada podía detener la misión de Jesús porque él tenía un propósito definido para sus amigos.
II. PREPARATIVOS EN SAMARIA (V. 52)
Al parecer Lucas no es claro sobre las intenciones de Jesús. ¿Envió mensajeros a Samaria solamente para hacer arreglos para el viaje o intentó ministrar a los samaritanos? Probablemente esto último, dada la parábola del Buen samaritano (10:25-37), su posterior relación con el leproso samaritano (17:16), su ministerio a una mujer samaritana (Juan 4), y la inclusión de Samaria en su mandato a los discípulos (Hechos 1:8). Cualquiera que hubiera sido su intención no pudo realizarla, porque los samaritanos “Mas no le recibieron, porque su intención era de ir a Jerusalén” (v. 53).
Para ellos, Jerusalén era el centro de la falsa religión. De seguro que se resintieron por el hecho de que Jesús iba allá en lugar del monte Gerizim.
Esto comprenderemos más en la última división de este sermón.
III. NO LE RECIBIERON (V. 53)
Los judíos y los samaritanos se despreciaban mutuamente. Esta enemistad databa aproximadamente del siglo siete antes de Cristo, y surgió especialmente cuando los samaritanos se ofrecieron a ayudar en la reconstrucción de Jerusalén en el tiempo de los persas, los judíos rechazaron la ayuda. Los samaritanos reclamaban que mantenían el culto apropiado en su tierra, mientras que los judíos habían sido llevados al exilio. El monte
Gerizim era el centro de su vida religiosa. Los judíos, por otro lado, acusaban a los samaritanos de haber perdido su identidad religiosa por los matrimonios con sus vecinos paganos. El templo de Jerusalén era el centro de la vida religiosa de los judíos. Dado que Samaria estaba entre Galilea y Judea, esto exacerbaba la situación. Para llegar a Jerusalén, los galileos tenían que ir a través de Samaria o tomar una ruta más larga y difícil hacia el este del río Jordán. Siempre tensa, la relación entre samaritanos y judíos algunas veces estalló en violencia.
Aunque los samaritanos ya habían conocido a Jesús, lo rechazaron porque sintieron que Jesús solo usaba el camino de pasada para ir a su destino
que era Jerusalén. Y es cierto que Jesús estaba de pasada, pero no pudo explicarles el motivo porque no le recibieron. Sin embargo, Jesús tenía un propósito que ellos no entenderían en ese momento. Dice la sierva del Señor: “Aunque Cristo acababa de ser rechazado por los samaritanos, su amor hacia ellos era inalterable. Cuando los setenta partieron en su nombre, visitaron ante todo las ciudades de Samaria” (EGW. DTG 452). “Los samaritanos se habían enterado de las palabras de alabanza de Cristo y de sus obras de misericordia en favor de hombres de su nación. Vieron que a pesar del trato rudo que le habían dado, él tenía solamente pensamientos de amor hacia ellos, y sus corazones fueron ganados” (EGW, DTG 453). Al final los samaritanos entendieron el propósito e inmensurable amor de Jesús hacia ellos. Dejaron el resentimiento y abrieron su corazón a Cristo.
IV. CONCLUSIÓN
Nuestro Señor Jesús en cada camino, en cada paso y en cada nación que sus pies pisaban, tenía una gran misión, tenía un gran propósito: de salvar a sus amigos y a todo aquel que abre su corazón a su llamado. Esto fue lo que al final entendieron aquellos que estaban resentidos con Cristo.
LLAMADO
Es posible que ante las adversidades de la vida te hayas resentido con Jesús, tal vez al perder a un ser querido, o por perder el empleo, o posiblemente sufriste un accidente, pero recuerda que él es tu mejor amigo y en este momento él quiere no solo pasar por tu casa, sino quedarse para siempre en tu vida. Por eso abre tu corazón a Cristo, te invito hoy a seguir a Jesús, ven ahora, ven en este momento a sus brazos. Amén.
Pr. Sergio Vargas
Distrito Misionero Iquitos Central - MOP