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DEPORTE

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# 44 • JUNIO 2022 • Pág 38

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Desgarro muscular en el deportista

El desgarro muscular es una lesión frecuente entre deportistas profesionales y amateurs. Si bien suelen curarse en períodos cortos de tiempo, algunos casos pueden requerir cirugía. A continuación, te contamos más.

El desgarro o rotura muscular es la ruptura total o parcial de fibras musculares, lo que genera un dolor intenso, inflamación e incapacidad funcional de la zona afectada que ocurre habitualmente cuando un músculo es sometido a un estiramiento exagerado. Es una de las lesiones más frecuentes en quienes practican algún deporte de alto rendimiento, pero también en los amateurs. Las regiones más frecuentemente afectadas son los miembros inferiores como los gemelos o músculos de la pantorrilla, los isquiotibiales (aquellos que cubren la parte de atrás del muslo) y el cuádriceps; aunque puede ocurrir con cualquier músculo. Se puede clasificar en tres grados según su gravedad: • Grado 1 o leve: Existe un estiramiento o rotura de alguna fibra muscular. Produce molestia e hinchazón ligeras, sin afectar la movilidad. Es posible que el deportista no sea consciente de la lesión cuando se produce y se percate, sin embargo, después de la actividad física. • Grado 2 o moderado: En este grado existe una rotura moderada de fibras del músculo y del tendón.

Hay dolor al tocar la zona afectada, con hinchazón y pérdida de movilidad. El deportista habitualmente suele abandonar la actividad deportiva en el momento. • Grado 3 o grave: Este grado presenta la rotura completa del músculo, de la unión entre el músculo y el tendón o de la inserción del tendón en el hueso. Se suele apreciar un defecto amplio en la fibra muscular (como si fuera un “agujero” en el músculo). Existe menos capacidad de movilidad y mayor dolor que en los grados precedentes. Se produce, además, una gran inflamación e incluso un gran hematoma en la zona.

Síntomas y recuperación de un desgarro Cuando ocurre el desgarro produce una sensación de pinchazo brusco al realizar el ejercicio y el dolor ya no permite continuar con la actividad. En las próximas horas o días posteriores se puede observar un hematoma.

Las regiones más frecuentemente afectadas son los miembros inferiores.

El momento en el que se origina la lesión puede ser en el entrenamiento, competición o calentamiento, tanto al principio como al final. El tiempo de recuperación variará en función del grado del desgarro, pero en promedio demora unos 20 días o más. ¿Qué hacer cuando ocurre? Para cualquier lesión deportiva, incluido el desgarro, se debe aplicar hielo, comprimir el área afectada con venda compresiva y elevar el miembro comprometido, fundamentalmente los primeros tres días, además de realizar reposo. En caso de dolor que limita la actividad diaria, se pueden utilizar analgésicos o antiinflamatorios. Si el dolor es muy intenso y la inflamación no cede, debe acudirse al médico, dado que quizás sean necesarios estudios de imagen para alcanzar un diagnóstico del grado de la lesión e indicar un tratamiento adecuado en conjunto con fisiatría y fisioterapia. A partir de los cuatro a siete días, en función de que el dolor disminuya, se debe comenzar con entrenamientos isométricos, estiramientos sin dolor y ejercicios funcionales. El momento de reiniciar el entrenamiento será decisión final conjunta entre los especialistas mencionados y el deportista afectado, en cuanto el dolor ceda y no existan limitaciones en el movimiento. En algunos casos severos puede ser necesario cirugía para su resolución.

¿Cómo prevenirlo? El mayor número de desgarros musculares se produce por no haber realizado un calentamiento correcto, por lo que es fundamental previo a la actividad física realizar un calentamiento que aumente el flujo sanguíneo a los grandes grupos musculares, mejorando su capacidad de contracción y estiramiento. Es aconsejable incluir en la rutina de calentamiento ejercicios de movilidad articular de menos a más amplitud, y de menor a mayor velocidad. Se debe mantener una actividad física regular y no realizarla solo de forma esporádica y evitar tiempos prolongados de inactividad. Es necesario, además, mantenerse bien hidratado durante la actividad física y realizar descansos suficientes.

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